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Sanar las heridas por abuso sexual

El abuso sexual es una experiencia traumática que afecta a la persona, tanto a


nivel físico, psicológico, social, etc. Las repercusiones son importantes. La
persona que ha sido víctima de abusos sexuales, suele tener problemas a nivel
emocional, sexual, interpersonal, etc. Tanto si ocurre en el hombre, mujer,
infancia o adolescencia, las víctimas de abusos sexuales suelen tener una
afectación integral. El abuso sexual es tan agresivo y tan perverso que todas las
áreas de la personalidad quedan afectadas. La primera de ellas es la sexualidad.

Determinar el daño y en qué grado se produce depende de diversas variables.


Puede darse desde una sexualidad muy inhibida y reprimida, a conductas
sexuales compulsivas que desencadenen en la promiscuidad o incluso la
prostitución. Esta última se relaciona de una forma altísima con experiencias de
abusos en la infancia.

Cuando se ha sufrido abusos sexuales, de forma puntual o repetida, la persona


suele padecer lo que se llama un trastorno por estrés postraumático, que se
caracteriza por varios síntomas:

– Las víctimas suelen revivir intensamente la agresión sufrida o la experiencia


vivida, en forma de pesadillas, imágenes y recuerdos constantes e involuntarios.

– Evitación o escape de los lugares y situaciones asociados al hecho traumático.

– Respuesta de sobresalto exagerada, que se manifiesta en dificultades de


concentración, problemas para conciliar el sueño, etc.

Aunque no todas las víctimas de abusos sexuales padecen este trastorno, se


estima que al menos un 50% de las personas lo padecen.

Otros síntomas de las víctimas de abusos sexuales, que solemos encontrar, son:
baja autoestima, síntomas de ansiedad y/o depresión, deterioro en el área sexual,
dificultad para confiar en personas del sexo opuesto; etc.
El abuso sexual es un evento que marca la vida de muchas personas, ya que es
un gran golpe emocional. El golpe emocional del abuso deja mensajes de “tu
no vales nada”, “eres un objeto que cualquiera puede usar”, “eres tan mala
que la vida te está castigando”, “no sirves para nada”. Causando daños en el amor
propio y en las formas de ver la vida. Las secuelas más importantes de ello son
la depresión mayor y el abandono de la persona a sí misma. La drogadicción,
la anorexia, los intentos de suicidio y muchos otros problemas que implicar evitar
una realidad, en algunas oportunidades se originan como secuelas de abuso
sexual, donde básicamente la persona tiene el deseo de autodestruirse por el
sentimiento de no valer nada.

A la hora de superar las secuelas influyen diversos factores. Por un lado, la edad


en la que comenzaron, así como la frecuencia e intensidad. Por otro, la respuesta
y apoyo de la sociedad y la familia. La familia en muchos casos aporta un
pilar de apoyo importante, donde es necesario trabajar en las formas útiles de
ayudar para evitar conductas que victimicen a la persona generando ansiedad
innecesaria. Por eso, la respuesta de la familia es fundamental frente a la
evolución del problema, favorable o desfavorablemente.

Es por eso, que es necesario y realmente importante entre todos reconstruir lo


que el abuso destruyó y es por eso que es fundamental que la persona pueda
sanar sus heridas.

Aunque, muchas veces las personas que fueron víctimas de abuso no desean
iniciar un proceso de terapia por el miedo a recordar y revivir el evento del
abuso. Por lo que entre todos debemos hacer ver que la persona que enfrenta su
pasado, y reconstruye su vida a partir de eventos positivos de autovaloración,
logra recuperar su bienestar emocional. Y que contarlo es una necesidad para
avanzar. El primer paso que hay que dar para superar un abuso sexual es
desvelarlo y reconocerlo, pues el silencio mantiene la sintomatología.
Quedándose atrapado y aumentando la culpa, la responsabilidad o incluso la
vergüenza de que te haya podido gustar. Es muy perverso. Las víctimas se
sienten culpables por no haberse defendido o por no haber pedido
ayuda, incluso porque les haya gustado.

«El primer paso que hay que dar para superar un abuso
sexual es desvelarlo y reconocerlo»
Pero sanar es posible. Las personas que superan el abuso construyen vidas
positivas donde su autoestima se eleva y son capaces de ser guía y apoyo para
otros. El abuso no define sus vidas, y pueden seguir su existencia de manera
tranquila.

El haber vivido una experiencia traumática de mucho dolor físico y emocional


sin duda trae consigo como hemos dicho muchas consecuencias emocionales y
psicológicas: ira, temor, ansiedad, depresión y estrés postraumático.

La realidad es que tanto la víctima del abuso sexual como su entorno


atravesarán un proceso de duelo ante la confianza y la integridad física
perdida. Callar hace daño, radicaliza y afecta a la correcta elaboración de este
duelo. El silencio evasor es destructivo; los problemas no desaparecen y se
acumulan en forma de resentimiento.

