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APUNTES LACTANCIA MATERNATEMA 1.

CARACTERÍSTICAS ANATÓMOFISIOLÓGICAS DEL


RECIÉN NACIDO NORMAL.

TEMA 1. CARACTERÍSTICAS ANATÓMOFISIOLÓGICAS DEL RECIÉN NACIDO NORMAL.

1. INTRODUCCIÓN

Por recién nacido normal se entiende todo neonato sano, sin enfermedad posible ni probable,
con una edad inferior a 28 días. Se trata de un periodo fundamental donde es crucial la
observación y el conocimiento de las características normales, para poder detectar la aparición
de alguna anomalía.

2. CARACTERÍSTICAS MORFOLÓGICAS

Existen tres características morfológicas que definen a un recién nacido: macrocéfalo,


braquitipo y macroesplácnico. Es macrocéfalo porque el tamaño de su cabeza supone un ¼ de
la parte total de la talla, mientras que en el adulto sólo representa 1/8. Es braquitipo porque las
extremidades son pequeñas en relación con el resto del organismo, situándose su punto medio
del cuerpo a nivel ombligo a diferencia del adulto que se haya a nivel del pubis. Y es
macroesplácnico, es decir, tiene un abdomen grande y abombado, sobrepasando el nivel
torácico, y que persiste hasta los 3 años edad.

2.1. Somatometría

PESO

El peso medio al nacimiento se encuentra alrededor de 3.300 g, entre el intervalo de 2500 g y


4000 g. Suele ser algo superior en los niños que en las niñas y en los segundos hijos, y también
depende de varios factores como:

Constitución corporal de los padres.

Estado de la nutrición de la madre.


La raza.

Los hábitos tóxicos durante la gestación, como el consumo de tabaco, etc.

Existe una pérdida fisiológica del peso en los primeros días de vida que puede llegar a ser de
hasta un 10%, debido principalmente a una pérdida de líquidos (pulmonar, meconio, orina, etc.).
Pero a partir del quinto día de vida se inicia una recuperación ponderal, y hacia el quinceavo, o
incluso antes, alcanza el peso inicial.La talla media de un recién nacido es de 50cm, entre un
intervalo de 48-52 cm, y las diferencias están relacionadas con los mismos factores que
condicionan el peso.

TALLA

La talla media de un recién nacido es de 50cm, entre un intervalo de 48-52 cm, y las diferencias
están relacionadas con los mismos factores que condicionan el peso.

PERÍMETRO CEFÁLICO

Es la medición de la circunferencia anteroposterior máxima del cráneo, y su tamaño depende,


en gran parte, del desarrollo del contenido craneal.

El perímetro cefálico de un recién nacido a término es de 34 cm, con un intervalo de normalidad


entre 32-36 cm. Si el perímetro esta aumentado, podría tratarse de una hidrocefalia que debe
ser investigada. La microcefalia indica patología prenatal que puede ser grave, aunque debe
distinguirse de aquella producida por el moldeamiento craneal durante el parto vaginal.

PERÍMETRO TORÁCICO

El perímetro torácico medio, medido por la base del apéndice xifoides, es de 33 cm, entre un
intervalo de 31-35 cm. Y tiene interés para ciertas malformaciones torácicas.

2.2. Cabeza
Es la parte mayor del cuerpo y al moldearse durante el parto puede tener una forma ovalada o
“apepinada”.

Existen en la cabeza dos zonas no osificadas, de tejido membranoso, llamadas fontanelas:


fontanela anterior o bregma, que tiene forma de rombo, se encuentra en la unión entre los dos
huesos frontales y los dos parietales, mide 2,5 a 4 cm de longitud por 2 a 3 cm de anchura y se
suele cerrar alrededor de los 12-18 meses, y la fontanela posterior que se encuentra entre el
hueso occipital y los dos huesos parietales con forma triangular, con un tamaño menor de 0.5 a
1 cm y que se suele cerrar alrededor de los 3 meses.

Las fontanelas pueden ser unos buenos indicadores del estado del neonato, de tal forma que
una fontanela deprimida puede indicar un signo de deshidratación, mientras que una fontanela
abombada puede indicar un aumento de la presión intracraneal.

Es frecuente encontrar por la presión de la cabeza durante el parto, una tumefacción discreta
de las partes blandas llamadas “caput sucedaneum”, que debe distinguirse del
cefalohematoma o hemorragia subperióstica (sangrado entre el periostio y el hueso):

“Caput sucedaneum”: Se trata de una protuberancia edematosa del tejido blando del cuero
cabelludo, causada por una presión prolongada del occipucio en el cérvix materno durante el
parto. Habitualmente se extiende más allá de los bordes del propio hueso, pero no fluctúa. El
edema puede conservar la huella del dedo y desaparece en pocos días.

El cefalohematoma es una hemorragia subperióstica de uno de los huesos craneales. Es


mínima la hinchazón al nacimiento y suele aumentar a las 24-48 horas de vida. Los límites
suelen estar claramente delimitados de manera que no rebasa los bordes del hueso y no cruza
las suturas. Puede ser bilateral y la masa es blanda y fluctuante y se absorbe entre las dos
semanas y los tres meses.

CARA

En las primeras horas de vida suele estar abotargada con edemas palpebrales que dificultan la
apertura de los ojos y hasta que no pasan uno o dos días no se aprecian los rasgos faciales.
OJOS

Al nacer son de color azul-grisáceo y adquiere su color definitivo alrededor de los 3 meses.

Los ojos se abren espontáneamente si se levanta y se balancea con suavidad hacia adelante y
atrás al niño.

La esclerótica debe ser blanca, pero en un pequeño porcentaje de recién nacidos puede
aparecer una hemorragia subconjuntival debida a los cambios de presión intraocular durante el
parto, que suele desaparecer en un día y que no indican nada patológico.

Las pupilas reaccionan a la luz contrayéndose, y el aparente estrabismo o nistagmus pueden


ser hallazgos comunes en el recién nacido normal.

No hay producción efectiva de lágrimas en el recién nacido ya que las glándulas lacrimales no
funcionan completamente durante los 2 primeros meses.

En los primeros días puede ser normal el fenómeno de “ojo de muñeca” donde al cambiar la
posición de la cabeza del niño de izquierda a derecha y viceversa, los ojos se mueven en la
dirección opuesta debido a la inmadurez en la coordinación entre la cabeza y los ojos.

NARIZ

Suele ser plana y achatada desde el nacimiento.

La mucosidad blanca y acuosa, así como los estornudos son frecuentes y normales en los
recién nacidos.

Es importante comprobar la permeabilidad de las coanas, para detectar atresia de coanas.


BOCA

Su estructura al nacimiento esta completa y se encuentra adaptada para la succión. Entre las
estructuras normales, podemos detectar:

Paladar arqueado y úvula en la línea media.

Repliegues membranosos de Maigot en las encías, que ayudan agarrar el pezón.

Bolas adiposas de Bichat. Unas almohadillas adiposas en el interior de las mejillas que sirven
de cojines de succión y evitan el colapso de las mejillas mientras dura la succión.

Perlas de Epstein. Son grupos de células epiteliales situadas en el paladar duro. Y los quistes de
inclusión, que son unos nódulos pequeños, blanquecinos y duros. Ambos desaparecen
espontáneamente.

En alguna ocasión puede aparecer en las encías los llamados “dientes congénitos”, que se
recomienda extirparlos para evitar aspiraciones y para evitar que puedan interferir con la
lactancia materna.

En las primeras semanas la salivación es mínima, es por ello por lo que esto favorezca la
aparición de “muguet”, una lesión producida por un hongo llamado “Candida Albicans” y que se
manifiesta como placas blancas adheridas a la mucosa de la boca y que sangran al intentar
desprenderlas. Por otro lado, en caso de salivación excesiva debe descartarse la atresia
esofágica.

Por último, es importante detectar cualquier anomalía de la línea media en forma de labio
leporino (uni o bilateral) y fisura palatina que pueden ocasionar algunos trastornos en la
alimentación.

OIDOS

La parte superior del pabellón auricular suele estar a la misma altura que el ángulo externo de
los ojos.
Es frecuente hallar unos pequeños apéndices cutáneos preauriculares que pueden ser
extirpados de forma precoz o tardía.

