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Trabajo de Grado
14 de Noviembre de 2022
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Contenido
Testimonio ........................................................................................................................... 12
Reacciones ........................................................................................................................... 20
Pedagogía ............................................................................................................................. 23
Pastoral Vocacional.............................................................................................................. 26
Esperanza ............................................................................................................................. 30
Tablas ....................................................................................................................................... 46
Tabla 1 ................................................................................................................................. 46
Tabla 2 ................................................................................................................................. 47
Tabla 3 ................................................................................................................................. 48
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Apéndices ................................................................................................................................. 51
“La mies es abundante, pero los obreros son pocos; rueguen, pues, al Dueño de la
Iglesia Universal
que va permeando todos los ámbitos existenciales, en una magnitud tal que no solamente se habla
de “crisis vocacional” al hacer referencia a que haya pocos candidatos que se estén formando
para las órdenes sagradas, sino que incluso quienes ya viven el ministerio sacerdotal, abandonen
Esta situación se convierte justamente en un escenario del que se requiere estar pendiente
y determinar, si es posible sus causas. En un primer momento, habría que poner la atención en la
dudas, resulta siendo un núcleo problémico importante en el sentido que se relaciona con la
coherencia de vida cristiana especialmente de quienes les compete por antonomasia el ministerio
de la predicación y la enseñanza de la fe, como lo son especialmente los sacerdotes, y con mayor
razón quienes son párrocos; de allí, que exista una relación con el testimonio de vida que brindan,
haciendo atrayente o no la vida sacerdotal. Esto repercute en que los jóvenes tengan como
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referencia más el estilo de vida sacerdotal de tal o cual párroco y no haya una profundización en
Ciertamente que al fijar la atención en lo que hoy día la Iglesia vive como una crisis
vocacional, cabría la posibilidad de enumerar sinfín de causas relacionadas con esta problemática
a nivel social, eclesial, psicológico, juvenil, pastoral, etc, pero el cometido de este trabajo de
grado centrará su reflexión en la manera en que la vida misma del párroco está relacionada
íntimamente con la crisis vocacional y cómo éste puede contribuir a brindar solución a la misma.
La realidad actual en toda la Iglesia, es que se evidencia una reducción más o menos de la
indicaría que en los próximos diez años habría la mitad de vocaciones existentes en la actualidad.
En esta línea, se indica además que en países de tradición cristiana no solo hay evidentemente
disminución del número de sacerdotes, sino un incremento de la edad media del presbiterio,
(Grocholewski, 2012)
Álvarez (1982) indica que, desde Pío XII se empieza a tomar conciencia de la necesidad
que la Iglesia tiene de trabajar concretamente por las vocaciones sacerdotales y religiosas,
compromiso que se habían de derivar de ello en favor de las vocaciones. De esta manera, el Papa
orientadas a dar solución a la problemática vocacional, tanto a nivel local como universal,
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resaltando entre algunos hitos históricos significativos, la institución en 1964 del “Día Mundial
de Oración por las Vocaciones”, por Pablo VI. Posteriormente, en 1971 se constata por primera
de Vocaciones Eclesiásticas, que existe una “escasez de vocaciones” (Álvarez, 1982, p. 163),
proyectando que con el paso de los años tomará más fuerza este fenómeno.
García (2016) deja en claro un fenómeno que se viene presentando a nivel global en el
ámbito vocacional. Desde una mirada sociológica, las tendencias que se evidencian a nivel
profesional han repercutido también a nivel vocacional, en lo referente a vivir con plena
identificación de lo que se es y se hace; de allí que se hable de una crisis ante todo del sacerdocio
ministerial.
Los jóvenes por su parte, ven el sacerdocio de manera muy funcional, en cuanto “una
profesión más” que no tiene una incidencia como las demás. No se ve atractivo en este sentido e
Ante esta situación, surgen, por un lado, posturas esperanzadoras que siendo optimistas
animan en la confianza de que se dará un reverdecimiento vocacional y, por otro lado, se hacen
escuchar también posturas mucho más realistas que indican que la crisis tal cual la vivimos y
conocemos actualmente se va a sentir con mucha más fuerza y que progresivamente el número de
vivencia de su fe sin la presencia permanente de un pastor, ya que se piensa que los pocos
vocaciones.
particulares, cabe decir que además de la disminución en las vocaciones ya latente, la Iglesia se
venía realizando. Frente a este hecho, no hay que pasar por alto otros factores que han
contribuido a la crisis vocacional, como lo son: una falta de “trabajo serio” en este ámbito,
sociedad, cuestión que lleva a optar por aquello que permita ingresos más abundantes y
abordarla desde dos perspectivas: una, desde la de quienes tienen alguna inquietud vocacional y
buscan ser sacerdotes; y otra, la de las instituciones como lo son los seminarios, que acogen a los
cultural en el que la humanidad se mueve y cómo todos estos parámetros de alguna manera,
discernimiento de cara al sacerdocio ministerial. Sólo cuando el candidato opta por la vida
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sacerdotal en orden a una fuerza que lo dinamiza por dentro al servicio y entrega donada de su
vida, entonces habría garantía para que permanezca en la vocación, aunque también existe la
posibilidad de acostumbrarse a la estructura del seminario, por la comodidad que ello representa
para el joven.
Ahora bien, de cara a los seminarios, cabe decir que actúan rígida o laxamente y
dependiendo de ello, acompañan el proceso de quienes quieren ser sacerdotes, llevando con ello a
acogida y en esta perspectiva puede inferirse que la cuestión vocacional se trata más de una
negligencia por parte de los sacerdotes encargados, que de una escasez propiamente dicha, pues
sería imposible llegar a afirmar que el Señor Jesucristo no siga suscitando vocaciones hoy en día.
