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Teorías del Comercio Internacional

La especialización de los países, se afirma que es promovida por el comercio internacional, debido a que los países logran
avanzar, en primer lugar, aprovechando sus recursos, concentrando sus esfuerzos en aquello que pueden producir mejor.
Luego, al haber satisfecho el mercado local de estos productos, los venden a otros países, intercambiándolos por productos
que otros países trabajan mejor, con mayor eficiencia.
A continuación detallamos las principales Teorías del Comercio Internacional
Mercantilismo
Conjunto de ideas económicas que se desarrollaron durante el siglo XVI, XVII y principios del XVIII y que se caracterizaron
por un fuerte intervencionismo del Estado y un alto proteccionismo.
Durante este periodo, la política comercial sufrió distintos cambios y vivió una época de revoluciones que dieron paso a un
nuevo pensamiento y al desarrollo de una nueva corriente. Algunos de los cambios fueron:
• Aumento de la producción y la introducción de nuevas tecnologías que desembocaron en una generación de
excedentes que debían dirigirse a otros mercados. Así, los comerciantes compraban los productos excedentes
a bajo precio y los vendían a precios más altos.
• El comercio y el intercambio con otros mercados se hizo cada vez más importante y se convirtió en un tema
fundamental. Así mismo, la burguesía fue la encargada de desarrollar la política económica.
• La construcción de mejores naves contribuyó al desarrollo naviero, lo que a su vez, facilitó el crecimiento del
comercio internacional.
Esta nueva expresión comercial consideraba que el bienestar de una nación dependía del capital que pudiera acumular, es
decir, de la cantidad de metales (oro y plata) que el Estado pudiera atesorar, por lo que defendían una balanza comercial
positiva con otros países. Por lo anterior, esta corriente creía que el Gobierno debía aplicar una política proteccionista con la
que brindara amparo a las ramas industriales de la economía que producían productos dirigidos a mercados externos y
usara aranceles aduaneros como mecanismo de protección.
Según el economista Carlos Ronderos, en su libro El ajedrez del libre comercio, se pueden desprender tres conceptos del
pensamiento mercantilista:
1. Acumulación de riqueza
Esta corriente daba tanta importancia al comercio internacional que para algunos representantes mercantilistas, la única
forma de adquirir riquezas era mediante el intercambio con otras naciones y que el bienestar de una nación dependía de la
riqueza acumulada.
2. El Estado-Nación
Una de las prioridades de la época era fortalecer el Gobierno Nacional, situación que dependía de una economía fuerte que
no estaba ligada al comercio exterior. Así, la regla general de la época era un fuerte intervencionismo del Estado, ya que este
era el único ente que podía administrar los recursos de la nación en pro del gran objetivo de la época: acumulación de
riqueza.
3. Dinero-riqueza
Durante el capitalismo comercial nació el dinero metálico (oro y plata) como medio de cambio y llegó a ser símbolo de
riqueza, por lo que su acumulación era vista como bienestar para las naciones. Así, esta corriente creía que una balanza
comercial positiva (exportaciones mayores a las importaciones) generaría un aumento en la riqueza nacional y por ende, un
mayor crecimiento económico, lo que se reflejaría en un aumento del empleo y un Estado con mayor poder.
En este punto vale la pena resaltar que, aunque los mercantilistas defendían la protección a las importaciones, esta corriente
diferenciaba aquellas compras que debían restringirse y aquellas que no. Así, el estado debía desincentivar las
importaciones de los bienes de lujo y de bienes manufacturados, pues no servían para causar riqueza, y por otro lado, debía
permitirse la compra e ingreso de materias primas que pudiesen ser usadas como insumos por productores nacionales.
Igualmente, esta corriente pensaba que el Estado debía intervenir y restringir las exportaciones de bienes considerados
indispensables para la producción nacional, ya que vender este tipo de productos era ayudar a otros países a enriquecerse.