Es importante valorar siempre la implantación, forma y tamaño ya que la anomalía en estas


estructuras es característica de algunos síndromes (como por ejemplo el de Down) y también
pueden indicar malformaciones en órganos internos.

Por último, la capacidad de audición en un recién nacido puede evidenciarse por el reflejo
cócleo-palpebral, que consiste en el cierre de los párpados provocado por un ruido brusco
cercano.

2.3. Cuello

El cuello de un recién nacido es corto y grueso con los pliegues habituales. La piel excesiva
sugiere un síndrome malformativo.

En ocasiones se observa rigidez de nuca que puede indicar torticolis por oligoamnios y
malposición fetal por hematoma del músculo esternocleidomastoideo.

Es importante la palpación de ambas clavículas para descartar su fractura. Dicha fractura


aislada no precisa de tratamiento.

2.4. Tórax

El tórax del recién nacido tiene un diámetro anteroposterior igual al bilateral. Mide algo menos
que la cabeza y el tejido muscular es escaso.

Las mamas deben ser simétricas, pudiendo existir mamilas supernumerarias como variante de
la normalidad. Durante los primeros días de nacimiento puede existir (en ambos sexos)
intumescencia mamaria producida por el paso de estrógenos maternos y podría acompañarse
de una secreción láctea (“leche de brujas”).

Otras características morfológicas normales pueden ser:

Protrusión exagerada del xifoides.

El “pectus excavatum”. Un hundimiento del esternón, que sólo en los casos de mayor
envergadura puede estar indicado el tratamiento reparador.

El “pectus carinatum” que se caracteriza por la forma de “quilla de barco” y que habitualmente
no requiere tratamiento.

2.5. Abdomen

El abdomen del recién nacido es grande, blando y distendido y sobrepasa el nivel torácico
debido al tamaño de las vísceras abdominales y la falta de tono muscular.

El hígado y el bazo se pueden llegar a palpar unos 2 cm por debajo de los bordes costales, y en
ocasiones es posible palpar los riñones. Mediante la palpación abdominal es como se pueden
detectar la presencia de alguna masa anómala intraabdominal.

En la inspección también se observa el cordón umbilical pinzado para verificar la presencia de


dos arterias y una vena de calibre superior. Parte del ombligo empieza a secarse a las pocas
horas del nacimiento y se desprende a los 6-10 días.

2.6. Genitales

Mujer

Los labios de la recién nacida son edematosos y el clítoris prominente. Si la recién nacida es a
término los labios mayores suelen cubrir a los menores.
Suele ser visible el himen en el orificio posterior a la vagina.

Y normalmente se observa en la vagina secreciones blanquecinas e incluso sanguinolentas


(pseudomenstruación), secundarias a la estimulación fetal por hormonas maternas.

Varón

El recién nacido a término tiene un pene aproximadamente de 3 a 4 cm de longitud, y un escroto


pigmentado y rugoso. Un pene de longitud inferior a 1 cm sería anormal y requeriría una
valoración endocrinológica.

Los testículos se palpan en el escroto, pero en ocasiones pueden localizarse en la parte alta
escrotal o en el canal inguinal, o podrían no palparse por encontrarse en el interior del abdomen.

Algunas anomalías frecuentes son:

Hidrocele. Acumulación de líquido en el escroto produciendo ensanchamiento y turgencia


escrotal. Generalmente no comunica con la cavidad peritoneal y desaparece en varias semanas.

Fimosis. Prepucio adherido al glande.

Hipospadias. Salida del meato urinario en la parte inferior del pene y no en la punta. Y
epispadias, que es la salida del meato urinario en la cara superior.

2.7. Extremidades

Las extremidades del recién nacido son pequeñas en comparación con el resto del organismo.
Las plantas de los pies son planas. Las manos y los pies suelen estar fríos al tacto y pueden
tener un color azulado debido a la poca circulación periférica, siendo esto normal y se llama
acrocianosis.

Son frecuentes las anomalías en las extremidades debido a los efectos de la postura fetal o a
traumatismo durante el parto. Los traumatismos más frecuentes son la fractura de húmero, de
tibia y/o de clavícula. Dentro de las deformaciones fisiológicas más frecuente encontramos el
encorvamiento de las tibias que puede persistir hasta el segundo año de vida.

