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Reg.: A. y S. T. 18, pág.

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En la ciudad de Santa Fe, a los 3 días del mes de diciembre del año dos mil nueve, se reunieron en acuerdo los señores
Jueces de la Cámara de lo Contencioso Administrativo N° 1, doctores Luis Alberto De Mat ia y Federico José Lisa, con la
presidencia del titular doctor Alfredo Gabriel Palacios, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados “LOZANO,
Enrique David y otros contra MUNICIPALIDAD DE LAGUNA PAIVA sobre RECURSO
CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO” (Expte. C.C.A. 1 n° 193, año 2005). Se resolvió someter a decisión las siguientes cuestiones:
PRIMERA: ¿es admisible el recurso interpuesto?; SEGUNDA: en su caso, ¿es procedente?; TERCERA: en consecuencia,
¿qué resolución corresponde dictar?. Asimismo se emitieron los votos en el orden que realizaron el estudio de la causa, o
sea
doctores Palacios, De Mat ia y Lisa.
A la primera cuestión el señor Juez de Cámara doctor Palacios dijo: 1. Los señores Adrián Ángel Walter
Henny,
Gerardo Daniel Minat i, Enrique David Lozano, Gisela Vanesa Castro y Roberto Miguel Negri promueven
recurso
contencioso administrativo contra la Municipalidad de Laguna Paiva, tendente a la anulación del decreto n° 40/04, y se
los
reinstale en las categorías en las que prestaban servicios al 10.3.2004, con más los salarios caídos, intereses y costas.
Dicen que por decreto n° 75 del 10.7.2003, fueron designados como personal contratado “con especificaciones de los
servicios a prestar para cubrir necesidades determinadas”; que Castro fue designada en la oficina de Acción Social;
Minat i
en la oficina de Empleo Municipal; Henny en la oficina de Gestión y Mora, en cada caso como auxiliares administrativos;
y
Lozano lo fue como auxiliar y notificador en Mesa de Entrada; y Negri como consultor del área de desarrol o industrial,
comercial y servicios, todos en la categoría 8.
Destacan que la categoría de ingreso es la anunciada y no la 7 como se alude en el decreto impugnado; que en fecha
10.10.2003 “comenzaron a revestir el carácter de planta permanente”, sin ser necesario el acto
administrativo de
nombramiento por estar especificado en los artículos 133 y 134 de la ley 9286; que el 10.3.2004 el Intendente municipal,
por
decreto 40, ordena sus cesantías sin acreditar ni detal ar la nulidad de sus designaciones, vulnerando el Estatuto citado;
que
por el decreto 40/04 “el Intendente plantea el ingreso indiscriminado en la planta permanente de ‘varias personas’”.
Agregan que con el accionar descripto se trata de esconder “un claro despido sin justa causa, arbitrario sorpresivo y
manifiesto”, del que son objeto; que es notable el carácter subjetivo del empleo público en Laguna Paiva, donde la
actividad
ejecutiva “se envuelve poco a las normativas legales vigentes”; que no fueron razones de economía o de racionalización
de
personal los motivos o fundamentos del decreto cuestionado; que concomitante con sus despidos las nuevas autoridades
emplearon personal en mayor cantidad.
Concluyen en el carácter arbitrario e inconstitucional y la nulidad del acto impugnado, y los derechos que les asistirían.
Piden se haga lugar al recurso, con costas.
2.Declarada la admisibilidad del recurso (f. 75), comparece la Municipalidad y contesta la demanda (fs. 80/89).
Refiere a la inadmisibilidad del recurso en relación al señor Enrique David Lozano, en cuanto el mismo no ha agotado la
vía
administrativa, habiéndose limitado a rechazar la carta documento enviada por la Administración.
Respecto a la cuestión de fondo, analiza el decreto n° 75/03, como los contratos suscriptos con cada uno de los actores.
Concluye que si se considera que se trata de “personal contratado”, la falta de asignación de una tarea excepcional y por
tiempo determinado que no pueda ser cubierta por personal permanente, desnaturaliza la figura empleada; que si se los
considera como “personal permanente”, no se cumplieron con los pasos legales necesarios para la contratación; que la
remisión a las disposiciones de los artículos 12 y 133 del anexo I de la ley 9286 no son coherentes con el sistema
empleado.
Examina la situación de revista de cada uno de los actores, todo lo cual justifica la declaración de nulidad del decreto
75/03,
como así también la desvinculación dispuesta.
