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Capítulo 5

El sistema ético-moral: últimos hallazgos


en este capitulo se define y se establece tanto el objetivo de la ética como de la moral. Versa
esencialmente sobre los principios, los valores y las normas éticas, así también sobre los
indicadores de valores, las normas y las acciones morales.

V.1.- la ética y su objeto de estudio.


Hoy en día se confunde la imposición de reglas y normas disciplinarias con lo ético y lo moral.

La ética es la diciplina filosófica que se ocupa del estudio de los principios, los valores e
indicadores éticos, así también de las normas éticas y morales, y de las acciones humanas en
cuanto a que son valoradas por la sociedad.

La moral hace referencia a las buenas costumbres, expresiones concretas y valores éticos, normas
sociales y al buen carácter. El valor ético, incluido en determinadas acciones, es el que sirve de
norma o paradigma al accionar moral humana.

En esta parte explica el como las ciencias se bajan en cosas que ya tienen una base material y de
hay va evolucionando con el fin de mayor precisión y prolongación en lo que llamamos vida.

La ética se encarga de estudiar lo que es bueno en todo su esplendor y significado, dando a


conocer cosas de estos que no se sabían y el como esto se implementa en nuestras vidas.

Estamos presionados a cumplir con las exigencias morales latentes en la sociedad, aunque se
desconozca quien es el legislador de ellas. La sociedad las exige.

Tomando como punto de partida el bienestar de la sociedad, los diferentes sistemas filosóficos
coinciden esencialmente en concebir al comportamiento ético como aquel donde el egoísmo esta
ausente, o que es contrario a este.

Actúa de tal manera, quela humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cada uno,
siempre e inmediatamente sea la finalidad y nuca sea utilizada como un simple medio.

Se una persona y reconoce a los otros como personas.

Lo anterior implica que una acción precisa de ciertos indicadores para ser catalogada buena o
mala, por lo tanto, se realiza según el esquema de una regla o norma.

V.2- la acción moral y sus presupuestos humanos.


Concebimos el hecho moral como las acciones practicas o las manifestaciones concretas mediante
las cuales sociedades determinadas expresan los principios, los valores y sus indicadores morales.

No se delimita lo moralmente bueno, justo, verdadero, como formas diferentes de expresar el


amor, mediante acciones no egoístas que, en su caso más extremo, pueden perjudicar a quien las
ejecuta; sin embargo, son alabadas y aprobadas por el observador externo.
La acción moral (buena) es aquella que beneficia tanto a quien la ejecuta como a aquel sobre
quien se ejecuta, suponiendo que se halla ejecutado con conocimiento y voluntad.

Los signos externos solos, sin conocer el motivo, no determina la acción moral; una obra
aparentemente caritativa puede tener intenciones egoístas ocultas. En el sentido opuesto, una
acción aparentemente inmoral, puede ser que no lo sea.

Solo las buenas finalidades convierten las ventajas sociales en valores, en la medida en que la
sociedad se favorece mediante ella. En el mismo tenor, las buenas finalidades requieren de medios
favorables o afines a los principios y los valores éticos.

Lo cierto es que si se pierde el sentido de responsabilidad desaparece toda la ética.

Para las acciones morales se precisa de justificación, en concordancia con la libertad del ser
humano para comprometerse con alguna causa, por lo cual cada uno se a decidido dentro del
espectro de las posibilidades disponibles.

Con esta diferenciación se nos presenta la oportunidad de enmarcar al sistema ético-moral dentro
de las acciones humanasen el sentido común y corriente, a la vez que se hace posible delimitar a
cada uno de sus componentes para su estudio y para un manejo más objetivo.

V.3.- principios, valores e indicadores.


V.3.1.- los principios éticos
En la estructura del fenómeno ético-moral se dan cinco elementos que se entremezclan, a saber:
los principios, los valores, los indicadores de los valores, la expresión de los indicadores (que son
las acciones) y las normas (éticas y morales), mediante las cuales se reglamenta el ámbito
valorativo.

La norma suprema es la expresión del principio ético.

El principio es original, autentico, puro; señala la finalidad, mostrando así el sentido del
movimiento hacia donde tiende lo que sobre él se desarrolla.

Si existieran principios que no emergieran de la realidad del mundo entonces no tendrían valor
alguno, puesto que no sostendrían vínculos con la praxis humana.

En este sentido, encontramos la presencia de cinco principios éticos en los ámbitos valorativos de
acción humana real, que nos sirve de punto de partida para nuestra sistematización del fenómeno
ético-moral, a saber: libertad, bondad, justicia, verdad y unidad.

Los principios se identifican con las dimensiones esenciales de la totalidad del ser, por lo que la
nada seria su contraparte, o su negación. En analogía con la relación luz y oscuridad, los principios
se distinguen porque engendran a su parte opuesta – la nada – mediante su propia ausencia. De
modo que no existe el anti-principio en sí, a mas con privación, es decir, como la negación del
principio. El mal, por ejemplo, no es más que un “no-ser”.

Una acción humana es valiosa porque cae dentro de un ámbito valorado como positivo en la
sociedad.
Las normas morales son las prescripciones categóricas y exigencias sociales basadas en valores y
principios éticos: no mataras, no robaras…tales mandatos o normas toman principios y/o valores
como punto de partida y los conviertes en instrumento aptos para la medición de la acción
cotidiana.

El amor es el sentimiento y la realización plena de todos los principios a la vez. El que ama deviene
de una unidad libre con el ser amado, a la vez, que es bondadoso, veraz y justo.

Pero el amor no es en realidad un principio, sino más bien la fuente de donde emanan los
principios y que, a la vez, los sintetiza.

Ya habíamos anticipado la presencia del amor en la acción moral, la cual caracterizamos como
aquella acción social, voluntaria y consciente, libre de egoísmo.

El egoísta vive para la nada.

V. 3.2. Valores éticos e indicadores morales.


Aunque dichos pensadores dogmatizan el procedimiento científico como el único con validez; sin
embargo, reconocen que los juicios morales obedecen a una lógica diferente.

Los valores son solo posibles, dado el presupuesto d ellos principios que lo generan y lo
dinamizan, sin principios no hay valores.

Con relación a los indicadores de valores, hay que señalar que estos hacen referencia a aquellas
conductas, acciones y actitudes mediante las cuales se expresa de manera empírica un valor
determinado, dentro de un espacio cultural y un tiempo histórico.

En efecto, ninguna expresión parcial en una cultura determinada de algún indicador moral puede
agotar al valor ético de su correspondencia.

Se desarrolla mediante la educación en principios y valores. En este sentido, un niño que llega a su
casa con algo ajeno que se ha llevado de otra cosa precisa tanto de instrucción como de sanción
para que no continúe.

El valor no sería tal si faltase la relación con algún principio. De la misma manera, cada indicador
moral guarda alguna relación con todos los principios.

La verdadera moral deviene de un camino de perfeccionamiento hacia la realización del amor, por
lo tanto, no debe ser confundida con una interesada domesticación.

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