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Tema 2.

El hombre se conoce conociendo a Dios

Antropología teológica
"En realidad el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo
Encarnado“
Estudio del hombre desde la reflexión de los datos que aporta la revelación divina
acerca de las dimensiones que lo relacionan directamente con Dios,
principio y fin del mismo.

Lo primero el carácter creatural : sujeto que muestra la donación de Dios, de quien


recibe todo cuanto es y tiene.

Se esfuerza, además, por obtener una comprensión adecuada de todo: la dimensión


espiritual del hombre, su trascendencia, libertad individual, valor absoluto, mortalidad
personal, cumplimiento definitivo.

2.1.El hombre ser creado por Dios.


Los relatos de la creación
Génesis 1,1-2: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y
confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento
de Dios aleteaba por encima de las agua”.
“En el principio" no implica necesariamente que el mundo tal y hoy lo vemos haya
salido entero de Dios en un momento dado.
Es un hacer absolutamente nuevo y original, un partir de cero, en el que no se
presupone nada preexistente, sino es el Hacedor mismo. Concepto de NADA.
No hay materia previa, no hay instrumentos, sólo existe la posibilidad pura. Sobre la
que se vuelca el acto amoroso de Dios que decide sacar a luz este mundo.

La creación se concibe como una arquitectura litúrgica basada en el número 7


SEPARACION
LUZ-OSCURIDAD
AGUAS ARRIBA- ABAJO
FIRMAMENTO- TIERRA TIERRA SECA- MOJADA
ORNAMENTACION
VEGETACION
LUCEROS- ASTROS
PECES, AVES, ANIMALES MARÍTIMOS
ANIMALES TERRESTRES, HOMBRES.
DESCANSÓ- (Culminación de su obra)

•La obra de la creación : poner orden


•Lo primero que hace Dios : separar la luz y las tinieblas
•Lo último que hace Dios : creó al hombre

Si todo lo demás está hecho para el hombre, el hombre ¿para qué está hecho?
En el anuncio de la Creación del hombre en Gn 1,26 encontramos la finalidad de esta
nueva criatura.
El hombre está para dominar sobre todos los demás seres vivientes. Dios crea al
hombre para que sea señor de las criaturas y el medio es cuidar la tierra y someterla.

HAGAMOS: Es toda la Trinidad la que actúa en la creación del hombre y de la mujer.

La humanidad es imagen de Dios - "varón y hembra”


Esta criatura, doble en su estructura, pero única en su misión y dignidad recibe de Dios
una investidura regia. "Domine sobre todo lo creado“.

Génesis 2, 4-9: "Formó al hombre del polvo de la tierra, insufló en sus narices aliento
de vida y resultó un ser viviente".

Distinción : origen del cuerpo, origen del alma, unidad del ser humano

La grandeza del hombre radica en que Dios le ha insuflado “aliento de vida”


En el hombre se entrelazan lo infinito “del aliento” divino y lo finito “de la
materialidad”, el hálito de lo eterno y el peso de las realidades físicas.
Engañado por la serpiente: Adán se apartó de la confianza filial en Dios y pecó: en
Desorden: Sufrimiento y muerte.
El hombre estaba hecho para la vida y se encuentra con la muerte
No todo es limpio en la historia del hombre, por eso es necesario cubrirse para que los
demás no conozcan esa parte de su vida.

Dios quería para el hombre la inmortalidad, pero en su libertad y en su pecado se


hicieron mortales.
La inmortalidad no es una maldición, sino una consecuencia de la libertad de pecar del
hombre.
Nuestra naturaleza no está corrompida por el pecado sino que es una naturaleza
“HERIDA”, caída, por las consecuencias.
Los efectos trágicos del pecado, es decir, el sufrimiento y la muerte, se hicieron del
todo patentes en la historia de los descendientes de Adán.
El hombre no puede salvarse por sí mismo de las consecuencias de su pecado. No
puede salvarse por sí mismo de la muerte. Sólo Dios puede librarlo de su esclavitud
moral y física.

Y tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo unigénito, no para condenar al mundo,
como requería la justicia, sino para que el mundo se salve por Él.
El madero de la cruz se transforma en el instrumento de nuestra redención, igual que
el árbol del que había sido extraído dio origen a la caída de nuestros progenitores.
El sufrimiento y la muerte, consecuencias del pecado, se transforman en el medio por
el que el pecado fue derrotado.
2.2.-EL HOMBRE, SER QUE BUSCA CONOCER
El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido
creado por Dios y para Dios: y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí; sólo en Dios
encontrará el hombre la verdad y la dicha que no deja de buscar.

La existencia de Dios no es evidente por sí misma


No se puede decir que el conocimiento de Dios sea “evidente” al hombre. Si así fuese,
todos los ateos serían necios que se engañan a sí mismos. Aunque confusamente,
todos los hombres tiene una noción de Dios con Ser Supremo.

