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Arquitectura de al-Ándalus

El Califato de Córdoba

Mihrab de la Mezquita de Córdoba.


La conquista musulmana de Hispania por las tropas de Musa ibn Nusair y Táriq ibn
Ziyad y la caída de la dinastía Omeya de Damasco, llevaron a la creación por
Abderramán I, el único príncipe superviviente que escapó de los abbasí, de un
Emirato independiente con capital en Córdoba. La ciudad se convertiría en la
capital cultural de occidente de 750 a 1009.

La arquitectura construida en al-Ándalus bajo los omeyas evolucionó a partir de la


de Damasco, con añadidos estéticos locales: el arco de herradura, distintivo de la
arquitectura hispano-árabe, fue tomada de los visigodos. Arquitectos, artistas y
artesanos llegaron desde oriente para construir ciudades como Medina Azahara, cuyo
esplendor no podía ni imaginarse en los reinos europeos contemporáneos.3

La construcción más importante de los Omeyas en Córdoba fue la Mezquita de Córdoba,


construida en etapas consecutivas por Abderramán I, Abderramán II, Alhakén II y
Almanzor.

Véase también: Arte emiral y califal

La Aljafería en Zaragoza.
Los reinos taifas
Con la desaparición del Califato, el territorio se vio dividido en pequeños reinos
llamados taifas. Su debilidad política fue acompañada de un conservadurismo
cultural, que, junto con el avance de los reinos cristianos, llevó a que los taifas
se agarrasen al prestigio de las estructuras y formas del estilo de Córdoba.

La recesión se manifestó en las técnicas de construcción y en los materiales


empleados, aunque no en la profusión de la ornamentación. Los arcos polilobulados
fueron multiplicados y adelgazados y todos los elementos califales fueron
exagerados.

Algunos magníficos ejemplos de la arquitectura taifal han llegado hasta nuestros


días, como el Palacio de la Aljafería en Zaragoza o la pequeña mezquita de Bab-
Mardum en Toledo, más tarde convertida en uno de los primeros ejemplos de
arquitectura mudéjar como la Iglesia del Cristo de la Luz.

Véase también: Arte taifa


Almorávides y almohades

Minarete almohade en la mitad inferior de La Giralda, Sevilla.


Los almorávides irrumpieron desde el norte de África en Al-Ándalus en 1086 y
unificaron los reinos taifas bajo su poder. Desarrollaron su propia arquitectura,
pero es muy poco lo que ha sobrevivido, ya que la siguiente invasión, la de los
almohades, impuso un islamismo ultraortodoxo y destruyó prácticamente todos los
edificios almorávides importantes, junto con Medina Azahara y otras construcciones
califales.

La arquitectura almohade es extremadamente sobria y desnuda. Emplearon el ladrillo


como principal material de construcción. Prácticamente la única decoración
empleada, la sebka, eran rejillas de rombos realizados con ladrillo. También
emplearon la palma como decoración, pero no era más que una simplificación de la
más ornamentada palma almorávide. Con el paso del tiempo, el arte almohade se fue
haciendo ligeramente más decorativo.

El elemento mejor conocido de la arquitectura almohade es La Giralda, antiguo


minarete de la mezquita de Sevilla aunque el remate superior es renacentista.
Clasificada como mudéjar, pero inmersa en la estética almohade, la sinagoga de
Santa María la Blanca, en Toledo, es un raro ejemplo de colaboración arquitectónica
de las tres culturas medievales españolas.

Véase también: Arte almohade


Véase también: Arte almorávide
Arquitectura nazarí del reino de Granada
Tras la disolución del imperio almohade, los reinos musulmanes del sur de la
Península se reorganizaron y en 1237 se estableció el reino nazarí con capital en
Granada.

La Alhambra, patio de los leones.


La arquitectura producida por los nazarís iba a ser una de las más ricas del Islam.
Fue heredera de los otros estilos musulmanes de Al-Ándalus, que los nazarís
combinaron, y del estrecho contacto con los reinos cristianos del norte. Los
elementos de la ornamentación y estructurales fueron tomados de la arquitectura
cordobesa (arcos de herradura), de los almohades (sebka y palma), pero también de
creación propia, como los capiteles prismáticos y cilíndricos y arcos de mocárabe,
en una alegre combinación de espacios interiores y exteriores, de jardines y
arquitectura, pensados para agradar a todos los sentidos. Al contrario que la
arquitectura omeya, que empleaba materiales caros e importados para la
construcción, los nazarís emplearon solo materiales humildes: barro, escayola y
madera. Sin embargo el resultado estético está lleno de complejidad y es
desconcertante para el espectador: la multiplicación de la decoración, el uso sabio
de la luz y las sombras y la incorporación del agua a la arquitectura, son algunas
de las claves del estilo.4 También se integró la epigrafía en las paredes de las
diferentes habitaciones, con poemas alusivos a la belleza de los espacios.5 Los
palacios de la Alhambra y el Generalife son las construcciones más importantes del
periodo.

Véase también: Arte nazarí


Arquitectura mudéjar
Véase también: Arte mudéjar

Iglesia mudéjar de San Tirso, en Sahagún (provincia de León).


La arquitectura realizada por los musulmanes que permanecieron en territorio
cristiano y que no se convirtieron es llamado estilo mudéjar. Se desarrolló
principalmente del siglo xii al xvi con fuertes influencias del gusto y arte árabe,
pero adaptado al gusto de los señores cristianos. Por ello, el mudéjar es apenas un
estilo puro: se combina frecuentemente técnicas y lenguaje artístico con otros
estilos dependiendo del momento histórico. Así, nos podemos referir al mudéjar,
pero también al románico mudéjar, al gótico mudéjar o al mudéjar renacentista.

El estilo mudéjar es una simbiosis de técnicas y formas de entender la


arquitectura, resultado de la convivencia de las culturas musulmana, judía y
cristiana. Emergió como un estilo arquitectónico en el siglo xii. Se suele aceptar
que el estilo nace en Sahagún.6 Se extendió al resto del Reino de León, Toledo, uno
de los centros más antiguos e importantes, Ávila, Segovia, y más tarde a Andalucía,
especialmente a Sevilla y Granada. En Toledo hay que destacar las sinagogas de
Santa María la Blanca y El Tránsito, ambas mudéjares pero no cristianas. En
Sevilla, las habitaciones del Alcázar,7 a pesar de ser clasificadas como mudéjar,
están más relacionadas con el arte nazarí de la Alhambra que al resto del mudéjar,
puesto que fueron creados por arquitectos de Granada con poca influencia cristiana
traídos por Pedro I de Castilla. También en Sevilla hay que destacar la Casa de
Pilatos.

Otros centros importantes del mudéjar se encuentran en ciudades como Toro, Cuéllar,
Arévalo y Madrigal de las Altas Torres, destacando el Monasterio de Las Claras, en
Tordesillas y el Convento de San Pablo en Peñafiel. Un desarrollo especial lo tuvo
el mudéjar aragonés, especialmente en Zaragoza y Teruel durante los siglos XIII,
XIV y XV, destacándose las torres mudéjares de Teruel.

