Está en la página 1de 8

Pat 56

Capítulo 3
El proceso de adopción de la historia clínica electrónica (HCE): impacto en la experiencia y el
coste del paciente

3.1. Introducción

La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa de que Estados Unidos tiene el mayor
gasto sanitario del mundo, con un 17% del PIB, o 8.600 dólares per cápita (Davidson 2013). A
pesar de este gasto, la calidad asistencial de los hospitales estadounidenses se mantiene
sustancialmente por debajo de las expectativas, ocupando el último lugar en prestación de
asistencia sanitaria entre otros 17 países de renta alta (National Institutes of Health 2013).
Para mejorar los resultados asistenciales, los hospitales han recurrido a los sistemas de
tecnología de la información sanitaria (HIT, por sus siglas en inglés), que ofrecen la
oportunidad de rediseñar la prestación asistencial. En reconocimiento del impacto potencial
de la HIT, el gobierno de EE.UU. comenzó en 2009 a ofrecer pagos de estímulo de 27 mil
millones de dólares durante un período de diez años para acelerar las adopciones a través de
la aprobación de la Ley HITECH.
Los hospitales ya están realizando gran parte de estas inversiones en tecnologías de historia
clínica electrónica (HITECH 2009). Un informe reciente del Departamento de Salud y Servicios
Humanos de Estados Unidos (HHS Press Office 2013) mostró que el uso de la tecnología EMR
por parte de médicos y hospitales se duplicó en tan solo un año. Los RME se componen de una
serie de subsistemas con diferentes niveles de complejidad en su implantación y funcionalidad.
Los sistemas de información de laboratorio y farmacia, por ejemplo, tienen un enfoque
departamental. Por el contrario, la documentación de enfermería, el repositorio de datos
clínicos (CDR) y la introducción informatizada de órdenes médicas (CPOE) son tecnologías que
abarcan toda la organización e interactúan con varios departamentos para integrar los
historiales médicos de los pacientes, la elaboración de informes y la toma de decisiones
clínicas (Furukawa et al. 2010). Los RME suelen ser caros, y los costes de implantación y
funcionamiento durante el primer año para una consulta médica pequeña se estiman en
234.000 dólares (Fleming et al. 2011) para formar a los empleados, diseñar nuevas rutinas de
trabajo y cambiar la cultura organizativa (Poon et al. 2004, Kuperman y Gibson 2003). A pesar
de estos costes, los beneficios de la adopción de los RME no son concluyentes, y los estudios
muestran efectos positivos (Jha et al. 2009, Queenan et al. 2011, McCullough et al. 2010) y
negativos o marginales (Ash et al. 2004, Koppel et al. 2005, Linder et al. 2007, DesRoches et al.
2010) en los costes hospitalarios y la experiencia de los pacientes.

