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Boletin de La Fogata

"NUESTROS SUEÑOS Y LUCHAS, NO CABEN EN SUS URNAS"

MARZO 2001 - MARZO 2021 - 20 AÑOS DE LA PÁGINA


 DE LOS COMPAÑEROS....
 www.lafogata.org - correo@lafogata.org

RECORDANDO A RAYMUNDO GLEYZER

Poema dedicado por Jorge Sanjinés a Raymundo Gleyzer.

Cineasta revolucionario.

Militante del PRT-ERP.

Yo no se Raymundo, contabilizar …

Ni los días que se llevó

el silencio

dejando soledad,

ni el viento agorero que cargó

tu imagen de compañero,

de amigo,

de latinoamericano comprometido …

Yo solo sé que faltas,

que no estás

hermano argentino,

yo solo evidencio que tu cámara:

amiga de los pobres,

instrumento de los de abajo,

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ya no registra

el dolor de los que claman,

de los que luchan …

Se ha quedado silenciosa

en un armario,

tal vez con un rollo a medias …

Recuerdo Mérida el 68 !!!

tu sencillez,

tu trabajo solidario,

atento a la ternura.

Y recuerdo Buenos Aires el 71,

el café en tu casa,

los proyectos amontonandosé

en la mirada …

Guardo esa memoria y me duele

esa cámara enmudecida

con un rollo a medias.

Es cierto que ya nadie

podra acallar la luz de tus películas!

Ni tus asesinos,

ni el silencio,

ni la soledad de un armario.

Ellas son parte

de nuestra memoria colectiva,

de la Historia,

de la lucha,

de la liberación !!!

En ellas esta viva la inocencia,

El amor al ser humano,

Lo que le duele al enemigo …

Está lo mejor de ti !!!

Y eso no muere Raymundo,

Ni a bala,

Ni a cuchillo muere,

Ni en la sala de tortura!

La luz de tus películas

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Raymundo !!!

La luz !!!

Jorge Sanjinés

La Paz, Bolivia, abril de 1985

 El aporte al medio ambiente de los cartoneros


por Natalia Zaracho

Según la FACCyR, la federación nacional de cartoneros y cartoneras, el sector recupera unas 10 toneladas diarias de basura.

No hay trabajo que contribuya más al cuidado del medio ambiente que el trabajo que hacemos los cartoneros y cartoneras.
Sé que no es algo que asociamos necesariamente, no es que vemos un cartonero laburando en la calle y pensamos “mira cómo
recicla y recupera material esa persona”, pero es así. Cada cartonero recicla en promedio 100 kilos de basura por día que no van a
entierro o a los basurales a cielo abierto. Al principio yo no lo veía así tampoco y durante muchos años no tuve ni idea de que lo
que hacía para vivir tenía algo que ver con el medio ambiente y honestamente tampoco me importaba.

Desde los 13 años, llevé residuos que juntaba desde Capital hasta Lomas de Zamora, salía todos los días para poder vender
el material y así ayudar a la economía de mi familia en un principio y sostener la economía de mi propia familia que formé
después.

En ese momento no había cooperativas ni organización, lo que juntábamos lo guardábamos en nuestras casas y separábamos todo
ahí para después venderlo. Por eso el gran cambio en nuestras vidas fue dar el salto organizativo y empezar a trabajar en
cooperativas.

Imaginate lo que significó para nosotros tener un lugar de trabajo donde guardar y separar el material. Para empezar, nuestras casas
ya no estaban llenas de basura todos los días y la separación y venta de residuos se hacía en grupo, lo que aumentaba los ingresos de
todos y nos permitía tener una economía más planificada y no del día a día.

Creo que nunca pensé en la relación entre nuestro trabajo y el medio ambiente hasta que escuché al Papa hablando del cuidado de la
casa común y del peligro de una crisis medioambiental. Ahí empecé a leer y a informarme y me di cuenta de dos cosas: que el
trabajo que hacemos es fundamental en la reducción de residuos que se sino se entierran en rellenos sanitarios y generan
contaminación, y que las consecuencias de la crisis medioambiental nos afectan principalmente a los sectores populares. Si
te ponés a pensar, somos nosotros los que vivimos en las orillas de los riachuelos contaminados por las grandes empresas o encima
de enormes basurales. Somos los y las más afectados por esa contaminación y nuestros hijos crecen con niveles de plomo en sangre
y otros metales que los afectarán de por vida. 

Cuando entendí esto me di cuenta que reciclar no solo es nuestro trabajo sino que también es una necesidad enorme en

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términos de la salud de los nuestros. 

Según la FACCyR, que es nuestra federación nacional de cartoneros y cartoneras, nuestro sector recupera unas 10 toneladas diarias
de basura. 

Según la FACCyR, que es nuestra federación nacional de cartoneros y cartoneras, nuestro sector recupera unas 10 toneladas diarias
de basura.

Este circuito de recuperación de materiales no solo genera un impacto muy positivo en el medio ambiente, sino que también ayuda
a la higiene urbana y genera muchísimos puestos de trabajo. Se estima que hay unas 200.000 personas trabajando como cartoneros
y cartoneras y sólo 15.000 están agrupadas en algunas de las 120 cooperativas que tiene la FACCyR. El resto está trabajado por
cuenta propia en la más absoluta informalidad y precariedad.

En este sentido, para nosotros es fundamental que cada municipio implemente políticas de reciclado con inclusión social,
reconociendo el trabajo de los y las recuperadores y acompañándolos con la infraestructura necesaria para que el trabajo se
desarrolle en condiciones dignas. 

También estamos promoviendo una Ley de Reciclado de Envases. Hoy las grandes empresas producen toneladas diarias de
residuos que no se reciclan y terminan en los rellenos sanitarios o basurales del país. Esta Ley obligaría a las empresas que generan
estos envases a pagar una tasa que recauda el Estado y esa plata se destinaría a desarrollar sistemas de reciclado con inclusión,
generando menos impacto ambiental y una gran cantidad de puestos de trabajo para miles de personas. 

La preocupación por el cuidado de nuestra tierra viene creciendo en la sociedad. Esta pandemia puso en evidencia muchas cosas, la
enorme estructura desigual de nuestro país y la fuerte crisis medioambiental que genera nuestra forma de producción son algunas de
ellas.

