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RETORNO A LA

DEMOCRACIA

Integrantes: Chura Brisa, Fernández Santino


Tema: Retorno a la democracia
Año: 3° División: 9°
Ciclo lectivo: 2022
Docente: Denise Coca
Introducción
Para hablar del Retorno a la democracia hay que ponernos en contexto. Todo inicia el 24 de marzo
de 1976 cuando los comandantes de las tres fuerzas armadas, Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y
Orlando Agosti (Junta Militar) derrocaron al Gobierno constitucional de María Estela Martínez de
Perón, quien asumió la presidencia en 1974 luego de la muerte de su esposo, Juan Domingo de
Perón. En esa fecha se da inicio a la sexta y última dictadura militar de Argentina, que sería conocida
como la más violenta de todas y un evento que marcó de forma significativa a nuestra historia. Este
atroz período se extendió desde 1976 hasta 1984, siendo siete años de constante violación de los
derechos humanos, desaparición de más de 30.000 personas, secuestros, torturas en centros
clandestinos de detención, los “vuelos de la muerte”, apropiación de los recién nacidos y exilios
forzados de miles de argentinos.
El objetivo que tenían era rediseñar la sociedad en su conjunto, transformarla en el plano político,
económico, social y cultural y por eso tomó el nombre como “Proceso de Reorganización Nacional”.
Para conseguirlo, el gobierno de facto encarceló a la presidenta y algunos de sus ministros, clausuró
el Congreso, proscribió a los partidos políticos, disolvió la Corte Suprema de la Nación y suspendió
el derecho de huelga. Igualmente se censuraron revistas, películas, libros y programas de radio,
televisión y se perseguían a los artistas, poetas, escritores, periodistas, intelectuales, estudiantes y
más.
Finalmente a principios de 1982 la dictadura atravesaba fuertes presiones internas y externas. Por
eso, el gobierno de facto, encabezado en ese momento por Leopoldo Fortunato Galtieri, tomó las
islas Malvinas por la fuerza, cuando Gran Bretaña ya venía usurpando desde 1833. Así se dio inicio a
otro de los desafortunados eventos del país, la Guerra de Malvinas, que finalizó en derrota y muchos
muertos. Este hecho que terminó de debilitar la dictadura y las muchas manifestaciones que pedían la
apertura democrática y por los movimientos de derechos humanos, terminó con los militares
decidiendo la reapertura democrática y llamado a elecciones para el 30 de octubre de 1983.
Las elecciones del 30 de octubre fueron ganadas por el candidato de la Unión Cívica Radical Dr.
Raúl Ricardo Alfonsín, quien asumió la presidencia el 10 de diciembre de 1983 y venció a Ítalo
Luder, del partido Justicialista. Lo que proponía el partido ganador y más que nada el electo
presidente, era construir una sociedad moderna, laica, justa y colaborativa e hizo hincapié en la
cuestión de los derechos humanos, se proponía restablecer su vigencia en nuestro país.
Cabe recalcar que Reynaldo Bignone fue quien condujo el proceso de transición y promulgó la Ley
de autoamnistía, que consideraba libres de culpa y cargo aquellos que hubieran cometido delitos
contra los derechos humanos desde 1976 y 1983.

