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G. Prospectiv1
G. Prospectiv1
Previamente, habría que reconocer que la adopción del punto de vista que la
prospectiva plantea acerca de cómo los seres humanos deberíamos encarar el
futuro no ha sido una casualidad. Ha sido fruto de una maduración, de una
auténtica revolución que se ha producido en el pensamiento humano. En efecto,
las antiguas teorías filosóficas heredadas de los griegos se basaban
principalmente en la idea de que los seres humanos vivíamos en un sistema
autorregulado ( o regulado por dioses) y que se perpetuaba siguiendo una lógica
que le era propia y en la cual el hombre poco tenia que decir, pues no era más que
un sujeto paciente. Poco a poco, esta concepción filosófica ha sido sustituida por
otra – algunos dirían que se trata de una concepción un tanto presuntuosa – y que
sostiene que el hombre se ha convertido en el principal actor de la naturaleza y de
su evolución y que, incluso, hace tiempo que ha adquirido el papel de
cuasidirector.
Llegados a este punto, podríamos continuar hablando largo y tendido sobre lo que
se entiende acerca de las cuestiones planteadas por el determinismo y la libertad
y, probablemente, llegaríamos a la conclusión de poder afirmar que los seres
humanos, aunque no seamos total y absolutamente libres, en absoluto estamos
predeterminados. A lo largo de miles de años de la historia de la humanidad, la
antigua fe que practicaban las diferentes civilizaciones se basaba en el
convencimiento de que los sistemas estaban autorregulados por los dioses. A los
hombres solo les cabía la conformidad o el sometimiento a un destino que, de
antemano, estaba absolutamente predeterminado. Felizmente, y de manera
progresiva, aunque existen concepciones filosófico – religiosas que todavía creen
en el determinismo, se ha ido cediendo paso al culto de aquellas ideas filosóficas
que caracterizan al hombre como un ser libre y responsable de su destino. Es,
precisamente, por el hecho de ser tan libre y responsable, por lo que su poder no
ha cesado nunca de creer – especialmente gracias a los progresos de la ciencia y
de la tecnología – tanto para lo bueno como para lo malo…
La prospectiva descansa precisamente sobre tres postulados que tienen mucho
que ver con esta filosofía y que caracterizan a su vez, al menos implícitamente, los
tipos de investigación que ella persigue. Estos tres postulados podrían traducirse
en las siguientes afirmaciones: el futuro es como un espacio de libertad, el
futuro es como un espacio de poder, el futuro es como un espacio de
voluntad.
Supongo que, como seres inteligentes que somos, a más de uno le decepcionará
el hecho de que afirme que nunca inventaremos una máquina capaz de adivinar el
futuro. Isaac Asimov no pretendía más que relatar una ficción. Pero aun, también
sostendré que, debido al ritmo acelerado de las mutaciones, el nivel de
incertidumbres con respecto al futuro va creciendo, lo que hace más difícil el
trabajo de quienes intenten vanamente predecir el futuro. Sin embargo, cuando se
considera que el futuro no se prevé sino que se inventa y que, por tanto, se
construye, es cuando la prospectiva adquiere todo su valor y significado como
fuente reductora de angustias y de incertidumbres.
Desde los comienzos de la historia, las ansias y la inquietud que han manifestado
los hombres por conocer el futuro han sido tremendas. Los oráculos y las
pitonisas han representando una gran papel en la adivinación del destino. Sin
duda, podríamos afirmar que, hoy en día, esta inquietud no está dormida. Por el
contrario, se ha acrecentado en la medida que ha aumentado y acelerado de
velocidad con que se producen los cambios. De igual modo, observamos cómo
las rupturas con el pasado día a día, se multiplican y como una extraña sensación
de caos se impone en nuestras vidas, acabando con la existencia de un orden
que, hasta hace unos veinte años, considerábamos que estaba perfectamente
reglamentado. Estas son unas de las razones de nuestra angustia y de nuestros
temores actuales. Son temores que crecen en la medida que se amplia el abanico
de los futuros posibles – paradójicamente cada vez mejores y, a su vez, peores –
y que nos abruman cuando comprobamos que, en cualquier caso, las
incertidumbres van creciendo siempre y, de este modo, resultan cada vez mayores
los riesgos de equivocarnos.