Lo primero que se observa en todos los hombres es un deseo de felicidad, que les lleva
a buscarla Y al buscar la felicidad, se busca el fin último, que es Dios.
“Nos hiciste, Señor para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”
(Confesiones. San Agustín).

Sin embargo, dado que todos los hombres conocemos a través de los sentidos, y no
podemos tener una experiencia sensorial de Dios, puesto que no es un ser material, no
podemos conocerle directamente.
Se necesita la reflexión y el razonamiento para conocerle.

El conocimiento de Dios según la Iglesia


En la tradición cristiana se ha mantenido siempre firme la convicción de que es posible
llegar a conocimiento de Dios a partir de la realidad del mundo.
La filosofía cristiana recurre a dos puntos de partida para probar la existencia de Dios:
-el cosmológico, que parte de la realidad del cosmos y concluye en una representación
de Dios como “Dios de la altura”;
- el antropológico, que parte de la realidad del hombre y concluye en una
representación de Dios como “Dios de la profundidad”.
El creyente está convencido de que el “misterio de Dios” es la única respuesta posible
al misterio del hombre.
Sin embargo, lo que podemos saber sobre el misterio de Dios no son más que
imágenes y comparaciones.
Sólo alcanzamos a vislumbrar, oscuramente, “algo”. Dios es infinitamente más grande
que nuestras imágenes y conceptos.

Vías de acceso al conocimiento de Dios


El conocimiento natural
A través de la creación, la persona humana puede llegar a un cierto grado de
conocimiento de Dios.
Dentro del conocimiento natural, está el conocimiento racional de Dios.
Desde siempre la persona ha sentido la necesidad de racionalizar esa intuición que
tiene en su corazón, acerca de la existencia de un Ser Superior. Se trata de demostrar
cómo para la razón humana es posible llegar a probar la existencia de Dios. (Ej.: Santo
Tomás).
Conocimiento sobrenatural o revelado
Este conocimiento se produce cuando el propio Dios se da a conocer al ser humano. Se
basa, por tanto, en una relación personal entre Dios y el ser humano. Éste, al
conocerlo, se fía de Dios.
Esta fe es un don
Para el cristiano es Dios mismo quien toma la iniciativa y se relaciona con el hombre y
con la mujer. Esta relación la ve el creyente como una historia de salvación.
Autocomunicación De Dios

La posibilidad de buscar a Dios y encontrarle está fundada, para S. Agustín, en la


misma naturaleza del hombre. El hombre ha sido creado a imagen de Dios (Gn 1,26).
Facultades del alma:
• Memoria (por la que recordamos, hacemos presente la
realidad).
• Inteligencia o entendimiento (por la que conocemos).
• Voluntad (por la que amamos).
El alma del hombre que es una, como la Trinidad, es a la vez trina. El alma del hombre
es una, siendo tres facultades distintas, como Dios es uno siendo tres personas
distintas. En las personas divinas, como en las facultades del hombre encontramos
unidad y a la vez distinción, pero no identidad.

El hombre es lo más parecido a Dios. En sí mismo tiene una capacidad que lo
trasciende: no sólo está hecho a imagen de Dios, sino que es capaz de contenerlo. Que
el hombre no sólo tiene vocación de Dios, llamado a la comunión con él, sino que su
mismo ser humano está estructurado como «capacidad de Dios», como espacio-
morada de Dios. Más y mejor que el cosmos entero.
Según Santa Teresa las actividades del alma son fundamentalmente cuatro:
la voluntad, que es la potencia del amor, tanto recibido como emitido;
el entendimiento, receptor y emisor del conocimiento; la memoria, depósito radial de
los recuerdos;
la imaginación, responsable de las imágenes interiores y quizá también de los
"pensamientos y pensamientillos", libres y agresivos.

CONCLUSIÓN
3 principios fundamentales
1.- EL HOMBRE SER personal CREADO POR DIOS.
«Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó»
(Gn 1, 27). El ser humano es imagen de Dios por su ser personal, y también en su ser
varón y mujer.
«Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona;
no es solo algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente
y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con
su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe» (CCE 357).

El hombre ha sido creado por Dios a su imagen.


Esta afirmación abarca varios aspectos relacionados entre sí:
a) Ser con capacidad de domino sobre la creación (la tierra).
Mientras los animales y plantas tienen un comportamiento fijo, predeterminado, el
hombre, en cambio, va percibiendo nuevas posibilidades en su vida, y de esta manera
va adaptando la creación a sus aspiraciones, la va "humanizando", según decimos. Es lo
que hemos denominado más arriba "ser creador de cultura".
b) Ser dotado de entendimiento y voluntad. Estas facultades muestran al hombre
como un ser que obra de manera reflexiva, voluntaria y libre, escogiendo
responsablemente entre distintas posibilidades.
c) Ser capaz de relación íntima con Dios participando de su vida hasta llegar a imitarle
= comunión con Dios. El hombre por su misma naturaleza tiene capacidad de conocer y
amar a Dios como principio y fin de todo lo creado. Esto lo conocemos por la
revelación. Sin ella el hombre no lo hubiera sospechado.
d) Ser llamado a la relación con los demás hombres en clave de amor. Dios es una
comunidad de amor de tres personas totalmente relacionadas. De ahí que el que el
hombre sea creado a su imagen comporte el estar impulsado a vivir en relación con los
otros hombres. El hombre no está llamado a vivir en soledad, sino en comunidad.
Todos estos aspectos hacen que el hombre sea alguien, no "algo", es decir, un sujeto,
no una cosa. Como tal, no puede ser utilizado como medio, sino que debe ser
estimado como fin en sí mismo.
En cambio, las cosas fueron creadas como medios para el hombre.