Iglesia en Latinoamérica
región eclesiástica del norte de Sudamérica, a la cual pertenece Ecuador, Bolivia, Venezuela y
Colombia, -el cual analiza sintéticamente Mons. Castellani,- da cuenta de la prioridad que tiene la
subrayando la disponibilidad de los sacerdotes más jóvenes en esta tarea. (Castellani, 2016)
Iglesia en Colombia
década de los 90’s con respecto a la actual, radica en los escándalos suscitados en la Iglesia, que
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generó desconfianza en las instituciones eclesiales para los niños y jóvenes. Generalmente por
esta razón, los mismos padres de familia son los primeros en desestimar una motivación
Arquidiócesis de Bogotá
vicarías, centrar la atención en la Vicaría Episcopal Territorial de San Pedro, es oportuno para
UPZ de la localidad de Suba y al interno de ella, está conformada por cinco arciprestazgos. En la
En la localidad de Suba, la cual abarca gran parte de la Vicaría Territorial de San Pedro, la
educación escolar se caracteriza en su mayoría porque los jóvenes son de estrato 2, mientras que
tanto a nivel universal como local, es importante luego de haber consultado los archivos de la
Pastoral Vocacional del Seminario Conciliar de Bogotá, analizar las posibles causas que han
formación inicial, atendiendo concretamente a los datos relacionados con los candidatos
Vicaría Territorial de San Pedro que se han presentado al proceso de discernimiento a la vocación
evidencia que predomina el abandono del proceso por parte del joven, como razón principal de la
deserción en medio del proceso de pre-seminario y que en muchos de estos casos no existen
De todos los 35 jóvenes que se han presentado de la Vicaría de San Pedro desde el año
se debe mayoritariamente por razones de abandono del proceso, contando con el 51,4% de los
casos. Respecto a las edades en que se presentaron estos jóvenes al proceso del Pre-seminario,
oscilan entre los 16 años y 40 años, siendo el promedio de edad de 26 años aproximadamente.
Sencillamente, abandonaron el proceso sin previo aviso y se sospecha que, en dicha decisión,
conjunto de su existencia.
Seminario Conciliar de Bogotá, pertenecientes a la Vicaría de San Pedro, desde el año 2010,
teniendo presente el marco general de los seminaristas que por año se han formado en las
instalaciones del seminario, Tabla 3 es evidente que, desde el 2012 se han venido presentado
Vicaría de San Pedro, cuyas causas se concentran básicamente en una decisión del Consejo de
formadores de que el candidato no siga el proceso y abandone. El año más crítico en términos de
deserción es indiscutiblemente el 2018, al evidenciarse que los cuatro jóvenes que cursaban I de
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Teología no siguieron su proceso para el año siguiente, o que durante el transcurso del 2018
tuvieron que interrumpir su proceso. De la misma manera, sucede con un joven que durante su
año de Inserción eclesial tuvo que abandonar el proceso. Analizando los datos que arroja esta
tabla, es posible afirmar que las deserciones presentadas durante este periodo de tiempo se dieron
tanto en el ciclo filosófico como en el teológico, pero de una manera más marcada en este último.
solicitó responder a dos preguntas muy sencillas en torno a la figura del sacerdote, desde la
experiencia de cada uno, con el fin de recolectar más información que ayude al propósito de este
Gómez, párroco en ese entonces de la Parroquia Niño Jesús de Praga, perteneciente a la Vicaría
oscila entre 2 y 4, debido a que en el sector hay casas de familia, constituidas desde los orígenes
del barrio, como también en los últimos años las constructoras han erigido bastantes conjuntos
residenciales, imperando hoy en día mucho más este tipo de vivienda en el sector. Participan
geográficos de la parroquia son: al Norte con la Calle 165, al sur con la Calle 153, al Oriente con
pienso oportuno hacerlo por medio de unos conceptos claves que, tras considerar el contexto
vocacional sacerdotal y posteriormente dar soluciones concretas a las mismas, teniendo presente
vocaciones sacerdotales.
Testimonio
Esta categoría permite dar cuenta de la persona del párroco en torno a la perspectiva
relacional que tiene frente a la comunidad y mucho más con los jóvenes.
En este sentido, Álvarez indicaba que “la causa principal de la crisis de las vocaciones es
la crisis del sacerdocio o crisis de la identidad sacerdotal” (Álvarez, 1982, p. 170), cuestión que
de entrada permite centrar la atención en la persona del párroco, como primer implicado en las
consecuencias que hoy día se ven respecto a la escasez e incluso poco interés de los jóvenes
dirección espiritual o en los diferentes escenarios de educación y formación en la fe, desde los
cuales anima y dinamiza la vida de fe de quienes se les han sido confiados. Esto posibilita
relacionar el acompañamiento espiritual que brinda el párroco con el interés vocacional que se
suscite en los jóvenes, ya que depende en gran medida de la conciencia que tenga el párroco y la
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manera como vive su ministerio, que permite que se empiece a generar o no un interés por lo
Álvarez Gastón insiste en que “hay que cuidar el modo… dando testimonio de la verdad,
del amor y de la fe en Cristo” (Álvarez, 1982, p. 170)). Queda claro entonces que es el testimonio
fomento de vocaciones al sacerdocio, pues precisamente los jóvenes piden que el párroco sea ante
los hombres, teniendo presente que se ha dejado de lado la asunción de actitudes proféticas que
lleven al servicio auténtico de los hombres y que este aspecto toca profundamente a la figura del
párroco, ya que el ministerio sacerdotal tiende a estar más en la línea del activismo funcional, que
propicio desde el cual se llegue más efectivamente al joven, indicando que se requiere
necesariamente de una presencia amiga y segura, que tenga la cualidad de irradiar al joven
(Babin, 1965). Si bien, se hace un énfasis en la pedagogía y forma de llegar al joven, es cierto que
un reclamo actual sobre dicho ámbito tiene que ser visto con delicadeza, debido a que, tras las
situaciones de pedofilia y abuso sexual a menores de edad por parte de clérigos, lleva a
considerar la interpretación de la propuesta que hacía el autor en su tiempo. Pero, sin lugar a
dudas, lo que realmente trasciende de la idea del autor, es que la existencia del párroco sea capaz
de irradiar la vida del joven y no porque haga algo extraordinario, sino porque su misma vida de
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por sí expresa y comunica “ese algo de Dios” que enciende los corazones de quienes se
Está claro que la relacionalidad entre el párroco y los jóvenes tiene que darse direccionada
a la finalidad de irradiar la fe en ellos y, desde esta premisa Babin propone otra clave que aporta
(Babin, 1965, p. 183). Esta frase resulta de vital importancia al comprender ante todo que tiene
que existir una intencionalidad por parte del párroco en la manera de relacionarse y de entrar en
contacto con el joven cuyo objetivo radique en formarlo en la fe, en transmitirle no solo unos
contenidos dogmáticos, sino su misma experiencia de fe y con ello la persona de Jesucristo, para
que efectivamente exista un deseo en la voluntad de educar y formar en la fe; pero no basta
solamente con ello, pues aunque es importante que esto se dé, ha de haber un movimiento al
interno del párroco de creer en el joven; es decir, “descubrir las virtualidades del otro” (Babin,
1965, p. 178), lo que se traduce en confiar en que el joven sea capaz de reproducir lo que se le
enseñará, por cuanto siente el párroco en su deber de acompañar y formar que no es tiempo
perdido estar con el joven, sino que vive dicho momento en cuanto oportunidad vocacional.