Figura 8

Figura 8. Comprender el proceso de adopción

A pesar de estos resultados desiguales, la normativa de la Ley HITECH está obligando a los
hospitales a adoptar rápidamente los RME. Si los hospitales elegibles no demuestran un uso
significativo de los RME en 2015, corren el riesgo de perder el 1% de sus reembolsos de
Medicare, una penalización que puede aumentar cada año hasta un máximo del 5%. Dadas
estas presiones y la falta de consenso sobre los beneficios de los RME, los especialistas han
pedido que se investigue más sobre este tema (Agarwal et al. 2010) y han citado el proceso de
adopción, escasamente estudiado, como la clave para comprender la relación entre la
adopción de RME y el rendimiento (Agarwal et al. 2010, Angst et al. 2011). Nuestra
investigación responde a estos llamamientos examinando más de cerca el proceso de adopción
de las tecnologías de RME. La figura 8 representa nuestra conceptualización del proceso de
adopción. Sostenemos que el proceso de adopción tiene dos dimensiones: (i) la secuencia en la
que se adoptan las tecnologías de RME y (ii) la velocidad a la que se adoptan estas tecnologías.
Con respecto a la primera, examinamos específicamente dos secuencias diferentes de
adopción de RME. La primera, prescrita por la organización mundial sin ánimo de lucro
Healthcare Information and Management Systems (HIMSS), se denomina "enfoque
secuencial". Este enfoque divide las tecnologías de RME en tres fases de implantación,
pasando de las tecnologías a nivel de departamento (fase 1) a las tecnologías a nivel de
hospital (fase 3) (Garets y Davis 2008, Furukawa et al. 2010). Además, recomienda que los
hospitales adopten tecnologías integradoras a nivel de departamento (por ejemplo, sistemas
de información de laboratorio) antes de empezar a implantar tecnologías integradoras a nivel
de hospital (por ejemplo, CPOE). El segundo enfoque se denomina "enfoque paralelo" y
representa una estrategia de adopción a nivel de toda la organización, comenzando con las
tecnologías de RME de fase superior (por ejemplo, la fase 3) antes o junto con las tecnologías
de fase inferior (por ejemplo, las fases 1 y 2). Mientras que el enfoque secuencial puede dar
lugar a un cambio gradual en las operaciones del hospital, el enfoque paralelo puede
desencadenar un cambio más pronunciado en las operaciones y rutinas de trabajo del hospital
(Dosi 1982, Benner & Tushman 2003). Dadas las presiones legislativas de la Ley HITECH, los
datos anecdóticos sugieren que varios hospitales están adoptando este último enfoque para
acelerar la adopción de los RME. Aquí tratamos en primer lugar de responder a la siguiente
pregunta: ¿Cómo afectan los enfoques paralelo y secuencial de la adopción de RME,
respectivamente, al rendimiento operativo de los hospitales?
Además de la secuencia, este estudio también investiga la dimensión poco explorada de la
velocidad de adopción, que se refiere al ritmo al que los hospitales adoptan las tecnologías de
RME. Los estudios anteriores sobre la adopción de RME o de tecnología en general se han
centrado en la dimensión de la secuencia y han ignorado en gran medida la velocidad; sin
embargo, dos hospitales que siguen la misma secuencia pueden diferir en la velocidad de
adopción y, por lo tanto, pueden tener resultados diferentes. Por lo que sabemos, nuestro
estudio es el primero de este tipo que tiene en cuenta las dos dimensiones del proceso de
adopción de tecnología, como se muestra en la figura 8. En él se examina la interacción entre
la velocidad de adopción y la velocidad del proceso. Examinamos la interacción entre la
velocidad de adopción y la secuencia a través de la siguiente pregunta de investigación: ¿Cómo
afecta la velocidad de adopción a la relación entre los enfoques paralelo y secuencial en el
rendimiento operativo de los hospitales?
Utilizamos datos longitudinales de adopción de RME recopilados de 895 hospitales que
completaron la adopción de RME entre 2007 y 2012 para investigar nuestras preguntas de
investigación. Medimos el rendimiento operativo de un hospital utilizando los costes
operativos incurridos por cama y la calidad experiencial definida como la calidad de las
interacciones entre pacientes y cuidadores durante la prestación de la atención
(Chandrasekaran et al. 2012). Los resultados de nuestro estudio indican que un enfoque
secuencial cuesta menos y aumenta la calidad de la experiencia más que un enfoque paralelo.
Sin embargo, con el aumento de la velocidad de adopción, estos beneficios tienden a
deteriorarse a un ritmo más rápido para el enfoque secuencial en comparación con el paralelo.
También observamos que los grandes hospitales universitarios con recursos adicionales
tienden a seguir un enfoque paralelo, pero la Ley HITECH ha impulsado a los hospitales más
pequeños a seguir este enfoque, lo que se traduce en unos resultados de calidad de la
experiencia deficientes. Esto sugiere que los incentivos de la Ley HITECH no funcionan para
todos los hospitales y pueden requerir una reestructuración basada en el tamaño del hospital.
En general, los resultados de nuestro estudio sugieren la importancia de incorporar tanto la
secuencia como la velocidad a la hora de estudiar el proceso de adopción de múltiples
tecnologías.
3.2. Antecedentes teóricos

Revisamos la bibliografía sobre tecnologías de la información y gestión de la calidad relativa a


la adopción de nuevas tecnologías e identificamos las lagunas con respecto a nuestro estudio
de investigación. A continuación se ofrece un breve resumen de estas corrientes.