Las decisiones se suelen tomar cuando el agua nos llega hasta el cuello, cuando
apenas tenemos margen de maniobra. Por eso, las decisiones sueles ser tan
traumáticas y desagradables que nunca llueve a gusto de todos. “A grandes
males, grandes remedios”. Dice el refrán. Queriendo ignorar esto ultimo, estos
dirigentes justifican sus imperfectas decisiones diciendo que no tenían otra opción,
que se encontraban forzados o apremiados. La realidad, sin embargo, es
bastante diferente ya que deberían decir que no tenían otra opción por su culpa,
porque habían dejado que la situación llegara hasta un punto tal que ya no
disponían de ninguna libertad como para poder influir sobre los acontecimientos y,
en consecuencia, por su negligencia, asumían resignadamente que éstos fueran
los que les arrastraran irremediablemente. En definitiva, implícitamente están
aceptando que carecen del poder suficiente como para hacer frente al futuro con
dignidad.
Precisamente, convendría ahora señalar que el hecho de tener que caer bajo el
imperio de la necesidad es la prueba palpable de las consecuencias que entraña
la falta de previsión. La única manera de evitar que se van creando tienen sus
orígenes. Es entonces cuando éstas podrían ser fácilmente moldeables, antes de
que crezcan y se deterioren tanto que se conviertan en una inevitable imposición.
Dicho de otra manera, sin el ejercicio de la prospectiva no existe la libertad de
decisión. Las personas con poder de decisión que se instalan en la gestión de lo
inmediato son las personas que menos disponen de libertad de acción. Y esto si
que es un contradicción y una desgracia, a tenor de las grandes responsabilidades
que tienen contraídas con la sociedad.
o anticipación,
o innovación,
o rapidez.
El largo plazo es lo único que puede garantizar el éxito de las acciones que
comprometen nuestro futuro. El corto plazo es una trampa mortal si uno gasta
todas sus energías en querer dominarlo. En él solo existe lugar para la sangre, el
sudor y las lágrimas. Sin embargo todos estaríamos dispuestos a sufrir si
supiéramos con qué nos encontraremos después de atravesar el túnel del
esfuerzo y del sufrimiento. Cuando trabajamos a largo plazo es cuando la
economía cobra todo su sentido. Es cuando destinamos el corto plazo al servicio
de las metas u objetivos generales establecidos a largo plazo. Es cuando la
voluntad y la razón se funden, devolviendo a los seres humanos toda su
integridad. Es entonces cuando comenzamos a dotarnos de espacios llenos de
poder.
El corto plazo implica políticas de parches. En el largo plazo es donde se
inscriben aquellas acciones profundas que modifican el curso de los
acontecimientos. Cuando hablamos de nuevas infraestructuras, de coherencia
entre formación y empleo, de cambios y mentalidades y de comportamientos, etc.,
estamos refiriéndonos a horizontes que superan los tres o cinco años, por lo
menos; nunca nos referimos a unos pocos meses, porque las acciones con
respecto a estos objetivos se hallan ya tomadas y los márgenes de maniobra son
muy limitados.
A los seres humanos nos corresponde tomar la decisión de las decisiones. Seguir
improvisando continuamente, como hemos hecho hasta ahora, o aplicar la
prospectiva como disciplina previa a la acción que ilumina la toma de decisiones,
disminuyendo riesgos e incertidumbres. Michel Godet nos recuerda que existen
cuatro actitudes frente a la incertidumbre y las potencialidades del futuro.
Sin embargo, decir que el futuro es un espacio de poder no significa que nuestro
poder pueda llegar a ser total y absoluto. En todo sistema existen factores clave
de desarrollo que condicionan el futuro. De este modo, cada factor clave se
convierte en un reto estratégico, en un campo de batalla. En cada reto estratégico
intervienen diferentes actores que, a su vez, llevan asociados a sus intereses, mas
o menos legítimos, objetivos estratégicos diversos que muchas veces, resultan ser
antagónicos y contrapuestos entre ellos. La coexistencia de estos distintos
actores se manifiesta en función de convergencias y divergencias. En el sistema,
cada actor ejerce simultáneamente diferentes poderes, mas o menos fuertes y
más o menos conflictivos. Se trata de no solo el análisis estructural del conjunto
de factores que intervienen en el sistema, sino también el juego de actores.
La vigía prospectiva no tiene sentido más que si se halla guiada por una intención.