adhesión a Dios, que no solamente lo notará el joven, sino que será una exigencia que este busque
Babin reflexiona más teniendo presente a los jóvenes y desde allí permite que en relación
con el testimonio que está llamado a dar el párroco, se briden herramientas útiles. De esta
manera, al indicar que en muchos contextos familiares los jóvenes no perciben en sus padres la
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felicidad y la empiezan a buscar en otros ámbitos, el autor hace el símil de este hecho respecto a
las comunidades religiosas que se quejan por la ausencia de vocaciones, abriendo el interrogante
Los jóvenes hoy más que nunca, desconfían de lo que se dice; quieren hechos más que
palabras; pero no cualquier hecho, “sino el acontecimiento absoluto, visible y cierto: Jesucristo
viviendo hoy” (Babin, 1965, p. 186). Y en esta medida es preciso, indica Babin, refiriéndose a
quienes forman en la fe, que “hablen con los labios sólo cuando amen con lo profundo de su
Vanrell (1969) por su parte, aporta significativamente sobre el testimonio desde las
sino el modo de decirlo y de vivirlo, ya que allí mismo radica la fuerza del testimonio. Este
párroco encarne el contexto total de los jóvenes, incluyendo su psicología y mentalidad; y el otro
contexto que encarna, sino que es capaz de mostrar otra dirección: la de Dios y la vocación.
Vanrell subraya que, por medio del testimonio, se transmiten los valores y para los
jóvenes resulta llamativo el valor de lo útil. En este caso, el párroco ha de mostrar lo útil del
Este autor también habla de los “anti-signos” de los sacerdotes que no son sino la puntada
para que el efecto de toda crisis lance a los jóvenes a dejar de creer. (Vanrell, 1969) Respecto a
estos “anti-signos” destaca con mayor fuerza el mal ejemplo e incoherencia de vida, la
ostentación en el ámbito sagrado frente a la pobreza que viven algunas familias en torno a
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ambientes eclesiales que reflejan riqueza material y la rutinización de la acción litúrgica, vivida
El anti-testimonio como los casos de abusos sexuales perpetrados por clérigos “crean
confusión en los mismos jóvenes que estarían dispuestos a responder a la llamada del Señor”
(Grocholewski, 2012, p. 16). En cambio, las figuras sacerdotales “santas” animan a quienes son
(Grocholewski, 2012)
También tienen un papel importante los jóvenes que se forman en el seminario de cara al
contribuyen así a que, siendo jóvenes dinamicen la vocación de otros jóvenes como ellos.
(Grocholewski, 2012)5
Para Maldonado (1963) la adolescencia se caracteriza por ser una edad en la que los
héroes encantan y evidentemente son exaltados; así entonces, si el héroe es cristiano, se convierte
en apoyo fundamental para la vida cristiana. Con este pensamiento, el autor quiere acentuar el
que comprendiendo que la figura del modelo-héroe que sigue el adolescente configura su modo
de ser y pensar, cabría decir que actualmente en parte, los jóvenes no tienen a Jesucristo como
una referencia para sus vidas porque no se les ha presentado o incluso se ha hecho
deficientemente. Más aún, debido a que como el mismo autor indica, el adolescente se inclina
hacia el mundo de los adultos, considerando los valores que le llaman la atención, valdría
formular la pregunta: ¿Qué es lo que ve -o mejor-, qué es lo que no ve en la figura del párroco
Por otra parte, Suárez (2016), desde la línea del Papa Francisco en EG 107 propone tres
rutas que aportan al modo de darle claridad al testimonio que han de vivir los párrocos, de cara a
la animación vocacional:
siga suscitando vocaciones al sacerdocio, sino que en la consciencia de reconocer que toda
vocación es un don, el párroco ha de orar primero por su propia vocación y animar de esta
manera a los jóvenes a enseñarles a orar, transmitiendo el mismo sentido de gratitud por el don
- La vida: Testimonio concreto del animador vocacional que permita a los jóvenes
descubrir el horizonte que brinda la vida cristiana y de manera especial, la vida sacerdotal.
Cencini (2011) propone como clave el testimonio, pero desde una perspectiva
comunitaria, pues indica que de esta forma la fuerza del testimonio resulta ciertamente
convincente para los jóvenes, porque no solo será el testimonio de uno solo (el párroco), sino la
coherencia de una comunidad que evidencia con esta forma de vivir el deseo de la vocación y
entonces los jóvenes encontrarán muchos más elementos para consolidar una respuesta generosa
a su propio llamado.