DESARROLLO
Luego de esos 7 años tortuosos y régimen autoritario, Argentina recupera la democracia como
régimen político. Alfonsín asumió en medio de mucha expectativa ciudadana y con muchas
esperanzas por la instauración de la vida democrática en la sociedad argentina. La democratización
cultural fue un proceso que acompañó la renovación de los partidos políticos y todo tipo de
movilizaciones populares, musicales, manifestaciones teatrales, festivales y espectáculos
cinematográficos. Ahora que la censura en los medios de comunicación se había eliminado, generó
un inusitado clima de libertad e ilusión, que sería una época de bonanza y esplendor y que, al mismo
tiempo molestaba a ciertos sectores militares y de la Iglesia.
POLÍTICA
Había mucho por hacer, la democracia debía resolver principalmente la situación de las víctimas de
la dictadura, debía buscar a quienes habían sido secuestrados y desaparecidos, también juzgar y
castigar a los culpables. Asimismo, tenía el deber de resolver la grave situación económica por
consecuencia de la dictadura: un país desindustrializado, con una tasa de desocupación altísima y
una deuda externa enorme. Esta se había quintuplicado, pero además, porque la deuda contraída por
las grandes empresas de capital privado fue estatizada por los dictadores, es decir transformada en
una deuda de la que debía hacerse cargo el Estado nacional, o sea todo el pueblo argentino.
Una de las primeras órdenes del gobierno de Alfonsín fue la creación de la Comisión Nacional sobre
la Desaparición de Personas (CONADEP) el 13 de diciembre de 1983, conformada por científicos,
periodistas, intelectuales y el obispo de Neuquén Jaime de Nevares, uno de los representantes de la
iglesia que se opuso más a la dictadura. El objetivo de la comisión era el juzgamiento de quienes
habían secuestrado, torturado, desaparecido y matado a miles de ciudadanos durante los años de
terror. El informe final se publica en septiembre de 1984, que tendría el nombre de Nunca Más.
El presidente no anuló la Ley de Autoamnistía, pero dispuso que los militares involucrados fueran
juzgados por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas durante el plazo de un año. Finalizado ese
plazo, los casos pasarían a la justicia civil. Asimismo el presidente ordenó el procesamiento de los
líderes del ERP y de Monteros, ambos organizaciones guerrilleras que surgieron en la década de
1970.
Ya estando en el año 1985 y una vez finalizada la investigación por la CONADEP, se realizan los
juicios civiles a la Junta Militar. El juzgamiento a las juntas militares por las instituciones
democráticas fue lo que más reclamaba la sociedad a la justicia y Poder Ejecutivo. Aunque, la
enormidad del aparato represivo, los años de impunidad y la ineficiencia del Estado, hicieron y hacen
difícil esta tarea tan pedida por amplios sectores de la sociedad.
La justicia civil inicia juzgando a quienes estuvieron en la cabeza del proceso dictatorial. Se dicta
prisión perpetua a Videla y Massera. Viola es condenado a 17 años de prisión mientras que Galtieri
solo fue detenido por incompetencia en la Guerra de las Malvinas, juzgado por la justicia militar.
Los sectores civiles que apoyaron el golpe se habían empezado a quejar, difamando a los familiares
de las víctimas y sosteniendo que las fuerzas armadas habían actuado para defender a la población
civil de quienes querían conquistar a la Argentina con revoluciones sociales.
En 1986, el gobierno promulga la Ley de “Punto Final”, en medio de fuertes y crecientes presiones
militares. Esta Ley consistía en fijar el mes de febrero de 1987 como fecha límite para presentar
demandas contra los responsables de la represión ilegal. Varias cámaras federales atendieron las
causas pendientes, donde quedaron procesados más de 300 oficiales.
En la Semana Santa de abril de 1987, un grupo de militares liderados por el coronel Aldo Rico, se
acuarteló en Campo de Mayo pidiendo la finalización de los juicios. También reclamaban la
reivindicación del Ejército, según ellos “injustamente condenado”. Aunque Alfonsín dijo que no
haría negociaciones con los sublevados, el gobierno tuvo que recurrir a una solución extrajudicial,
por miedo de que haya más sangre. Se optó por esa opción porque los políticos habían firmado el
Acta de Compromiso Democrático, por el cual se obligaba defender a la democracia. El oficialismo
finalmente cedió a la presión militar y otorgó a los "carapintadas" lo que reclamaban. Lo que sería
hoy la Ley de Obediencia Debida, buscaba suspender los juicios contra quienes habían participado
de la represión que declaraban que solo obedecían a sus superiores. El resultado de esta Ley fue con
miles de torturadores en libertad, la gran mayoría ocupando cargos en las fuerzas de seguridad. La
sociedad asistía a un período de retroceso en su búsqueda de verdad y justicia.
Por todo esto el gobierno adquirió una imagen de debilidad al desandar el camino que había
comenzado a transitar al comienzo del mandato de Alfonsín.
En el año 1989 Carlos Saúl Menem se convertiría en el candidato presidencial del justicialismo. En
sus discursos, apelaba al tono populista clásico del movimiento pero dirigido ahora más a los
sectores pobres que a la clase obrera en su conjunto. Ya que el gobierno de Alfonsín tuvo un gran
deterioro y se caracterizó por un notable aumento del costo de vida y el descontrol de la economía,
ocurren, en mayo del mismo año las elecciones presidenciales, donde el Frente Justicialista Popular
consigue una victoria contundente. Poco después de saberse los resultados electorales, existe la
posibilidad del adelanto en la entrega del mando presidencial, que estaba prevista para el 10 de
diciembre.
El gobierno radical optó por entregarle el mando a Menem ya que la situación económica se
deterioraba más y más. Alfonsín había planeado un plan de emergencia pero fue rechazado por
quienes conformarían el nuevo gobierno. Y mientras los factores de poder económicos ejercían
presión, Menem decidió no ayudar a Alfonsín, por lo que este último optó por renunciar y adelantó la
entrega del mando para julio de 1989, es decir, 5 meses antes de lo previsto.
El rumbo seguido por la política económica de Menem se apartó totalmente de la tradición peronista.
El Estado no desempeñó la función dirigista de la economía y reguladora de los conflictos sociales.
El objetivo central no fue promover la industrialización orientada al consumo interno, sino que fue
fomentar la exportación. El nuevo presidente encontró apoyo de los principales grupos empresarios
locales y de los organismos financieros internacionales, cuyas pautas de "ordenamiento económico"
se cumplirían estrictamente.