Se caracteriza por el uso del ladrillo como material principal. No creó estructuras
propias, al contrario que el gótico o el románico, sino que reinterpretó los
estilos occidentales a través de una perspectiva musulmana. El carácter geométrico,
distintivo de Islam, aparece en las artes accesorias, empleando materiales baratos
—azulejo, ladrillo, madera, yeso, metales— trabajados de forma elaborada,
destacando el artesonado. Incluso después de que los musulmanes ya no fueran
empleados en la construcción, sus contribuciones se mantuvieron como parte integral
de la arquitectura española.

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Arquitectura románica
Esta sección es un extracto de Arquitectura románica en España.[editar]

Santos Julián y Basilisa (Bagüés)

Iglesia románica de San Martín de Frómista (Palencia)

Primer románico aragonés: Santuario de la Madre de Dios de Pedrui, consagrado el 5


de noviembre de 972, por el Obispado de Roda

Colegiata de San Martín de Elines, Cantabria

Basílica de San Isidoro de León

Monasterio benedictino de San Pedro de Roda (878-1022), uno de los primeros


ejemplos románicos en el país

Iglesia de San Clemente de Tahull (Lérida), influencia lombarda en el románico


catalán

Nuestra Señora de la Anunciada (Urueña, Valladolid). Arquitectura lombarda. Es el


único ejemplar en estilo románico catalán en Castilla y León

Monasterio de San Juan de Duero (Soria)

Claustro de Santo Domingo de Silos, con el famoso ciprés que cantó Gerardo Diego.

Santo Domingo de Soria, inspirada en Nuestra Señora de Poitiers y hecha por


maestros poitevinos, uno de los mayores logros del románico español (para Gaya Nuño
«...su distribución decorativa es la más rica, la más homogénea y armoniosa de la
península, y no reconoce como más bella ni a la de Ripoll»)
La arquitectura románica supone una manera de construir dentro del estilo conocido
como arte románico desarrollado en Europa, con sus características propias y su
especial evolución a lo largo de más de dos siglos, que comprende desde principios
del siglo XI hasta la mitad del siglo XIII. Esa misma arquitectura en España
adquiere sus propias peculiaridades dejándose influir tanto por las modas que le
llegan desde el exterior a través de Italia y Francia como por la tradición y
recursos artísticos antiguos en la península ibérica.

Mientras en el siglo VIII se pudo sentir en la Europa cristiana occidental la


restauración carolingia, la España cristiana siguió apegada a la cultura
tradicional hispanorromana y goda, sin dejarse influir por los movimientos
culturales europeos, hasta la llegada del románico.

La arquitectura románica se extendió en España en la mitad norte llegando hasta el


río Tajo, en plena época de Reconquista y repoblación, en especial tras la
conquista de Toledo (1085) que aseguró la paz al norte del Duero y favoreció en
gran medida su desarrollo. Entró tempranamente en primer lugar por tierras
catalanas de los condados de la Marca Hispánica donde desarrolló un primer románico
y se extendió por el resto con la ayuda del Camino de Santiago y de los monasterios
benedictinos. Dejó su huella especialmente en edificios religiosos (catedrales,
iglesias, monasterios, claustros, ermitas…) que son los que han llegado al siglo
XXI mejor o peor conservados, pero se construyeron también en este estilo
monumentos civiles correspondientes a su época, aunque de estos últimos se
conservan bastantes menos (puentes, palacios) y militares (murallas como las de
Ávila, castillos de Pedraza y Sepúlveda y torres). Tal esfuerzo constructor sólo
puede entenderse como consecuencia de la pujanza de la sociedad de los reinos
cristianos, capaces incluso de extraer recursos (pago de parias) de los divididos
reinos taifas.

El románico se desarrolló tempranamente en los siglos X y XI, antes de la


influencia de Cluny, en los Pirineos catalanes y aragoneses, simultáneamente con el
norte de Italia, en lo que se ha llamado «primer románico» o «románico lombardo».
Fue un estilo muy primitivo, caracterizado por los muros gruesos, la falta de
escultura y la presencia de ornamentación rítmica con arcos, tipificada en el
conjunto de las iglesias románicas del Valle de Boí, con piezas tan singulares como
San Juan de Boí, San Clemente de Tahull o Santa María de Taüll (las dos últimas
consagradas en 1123).

El primer románico catalán estuvo muy influido por el arte carolingio y el musulmán
de la península ibérica, siendo modélica la fundación del monasterio benedictino de
San Pedro de Roda (878-1022). A comienzos del siglo XI hubo una gran actividad
arquitectónica por parte de grupos de maestros y canteros lombardos que trabajaron
por todo el territorio catalán, erigiendo iglesias bastante uniformes. El gran
impulsor y difusor (así como patrocinador) de ese arte fue el abad Oliba del
monasterio de Santa María de Ripoll (880-1032), que mandó que se ampliase el
monasterio con un cuerpo de fachada donde se levantaron sendas torres, más un
crucero con siete ábsides, decorado al exterior con ornamentación lombarda de
arquillos ciegos y fajas verticales. También patrocinó la reforma de los
monasterios de San Martín de Canigó (997-1026) y de San Miguel de Fluviá (desde
1017). Las edificaciones suelen ser de una o más naves abovedadas, separadas por
pilares; a veces llevan la construcción de un pórtico y siempre en el exterior se
ve la decoración de arquillos ciegos, esquinillas y lesenas (franjas verticales).
Las torres correspondientes son especialmente bellas; unas veces van unidas al
edificio y otras son exentas, de planta cuadrada o excepcionalmente cilíndrica como
la de Santa Coloma de Andorra. Este primer románico lombardo se extendió también
por tierras aragonesas cuyas pequeñas iglesias rurales se vieron influenciadas al
mismo tiempo por las tradiciones hispánicas.

La arquitectura románica plena llegó a través del Camino de Santiago, la entonces


más reciente de las tres grandes peregrinaciones cristianas creada después de que
en el siglo IX se descubriera en Santiago de Compostela un sepulcro que, según se
cree, encierra los restos mortales del apóstol Santiago el Mayor. Fue un estilo
auténticamente internacional, con un modelo, la abadía de Cluny, y un lenguaje
común al del resto de Europa. Aparecen las típicas iglesias de peregrinación —
basadas en San Sernín de Toulouse—, con tres o cinco naves, crucero, girola,
absidiolos, tribuna, bóvedas de cañón y arista, y se da la alternancia de pilares y
columnas, el «ajedrezado» o «taqueado jaqués» como motivo decorativo y la cúpula en
el crucero. El modelo de románico español del siglo XII fue la catedral de Jaca
(1077-1130), modelo que se extendió con algunas variaciones por las áreas
reconquistadas según los reinos cristianos avanzaban hacia el sur.