Más allá del testimonio, que sin lugar a dudas es válido, Rupnik presenta el elemento de la
belleza, como fuente y característica indispensable para atraer a los jóvenes a la vida sacerdotal,
Falta belleza. Somos estupendos, pero no somos bellos. El diablo es astuto: nos quiere
buenos, pero no bellos, porque si somos bellos, conseguimos fuerza evangelizadora, dado
que la belleza atrae. La coherencia provoca aplausos, pero no se hace seguir. La belleza
enamora. No nos enamoramos de uno porque es estupendo, sino porque nos fascina, nos
Animador Vocacional
vocaciones (Ante esto, aportan significativamente varios documentos magisteriales como lo son:
enfatiza:
puede ser relegada a una oficina burocrática. Vosotros también habéis experimentado un
encuentro que cambió vuestra vida, cuando otro sacerdote… hizo sentir la belleza del
amor de Dios. Haced lo mismo vosotros, saliendo, escuchando a los jóvenes –hace falta
Amedeo Cencini presenta algunas claves para asumir este reto, aplicables a la persona del
párroco, y que dan cuentan del itinerario y las características que deben ser encarnadas por el
múltiples formas a los jóvenes a su seguimiento, para no caer en la tentación del cálculo,
vocacionalmente. De hacerlo con una mentalidad post-cristiana, no tendría sentido que trabaje
esto se trata de una responsabilidad del ministro ordenado y no actuar movido por la tendencia
globalizante de culpar a los jóvenes de la actual crisis vocacional, pensando que se trata de una
generación con una incapacidad de optar por grandes decisiones (Cencini, 2011)
de los llamados, sino de los que llaman, para ser así mediadores de la llamada de Dios (Cencini,
2011)
Como ejercicio de síntesis Silva (2011) indica las características que debe encarnar el
animador vocacional:
Reacciones
vivir el ministerio sacerdotal para favorecer las vocaciones sacerdotales. Ahora bien, es oportuno
traer a colación los reclamos que los jóvenes tienen en torno a la realidad englobante de la
sobre los jóvenes, llevada a cabo del 11 al 16 de Septiembre de 2017, de entre los jóvenes que
quienes tengan voz; importancia del reconocimiento de los otros; búsqueda de sentido e
líderes; buscar y encontrar a los jóvenes allí donde están; y relacionar el Sínodo de la
Javier Elzo Imaz recalca el deseo de los jóvenes en buscar un testimonio de la Iglesia en
el ámbito social, es decir, ver a la Iglesia en acción y comprometida en iniciativas sociales como
Por otro lado, frente a reacciones o actitudes que los mismos párrocos pueden tomar
Fuga vocacional. Con este término, Cencini hace referencia a la situación que se presenta
no solo en los párrocos sino en otros agentes de animación vocacional, para quienes “no tienen el
coraje de hacer la propuesta” vocacional, (Cencini, 2011, p. 190) denunciando así la falta de
término, se quiere hacer referencia también al hecho de que quien lanza una propuesta vocacional
se desanima en el emprendimiento de la misma, cuando los jóvenes a quienes dirige dicha acción
vocacionales, sino que también tiene que acompañar pacientemente al joven a descubrir sus
verdad de dicho llamado y luego formando, proponiendo una forma para vivir. Respecto a la
tarea de la formación, cabe decir que existen tres niveles de propuesta hecha por el educador-
tomar posición alguna y “respetando la libertad del joven” (Cencini, 2011, p. 196); y la llamada,
en cuanto invitación que interpela, reflejando el convencimiento del mensaje dirigido, transmitido
con pasión.
Este modo de proceder, indica Cencini que solamente produce una “angustia vocacional”
tanto, también el párroco ha de tener siempre presente ello. Ante esto, analizando qué motiva
descubrir razones que hacen referencia a una tarea que se ha delegado dentro de los oficios
urgencia vocacional, resulta siendo una necesidad de la institución eclesial con el fin de que
Cencini sugiere que existe una íntima relación entre la formación permanente del
permanente, llega a ser un auténtico animador vocacional, pues en el hecho de responder todos
los días a la llamada que el Señor le ha hecho, está plenamente en capacidad de proponer la
Riesgo Vocacional. Sin lugar a dudas, hacer animación vocacional siempre ha de suponer un
esfuerzo y un riesgo, por eso algunos párrocos ante la comodidad o trayendo a colación las
sopesando desde un discernimiento muy personal, evitar tener complicaciones con niños y
jóvenes, dada la situación de escándalos sexuales con la que la Iglesia se ha visto salpicada en los
Pedagogía
vocacional: “la vida es un bien recibido que tiende por propia naturaleza a convertirse en un bien
donado” (Cencini, 2011, p. 199), resumiéndose así, como la mejor pro-vocación dirigida a los
jóvenes, siempre y cuando sea en primer lugar el párroco quien asuma totalmente esto para
animar así vocacionalmente a los jóvenes. También afirma que pedagógicamente, la identidad del
siempre será necesario sembrar la “semilla de la vocación”. Esto ha de llevar a considerar darle
prioridad a sembrar antes que a cosechar y, actuar siempre en tónica de transmitir el kerigma
contexto vital donde se desarrolla su vida. Acompañar también por contagio. (Cencini, 2011)
vivan las siguientes dimensiones, inherentes a todo creyente para propiciar itinerarios
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los itinerarios, proyectos y planes formativos quedan sin alma si falta la relación viva,
Dirección Espiritual
que debe haber preparación sobre ello tanto en el proceso inicial como permanente de la
formación sacerdotal:
Igualmente, Yasheuski (2016) afirma que la relación de paternidad del párroco con el
que en esta práctica tras la renovación espiritual y comunitaria que representa, efectivamente se
Formación Permanente
permanente del sacerdote con la animación vocacional. Frente a este tema, Mons. Patrón, siendo
formación en el seminario diocesano, pues indica que las fuerzas ya no se están dirigiendo a la
formación inicial en cuanto a la metodología, recursos y teorías, sino que el giro se ha venido
gestando desde inicios del nuevo milenio, en donde la atención está centrada en la formación
permanente, ya que se ha evidenciado que lo que realmente forma al seminarista es “la vida y el
consiste en que el propio formador, delante de los retos de la misión formativa actual,
únicamente para los candidatos al sacerdocio y, por tanto, en su servicio como formador
relación con los seminaristas, que contribuya a generar y solidificar lazos de paternidad, filiación
y fraternidad, con miras al bien común de todos los miembros de la institución formativa. Así,
llevando esto a la realidad del párroco, se fortalece el acompañamiento de este a los jóvenes,
motivaciones en el día a día, llevando también a que él pueda confrontarlo evangélicamente con
Pastoral Vocacional
vocacional con desaliento, pues es peligroso ya que por la influencia que tiene con los fieles y
con los demás hermanos sacerdotes, puede presentarse un efecto contagioso que repercutirá
negativamente. De ahí que se invite al párroco a mirar y actuar frente a la situación con fe y
animar al pueblo de Dios, al presbiterio y de manera especial a los jóvenes a inquietarse por la
opción sacerdotal de vida, ganando cada vez más en la conciencia de comprender el ministerio en
José Luis Moral, S.D.B hace caer en la cuenta de dos elementos que debe tener presente el
párroco: pro-vocar y pre-ocuparse por los jóvenes. En cuanto a la provocación que ha de suscitar
el ministro ordenado en los jóvenes, manifiesta con ello el amor gratuito e incondicional de Dios
que siembra la “inquietud de algo más” (Moral, 2009, p.97). Esta inquietud ciertamente debe
proponérsele al joven no solo como mero contenido, sino ante todo como experiencia
testimoniada desde la propia vida de quien la suscita, a fin de que sea verdaderamente creíble.