ECONOMÍA
Cuando Alfonsín asumió el gobierno de la Unión Cívica Radical, la situación económica presentaba
algunos problemas que se agravaron durante la última dictadura militar. Una alta inflación, una
deuda externa creciente heredada también de la anterior dictadura militar, un elevado déficit fiscal
acompañado de una baja recaudación impositiva y la falta de crédito interno y externo. Básicamente
una economía estancada.
A principios de 1985 Juan Sourrouille ocupó el Ministerio de Economía, quien el 15 de abril anunció
la aplicación de un nuevo plan económico, al que calificó de “economía de guerra”: o sea, que
exigiría grandes sacrificios a la población. Se lo llamó “Plan Austral”, que proponía la
estabilización de la economía para crear condiciones que permitieran proyectar transformaciones
más profundas de crecimiento.
Con eso en mente, se tomaron un conjunto de medida antiinflacionarias, reemplazando la moneda
“Peso” a “Austral”; se congelaron los sueldos; se trató de mejorar la recaudación fiscal y se produjo
una drástica reducción de los gastos del Estado. El gobierno se comprometió a no emitir moneda
para financiar el desequilibrio de las cuentas públicas.
La reacción de la población por este cambio fue expectante y tuvo cierto grado de confianza, de
modo de que el congelamiento de los precios fue respetado en líneas generales y al principio se
registró una disminución de la tasa de inflación y una rápida recuperación de los niveles de actividad
industrial, aunque algunos sectores, como los sindicatos, hallan rechazado el Plan Austral.
Sin embargo a fines del año de 1985 la inflación había vuelto, se renovaron los reclamos de
aumentos salariales y crecieron las dificultades en el sector externo, debido al fuerte peso de la deuda
externa.
En 1988 el gobierno lanza otro plan económico, el “Plan Primavera”, que procuraba una vez más
detener la inflación, que cada vez elevaba más. Preveía el congelamiento de precios, salarios y tarifas
más el recorte de los gastos estatales. A fines de este año, la situación económica se agravaba más
hasta que en febrero de 1989, una corrida especulativa provocó una nueva devaluación del Austral
que provocó la pérdida de los ahorros de muchas personas. De inmediato se desencadena un proceso
hiperinflacionario que repercutió gravemente sobre precios y salarios. Una de las consecuencias más
graves es una multitud grande de personas saqueando supermercados y negocios de comestibles.
El 8 de julio, el gobierno radical pasa anticipadamente el mando a los justicialistas, que dos meses
antes obtuvieron un triunfo rotundo en las elecciones generales. Este traspaso del mando de un
presidente constitucional a otro era novedoso, ya que no se veía hace más de cincuenta años.
El gobierno menemista recortó fuertemente todos los gastos del Estado, especialmente en educación,
salud y políticas sociales bajo la ley de Emergencia económica. También se vendieron todas las
empresas de servicios públicos del Estado a empresas multinacionales a precios muy bajos. El
sistema jubilatorio pasó a manos de entidades financieras privadas: las Administradoras de Fondos
de Jubilaciones y Pensiones (AFJP). Mientras el Estado se iba achicando, la indigencia y el
desempleo crecían, como la desindustrialización y el endeudamiento externo, profundizando el
genocidio económico y social iniciando en la dictadura.
En 1991 se lanza el Plan de Convertibilidad; se crea la ficción monetaria de que un peso de moneda
valía un dólar. El dólar "barato" fomentó un aluvión de importancias industriales, y en consecuencia,
el cierre de muchas más fábricas, mientras seguía creciendo el endeudamiento público. Solo podían
disfrutar de viajes al exterior y de la compra de productos importados quienes tenían altos ingresos o
quienes no dependían de un salario (como en tiempos de dictadura). Asimismo, se dictó la Ley de
flexibilización laboral que empeoró la situación de quienes habían podido conservar su empleo.

