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1 / abril / 2023
Reflexionar en el texto bíblico para descubrir la nueva masculinidad creada por el Evangelio,
que se contrapone al modelo “machista” que está arraigado en nuestra sociedad.
OBJETIVO DE LA LECCIÓN
INTRODUCCIÓN
La figura del machismo que aún predomina en nuestra sociedad es una cuestión de cultura.
Desde tiempos antiguos se implantó lo que se ha denominado “una sociedad patriarcal”,
basada en el dominio y superioridad del hombre sobre la mujer. Fue una cuestión de
género; es decir, por el solo hecho de ser varón se tenían privilegios y concesiones que la
mujer nunca alcanzaba. Desde el libro del Génesis, en donde se registra el principio de
todas las cosas, podemos notar esta situación, favorable para el género masculino.
Analicemos la bendición de Isaac sobre el que creía que era su primogénito: El olor de mi
hijo es como el de un campo bendecido por el Señor. Que Dios te conceda el rocío del cielo;
que de la riqueza de la tierra te dé trigo y vino en abundancia. Que te sirvan los pueblos;
que ante ti se inclinen las naciones. Que seas señor de tus hermanos; que ante ti se inclinen
los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga (Génesis
27:27-29, NVI).
En resumen: el primogénito recibía la bendición en lo material, el fruto de la tierra y
toda su abundancia. También recibía autoridad y superioridad por encima de sus hermanos
y una protección especial en contra de quien lo maldijera. Este tipo de bendiciones del padre
a su primogénito podemos verlas a lo largo del Antiguo Testamento (AT), pero siempre
sobre los hijos varones, nunca se le daba la bendición del primogénito a una mujer. Por el
contrario, las mujeres perdían todo derecho sobre las posesiones de su padre y quedaban
a expensas de la voluntad del marido o sus hermanos varones.
Ese escenario fue producto de una cultura regida por la autoridad de los varones:
una sociedad patriarcal. También podemos notar tal deferencia en las genealogías
registradas tanto en el AT como en el NT: están basadas en la descendencia de los hijos
varones y ocasionalmente se mencionan algunas mujeres, pero siempre en segundo
término. Esto se ratifica con el reclamo de Lea y Rachel sobre el trato injusto del que eran
objeto las mujeres de su tiempo: —¡Por nuestra parte está bien! De todos modos, nosotras
no heredaremos nada de las riquezas de nuestro padre. Él ha reducido nuestros derechos
a los mismos que tienen las mujeres extranjeras, y después de habernos vendido, derrochó
el dinero que tú le pagaste por nosotras (Génesis 31:14-15, NTV).
Todo este antecedente sociocultural y religioso hace que no nos sorprenda
demasiado la situación que viven las mujeres aún en la actualidad. Podemos mencionar las
mujeres de los pueblos indígenas de nuestro país y muchas mujeres del medio oriente
oprimidas por religiones radicales y extremistas. Sus derechos fundamentales son violados
y en muchas ocasiones se les trata como objetos y no como seres humanos.
Por lo anterior, se requiere una interpretación del texto de 1 Timoteo 2:13, apegada
al propósito original de Dios para la raza humana: hombre-mujer. El punto de partida es un
hecho innegable: Adán fue creado en primer lugar, luego la mujer.
“El hombre de la casa” es una frase que tiene implicaciones de autoridad,
prerrogativas y derechos exclusivos, otorgados por razón de género. Aparentemente por
una lógica natural de “derecho de antigüedad”, como diríamos en lenguaje coloquial.
ESTUDIO
ACTIVIDAD
CONCLUSIÓN
Es necesario darle un nuevo sentido a la frase “el hombre de la casa”, desde una
perspectiva evangélica que considere los atributos y valores característicos del hombre
según el modelo de Jesús. Es urgente transformar nuestra manera de pensar para que
nuestro comportamiento y conductas marquen el rumbo de una nueva humanidad y
certifique que somos ciudadanos del reino de Dios.
Se requiere un “hombre de la casa” comprensivo, tolerante, inclusivo, cuyas
acciones sean movidas por el amor y la identidad con su esposa e hijos. Que sepa
concertar, tomar acuerdos y fomentar el respeto mutuo con sus seres queridos, que sea
el ejemplo a seguir. Un hombre del cual su familia se sienta orgullosa de llamarle de esa
manera. Un líder espiritual cuyo hogar sea dirigido por el Espíritu Santo y sostenido por
la roca eterna, Jesús.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA: