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MODELO MINNESOTA

Joseph Pedlow

Historia y Filosofía

Origen

Antes de la década de los cincuenta, solo existía un periodo breve de


desintoxicación médica y/o el ingreso a un hospital psiquiátrico como atención para
el alcohólico. Además, se carecía de recursos materiales, había pocos
profesionales que querían trabajar y menos estaban entrenados para ayudar a los
alcohólicos.

El modelo de tratamiento surgió de la llamada "Experiencia Minnesota". Entre 1948


y 1950 se fundaron tres centros pioneros de tratamiento de alcohólicos en el Estado
de Minnesota, USA (Pioneer House, Hazelden y Willmar State Hospital) que desde
entonces han continuado con un trabajo clínico sistemático para desarrollar y revisar
este modelo integral de atención al adicto y a su familia.

Desde un inicio, la Fundación Hazelden se ha distinguido por la divulgación de


investigaciones y observaciones del trabajo clínico, así como por la enseñanza y la
publicación de literatura relevante en el campo de las adicciones en el mundo de
habla inglesa y hispana. La "Experiencia Minnesota" partió de conceptos nuevos y
cruciales, creando una verdadera filosofía de intervención, radical, controvertida en
aquella época y cuestionada como viable y practicable. Los nuevos supuestos
básicos fueron los siguientes:

Signos y síntomas del alcoholismo

Un problema fue y también lo sigue siendo hoy, que la mayoría de la gente niega la
existencia del alcoholismo. Desde luego lo hace el alcohólico y entre otros, los
médicos, los amigos y los familiares, por lo menos durante un periodo prolongado.
Para identificar el problema existen signos y síntomas casi idénticos,
independientemente de características demográficas, de personalidad y de
heterogeneidad socio-cultural de las personas. Se unificaron los criterios
diagnósticos y se puntualizó que todos los alcohólicos beben con exceso, no
importando su estilo de beber, sus personalidades y la clase social a la que
pertenecen. Además, todas las personas suelen tener consecuencias dañinas por
su manera de beber y la mayoría continúa haciéndolo por años, a pesar de que su
vida se complique y empobrezca en calidad.

El alcoholismo como enfermedad

En 1978 se envió desde Minnesota un documento de apoyo técnico al Congreso de


los Estados Unidos (Reunión sobre Alcohol y Salud) en el cual se planteó la
hipótesis de que el alcoholismo es, de alguna manera, una enfermedad. Desde
entonces y hasta ahora, la falta de control sobre la conducta del beber y la
dependencia patológica a pesar de sus efectos negativos, ha fundamentado la
hipótesis de que el alcoholismo es una enfermedad.

El enfermo no es culpable

En aquel tiempo, a pesar de no poder establecer una relación entre el alcoholismo


y alguna condición física o psiquiátrica, se planteó que debería haber congruencia
entre considerar el alcoholismo una enfermedad y no responsabilizar a la persona
de ésta. La implicación terapéutica de este planteamiento ha sido fundamental para
el Modelo Minnesota.

El alcoholismo como enfermedad multifacética

Muy pronto se vio, a través de la experiencia mediante ensayo y error que, para
establecer estrategias efectivas de tratamiento, no se puede ignorar la complejidad
de efectos patológicos que acompañan al alcoholismo. Pero es fundamental trabajar
primero con la adicción. Si no, se pierde la recuperación de trastornos psiquiátricos
o la modificación lograda de problemas sociales y/o físicos. Y a la inversa, ayudar a
alguien a aceptar y afrontar realista y honestamente el alcoholismo y no ayudarle a
manejar otros problemas vitales agobiantes, resultaría en un fracaso. Las
consecuencias asociadas con el alcoholismo se agruparon como multifacéticas, de
índole físico, psicológico, social y espiritual.

El alcoholismo como enfermedad crónica y primaria

Aunque se ve que el alcohólico en tratamiento requiere de ayuda para resolver


problemas que se relacionan con su alcoholismo, lo esencial es el alcoholismo como
enfermedad primaria. La hipótesis de que el alcoholismo es una condición
independiente, primaria y crónica ha sido muy importante. Así el tratamiento es la
intervención directa sobre el proceso primario. Esta fue una idea radicalmente
nueva, sobre todo para los profesionales que aprendieron que el alcoholismo
siempre era un síntoma de alguna situación subyacente.