3.2.1. Proceso de adopción de tecnologías de la información

Décadas de investigación académica sobre gestión nos han ilustrado sobre temas como el
efecto de la tecnología de la información (TI) en el rendimiento (Mcafee et al. 2002,
Brynjolfsson & Hitt 1996, Boyer 1999), las barreras y los facilitadores de la adopción de
tecnología (Chatterjee et al. 2002, Venkatesh & Davis 2000) y la asimilación de tecnología (Zhu
et al. 2006, Tyre & Orlikowski 1994). Para demostrar la contribución teórica única de este
estudio, realizamos una extensa revisión de la literatura sobre TI clasificándola en tres grandes
categorías.
La primera categoría analiza el impacto de las TI en el rendimiento (Mcafee et. al., 2002;
Brynjolfsson & Hitt, 1996; Boyer, 1999; Dey, Sinha & Thirumalai, 2013). La pregunta de
investigación que se aborda en esta corriente de la literatura está relacionada con los
beneficios posteriores a la implantación de las TI en la organización. Esta corriente no analiza
el proceso de adopción de las TI y, por tanto, no es directamente relevante para este estudio.
La segunda categoría se centra en los factores que influyen en la adopción de tecnologías de la
información específicas por parte de individuos u organizaciones. En esta categoría se incluye
una gran cantidad de bibliografía sobre modelos de adopción de tecnología (Davis, 1989;
Venkatesh y Davis, 2000; Fishbein y Ajzen, 1975; Ajzen, 1991; Venkatesh et al., 2003; DeLone y
McLean, 1992), como el Modelo de Adopción de Tecnología (TAM), el TAM2, la Teoría de la
Acción Razonada (TRA), la Teoría del Comportamiento Planificado (TPB), el Modelo de Éxito de
los SI, etcétera. La pregunta de investigación que se aborda en esta corriente de la literatura
está relacionada con los factores que influyen en la decisión de un individuo u organización de
adoptar una TI específica. Esta corriente no analiza el proceso de adopción de las TI y, por
tanto, no es directamente relevante para este estudio.
Por último, la tercera categoría, que es la más aplicable a esta investigación, se centra en el
proceso de adopción de tecnologías (Eason 1998; Zhu et. al., 2006; Tyre & Orlikowski, 1994;
Angst et. al., 2011; Spaulding et. al., 2013). Esta categoría puede dividirse a su vez en dos
subcorrientes: la investigación que estudia el proceso de adopción de una sola tecnología
(Eason 1998; Zhu et. al., 2006; Tyre & Orlikowski, 1994; Bendoly y Cotteleer, 2008) y de
múltiples tecnologías (Angst et. al., 2011; Spaulding et. al., 2013). La subcorriente que estudia
el proceso de adopción de una única tecnología examina la transformación que debe
experimentar una organización para asimilar una tecnología dadora. Por ejemplo, Tyre y
Orlikowski (1994) estudiaron cómo se adaptaron las rutinas de trabajo después de que tres
empresas diferentes introdujeran una nueva tecnología de fabricación avanzada. Del mismo
modo, Bendoly y Cotteleer (2008) estudiaron el grado de conformidad de los usuarios con las
rutinas mediadas por la nueva tecnología tras la adopción de un ERP en función de la facilidad
con la que los usuarios podían eludir las rutinas y del grado de adecuación de los sistemas a las
necesidades específicas de la tarea. Aunque estos estudios aportan información importante
sobre el proceso de adopción de nuevas tecnologías, en su mayoría se limitan a la adopción de
una sola tecnología y no recogen necesariamente características como la secuencia o la
velocidad, cruciales cuando se estudian múltiples tecnologías. Hemos podido encontrar dos
estudios que analizan el proceso de adopción de múltiples tecnologías (Angst et. al., 2011;
Spaulding et. al., 2013). Sin embargo, ambos estudios definen el proceso en términos de