En España no se distinguen fácilmente escuelas geográficas, como ocurre en Francia,


porque los tipos aparecen mezclados aunque si se presentan ejemplos de edificios
que siguen claramente, si no en su totalidad sí en gran parte, algunas de las
escuelas francesas: la auvernesa —catedral de Santiago de Compostela y la Basílica
de San Vicente de Ávila—, la poitevina —Santo Domingo de Soria, uno de los mayores
logros del románico español, y la mayoría de las iglesias catalanas del siglo XII,
como Sant Pere de Roda y San Pedro de Galligans— y la de Perigord, cuyos ejemplos
pertenecen ya a la transición hacia el gótico con novedades técnicas inducidas por
la reforma cisterciense, como las cúpulas sobre trompas o pechinas—colegiata de
Toro, salvo la cúpula que es de influencia bizantina, y en general el grupo de
cimborrios del Duero.

El románico español también muestra influencias de los estilos prerrománicos,


principalmente del arte asturiano y del arte mozárabe, pero también de la
arquitectura árabe, tan próxima, sobre todo de los techos de la mezquita de Córdoba
y los arcos polilobulados. Así se advierte en San Juan de Duero (Soria), en San
Isidoro de León o en la peculiar iglesia poligonal de Eunate en Navarra (con muy
pocos ejemplos comparables, como la Vera Cruz segoviana

En el reino de León el románico engarza con la tradición asturiana, con logros


notables como la Cámara Santa de Oviedo, la Real Colegiata de Santa María de Arbas
—en pleno puerto de Pajares— y la iglesia de Coladilla, por la poco usual temática
erótica de los canecillos y por la simplicidad de sus líneas. También hacia el
norte se extendió el románico, con un sentido más rural, con las catedrales de Tuy
y Lugo, y las iglesias de la colegiata de Santillana del Mar y de Nuestra Señora de
Estíbaliz de Argandoña.

En Castilla y León predominó la planta basilical de tres naves, con la central más
alta y ancha, y con triple ábside. En las rutas jacobeas los principales edificios
religiosos son urbanos: la ya mencionada catedral de Jaca, el monasterio de Santo
Domingo de Silos en Burgos, la basílica Real de San Isidoro de León, la iglesia de
San Martín de Frómista y la catedral de Santiago de Compostela; aunque también las
hay rurales ya que se elevaron numerosas iglesias parroquiales, más pequeñas y de
una sola nave, como las de San Esteban de Corullón, Santa Marta de Tera o San
Esteban de Gormaz. En algunas zonas, hubo una verdadera fiebre constructiva, como
el románico palentino del que hay más de seiscientas iglesias catalogadas. El
románico segoviano se caracteriza por sus torres solemnes y por el pórtico de
arquerías sobre columnas sencillas o pareadas, que cumplieron una importante
función en la vida urbana medieval (San Esteban).

Destacan asimismo un grupo de iglesias leonesas por sus peculiares cimborrios y


cúpulas, denominándose habitualmente el grupo de cimborrios del Duero, compuesto
por la catedral de Zamora (1151-1174), la colegiata de Toro (1170-mediado del
XIII), la catedral Vieja de Salamanca (fin del XII-1236), y la catedral Vieja de
Plasencia (principios del siglo XIII-siglo XV). Algunas iglesias y catedrales, en
el siglo XIII, ya anuncian la transición al gótico, como las de Ciudad Rodrigo o
Ávila. En Navarra y Aragón se nota más la influencia de Cluny. Destacan las
iglesias de San Juan de la Peña, San Salvador de Leyre, San Millán de la Cogolla
(La Rioja) y San Pedro de Lárrede. Son iglesias rurales de una sola nave, ábside
semicircular y arcos ciegos. Es frecuente la presencia de torres altas y cuadradas,
con ventanas en lo alto, que recuerdan a los minaretes musulmanes.

En el sur aparecen las influencias arte islámico, pero donde más se nota esa
influencia es en el románico mudéjar, un arte urbano cuyos templos tienen la
estructura de las iglesias cristianas y los motivos decorativos islámicos. Sin
embargo, ese arte no estaba dominado por la concepción cristiana de la vida, ya que
fueron conversos, musulmanes y judíos, los que construyeronn estos templos.
Destacan las iglesias de Sahagún, Arévalo, Olmedo y Toro. Aunque en su conjunto el
arte mudéjar es contemporáneo del gótico.

En lo que será el reino de Valencia no existen edificios puramente románicos, ya


que la reconquista durante el siglo XIII, y el cambio de gusto arquitectónico
hicieron que algunos edificios de planta románica fuesen finalizados en período
gótico. Ejemplo de ello es la iglesia de San Juan del Hospital8 de Valencia,
iniciada en 1238 por la orden hospitalaria tras la conquista de la ciudad de
Valencia por Jaime I.

Casi todos los edificios románicos españoles que se conservan han sido clasificados
como Bienes de Interés Cultural, apareciendo los más destacados ya en la lista de
monumentos histórico-artísticos de 1931. Dos grandes conjuntos han sido declarados
patrimonio de la Humanidad: «Caminos de Santiago: Camino de Santiago Francés y
Caminos del Norte de España» (1993, amp. 20159) e «Iglesias románicas catalanas del
Valle de Bohí» (200010).

El Centro de Estudios del Románico (CER) de la Fundación Santa María la Real —


fundada en 1994 y que ha editado una «Enciclopedia del Románico», un trabajo de
tres décadas para documentar todos los testimonios románicos de la península
ibérica (más de 9000) y que alcanza ya los 55 volúmenes, avalada por un diploma del
Premio Europa Nostra en «»2003—, puso en marcha, entre el 3 de noviembre y el 28 de
diciembre de 2008, el concurso «Maravillas del Románico Español» para elegir los
siete edificios preferidos por los internautas. Tras una primera selección
realizada por un equipo de expertos,11 se eligieron los siguientes siete edificios
(por orden): la colegiata de San Isidoro de León, la catedral de Santiago de
Compostela, la catedral Vieja de Salamanca, los monasterios de San Juan de Duero,
San Juan de la Peña y Santo Domingo de Silos y el castillo de Loarre.12

«Maravillas del Románico Español»


Fachada de las Platerias (1103-1117) de la catedral de Santiago de Compostela
Fachada de las Platerias (1103-1117) de la catedral de Santiago de Compostela

Cimborrio de la catedral Vieja de Salamanca (inicios del XI-1236)


Cimborrio de la catedral Vieja de Salamanca (inicios del XI-1236)

Monasterio de San Juan de la Peña (1026- s. XII)


Monasterio de San Juan de la Peña (1026- s. XII)

Castillo de Loarre (s. XI) (provincia de Huesca)


Castillo de Loarre (s. XI) (provincia de Huesca)

Véanse también: Arte Románico y Románico español.


Arquitectura gótica
Artículo principal: Arquitectura gótica en España

Catedral de Burgos.

Interior de la Catedral de León.

Iglesia de San Pablo de Valladolid, ejemplo de arquitectura gótica.