La educación de la comunidad

No solo el adicto niega su adicción. Casi toda la comunidad lo hace. Ignorantes, la


gente suele negar la condición usando los mecanismos mentales que utilizan los
adictos. Así, en Minnesota se vio la necesidad de desarrollar programas educativos
para la comunidad y los medios de información. Son programas muy divulgados hoy
en día. Son educativos y se dirigen fundamentalmente a las familias, a los
empleados y patrones de empresas (en México se aplican actualmente en varias
empresas). Los programas informativos tienen valor preventivo, crean conciencia,
ayudan a reconocer peligros, mitos y actitudes de prejuicio en relación al alcohol y
las drogas. Al detectar problemas en la familia, las escuelas y las empresas se
puede buscar la ayuda disponible en la comunidad.
El concepto de la químico-dependencia

El nombre de químico-dependencia se hizo popular en muchos Estados de la Unión


Americana. Dependencia de sustancias es el término equivalente, según el DSM-IV
(1995). El concepto es el mismo y fue crucial en el desarrollo del Modelo Minnesota.
Desde un inicio, en el Willmar State Hospital se dio tratamiento a alcohólicos y a
adictos a narcóticos. Al final de los cincuenta, los centros pioneros de tratamiento
recibían cada vez más pacientes con adicciones "duales". Sobre todo, acudían
mujeres con dependencia de alcohol y de medicamentos de prescripción. Las
personas con adicción múltiple usan las drogas simultánea- o sucesivamente.
Según los creadores del Modelo Minnesota, el tratamiento sirve para ambas clases
de adictos, ya que comparten la dependencia química. Para profundizar acerca del
tema de las sustancias, sus características y efectos sobre el Sistema Nervioso
Central, se recomienda la lectura del libro de divulgación científica de Brailowsky,
S. (1995) llamado Las Sustancias de los Sueños.

La Estructura del Programa de Tratamiento

Las hipótesis resumidas en los párrafos anteriores sirvieron para desarrollar el


Modelo Minnesota de manera práctica. En el siguiente apartado se describen los
elementos que dan estructura al programa de tratamiento, las estrategias para
lograrlo y las fases básicas del tratamiento.
Hasta ese momento no existía un programa estructurado sino un procedimiento
breve con protocolos de desintoxicación médica. Se desarrolló la idea de que el
tratamiento debería tener un programa progresivo, igual que se consideraba al
alcoholismo una enfermedad progresiva y crónica con distintas fases. Los primeros
conceptos para el programa de tratamiento fueron los siguientes:

El cuidado

Se decidió que el foco del modelo de tratamiento sería el cuidado y no la curación.


La meta: Ayudar al adicto a aprender a vivir con y manejar su condición crónica.

La Filosofía de Alcohólicos Anónimos

La filosofía básica del programa adoptó los conceptos del Programa de los Doce
Pasos de Alcohólicos Anónimos (AA). La confianza en el valor de AA vino
principalmente de una serie de visitas informales a miembros de la comunidad y a
destacados líderes de AA en el Estado de Minnesota. El grupo de profesionales no
adictos quería conocer y aprender de los miembros de AA su manera de acceder al
pensamiento y a la personalidad del adicto.

Comunidad terapéutica

Se pensó que, para lograr las metas terapéuticas, lo mejor sería que los pacientes
vivieran en un espacio clínico. Se decidió crear un ambiente totalmente estructurado
con una serie de actividades organizada para los pacientes. Se intentaría propiciar
cambios conductuales. Una razón para pensar en la conveniencia de un lugar
cerrado y controlado era, que el tratamiento sería relativamente corto. Si el
programa iba a ser corto, también debería ser intensivo para producir un cambio
rápido. El foco sería la intervención directa sobre el proceso primario de la adicción
bajo el lema prestado de AA que dice, “donde no hay picazón, no rasque”. La meta
sería, desarrollar estrategias para ayudar a cada adicto a modificar el estilo de vida
adictivo.

Equipo multidisciplinario

Ampliando el modelo médico, se empezó con la formación de un grupo con distintos


profesionistas del equipo hospitalario psiquiátrico. Se incluyeron médicos,
trabajadores sociales, psicólogos, enfermeras, sacerdotes y algunos alcohólicos en
recuperación. Estos miembros comprometidos y reconocidos en el grupo de
Alcohólicos Anónimos (AA) de la localidad, se integraron al equipo interdisciplinario
para actuar como "consejeros". Su tarea iba a consistir en acercarse y acompañar
a los pacientes. No sólo eran necesarios para comunicar la filosofía de AA, sino se
esperaba que fueran un modelo de recuperación a seguir por los pacientes. Hay
propuestas muy claras para la supervisión del trabajo del equipo de origen
profesional y para-profesional tan distinto, para garantizar y cuidar el desempeño
clínico y ético en beneficio de los pacientes (Powell, D.J., 1993).