Me parece muy importante que se instale la agenda del medio ambiente y que tomemos conciencia de lo importante que es
el cuidado de nuestros recursos. Pero estoy convencida de que el cuidado ambiental tiene que venir con una agenda de
dignidad para los y las más desprotegidos, para los últimos de la fila. No creo en un ambientalismo sin justicia social.

Colombia: Tierra que somos, aliento de rebeldía


Manuela C. Alarcón*

Hemos visto cómo la esperanza reverdece en la olla comunitaria, en la sanación o atención hacia los cuerpos que respiran rebeldía;
cuerpos de seres luchadores, quienes algunos, con la capucha, la piedra, los escudos de madera o de canecas de basura y la acción
directa sostienen la digna rabia de un país que agoniza por sus hijas e hijos víctimas de desaparición forzada, de asesinatos
sistemáticos de una generación consciente. El régimen estigmatiza férreamente estos instrumentos de defensa que brotan como
protesta ante la brutalidad policial y el aparato represor y asesino. Para quienes defendemos la vida, estos instrumentos de lucha son
símbolos de dignidad y de defensa por humanidad.

Lloramos cada gota de sangre que derraman impunemente, lloramos y agradecemos a los ríos que nos devuelven los cuerpos que
arrojaron sin compasión, pero seguimos construyendo el país transgresor y deseado, seguimos despertando con acciones dignas.
¿Quiénes somos? Somos la vida reivindicándose ante la gran crisis estructural que busca desvitalizaros, la subversión ante los
crímenes de Estado, crímenes de lesa humanidad con los que reiterativamente el narco-gobierno necrofílico y genocida arremete, y
que con su sevicia devela su sistema sanguinario que se alimenta de las masacres, del odio, de la destrucción del tejido social, de la
avaricia, de la aporofobia; que se lucra con los asesinatos de las voces disidentes del pueblo, de sus colores de libertad, de los

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cuerpos históricamente despotenciados y discriminados, pero que se levantaron contra la marginalidad y el hambre.

Nos embuten balas, el gas vencido que huele a muerte, la pata y el bolillo. Los vomitamos, no los queremos, exigimos vida digna.
Nos despojan la tierra, nos quieren matar los páramos, mutilan nuestra carne, pero con la voz desgarrada les decimos: ¡Aquí
estamos, aquí seguimos y no retrocederemos!

Ante el recrudecimiento del paramilitarismo que se cohesiona con el fascismo, el neoliberalismo y la individualidad grotesca,
gritamos: ¡Somos la vida!, no queremos más cuerpos ultrajados, desmembrados, violados, incinerados ni mutilados. Gritamos por la
lucha sustancial del amor, por la humanidad, por el tejido social que es nuestra fortaleza, por caminos contrahegemónicos que son
encuentros con la libertad en la red de la vida.

Deseamos vivir en equilibro con la tierra que somos y con los demás seres; hay para todos y todas, y no vamos a aceptar que nos
digan lo contrario. Defendemos la utopía, el ideal ético de paz y de formas de existencia en las que podamos desplegar nuestras
libertades conscientes. Nos levantamos como pueblo organizado por el respeto a la vida, pero no por sus muros ni propiedades por
los cuales despliegan toda la fuerza policial y militar, y con los que cínicamente, equiparan a los y las jóvenes sin futuro.

Desde la música resistimos, desde la poesía, re-existimos, desde el caminar, despertamos, desde el arte, exigimos vida digna. Somos
luz, tejido de fuerza ancestral que grita por la tierra, por la semilla, por el agua, por las ideas. Orgánicamente construimos un país
rebelde, insurrecto, que protege la vida y gravita a su alrededor.

El país soñado está formándose desde las calles, desde la barricada, desde las asambleas populares, desde la voz del pueblo en los
muros. Elevamos el grito desgarrado, apelamos a la ternura y solidaridad de los pueblos, nos enamoramos de nuestra lucha y la
respiramos cotidianamente. A quienes ya no están, esperamos que emane en el recuerdo de su carne y de sus ideas el amor y la
lucha, que ardan en nuestros corazones y que avive nuestro fuego. Están en la memoria de la lucha popular, son nuestra historia, y
serán la base de nuestro futuro, dolorosa pero dignamente, por el cariño a las ideas que defendieron y por la creatividad de sus
luchas. ¡Re-existimos con rebeldía! ¡Viva el Paro Nacional!

* Manuela C. Alarcón. Deseante, estudiante de medicina de la Universidad de Antioquia. Viajera agradecida y feminista. Tejiendo
sanación y compasión en la red de la vida.

Llora el monte: adiós a la campesina Ramona Bustamante y al líder qom Israel


Alegre
 Organizaciones campesinas de todo el país despiden a la cordobesa Ramona Bustamante, emblema de la lucha por el derecho a
la tierra. Los pueblos originarios lamentan la partida de Israel Alegre, referente del Pueblo Qom, quien enfrentó represiones y
denunció la violación de derechos humanos en Formosa.

Fotos: Movimiento Campesino de Córdoba / Joselo Riedel - ENDEPA

Ramona Bustamante falleció esta madrugada por causas naturales, a sus 95 años. Murió en el mismo campo donde nació, creció

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y por el cual peleó durante más de 30 años, a 200 Kilómetros de Córdoba capital.
La resistencia de Ramona a ser desalojada de
su tierra por empresarios sojeros se convirtió en un emblema de la lucha campesina en el norte de la provincia mediterránea.
El jueves 17 de junio, por Covid 19, falleció también el referente de la comunidad Nam Qom de Formosa, Israel Alegre,
defensor de los derechos indígenas. Organizaciones de todo el país lloran a quienes abrieron caminos de la resistencia contra el
extractivismo y la depredación de las poblaciones nativas y originarias.