Por otro lado, así como los mercantilistas tenían clara la protección que el Estado debía ejercer, sabían que la tasa de cambio
era un tema bastante complejo, pues así como había movimiento de mercancías, existía un movimiento de medios de pago
(títulos o bonos expedidos con base en el oro que tenía). Así, los déficits o superávits en la balanza comercial ocasionaban
desbalances en el sistema monetario internacional, por lo que los mercantilistas intentaban que el dinero no saliera de la
nación, pues no solo era disminuir su riqueza, sino que los obligaba a conocer la tasa de cambio del país con el que
negociaban.
Por lo anterior, para algunos mercantilistas, entre los que se destacan Edward Misselden, Antonio Serra y Thomas Mun, las
variaciones en la tasa de cambio eran inevitables pues los superávits en la balanza comercial incrementaban el circulante en
la economía, lo que se reflejaba en el nivel general de precios. Así, un incremento en los importes se reflejaba en cambios en
el poder adquisitivo de la moneda y en la relación con la moneda del país con el cual se negociaba.

Teoría clásica
Pensamiento económico que tuvo lugar entre los siglos XVIII, XIX y primera mitad del siglo XX, donde se rechazó la
intervención del Estado y se estudió la relación entre capital y trabajo en los procesos de producción, pues para los
pensadores de la época la importancia no estaba solamente en estudiar cómo se creaba la riqueza, sino en identificar cómo
esta se distribuye entre los factores de producción e identificar dónde se creaba más valor.
Esta corriente tuvo sus inicios en un pensamiento político nacido en la segunda mitad del siglo XVIII en Francia que sostenía
que la intervención del Estado debía ser limitada y que el bien común debía ser determinado por la sumatoria de los
intereses de cada uno de los ciudadanos, pues cada persona en la búsqueda de un interés propio termina aportando al bien
general.
Así, entre las principales teorías que aportaron a esta corriente, se encuentran:
• Relaciones internacionales de precios (David Hume).
• Las ventajas absolutas (Adam Smith).
• Ventajas comparativas (David Ricardo).
• La demanda recíproca (Jhon Stuart Mill).
• Ventajas competitivas (Michael Porter).
1. Relaciones internacionales de precios
En 1741, el economista escocés David Hume (1711-1776), expuso que en todo el mundo los precios de los productos son el
resultado de la mayor o menor cantidad de medio circulante que exista. Así, este pensador planteó que si un país ingresa
una mayor cantidad de metales de la que normalmente necesita, con el tiempo sus precios aumentarán con respecto al
exterior y como resultado, el país tenderá a importar más y a exportar menos, lo que elimina la ventaja que podía hacer
tenido al abaratar los precios. Por lo anterior, Hume anunció el principio de que cada país solo necesita tener una
determinada cantidad de dinero en relación de su volumen de actividad económica y mantendrá la proporción necesaria
mediante el mecanismo de los precios.
Así mismo, según Ricardo Torres Gaytán, en su libro Teoría del comercio internacional, “Hume consideró que, a largo plazo,
mucho dinero era perjudicial porque provocaba el aumento de precios y salarios. Solo era benéfico temporalmente, en tanto
que no surtiera efectos sobre los precios y los salarios, ni cesara de estimular la producción”.
2. Teoría de las ventajas absolutas
En 1776, el economista y filósofo escocés Adam Smith (1723-1790), publicó la riqueza de las naciones, obra que lo llevó a
ser considerado el padre de la economía política y que marcó una línea diferencial entre el antes y el después en relación a
la importancia que tiene el mercado en la asignación de los recursos, pues “a partir de este momento se comienza a aceptar
que la oferta y la demanda son las fuerzas que asignan de mejor manera los recursos que debe utilizar la economía para
lograr mayor riqueza, y no el Estado que por su naturaleza responde a intereses y carece de esta habilidad”* .
Según el planteamiento de este economista, el Estado no debe intervenir en la asignación de recursos y su papel tiene que
ser secundario, es decir, solamente debe administrar las leyes y dotar a los países de una infraestructura que responda a los
requerimientos del comercio, de todo lo demás se encarga el mercado, es decir, la mano invisible.
En su obra, La riqueza de las naciones, Smith analiza el impacto de la protección a las importaciones y la promoción de las
exportaciones en toda la economía y concluye que si bien la protección beneficia a una industria determinada, exige la
orientación de recursos a esa producción, lo que se deriva en una menor protección, ya que los recursos utilizados en esta se
pueden repartir de manera diferente y así producir una mayor cantidad de bienes.
