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Derek A. Runnacles
Catolicismo Protestantismo
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5. Billy Graham: Se centra en el
arrepentimiento. El propósito del
sermón es proclamar el mismo
mensaje proclamado en los Hechos de
los Apóstoles. La Biblia es
verbalmente inspirada por Dios, lo que
garantiza su valor y autoridad. Jesús es
el salvador que necesita la humanidad
pecadora. El pecado es un acto de
rebelión contra Dios. La meta del
sermón es cambiar al individuo.
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hablado, inspirando a profetas y apóstoles a interpretar sus obras. Una
tercera etapa es creer que el habla divina, que registra y explica la
actividad divina, ha sido puesta por escrito. Dios puso sus palabras en la
mente y labios humanos de tal modo que las ideas concebidas y sus
palabras fueron al mismo tiempo completamente de ellos y completamente
suyas. Es por eso que afirmamos la paternidad literaria tanto humana
como divina. La Biblia es el registro más fidedigno del ministerio de
Jesús, su vida, muerte y resurrección. Es en la Palabra escrita donde
encontramos la interpretación divina de la acción redentora. En la historia,
la Iglesia no confirió autoridad a los libros reconocidos como canon en la
Biblia sino que reconoció la autoridad que ya tenían por contener las
enseñanzas de los Apóstoles. Las palabras en la Biblia son palabras de
Dios. En resumidas cuentas, todo lo que tuvo que decirse se dijo en Cristo
Jesús, en su persona la revelación y redención de Dios están completas.
● Dios sigue hablando mediante lo que ya ha dicho. Si nos quedamos en el
punto anterior se daría a entender que Dios ha hablado hace siglos pero
que hoy no tiene nada que decir. Es una Palabra viva, dirigida a personas
vivas, que proviene del Dios vivo; es un mensaje contemporáneo para el
mundo contemporáneo. Los Apóstoles creían esto, en sus citas biblicas
decían porque escrito está o porque dice, ambas expresiones dan por
sentado que Dios ha hablado; pero en el primer caso lo que dijo fue escrito
y es un registro escrito permanente, mientras que en el segundo continúa
diciendo lo que ya había dicho una vez. Cuando entendemos que Dios
sigue hablando por medio de lo que ya dijo evitamos dos errores, creer que
Dios calla en la actualidad o que Dios habla hoy pero que nada tiene que
ver con la Escritura. La seguridad y verdad residen en las convicciones
asociadas de que Dios ha hablado y Dios habla, y que ambos mensajes
están estrechamente relacionados, porque habla por medio de lo que ya
dijo. Tampoco podemos separar la Escritura del Espíritu que le da vida.
● La Palabra de Dios es poderosa. Dios no sólo ha hablado; no sólo
continúa hablando mediante sus palabras, sino que cuando habla, él actúa.
La Palabra de Dios es viva, lleva a la Salvación y también a la acción. La
predicación le brinda pies y vos al Cristo vivo. La Palabra de Dios libra de
la opresión, trae sanidad y conversión.
3) Convicción acerca de la Iglesia: La Iglesia es creación de Dios mediante su
Palabra. No solo la hace nacer de su Palabra sino que la mantiene y sustenta,
dirige y santifica, reforma renueva mediante la Palabra misma. Debemos entender
que la Iglesia no escribió la Biblia, sino que ésta reconoció la autoridad que ya
tenían, fue la Palabra la que creó a la Iglesia. Es por eso que la Iglesia depende
totalmente de la Palabra, y es por medio de la predicación que la Iglesia se
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mantiene en la verdad, solo cuando la Iglesia cierra sus oídos a la Palabra es
cuando pierde su rumbo.