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La otra clave que ofrece Moral es la de mantener la “pre-ocupación” por los jóvenes, en
dos sentidos básicamente: el primero en cuanto ellos dominen el pensamiento y las acciones de
los párrocos, teniéndolos siempre presentes y por ellos suscitar, promover e innovar en el
acompañamiento con ellos. En segundo lugar, ocuparse efectivamente de ellos, “sentir y actuar
Sin lugar a dudas, este dinamismo y la propuesta pastoral que ofrecen diferentes autores
surge de esta manera, precisamente por la intuición que expresa Germán Medina Acosta, Pbro,
de cara al llamado que Dios hace a los jóvenes, pues como él mismo lo señala, Samuel que fue
llamado por Yahvé (cf. 1 S, 3, 1-10) tiene dificultades para reconocer a Yahvé porque no lo
conoce y Elí le cuesta comprender que es Dios quien llama al joven. Acosta (2009), utilizando
este relato bíblico para hacer una analogía, refiere que algo parecido puede estar sucediendo con
muchos párrocos quienes imbuidos en sus tareas y compromisos pastorales no tienen la facilidad
de ayudarle al joven a discernir su vocación. Entonces cabe pensar seriamente que a la mediación
Desde la perspectiva de la Pastoral Juvenil, diferentes autores tratan el tema, dando claves
que se abra a ser de procesos y no limitarse a unos actos concretos. En esta línea, Rojano (2019)
subraya cuatro acciones propias del Papa Francisco que aportan en esta línea: Acoger, discernir,
integrar y acompañar.
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Silva (2011) por su parte, permite visibilizar algunos puntos débiles en torno a la
problemática vocacional, con el fin de proponer soluciones pastorales y trabajar en ello. Resalta
en primer lugar el conjunto de itinerarios vocacionales interrumpidos, debido a que muchas de las
En cuanto a las deserciones presbiterales, tema también muy relacionado con esta
dimensión relacional del párroco, en la medida en que sus vínculos se tornan más débiles y se
párrocos en la tarea vocacional, resulta importante generar conciencia de tres desafíos para la
Pastoral Vocacional, en la medida obviamente que se tome la resolución firme y seria de actuar
decididamente para solventar la crisis vocacional existente: confianza tanto en los jóvenes como
despertarlos a ellos, estar centrados para centrarlos a ellos en el Señor. (Francisco, 2017, p. 114);
y lucidez para fortalecer una mirada aguda sobre la realidad, el mundo, los jóvenes y sus
inquietudes que se hacen (Francisco, 2017) y convicción para ser auténticos testigos de Cristo.
(Francisco, 2017)
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Estos desafíos, tienen que llevar a pensar una propuesta vocacional que efectivamente
tenga el alcance necesario para tocar profundamente la existencia del joven y atraerlo por Cristo y
su sequela Christi (Francisco, 2017). De allí que la Pastoral Vocacional considere integrar las
siguientes características: diferenciada, en el sentido de ofrecer respuestas a cada joven según sus
modelo a seguir. Así, muy de la mano con el ámbito testimonial, se necesita que el párroco
encarne la fe y vocación para calar en la experiencia del joven (Francisco, 2017); eclesial,
llevando a los jóvenes a que dejen de ser simplemente actores pasivos, y se conviertan en actores
comprometida y responsable, ya que de la mano con el punto anterior, se trata de hacer caer en
2017); acompañada, ya que en esta característica entran todas aquellas actitudes que refieren al
para que sean conscientes de que son amados por cuanto son (Francisco, 2017); perseverante y
Cultura Vocacional
ambientes y comunidades una cultura vocacional en cuanto conciencia de cada uno de los
motivar a otros a orar incansablemente por las vocaciones, comprendiendo esta acción como
Esperanza
Cenicini hace eco a asumir esta problemática pastoral con auténtica esperanza evangélica,
ya que la carencia de esta virtud en la vida ministerial del párroco en cuanto animador
evidenciando sin lugar a dudas una carencia en la sensibilidad vocacional, haciendo que la tarea
vocacional se conciba con desánimo y sin pasión evangelizadora. De esta manera el párroco
puede llegar a dejar de amar su propio ministerio, creer poco en él y en los jóvenes y concebir la
labor vocacional con tedio, por tratársele de un compromiso más y no aquello que le impulsa a
algunas acciones que le son propias al párroco en su labor ministerial, en lo que respecta a la
los sacerdotes puedan vencer los miedos o los apegos que son estorbos, para poder presentar con
Lectura Interpretativa
diferentes aportes teológicos citados en páginas anteriores, considero que el punto neurálgico
desde el cual ha de ser atendida la situación actual vocacional no está tanto en los jóvenes, sino
Bogotá se da en torno a la animación vocacional por parte de algunos párrocos, quienes viven su
parroquiales, considerando ello como una prioridad, dedicando el tiempo oportuno a actividades
que promuevan este aspecto y dinamizando a los jóvenes a que se inquieten vocacionalmente,
los jóvenes; pero sin lugar a dudas, estos esfuerzos parece que no tuvieran una incidencia tal, en
Por ello, contemplando las sombras de esta realidad pastoral, resalta en primer lugar,
totalmente por quienes deberían tener una incidencia clara y marcada en este aspecto: de manera
más directa, los sacerdotes y, aún más concretamente, quienes son párrocos.
del ministerio al párroco, en cuanto la animación y fomento vocacional e indicar los posibles
modos y medios para llevarlo a cabo; sino hacer caer en la cuenta de una realidad mucho más
honda y desde la cual es factible afirmar sin dudar, que radica el origen de una carente y débil
con la identidad sacerdotal. A primera vista, parece tratarse de una realidad lejana a una crisis
vocacional en la juventud actual, porque se tiene la mentalidad de apreciar aquello casi siempre
desde la perspectiva de los jóvenes, afirmando incluso que existe hoy día muchos factores
sociales que han incidido negativamente en la vida de los jóvenes y que ha conllevado a que
muestren cierta apatía frente a las propuestas de índole vocacional y lo que se relaciona con ello.