Así, según Douglas Irwin, citado por Carlos Ronderos en el libro El ajedrez del libre comercio (2006), “si una nación
extranjera puede ofrecernos (un bien) más barato de lo que nosotros podríamos fabricarlo, es mejor comprárselo a ellos con
parte de lo que produce nuestra industria empleada de una manera en que tengamos alguna ventaja. (…) Ciertamente no
está empleada con la mayor ventaja cuando se dirige hacia un artículo que podemos comprar más barato de lo que lo
podemos producir (…) El bien pudo haberse comprado con sólo parte de los bienes, o lo que es lo mismo, con parte del
precio de los bienes de una industria que usase el mismo capital si se hubiese seguido el curso natural”.
Así mismo, Adam Smith explicaba que el bienestar y crecimiento económico de una nación podría ser mayor con la división
del trabajo, ya que esto especializaría a una país en la producción de bienes con los que tuviera algún tipo de ventaja natural.
Así nació el concepto de ventaja absoluta como la capacidad que tiene cada país para producir de una mejor manera (menos
recursos) ciertos bienes en vez de otros y que los productos con los cuales no tiene una ventaja natural deben importarse de
otro país que sí posea condiciones naturales especiales para producirlos a un mejor precio.
3. Teoría de ventajas comparativas
En 1817, el economista inglés, David Ricardo (1772-1823), publicó el libro Principios de economía política y tributación que
contiene la Teoría de las ventajas comparativas, reconocida por algunos expertos como la base de la teoría moderna, pues
contiene los elementos importantes que hoy se utilizan para explicar los beneficios del libre comercio de mercancías.
Así, esta teoría introduce por primera vez los términos de intercambio y explica que los países deben conocer qué producen
más barato pero igual de importante es conocer qué bienes están recibiendo a cambio y las capacidades que tienen para
producir estos. Es decir, para Ricardo el valor de los bienes que se entregan es el valor de los productos que se reciben. Es
importante resaltar que en esta teoría elvalor del trabajo es el principal elemento en el valor del bien que se produce.
Para explicar de forma más clara lo anterior, a continuación se presenta un ejemplo que cita Carlos Ronderos en su libro El
ajedrez del libre comercio.
“El modelo toma en cuenta 2 países, Inglaterra y Portugal, y dos productos, paños y vinos, y mide la eficiencia en la
producción de cada uno de estos bienes por la cantidad de horas que debe emplear un trabajador en producir una unidad.
En este ejemplo, Portugal gasta menos horas en la producción de ambos bienes, sin embargo, es comparativamente más
eficiente en la producción de vinos. Así mismo, aunque Inglaterra emplea más horas en ambos productos, es
comparativamente más eficiente (en el mercado interno) en la producción de paños. Por otro lado, si se ve la relación de
horas, Portugal tiene una ventaja mayor en vinos (relación 80h vs 120h), mientras que en paños es de 90 vs 100, por lo que
se debe especializar en la producción de vinos, pues si emplea todo su capital en esta producción podrá obtener una mayor
cantidad de paños procedente de Inglaterra.
4. Teoría de la demanda recíproca
Considerado como uno de los pioneros de la economía moderna, Jhon Stuart Mill (1806-1873) desarrolló sobre el trabajo de
David Ricardo su propia teoría del comercio internacional titulada Teoría de la demanda recíproca o el intercambio
provechoso.
En este trabajo, Mill quiso demostrar que “el índice real que las mercancías se intercambian depende de la extensión y la
elasticidad de la demanda de cada país para el producto del otro país, o de la demanda recíproca”, para lo cual partió de dos
postulados: 1) la teoría de Smith que explica que el beneficio derivado del comercio internacional tiene su origen en la
especialización de los países, y 2) la exposición de David Ricardo acerca de que el beneficio bruto está determinado por las
diferencias de los costos comparativos.
