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Las noticias llegan en fila.

Hay bombardeo de titulares que cuentan cómo un virus, en


unos cuantos meses, está marcando un hito histórico en el mundo entero. Las cifras
toman relevancia y los números parecen alejarse de toda humanidad.

La higiene y la limpieza son elementos esenciales, que detrás de propagandas políticas o


de los carteles sostenidos por famosos, son la lucha contra tal enemigo. Ese enemigo que
se lleva protagonismos que necesitan quizá más otros, al igual que derriba toda la
tranquilidad de quien vive de las atestadas calles que ahora son abandonadas
forzadamente.

Es entonces cuando se busca desesperadamente refugio, en lugares alejados un poco de


la pantalla grande y entra en juego como escapatoria: las redes sociales, o los libros. Una
herramienta que lleva consigo una especie de tranquilidad, sin alejarnos totalmente la
situación, porque al final, este no es más que un cuento, una narrativa de ficción que nos
hace perder cualquier sentido de tiempo y de espacio. En donde todos somos enrejados
en altos castillos, esperando que algún ser mágico no salve de lo que nos espera.

Mientras sucede eso, esperamos en pánico dentro de nuestra guarida. Limpiando todo
una y otra y otra y otra vez y cuanto sea necesario. Sospechamos de todo lo que
constituye el exterior y entonces igualamos cualquier contacto con la peor peligrosidad.
Ahora en vez de abrazar a nuestras parejas, nos ceñimos con grandes tarros de anti-
bacteriales que nos acompañan en tiempo completo.

Aunque nos cueste creerlo, ahora ese es nuestro presente. Tendremos todos que aceptar
que el trabajo ahora se extenderá, porque para nadie es un secreto que estar más tiempo
en la casa, significa más trabajo hogareño. Ahora es necesario repartir los tiempos de
cocina en los estrechos cronogramas de trabajo, porque también es importante resaltar
que la vida no ha parado. Muchos continúan trabajando incluso más fuerte que antes.

Las universidades por otro lado siguen dando el espacio para el aprendizaje y los
profesores abren debates que nos hacen más críticos de la situación., porque a pesar de la
distancia, las conexiones se mantienen. Hay cientos de plataformas que ponen borroso
aquellos kilómetros que nos marcan para acercaros de corazón. Las plataformas han sido
elemento sustancial para la distracción y para el entretenimiento, han sido un importante
medio para la comunicación, también es cierto que estas tecnologías desde hace tiempo
nos han alejado del elemento humano en nuestras vidas.

Esta ha sido, entre todo, una oportunidad par compartir con los que más se ama, para
distraerse y hablar de la vida, para realmente compartir con la familia, así sean un par de
minutos. Al igual que tener otros hobbies y acercamientos que por falta de tiempo no
habíamos perdido disfrutar por completo. Hay que quedarse en casa, pero tenemos que
hacerlo de forma consciente y que sea fructuosa de alguna manera para nosotros.

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