Está en la página 1de 4

Consideraciones

En esa oportunidad, se estableció: “En esa dirección, y como ha quedado claro en el curso de esta
providencia, aunque el comportamiento de la juez se advierte arbitrario e injusto en lo que atañe
al factor objetivo, puesto que su conducta como se expuso anteriormente, no corresponde al
ejercicio de una medida correccional adoptada en el curso de una audiencia, ni a una actuación
que podría adelantar válidamente como directora del despacho en orden a que sus directrices
fuesen acatadas, resulta plausible colegir que la funcionaria desplegó tal comportamiento bajo el
convencimiento de que podía hacerlo en el marco de sus funciones y que su actuación respondía a
criterios de justicia. Ahora bien, surge evidente la vencibilidad de ese error de tipo, pues, basta
señalar que la Dra. MARÍA ELENA MEJÍA SÁNCHEZ es una abogada que actuó en ejercicio de la
función pública de administrar justicia y, por tanto, siempre le fue posible superar el yerro en que
incurrió, ya que el ejercicio de su cargo le imponía estar al tanto de lo que correspondía
efectivamente a una medida correccional, susceptible de ser adoptada en el curso de una
audiencia, así como tener presente sus competencias y límites como directora del despacho,
respecto al comportamiento de sus empleados; sin embargo, no actuó con la mínima diligencia
que le era exigible. Así las cosas, como se está reconociendo que en el presente asunto existió un
error de tipo vencible determinante en el actuar de la indiciada, tal factor elimina el dolo en su
comportamiento y, a su vez, lo torna atípico, pues, en nuestra legislación penal no se prevé la
conducta de abuso de autoridad por acto arbitrario e injusto en modalidad culposa, la Sala
revocará la decisión impugnada, para en su lugar decretar la preclusión solicitada por el fiscal
recurrente.”

Frente a los poderes correccionales del juez, la Corte Constitucional ha establecido que: “(…) la
finalidad de dichas facultades consiste en hacer prevalecer y preservar la dignidad de la justicia y
dentro de ella, garantizar el normal desenvolvimiento y la celeridad de las actuaciones judiciales.
Ello, cuando en el proceso las partes e intervinientes tengan alguno de los comportamientos
descritos en tales preceptos, pero al mismo tiempo cuando sea visible que con su conducta,
buscan claramente entorpecer o dilatar el normal desenvolvimiento del proceso.”

“Entiéndase por poder correccional, el conjunto de facultades que autorizan al juez como
conductor o director de un proceso para mantener el adecuado orden y la buena marcha del
mismo, en su desarrollo general o en específicas actuaciones como las audiencias. En ejercicio de
esas facultades, los jueces pueden imponer sanciones a los sujetos procesales o intervinientes o a
meros concurrentes a las audiencias.

Asimismo, se ha establecido que el funcionario judicial en materia penal y en el marco del sistema
acusatorio mantiene sus facultades correccionales frente a aquellos eventos en los cuales la falta
no ocurre en el desarrollo de una audiencia. Puesto que la misma norma hace referencia a
“cualquier diligencia durante la actuación procesal” y algunas de las situaciones sancionables
enlistadas en el artículo 143 del Código de Procedimiento Penal no suceden en el marco de las
audiencias20.

Ordenes: 1-Serán verbales, de cumplimiento inmediato y de ellas se dejará un registro.


2- disponer cualquier otro trámite de los que la ley establece para dar curso a la actuación o evitar
el entorpecimiento de la misma.

Razones

En primer lugar, en el caso sub judice se acreditó la condición de servidora pública, se


desempeñaba como Juez Penal Municipal con Función de Conocimiento de Funza

2. la directora de la audiencia dejó constancia de la inasistencia justificada del fiscal asignado al


caso, por cuanto él se comunicó el día anterior con el despacho y señaló que la Fiscalía General de
la Nación no había expedido el acto administrativo de prórroga de su función y competencias.
Igualmente, indicó que el defensor se presentó ante el despacho, pero tras la ausencia del
representante del ente acusador, pidió permiso para retirar ausencia del representante del ente
acusador, pidió permiso para retirarse

al no contar con los sujetos procesales necesarios para la validez de la audiencia concentrada, la
togada manifestó que ésta no se llevaría a cabo

se presenta a la audiencia de carácter público y penal en estado de alicoramiento, se dispone de


forma inmediata y con auxilio de los servidores públicos de la Policía Nacional de Funza, para que
proceda a trasladarse de forma inmediata para que ejerciendo su derecho de defensa, las
autoridades médicas del municipio de Funza practiquen prueba de embriaguez, con el fin de
establecer a qué se debe el olor que presenta el doctor Arquímedes Gil Torres, que hace presumir
una ingesta de alcohol

Así, la acusada FIGUEREDO VIVAS no estaba habilitada por sus facultades correccionales para
ordenar que Arquímedes Gil Torres fuera conducido por la Policía y le fuera practicada la prueba
de embriaguez, lo cual le otorga a su comportamiento el carácter de arbitrario. Por cuanto,
conforme al artículo 59 de la Ley 270 de 199633 y al parágrafo del precepto 143 de la Ley 906 de
200434, la togada estaba obligada a respetar el debido proceso y antes de ordenar cualquier
prueba, debió dar inicio a un incidente con el fin de que el abogado Arquímedes Gil Torres fuera
escuchado y pudiera dar las explicaciones respectivas frente a su aparente estado de embriaguez,
para posteriormente disponer la práctica de los elementos de juicio que considerara pertinentes.