Estrategias de Tratamiento

1. Grupo basado en tarea

La influencia de las estrategias de comunicación en los grupos y las juntas de AA


fue clave en el desarrollo del programa. Los consejeros alcohólicos en recuperación
sirvieron para llevar los grupos basados en tareas. Identificándose con los pacientes
lograron obtener su confianza para que pudieran dar respuestas abiertas y
honestas. La meta de los encuentros de grupo era ayudar a resolver problemas
personales y apoyar la toma de decisiones relacionadas directamente con el
alcoholismo. Se vio que en un ambiente de grupo, altamente estructurado y
orientado hacia una tarea, pocos pacientes pueden evadir su problema primario por
mucho tiempo. Como ejemplo, un grupo rápidamente se enfoca a los tópicos críticos
relacionados con el alcoholismo, como resentimientos, negación, culpa,
grandiosidad y egocentrismo.

2. Grupo de compañeros

Pronto apareció que algunos pacientes lograron ayudarse mutuamente.


Informalmente, se forman subgrupos pequeños no estructurados, sin líder. El
descubrimiento que personas enfermas pueden ayudarse mutuamente en algunos
aspectos, sin la ayuda profesional, sorprendió mucho. Así, el paciente se emancipó
de un relación tradicional pasiva-dependiente con el profesional. Tomó un rol más
activo y comprometido al ayudar a otros. Sin la influencia de los consejeros de AA,
posiblemente, no se hubiera hecho el descubrimiento de que cuando un grupo de
compañeros en sufrimiento se junta en un ambiente estructurado para compartir sus
problemas crónicos y comunes, se dan cambios positivos. Personas que no pueden
ayudarse a sí mismas, a veces, si pueden ayudarse mutuamente.

3. Conferencias didácticas

Otra de las influencias valiosas fue aprender del procedimiento de las reuniones de
AA en cuanto a sus aspectos didácticos. En los grupos de autoayuda los miembros
viejos les enseñan a los nuevos. Se atienden y escuchan conferencias cortas y
explicaciones sobre la comprensión y experiencia muy personal de los Doce Pasos
y la enseñanza de AA. Como resultado de este descubrimiento se desarrolló una
serie formal de conferencias para los pacientes. De hecho, las conferencias se
convirtieron en la columna vertebral del programa. Una de las razones de la
efectividad de este enfoque didáctico podría tener que ver con el anonimato
protector del aula de conferencias. En este ambiente, los pacientes pueden
reconceptualizar su propia situación sin miedo a exponerse ante los pacientes o el
equipo profesional y, especialmente, sin miedo a tener que hacer revelaciones
personales o vergonzosas.

Las Fases Básicas del Tratamiento

El tratamiento se puede resumir en términos de un proceso dinámico secuencial o


como un programa sistemático de tres fases relacionadas:

1. Aceptar la impotencia ante el alcohol y las drogas

La primera meta del tratamiento, una vez pasada la desintoxicación y el proceso de


evaluación diagnóstica, es ayudar al paciente a admitir y aceptar que es impotente
ante el alcohol y/o otras sustancias que alteran el estado de ánimo. En esta fase se
le ayuda a aceptar el hecho que su vida se ha vuelto incontrolable (ingobernable) a
causa de la adicción. Es el primero de los Doce Pasos de la filosofía de AA y es un
intento directivo para tratar romper con la negación.

2. Reconocer la necesidad de cambio

La segunda meta del tratamiento es ayudar al paciente a reconocer que es crucial


para su sobrevivencia cambiar su conducta. En este momento crítico, el equipo
profesional necesita transmitir al paciente la convicción de que él tiene la capacidad
para hacer cambios. Otro aspecto importante es ayudar al paciente a ver y entender
que la estructura del programa, la rutina básica para llevarlo a cabo, es el vehículo
para posteriormente lograr los cambios. El periodo de internamiento es de
tratamiento, la recuperación se logrará después, poniendo en práctico lo que se
aprendió en el programa. Se introduce al paciente al grupo de autoayuda
(Alcohólicos Anónimos (AA) o Narcóticos Anónimos (NA)) como una herramienta
esencial para poder realizar él trabajo de su recuperación.
3. Planear para actuar

La tercera meta del tratamiento es ayudar al paciente a actuar, tomar decisiones y


cambiar las conductas que necesitan ser cambiadas. La meta es apoyar al paciente
a empezar a visualizar que podrá y necesitará realizar cambios en su estilo de vida.