2.- EL HOMBRE ES UN SER A LA VEZ CORPORAL Y ESPIRITUAL.


Unidad sustancial del hombre: “cuerpo y alma”
El hombre es uno en su pluralidad de dinamismos.
Al principio material lo llamamos cuerpo y al espiritual alma
El cuerpo humano es imagen de Dios -cosa que no ocurre con el cuerpo del animal-
porque está animado, sostenido y movido por el alma espiritual y, por tanto, es
expresión del espíritu.
El cuerpo y el alma están unidos NO de modo funcional , como si fueran dos seres, dos
naturalezas (como es la unión de la barca y el barquero), sino una única naturaleza: se
trata de una unidad sustancial, es decir, se trata de un cuerpo espiritualizado y de un
alma encarnada .
El hombre es un solo ser compuesto de cuerpo y alma.
Nuestra cultura caracterizada por la “fragmentación” del sujeto, ha roto la unidad alma
/cuerpo.

El hombre: unidad substancial de cuerpo y espíritu


➢ Por todo lo anterior parece razonable la interpretación del hombre
como una unidad sustancial. Como un ser a la vez corporal y espiritual. Una
subsistencia con una naturaleza que tiene dos co- principios: un principio espiritual
(alma) y un principio material (cuerpo).
➢ En el hombre existe una sola naturaleza, lo que implica, necesariamente, que la
unión entre cuerpo y alma sea substancial y no funcional. El alma y el cuerpo están
substancialmente unidos de modo que solo pueden separarse por la muerte. Se podría
decir que el hombre es un espíritu carnal o una carne espiritual.
➢ Por el cuerpo material es mortal y por el alma espiritual es inmortal.
3.- EL HOMBRE: SER VARÓN Y MUJER.
El varón y la mujer son creados por Dios, por una parte, en perfecta igualdad de
dignidad, como personas humanas ambos, y por otra, como seres peculiares cada uno,
como seres con distintas cualidades.
El varón y la mujer, en su respectiva peculiaridad masculina y femenina, son ambos
"imagen de Dios", es decir, la masculinidad y la feminidad reflejan perfecciones de Dios
mismo, si bien Dios no es ni varón ni mujer, sino que está por encima de esta
distinción: es espíritu puro y tiene las perfecciones de ambos de modo infinito.

PODEMOS RESUMIR LOS PASOS DE LA BÚSQUEDA DE DIOS EN LOS SIGUIENTES


PUNTOS:
1. Es posible conocer a Dios.
2. Este conocimiento es posible por medio de la mera luz de
la razón natural.
3. El Dios conocido por la razón es el Dios uno y verdadero,
creador de todas las cosas y de los hombres.
4. Conocemos a Dios a través de las cosas creadas.
5. La certeza de este conocimiento natural puede ser
plena.
6. Este Dios conocido por la razón es el mismo que el
Dios, Padre de todos los hombres, revelado por Jesucristo.
7. Todoateísmoacabaatribuyendoalamaterialosatributosde
Dios, y por eso llegará a sostener que la materia es inteligente, eterna, etc.

EL MISTERIO DE DIOS Y EL HOMBRE


Dios no se adapta a ningún sistema y no funda ninguna concepción del mundo cerrada
en sí misma. Al contrario, la fe en Dios hace saltar todos los esquemas de nuestras
concepciones del mundo para hacerle sitio al misterio cada vez más grande de Dios y
del hombre: “Porque entre el Creador y la creatura no puede señalarse una semejanza,
sin ver que la desemejanza es aún mayor” (Concilio de Letrán, 1215).
Todos los conceptos e imágenes que aplicamos a Dios son sólo como una flecha
indicadora. En ninguno de ellos “tenemos” a Dios. Son iniciaciones a un misterio. Al
que sólo se le hace justicia en la actitud de adoración. Deben disponernos a prestar
atención a lo que Dios tiene que decirnos con sus palabras y obras en la historia.
Sólo en Jesucristo se nos transmite definitivamente el misterio de Dios y el misterio del
hombre. En Jesucristo, Dios nos revela su misterio como misterio de su amor
insondable. El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo
encarnado (cf. GS 22).

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