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Axel Adad Mercado Reyes. Grupo: 05.

Tarea: 05 18/03/22

Modelo de desarrollo de Margaret Mahler.

Hubo muchas cosas que me llamaron la atención de este capítulo y del enfoque
que le da Mahler. También he de aclarar (antes de comenzar) que busqué algunos
conceptos que no entendí a lo largo de la lectura y algunos de ellos llegaban a
variar, entonces hago la aclaración de que las definiciones de dichos conceptos
las colocaré entre paréntesis cuando los mencione.

Me pareció que la aclaración entre el síndrome autista y la simbiosis simbiótica fue


muy buena.

Debe ser un golpe muy duro para los padres (especialmente para la madre) el
tener un niño autista, se mencionó en la lectura algo muy característico, y es que,
el hecho de no poder conectar o crear un vínculo afectivo con tu propio hijo debe
ser duro. También me pareció muy crudo (pero totalmente cierto) que los niños
autistas solamente vean a las personas como objetos, como algo que pueden
utilizar para su propio beneficio cual herramientas y que por ello son demasiado
sensibles a los cambios, hablamos desde mover algún objeto en su espacio
cercano o que una persona que suela frecuentar mucho realice cambios notorios
en su apariencia (como pintarse o cortarse el cabello). Aunado a esto, se me hizo
algo de resaltar el hecho de que los niños autistas se ocasionen daños a ellos
mismos para sentirse vivos, sentir que están y esto es ocasionado por la falta de
catexis (motivación detrás del desarrollo de pulsiones e impulsos) en ellos.

Pasaré a la psicosis simbiótica, siento que como todo vínculo en nuestras vidas,
siempre que se presenta una alteración o rompimiento de estos mismos, nos
ocasiona enormes inseguridades y aflicciones y es obvio que con un vínculo tan
fuerte e importante como el vínculo materno, nos sentiremos totalmente
desprotegidos, inseguros y amenazados ante el más mínimo estímulo o cambio en
nuestro desarrollo. Es totalmente cierto lo que se menciona en la lectura, a veces
física y fisiológicamente estamos aptos para realizar las cosas, pero nuestra
madurez emocional no nos lo permite.

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