secuencia de adopción de tecnologías sin tener en cuenta la velocidad de adopción o la
complejidad de las tecnologías individuales.
Al igual que la bibliografía más general sobre la adopción de tecnologías, los estudios sobre los
RME se han centrado principalmente en el nivel de adopción (Jha et al. 2009, DesRoches et al.
2008, Cutler et al. 2005), los factores que impulsan la adopción (Angst et al. 2010, Agarwal et
al. 2010), la resistencia de los usuarios a la adopción (Lapointe & Rivard 2005) y el efecto del
poder organizativo en la adopción (Lapointe & Rivard 2005), pero muy pocos estudios han
examinado el proceso en sí (secuencia y velocidad).
Hasta donde sabemos, solo dos estudios han investigado el proceso de adopción de múltiples
tecnologías (Angst et al. 2011, Spaulding et al. 2013). Angst et al. (2011) evaluaron los efectos
de la secuencia de adopción de seis HIT específicas de departamentos de cardiología en 555
hospitales. El estudio descubrió que la secuencia de adopción afectaba al coste departamental
y al rendimiento del LOS en los departamentos de cardiología y sugería que la implantación de
tecnologías fundacionales antes que las clínicas puede dar lugar a un mejor rendimiento.
Spaulding et al. (2013) examinaron la secuencia de adopción de 140 hospitales para seis
tecnologías de la información que soportaban un proceso de gestión de la medicación de tres
niveles, y descubrieron que el rendimiento financiero difería en función de la secuencia de
adopción.
Aunque estos estudios ofrecen nuevos conocimientos sobre el proceso de adopción, miden el
proceso utilizando una única dimensión (es decir, la secuencia), ignorando así la forma en que
se ejecutó la secuencia. Consideremos, por ejemplo, los hospitales A y B, ambos con la misma
secuencia de adopción de un conjunto de tecnologías de RME, pero que difieren en su plazo de
ejecución (es decir, la velocidad); supongamos que el hospital A adoptó todas las tecnologías
en dos años, mientras que el hospital B tardó cinco años. Los resultados de los hospitales A y B
variarían a pesar de utilizar la misma secuencia, por lo que ambas dimensiones serían
significativas. Además, la mayoría de los estudios actuales investigan los beneficios de la
adopción de tecnologías en una única dimensión de rendimiento, como la duración de la
estancia y la mortalidad. Este enfoque limitado no permite captar las posibles compensaciones
entre múltiples medidas de rendimiento (Chandrasekaran et al. 2012) en medio de la
implantación de la tecnología. Otra limitación de estos estudios es que no reconocen cómo
afecta la adopción de los RME a los resultados intermedios. El estudio de los efectos de la
adopción de los RME en los resultados finales, como la mortalidad, requiere una
infraestructura tecnológica bien establecida de la que carecen la mayoría de los hospitales
estadounidenses (Jha et al. 2009). Como resultado, estos resultados intermedios tienen
implicaciones más significativas para la práctica en términos de beneficios y retos en la
adopción de los RME.
Superamos estas lagunas en la literatura de las siguientes maneras. En primer lugar, a
diferencia de los estudios existentes, medimos el proceso de adopción utilizando la secuencia y
la velocidad, lo que arroja más luz sobre los retos operativos de la adopción de estas
tecnologías. En segundo lugar, medimos el impacto de la adopción de los RME sobre los costes
operativos y las medidas intermedias del proceso asistencial, en concreto la calidad de la
experiencia, que evalúa las interacciones entre el paciente y el cuidador. Esto nos permite
comprender el efecto de la adopción de la tecnología en el rendimiento del hospital y de los
cuidadores.