SOCIEDAD
Una vez vuelta la democracia al país el 10 de diciembre de 1983, se acabaron las censuras y
limitaciones artísticas que hubieron durante la dictadura militar por lo que muchos intelectuales y
científicos exiliados retornaron al país, jerarquizando las universidades y el sistema científico del
Estado y ,miles de argentinos pudieron expresarse con tranquilidad ya que durante la dictadura se
censuraron muchos libros, canciones o directamente ideas que no iban de acuerdo con la junta militar
que gobernaba en ese momento.
En cuanto a la educación, Florencia Dáttoli cuenta que los estudiantes durante la dictadura tenían un
desamparo muy grande. Nunca se debatía un plan de estudios, se imponía todo el material, no existía
el plan de cátedra, no se podía hablar de cualquier cosa en al aula. Pasaban a controlar las clases y
hasta había alumnos infiltrados. Yo como docente sabía que me estaban tirando el anzuelo en todo
momento”. En aquellos años rigió la imposición, expulsión o desaparición de lo considerado
subversivo. “Un par de docentes que tenía en el profesorado fueron detenidos. Durante el Proceso
llegué a enterrar libros en el patio de mi casa, mientras otras compañeras los quemaban.
Esto se terminó claramente con el regreso a la democracia, con por ejemplo, la realización del
Congreso Pedagógico, cuyas recomendaciones sentaron las bases para la reforma de la Ley de
Educación que garantiza el derecho a la educación en todos los niveles y modalidades mediante la
creación y administración de los establecimientos educativos de gestión estatal.
En el terreno legislativo se concretaron reformas que habían estado largamente postergadas. Después
de muchas décadas de ser reclamada, en 1987 se aprobó la Ley de Divorcio Vincular, que establecía
la posibilidad de disolver el vínculo matrimonial y contraer nuevas nupcias. La cuestión del divorcio
provocó el rechazo de la Iglesia y de buena parte de la sociedad civil, que consideraba al matrimonio
como una unión indisoluble. También se estableció la patria potestad compartida por ambos
cónyuges, concluyendo con la exclusividad paterna.
En cuanto a la censura que hubo durante la dictadura a sectores como el cine, la televisión, el teatro,
la música entre otras, se logró poco a poco no solo, terminar con ella sino que también se empezaron
a difundir nuevamente.
En el mundo del trabajo, entre los años 1983 y 1984 se produjo un descenso de la desocupación, que
se ubicó entre un 3,9 y un 4,4%. La cifra se elevó en 1985 al 6,3% para mantenerse en ese nivel hasta
1989, cuando en medio de una crisis hiperinflacionaria se elevó a un 8,1%. Los índices se redujeron
entre 1990 y 1992 al 6%, sin embargo, a partir de 1993, los índices de desocupación comenzaron a
tornarse preocupantes y se agravarían debido a la segmentación y la flexibilización laboral, llegando
al 18% en 1995.
El porcentaje de extranjeros radicados en el país era de 5%.
El envejecimiento de la población siguió aumentado y la esperanza de vida al nacer en el período
1985-1990 era de 71 años, aunque muy diferente entre hombres (67,6) y mujeres (74,6).
En el mismo sentido, la tasa de natalidad bajó hasta el 21,8 por mil habitantes y la tasa de
mortalidad se mantuvo en torno al 8,5 por mil.
El analfabetismo se redujo de un 5,8% al 3,7% durante la década del 80.
Juicio a los responsables de la persecución y desaparición de personas durante el periodo de
dictadura cívico-militar (1976-1983)