El estilo gótico comenzó en España debido a la creciente comunicación de Europa
central y del norte durante el siglo xii, cuando el románico tardío alternaba con
un estilo de transición como es la arquitectura cisterciense y con algunas
expresiones de gótico puro, como la Catedral de Ávila; ésta y la de Cuenca son las
más tempranas del estilo. El gótico pleno llega con toda su fuerza a través del
Camino de Santiago en el siglo xiii, con la creación de algunas de las más puras
catedrales góticas, de influencia francesa: las catedrales de Burgos, León y
Toledo.
Posteriormente al siglo xiii, el estilo se extiende con creativas variantes locales
como el gótico levantino y el gótico isabelino. El gótico levantino, que florece en
el siglo xiv, está caracterizado por sus logros estructurales y la unificación del
espacio, siendo sus obras maestras la Catedral de Palma de Mallorca, la Lonja de la
Seda de Valencia y la Iglesia de Santa María del Mar de Barcelona. Guillermo Bofill
realizará en la catedral de Gerona un extraordinario atrevimiento al unificar las
tres naves de la cabecera en una sola de extraordinaria amplitud.

En la Castilla del siglo xv la estrecha relación comercial y política con el norte


de Europa convoca a arquitectos como Juan y Simón de Colonia, Hanequín de Bruselas,
Juan Guas y Enrique Egas que crean escuela adaptándose a la sensibilidad local. Se
sigue trabajando en las últimas grandes catedrales góticas (Sevilla, nueva de
Salamanca y Segovia). El gótico isabelino, llamado así por coincidir con el reinado
de los Reyes Católicos, supone una transición al renacimiento, pero a la vez una
férrea resistencia a dejar los principios góticos tradicionales. Sus obras maestras
son San Juan de los Reyes en Toledo, la Capilla Real de Granada y la Cartuja de
Miraflores en Burgos. Las fronteras cronológicas y formales con el simultáneo
plateresco son imprecisas.

Véase también: Arquitectura gótica


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España.
Arquitectura del Renacimiento
Artículo principal: Arquitectura renacentista española
Véanse también: Plateresco, Purismo renacentista y Arquitectura herreriana.

Patio interior del Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada, diseño de Pedro


Machuca.
En España, el Renacimiento comenzó unido a las formas góticas en las últimas
décadas del siglo xv. El estilo comenzó a extenderse sobre todo a manos de
arquitectos locales: es la razón de un estilo renacentista específicamente español,
que reunió la influencia de la arquitectura del sur de Italia, a veces proveniente
de libros ilustrados y pinturas, con la tradición gótica y la idiosincrasia local.
El nuevo estilo se llama plateresco, debido a las fachadas decoradas en exceso, que
recuerdan a los intrincados trabajos de los plateros. Órdenes clásicas y motivos de
candeleros (candelieri) se combinan con libertad en conjuntos simétricos.

En este contexto, el Palacio de Carlos V realizado por Pedro Machuca, en Granada,


supuso un logro inesperado dentro del renacimiento más avanzado de la época. El
palacio puede ser definido como una anticipación al manierismo, debido a su dominio
del lenguaje clásico y sus logros estéticos rupturistas. Fue construido antes de
las principales obras de Miguel Ángel y Palladio. Su influencia fue muy limitada y
mal entendida, las formas platerescas se imponían en el panorama general.

Monasterio de El Escorial.
Según pasaban las décadas, la influencia gótica decae y la búsqueda de un
clasicismo ortodoxo alcanzó niveles muy altos. Aunque el plateresco es un término
usado habitualmente para definir a la mayoría de la producción arquitectónica de
finales del siglo xv y primera mitad del siglo xvi, algunos arquitectos adquirieron
un gusto más sobrio, como Diego de Siloé, Rodrigo Gil de Hontañón y Gaspar de Vega.
Ejemplos de plateresco son las fachadas de la Universidad de Salamanca y del Hostal
San Marcos de León.

La cumbre del renacimiento español está representado por el Real Monasterio de El


Escorial, realizado por Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, en el que una
inicial adherencia excesiva al arte de la antigua Roma fue superado por un estilo
extremadamente sobrio. La influencia de los tejados y chapiteles flamencos y
norteeuropeos, el simbolismo de la escasa decoración y el preciso corte del granito
establecieron la base para un estilo nuevo, el herreriano, que formó escuela
durante muchos años.

Con un estilo más próximo al manierismo, el siglo se cierra con arquitectos como
Andrés de Vandelvira (Catedral de Jaén).

Véase también: Arquitectura del Renacimiento


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de España.
Arquitectura barroca

Fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago de Compostela.


Artículo principal: Arquitectura barroca en España
Cuando las influencias barrocas italianas llegaron a España, gradualmente
sustituyeron en el gusto popular al sobrio gusto clasicista que había estado de
moda desde el siglo xvi. Tan pronto como en 1667, las fachadas de la Catedral de
Granada de Alonso Cano y la de Jaén de Eufrasio López de Rojas indican la facilidad
de su interpretación a la manera barroca de los motivos tradicionales de las
catedrales españolas.

El barroco local mantiene raíces en Herrera y en la construcción tradicional en


ladrillo, desarrollada en Madrid a lo largo del siglo xvii (Plaza Mayor y
Ayuntamiento de Madrid).

En contraste al barroco de la Europa septentrional, el arte español de la época


busca agradar a los sentidos más que al intelecto. La familia Churriguera, que se
especializó en altares y retablos, se rebelaron contra la sobriedad del clasicismo
herreriano y promocionaron un estilo intrincado, exagerado y casi caprichoso de
decoración superficial, conocido como churrigueresco. En medio siglo, convirtieron
Salamanca en una ciudad churrigueresca ejemplar.

La evolución del estilo pasó por tres fases. Entre 1680 y 1720, los Churriguera
popularizaron la mezcla de columna salomónica de Guarini y el orden compuesto,
conocido como «orden suprema». Entre 1720 y 1760, la columna churrigueresca o
estípite, en forma de cono o obelisco invertido, se estableció como elemento
principal de la decoración ornamental. Los años 1760 a 1780 vieron un
desplazamiento gradual del interés desde el movimiento retorcido y excesivo de la
ornamentación hacia el equilibrio y la sobriedad del neoclásico.

Dos de las más espectaculares creaciones del barroco español son las fachadas de la
Universidad de Valladolid (Diego Tomé, 1719) y del Hospicio de San Fernando en
Madrid (Pedro de Ribera, 1722), cuya extravagancia curvilínea parece anunciar a
Antonio Gaudí y el modernismo. En este caso y en muchos otros, el diseño incluye el
juego de techos y elementos decorativos con poca relación con la estructura y
función. sin embargo, el barroco churrigueresco ofrece alguna de las combinaciones
de luz y espacio más espectaculares, como en la Cartuja de Granada, considerada la
apoteosis del churrigueresco aplicado a espacios interiores, y el «transparente» de
la Catedral de Toledo de Narciso Tomé, donde escultura y arquitectura se integran
para conseguir un efecto dramático de la luz.

Palacio Real de Madrid.


El Palacio Real de Madrid y las construcciones del Paseo del Prado (Salón del Prado
y Puerta de Alcalá) también en Madrid, merecen ser mencionados. Fueron construidos
en el sobrio barroco internacional, a menudo confundido con el neoclásico, por los
reyes borbones Felipe V y Carlos III. Los palacios reales de La Granja de San
Ildefonso, en Segovia, y el de Aranjuez, en Madrid, son buenos ejemplos de la
integración de arquitectura y jardines del barroco, con notable influencia francesa
(La Granja es conocido como el «Versalles español»), pero con concepción espacial
local, que de alguna manera muestra herencia de la ocupación musulmana.