«La Ramona Bustamante»

Su nombre significa la lucha por la dignidad y contra el avance del agronegocio a cualquier costo. Ramona Bustamente vivió
sus 95 años en un campo ubicado en el norte cordobés, cerca de Sebastián Elcano. El paraje se llama Las Maravillas, como el rumor
de una esperanza. A fines de los años 80 comenzó una contienda judicial que terminó en intentos de desalojos en 2003 y en 2004.
Mientras la mujer defendía el campo donde cuidaba a sus animales, los hermanos Edgardo y Juan Carlos Scaramuzza, dedicados a
la producción extensiva de soja en Oncativo, buscaban poner el diente en aquellas 150 hectáreas. Ramona y su hijo Orlando
resistieron y se convirtieron en emblema. Pero el fallo judicial que ordena el desalojo sigue vigente: ahora como una amenaza
sobre Orlando. «Tenemos hecha una vida aquí, y aquí nos quedamos», solía decir Ramona.

En medio de una trama familiar de pleitos entre hermanos y hermanas, Ramona fue obligada a firmar un cesión de sus tierras, en
complicidad con los Scaramuzza, que eran patrones de una de sus hermanastras. Ramona quedó fuera de los trámites sucesorios y
se encuentra de un día para el otro con esa «venta» de sus hermanastras a los Scaramuzza del campo donde nació, vivió y vio nacer
a sus hijos. La mujer resistió a las topadoras y a la destrucción de su casa de material: por la violencia utilizada vivió durante un
tiempo en un ranchito hecho con palos y nylon.

A principios de este año, el Juzgado de Deán Funes arremetió contra la mujer campesina. “La mami llora a cada rato; no sabe si
vienen hoy a la noche o mañana a la mañana a desalojarnos. Esta sería la tercera vez que nos desalojan; y no queremos vivir más
bajo los naylon como las otras veces; si esta es nuestra casa, nuestro campo, nuestros animalitos. Lo que más bronca me da, es que
hará unos dos años, nos vino a ver la señora jueza Emma del Valle Mercado y nos dijo que mientras ella tuviera el caso, no nos iban
a desalojar. Pero los Scaramuzza compran todo. La última vez que nos desalojaron fue un miércoles. Ese día estaba yo acá,
entonces los policías que vinieron me dijeron que tenía que viajar a Deán Funes el viernes, ir a Tribunales para ver unos papeles;
cuando volví ya estaba todo alambrado y habían tirado abajo la casa. Me mintieron, todo compran los Scaramuzza”,
dijo Orlando
en abril.

“Yo lo único que pido es que me escuche alguien, de la Justicia, el Gobernador, alguien. Nosotros no tenemos ni un papel, los
hicieron desaparecer en el tiempo de (los gobernadores Eduardo) Angeloz y (José) De la Sota. No tenemos comprobantes de que el
campo es nuestro, la madrastra de la mami vendió el campo y a nosotros nos dejó fuera de la herencia. Queremos lo que nos
corresponde y que nos escuchen, nada más”, reclamó entonces el hijo de Ramona.

Tras su muerte, el
Movimiento Nacional Campesino Indígena-Somos Tierra expresó su dolor y reconocimiento: «Hoy Ramona
dejó este mundo. Su cuerpo cansado de esperar justicia, descansa ya. Pero su semilla se multiplica en las y los que siguen luchando
por los derechos al territorio campesino, al trabajo y a la justicia». El movimiento se comprometió a «continuar con esa lucha que
nos enseñaste hasta el último día de tu vida: hasta que logremos un país con reforma agraria y soberanía alimentaria».

En diálogo con Tierra Viva, Mariana Gamboa, integrante del grupo Mujeres del Norte de Córdoba -que también integra el
MNCI- sostuvo que «hoy Ramona es nuestra raíz, es la raíz de los procesos de lucha que han vuelto a la tierra y que en esa vuelta
nos deja fortalecidos como organizaciones». «Vamos a continuar junto a Orlando la búsqueda de reconocimiento por parte del
Estado y la Justicia de los territorios campesinos en la provincia de Córdoba. Nuestra raíz también nos ha hecho pensar cuál es
nuestra identidad, que es la tierra, la defensa del bosque nativo y del monte», aseguró.

En 2018, en el marco del Día Internacional de la Lucha Campesina, la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad
Nacional de Córdoba (UNC) distinguió a Ramona Bustamante con el “Premio José María Aricó” en reconocimiento a sus saberes
ancestrales, la lucha por la tierra, la defensa de los recursos naturales. «En nuestra provincia, la emergencia ambiental se halla
en un punto por demás crítico, al poseer una de las mayores tasas de deforestación del continente, que agudiza problemas existentes
y expone a los productores campesinos a la violencia y el despojo”, justificaba la resolución de la UNC, que dio lugar al
reconocimiento .

Israel Alegre

Este jueves, en el Hospital Interdistrital Evita de Formosa, falleció el referente Qom Israel Alegre, por un cuadro de Covid19.
Allegados a Alegre denuncian que no hubo comunicación con los familiares mientras él permaneció internado. Al respecto, la
abogada Elvira Silva había enviado una carta al Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel para informarle sobre esas
circunstancias. “Nos preocupa la situación de Israel y que no esté recibiendo el tratamiento ni la atención adecuada dado que es
parte de las prácticas en Formosa para quienes denuncian la violación de los derechos humanos y además son indígenas”. A Israel
Alegre el Covid 19 lo encontró muy bajo de peso y sin la atención adecuada, como a tantas otras personas de las comunidades
indígenas de la provincia. Su muerte se relaciona con el proceso genocida que él siempre denunció.

«Estamos viendo cómo grandes luchadores del movimiento indígena están muriendo porque hay enfermedades preexistentes sin
atención médica adecuada, porque el Chagas es endémico, porque están mal alimentados. Este es el resultado también del genocidio
de los pueblos originarios en Argentina», afirmó Valeria Mapelman de la Red de Investigadores en Genocidio y Política
Indígena, en diálogo con esta agencia

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«Lo conocimos en 2001 cuando empezó a venir a Buenos Aires, al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), a reclamar por
problemas en su comunidad», recuerda la entrevistada. En ese tiempo presidía el país Eduardo Duhalde; la conducción del INAI era
aliada políticamente del gobernador formoseño Gildo Insfrán. Israel no obtenía respuestas a sus reclamos, pero ya entonces se le
notaba el compromiso con su comunidad, Nam Qom, que actualmente integran unas 500 familias.