El ejercito mismo del poder supone la existencia de una razón motriz, de un
sistema de ideas y de valores en virtud de los cuales somos capaces de definir un
objetivo, de concebir un futuro deseable.
Aquí es donde interviene el concepto de proyecto de futuro como un expresión
que implícitamente reclama un querer, un desear. El logro de este deseo, por ser
complejo, necesariamente se ha de inscribir en un espacio temporal dilatado. Un
periodo de tiempo que será tanto más o menos largo, en la movilización de medios
necesarios para la consecución de los objetivos que no se hallen disponibles a
corto plazo. La sutil ecuación que relaciona los sueños con la razón adquiere aquí
su verdadero significado. Los sueños actúan primero y nos generan esas visiones
que nos permiten fecundar la realidad de nuestro futuro. Son como las utopías
que mediante el ejercicio de la férrea voluntad se convierten en verdades
prematuras. Nos permiten imaginar las imágenes que nos formamos con respecto
a un futuro mejor. Imágenes que, una vez pasadas por la criba de la razón, y que
algunos identificarán con estudios de viabilidad, se convertirán en los verdaderos
motores para la acción.
Cada vez soy mas probable con lo mas verosímil y porque los ingenieros
consideran que lo que es técnicamente posible ya, de por si, es rentable en el
mercado. Ambos se olvidan de que gran cantidad de nuevos procesos y de
nuevos productos, que son tecnológicamente viables y económicamente
rentables, no son, paradójicamente, deseables socialmente.
Aunque el futuro es múltiple, el abanico de los futuribles, aun pudiendo ser muy
amplio, siempre será limitado. No todos los futuros son posibles. Por ello, la
principal tarea de la prospectiva consiste en determinar el abanico completo de los
futuros posibles. Y eso si que se puede realizar con un mínimo margen de error.
Después vendrá la tareas de entresacar aquellos futuros que son los realizables y
de, entre éstos, elegir los deseables Así es como el futuro por el que apostamos
se convierte en la razón de actuar en nuestro presente, y a cuya consecución
consagramos no solo nuestro capital sino también nuestro trabajo, nuestro
esfuerzo y nuestros sacrificios. La prospectiva estratégica se encarga mediante
su sistema vigía y sus planes operativos de reducir constantemente los riesgos e
incertidumbres inherentes a la consecución del futuro deseado. La historia de la
humanidad está plagada de ejemplos que nos demuestran que,
fundamentalmente, han sido la voluntad, la ambición, la lucha y el tesón
demostrado en las acciones de los hombres los que han propiciado que los
sueños de los seres humanos pudieran fecundar la realidad de su futuro.
Ante los retos que nos depara el futuro, es necesario unir en matrimonio el capital
de riesgo con la voluntad de riesgo. Cada vez mas, el capital más importante de
las empresas y de las naciones es aquel que se va a dormir a casa todas las
noches. Ningún general que quiera ganar una guerra luchará contra sus
soldados. Todas las personas tienen y merecen su dignidad y son bien
conscientes de cuando se las utiliza y cuando se cuenta de verdad con ellas. El
futuro en si es riesgo, pero merece la pena afrontarlo si con ello le damos sentido
a nuestras vidas en el noble empeño de ser cada vez mas felices. El futuro es una
pagina en blanco que queda por escribir pero que dependerá fundamentalmente
de la voluntad, del tesón y de la constancia que demostremos en la consecución
de los objetivos estratégicos para que nuestras acciones se escriban, de una
manera o de otra, en clave de éxito o de fracaso. Adivinaría que, en un futuro, las
sociedades mas equitativas serán las mas capaces de asociar el capital de riesgo
con la voluntad de riesgo, condición sine que non para el éxito de los proyectos de
futuro que quieran ser progresistas y duraderos. Iniciativa es sinónimo de
empresa. Toda empresa requiere un equipo. El capital de riesgo tienen en el
cortoplacismo su principal enemigo. No deberíamos olvidar nunca que los
dirigentes empresariales y políticos que se instalan en el corto plazo se comportan
como unos verdaderos “Atilas” de la economía y de la política ya que tras ellos,
una vez que abandonan el poder, las inteligencias que han utilizado para sus fines
a corto plazo jamás volverán a crecer.