El rococó se introdujo en España por primera vez en la Catedral de Murcia, en 1733,


en su fachada occidental. También en la zona levantina, se destaca la exuberante
decoración de la puerta del palacio del Marqués de Dos Aguas en Valencia, diseñada
por el pintor y grabador Hipólito Rovira (1740–1744). El mejor representante del
estilo fue el maestro español Ventura Rodríguez, responsable de la Santa Capilla de
la Virgen del Pilar (1750) en el interior del templo de Nuestra Señora del Pilar en
Zaragoza.

Véase también: Arquitectura barroca


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España.
Arquitectura colonial

Catedral del Cuzco de estilo barroco mestizo del plateresco xiloformo.


Artículo principal: Arquitectura colonial española
El estilo colonial español de arquitectura dominaba en los primeros territorios
españoles de las Américas y también en las Filipinas. Se distingue por el contraste
entre la construcción simple y sólido que demanda el lugar nuevo y la ornamentación
barroca que viene de España. La zona colonial de Santo Domingo, fundada en 1498 es
la ciudad occidental más antigua en el Mundo Nuevo y es un buen ejemplo de este
estilo.

Iglesia de Santa Prisca en Taxco: churrigueresco mexicano.


La combinación de influencias decorativas nativas americanas y árabes, con una
interpretación expresiva del churrigueresco, podría explicar la variedad e
intensidad del barroco en las colonias americanas de España. Aún más que en su
equivalente español, el barroco americano se desarrolló como un estilo de
decoración del estuco. Fachadas con torres gemelas de varias catedrales americanas
del siglo xvii tienen raíces medievales. El barroco pleno no aparece hasta 1664,
cuando los jesuitas construyeron su santuario en la plaza de Armas del Cuzco.

El barroco peruano es especialmente exuberante, como evidencia la Basílica y


convento de San Francisco de Lima en Lima (1673), que muestra una fachada oscura y
muy intrincada entre dos torres gemelas. Mientras que el barroco rural de las
misiones jesuíticas (estancias) en Córdoba (Argentina) siguieron el modelo de Il
Gesù, estilos provinciales «mestizos» aparecieron en Arequipa, Potosí y La Paz. En
el siglo xviii, los arquitectos de la región se inspiraron en el arte mudéjar de la
España medieval. El estilo de fachada del barroco tardío surge por primera vez en
la Iglesia de Nuestra Señora de La Merced en Lima (1697–1704). De forma similar, en
la iglesia de la Compañía en Quito (1722–1765), la fachada parece un retablo
ricamente esculpido con un exceso de columnas salomónicas.

Al norte, la provincia más rica del siglo xviii, Nueva España, el actual México,
Centroamérica, y los estados de Texas, Nuevo México, California y Arizona en EE. UU
produjo una arquitectura fantásticamente extravagante y visualmente frenética que
es el churrigueresco mexicano. Este estilo ultrabarroco culmina en los trabajos de
Lorenzo Rodríguez, cuya obra maestra es el Sagrario Metropolitano en Ciudad de
México (1749–1769). Otros ejemplos notables se encuentran en remotos pueblos
mineros. Por ejemplo el santuario de Ocotlán (comenzado en 1745) es una catedral
barroca de primer orden, cuya superficie está cubierta de baldosas rojas
brillantes, que contrastan con una plétora de ornamentos comprimidos aplicados
generosamente en la portada y los flancos de las torres. La auténtica capital del
barroco mexicano es Puebla, donde la abundancia de baldosas pintadas a mano y
piedra local gris llevaron a una evolución muy personal y localizada del estilo,
con un pronunciado sabor indio.
Véase también: Arte colonial hispanoamericano
Arquitectura neoclásica

Museo del Prado, de Villanueva.


Los postulados extremadamente intelectuales del neoclasicismo tuvieron menos éxito
en España que el mucho más expresivo barroco. El neoclasicismo español se expandió
a partir de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, fundada en 1752. Su
principal figura fue Juan de Villanueva, que adaptó las ideas de Edmund Burke sobre
la belleza y lo sublime a los requerimientos del clima y la historia locales.
Construyó el Museo del Prado (que en principio iba a tener funciones de Gabinete de
Ciencias), combinando tres elementos: una academia, un auditorio y un museo, en un
edificio con tres entradas separadas. El Prado formaba parte del ambicioso programa
de Carlos III que pretendía convertir Madrid en la capital de las Artes y las
Ciencias. Muy próximo al museo, Villanueva construyó el observatorio astronómico de
El Retiro y el Jardín Botánico, todo ello en el conjunto del eje del Paseo del
Prado, con sus emblemáticas fuentes de Neptuno y Cibeles (diseñadas por Ventura
Rodríguez) y cerrado por el Hospital y Real Colegio de Cirugía de San Carlos.
También diseñó algunas de las residencias de verano de los reyes en El Escorial y
Aranjuez y reconstruyó la Plaza Mayor de Madrid, entre otras obras importantes. Los
discípulos de Villanueva Antonio López Aguado e Isidro González Velázquez
diseminarán el estilo por el centro del país.

Véase también: Neoclasicismo en España


Arquitectura modernista
Eclecticismo

Palacio de Comunicaciones de Madrid.


La arquitectura eclecticista es aquella que combina varios estilos en un edificio,
sin seguir un solo orden arquitectónico. Esta corriente llegó a España en los
últimos años del siglo xix. Uno de los edificios eclecticistas más importantes es
el Palacio de Comunicaciones de Madrid, diseñado por Antonio Palacios y Joaquín
Otamendi. Fue inaugurado en 1909.

Historicismo
Desde Europa llegó en el siglo xix el historicismo, cuyos estilos más destacados
son el neogótico y el neorrománico. Del neogótico hay que destacar el Palacio
Episcopal de Astorga y el Palacio de Sobrellano en Comillas, la fachada de la
Catedral de Barcelona, la Catedral de San Cristóbal de La Laguna en Tenerife y la
Catedral del Espíritu Santo de Tarrasa. Del neorrománico, menos importante que el
anterior, hay que mencionar la cripta de la Catedral de Madrid y la Basílica de
Nuestra Señora de Covadonga, en Asturias.

Neomudéjar
A finales del siglo xix un nuevo movimiento arquitectónico surgió en Madrid: un
resurgimiento de la arquitectura mudéjar, el neomudéjar, que enseguida se extendió
por otras regiones. Arquitectos como Emilio Rodríguez Ayuso veían el arte mudéjar
como un estilo exclusivo y característico de España. Se comenzaron a construir
edificios empleando algunas de las características del antiguo estilo, como los
arcos de herradura y el empleo de ornamentación abstracta en ladrillo para las
fachadas. Se popularizó sobre todo en la construcción de plazas de toros y otros
edificios públicos, pero también para la construcción de viviendas, debido al uso
de materiales baratos, principalmente ladrillo para los exteriores. A destacar la
portada de la Catedral de Teruel y La Escalinata de la misma ciudad, obra de
Aniceto Marinas, y la plaza de Toros de Las Ventas de Madrid.

