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Examen 3

Comercio Internacional

Alejandro Barreto

¿EXPROPIACION Y REFORMA AGRARIA, MECANISMOS PARA EL


DESARROLLO DE LA INDUSTRIALIZACON Y EL COMERCIO
INTERNACIONAL PARA LATINOAMERICA?

Desde los años 60 ha existido diversos procesos de cambio económico en los países de
subdesarrollo, más específicamente el análisis que se procederá a realizar en este artículo se
focaliza en el desarrollo de la industria de los países latinoamericanos, basándose en las
reformas institucionales que se han realizado en función de mejorar el desarrollo de la
industria agrícola, su fortalecimiento, para la estructuración de una industria. En este
sentido, se abordará el caso de los países del este asiático haciendo una comparación y
análisis de los distintos mecanismos incorporados por las naciones, para entender la
divergencia en los procesos de desarrollo y participación en el comercio internacional en la
segunda mitad del siglo XX. Partiendo de la idea de la estructuración del agro para la
formación de una industria competitiva, dadas las ideas de los autores que ilustraron los
argumentos a continuación enumerados, la reforma agraria y la expropiación tienen un rol
exitoso en el desarrollo del sector industrial, además de una conexión con el comercio
internacional.

Los modelos de crecimiento de los países divergen en varios puntos, por lo que podemos
entender las diferencias y encontrar los problemas que implicaron esta separación en
crecimiento económico de las dos regiones, en primer lugar, muchos de los países del este
asiático establecieron políticas agrarias antes de una estructuración del sector industrial, en
este sentido, Taiwán y Corea lideraron reformas agrarias preindustriales. La necesidad de
una política agraria preindustrial se explica en la redistribución de los territorios (reforma
territorial), debido a que la fuente de acumulación de la industria es la agricultura. En los
casos de las naciones asiáticas en mención, incluyendo Japón, la clase terrateniente era
ausente, por lo que estos países con las tierras expropiadas en sus manos comenzaron un
proceso de industrialización para los años 50s. La redistribución suponía nuevos incentivos
para la población, los nuevos derechos de propiedad y la intervención estatal directa,
además estos cambios redujeron el conflicto de clases que venia acarreando el fantasma
rojo por la época. La estabilidad política, dada la reducción de las diferencias sociales,
condujeron a una firme industria agrícola, siendo un eficiente suministro para la clase
urbana en las industrias manufactureras. La infraestructura alimenticia que propiciaba el
campo hacia las ciudades se tradujo en un incremento rápido en la mano de obra, pero no
únicamente, debido al incremento en los incentivos la eficiencia en la productividad se
incrementó, por tanto, además de suministrar la expansión en la clase trabajadora, abarato
los precios de los insumos primarios para los sectores de transformación. Por el contrario
en América Latina, la distribución dados los poderes de las clases terratenientes impidieron
una política agraria efectiva, incluyendo, que los intentos de reformas agrarias se dieron en
épocas en la que la industria ya se hacia presente en las naciones, por tanto, a causa de los
bajos incentivos y de la ineficiente gestión de los territorios; la agricultura en Latino
América falla en satisfacer la demanda de la industria, incluso, transformándose en un
obstáculo de desarrollo para los sectores, generando así, a diferencia de los países asiáticos
en cuestión problemas sociales, como la pobreza, la desigualdad y la exclusión social.

Ahora, el único papel que juego el estado en la reforma agraria de los países asiáticos fue la
de la redistribución efectiva de las tierras para los agricultores, la independencia que
poseían les garantizaba implantar métodos para forzar la innovación del sector y
resguardarlo de choques de oferta externa, por medio de intervenciones directas o indirectas
en la industria agropecuaria. En el caso de Corea, por ejemplo, la guerra redujo los poderes
de las clases terratenientes, por tanto, el estado tenía la libertad de actuar a disposición, en
este sentido, tras la redistribución implantaron políticas de intervención directa, como el
monopolio de los suministros para la producción de los bienes agrícolas, la compra de
todos los productos agrícolas a los campesinos para la distribución actuando como único
demandante y la creación de mecanismos de crédito para el desarrollo de nuevos
mecanismo de producción que mejoraran la efectividad de las tierras. De manera indirecta,
impuso tasas de cambio revaluadas que pudieran proteger y, del mismo modo, beneficiar a
la industria agrícola. Los mecanismos de intervención en América latina fueron mas
ineficaces, las naciones del continente implementaron únicamente mecanismos indirectos
en búsqueda de aumentar la competitividad, el más común, la devaluación de la tasa de
cambio, cuestión que hubiera sido de gran ayuda en el comercio internacional respecto al
manejo de la productividad si los países tuvieran estructuras de costos bajos. Al final, la
intervención indirecta no produjo los cambios deseados y se queda corta ante los progresos
realizados por los países asiáticos con una economía agrícola e industrial fuerte sostenida
por los mecanismos de cambio que desarrollaron sus estados.

Pero, la complementariedad de las naciones asiáticas entre la intervención y el desarrollo de


mecanismos de propiedad que brindaran incentivos para la población productiva, revelan
otro tipo de intervención, diferenciada por ejemplo a la de la unión soviética, en principio
las dos regiones partían de economías extractivas, ambas redistribuían sus tierras y los
terratenientes cada vez menos poderosos se alejaban de las decisiones estatales, sin
embargo el mecanismo de incentivos, bajo la creación de derechos de propiedad equitativos
prolongo la divergencia. La unión soviética que tuvo un crecimiento constante no pudo
desarrollar un crecimiento sostenible, dado que, la falta de incentivos obstaculizaba el
desarrollo de innovaciones y tecnología. Las economías extractivas juagan un papel
fundamental en el desarrollo y en el comercio internacional, pero se deben de combinar con
los factores institucionales que promuevan incentivos y que motiven los talentos
individuales en función del cambio tecnológico para producir un crecimiento sostenible,
situación presente en las naciones asiáticas que utilizaron su economía extractiva en
función de una industrialización, haciendo de el estado un factor importante en el desarrollo
de un sector agrícola fuerte que llevo a una transformación hacia un sector industrial fuerte.
Los mecanismos entonces, en América latina no propusieron una transición extractivista a
industrial y las naciones se adaptaron al desarrollo de una industria débil que se regía en
función de la producción de bienes periódicos, sin establecer una producción objetiva.
Latino América adquirió un rol de exportador de commodities.

América Latina a diferencia de su contraparte utilizada en el texto, esta sumida en la


pobreza, la desigualdad y ineficiencia, esto debido a la falta de políticas institucionales que
propiciaran el desarrollo de los sectores agrícolas e industriales. Las reformas agrícolas no
han sido formuladas de manera eficiente, dado el poder que tienen los terratenientes en las
naciones y a la falta de acción por parte del estado en función del cambio, por lo que, los
incentivos para el desarrollo han sido mínimos, en esta dirección, la industria se ha
mantenido en un segundo plano, la falta de un sector agro que pueda brindar los
mecanismos de industrialización a causado esto. Las naciones se han mantenido en una
posición ineficiente, en la que se producen commidities, bajo tasas de cambio devaluadas,
algo que, por la estructura de costos solo mantiene el mismo estatus. Es imperante la
necesidad de una redistribución de las tierras guiada por una política agroindustrial que
pueda generar los incentivos correctos para la búsqueda de un verdadero crecimiento y
desarrollo, en búsqueda de una participación más interésate en el comercio internacional, de
lo contrario continuaremos en los mismos procesos de “desarrollo” que nos han mantenido
al margen de un verdadero crecimiento.

BIBLIOGRAFÍA

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