3.2.2. Proceso de adopción de RME

Utilizamos el modelo de adopción de RME del HIMSS propuesto por Furukawa et al. (2010)
como base para determinar las tecnologías de RME incluidas en nuestro estudio. El número,
los tipos y las complejidades de las distintas tecnologías de RME constituyen la base para
estudiar el proceso de adopción. En la Tabla 4 se presentan los criterios propuestos por
Furukawa et al. (2010) para asignar puntuaciones de madurez a las RME. Basándonos en estos
criterios, seleccionamos ocho tecnologías: sistema de información de farmacia, sistema de
información de laboratorio, sistema de información de radiología, repositorio de datos clínicos
(CDR), documentación de enfermería, registros electrónicos de administración de
medicamentos (EMAR), apoyo a la toma de decisiones clínicas (CDS) y entrada informatizada
de órdenes médicas (CPOE). Se distribuyen en cuatro etapas, cada una de las cuales representa
un aumento de la complejidad de las aplicaciones consideradas.

Tabla 4

Tabla 4. Modelo de adopción de EMR de HIMSS Analytics

Según el modelo de adopción de RME de HIMSS, los hospitales que aún no han iniciado su
andadura en la adopción de RME y, por tanto, no han implantado ninguna de estas ocho
tecnologías, se sitúan en la fase 0. Los hospitales que han implantado y disponen de un sistema
de información farmacéutica, un sistema de información de laboratorio, un sistema de
información radiológica y un repositorio de datos clínicos plenamente operativos se sitúan en
la fase 1 de RME. Los hospitales que se encuentran en esta fase han desarrollado capacidades
de integración a nivel de departamento y pueden combinar los datos electrónicos de los
pacientes con los ya existentes accediendo al repositorio de datos clínicos. Los hospitales que
han completado la fase 1 de la RME y disponen de tecnologías de documentación de
enfermería y de registros electrónicos de administración de medicamentos (EMAR)
plenamente funcionales se sitúan en la fase 2 de la RME. Estos hospitales están equipados
para automatizar las rutinas de las enfermeras y los médicos, que deben incluir
específicamente la capacidad de enviar electrónicamente
recetas a la farmacia y acceder a información sobre la medicación, las dosis, el número de
reabastecimientos y el estado de las recetas en tiempo real. Por último, en la fase 3 de la EMR
se encuentran los hospitales que, además de las tecnologías de las fases 1 y 2, disponen de un
sistema de apoyo a la toma de decisiones clínicas (CDS) y un sistema informatizado de
introducción de órdenes médicas (CPOE) plenamente funcionales. El uso de CPOE ofrece a los
hospitales de la fase 3 la posibilidad de automatizar los procesos de introducción de órdenes,
mientras que el uso de CDS proporciona ayuda en la toma de decisiones clínicas, incluida la
gestión de la prescripción y las cuestiones relacionadas con el tratamiento de los pacientes. A
medida que el hospital asciende en las etapas de la EMR, aumenta la complejidad de la
tecnología y los riesgos asociados. Nuestro planteamiento para hacer operativo el proceso de
adopción, descrito a continuación, tiene en cuenta estas características.
Secuencia de adopción de tecnologías: La secuencia se refiere al orden en que se adoptan las
tecnologías. Nuestra secuencia implica específicamente dos enfoques distintos para adoptar
tecnologías de RME: secuencial y paralelo. Si un hospital completa la adopción de las
tecnologías de la fase inferior (por ejemplo, la fase 1) antes de adoptar las de la fase superior
(por ejemplo, la fase 3), sigue un enfoque secuencial en el que su trayectoria tecnológica
cambia gradualmente (Dosi 1982, Benner & Tushman 2003). El enfoque secuencial sigue las
recomendaciones del modelo de adopción de RME del HIMSS. Ayuda a desarrollar centros de
conocimiento y familiaridad con tecnologías a nivel de departamento y de menor riesgo antes
de invertir en tecnologías integradoras a nivel de hospital. Por ejemplo, tomemos como
ejemplo el Providence Medical Center, un hospital de 364 camas situado en Alaska. Este
hospital siguió un enfoque secuencial e implantó las tecnologías de RME de forma gradual. Las
tecnologías de la etapa 1 se implementaron y fueron funcionales en el año 2007, la etapa 2 se
completó en 2009 y la etapa 3 se completó en 2011.
Si, por el contrario, un hospital ha completado o comenzado a adoptar tecnologías en etapas
superiores del modelo de RME (por ejemplo, la etapa 3) antes de completar alguna de las
etapas inferiores (por ejemplo, la etapa 1), sigue un enfoque paralelo en el que su trayectoria
tecnológica cambia bruscamente (Dosi 1982, Benner & Tushman 2003). Este planteamiento
pretende crear un cambio en todo el hospital y acelerar la creación de conocimientos y
mejores prácticas sobre el uso de los RME en un intento de acelerar el cambio. Por ejemplo,
consideremos el Baptist Medical Center, un hospital de 612 camas situado en Texas. Este
hospital adoptó CPOE en 2008 sin adoptar ninguna de las tecnologías de la fase 2 y, por tanto,
fue clasificado como siguiendo un enfoque paralelo. Los enfoques secuencial y paralelo, por
tanto, pueden tener ventajas distintas y efectos diferentes en las operaciones del hospital.
Velocidad de adopción: La velocidad se refiere al ritmo al que los hospitales adoptan las
tecnologías de RME y refleja la cantidad de tiempo asignado para estabilizar las rutinas y
asimilar los conocimientos dentro de la organización. Varios estudios han señalado que la
introducción de nuevas tecnologías precede al establecimiento de nuevas rutinas de trabajo o
a la adaptación de las existentes (Van de Ven 1986). Se ha demostrado que este periodo de
interrupción y adaptación crea una brecha de asimilación entre la adopción de la tecnología y
su uso significativo (Fichman y Kemerer 1999), que puede ampliarse o reducirse en función de
la velocidad de adopción. Por ejemplo, cuando un hospital adopta las tecnologías de RME a
mayor velocidad, puede dar lugar a varios cambios en las normas de funcionamiento de toda
la organización y afectar a un mayor número de empleados, lo que puede ampliar la brecha de
asimilación. Por otro lado, una mayor velocidad de adopción también puede aumentar la tasa
de aprendizaje organizativo, reduciendo la brecha. Estos efectos contrapuestos también
pueden tener un impacto diferencial en el rendimiento de las distintas secuencias de adopción
que siguen los hospitales.

3.3. Hipótesis de la investigación

Para formular las hipótesis sobre el proceso de adopción de los RDE nos basamos en dos
corrientes bibliográficas distintas. En cuanto al coste operativo, utilizamos argumentos de la
literatura sobre el cambio organizativo, ya que la adopción de nuevas tecnologías suele ir
asociada a los correspondientes cambios en los sistemas y procesos organizativos a través de
inversiones adicionales (Leonard-Barton 1992, Benner & Tushman 2003). Nuestras hipótesis
sobre la calidad de la experiencia miden cómo afecta la adopción de nuevas tecnologías a las
rutinas de trabajo de los cuidadores y su disposición a adoptar o resistirse a este cambio. De
ahí que utilicemos argumentos de la literatura psicológica relacionados con las estrategias para
gestionar el aumento del estrés cognitivo (Miller 1960, Zur & Breznitz 1981) al analizar la
relación entre la adopción de RME y la calidad de la experiencia.

3.3.1. Proceso de adopción sobre el coste de explotación

Utilizamos el coste de explotación hospitalario por cama para medir el rendimiento de los
costes. Según el Centro de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS), el coste operativo incluye
gastos como salarios de empleados, suministros, inversiones en formación y otras inversiones
tecnológicas (por ejemplo, adquisición de nuevas HIT, garantía, personalización, etc.), por lo
que reflejará las eficiencias impulsadas por las HIT.
Argumentamos que un enfoque secuencial para la adopción de RME se asociará con un menor
coste operativo en comparación con un enfoque paralelo debido a las siguientes razones. En
general, coincidimos en los beneficios de adoptar rutinas que acompañen a las tareas más
sencillas antes de asumir otras más complejas (van Merrienboer et al. 2003, Forman 2005). Las
tareas complejas, desde el punto de vista de la adopción de tecnología, son las que tienen un
mayor alcance de aplicación y pueden tener un mayor riesgo de fracaso (Premkumar y Roberts
1999). Así pues, en el contexto de la adopción de tecnología, esta lógica favorece el enfoque
secuencial frente al paralelo. Esto se debe a que la adopción de tecnologías más sencillas en
primer lugar permite a las organizaciones formar a todos sus empleados sin interrupciones
significativas en sus operaciones cotidianas. También hace que los empleados comprendan
mejor el uso de la tecnología, lo que les prepara mejor para adoptar tecnologías complejas
más adelante. Así, el enfoque secuencial, empezando en la Fase 1 con tecnologías como los
sistemas de información de laboratorio, irá creando conocimientos y experiencia dentro de la
organización. Adoptar y utilizar plenamente estas tecnologías en primer lugar puede permitir a
los hospitales situar mejor a sus empleados para asumir tecnologías complejas de mayor nivel
(Orlikowski 2002).
A pesar de sus beneficios potenciales, la adopción de tecnologías complejas suele ser propensa
a mayores niveles de fracaso y se asocia a mayores gastos de funcionamiento debido a la
formación adicional y a las interrupciones del trabajo diario. Cuando un hospital adopta un
enfoque paralelo a la adopción de RME, implanta simultáneamente tecnologías de fase 2 y
fase 3 en todo el hospital en tándem o por delante de las tecnologías de fase 1. Varios estudios
han revelado que la tecnología CPOE de fase 3 presenta mayores retos de implantación y
requiere inversiones sustanciales en formación en comparación con otras tecnologías
sanitarias (Harle et al. 2013, Avansino & Leu 2012). Las tecnologías de las fases superiores del
modelo de adopción de RME son, por naturaleza, más complejas y puede costar más a los
hospitales apoyar la gestión del cambio y formar a sus empleados, especialmente cuando
tienen poca experiencia con tecnologías de nivel inferior. Del mismo modo, los estudiosos han