Neorrománico
Principalmente se desarrolló en Asturias y la Cataluña interior.

Neogótico
Barcelona abrazaría el estilo con ambición en la búsqueda de una nueva identidad y
se convertiría en el principal foco, como parte de una restauración romántica del
casco antiguo de la ciudad, financiada por una burguesía cada vez más rica debida
los beneficios revolución industrial. La Catedral de Barcelona construida en estilo
gótico entre 1298 y 1420, sin embargo la fachada y el cimborrio corresponden a una
remodelación en estilo neogótico realizada entre 1882 y 1913, cuando finaliza el
cimborrio. Muy cerca se encuentra el famoso Pont del Bisbe, de 1928. Como
arquitecto destacaría Enric Sagnier, algunas de sus obras más notables son el
Templo Expiatorio del Sagrado Corazón (1902-1961), la Iglesia de Pompeya (1907-
1910), la Casa Doctor Genové (1911) o el Caja de Pensiones de Barcelona (1914-
1917).

Véase también: Arquitectura historicista


Véase también: Arquitectura neomudéjar
Véase también: Arquitectura neogótica
Véase también: Arquitectura neorrománica
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Arquitectura neomudéjar
en España.
Arquitectura del vidrio y el hierro
La producción masiva de hierro y vidrio durante el siglo XIX dio a los arquitectos
nuevas ideas para desarrollar construcciones. En 1851, la inauguración de "The
Crystal Palace" sentó las bases de una nueva forma de construcción, más rápida,
ligera, y apta para nuevos usos, como el de invernadero. Décadas después en se
celebraría la Exposición Universal de Barcelona (1888) impulsando este movimiento
con obras en la ciudad de Barcelona como el Monumento a Colón (Barcelona), el
Umbráculo, el Hivernáculo, o el Puente de hierro de la Barceloneta, este último
ahora desaparecido.

Algunos de los ejemplos más notables de esta nueva forma de construcción son el
Mercado del Borne (1876) o el Mercado de San Antonio (1882) en Barcelona, o el
Palacio de Cristal del Retiro (1887) y el Palacio de Cristal de la Arganzuela
(1924) en Madrid.

Modernismo

Azotea de la Casa Milà, de Antoni Gaudí.


En España, el modernismo tuvo su centro en Barcelona. Cuando la ciudad de Barcelona
se amplió más allá de sus límites históricos, resultando el Ensanche de Ildefonso
Cerdá, en el que se desarrollará el llamado modernismo catalán o modernisme. El
modernisme rompió con estilos anteriores y empleó para su inspiración formas
orgánicas, al igual que hacía el Art Nouveau en Francia y el Jugendstil en
Alemania. El arquitecto más famoso es Antoni Gaudí, cuya obra en Barcelona (los más
conocidos La Sagrada Familia, el Parque Güell, la Casa Milà y la Casa Batlló) y en
otros lugares de España (Capricho de Gaudí, Casa Botines y Palacio Episcopal de
Astorga) mezcla la arquitectura tradicional con otros estilos nuevos, siendo
precursor de la arquitectura moderna. Otros arquitectos catalanes notables de la
época fueron Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch.

El modernismo también tuvo desarrollo en otras ciudades de Cataluña, como Tarrasa


(Masía Freixa y Fábrica Vapor Aymerich, Amat i Jover) y Reus (Casa Navàs), y del
resto de España, como Teruel (Casa El Torico o Casa La Madrileña), Zaragoza (Casino
Mercantil o Quiosco de la música) o Comillas, donde, aparte del Capricho de Gaudí,
se puede admirar la Universidad Pontificia Comillas, en Melilla ciudad al otro lado
del estrecho, de la mano de Enrique Nieto y con innumerables construcciones de gran
valor, llegando a ser la segunda ciudad de España con mayor número de edificios
modernistas y art-déco.

Véase también: Modernismo catalán


Arquitectura del siglo xx
Movimiento moderno entre 1920-1939

Estación de autobuses de Gijón, 1939


La creación en 1928 del grupo GATCPAC en Barcelona, seguido de la creación del
GATEPAC (1930) por arquitectos principalmente de Zaragoza, Madrid, San Sebastián y
Bilbao, estableció dos grupos de jóvenes arquitectos que seguían los dictados de la
arquitectura moderna en España. Josep Lluís Sert, Fernando García Mercadal, José
Manuel Aizpurúa y Joaquín Labayen entre otros, se organizaron en tres grupos
regionales.13 Otros arquitectos exploraron el estilo moderno desde puntos de vista
particulares: Casto Fernández Shaw con su trabajo visionario, casi todo en papel,
Josep Antoni Coderch, con su integración de la vivienda mediterránea y los
conceptos del nuevo estilo o Luis Gutiérrez Soto, muy influenciado por tendencias
expresionistas.

En la Exposición Internacional de 1929 de Barcelona el Pabellón alemán diseñado por


Mies van der Rohe y Lilly Reich se convirtió instantáneamente en un icono;
amalgamando el minimalismo y nociones de fidelidad a los materiales con influencias
de De Stijl en el tratamiento de los planos en el espacio.14 El famoso techo se
cierne sobre el espectador aparentemente sin soportes.

Arquitectura del franquismo 1939-1975


Arquitectura de la Autarquía 1939-1959

Edificio España
La arquitectura franquista fue desarrollada principalmente en la primera etapa de
la dictadura de Francisco Franco (1939-1959), durante la autarquía, de ahí que se
conozca como arquitectura de la Autarquía. Está caracterizada por un rechazo
general al racionalismo (frecuente durante la Segunda República) y por
reinterpretar de manera ecléctica los estilos históricos del imperio Español.
Especialmente se basa en el herrerianismo, siendo el estilo neoherreriano la
corriente principal de este periodo, y, en menor medida, el neoclasicismo
villanoviano. Se le conocía en sus orígenes como estilo imperial. También hay
ciertos toques racionalistas a través de la reproducción de la arquitectura de la
Alemania nazi y de la Italia fascista. La arquitectura de la autarquía se ve
condicionada por los graves problemas económicos de la España de posguerra y la
necesidad de reconstruir el país. Así mismo presenta una gran carga ideológica.1516

Destacan el complejo de Moncloa en Madrid, el Valle de Los Caídos, el edificio


España y la Universidad Laboral de Gijón como los edificios más representativos de
la arquitectura de la Autarquía.15

Véase también: Arquitectura del franquismo


Regreso al racionalismo en los 1960

Tribunas del Hipódromo de la Zarzuela, 1935-1941.

Santuario de Aránzazu, de Francisco Javier Sáenz de Oiza.


En la segunda etapa de la arquitectura franquista, el aperturismo económico del
país permite una asimilación del movimiento moderno, incorporado paulatinamente
durante los 1950 y en especial los 1960 nuevas formas y planteamientos
arquitectónicos más vanguardistas.