En 2002 la policía provincia reprimió a la comunidad, emplazada cerca de la capital provincial. Ochenta detenidos y varios heridos,
entre ellos una mujer embarazada que perdió su bebé en el intento de desalojo. «Indios de mierda», decía la policía mientras
repartía golpes, mientras los torturaba para obtener declaraciones falsas. En 2004 todos los policías implicados fueron absueltos. A
Israel Alegre, traductor bilingüe de los testimonios de las víctimas, la Justicia provincial lo persiguió acusándolo de falso
testimonio. Pero él no se rindió: por su impulso, la causa por la represión llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH).

«Israel era una persona muy lúcida, con muchísimo conocimiento de derecho. Era una persona cuya indignación rendía frutos.
Cuando uno lo escuchaba comenzaba a entender cosas que están invisibilizadas completamente, que son estos otros abusos. No
solamente el abuso de la policía, sino en la educación, en la Justicia», describe Mapelman. Es recordado por todos como una
persona con un gran sentido del humor, que insistía en conservar prácticas culturales, el idioma, salir a cazar. Era un gran artesano.
«Aprendimos mucho de él», asegura Mapelman. «Él dejó una puerta abierta para que podamos debatir estas cosas. Porque vemos
que todo esto sigue pasando. La violencia sigue sucediendo», agrega.

Sobre las condiciones de la muerte de Israel, Mapelman reflexiona: «La conquista militar del Gran Chaco dejó a los pueblos
indígenas sin tierra, sin acceso a la alimentación, sin poder circular libremente por el territorio para cazar, para conseguir frutas,
para acceder al agua. Ese proceso de colonización llevó a la extrema pobreza que vemos hoy». Para la entrevistada, la violencia
determina la falta de salud que convierte a los pueblos originarios en más vulnerables ante la pandemia.

EZLN: «La Travesía por la Vida: ¿A QUÉ VAMOS?»


por SupGaleano
Pozol colectivo  

Una aclaración: Muchas veces, cuando nosotros usamos el “los zapatistas” no nos estamos refiriendo a
los varones, sino a los pueblos zapatistas. Y cuando nosotras usamos “las zapatistas”, no describimos
a las mujeres, sino a las comunidades zapatistas. Así que encontrará usted ese “salto” de género en
nuestra palabra. Cuando nos referimos al género, siempre agregamos “otroa” para señalar la
existencia y lucha de quienes no son ni hombres ni mujeres (y que nuestra ignorancia en el tema nos
impide detallar –pero ya aprenderemos a nombrar todas las diferencias-).

-*-

Ahora bien, lo primero que tiene usted qué saber o entender es que los zapatistas, cuando vamos a hacer
algo, nos preparamos primero para lo peor. Se parte de un final de fracaso, y, en sentido inverso, nos
preparamos para enfrentarlo o, en el mejor de los casos, evitarlo.

Por ejemplo, imaginamos que nos atacan, las masacres de rigor, el genocidio vestido de civilización
moderna, el exterminio total. Y nos preparamos para esas posibilidades. Bueno, para el Primero de Enero de
1994, no imaginamos la derrota, la asumimos como una certeza.

En fin, que tal vez eso le ayude a usted a entender el por qué de nuestro pasmo inicial, nuestros titubeos y
una improvisación desconcertante cuando, después de mucho tiempo, trabajo y preparación para la ruina,

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nos encontramos con que… vivimos.

A partir de ese escepticismo es que se desarrollan nuestras iniciativas. Algunas pequeñas, otras más
grandes, delirantes todas, nuestras convocatorias siempre van dirigidas a “lo otro”, lo que está más allá de
nuestro horizonte cotidiano, pero que reconocemos como algo que es necesario en la lucha por la vida, es
decir, en la lucha por la humanidad.

En esta iniciativa o apuesta o delirio o sinrazón, por ejemplo, en su versión marítima nos preparamos para
que el Kraken, una tormenta o una ballena blanca extraviada hicieran naufragar la embarcación, por eso
fabricamos cayucos -y viajaron con el Escuadrón 421 en La Montaña hasta llegar a Vigo, Galicia, Estado
Español, Europa-.

También nos preparamos para no ser bienvenidos, por eso buscamos antes el consenso para la invasión, es
decir, la visita… Bueno, de eso de ser “bienvenidos” no estamos muy seguros todavía. Para más de uno, una,
unoa, nuestra presencia es perturbadora, por decir lo menos, cuando no francamente irruptora. Y lo
entendemos, puede ser que a alguien, después de un año o más de estar en confinamiento, le resulte al
menos inoportuno que un grupo de indígenas de raíz maya, tan poca cosa como productores y
consumidores de mercancías (electorales y no), pretenda platicar en persona. ¡En persona! (¿recuerda usted
que antes eso era parte de su cotidianeidad?). Y, además, que tenga como misión principal el escucharle a
usted, llenarlo de preguntas, compartir pesadillas y, claro, sueños.

Nos preparamos para que los malos gobiernos, de uno y otro lado, nos impidan u obstaculicen la salida y la
llegada, por eso algún@s zapatistas ya estábamos en Europa… Ups, no debí escribir eso, bórrenlo. Ya
sabemos que el gobierno mexicano no pondrá obstáculos. Falta ver qué dicen y hacen los demás gobiernos
europeos –porque Portugal y el Estado Español no se opusieron-.

Nos preparamos para que fracase la misión, es decir, que se convierta en un evento mediático y, por lo
mismo, fugaz e intrascendente. Por eso primordialmente aceptamos las invitaciones de quienes quieren
escuchar y hablar, o sea platicar. Porque nuestro objetivo principal no son los actos masivos –aunque no los
excluimos-, sino el intercambio de historias, conocimientos, sentimientos, valoraciones, retos, fracasos y
éxitos.