«El silencio evasor es destructivo; los problemas no


desaparecen y se acumulan en forma de resentimiento»
Confrontar puede ser doloroso, pero sólo elaborando el dolor se acepta el
sufrimiento vivido y se logra el propio perdón. Por ello todos ante una victima
de abuso sexual deberemos considerar muy exhaustivamente los diez puntos
siguientes:

1.- Escuchar. La palabra en ocasiones representa la cura ante el dolor. Dejar


hablar y escuchar cuantas veces sea necesario lo sucedido es una manera de
reparar la situación de sufrimiento.  Con la escucha nos convertiremos en ese
soporte de contención y apoyo para que poco a poco la persona se vuelva a
levantar y recuperar su autovaloración y confianza.

2.- Validar. El que la persona abusada se sienta en un ambiente de confianza y


aceptación total ayudará a que poco a poco vuelva a creer en sí y en los demás.
Es indispensable aceptar su versión de la agresión sin dudar de ninguno de los
hechos. Con aceptación de lo relatado y procurando la empatía por su dolor.

3. -No cuestionar. Avasallar con preguntas no ayudará, ya que lejos de sentirse


apoyada se sentirá cuestionada. Trata de darle el tiempo que necesita para hablar.
Recibe la información que en el momento te quiera compartir sin querer ir más
allá. Todo a su debido tiempo y a su propio ritmo

4.-Trabajar la culpa. Sentirse sucio, culpable y avergonzado son sentimientos


que conlleva todo abuso sexual. ¿Por qué a mí? ¿No debí de haber estado ahí?
¿Lo puede haber evitado? Son muchos interrogantes y preguntas que atormentan
a la persona agredida.  Se recomienda mucho hacerle ver que fue víctima de una
agresión y no responsable de lo que sucedió.

5.- Brindar consuelo. La persona abusada necesitará un apoyo incondicional. El


hecho que la persona se sienta comprendida y aceptada de lo que está sucediendo
es ya un buen acompañamiento y una forma de brindarle consuelo. Al principio
lejos de hablar se recomienda abrazar. Solamente un abrazo que envuelva,
contenga y que haga sentir vivo al otro. “Llora todo lo que quieras, yo estoy
contigo. Conmigo puedes expresar todo lo que sientas, puedes soltar tu cuerpo,
soltar tu dolor y tus lágrimas.”

6.- Vivir un duelo. Sufrir una violación representa un gran esfuerzo por


comprender, manejar y aceptar la situación. Esta situación provoca una serie de
reacciones emocionales como el enojo, miedo, tristeza y aislamiento ante la
pérdida de confianza, autoestima, seguridad y salud física y emocional. Y para
cada una de las reacciones hay que saber crear el mejor espacio para su expresión
y ventilación emocional que posibiliten relatos racionales más sanadores sobre lo
sucedido.

7. – Trabajar los sentimientos. Sin duda tanto para la víctima como para su
entorno se vivirán una serie de emociones, los altibajos de humor, de rabia, de
tristeza, de reclamo y de miedo, todo en el mismo, día, en la misma semana, en el
mismo mes. Esto quiere decir que están viviendo paso a paso y avanzando
sanamente por la sanación de lo vivido. Por lo tanto, dichas expresiones
sentimentales son parte del proceso de sanación

8. – Ayudar a tomar decisiones. El creer en la persona abusada sin duda es un


reconfortante para salir adelante. Empoderar para que tome decisiones a corto y
mediano plazo sobre lo que quiere hacer ayudará a recuperar el control de su
vida, luego de haberlo perdido durante el ataque.

9.- Respetar el ámbito sexual. Reanudar la actividad sexual después de una


experiencia traumática puede ser un gran problema y precisa de su tiempo.
Algunas personas prefieren prescindir del sexo por algún tiempo, optando a
cambio por la intimidad sentimental y el afecto. Es impredecible que sea la
víctima quien decida cuando se siente lista para revivir su sexualidad.

10. -Psicoterapia. Es muy importante que después de un abuso sexual podamos


facilitar el acudir a un espacio psicoterapéutico donde puedan enfrentar el dolor a
volver a encontrarse en la afectividad, la confianza y la comprensión.
Tras la experiencia devastadora del abuso sexual es posible salir adelante si se
cuenta con el apoyo, el respeto y la compasión necesaria para recomponer y sanar
las heridas producidas. De manera que esas mismas heridas que revelan nuestra
humanidad puedan transformarse en cicatrices donde crezcan alas para levantar
la vida tras el trauma padecido; puesto que se habrá conseguido que el abuso no
siga gestionando nuestra vida sexual, afectiva y emocional.

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