En las obras de algunos arquitectos pudieron coexistir la aprobación oficial y el


avance del diseño arquitectónico, como es el caso de Luis Gutiérrez Soto,
interesado en la tipología y la distribución racional de los espacios, cuya
prolífica obra alterna con facilidad el redescubrimiento de estilos históricos con
un estilo racionalista, o los encargos de los Sindicatos Verticales a Francisco de
Asís Cabrero. Los logros de Luis Moya Blanco en la construcción de bóvedas de
ladrillo también merecen una mención; su interés en la construcción tradicional en
ladrillo lo llevó a un estudio profundo de las posibilidades formales modernas del
material, destacando su uso de la bóveda tabicada.

En las últimas décadas de la vida de Franco, una nueva generación de arquitectos


rescató con fuerza el legado del GATEPAC: Alejandro de la Sota fue pionero en este
nuevo camino, y jóvenes arquitectos como Francisco Javier Sáenz de Oiza, Fernando
Higueras y Miguel Fisac, a menudo con presupuestos modestos, investigaron en los
tipos de vivienda prefabricada y colectiva.

Véanse también: Arquitectura moderna y Arquitectura del franquismo.


Arquitectura contemporánea
Finales del siglo xx
La muerte de Franco y la vuelta de la democracia trajo un nuevo optimismo
arquitectónico al país a finales de los 1970 y en los 1980. El regionalismo crítico
se convirtió en la escuela dominante para la arquitectura seria.17 El flujo de
dinero proveniente de la Unión Europea, el turismo y una economía floreciente,
fueron campo fértil para la arquitectura española. Una nueva generación de
arquitectos emergió, entre los que se cuentan Enric Miralles, Carme Pinós, y el
arquitecto e ingeniero Santiago Calatrava. Los Juegos Olímpicos de Barcelona y la
Expo de Sevilla, ambos en 1992, impulsaron internacionalmente aún más la reputación
de España, hasta el punto de que muchos arquitectos de países en recesión se
desplazaron a España para participar en este auge. En reconocimiento al apoyo a la
arquitectura realizado por la Ciudad de Barcelona, el Royal Institute of British
Architects le entregó la Royal Gold Medal en 1999, la primera vez en la historia
que el premio se entregaba a una ciudad.18

Bilbao atrajo a la Fundación Solomon R. Guggenheim para construir una nueva galería
que abrió sus puertas en 1997. Diseñado por Frank Gehry en estilo
deconstructivista, el Museo Guggenheim de Bilbao se hizo famoso mundialmente y por
sí solo ha aumentado el prestigio mundial de Bilbao. El éxito del museo al crear
una arquitectura icónica se conoce en la planificación urbana como el «efecto
Bilbao».19

Véase también: Categoría:Arquitectos de España del siglo XX


Puente de Rande en la ría de Vigo de Fabrizio de Miranda, Florencio del Pozo y
Alfredo Passaro, 1973-1978
Puente de Rande en la ría de Vigo de Fabrizio de Miranda, Florencio del Pozo y
Alfredo Passaro, 1973-1978

Nuevo Cementerio de Igualada Enric Miralles y Carme Pinós, 1985-1994


Nuevo Cementerio de Igualada Enric Miralles y Carme Pinós, 1985-1994

Ciudad de las Artes y de las Ciencias en Valencia, de Santiago Calatrava, 1998


Ciudad de las Artes y de las Ciencias en Valencia, de Santiago Calatrava, 1998

Museo Guggenheim de Bilbao, de Frank Gehry, 1997


Museo Guggenheim de Bilbao, de Frank Gehry, 1997

Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal, de Rafael Moneo (San Sebastián), 1999


Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal, de Rafael Moneo (San Sebastián), 1999

Siglo xxi

Auditorio de Tenerife, 1997-2003.


En el año 2003, el Príncipe de Asturias, Don Felipe de Borbón inauguró en la ciudad
de Santa Cruz de Tenerife (Canarias), el moderno edificio del Auditorio de
Tenerife, diseñado por Santiago Calatrava. Para dicho acto asistieron varios
corresponsales y diarios de todo el mundo.20 En 2006, la Terminal 4 del Aeropuerto
de Madrid-Barajas de Richard Rogers, Antonio Lamela y Luis Vidal ganó el Premio
Stirling. En abril de 2007, el MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y
León, en León) de los arquitectos Emilio Tuñón y Luis M. Mansilla recibió el premio
de Arquitectura Contemporánea Mies van der Rohe de la Unión Europea,21 que ya había
ganado en 2001 el Kursaal (San Sebastián) de Rafael Moneo.

La Torre Agbar es un rascacielos de Barcelona realizado por el arquitecto francés


Jean Nouvel. Mide 144,4 metros y tiene 38 pisos, incluyendo 4 niveles subterráneos.
Su diseño combina una serie de conceptos arquitectónicos distintos, cuyo resultado
es una sorprendente estructura construida con hormigón armado, cubierta con una
fachada de vidrio y más de 4.400 ventanas cortadas en el hormigón estructural.

Del 12 de febrero al 1 de mayo de 2006 el MoMA, Museo de Arte Moderno de Nueva


York, dedicó la exposición On-Site: New Architecture in Spain a la nueva
arquitectura en España.22 El MoMA define España como un país que se ha convertido
en los últimos años en un centro internacional de innovación y excelencia
arquitectónica como demuestra el hecho de que siete premios Pritzker (Rafael Moneo,
Álvaro Siza, Thom Mayne, Zaha Hadid, Jacques Herzog, Pierre de Meuron, Frank Gehry
y Rem Koolhaas) hayan sido seleccionados para la exposición.23 Terence Riley, a
cargo del Departamento de Arquitectura y Diseño del MoMA, que se despidió del museo
con esta exposición, comenta:

No hay un estilo español en arquitectura, no existe. Pero lo que sí hay en España


actualmente es un porcentaje muy elevado de calidad en los proyectos, más que en
ningún otro sitio del mundo, según mi percepción. En España se construye mucho, en
China aún más. Sin embargo, mientras que en China apenas hay propuestas
interesantes, en España existen muchas.24
En Madrid se construyeron cuatro rascacielos, (2006-2009), de los cuales, el más
alto mide 250 metros. Este parque empresarial se llama Cuatro Torres Business Area,
y la Torre Caja Madrid, que es la más alta de toda España, está diseñada por Norman
Foster.

En Asturias se inaugura en 2011 el Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer,


única obra del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer en España. Consta de cinco
piezas: una gran plaza abierta, una cúpula, un auditorio, una torre mirador y un
edificio polivalente.

En 2017 el equipo de RCR formado por Carme Pigem, Ramón Vilalta y Rafael Aranda
obtienen el Premio Pritzker. 25

Torre Agbar en Barcelona, de Jean Nouvel, 2005


Torre Agbar en Barcelona, de Jean Nouvel, 2005

Rascacielos del complejo empresarial CTBA de Madrid, 2004 a 2009


Rascacielos del complejo empresarial CTBA de Madrid, 2004 a 2009

RCR, Biblioteca Sant Antoni-Joan Oliver, Barcelona, 2002-2005


RCR, Biblioteca Sant Antoni-Joan Oliver, Barcelona, 2002-2005

Fachada del MUSAC en León, de Mansilla + Tuñón Arquitectos, 2005 Premio Mies van
der Rohe en 2007.
Fachada del MUSAC en León, de Mansilla + Tuñón Arquitectos, 2005 Premio Mies van
der Rohe en 2007.