Nos prepararemos para que falle el avión, por eso fabricamos paracaídas con bordados de muchos colores
para que, en lugar de un “Día D” en Normandía (oh, oh, ¿quiere decir eso que el desembarco aéreo sería en
Francia?… ¿eh?… ¡¿en París?!), sea un “Día Z” para la Europa de abajo, y parecerá entonces que del cielo,
llueven flores como si Ixchel, diosa madre, diosa arcoíris, nos acompañara y, de su mano y con su vuelo,
abrir un segundo frente para la invasión. Y más seguro porque ahora, gracias a la Galicia de abajo, el
escuadrón 421 ha logrado afianzar una cabeza de playa en las tierras de Breogán.

En suma, siempre nos preparamos para fracasar… y para morir. Por eso la vida, para el zapatismo, es una
sorpresa que hay que celebrar todos los días, a todas horas. Y qué más que mejor si es con bailes, música,
artes.

Durante todos estos años hemos aprendido muchas cosas. Acaso la más importante es darnos cuenta de lo

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pequeños que somos. Y no me refiero a estatura y peso, sino al tamaño de nuestro empeño. Los contactos
con personas, grupos, colectivos, movimientos y organizaciones de diferentes partes del planeta, nos han
mostrado un mundo diverso, múltiple y complejo. Con esto se ha reforzado nuestra convicción de que toda
propuesta de hegemonía y homogeneidad no sólo es imposible, es, sobre todo, criminal.

Porque los intentos -no pocas veces ocultos detrás de nacionalismos de cartón piedra en los escaparates del
mall de la política electoral-, de imposición de modos y miradas, son criminales porque pretenden el
exterminio de diferencias de todo tipo.

Lo otro es el enemigo: la diferencia de género, racial, de identidad sexual o asexual, de lengua, de color de
piel, de cultura, de credo o descredo, de concepción del mundo, de físico, de estereotipo de belleza, de
historia. Contando con todos los mundos que en el mundo son, prácticamente hay tantos enemigos,
actuales o potenciales, como seres humanos.

Y podríamos decir que casi cualquier afirmación de identidad es una declaración de guerra para lo diferente.
He dicho “casi”, y a ese “casi” nos aferramos como zapatistas que somos.

-*-

Según nuestros modos, nuestros calendarios y en nuestra geografía, hemos llegado a la conclusión de que
siempre es posible que la pesadilla empeore. La pandemia del llamado “Coronavirus” no es el apocalipsis. Es
sólo su preludio. Si los medios de comunicación y las redes sociales nos querían tranquilizar, antes,
“informando” sobre la extinción de un glaciar, de un terremoto, de un tsunami, de una guerra en una parte
lejana del planeta, del asesinato de otro indígena por paramilitares, de una nueva agresión a Palestina o al
pueblo mapuche, de la brutalidad gubernamental en Colombia y Nicaragua, de imágenes de campos de
migrantes que son de otro lugar, otro continente, otro mundo, y así nos convencen de que eso “pasa en otro
lado”; en tan sólo unas semanas, la pandemia demostró que el mundo puede ser apenas una pequeña
parroquia egoísta, necia y vulnerable. Los distintos gobiernos nacionales son las pandillas que pretenden
controlar, con violencia “legal”, una calle o un barrio, pero el “capo” que controla todo es el capital.

En fin, que se vienen cosas peores. Pero eso usted ya lo sabía, ¿no? Y si no, pues ya va siendo hora de que
se entere. Porque, además de tratar de convencerle de que las penas y las desgracias siempre serán ajenas
(hasta que dejan de serlo y se sientan con usted a la mesa, le perturban el sueño y le dejan sin lágrimas), le
dicen que la mejor forma de enfrentar esas amenazas es individualmente.

Que el mal se evita alejándose de él, construyendo su mundo estanco, y haciéndolo cada vez más estrecho
hasta que sólo cabe el “yo, mi, me, conmigo”. Y para eso, pues le ofrecen “enemigos” a modo, siempre con
un flanco débil y al que es posible derrotar adquiriendo, oiga usted, este artículo que, mire qué casualidad,
por esta única ocasión, tenemos en oferta y podrá usted adquirirlo y recibirlo en la puerta de su bunker en
cuestión de horas, días… o semanas, porque la máquina ha descubierto, oh sorpresa, que la paga depende
también de la circulación de las mercancías, y que, si ese proceso se detiene o aletarga, la bestia sufre… así
que también es negocio su distribución y reparto.

Pero, como zapatistas que somos, hemos estudiado y analizado. Y queremos confrontar las conclusiones a
las que hemos llegado, con científicos, artistas, filósofos y analistas críticos de todo el mundo.

Pero no sólo, también y especialmente con quienes, en la cotidianidad de sus luchas, han padecido y
advertido las desgracias por venir. Porque, en lo que a lo social se refiere, tenemos en alta estima el análisis
y la valoración de quien se juega el pellejo en el combate contra la máquina, y somos escépticos de la de
quien, desde la óptica externa, opina, valora, aconseja, juzga y condena o absuelve.

Pero, ojo, consideramos que esa mirada crítica “outsider” es necesaria y vital, porque permite ver cosas que
no se miran en el fragor de la lucha y, atención, aporta conocimientos sobre la genealogía de la bestia, sus
transformaciones y su funcionamiento.

En fin, que queremos hablar y, sobre todo, escuchar a quien se ponga a modo. Y no nos importa su color,
tamaño, raza, sexo, religión, militancia política o traspié ideológico, si es que coincide en el retrato hablado
de la máquina asesina.

Porque si, cuando hablamos del criminal, alguien lo identifica con el destino fatídico, la mala suerte, “el
orden natural de las cosas”, el enfado divino, la desidia o el desenfado, pues ahí no tenemos ningún interés
en escuchar ni en hablar. Para conocer esas explicaciones basta con ver telenovelas y acudir a las redes
sociales en busca de confirmación.

Es decir, creemos haber establecido quién es el criminal, su modus operandi y el crimen en sí. Estas 3
características se sintetizan en un sistema, es decir, en una forma de relacionarse con la humanidad y con la
naturaleza: el capitalismo.

Sabemos que es un crimen en curso y que su consecución será desastrosa para el mundo entero. Pero no es
ésa la conclusión que nos interesa corroborar, no.

-*-

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Porque resulta que, también estudiando y analizando, hemos descubierto algo que puede ser o no
importante. Depende.