Programa Familiar

En los últimos diez años se reconoció que un programa de rehabilitación completo


debe ofrecer ayuda para la familia e incluirla en el tratamiento. Se diseñó un
programa familiar, entendiendo como familiar todas las personas significativas y
cercanas al adicto ya sean miembros de la familia, amigos, jefes u otros. La razón
para dar tratamiento a los familiares es clara, igual que el paciente, la familia
necesita modificar actitudes rígidas, repetitivas y respuestas inadecuadas ante la
conducta del adicto. La familia aprende cómo centrarse en sus respuestas ante la
enfermedad y no en la enfermedad en si. Por lo anterior una de las metas principales
es que los familiares dejen de dar las mismas respuestas patológicas que da el
adicto.

El programa se estructura como una experiencia educativa y vivencial. La familia


recibe la misma información que el paciente, además se le ayuda a prepararse para
cuando el familiar regrese; cómo lograr que su vida no gire alrededor del adicto y
cómo desprenderse del alcohol o la drogas y no de la persona. Otro objetivo del
programa es ayudar para que la familia deje que el adicto resuelva sus problemas
y los demás empiecen a vivir su propia vida. El programa familiar es de corta
duración, se suele dar dentro o fuera del centro de tratamiento. Hay conferencias
didácticas, sesiones de terapia de grupo donde los participantes comparten sus
experiencias. Se fomenta que la familia asista a grupos de autoayuda.

Cuidado Continuo

El modelo de Minnesota se hizo comprehensivo o integral en el grado que pudo


establecer una red de servicios esenciales, donde el tratamiento es parte de un
cuidado continuo. El paciente sale del tratamiento preparado para una siguiente
fase, con un plan para trabajar en su recuperación. Permanece en contacto para
recibir apoyo por parte de una red de atención organizada por el centro de
tratamiento. La mayoría de los pacientes regresan directamente a su ambiente
anterior, con la recomendación de integrarse al grupo de AA o NA en su localidad.
Otros se transfieren a una "casa de medio camino" donde continúan bajo
tratamiento, se integran a su vida laboral y algunos se transfieren a atención
especializada psicológica o médica. En Minnesota se pudo evaluar que hay una
relación directa entre el número de pacientes recuperados y el desarrollo de la
extensión de la red del cuidado continuo.
Resumen

Se presenta el modelo de tratamiento de Minnesota originado en los Estados Unidos


en los años cincuenta. Sus planteamientos han servido para desarrollar programas
de rehabilitación para alcoholismo y drogas en el mundo y en México. Se estructura
la atmósfera terapéutica para ofrecer el apoyo profesional y la guía necesaria para
alcanzar las metas de tratamiento. Es un enfoque integral y multidisciplinario,
orientado hacia la abstinencia y basado en los principios de los Doce Pasos. Los
principios de Alcohólicos Anónimos (AA) y Narcóticos Anónimos (NA) son
fundamentales. El modelo aboga por el concepto enfermedad sin cura, pero con
recuperación, siempre y cuando se adhiera a las propuestas del programa. Con el
tratamiento se pretende alcanzar dos metas a largo plazo. La primera, la abstinencia
de alcohol y/o otras drogas. La segunda, una vida de calidad con salud física y
emocional. Para lograr las metas a largo plazo, se trabaja con las metas a corto
plazo que son: 1. Ayudar al adicto y a su familia a reconocer la enfermedad y sus
consecuencias en su vida. 2. Ayudar a la persona a admitir que necesita ayuda y
convencerse que podrá vivir una vida constructiva con la realidad de una
enfermedad que no tiene cura. 3. Ayudar a la persona identificar cuáles son las
conductas que tiene que cambiar para poder vivir con la enfermedad en una forma
positiva y constructiva. 4. Ayudar a la persona a traducir su entendimiento en acción
para desarrollar un estilo de vida diferente. El modelo Minnesota incluye un
programa de Cuidado Continúo desarrollado y estructurado como red de apoyo para
la persona en recuperación.

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