Así, para este economista inglés, el intercambio comercial entre dos socios es el resultado de los gustos y situaciones
económicas de los consumidores de cada uno de ellos por lo que, los productos y sus cantidades que cada país necesita
importar de otro, se equilibra con las exportaciones que el uno le envía al otro, ya que los países pagan sus compras
internacionales (importaciones) con las ventas (exportaciones) que realizan, lo que infiere que el costo real de las
importaciones de un país está compuesto por el valor de producción de las mercancías que exporta para poder importar.
5. Teoría de las ventajas competitivas
Michael Porter, economista estadounidense nacido en 1947, aportó la más reciente postulación teórica relacionada con el
librecambio, titulada las ventajas competitivas de las naciones.
En esta teoría, Porter argumenta que la ventaja de una nación no se deriva de la dotación de los factores, sino de la
tecnología y al respecto, según lo cita Carlos Ronderos en su libro El ajedrez del libre comercio: “Las naciones exportan en
sectores en los que sus empresas consigan una (disparidad) delantera en tecnología, (ya que) en lugar de limitarse al
despliegue de una masa fija de factores de producción, un asunto más importante es determinar la forma en que las
empresas y las naciones mejoran la calidad de los factores, elevan la productividad con la que se utilizan y crean nuevos
factores”.
Este mismo actor, señala en su libro que los elementos que desarrolla la teoría de Porter son:
• La existencia de mercados segmentados.
• La existencia de productos diferenciados.
• Una diferenciación tecnológica.
• La existencia de economías de escala.
Teoría neoclásica
Durante la segunda mitad del siglo XIX, la economía europea presenció algunos cambios en su estructura gracias a
incrementos en la productividad del trabajo que se dieron por el uso de nuevas técnicas de producción y de capital. Lo
anterior no solo dio fuerza a la industria, sino que incrementó el salario de los trabajadores y por ende, el nivel de vida de la
población aumentó.
Por consiguiente, este periodo no solo fue testigo de una revolución productiva, sino que el papel ejercido por las
actividades comerciales y financieras tomó más fuerza, lo que trajo consigo nuevas ideas relacionadas con el desarrollo de
los países.
Así, nace la idea de que cada factor contribuye al proceso productivo de acuerdo a su aportación marginal y se hacen
cambios importantes a los modelos desarrollados por los clásicos, que si bien fueron respetados, se aterrizaron más a la
realidad y se hicieron correcciones para tratar de mejorar los principios generales de la teoría clásica.
Así mismo, los neoclásicos asociaron el capital con el trabajo como factores generadores de los valores económicos, ya que
se dieron cuenta de que las mercancías no solo se cambiaban en proporción al trabajo, sino que el capital también jugaba un
papel importante.
1. Teoría de la ventaja de los factores
El modelo Heckscher–Ohlin busca explicar el funcionamiento de los flujos del comercio internacional. Inicialmente fue el
economista Eli Heckscher (1879-1952) quien formuló un teorema en 1919, pero más adelante el economista sueco Bertil
Ohlin (1899-1979) modificó este teorema y formuló en 1933 la teoría de la ventaja de los factores o también conocida como
la Teoría de la dotación de los factores, que básicamente estudia la especialización de los países en el comercio exterior de
acuerdo a la dotación o disponibilidad de los factores.
De acuerdo a esta teoría y bajo el supuesto que el proceso de producción y la combinación de factores es la misma, cada país
tiene una dotación de factores diferentes, por lo que hay quienes tienen abundancia relativa en capital y quienes tienen
abundancia relativa en trabajo (mano de obra), así, aquellos que son ricos en capital deben exportar bienes intensivos en
capital, mientras que los países abundantes en mano de obra deben exportar bienes intensivos en trabajo, lo que significa,
que estos países tenderán a especializar su producción en los bienes que utilizan intensivamente sus recursos abundantes.

Teoría de la renta o Corriente keynesiana


El economista británico John Maynard Keynes (1883-1946) expuso sus ideas cuando publicó en 1936, y como respuesta a la
época de la Gran Depresión, el libro titulado “La teoría general del empleo, el interés y el dinero” que fue inspiración para la
creación del modelo Keynesiano (Keynesianismo).
En este modelo, Keynes mantiene los principios del liberalismo clásico pero propone la intervención de Estado en los casos
donde se requiera y sostiene que la economía se puede reactivar con un aumento de la tasa de empleo y una redistribución
de los ingresos.