Pabellón Puente de la Expo 2008 en Zaragoza, diseñado por Zaha Hadid.


Pabellón Puente de la Expo 2008 en Zaragoza, diseñado por Zaha Hadid.

Centro Niemeyer en Avilés, Asturias, única obra en España de Oscar Niemeyer, 2011
Centro Niemeyer en Avilés, Asturias, única obra en España de Oscar Niemeyer, 2011

Arquitectura popular
Debido a las grandes diferencias climáticas y topográficas del país, la
arquitectura popular muestra una gran variedad. Piedra caliza, pizarra, granito,
arcilla (cocida o no), madera o paja son empleadas en las diferentes regiones.
También las estructuras y distribución varían muchos según las costumbres
regionales. Algunas de estas construcciones tienen nombres propios: cortijo,
carmen, barraca, caserío, palloza, alquería, etc. Algunas regiones españolas
muestran ejemplos de arquitectura popular con traza propia como es el caso de la
arquitectura popular alistana en la provincia de Zamora.

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España.
El hórreo es un granero elevado de Galicia, Asturias y Cantabria. En esta imagen
aparece un hórreo gallego.
El hórreo es un granero elevado de Galicia, Asturias y Cantabria. En esta imagen
aparece un hórreo gallego.

El hórreo asturiano (en este caso una panera), tiene el tejado a cuatro aguas,
mientras que el gallego lo tiene a dos aguas.
El hórreo asturiano (en este caso una panera), tiene el tejado a cuatro aguas,
mientras que el gallego lo tiene a dos aguas.

Palomar de la Tierra de Campos (Castilla y León).


Palomar de la Tierra de Campos (Castilla y León).

Una masía en Castellón. Las masías evolucionaron a partir de las villas romanas.
Una masía en Castellón. Las masías evolucionaron a partir de las villas romanas.

Barraca del Delta del Ebro. Es una construcción ligera, incluso precaria, que
utiliza cañas y barro, materiales locales que dieron el título a una famosa novela
de Vicente Blasco Ibáñez ambientada en la Albufera de Valencia, zona de similares
características.
Barraca del Delta del Ebro. Es una construcción ligera, incluso precaria, que
utiliza cañas y barro, materiales locales que dieron el título a una famosa novela
de Vicente Blasco Ibáñez ambientada en la Albufera de Valencia, zona de similares
características.

Molinos de viento en el Campo de Criptana, La Mancha. Tecnología de origen


mediooriental, se introdujeron en España en el siglo XVI, no mucho antes de que los
inmortalizara Cervantes. Tradición más antigua tenían los molinos de agua.
Molinos de viento en el Campo de Criptana, La Mancha. Tecnología de origen
mediooriental, se introdujeron en España en el siglo XVI, no mucho antes de que los
inmortalizara Cervantes. Tradición más antigua tenían los molinos de agua.
Caserío de Lascorz en La Fueva (Huesca). El caserío, en contraste con la masía de
la zona oriental, es la forma de casa-bloque que responde al poblamiento disperso
en un amplia zona montañosa entre el Pirineo y la Cornisa Cantábrica. Almacenes,
vivienda y espacios para el ganado suelen estar en distintos niveles de la misma
construcción.
Caserío de Lascorz en La Fueva (Huesca). El caserío, en contraste con la masía de
la zona oriental, es la forma de casa-bloque que responde al poblamiento disperso
en un amplia zona montañosa entre el Pirineo y la Cornisa Cantábrica. Almacenes,
vivienda y espacios para el ganado suelen estar en distintos niveles de la misma
construcción.

Pedanía de Royo Odrea, en Ayna (Albacete). El poblamiento concentrado es la norma


en la España seca, con núcleos apiñados. Las fachadas encaladas se suelen
interpretar como una medida higiénica, además de térmica, y una forma de
homogeneizar la consistencia del material de los muros. El emplazamiento puede
tener un origen defensivo, o incluso ser un lugar intermedio para el
aprovechamiento de distintas zonas de explotación agrícolas, ganaderas y
forestales.
Pedanía de Royo Odrea, en Ayna (Albacete). El poblamiento concentrado es la norma
en la España seca, con núcleos apiñados. Las fachadas encaladas se suelen
interpretar como una medida higiénica, además de térmica, y una forma de
homogeneizar la consistencia del material de los muros. El emplazamiento puede
tener un origen defensivo, o incluso ser un lugar intermedio para el
aprovechamiento de distintas zonas de explotación agrícolas, ganaderas y
forestales.

Casas colgadas, Cuenca. El aprovechamiento extremo del espacio en adaptación a


emplazamientos difíciles y la utilización de materiales autóctonos (la madera
abundante en la Serranía) son representativos de la arquitectura popular, tanto
rural como, en este caso, urbana.
Casas colgadas, Cuenca. El aprovechamiento extremo del espacio en adaptación a
emplazamientos difíciles y la utilización de materiales autóctonos (la madera
abundante en la Serranía) son representativos de la arquitectura popular, tanto
rural como, en este caso, urbana.

Material: adobe, empleado en algunas regiones de Castilla y León


Material: adobe, empleado en algunas regiones de Castilla y León

Tejas en un tejado de Colmenar de Oreja. Esta es la disposición más habitual,


aunque en la provincia de Segovia lo tradicional es colocar sólo las de abajo. La
utilización de tejas en las edades Media y Moderna detectaba a una casa de especial
riqueza «donde hay tejas hay dineros», pues las viviendas pobres se cubrían de
ramas, césped u otros materiales más accesibles.
Tejas en un tejado de Colmenar de Oreja. Esta es la disposición más habitual,
aunque en la provincia de Segovia lo tradicional es colocar sólo las de abajo. La
utilización de tejas en las edades Media y Moderna detectaba a una casa de especial
riqueza «donde hay tejas hay dineros», pues las viviendas pobres se cubrían de
ramas, césped u otros materiales más accesibles.

Calle mayor de Alcalá de Henares. Los soportales son una estructura singular y
característica del urbanismo español. En este caso acogen hacia su interior
curiosos elementos de la antigua judería de la ciudad como son los adarves, en
contraste con su trazado rectilíneo (sobre el camino preexistente, conecta el
antiguo centro romano con la plaza mayor, que de forma característica surgió en un
arrabal).
Calle mayor de Alcalá de Henares. Los soportales son una estructura singular y
característica del urbanismo español. En este caso acogen hacia su interior
curiosos elementos de la antigua judería de la ciudad como son los adarves, en
contraste con su trazado rectilíneo (sobre el camino preexistente, conecta el
antiguo centro romano con la plaza mayor, que de forma característica surgió en un
arrabal).

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