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Ejercicio.

Preguntas (Winnicott)

Por: Janete Aline Quiroz Islas.

1. ¿Por qué dice Winnicott que la relación entre bebé y madre no deriva de la experiencia
de un instinto ni de una relación objetal?

Winnicott bien podría poner en debate aquello conocido como “instinto materno”, un imaginario
social que hace referencia a que las madres poseemos un instinto, esto implica algo biológico y
físico, que despierta en cada madre el impulso de cuidar al bebé, al hijo; pero el texto me lleva a
pensar que eso, si es que existe, tiene menor peso a la relación objetal, la cual nace, concluyo,
desde el deseo materno, desde la fantasía propia de un hijo y la maternidad. Winnicott hace
referencia a una angustia asociada al sentirse sostenido de un modo inseguro, entonces, si la
madre se siente angustiada ante la amenaza de ejercer cuidados a otro ser y de la crianza en sí,
¿no hace más que transmitir esa angustia al bebé (al hijo), lo que provoca en este último,
alteraciones en el equilibrio y posteriormente neurosis asociadas a dicha angustia?

2. ¿Por qué le llama a la desintegración amenaza y a la vez es defensa?

La descripción de Winnicott me recuerda la película Sybil, en la que la chica siente una amenaza al
no haber recibido los cuidados necesarios de su madre durante la infancia, sino todo lo contrario,
el resultado es que vive dicha amenaza del entorno posteriormente, de tal manera que la
desintegración la lleva a una despersonalización, específicamente a una personalidad múltiple,
que utiliza como una defensa al entorno amenazante. Por lo tanto, resulta necesario, no sólo
trabajar con los infantes, incluso con bebés, sino también con las mujeres que se encuentran
maternando para lograr prevenir trastornos de personalidad y otras alteraciones mentales: “No
existe nada que pueda ser denominado bebé, lo que existe es una pareja de crianza”.

3. ¿Por qué plantea que en el análisis se debe llegar a la locura aunque el paciente sea
neurótico o psicótico?

Creo que todo ser humano necesita un monto de angustia para vivir y esa misma angustia o
angustia, en ocasiones, nos lleva a la locura. De lo que se trata en terapia o análisis, es de conocer
qué es lo que angustia al paciente, cuáles son sus temores, sus amenazas…, pues ya no está en un
entorno inseguro sino constante, empático, respetuoso, responsable y amoroso, que podrá
sostenerlo cuando se sienta desintegrado, cuando sienta que “pierde piso”. Sin duda alguna, el
análisis nos lleva a la locura.

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