citado el diseño y la facilidad de uso de la tecnología CDS de la fase 3 de la EMR como
fundamentales para el éxito de la implantación de la EMR en relación con otras HIT sanitarias
(Harrison & Lyerla 2012, Horsky et al. 2012). Esto sugiere que un hospital que adopte un
enfoque paralelo incurriría en mayores costes operativos en comparación con los hospitales
que adopten un enfoque secuencial.
Además, un cambio gradual en la trayectoria tecnológica caracterizado por un enfoque
secuencial impondrá una menor carga cognitiva y menos estrés a los cuidadores del hospital,
lo que les permitirá desempeñarse bien en sus responsabilidades actuales y evitar el retrabajo
desencadenado por el estrés mientras aprenden nuevas habilidades. Por otra parte, una
estrategia de adopción paralela de los RME supone un cambio organizativo mayor y puede
requerir recursos, formación y costes operativos adicionales (Levinthal y March, 1993). Es más
probable que una acumulación gradual de conocimientos y experiencia en los hospitales que
sigan un planteamiento secuencial mantenga a raya los costes de implantación y formación en
comparación con el planteamiento paralelo. Esto nos lleva a nuestra primera hipótesis:
H1: Los hospitales que adopten un enfoque secuencial se asociarán con un menor coste
operativo en comparación con los hospitales que adopten un enfoque paralelo.
Sostenemos que la rapidez con la que los hospitales adoptan las tecnologías de RME modera la
relación entre la secuencia de adopción y el coste de explotación. Una mayor velocidad de
adopción puede permitir a los hospitales obtener economías de escala, sobre todo si ya han
realizado importantes inversiones en formación e implantación de RME. También crea una
mejor visibilidad sobre el tipo y los proveedores de las tecnologías posteriores que se van a
implantar, lo que reducirá la repetición del trabajo a la hora de desarrollar interfaces para
integrar tecnologías y, en última instancia, reducirá los costes operativos (Spaulding et al.
2013).
Un enfoque paralelo que implanta tecnologías integradoras a nivel hospitalario antes o junto
con tecnologías integradoras a nivel de departamento ya se asocia a costes operativos más
elevados debido a la mayor escala de las iniciativas de formación y gestión del cambio, como
se ha comentado anteriormente. Aumentar la velocidad de adopción en este enfoque puede
ayudar realmente a obtener economías de escala en la selección de proveedores, la formación
y el diseño de interfaces para este enfoque. Un caso extremo de enfoque paralelo ejecutado a
gran velocidad es el enfoque de adopción "big bang" (Eason 1998), en el que un hospital
despliega simultáneamente todas las tecnologías de RME, normalmente del mismo proveedor.
De ahí que la velocidad de adopción pueda llegar a mitigar los efectos negativos del enfoque
paralelo sobre los costes de explotación.
En cambio, los hospitales que siguen un enfoque secuencial y empiezan con tecnologías
integradoras a nivel de departamento están, en esencia, realizando un experimento
controlado (Benner y Tushman 2003). Se basan en el mayor nivel de conocimientos y
experiencia adquiridos al implantar tecnologías integradoras más sencillas para posicionarse
mejor antes de implantar tecnologías complejas para todo el hospital. En tales situaciones, un
aumento de la velocidad puede impulsar curvas de aprendizaje más pronunciadas y reducir el
tiempo de aprendizaje de las primeras adopciones de RME. Con menos tiempo para
interiorizar y transmitir las mejores prácticas en medio de una mayor velocidad de adopción,
los hospitales que siguen un enfoque secuencial corren el riesgo de perder su ventaja de
costes frente a los hospitales que siguen un enfoque paralelo. Esto nos lleva a nuestra
siguiente hipótesis:

También podría gustarte