Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Maracaibo-Edo. Zulia
Visto de esta forma, el Departamento del Tesoro precisó que las empresas navieras
sancionadas son Afranav Maritime, Seacomber, Adamant Maritime y Sanibel Shiptrade,
las cuales el imperialismo acusó de haber transportado petróleo venezolano durante
2020. El Aissami, argumenta que USA tiene a su país incendiado y, para tratar de
distraer la atención pública mundial sobre la tragedia que vive el pueblo
estadounidense, sancionan a cuatro navieras que tienen relación con las industrias
petroleras del mundo y que a través de terceros tuvieron vínculo comercial con PDVSA,
persiguiéndolas y bloqueándolas, respectivamente.
Para agosto del 2017, fecha en la cual se aplican las primeras sanciones no-
personales, la economía venezolana tenía 14 trimestres consecutivos de contracción
económica; se encontraba del inicio de la hiperinflación; había perdido acceso efectivo
a todos los mercados financieros internacionales; su producción petrolera
experimentaba una prolongada tendencia declinante de más de 2 años de duración, y
las importaciones de bienes humanitarios esenciales (alimentos y medicinas) habían
colapsado aproximadamente un 70% desde 2013. En este contexto, colapsaron sus
principales indicadores socioeconómicos, incluyendo niveles récord de pobreza
territorial; aumento de la desnutrición y mortalidad infantil; graves restricciones de
acceso a la alimentación y salud, y migración forzada de millones de habitantes. De
hecho, para esa fecha, ya la situación del país era considerada una Emergencia
Humanitaria Compleja.
De acuerdo con las conclusiones de diferentes análisis cuantitativos, se puede atribuir a
las sanciones estadounidenses el 45,2 por ciento de la caída acumulada en la
producción petrolera venezolana durante el lapso comprendido entre agosto de 2017 y
diciembre de 2019. En otras palabras, de los 1,24 millones de barriles diarios que se
dejaron de producir durante ese lapso, el 54,8 por ciento de ellos (680 mil barriles
diarios) no se produjeron por factores ajenos a las sanciones norteamericanas.
La debacle de la industria petrolera venezolana viene a ser una más de las lamentables
consecuencias de la aplicación en Venezuela del modelo político "Socialismo del Siglo
XXI”. Así lo advertía de forma temprana en el año 2006 el execonomista jefe de PDVSA
Ramón Espinasa en su estudio "El auge y el colapso de PDVSA a los treinta años de la
nacionalización”. Allí señala Espinasa: "Desde un principio, quedó claro que el
movimiento político que asumió el gobierno en 1999 iba a centralizar y a utilizar todas
las instituciones del Estado con el único objetivo declarado de perpetuar al presidente
de la República en el poder, para implantar su proyecto político, con una perspectiva de
largo plazo.” En búsqueda de este objetivo de dominación política, continúa Espinasa,
la corporación (PDVSA) fue transformada radicalmente y pasó de ser una entidad
comercial al servicio del Estado venezolano, a ser un instrumento político a favor de
quienes ocupaban el Gobierno.