“y sin permitirle el uso de la palabra al abogado para que explicara su versión de la situación, la
togada inmediatamente ordenó su conducción al hospital del municipio.” P 27
la acusada guiada únicamente por su forma particular de percibir los hechos y a pesar de que el
representante de la víctima no había exhibido algún comportamiento contrario a la solemnidad de
la audiencia o al debido decoro, dispuso que él fuera conducido por miembros de la Policía al
centro médico y se le practicara el examen.

Adicionalmente, el comportamiento de la juez FIGUEREDO VIVAS también puede ser catalogado


como injusto, toda vez que el acto oficial causó afectaciones al representante de la víctima.

76.- Tal como fue declarado por los testigos, Arquímedes Gil Torres tuvo que esperar en la sala de
audiencias mientras llegaba un policía a acompañarlo, quien posteriormente se desplazó con él al
hospital, allí el abogado aguardó cerca de 20 minutos mientras fue atendido y posteriormente,
permaneció en el centro médico hasta que le fue entregado el resultado de la prueba. Durante
todo este tiempo y a pesar de lo incómodo de la situación, el profesional del derecho acató sin
oposición las directrices de la juez.

77.- Igualmente, resultó inmerecido que Arquímedes Gil Torres fuera conducido por un policía por
las calles del municipio de Funza, porque esto expuso su prestigio como abogado, más aún cuando
él no había demostrado algún comportamiento indecoroso dentro de la sala de audiencias.

Por lo tanto, el comportamiento de la juez LILIA ESPERANZA FIGUEREDO VIVAS resultó ser
arbitrario e injusto, cumpliendo así con la tipicidad objetiva del delito por el que fue acusada,
puesto que ella no actuó amparada en el ejercicio de sus facultades correccionales ni en sus
atribuciones como directora del proceso

Sin embargo, no ocurre lo mismo respecto a la tipicidad subjetiva de su actuar, toda vez que la
funcionaria judicial obró inmersa en un error de tipo, por cuanto procedió convencida de que
estaba actuando en el marco de sus funciones y buscaba que las partes que acudieron a la
actuación se comportaran con el debido decoro y respetaran la solemnidad y seriedad de los actos
procesales. 80.- Así, la acusada creyó que el representante de la víctima presumiblemente estaba
bajo los efectos del alcohol, y, en consecuencia, consideró erróneamente que podía ordenar la
prueba de embriaguez en el marco de sus funciones correccionales para preservar la
respetabilidad y la solemnidad de la actuación penal, sin acudir al procedimiento contemplado en
el parágrafo del artículo 143 de la Ley 906 de 2004.

, la acusada consideró que lo adecuado era establecer con la prueba técnica, si efectivamente
Arquímedes Gil Torres se encontraba bajo los efectos del alcohol, antes de imponer cualquier
medida correctiva. Por cuanto, imponerle una sanción solamente fundada en su percepción podía
constituir un acto caprichoso y contrario al debido proceso
Finalmente, no se probó que el comportamiento de LILIA ESPERANZA FIGUEREDO VIVAS estuviera
marcado por un ánimo caprichoso con el fin de procurar objetivos personales o dirigido por algún
tipo de animadversión en contra del abogado

se concluye que en el presente asunto LILIA ESPERANZA FIGUEREDO VIVAS actuó inmersa en un
error de tipo respecto a la conducta de abuso de autoridad por acto arbitrario e injusto.

ese error de tipo era vencible. Puesto que, basta señalar que la acusada es una abogada que actuó
en ejercicio de sus funciones como juez y, por tanto, siempre le fue posible superar el yerro en que
incurrió, ya que el ejercicio de su cargo le imponía estar al tanto del procedimiento que debía
seguir en materia de medidas correccionales conforme al parágrafo del artículo 143 de la Ley 906
de 2004, así como tener presente sus competencias y límites como directora del despacho,
respecto al comportamiento de las partes que acudieron al proceso. Sin embargo, contrario a lo
que le era exigido, actuó negligentemente.

En consecuencia, como se está reconociendo que en el presente asunto existió un error de tipo
vencible determinante en el actuar de la procesada, tal factor elimina el dolo en su
comportamiento y, a su vez, lo torna atípico, pues, en nuestra legislación penal no se prevé la
conducta de abuso de autoridad por acto arbitrario e injusto en la modalidad culposa

la Sala revocará la sentencia proferida en primera instancia por la Sala de Decisión Penal del
Tribunal Superior del Distrito de Cundinamarca, para en su lugar disponer la absolución de la
procesada por atipicidad de la conducta.

VIII. RESUELVE

Primero: REVOCAR la sentencia apelada proferida por la Sala de Decisión Penal del Tribunal
Superior del Distrito de Cundinamarca el 4 de marzo de 2021.

Segundo: En su lugar, ABSOLVER a LILIA ESPERANZA FIGUEREDO VIVAS por el delito de abuso de
autoridad por acto arbitrario e injusto.

Tercero: Contra lo aquí resuelto no procede recurso alguno

También podría gustarte