Agrega que si bien el decreto 75 consta firmado el 10.7.2003, todos los elementos cotejados demuestran que en realidad
los
actores fueron incorporados en forma ilegal a planta permanente, no antes del mes de noviembre de 2003 y luego “de las
elecciones en que el Intendente, Ricardo Antonio Gudiño, perdió”.
Solicita el rechazo de la demanda, con costas.
Abierta la causa a prueba (f. 106), y producida la que consta en el expediente, alegan las partes sobre su mérito
(fs.
234/237 y 238/243).
Dictada (f. 245), y consentida la providencia de autos, se encuentra la presente causa en estado de ser resuelta.
3.De conformidad al artículo 23, inc. a), de la ley 11.330 corresponde emitir pronunciamiento sobre la admisibilidad del
recuso.
La demandada peticiona se declare la inadmisibilidad del recurso interpuesto por el señor Enrique D. Lozano, con
fundamento en no haber agotado la vía administrativa (f. 80).
Al respecto, en el auto de admisibilidad de foja 75, la Presidencia de esta Cámara destacó respecto a Lozano que de
conformidad a las constancias de autos “habría realizado alguna actividad impugnativa contra el decreto n° 40/04".
En este sentido, aún cuando se entendiese que la carta documento de foja 25 es en contestación a una impugnación al
decreto 40, la misma no fue notificada al recurrente en las condiciones previstas en la ley 12.071, al no habersele hecho
saber el derecho a interponer recursos y el plazo para hacerlo (artículo 1).
En estas condiciones, la notificación practicada en el modo descripto carece de efectos, no pudiendo inferirse en tales
condiciones que haya corrido el plazo de impugnación a que alude el artículo 9 de la ley 11.33 (“De Iriondo”, A. y S. T.
1,
pág.80; “Perren”, A. y S. T. 1, pág. 394; entre otros).
En consecuencia, no se advierten razones que justifiquen apartarse del auto obrante a foja 75 (A. y S. T. 4, pág. 141).
Así voto.
A la misma cuestión, los señores Jueces de Cámara doctores De Mat ia y Lisa coincidieron con lo expresado por el señor
Juez de Cámara doctor Palacios, y votaron en igual sentido.
A la segunda cuestión el señor Juez de Cámara doctor Palacios dijo:
4. De las constancias de las actuaciones administrativas se desprende que:
Por decreto n° 75 del 10.7.2003, el Intendente municipal incorporó a los actores como personal contratado en distintas
áreas
de la Administración, con fundamento en la “reestructuración de la planta de personal” (f. 7/vto.).
En este marco, se suscriben sendos contratos de locación de servicios, con vigencia a partir del 1.8.2003, estableciéndose
en
concepto de remuneración el importe fijado para la categoría 8 del escalafón municipal, dejando plasmado que la relación
ha
de regirse por lo dispuesto en el mismo contrato y las disposiciones de la ley 9286 (fs. 17/18).
Finalmente, por decreto n° 40 del 10.3.2004, se declara la nulidad del decreto 75/03, revocándose la designación de los
recurrentes y por ende, rescindidos los respectivos contratos (fs. 8/16).
5. Los accionantes demandan se los restituya a sus cargos, en razón de sus calidades de personal permanente por
aplicación
de los artículos 133 y 134, anexo I, de la ley 9286.
Tal como consta, la relación de empleo, en los términos del decreto n° 75 y de los contratos suscriptos, encuadra en la
figura del personal contratado a que refiere el artículo 8 de la ley 9286, por ende, en la calidad de personal no permanente.
Así, dada la naturaleza inicialmente atribuida a la relación habida entre las partes, lo cierto es que los recurrentes no
ostentaban derechos estatutarios a la permanencia derivado de la estabilidad consagrada en el artículo 15, inciso a, de la
ley
9286.
Al respecto, esta Cámara ha destacado, siguiendo al Alto Tribunal provincial, que el acto que dio comienzo a la relación
de
empleo, apreciado en consonancia con otros elementos de la relación, asume fundamental importancia para esclarecer la
cuestión, no pudiendo acordarse a la relación que vinculó originariamente a las partes un contenido que evidentemente no
estuvo en la intención de el as al momento de su concreción (“Rojas”, S. T. 1, pág. 449; entre otros).
También este Tribunal tiene dicho que el carácter de titular sólo puede ser investido por acto formal de nombramiento,
una
vez cumplidas las exigencias legales. El mero transcurso del tiempo y la invocada continuidad en la prestación de los
servicios no convierte en permanente una relación nacida y ejecutada bajo la condición de la transitoriedad. La
permanencia
y la consiguiente estabilidad en el cargo, sólo se adquiere luego de satisfechos los recaudos formales exigidos por la
legislación aplicable (“Cabral”, S. T. 1, pág. 191; entre otros).
b. Ahora bien: los recurrentes extraen su condición de personal permanente de lo dispuesto en el artículo 134, anexo I,
de la
ley 9286, como así también de la mera mención de los artículos 12 y 133 ley citada de la cláusula Quinta del contrato de
locación de servicios.
Por un lado, la aplicación del artículo 12 supone el nombramiento como personal permanente, carácter éste como se ha
visto nunca tuvieron los actores. Respecto al artículo 134, este Tribunal en la causa “Rojas” (ya citada), siguiendo a
la
Corte local, ha explicado el alcance que corresponde otorgar a esa norma (autos “Álvarez”, A. y S. T. 130, pág. 267;
“Bustos”, A. y S. T. 160, pág. 309; “Cabral”, A. y S. T. 160, pág. 322; entre muchos otros precedentes); y del modo en
que
corresponde efectuar el cómputo de tres meses a que el a refiere (“Jacob”, A. y S. T. 84, pág. 321; “González”, A. y S. T.
139, pág. 333; “Mul er”, A. y S. T. 139, pág. 358; “Pérez”, A. y S. T. 145, pág. 47; “Navarro”, A. y S. T. 162, pág. 228;
etc.),
con base en criterios que se comparten y a los que corresponde remitir brevitatis causae.
Así, ese Cuerpo in re "Álvarez" (ya citado) ha observado que: "De la lectura aislada del transcripto artículo 134 se puede
colegir que su texto contraría el exhaustivo régimen de ingreso previsto en la citada ley para el personal permanente de
las
Municipalidades y Comunas, en tanto el Capítulo II (comprensivo de las "Condiciones generales de ingreso") del Anexo
II
de la ley 9286 prevé, en su artículo 3, que "el ingreso a este Escalafón se hará previa acreditación de las condiciones
establecidas por el Estatuto para el Personal de Municipalidades y Comunas y cumplimiento de los requisitos que para
cada
agrupamiento o tramo se establecen en el presente"; en el artículo 4, que el ingreso sólo tendrá lugar cuando medien los
concursos abiertos conforme a las pautas del capítulo respectivo del Escalafón y, en el artículo 5, que "el personal
ingresará
al tramo de ejecución en la categoría inicial de cada agrupamiento hasta cumplir con el requisito de antigüedad, con
excepción de las funciones nominadas en cada uno de el os y previa aprobación del concurso respectivo".
En este mismo sentido, agregó que “si el legislador contempló un exhaustivo régimen de ingreso a la planta de personal
permanente de Municipalidades y Comunas, conforme se viera en los transcriptos artículos 3 y 4 del Anexo II de la ley
9286, no parece lógico suponer que luego prescindiera de dichos extremos y pretendiera mediante el artículo 134 el
ingreso
a la planta permanente del personal contratado y transitorio por el solo transcurso del lapso de tres meses que el mismo
prevé, soslayando lo previsto en los referidos artículos con relación a las "Condiciones generales de ingreso" contenidas
en
el Escalafón del Personal de las Municipalidades y Comunas. Efectivamente, no es razonable pensar que el legislador ha
admitido la posibilidad de que se sustituyan los rigurosos procedimientos de selección del personal, con el simple recurso
de
proceder a la celebración de contratos”, para luego concluir que “En tales condiciones, el automatismo al que refiere la
norma debe entenderse limitado al derecho de los agentes a ser considerados por la Administración para el eventual
ingreso
a la planta (“Cabral”, citado).
En términos afines se expidió el Alto Tribunal nacional, estableciendo el principio según el cual la aplicación del artículo
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de la Ley de Contrato de Trabajo por el que se reputan como definitivas las funciones si desaparecieran las causas que
dieron lugar a la suplencia o transcurrieran los plazos que se fijen al respecto en los estatutos profesionales o las
convenciones colectivas de trabajo, “debe armonizarse con lo dispuesto por el artículo 14 del laudo 15/91, norma que al
disponer el l amado a concurso para cubrir una vacante, coadyuva a garantizar la condición de idoneidad para ocupar
empleos o cargos públicos, principio de rango constitucional consagrado en el art. 16" (Fal os: 330:2180).
En definitiva, el carácter esencialmente transitorio de la relación, importa la falta de estabilidad propia de los
recurrentes,
por lo que, la autoridad municipal en el supuesto invocado pudo, legítimamente, rescindir los contratos de empleo que los
vinculaban.
Por lo demás, aún cuando el acto impugnado importe el ejercicio de potestades de autoanulación, lo cierto es que los
actores
no esgrimieron al respecto agravio alguno.
Sin perjuicio de el o, no se advierte en el acto impugnado y en las constancias de la causa, la irrazonabilidad de los
motivos
invocados, su desapego con el orden jurídico ni que estén viciados de arbitrariedad o desviación de poder.
En efecto, no surge que el acto haya comportado el ejercicio de una competencia para satisfacer una finalidad extraña al
ordenamiento, ni existen en autos elementos que permitan inferir que la Administración haya utilizado el poder que
normativamente le ha sido conferido, para la concreción de un fin distinto al bien del servicio (C.S.J.P.: “Restanio”, A. y
S.
T. 113, págs. 370/376; “Salami”, A. y S. T. 119, págs. 267; “Maina”, A. y S. T. 180, págs. 317/323).
Corresponde, pues, rechazar la demanda, en cuanto a través de la misma se pretende la anulación del acto impugnado, el
reintegro a las tareas habituales y el pago de los salarios caídos.
Así voto.
A la misma cuestión, el señor Juez de Cámara De Mat ia dijo:
1. En el caso se presenta la problemática derivada del sistema de ingreso laboral estipulado por la Ley de Estatuto y
Escalafón para el Personal de Municipalidades y Comunas.
En relación, vengo sosteniendo de otras interpretaciones de tipo restringidas respecto del artículo 134, anexo I, de la ley
9286, una posición crítica y alternativa, sea con postulaciones de ingreso, como en “Capra” (A. y S. T. 11, pág. 67), o
indemnizatorias, como en “Lizarraga” (S. T. 4, pág. 14), “Torres” (A. y S. T. 8, pág. 173), entre otros, a los que
corresponde
remita mutatis mutandi.
He destacado en tales precedentes el incumplimiento en el que incurren los Entes territoriales menores al incorporar
agentes
recurriendo a su contratación bajo las figuras de personal contratado o transitorio (artículos 8 y 9, anexo I, ley 9286), a fin
de que realicen tareas que pueden resultar habituales y por largos períodos, en colisión con el criterio excepcional de esas
modalidades.
También, que la dilemática circunstancia suscitada entre el sistema de ingreso y la incorporación automática a la planta
permanente del personal (anexo II, y artículo 134, anexo I, ley 9286; respectivamente) que se resuelve generalmente de
manera inequilibrada para el trabajador, esto es, en principio, sin tenerse en cuenta el incumplimiento legal y de funciones
en el que habrían incurrido las autoridades del municipio y las responsabilidades derivadas de ese obrar, ni que es aquél
quien carga con la posibilidad más reducida de promover o exigir la estrictez legal, contribuyendo esa circunstancia a
menguar derechos y vulnerar garantías.
2. Sin embargo, en el caso, las probanzas examinadas no alcanzan a dilucidar la existencia de la pretensión ejercida.
En efecto, las constancias administrativas y las demás probanzas colectadas que fueron examinadas por el colega señor
Juez
de Cámara doctor Palacios, que me precede no prueban la intencionalidad de una relación permanente, en los términos
regulados por los artículos 3, 4 y aplicables de la norma antes citada, entre los actores y la Municipalidad. Por el
contrario,
el decreto 75/2003 estipula “que dichos agentes serán incorporados como personal contratado, con especificación de
servicios a prestar, justificándose su actuación por la naturaleza de los mismos, como necesaria”, y “. . en virtud de la
reestructuración de la planta personal. .” (primer y segundo párrafo de los considerando; f. 271).
Asimismo, en los contratos suscripto entre las partes, de manera individual (fs. 272/273 de autos, y expte. 68L Secretaría
C.C.A. n° 1) si bien carecen de fecha de finalización, se fijan las respectivas iniciaciones 1.8.2003, tipo de tareas que
desempeñarían los actores, y sin que se verifique la existencia de actos administrativos o acciones en el sentido de
producir
nombramientos definitivos respecto de los actores; circunstancias que aparecen admitidas, visualizando el desarrol o
pacífico de las relaciones, sin requerimientos de modificaciones o, al menos, precisiones en relación a los vínculos
laborales
existentes, los que se invocan al tiempo del distracto.
De los testimonios rendidos tampoco puede extraerse el carácter permanente de las respectivas relaciones; en efecto,
ninguno de los deponentes precisa esa condición, y es más, dicen desconocer la naturaleza del vínculo (fs. 181, 182/183,
217/218vto., 221/224vto. y 228/229vto.). Es decir, en síntesis, no obran a lo largo del proceso elementos transformadores
del
enlace laboral, cuyo encuadre legal en mi criterio se ubica en el artículo 9, anexo I, de la ley 9286, y el presupuesto de
transitoriedad connotado aborta el traslado a la categoría de personal permanente de cada uno de los actores, y en
definitiva
la pretensión ejercida, que debe ser rechazada; con costas.
Voto, pues, por la negativa.
A la misma cuestión, el señor Juez de Cámara doctor Lisa dijo:
Comparto la conclusión a que arriban los señores colegas preopinantes en cuanto a que los actores no están asistidos por
el
derecho a la estabilidad.
Así, por las razones expresadas por el señor Juez de Cámara doctor Palacios, y por los fundamentos expuestos por el
señor
Juez de Cámara doctor De Mat ia en el considerando 2. de su voto, de conformidad a lo cual pudo en el caso la
Administración disponer válidamente la rescisión de los contratos.
Sin embargo, estimo oportuno aclarar que el acto impugnado mediante el cual expresamente se declaró la nulidad del
decreto 75/03 importó el ejercicio de potestades de autoanulación, respecto de lo cual los actores no opusieron ningún
argumento de peso que autorizara a su revisión.
Por el contrario, aunque sin cuestionar ni referir concretamente el ejercicio de dicha potestad administrativa, meramente
aluden en lo que podría tener alguna relación con esta cuestión a que casi inmediatamente con el despido “las ‘nuevas’
autoridades tomaron y emplearon personal en cantidad superior a tres o cuatro veces la cantidad que habían despedido”,
con
lo que no se trataba de razones de economía o “racionalización de personal”, sino que “sin dudas se necesitaba cumplir
con
‘compromisos de campaña’” (f. 57/vto.).
Nada de el o han acreditado ni surge de autos.
Es más, a foja 185 se informa, en lo que ahora interesa y sin objeción de parte, que en los años 2004, 2005 y 2006 no se
incorporó personal a la planta permanente; lo que basta a los fines de desestimar el agravio.
Conclusión de lo hasta ahora expuesto es que, aun cuando por hipótesis se entendiese que mediante el decreto 75/03 se
tuvo
la intención ambiguamente expresada de que los actores ingresaran a la planta del personal permanente, aun así, el
recurso
no podría prosperar por cuanto los actores no se hicieron cargo de los vicios de ilegitimidad que de conformidad al acto
impugnado (decreto 40/04) inficionarían a tales designaciones.
Voto, pues, por la negativa.
A la tercera cuestión el señor Juez de Cámara doctor Palacios dijo:
Atento el resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores corresponde declarar improcedente el recurso interpuesto.
Costas a los recurrentes.
Así voto.
A la misma cuestión, los señores Jueces de Cámara doctores De Mat ia y Lisa dijeron que la resolución que correspondía
adoptar era la propuesta por el señor Juez de Cámara doctor Palacios y así votaron.
En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Cámara de lo Contencioso Administrativo Nº 1 RESOLVIÓ:
Declarar improcedente el recurso interpuesto. Costas a los recurrentes.
Registrarlo y hacerlo saber.
Con lo que concluyó el acto, firmando los señores Jueces de Cámara por ante mí, doy fe.
Fdo.: DE MATTIA. PALACIOS. LISA. Di Mari (Secretario)
A y S, tomo 31, pág. 462/63
Santa Fe, 27 de diciembre de 2012.
VISTOS: Estos autos caratulados “LOZANO, Enrique David contra MUNICIPALIDAD DE LAGUNA PAIVA
sobre RECURSO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO” (Expte. C.C.A.1 n° 193, año 2005), venidos para
resolver acerca de la regulación de honorarios ordenada a foja 320; y,
CONSIDERANDO:
1. En los términos del artículo 255 del Código Procesal Civil y Comercial y de conformidad a lo decidido por el
Tribunal en autos, corresponde regular los honorarios de los profesionales intervinientes.
Así lo solicitó el apoderado de la demandada a foja 316; acompañó copia del decreto 54/12 y la última escala
salarial, y proyectó por veinticuatro meses el equivalente a la categoría 8 para cada uno de los actores, a los fines
de establecer la base regulatoria.