Las anomalías más frecuentes en las manos y en los pies son la fusión de los dedos llamado
sindactilia, o el exceso de ello, llamado polidactilia.

Siempre es importante la exploración de ambas caderas, mediante las maniobras de Barlow y


Ortolani, para descartar la existencia de la luxación congénita de cadera. Su importancia radica
en la utilidad del tratamiento precoz que evitará problemas graves en la deambulación.

2.8. La piel

La piel del recién nacido es fina y elástica. Durante las primeras horas de vida presenta una
coloración rojiza e intensa debida a la inestabilidad vasomotora y al enlentecimiento de la
circulación periférica. A las 24 horas ese color tan intenso cede, y hacia el segundo-tercer día,
adquiere un tono natural y sonrosado. Aunque también es normal que, hacia el segundo o tercer
día de vida, algunos recién nacidos presenten una ictericia fisiológica que alcanza su mayor
intensidad antes del séptimo día y que suele desaparecer alrededor de las 2 semanas.

Otras características normales de la piel del recién nacido son las siguientes:

Vérnix caseoso: Es un unto sebáceo que cubre la piel del recién nacido. Es una sustancia
blanquecina y espesa compuesta por células y secreciones de glándulas y sirve para proteger
de infecciones cutáneas, nutrir la piel, evitar la descamación, favorece la curación de posibles
lesiones cutáneas y para regular mejor la temperatura. Por todo ello, lo ideal es que no se le
bañe al recién nacido hasta que no pase un mínimo de 24 horas, ya que a partir de las 24-48
horas se suele secar y desaparecer.

Lanugo: Vello fino que recubre los hombros, espalda, frente y sienes del recién nacido y que
suele desaparecer al final de la primera semana.

Millium facial: punteado blanco minúsculo en cara, nariz, y en menor frecuencia, en el mentón y
en las mejillas. Son obstrucciones de las glándulas sebáceas que desaparecen en unas
semanas.
Nevus telaginésicos o mordidas de cigüeña: son áreas rosadas y planas localizadas
frecuentemente en párpados, entrecejo o en la nuca, que al llorar el recién nacido se enrojecen y
que suelen desaparecer al final del primer año.

Nevus flámmeus: Son angiomas capilares que se encuentran debajo de la piel. Parecen unas
manchas de color de vino tinto, cuya forma y tamaño cambian, pero no desaparecen.

Mancha de Baltz o mancha mongólica: Son manchas de color azul pizarra en glúteos hombros
o espalda, resultado de depósitos de melanina. No tiene relación con el mongolismo y suele
desaparecer espontáneamente al final del primer año de vida.

Exantema toxoalérgico: Son máculas rojas con vesículas que aparecen alrededor del segundo
día, predominan más en el tronco y desaparecen al cabo de una semana aproximadamente.

Por último, son frecuentes en el recién nacido una serie de fenómenos relacionados con una
inestabilidad circulatoria general, como:

Acrocianosis, cianosis de manos y pies sin significado patológico.

Cutis marmorata: Moteado de color violáceo en la piel del recién nacido cuando se les somete a
bajas temperaturas.

Síndrome de arlequín: Enrojecimiento de una mitad del cuerpo y palidez en la contralateral


producido por un fenómeno vasomotor de tipo vagal.

3. CARACTERISTICAS FISIOLÓGICAS

3.1. Termorregulación

El recién nacido es homeotermo, pero mantiene su temperatura corporal dentro de un estrecho


margen y pierde calor con facilidad.

El mecanismo que regula la temperatura del recién nacido no está plenamente desarrollado y la
producción de calor se originan fundamentalmente a partir del metabolismo de la “grasa parda”.
Son depósitos localizados en la región superior torácica y paravertebral, en el área
interescapular, cuello, axila y alrededor de los grandes vasos. Aparece en el feto entre la
semana 17 y las 20 semanas de gestación y desaparece hacia el tercer mes de vida. Al bajar la
temperatura ambiente, se estimula la producción de noradrenalina lo que aumenta el
metabolismo del tejido adiposo pardo, con el fin de producir calor, es lo denominado
termogénesis química.