Para el desarrollo de estas ideas, el estudio se basó en el análisis de las causas y las consecuencias de los cambios o
variaciones de la demanda agregada y las relaciones de esta variable con el nivel de empleo y de ingresos. Según la teoría,
las instituciones nacionales e internacionales debían obtener cierto poder para controlar la economía en época de recesión
o crisis, control que se ejercía por medio del gasto presupuestario del Estado, también conocido como política fiscal. Para
Keynes, esto era posible gracias al efecto multiplicador que se produce ante un aumento de la demanda agregada.
Adicionalmente, la teoría Keynesiana apoyó el uso de aranceles como medio para incrementar los niveles de empleo, ya que
para este economista el Estado debía intervenir en la economía para lograr la plena ocupación de los factores (trabajo), por
lo que, un superávit comercial y una mayor oferta de dinero podía bajar las tasas de interés e incentivar la inversión,
factores considerados como indispensables para lograr crecimiento económico.
Por consiguiente, Keynes también defendía la necesidad de tener tasas de cambio variables que permitieran devaluaciones
en los países con problemas de déficit comercial, para así subsanar los desequilibrios en la balanza de pagos.
Según Carlos Ronderos en su libro El ajedrez del libre comercio, este planteamientos de la corriente Keynesiana dominaron
el pensamiento económico durante el periodo que transcurrió entre la crisis del 29 y finales de la década de los setenta.
Deterioro en los términos de intercambio
Teoría desarrollada a mitad del siglo XX por el economista argentino Raul Prebisch
En la segunda mitad del siglo XX, el economista argentino Raul Prebisch (1901-1986) analizó distintos elementos
económicos planteados anteriormente y concluyó que la división internacional de trabajo impuesta por otras teorías había
convertido a algunos países en productores de bienes agrícolas y materias primas y a otros en productores de bienes
manufacturados, por lo que el intercambio de estos bienes favorecía a unos (manufacturas) y perjudicaba a otros (agrícolas
y materias primas), ya que los países productores de bienes primarios y agrícolas debían entregar cada vez mayor cantidad
de bienes para obtener la misma cantidad de manufacturas. Lo anterior fue titulado “Deterioro en los términos de
intercambio”.
Según este planteamiento, las razones teóricas para que se diera el deterioro eran las siguientes:
1. Rendimientos decrecientes.
Esta teoría explica que cuando hay un factor de producción fijo y otros variables, los rendimientos son decrecientes,
situación que se da en la agricultura y en la minería donde al tener un factor fijo (lote de tierra) e incrementar el factor
variable (trabajo), los rendimientos de los trabajadores tienden a disminuir por falta de espacio. Situación que no sucede en
la producción de bienes manufacturados.
Lo anterior hace que unos países exporten bienes con productividad decreciente a cambio de bienes con productividad
creciente, lo que produce en un deterioro de los términos de intercambio.
2. Elasticidad del ingreso de la demanda.
Este término mide la proporción en que aumenta la demanda por un bien cuando se presenta un incremento en los ingresos
y para Prebisch la elasticidad del ingreso de la demanda de los bienes primarios y agrícolas es baja y decrece, mientras que
la elasticidad de los bienes manufacturados es alta y crece, lo que también ocasiona un deterioro en los términos de
intercambio.
3. Incorporación de tecnología.
Para Prebisch es más fácil incorporar tecnología en los bienes manufacturados que en los bienes agrícolas y mineros, por lo
que la productividad tiende a aumentar a un ritmo mayor que la productividad en la agricultura, lo que resulta en una
competencia desleal que deteriora los términos de intercambio.
Según Prebisch, la utilización de aranceles se justificaba por la existencia del deterioro en los términos de intercambio, ya
que se usaba este mecanismo para proteger la creación de la industria manufacturera (industria naciente) que luego
pudiese exportarse e intercambiarse por los bienes manufacturados de los países ricos, lo que traería como resultado una
mejora en los términos de intercambio.
Estas ideas fueron aplicadas en Latinoamérica por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y determinaron el
modelo económico proteccionista que vivió esta región hasta principios de la década de los noventa en el siglo XX.

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