2. Corrida la vista pertinene (f. 317), la actora contesta a foja 319.
Se opone al cálculo practicado por la demandada; impugna que deba tomarse la categoría “8" para efectuarlo y
pide que se tengan en cuenta los montos percibidos por cada uno de los actores pero de acuerdo a los contratos
que vinculó a éstos con la Municipalidad.
3. Le asiste razón a la actora: en efecto, los montos a tomarse para el cálculo de la base regulatoria han de ser los
percibidos por cada uno de los actores al momento de dictarse el decreto atacado; en ese sentido resulta ilustrativo
el informe acompañado por la Caja Municipal de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia (cfr. fs. 161/169) cuyos
montos informados despejan las dudas al respecto.
Por el o, y lo dispuesto en los artículos 1, 2, 3, 4, 6, 8, 32, ss. y ccs. de la ley 12.851, la Cámara de lo
Contencioso
Administrativo N° 1 RESUELVE: 1. Regular en la suma de $ 4.800 (11,38 jus) los honorarios profesionales de la
doctora María de los Ángeles Vignolo, por sus labor en estos autos. 2. Regular en la suma de $2.000 (4,74 jus) los
honorarios profesionales del doctor Juan José Tión, por su labor en la etapa de contestación de demanda; y en la
suma de $4.000 (9,48 jus) los honorarios profesionales del doctor Aldo Omar Romero, por su labor en la etapa de
prueba y alegato. 3. Aplicar como interés moratorio el correspondiente a la tasa pasiva promedio del artículo 10
del decreto nacional 941/91.
Regístrese, hágase saber y córrase vista a la Caja Forense.
Fdo.: DE MATTIA (art. 26, ley 10.160). PALACIOS. LISA. Di Mari (Secretario)
dg
A y S, tomo 34, pág. 50
Santa Fe, 5 de agosto de 2013.
VISTOS: Estos autos caratulados “LOZANO, Enrique David y Otros
contra MUNICIPALIDAD DE LAGUNA PAIVA sobre RECURSO
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO” (Expte. C.C.A. 1 n° 193, año 2005)
venidos para resolver acerca de la aclaratoria solicitada a foja 326; y,
CONSIDERANDO:
1. Por auto de fecha 27.12.2012 (A. y S. T. 31, pág. 462/463) se
regularon los honorarios de los profesionales intervinientes (fs. 321/322).
2. A foja 326 se presenta el doctor Aldo Omar Romero y pide, por vía de
aclaratoria, que se deje establecido que la suma determinada en la regulación de
honorarios ($ 4.000 -9,48 jus-) es a cargo de cada uno de los actores de la
presente causa.
3. El pedido de aclaratoria no puede prosperar.
En efecto, en primer lugar se advierte la extemporaneidad de la
solicitud, ya que el auto regulatorio fue notificado al doctor Romero en fecha
4.2.2013 (f. 325 vto.) y el escrito de aclaratoria fue presentado el 13.2.2013 (f.
326), es decir, fuera del término de tres días dispuesto en el artículo 248 del
Código Procesal Civil y Comercial, aplicable (artículo 23, último párrafo, ley
11.330).
A su vez, tampoco puede entenderse que, lo invocado por el ahora
peticionario, consista en un error que por su naturaleza devenga equiparable a
aquellos susceptibles de ser corregidos por el juez en cualquier tiempo.
Sin perjuicio de ello, surge con claridad que en la resolución cuya
aclaración se pide, esta Cámara reguló en $ 4.000 (9,48 jus) los honorarios
profesionales del doctor Aldo Omar Romero por toda su labor desarrollada en la
etapa de prueba y alegato; suma que surge de tomar como base regulatoria los
montos percibidos por todos los actores al momento de dictarse el decreto
atacado, como se indica en el punto 3 del auto regulatorio, y siguiendo el criterio
propuesto por el propio doctor Romero -aunque en base a otros montos- de
multiplicar por 24 las sumas que se consideraron adecuadas al caso.
Por último, debe agregarse que respecto de dicha suma ($ 4.000) cada uno
de los actores responderá proporcionalmente en función de su respectivo interés
(cfr. C.S.J.P. “Donayo” A. y S. T. 194, págs. 455/456).
Por ello, la Cámara de lo Contencioso Administrativo N° 1 RESUELVE:
No hacer lugar al pedido de aclaratoria interpuesto por el doctor Aldo Omar
Romero.
Regístrese y hágase saber.
Fdo. PALACIOS. DE MATTIA. LISA. Di Mari (Sec)

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