los mismos párrocos, será difícil el detenerse en algún momento a considerar la “otra cara de la
moneda” y fijar la atención y los esfuerzos a robustecer no solamente la tarea vocacional de los
párrocos en cuanto primeros animadores vocacionales, sino con mayor razón, la vida misma de
qué manera la persona del párroco vive su sacerdocio, cuáles son sus alegrías, cuáles sus quejas o
comunidad de él, cómo va reflejando en la cotidianidad la alegría del servicio y entrega al pueblo
fiel de Dios, de qué manera se relaciona con su comunidad y, por ende, con los jóvenes que
proporcional. Así pues, al plantear lo que llamo la “equivalencia vocacional” es preciso tener en
consciente de vivirlo y darse por entero de esta manera a su comunidad, habla de cómo él con el
manera especial para los jóvenes que al ser muy perceptivos captan con facilidad si la vida de su
párroco es llamativa en el sentido que este refleja alegría y gusto por ser quien es y que,
obviamente, va llevando a cabo su tarea pastoral de una manera óptima, pero especialmente
jóvenes no se tiene que asumir como algo forzado, postizo o en el peor de los casos, como algo
arciprestales, sino que en cuanto manifieste una naturalidad en todo ello permite dar cuenta de la
su identidad sacerdotal, bien por el activismo o por el hecho de dejarse llevar por la monotonía y
cuando llegan a darse estas circunstancias en la vida ministerial del ejercicio del párroco, tiene
que haber unos instrumentos que él pueda tener a mano para determinar qué tanto está
encausando su ejercicio ministerial por las sendas oportunas y qué tanto en su labor pastoral
En tercer lugar, hay que considerar que por más que se quiera pensar en una dedicación
total de quien es párroco en una tarea de índole vocacional en su comunidad parroquial, nos
damos cuenta de sus múltiples compromisos a nivel administrativo y pastoral, sin contar con las
34
diferentes tareas que muchos de ellos tienen directamente para con su parroquia, y resulta
comprensible en la mayoría de los casos que, en cabeza solo suya no pueda llevarse a cabo una
De este modo, resulta necesario pensar en unas herramientas concretas que sirvan de
brújula para que el párroco discierna con autenticidad de espíritu la manera como está
pastoreando la grey confiada; que también la comunidad parroquial y en especial, la voz de los
jóvenes disponga de los medios para indicarle y hacerle ver a su pastor, los énfasis que tiene que
puede darse que el párroco en medio de su quehacer pastoral comprenda que está llevando
parroquial no tome protagonismo en el modo en que exija -en el buen sentido de la palabra- lo
que a ella corresponde por parte del párroco, y concretamente los jóvenes.
Pienso que todos aquellos elementos que el párroco por antonomasia tiene que encarnar
comunidad, no tienen que ser vistos en un modo direccionalmente único como si se tratara
siempre de un esfuerzo del mismo sacerdote por mantenerse en unas actitudes y el deber ser de su
ministerio para animar al sacerdocio a los jóvenes de su parroquia y del sector barrial donde tiene
jurisdicción su ministerio.
Ante ello, surge el horizonte de una cooperación mutua en el ejercicio del ministerio del
párroco con su comunidad, que lleva a considerar que tanto la comunidad como el mismo párroco
son actores implicados en que el ministerio sacerdotal como servicio para la edificación del Reino
la comunidad está en todo el derecho de ser animada con la gracia de Dios por medio del ejemplo
y pastoreo del párroco que la preside en la fe. Y de la misma manera, el párroco tiene que saber
escuchar a los diferentes miembros de la comunidad con el fin de acoger el sentir del pueblo, en
dar cuenta de la motivación originaria para que la persona humana (párroco y fieles) no
solamente comprenda su ser vocacionado, en el sentido de ser llamado, por el hecho de ser
amado desde la Eternidad por Dios, sino que pueda incluso tomar consciencia que su vocación no
sino que tiene su razón de ser porque está inserta en el plan de salvación de Dios en el que a
través de la historia han participado hombres y mujeres por iniciativa divina, a partir de la
vínculo pastoral entre la cabeza de la comunidad parroquial –el párroco- y los miembros del
cuerpo de la misma; pues todos conforman una sola comunidad llamada a participar en el plan
salvífico de Cristo, desde el contexto particular en la que se encuentra inserta, según las
condiciones concretas en que se sitúa y realiza. Esto se ve reflejado en la relación del párroco con
los jóvenes pertenecientes al grupo juvenil y de otros grupos que integran la parroquia, pues si
parroquial la razón del para qué están allí y su valiosa presencia en medio de la comunidad, que
les llene de sentido y contenido su existencia, es porque algo sucede con la cabeza.
De cara al ejercicio del ministerio sacerdotal del párroco, este tiene que partir de la
vida de cada uno en el contexto de la comunidad parroquial y eclesial, que incide necesariamente
en la experiencia personal de todos y cada uno de los miembros que la componen, en cuanto
permite dar cuenta del lugar que le corresponde a cada uno dentro de la misma.
se relaciona específicamente con los jóvenes y niños de la comunidad que pastorea, y qué
incidencia tiene en ellos. Habría que poner el énfasis en la intencionalidad de dicha relación, dado
que ninguna acción pastoral inicia porque sí, sino porque ha habido una realidad que genera
interés y, por tanto, compromiso. De este modo, el párroco ha de ser un observador activo en su
movido por conocer, en un primer momento las alegrías y tristezas, los desafíos y logros que
propio según el contexto que viven, para luego incidir vocacionalmente en ellos.
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Atendiendo a las claves interpretativas desde las que percibo la situación de la crisis
vocacional y precisando que el problema focal es la crisis sacerdotal, hay que partir no de los
mismos párrocos, sino desde un apoyo externo que soliviante y permita superar la crisis de
para encarnar una animación vocacional permanente en la comunidad donde el Señor Jesucristo
le ha llamado para vivir su ministerio, sino que necesita de alguien más que le ayude. No hay que
tener miedo ante esta propuesta, pues estos tiempos exigen, sin lugar a dudas, la
corresponsabilidad de unos con otros, de un trabajo articulado y sinodal; pues de la crisis, sea
Ante esta situación, propongo un itinerario de tres fases: la primera y segunda, donde
vocación tanto del párroco como de la misma comunidad parroquial y; la tercera, que consista en
incidencia del equipo arquidiocesano en la primera fase, ya que, de no estar presente, se podría
tomar esta propuesta como una sugerencia más en el trabajo pastoral de quienes son párrocos en
en lo experiencial y vivencial del ministerio sacerdotal, que en contenidos y formas pastorales del
mismo. Esta propuesta favorecerá que todo contenido recibido en la formación permanente del
clero, lleve a vincular totalmente a la persona del párroco, al despertar en todo sentido su
identidad sacerdotal, no desde el quehacer, sino desde las implicaciones vocacionales que cada
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proyecto en marcha puede llegar a tener. La clave entonces se traduce en términos de motivación
Se requiere que este equipo arquidiocesano esté conformado por católicos profesionales,
idóneos en varios campos del saber humano: trabajo social, sociología, psicología y similares,
incluyendo también personas consagradas en la vida religiosa, a fin de que, desde las diversas
ciencias humanas, se brinde un apoyo eficiente e integral al proceso de acompañamiento tanto del
párroco como de los sujetos incidentes vocacionalmente en el ministerio sacerdotal del párroco.