Para ilustrar este debate, seria suficiente con mencionar que los principales
criterios de decisión son, hoy por hoy, criterios que favorecen, en gran medida,
mas al corto plazo en detrimento del largo plazo. Algunas veces, son criterios de
carácter económico que implican maximizar los beneficios en el marco del balance
anual presupuestario, a la manera de aquel que prefiere plantar coníferas antes
que especies frondosas por el hecho de que antes le empezará a producir
beneficios. Otras veces, son criterios de carácter político que podrían traducirse
en la respuesta a la pregunta siguiente: ¿Que podría hacer desde ahora hasta el
final de mi mandato para favorecer mi propia reelección?.
No pretendo insistir sobre los efectos perversos que estos compromisos, llevados
a este modo, acarrean continuamente a la sociedad. Sacrificando el largo plazo
por el corto plazo, con frecuencia se convierte en realidad el dicho de “pan para
hoy y hambre para mañana”. De este modo, se incurre en el peligroso riesgo de
que se produzcan efectos derivados de segundo grado, cuyos daños son
extremadamente mas importantes que los posibles beneficios inmediatos que,
eventualmente, podrían obtenerse.
El resto de los puertos del litoral o litorales de una determinada nación que centren
su actividad en el sector pesquero fundamentalmente, deberían se objeto de PTP
especifico. Lo mismo podríamos decir de los litorales turísticos dado el creciente
protagonismo que están adquiriendo las actividades náuticas, turísticas y
deportivas. En este sentido, señalaré que el desarrollo de proyectos de
construcción / utilización de puertos deportivos puede presentar un interés
especifico como potenciación de un sector que se muestra de gran importancia
desde la perspectiva de la actividad económica, ya que puede generar empleo en
los sectores del turismo, del comercio y, en general, de los servicios.
Los transportes colectivos que menos se utilizan son aquellos que no existen,
aunque, por lo demás, es evidente que tienen que competir, sobre todo, con el
automóvil. Sin embargo, si se modificarán ciertas condiciones de trafico en las
ciudades – limitaciones al trafico rodado y establecimiento de un mayor numero de
zonas peatonales – y se mejoraran los transportes colectivos tanto en rapidez y
calidad como en cobertura y frecuencia de servicio, el número de usuarios de
estos transportes aumentará sensiblemente. De cualquier modo y en los próximos
años, las tendencias apuntan, como es mas que seguro, a que el parque de
automóviles seguirá creciendo interrumpidamente. Las inercias derivadas de los
actuales modos de vida y hábitos de consumo nos han originado una escala de
valores dentro de la cual el automóvil – o mejor dicho el deseo de tenerlo – se ha
convertido en un imperativo para la mayoría de la población.
Tal y como ocurre con las denominadas nuevas tecnologías, en general, también
con la telemática puede decirse que los avances tecnológicos que ilusionan a
unos y aterrorizan a otros son técnicamente viables ya en el actualidad. Sin
embargo, estos desarrollos, que en realidad son ya aplicables, necesitan un
periodo de ajuste a una lógica económica (inversión en equipamientos,
condiciones para su rentabilización) y social (disponibilidad de los recursos
humanos adecuados, capacidad social de asunción de estas tecnologías). En
líneas generales, es preciso realizar un esfuerzo importante de adecuación a las
posibilidades y a los cambios que pueden introducir estas tecnologías. Igualmente,
otro reto importante en el ámbito de las nuevas tecnologías a escala local estriba
en la definición de la herramienta a implementar. No necesariamente la tecnología
mas sofisticada es la más adecuada. Esto debe ser definido en relación con las
características propias del territorio, del entramado económico y de la
caracterización global.
Por tanto, si bien la tecnología está en este momento por delante de lo que en
realidad se pone en practica, son otro tipo de condicionantes los que determinan el
nivel de penetración de las tecnologías y la incidencia de las mismas.
De igual modo, cuando hacemos referencia a las nuevas actividades, no hay que
perder de vista que el futuro del desarrollo económico no tiene por que estar
circunscrito al descubrimiento y desarrollo de nuevas áreas de actividad, sino a la
capacidad de asumir los retos que el propio futuro va planteando y acertar con el
modo mas adecuado de ir respondiendo con acierto, celeridad y anticipación a
cada una de las circunstancias que se van planteando. La economía de cualquier
nación se sitúa ante el reto de lograr asumir las nuevas concepción que incidan en
la totalidad de los sectores económicos. Del modo en que se logre solventar estas
adecuaciones dependerá, en gran medida, el futuro económico del país. En
consecuencia, es perceptivo preparar cuanto antes el tejido y la organización
sociales y el territorio a los cambios que se esperan.