Dando por sentado que este planeta será aniquilado, al menos como hasta ahora lo percibimos, hemos
estado investigando sobre las posibles opciones.

Es decir, el barco se hunde y allá arriba dicen que no pasa nada, que es pasajero. Sí, como cuando el buque-
tanque Prestige naufragó frente a costas europeas (2002) – Galicia fue testigo y víctima primera-, y las
autoridades empresariales y gubernamentales decían que apenas unos chorritos de combustible se habían
derramado. El desastre no lo pagaron ni el Mandón, ni sus capataces y mayorales. Lo pagaron, y lo siguen
pagando, los poblados que viven de la pesca en esas costas. Ellos y sus descendientes.

Y por “Barco” nos referimos al planeta homogeneizado y hegemonizado por un sistema: el capitalismo.
Claro, podrán decir que “ése no es nuestro barco”, pero el hundimiento en curso no es sólo de un sistema,
sino del mundo entero, completo, total, hasta el rincón más apartado y aislado, y no sólo el de sus centros
de Poder.

-*-

Entendemos que alguien piense, y actúe en consecuencia, que es posible todavía remendar, parchar, pintar
un poco aquí y allá, remozar la embarcación. Mantenerla a flote como sea, incluso vendiendo la fantasía de
que son posibles megaproyectos que no sólo no aniquilen poblados enteros, también que no afecten a la
naturaleza.

Que existan personas que piensen que basta con estar muy decididos y echarle ganas al maquillaje (al
menos hasta que pasen los procesos electorales). Y que crean que la mejor respuesta a los reclamos de
“Nunca mais” -que se repiten en todos los rincones del planeta-, sean promesas y dinero, programas
políticos y dinero, buenas intenciones y dinero, banderas y dinero, fanatismos y dinero. Que sean fieles
creyentes de que los problemas del mundo se reducen a la falta de dinero.

Y el dinero necesita carreteras, grandes proyectos civilizatorios, hoteles, centros comerciales, fábricas,
bancos, mano de obra, consumidores,… policías y ejércitos.

Las así llamadas “comunidades rurales” son clasificadas como “carentes de desarrollo” o “atrasadas” porque
la circulación de dinero, es decir de mercancías, es inexistente o muy reducida. No importa que, por
ejemplo, su tasa de feminicidios y de violencia de género sea menor comparada con la de las urbes. Los
logros gubernamentales se miden por la cantidad de zonas destruidas y repobladas por productores y
consumidores de mercancías, gracias a la reconstrucción de ese territorio. Donde antes había una milpa, un
manantial, un bosque, ahora hay hoteles, centros comerciales, fábricas, termoeléctricas,… violencia de
género, persecución de la diferencia, narcotráfico, infanticidios, tráfico de personas, explotación, racismo,
discriminación. En suma: c-i-v-i-l-i-z-a-c-i-ó-n.

Su idea es que la población campesina se convierta en empleada de esa “urbanización”. Seguirán viviendo,
trabajando y consumiendo en su localidad, pero el dueño de todo su entorno es un conglomerado
industrial-comercial-financiero-militar cuya sede está en el ciberespacio y para quien ese territorio
conquistado es sólo un punto en el mapa, un porcentaje de ganancias, una mercancía. Y el resultado real
será que la población originaria tendrá que migrar, porque el capital llegará con sus propios empleados
“calificados”. A la población originaria le tocará regar jardines y limpiar estacionamientos, locales y albercas
donde antes había campos de cultivo, bosques, costas, lagunas, ríos y manantiales.

Lo que se oculta es que, detrás de las expansiones (“guerras de conquista”) de los Estados -sean internas
(“incorporando a más población a la modernidad”), o sean externas con distintas coartadas (como la del
gobierno de Israel en su guerra contra Palestina)-, hay una lógica común: la conquista de un territorio por la
mercancía, es decir por el dinero, es decir por el capital.

Pero entendemos que esa gente, para poder llegar a ser el cajero que administre los pagos y cobros que le
dan vida a la máquina, forme partidos políticos electorales, frentes -amplios o estrechos- para disputar el
acceso al gobierno, alianzas y rupturas “estratégicas”, y todos los matices en los que se empeñan esfuerzos
y vidas que, detrás de pequeños éxitos, esconden grandes fracasos. Una pequeña ley por ahí, una
interlocución oficial aquí, una nota periodística allá, un tuit más acá, un like acullá, y sin embargo, por poner
un ejemplo de un crimen mundial en curso, los feminicidios van en aumento. En el entretanto sube la
izquierda y baja, sube la derecha y baja, sube el centro y baja. Como cantaba la inolvidable malagueña
Marisol, “la vida es una tómbola”: todos (arriba) ganan, todas (abajo) pierden.

Pero la “civilización” es sólo una coartada endeble para una destrucción brutal. El veneno sigue brotando (ya
no del Prestige –o no sólo de ese navío-), y el sistema entero parece estar dispuesto a intoxicar hasta el
último rincón del planeta, porque son más rentables la destrucción y la muerte que detener la máquina.

Estamos seguros que usted podrá agregar más y más ejemplos. Botones de muestra de una pesadilla
irracional y, sin embargo, actuante.

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-*-

Entonces, desde hace varias décadas nos hemos concentrado en buscar alternativas. La construcción de
balsas, cayucos, lanchas, y aún de embarcaciones más grandes (la 6ta como improbable arca), tienen un
horizonte bien definido. En algún lugar habrá que desembarcar.

Leímos y leemos. Estudiamos y lo seguimos haciendo. Analizamos antes y ahora. Abrimos el corazón y la
mirada, no a ideologías actuales o pasadas de moda, sino a las ciencias, a las artes y a nuestras historias
como pueblos originarios. Y con esos conocimientos y herramientas, nos hemos encontrado con que hay, en
este sistema solar, un planeta que podría ser habitable: el tercero del sistema solar y que, hasta ahora,
aparece en los libros escolares y científicos con el nombre de “La Tierra”. Para más referencia, está entre
Venus y Marte. Es decir, según ciertas culturas, está entre el amor y la guerra.

El problema es que ese planeta es ya un montón de escombros, pesadillas reales, y horrores tangibles. Es
poco lo que queda en pie. Incluso la tramoya que oculta la catástrofe se agrieta. Entonces, pues, ¿cómo les
diré?, el asunto no es conquistar ese mundo y disfrutar de lo placeres de quien vence. Es más complicado y
requiere, ése sí, un esfuerzo mundial: hay que hacerlo de nuevo.

-*-

Ahora bien, según las grandes producciones fílmicas de Hollywood, la salida frente a la catástrofe mundial
(siempre algo externo –alienígenas, meteoros, pandemias inexplicables, zombis parecidos a candidatos a
algún puesto público-), es producto de una unión de todos los gobiernos del mundo (encabezados por los
gringos)… o, peor, del gobierno estadunidense sintetizado en un individuo, o individua (porque la máquina
ya aprendió que la farsa debe ser incluyente), que puede tener las características raciales y de género
políticamente correctas, pero lleva en su pecho la marca de la Hidra.

Pero, lejos de esas ficciones, la realidad nos muestra que todo es negocio: el sistema produce la destrucción
y te vende los boletos para que huyas de ella… al espacio. Y de seguro, en las oficinas de las grandes
corporaciones, hay brillantes proyectos de colonización interestelar… con la propiedad privada de los
medios de producción incluida. Es decir, el sistema se traslada, íntegro, a otro planeta. El “all included” se
refiere a quienes trabajan, a quienes viven sobre de quienes trabajan y a su relación de explotación.

-*-

Pero a veces no sólo miran al espacio. El capitalismo “verde” pugna por zonas “protegidas” en el planeta.
Burbujas ecológicas donde pueda resguardarse la bestia mientras el planeta se cura de los mordiscos (lo
cual tomaría apenas unos cuantos millones de años).

Cuando la máquina habla de “un nuevo mundo” o “de humanizar el planeta”, está pensando en territorios a
conquistar, despoblar y destruir, para luego repoblar y reconstruir con la misma lógica que ahora tiene al
mundo entero frente al abismo, siempre dispuesto a dar el paso adelante que el progreso demanda.

Usted podrá pensar que no es posible que alguien sea tan imbécil como para destruir la casa donde vive. “La
rana no bebe toda el agua del charco que habita”, dicen que dice un proverbio del pueblo originario Sioux.
Pero si usted pretende aplicar una lógica racional al funcionamiento de la máquina, no entenderá (bueno,
tampoco la máquina). De nada sirven valoraciones morales y éticas. La lógica de la bestia es la ganancia.
Claro, ahora usted podrá preguntarse cómo es posible que una máquina irracional, inmoral y estúpida rija
los destinos de todo un planeta. Ah, (suspiro), eso está en su genealogía, en su esencia misma.

Pero, dejando de lado el imposible ejercicio de dotar de racionalidad a lo irracional, llegará usted a la
conclusión de que es preciso destruir ese engendro que no, no es diabólico. Desgraciadamente es humano.

Y, claro, usted estudia, lee, confronta, analiza, y descubre que hay grandes propuestas para salir adelante.
Desde las que proponen afeites y maquillajes, hasta las que recomiendan clases de moral y lógica para la
bestia, pasando por nuevos o viejos sistemas.

Sí, le entendemos, la vida es una mierda y siempre es posible refugiarse en ese cinismo tan sobrevalorado
en las redes sociales. El finado SupMarcos decía: “lo malo no es que la vida sea una mierda, sino que te
obligan a comerla y todavía esperan que lo agradezcas”.

Pero supongamos que no, que usted sabe que, en efecto, la vida apesta, pero su reacción no es la de
replegarse en sí mismo (o en su “mundo”, eso depende del número de sus “seguidores” en las redes sociales
habidas y por haber). Y entonces usted decide abrazar, con fe, esperanza y caridad, alguna de las opciones
que se le presentan. Y elige la mejor, la más grande, la de más éxito, la más famosa, la que va ganando… o
la que le queda cerca.

Grandes proyectos de nuevos y viejos sistemas políticos. Retrasos imposibles del reloj de la historia.
Nacionalismos patrioteros. Futuros compartidos a fuerza de que tal opción tome el Poder y se mantenga en
él hasta que todo se solucione. ¿Su grifo gotea?, vote por tal. ¿Mucho ruido en el vecindario?, vote por cual.
¿Subió el costo de transporte, alimentos, medicinas, energía, escuelas, ropa, diversión, cultura?, ¿Le teme a
la migración?, ¿Le incomodan las personas de piel oscura, las creencias distintas, las lenguas

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incomprensibles, las diferentes estaturas y complexiones?, vote por…

Incluso los hay quienes no difieren del objetivo, sino del método. Y luego repiten arriba lo que criticaron
abajo. Con malabares asquerosos y argumentando estrategias geopolíticas, se apoya a quien se reitera en el
crimen y la estupidez. Se demanda que los pueblos aguanten opresiones en beneficio de la “correlación de
fuerzas internacional y el ascenso de la izquierda en la zona”. Pero Nicaragua no es Ortega-Murillo y no
tardará la bestia en entenderlo.

En todas esas grandes ofertas de solución en el supermercado mortal del sistema, muchas veces no se dice
que se tratan de la imposición brutal de una hegemonía, y un decreto de persecución y muerte a lo que no
es homogéneo al ganador.

Los gobiernos gobiernan para sus seguidores, nunca para quienes no lo son. Las estrellas de las redes
sociales alimentan a sus huestes, aún a costa de sacrificar la inteligencia y la vergüenza. Y la “corrección
política” traga sapos, que habrán luego de devorar a quien aconseja resignación “para no beneficiar al
enemigo principal”.

-*-

¿Es el zapatismo una gran respuesta, una más, a los problemas del mundo?

No. El zapatismo es un montón de preguntas. Y la más pequeña puede ser la más inquietante: ¿Y tú qué?

Frente a la catástrofe capitalista, ¿el zapatismo propone un viejo-nuevo sistema social idílico, y con él repetir
las imposiciones de hegemonías y homogeneidades ahora “buenas”?

No. Nuestro pensamiento es pequeño como nosotros: son los esfuerzos de cada quien, en su geografía,
según su calendario y modo, que permitirán, tal vez, liquidar al criminal, y, simultáneamente, rehacer todo.
Y todo es todo.