Para que haya objetividad en la conformación de estos equipos, sería tarea del Arzobispo realizar
la convocación de personal para esta tarea y discernir posteriormente la conformación del mismo.
clero, trabajado siempre desde el principio vocacional de que todo don acogido, ha de ser un don
Bogotá, porque se pueden dividir en ocho equipos –uno por vicaría- sin perder la esencia integral
de su composición. Cada uno de estos pequeños equipos arquidiocesanos que sirven en cada
vicaría, tendrían que estar atentos de las fechas de las reuniones arciprestales en la vicaría que
acompañan, a fin de aprovechar este espacio e incidir en cada arciprestazgo desde la formación
afectivo-vocacional y desarrollar esta misma tarea en cada comunidad parroquial, dirigiendo los
multiplicarían más espacios en los que se pida a los sacerdotes asistir y, por otro lado, el equipo
manera concreta y amena a la vez, se propiciarían los siguientes objetivos que buscan fortalecer
llevaría a cabo estos encuentros, enfocando en los tres puntos anteriores dirigidos a la comunidad,
para que esta comprenda que su identidad está cimentada en el apoyo a su párroco, animándolo
esta manera, cada fiel comprende su lugar y tarea dentro de la comunidad, buscando el bien
común vocacional.
Este sería el impulso inicial que motivaría al párroco de la Arquidiócesis de Bogotá a ser
protagonista de un cambio urgente que necesita esta Iglesia particular en el ámbito de las
que la gran tarea de esta fase es conducir tanto al párroco como a la comunidad a que fortalezcan
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construcción de un proyecto que los involucre a ambos, en cuanto iniciativa del párroco.
De esta manera iniciaría la segunda fase que propiciaría el hecho que la parroquia con su
se conviertan en tema recurrente en las reuniones de clero y también en las arciprestales. En este
sentido, realmente se motiva la identidad sacerdotal del párroco en todo su esplendor, además de
llevar a que los párrocos ya no hablen quejándose en sentido negativo de las vocaciones, sino
efectivamente compartiendo entre ellos mismos las propuestas que han pensado y que
Se convierte en una ventaja, el que los encuentros con los párrocos sean en las reuniones
arciprestales, ya que al tratarse de un contexto similar para las parroquias que lo componen, los
párrocos se ayuden animosamente entre sí. En este punto del itinerario, es prudente que el equipo
de apoyo afectivo-vocacional pida a cada párroco un esquema inicial del proyecto vocacional que
primero en dar testimonio vocacional, con un sacerdocio alegre y vivido para su comunidad
parroquial.
La tercera fase es la puesta en marcha del plan vocacional en cada parroquia, animado por
el párroco y con el apoyo de la misma comunidad parroquial. Con ayuda del equipo de apoyo
afectivo-vocacional que sentaron las bases de una mentalidad, sensibilidad y cultura vocacional
en las dos primeras fases del itinerario vocacional arquidiocesano, permitirá en esta fase decisiva,
dirigir todos los esfuerzos pastorales para animar vocacionalmente a los jóvenes en cada una de
las parroquias.
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Se entiende que todos los párrocos en esta fase viven de manera consciente su sacerdocio
enérgicamente todas sus acciones pastorales a los jóvenes. Adaptando entonces el proyecto
vocacional pensado en las fases anteriores, es viable tener en cuenta las siguientes directrices, de
jóvenes con Él. (Aquí entra en juego el testimonio sacerdotal y la relación pastoral del párroco
como su Salvador y aún más, que puedan los jóvenes dejarse encontrar por Él en la Palabra, la
Estas directrices se pueden ver apoyadas desde un énfasis en el que se propicie a los
jóvenes elementos novedosos y muy testimoniales, dirigiendo los mismos tres puntos que en la
primera fase el equipo arquidiocesano de apoyo afectivo-vocacional trabajó con los párrocos:
Si bien, esta última fase consta de un trabajo en conjunto de la comunidad parroquial con
su párroco; se tiene que impregnar todo aspecto parroquial con categorías vocacionales para
propiciar una mentalidad y cultura vocacional. Para ello, en primer lugar, cuenta el testimonio del
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párroco, las homilías direccionadas con esta intencionalidad y su relación de paternidad con los
concretos como la catequesis y experiencias como el grupo juvenil y de monaguillos, entre otros
donde participen jóvenes, una dirección netamente vocacional en los mismos. De esta manera, al
permear constantemente la atmósfera parroquial del sentido vocacional, los jóvenes van
adherirse al sentir de la comunidad, orando por las vocaciones y también a sentirse beneficiados
por dicha oración y pensar en su propia vocación, animados por el propio párroco.