Además, la anatomía del recién nacido le predispone a la pérdida de calor, la pérdida de calor
está en función directa de la superficie corporal y el peso, a mayor superficie en relación con la
masa corporal mayor oportunidad de pérdida de calor. La hipotermia pues, afecta más a los
recién nacidos que a los adultos y un recién nacido hipotérmico utiliza toda su energía para
producir calor, y este gasto constante de energía puede ocasionarle trastornos en las demás
funciones vitales, produciendo cuadros de apneas, hipoglucemias y retraso en el aumento de
peso, e incluso, en casos extremos, un problema neurológico que comprometa su estado.

Los mecanismos de la perdida de calor del niño son los siguientes:

Conducción: Se produce por contacto directo de la piel del recién nacido con un objeto sólido
frío. Un ejemplo sería el poner al recién nacido en el peso sin protección, o en una mesa de
exploración fría.

Evaporación: Se produce cuando el líquido se convierte en vapor, debido a la utilización de la


energía térmica. El líquido amniótico que baña la piel del recién nacido, al entrar en contacto
con una temperatura ambiente más baja facilita la pérdida de calor por esta vía.

Irradiación: Transferencia de calor a objetos sólidos más fríos presentes en el medio ambiente,
pero sin contacto directo con el recién nacido. La pérdida térmica aumenta a medida que los
objetos están más fríos y próximos al niño, como puede ser una pared fría o cunas situadas
cerca. El problema no se soluciona aumentando la temperatura ambiental, sino retirando al
bebé de la pared o cunas frías.

Convección: Pérdidas de calor por corrientes de aire. La cantidad de pérdida de calor depende
de la temperatura ambiental, de la velocidad de la corriente de aire y de la humedad relativa. Por
ejemplo, al explorar al recién nacido desnudo, transmite calor al ambiente.

Por otro lado, las temperaturas elevadas también activan mecanismos de sufrimiento que
requieren un aumento del trabajo metabólico. Con lo que, la hipertermia dificulta tanto el
mecanismo termorregulador como la hipotermia.

Por todo ello resulta imprescindible ofrecer una neutralidad térmica, es decir, un ambiente
térmico en el cual el recién nacido pueda mantener una temperatura corporal normal con el
consumo de energía mínimo. Lo ideal es que la temperatura corporal del recién nacido se
mantenga entre 36ºC y 37ºC.
3.2. Función pulmonar

El recién nacido respira a través de la nariz, con una frecuencia de 35-60 respiraciones por
minuto. Son respiraciones irregulares, abdominales (el abdomen sube y baja y el tórax se
mantiene inmóvil prácticamente) y ocasiones presenta respiraciones periódicas fisiológicas, es
decir, periodos de apnea entre 10 y 15 segundos.

En el inicio de la respiración influyen varios factores químicos, térmicos, sensoriales y


mecánicos:

Estímulos químicos: El aumento de la cantidad de CO2 en la circulación del recién nacido, como
consecuencia de una disminución de O2 originada al cortar el cordón, y una disminución del pH
que origina acidosis, sirven de estímulo al centro respiratorio del bulbo raquídeo para iniciar la
respiración.

Estímulos térmicos: El cambio brusco de temperatura que sufre el recién nacido al salir al
exterior (pasa de una temperatura de 37ºC a una temperatura ambiente entre 22-24ºC),
estimula el centro respiratorio.

Estímulos mecánicos:Relacionado con la expulsión del líquido amniótico de los pulmones tras
el paso del feto a través del canal del parto. Al salir el líquido amniótico de los pulmones
permite la inhalación de aire hacia los pulmones.

Estímulos sensoriales: Como son los sensores de luz, ruido ambiental y sensores cutáneos al
secar, abrazar y envolver al niño.

3.3. Función cardiaca

En el momento del nacimiento el recién nacido sufre grandes modificaciones en el aparato


circulatorio, ya que se interrumpe la circulación placentaria y se instaura la circulación pulmonar,
y esto lleva a importantes modificaciones anatómicas.

La frecuencia cardiaca durante los primeros 10 minutos de vida es de 160 latidos por minuto de
media (entre 120-200 está la normalidad) y después oscila entre 90-170 latidos por minuto con
una media entre 120-140 lpm.
El vértice del corazón puede auscultarse del 3ª al 4ª espacio intercostal en la línea media
clavicular izquierda.