Entre los sectores que mayores perspectivas de futuro ofrecen se deben destacar
los relacionados con las tecnologías de la información, las biotecnologías, el
sector audiovisual y lo que se ha dado en llamar la ecoindustria.
LA VIVIENDA
Cada nación debería tener muy en cuenta tanto las necesidades actuales
insatisfechas como las proyecciones demográficas a la hora de evaluar las
necesidades de vivienda en el futuro. Un país que no garantiza a sus ciudadanos
el acceso económico a una vivienda digna está conculcando aspectos básicos y
elementales del propio bienestar. En algunos países el hecho de la segunda
residencia reviste una gran importancia que llega a oscilar entre el 6-10% del
parque de viviendas. Las necesidades de vivienda siempre son crecientes.
Incluso los países que experimentan un rápido envejecimiento de su población
demandaban un mayor numero de viviendas. En efecto, aunque conozcan un
estancamiento en el tamaño de su población o incluso un progresivo descenso, la
demanda de vivienda va a seguir aumentando, con casi toda probabilidad. Un
dato significativo de esta constatación es el descenso que se está produciendo del
tamaño del núcleo familiar; en algunas naciones europeas estamos pensando de
3,5 personas por hogar a 3 y presumiblemente se aproximará a 2,6 en un futuro,
caso de no modificar las actuales tendencias. En las grandes ciudades, el numero
de viviendas ocupadas por una persona está aumentando y es de destacar el
paradigma de que en algunos países representa casi el 40-50% del total del
parque de viviendas.
Por otro lado, es bien conocido que la ubicación de nuevas actividades está cada
vez mas ligado al factor ambiental. Es decir, desde una óptica competitiva, el
hecho de contar con un entorno adecuado puede ser uno de los factores que
determine la atracción o no de una determinada actividad económica que en
principio no guarda relaciona con él.
OTRA OPCION DE ESTRATEGIA
Sin embargo, no basta con definir la estrategia como un plan. Mintzberg considera
que se requiere una definición que incluya la conducta resultante. Como se dijo
antes, argumenta que la estrategia puede ser un patrón de una serie de actos. En
el caso de ciertas empresas, existen menos probabilidades de que haya
estrategias sin falta de intención.
En este ensayo se presentan algunos detalles sobre ocho tipos de estrategia que
se definan de su definición de patrón:
1. Planificadas
2. Empresariales
3. Ideológicas.
4. De protección
5. De proceso
6. Desconectadas
7. De consenso
8. Impuestas.
Al diseñar una estrategia que tome en cuenta lo intangible ¿que factores se deben
considerar?. Aun cuando cada situación sea única ¿Existen algunos criterios
comunes que tiendan al definir lo que es una buena estrategia? El hecho de que
una estrategia haya funcionado no es aval suficiente para juzgar cualquiera otra
estrategia. ¿Fue en realidad una mejor estrategia de Xerxes fue superior a la de
Leonidas? ¿Fué la estrategia de los rusos la que permitió arrollar a los
checoslovacos en 1968? Por supuesto hay otros factores además de la estrategia
incluyen la suerte, la abundancia de recursos, ordenes y maniobras excelentes o
estúpidas, los errores del enemigo – que contribuyen a determinar los resultados
finales.
Algunos estudios sugieren ciertos criterios básicos para evaluar una estrategia.
Conservar la iniciativa.
Concentración
Flexibilidad
Sorpresa
Seguridad.
Como planes, las estrategias pueden ser generales o especificas. Existe una
acepción del termino en el sentido especifico que es conveniente definir. Como
plan, una estrategia es también una pauta de acción, una “maniobra” para ganar la
partida al contrincante o competidor.
Nótese que esta definición de estrategia puede ser compatible con cualquiera de
las anteriores ( o con todas); se puede aspirar, incluso a una posición mediante un
plan o una pauta de acción, como también puede ser preseleccionada y lograda o
ambas, o tal vez descubierta, en razón de un patrón de comportamientos.
Sin embargo, lo que resulta clave en esta quinta definición es que la perspectiva
es compartida.