observador y se fije en aquellos posibles jóvenes que puedan tener según su criterio, elementos
para una vida sacerdotal; entonces apoyado con la comunidad parroquial, brindará un
acompañamiento más cercano a estos jóvenes desde los distintos ámbitos parroquiales,
fomentando de esta manera, que ellos puedan dar con serenidad y confianza el paso hacia un
En cuanto a tiempos, para la primera fase, es prudente dedicar un tiempo de tres años
necesario que se prolongue en el tiempo, dado que se han asumido los elementos esenciales para
Lista de Referencias
https://doi.org/10.52039/seminarios.v62i218.105
Francisco. (13 de enero de 2017). Sínodo de los Obispos “Los jóvenes, la fe y el discernimiento
117-139
Francisco. (25 de noviembre de 2017). Mensaje del Papa Francisco a los participantes en el
García, M. (septiembre de 2016). Las vocaciones, responsabilidad de la Iglesia. Sal Terrae, 104
(1215), 787-801
Imaz, J. (2018). Los jóvenes en la Iglesia de hoy. Reflexiones ante el Sínodo de los obispos sobre
Rojano, J. (2019). Propuestas pastorales del Papa Francisco. En González-Anleo, J (Ed.), Sueño
con una Iglesia joven y para los jóvenes. ¿Crisis en la transmisión de la fe?. Editorial PPC
(146), 267-290
Suárez, L. (septiembre de 2016). ¿Buenos tiempos para la pastoral vocacional? Avanzando tras el
https://doi.org/10.52039/seminarios.v62i218.109
45
Notas al pie
Tablas
Tabla 1
ARCIPRESTAZGO PARROQUIAS
Santo Domingo Savio
San Maximiliano Kolbe
San Basilio
5.1
Dei Verbum
Santa María de la Alhambra
San Ambrosio
San Juan Crisóstomo
San Bartolomé Apóstol
5.2 San Nicolás
San Pablo VI
Santos Timoteo y Tito
Nuestra Señora de Aparecida
Santa María del Camino
San Pascual Bailón
5.3
Santo Tomás Becket
San Francisco de Sales
Jesucristo Redentor
San Cipriano
Santa Cruz
5.4 Santísimo Redentor
Niño Jesús de Praga
San Jerónimo Emiliani
Santa María del Prado
San Buenaventura
5.5 Santa Amelia
Santa Inés de Guaymaral
San Viator
47
Tabla 2
Seminario
Tabla 3
2010-2022
TOTAL
AÑO CURSO CANTIDAD
SEMINARISTAS
IV Teología 1
III Teología 3
II Teología 1
I Teología 1
2010-II II Filosofía 2 103
Mayores – II Fil 1
Propedéutico 2
Año Pastoral 1
Total San Pedro 12 (11,6%)
IV Teología 3
III Teología 1
II Teología 1
I Teología 3
2011 84
I Filosofía 2
Propedéutico 1
Año Pastoral 1
Total San Pedro 12 (14,3%)
IV Teología 1
III Teología 1
II Teología 2
Mayores – I Teo. 1
2012 II Filosofía 2 78
Mayores – II Fil. 4
Propedéutico 2
Año Pastoral 1
Total San Pedro 14 (17,95%)
IV Teología 1
III Teología 1
II Teología 1
I Teología 2
2013 73
I Filosofía 2
Propedéutico 1
Año Pastoral 2
Total San Pedro 10 (13,70%)
IV Teología 1
2014 64
III Teología 2
49
TOTAL
AÑO CURSO CANTIDAD
SEMINARISTAS
II Teología 1
II Filosofía 2
I Filosofía 1
Mayores I-Fil. 3
Año Pastoral 2
Total San Pedro 12 (18,75%)
IV Teología 2
III Teología 1
2015 I Teología 1 73
Mayores – II Fil. 3
Total San Pedro 7 (9,59%)
IV Teología 1
II Teología 1
I Filosofía 1
Propedéutico 2
2016 91
Prop. Mayores 1
Exp. Diaconal 3
Ins. Eclesial 4
Total San Pedro 13 (14,29%)
III Teología 1
I Teología 4
II Filosofía 1
2017 I Filosofía 2 96
Mayores II-Fil. 2
Exp. Diaconal 1
Total San Pedro 11 (11,46%)
IV Teología 1
I Teología 1
2018 78
Ins. Eclesial 2
Total San Pedro 4 (5,13%)
II Teología 1
2019 I Teología 1 57
Total San Pedro 2 (3,39%)
II Teología 1
Propedéutico 1
2020 61
Año Pastoral 1
Total San Pedro 3 (4,92%)
III Teología 2
I Filosofía 1
2021 44
Propedéutico 1
Total San Pedro 4 (9,09%)
IV Teología 2
2022 30
II Filosofía 1
50
TOTAL
AÑO CURSO CANTIDAD
SEMINARISTAS
I Filosofía 1
Total San Pedro 4 (13,3%)
51
Apéndices
Semillero Vocacional.
Comunión y participación)
modalidad virtual. Para el segundo semestre del 2022, los encuentros se han destinado en su
niños, la mayoría acólitos en sus parroquias de origen. Estos niños han venido siendo
acompañados desde que se abrió en el año 2019. Desde la época de pandemia se ha visto
los diáconos transitorios Diego Armando Jiménez Melo y Jonathan Alexander Rozo García,
niños de la Vicaría.
Esta experiencia está diseñada para ser acompañada por un equipo conformado por
En lo que respecta al 2021, la religiosa fue traslada, razón por la cual se buscaba incluir
nuevamente a esta experiencia la presencia de una religiosa, ya que la figura del consagrado
52
Septiembre de 2021.
Para el 2022 el equipo conserva la estructura de acompañantes con la que fue pensado
de los niños quienes participan de este Semillero vocacional oscila entre los 8 a los 15 años.
adolescentes en este espacio que brinda la Vicaría de San Pedro en sus instalaciones, al
evidenciar que solamente asistió un niño de octavo grado, perteneciente a la Parroquia de San
Juan Crisóstomo.
En diálogo con los diferentes miembros del equipo que apoya las actividades en el
Semillero Vocacional de la Vicaría se conoció que en lo corrido del 2022 se han llevado a
cabo los encuentros de Semillero vocacional con un promedio de cinco chicos, cuestión que
mensualmente estos encuentros afirmó que la causa principal a la que atribuye esta escasez,
tiene su raíz en la carencia de motivación sacerdotal por parte de la gran mayoría de los
párrocos de la Vicaría San Pedro. Lo anterior, permite dar cuenta efectivamente de la poca
manera en el escenario del pre-seminario, teniendo presente que en lo que ha transcurrido del
53
también que debido a los escándalos sexuales que han sido causados por clérigos, los
párrocos no convocan a los niños y jóvenes a estos espacios, porque se sienten fuertemente
contexto de una Semana Santa. Tuvo un diálogo personal con el sacerdote que dirigía
dicho taller.
profundizada con la visibilidad de unos signos claros en su vida del llamado personal
su vocación.
porque es donde surgen las vocaciones, donde se promueve el amor a Dios, el amor al
prójimo, los valores y eso se ha ido deteriorando lentamente a nivel social. No hay entonces
un cultivo del Espíritu Santo y de la fe que permita que los jóvenes desarrollen esa inquietud
vocacional.
educación escolar, que hoy día ha optado por depurar una transmisión de la fe. En la mayoría
de colegios distritales ya se vive este ambiente, aunque aún persiste en colegios católicos y
sostuvo.
Con respecto a esta pregunta de esta entrevista, cabe hacer la aclaración que, a finales
fortalecimiento del grupo de adoración eucarística, que en sus intenciones está orar por las
vocaciones.