La tensión arterial sistólica es de 50-70 mmHg y la diastólica es de 25-45 mmHg durante las
primeras 12 horas de vida. La tensión arterial varía con la edad gestacional, el peso y la edad
cronológica.

3.4. Función digestiva

La capacidad del recién nacido para digerir, absorber y metabolizar los alimentos está muy
limitada. El aparato digestivo está preparado especialmente para la succión y la digestión de la
leche.

El aparato digestivo presenta las siguientes características:

La boca está preparada con los labios gruesos.

En las encías no suele haber dientes, sólo 1/2000 presentan dientes congénitos.

El estómago tiene una capacidad reducida de unos 20-30 ml, y el tiempo de vaciamiento
gástrico es entre 2 y 4 horas (más rápido si el alimento es leche materna que de fórmula), pero
se inicia inmediatamente después de la ingestión. Por ello el recién nacido requiere de una
alimentación frecuente y en pequeñas cantidades.

La mucosa gástrica es delicada y la musculatura está poco desarrollada.

Las secreciones digestivas son normales desde las 28-30 semanas de gestación. Digiere con
facilidad las proteínas y los hidratos de carbono, pero no las grasas, porque la lipasa es
deficiente al principio y por ello el calostro es ideal los primeros días de vida, por su menor
contenido en grasas que la leche de fórmula.

El déficit enzimático hepático, en particular el sistema glucuronil-transferasa que dificulta la


conjugación de la bilirrubina y produce la ictericia fisiológica. Y, por otro lado, la dificultad en la
síntesis de protrombina que influye en la carencia de vitamina K y que motiva la enfermedad
hemorrágica del recién nacido.
Durante las primeras semanas de vida es normal el reflujo gastroesofágico debido a la
inmadurez de la válvula que existe entre el esófago y el estómago llamada cardias, y también
puede existir náuseas y vómitos durante las primeras horas de vida, debido a lo deglutido
durante el parto.

La primera deposición del recién nacido se llama meconio y se expulsa generalmente dentro de
las primeras 24-48 horas. Es una deposición de un color verdoso negruzco y de consistencia
alquitranosa, compuesta por bilis, restos epiteliales y líquido amniótico. Su producción dura de
2 a 4 días. Después de estos días, cuando el recién nacido ha iniciado la alimentación, las
deposiciones son menos espesas y tienen un color verde amarillento, son las llamadas
deposiciones de transición. Posteriormente cambian a deposiciones amarillas, que son ya las
deposiciones de leche. Y es que, la consistencia y el olor de estas deposiciones dependen de
que el lactante tome leche materna o leche de fórmula; si es lactancia materna el color es
amarillento brillante y son suaves y pastosas, y si se alimentan con leche de fórmula son
amarillentas, más oscuras y sólidas.

3.5. Función urinaria

La estructura del aparato urinario está completa al nacimiento y presenta las siguientes
características:

Los riñones son grandes y lobulados, de posición baja y fácilmente palpables.

La vejiga tiene una capacidad, al nacer, de 40-50 ml llegando a una capacidad al final de la
primera semana de 200 ml.

La densidad urinaria es de 1010-1015 los primeros días.

El filtrado glomerular y el gasto urinario son bajos durante los primeros días de vida.

El recién nacido orina en las primeras 12-24 horas de vida. Y la orina es de color amarillo claro e
inodora. La hematuria es patológica y debe investigarse.

En ocasiones, puede aparecer una orina de color rojizo o anaranjado debido a la presencia de
uratos.
Por otro lado, un aporte bajo de líquidos puede dar a la orina un color amarillo oscuro.

3.6. Función inmunológica

El sistema inmunitario del recién nacido es muy inmaduro y durante los primeros meses de vida
no es capaz de formar sus propios anticuerpos. Por ello es tan importante la alimentación con
leche materna, por su contenido en inmunoglobulinas.

Durante estos primeros meses, la protección procede de las inmunoglobulinas que le han
llegado a través de la placenta, y las que obtiene a través del calostro y leche materna, entre
ellas, destacamos:

La IgG: Muy abundante en el plasma de la mujer gestante. El niño inicia su síntesis en el primer
año.

La IgA: Presente en la saliva, calostro y leche materna. Muy importante para la protección de
infecciones que se desarrollan en la infancia, ya que el feto no las sintetiza intraútero.

La IgM: Casi toda la sintetiza el feto a partir de la semana 10-15 de gestación, ya que no
atraviesa la placenta. Es muy importante para la protección frente a las infecciones bacterianas.

Generalmente los neonatos son inmunes a la difteria, tétanos, viruela, sarampión, parotiditis,
poliomielitis y algunos otros procesos víricos y bacterianos. Sin embargo, no tienen
inmunoglobulinas para otras infecciones como la toxoplasmosis, citomegalovirus, rubeola o
infección por herpes.

El periodo de resistencia frente a las infecciones es variable, la inmunidad frente a


determinadas infecciones víricas comunes puede durar 4-8 meses, mientras que la inmunidad
frente algunas bacterias puede desaparecer a las 4-8 semanas.

3.7. Características hematológicas

El recién nacido tiene un color rosa púrpura por la baja concentración de O2 en su sangre de su
circulación fetal, pero cuando se estabiliza la respiración, el color cambia a rosa, pudiendo
presentar acrocianosis (manos y pies y el área de alrededor de la boca un tono azulado) debido
a la escasa circulación.

El número de hematíes en el recién nacido es inicialmente alto, entre 5 y 7 millones, dado a las
necesidades de oxígeno del neonato en los primeros días de vida. Después del nacimiento
disminuyen liberando más bilirrubina de la que puede metabolizar el hígado inmaduro del recién
nacido. Este exceso de bilirrubina da un color amarillento a la piel y es lo que se conoce como
ictericia fisiológica, suele aparecer al segundo o tercer día del nacimiento y desaparece en 4 o 5
días más tarde.

El número de leucocitos oscila entre 6.000 y 30.000/mm3 y tras la primera semana el recuento
leucocitario suele bajar y aparece la linfocitosis relativa característica del lactante.

El número de plaquetas es similar al de otras etapas de la vida, y oscila entre 150.000 y


300.000/mm3.

3.8. Función neurológica

El último trimestre del embarazo es un período de rápida maduración del SNC (sistema
nervioso central). Pero, aun así, el sistema nervioso del recién nacido, tanto el central como
periférico, es inmaduro y presenta insuficiente mielinización. Por ello el periodo postnatal se
considera un momento de riesgo para el cerebro y el sistema nervioso, ya que todavía tiene que
experimentar grandes cambios bioquímicos e histológicos.

La valoración del nivel de alerta, el examen motor y sensorial y los reflejos arcaicos del recién
nacido, ayudan a determinar la normalidad de la función neurológica del neonato.

Valoración del nivel de alerta

Prechtl describió cinco estadios de sueño-vigilia, siendo los estadios 3 y 4 los más eficaces
para la valoración neurológica del niño:
Estadio 1: Ojos cerrados, respiración regular, sin movimientos.

Estadio 2: Ojos cerrados, respiración irregular, algunos pequeños movimientos.

Estadio 3: Ojos abiertos. movimientos poco amplios.

Estadio 4: Ojos abiertos, movimientos amplios sin llorar.

Estadio 5: Ojos abiertos o cerrados, llorando.

En la exploración normal existe apertura espontánea de los párpados y los movimientos de los
ojos, cara y extremidades, así como la respuesta a estímulos.

La excesiva irritabilidad con llanto inconsolable y, por el contrario, la letargia (dificultad para
despertarlo) constituyen situaciones anómalas.

Examen motor y sensorial

Inicialmente la postura habitual del recién nacido a término es la de flexión con las
extremidades inferiores cerca del abdomen. El tono muscular es simétrico y es algo hipertónico
ya que se resiste a la extensión de las rodillas y de los codos. La hipotonía y la flacidez
muscular puede indicar disfunción neurológica.

Respecto a la reacción del recién nacido a los estímulos sensoriales, el recién nacido es capaz
de fijar la mirada en los objetos brillantes y seguir sus desplazamientos. El reflejo cócleo-
palpebral existe desde el nacimiento, y también responde de distinta manera entre sabores y
olores agradables o desagradables.

Reflejos arcaicos

Son propios de los recién nacidos y desaparecen alrededor de los 3 y 6 meses. La ausencia de
estos reflejos primarios es signo de depresión neurológica neonatal, en cambio, su presencia,
aunque es importante, no constituye aisladamente una garantía de normalidad neurológica.
Entre ellos destacamos:
Reflejo de los puntos cardinales, o reflejo de búsqueda u orientación: se observa estimulando
las comisuras de los labios, y el recién nacido gira la cabeza orientándose hacia la dirección en
que es estimulado. Este reflejo persiste hasta los 6 meses.

Reflejo de succión: aparece cuando se coloca un objeto en la boca del niño o al rozar los labios.
El recién nacido empieza a realizar movimientos de succión. Este reflejo desaparece alrededor
de los 6 meses.

Reflejo de extrusión: aparece al tocar la lengua del recién nacido, éste empujará la lengua hacia
afuera. Este reflejo se encuentra presente hasta los 4 meses.

Reflejo de presión: se observa al introducir el dedo en la palma de la mano del recién nacido,
éste cierra los dedos de tal manera que es capaz de soportar su propio peso si se le levanta del
palmo de la mesa. Este reflejo desaparece alrededor de los 2 meses.

Reflejo de caminar o de marcha automática: se observa sosteniendo al recién nacido por las
axilas. Tras su enderezamiento inicia unos cuantos pasos al ser llevado hacia adelante. Este
reflejo desaparece alrededor de las 4-6 semanas.

Reflejo tónico del cuello: es una respuesta posicional de los brazos y piernas del niño cuando se
coloca en decúbito supino, y se hace girar la cabeza hacia un lado. En esta posición, el brazo y
la pierna de ese lado, sobre el que yace el niño, se extienden de forma parcial o por completo,
mientras que las del lado opuesto se flexionan. Este reflejo suele desaparecer hacia los 3-4
meses.

Reflejo de moro: es respuesta a un cambio repentino de la cabeza y se puede observar cuando


el niño se asusta al mover la cuna o por un ruido intenso. La respuesta del niño es extensión de
manos y brazos hacia fuera y flexión simultánea de las rodillas, seguido de flexión de los brazos
en un movimiento de abrazo. Los dedos de las manos se abren en abanico y forman una “C”
con el pulgar y el índice. Desaparece entre el mes y los 3 meses de edad, y su persistencia más
allá de los 6 meses de edad puede indicar daño cerebral.

Reflejo de Babinski: surge ante la estimulación leve de la planta del pie del niño. La respuesta es
hiperextensión y separación en abanico de los dedos. Su ausencia en el recién nacido a término
es indicativa de lesión en la médula espinal.

Reflejo de Galant: se produce cuando el recién nacido está en decúbito prono y se le frota o
acaricia la columna vertebral, éste girará el tronco hacia el lado estimulado. Este reflejo
desaparece alrededor de las 4 semanas.

3.10. Órganos de los sentidos


Visión

El recién nacido durante los primeros días reacciona a estímulos luminosos y es capaz de
seguir con la mirada los objetos más cercanos, sobre todo si se encuentra a una distancia entre
20 y 30 centímetros. Su capacidad visual es limitada, pero sí que distinguen entre la luz y la
oscuridad, y prefiere los contrastes como el blanco y el negro y las imágenes formadas.

Oído

El recién nacido reacciona a ruidos intensos y a la voz humana, en especial a la de su madre.


Tiene una audición normal y mejora con el paso de las horas y los estornudos, a medida que el
oído se aclara de vérnix y líquido amniótico. La forma de valorar la audición, entre otros, es con
un ruido repentino e intenso al que debe reaccionar con el reflejo de sobresalto o parpadeo.

Gusto

El recién nacido distingue lo agradable, lo desagradable y responde de distinta forma a los


distintos sabores.

Olfato

En el recién nacido está poco desarrollado, pero sí que es capaz de identificar algunos olores
como es el aroma de su madre y el de la leche materna.

Tacto

El recién nacido es muy sensible al contacto y los abrazos. Por ello es tan importante el
contacto físico de la madre hacia el niño.

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