4) Convicción acerca de la labor pastoral: Los pastores son maestros y
predicadores. La tarea pastoral tiene sus raíces en la autoridad divina de la
Palabra. Para predicar con convicción, el predicador debe estar convencido de la
verdad y la relevancia del mensaje que está proclamando. La predicación no es
solamente una tarea técnica, sino que es una tarea pastoral que implica la
preocupación por el bienestar espiritual de la congregación. El pastor debe estar
comprometido con la tarea de alimentar, guiar y cuidar a su congregación
mediante la predicación de la Palabra de Dios. Es importante que el predicador
tenga una relación personal con Dios y sea un modelo de lo que predica. La vida
del predicador debe ser coherente con su mensaje, y debe reflejar el poder
transformador de la Palabra de Dios en su propia vida.
5) Convicción acerca de la predicación: Exponer las Escrituras es extraer lo que se
encuentra en el texto y dejarlo a la vista. El expositor expone por fuerza lo que
parece estar oculto, da claridad a lo que parece confuso, deshace los nudos y
desarma lo que parece un paquete difícil.
● La exposición fija límites para nosotros. Nos limita a considerar el texto
bíblico, puesto que la predicación expositiva es predicación bíblica.
● La exposición exige integridad. Dar a cada texto, sin prejuicio ni
parcialidad, su justo significado, su aplicación natural y uso legítimo.
● La exposición identifica los escollos ocultos. Los cuales deben ser
evitados. El expositor debe ser fiel al texto, los dos escollos ocultos
pueden ser el olvido y la deslealtad. Uno puede sujetar el texto a una idea
propia, tema preferido o una línea teológica, esto no es lo correcto, uno
debe sujetarse del texto, no en viceversa. La misma Palabra advierte sobre
aquellos que distorsionan la Palabra de verdad en favor de sus propios
deseos.
● La exposición nos da confianza para predicar. Si exponemos la Palabra de
Dios con integridad y honestidad, podemos hacerlo sin temor alguno.
Quienquiera que hable, escribió Pedro, «hágalo como quien expresa las
palabras mismas de Dios» (l Pe. 4:11).
3. Cuatro tipos principales de discurso en la predicación apostólica, Crane
1) Discurso informal o familiar: (Marcos 2:2; Hechos 4:1, 31 y 14:25) Hechos
20:11, donde la expresión del original jomileo significa “platicar”. El discurso
informal o familiar es más fácilmente seguido por las mentes cansadas o poco
disciplinadas, y aconseja la práctica de variar la intensidad del discurso, aun
dentro de los límites de un solo sermón, para proporcionar descansos mentales a
los oyentes.
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2) Discurso explicativo: Dieciséis veces en Los Hechos se emplea el verbo
“enseñar” para describir los discursos apostólicos. La exposición presupone la
exégesis, y que ésta es el fundamento indispensable de aquélla, cosa que sugiere
un pensamiento adicional que no aparece tal vez en nuestro pasaje, pero que sí
constituye una legítima inferencia, a saber: que la exégesis pertenece
principalmente al cuarto de estudio del predicador, mientras que la exposición es
provincia peculiar del púlpito.
3) Discurso argumentativo: Su uso es indicado de dos maneras. Por una parte, por
el término dialégomai, traducido “disputar” en Hechos 20:9 y “disertar” en
Hechos 24:25. Esta voz griega significa “pensar uno cosas diferentes consigo
mismo; mezclar pensamiento con pensamiento; ponderar; revolver en la mente;
argumentar o discutir”. En la introducción de su sermón del Día de Pentecostés,
Pedro empleó la refutación, y más adelante, sobre la base del hecho de la muerte y
sepultura de David, fundó un argumento para probar que en el Salmo 16 David,
había profetizado la resurrección de Cristo.
4) Discurso declarativo: Aquí tenemos el tipo de discurso que más que cualquier
otro indica la índole esencial de la predicación verdadera. Es el tipo indicado por
dos verbos muy comunes en el Nuevo Testamento: euaggelizo y kerusso. El
primero significa “traer buenas noticias; anunciar alegres nuevas; o proclamar las
buenas nuevas”. El segundo significa “pregonar públicamente como un heraldo,
siempre con la sugestión de formalidad, gravedad y de una autoridad que
demanda atención y obediencia”.