Los jueces Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, León Arslanián, Jorge Valerga Araoz, Guillermo
Ledesma y Andrés D’Alessio, miembros de la Cámara Federal porteña, llevaron adelante el juicio.
Strassera y Moreno Ocampo fueron los fiscales. El juicio inició el 22 de abril de 1985 y las
audiencias se prolongaron hasta agosto de ese año. Declararon 839 testigos en unas 530 horas de
audiencias. Los fiscales utilizaron como base probatoria el “Nunca Más”, un informe realizado por
la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), creada por Alfonsín. La Cámara
Federal finalmente dictó sentencia el 9 de diciembre de 1985: fueron condenados Jorge Videla y
Emilio Massera a reclusión perpetua; Orlando Agosti a 4 años y 6 meses de prisión; Roberto Viola a
17 años de prisión; y Armando Lambruschini a la pena de 8 años de prisión. Fueron absueltos Omar
Graffigna, Arturo Lami Dozo, Leopoldo Galtieri y Jorge Anaya. La sentencia fue leída por
Arslanian, el presidente de la Cámara Federal, y se transmitió por Cadena Nacional. El fallo fue
confirmado en 1986 por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

CONTEXTO INTERNACIONAL

La asunción de Alfonsín en la fecha del 10 de diciembre de 1983 no fue una casualidad porque
mismo día pero hace 35 años atrás, es decir 1948, las Naciones Unidas aprobaron la declaración de
los derechos humanos.

Se produjo en un contexto internacional relativamente favorable al desarrollo de las democracias


viables en Latinoamérica ya que muchos países latinoamericanos al igual que Argentina estaban
saliendo de dictaduras o lo habían hecho recientemente. Estados Unidos había comenzado a apoyar
el desplazamiento de las Fuerzas Armadas de los gobiernos de países sudamericanos como
Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil, en favor de movimientos políticos democráticos. El
desprestigio de las dictaduras militares, sin embargo, era diferente en cada país, y diferentes
circunstancias condicionaban cada tipo de transición a la democracia.

CONCLUSIÓN

De acuerdo con todo lo que desarrollamos en el trabajo y todo lo aprendido, se nota a simple vista
que el retorno a la democracia no fue tan sencillo como parecía. Al inicio, el pueblo argentino
esperaba con mucha expectativa lo que haría el primer presidente elegido luego de toda la dictadura,
ya que él era su única salida a la restauración de la democracia en el país. Pero el gobierno de
Alfonsín tenía más contras que pros, la economía se iba agravando cada vez más al punto que él
mismo renunció para entregarle el mandato a Menem.

Sinceramente nos gustó el tema y nos pareció interesante. Aunque todos se enfocaron en explicar el
tema de la Dictadura, queríamos saber cómo se recuperaría Argentina de tal situación y cómo sería la
vuelta a “la normalidad”. Personalmente, al inicio pensé que sería algo sencillo ya que solo había que
complacer las necesidades y lo que querían los ciudadanos, pero no, ya que se podía ver aún las
consecuencias que dejó la época del terror y no era fácil deshacerse de ella. No se puede olvidar
sencillamente todo el daño que causó y sigue causando al país, es algo que nos marcó a todos como
argentinos.
BIBLIOGRAFÍA
1. Ciencias-Sociales- Lobato Suriano- Historia Argentina
2. La Reconstrucción de la democracia argentina - Hugo Quiroga
3. Presidencia del Dr. Raúl R. Alfonsín (1983-1989)
4. 1983-1990. La recuperación de la democracia (capítulo 12) - Canal Encuentro
5. 30 de octubre de 1983: el retorno de la democracia (https://www.cultura.gob.ar/30-de-
octubre-de-1983-recuperacion-de-la-democracia-argentina-9684/)

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