Cada quien, según su calendario, su geografía, su modo, habrá de construir su camino. Y, al igual que
nosotros, los pueblos zapatistas, irá tropezando y levantándose, y lo que construya tendrá el nombre que le
dé la gana tener. Y sólo será diferente y mejor que lo que hemos padecido antes, y lo que padecemos
actualmente, si reconoce lo otro y lo respeta, si renuncia a imponer su pensamiento sobre lo diferente, y si
al fin se da cuenta de que muchos son los mundos y que su riqueza nace y brilla en su diferencia.

¿Es posible? No lo sabemos. Pero sí sabemos que, para averiguarlo, hay que luchar por la Vida.

-*-

Entonces, ¿a qué vamos en esta Travesía por la Vida si no aspiramos a dictar caminos, rutas, destinos? ¿A
qué, si no buscamos adherentes, votos, likes? ¿A qué, si no vamos a juzgar y a condenar o absolver? ¿A qué,
si no llamamos al fanatismo por un nuevo-viejo credo? ¿A qué, si no buscamos pasar a la Historia y ocupar
un nicho en el panteón enmohecido del espectro político?

Bueno, para serles sinceros como zapatistas que somos: no sólo vamos confrontar nuestros análisis y
conclusiones con lo otro que lucha y piensa críticamente.

Vamos a agradecer a lo otro su existencia. A agradecer las enseñanzas que su rebeldía y su resistencia nos
han regalado. A entregar la flor prometida. A abrazar lo otro y decirle al oído que no está sola, soloa, solo. A
susurrarle que valen la pena la resistencia, la lucha, el dolor por quienes ya no están, la rabia de que esté
impune el criminal, el sueño de un mundo no perfecto, pero sí mejor: un mundo sin miedo.

Y también, y sobre todo, vamos a buscar complicidades… por la vida.

SupGaleano.
Junio del 2021, Planeta Tierra.

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La travesía por la vida y el internacionalismo zapatista


Por Aída Hernández Castillo

NOTA PRODUCIDA EN MAYO DE 2021

El día de hoy, 3 de mayo, siete representantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) zarpan
desde Isla Mujeres,  en el barco “La Montaña”, con destino al  puerto de Vigo, en Galicia, España, iniciando
una travesía que se propone recorrer los cinco continentes para articular luchas en la defensa de la vida y el
planeta.

En esta primera delegación marítima van cuatro mujeres, dos hombres y una persona no binaria a quien denominan
“otroa”, de ahí que se decidiera nombrar a la delegación “Escuadrón 4-2-1”. Conociendo la ironía y las referencias
históricas que muchas veces hace el zapatismo, el nombre probablemente remita también al “Escuadrón 201”, la
unidad de combate aéreo mexicana que durante la Segunda Guerra Mundial participó en la liberación de las
Filipinas de las fuerzas imperiales japonesas, en el verano de 1945. Este escuadrón se ha convertido en un símbolo
del internacionalismo mexicano contra el imperialismo, representado en las potencias del eje Alemania-Japón-Italia.
Tal vez adelantándose a las críticas que se han hecho desde un nacionalismo recalcitrante, que no entiende las
razones de vincularse a otras luchas “cuando hay tantos problemas en el país”, la referencia al Escuadrón 201 nos
recuerda una tradición de internacionalismo que ha sido parte de nuestra historia.

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Esta vez el “Escuadrón 421” no está integrado por militares, ni es una unidad de combate, sino que está formado
por bases de apoyo zapatistas que tienen la misión de articular alianzas en la lucha por la vida y abonar a las
semillas de la resistencia, como señalaron en uno de sus comunicados: “No sólo para abrazar a quienes en el
continente europeo se rebelan y resisten, también para escuchar y aprender de sus historias, geografías,
calendarios y modos”  (ver
Una montaña en altamar | Camino al andar). Esta primera delegación, que será seguida
por otra vía aérea, está integrada por cuatro mujeres indígenas: Lupita (de 19 años, tsotsil), Carolina (de 26 años,
también tsotsil, pero ahora habitante de una comunidad autónoma tseltal), Ximena  (de 25 años, cho´ol) y Yuli (de
37 años, tojolabal y hablante también de tseltal), por  Marijose (39 años, tojolabal, quien se identifica como otroa:
ni femenino ni masculino) y por dos hombres,  Bernal (de 57 años, tojolabal) y Darío (de 47 años, cho´ol). Todos
ellos estuvieron quince días de cuarentena en una de las comunidades autónomas zapatistas en el “Semillero
Comandante Ramona” para garantizar que no estuvieran contagiados de COVID19.

El recorrido que iniciaran en tierras gallegas incluirá visitas a comunidades en resistencia en Alemania, Austria,
Bélgica, Bulgaria, Cataluña, Cerdeña, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, Estado Español, Finlandia, Francia,
Grecia, Holanda, Hungría, Italia, Luxemburgo, Noruega, País Vasco, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumania, Rusia,
Serbia, Suecia, Suiza, Turquía y Ucrania.

La conformación misma de la delegación, con una mayoría de mujeres, incluyendo a una mujer trans, es un reflejo
de las transformaciones que se han dado al interior de las comunidades indígenas zapatistas, en donde la “Ley
Revolucionaria de Mujeres”, dada a conocer desde el 1ro de enero de 1994, se ha convertido en parte de las normas
comunitarias que rechazan cualquier forma de exclusión o violencia hacia las mujeres
(https://mujeresylasextaorg.com/ley-revolucionaria-de-mujeres-zapatistas/). Siendo el primer movimiento
revolucionario en América Latina que pone en el centro de su agenda política las demandas específicas de las
mujeres, el zapatismo ha enfrentado el reto de transformar lo que las mujeres indígenas llaman “las malas
costumbres”, herencia de 500 años de colonialismo, que coartaban su libertad de elección matrimonial y las
excluían de los espacios de poder político y de la herencia de la tierra, entre otras violencias patriarcales. La
inclusión de Marijose en la delegación es también reflejo de un cambio en las culturas homofóbicas y transfóbicas
impuestas por el cristianismo (en sus distintas modalidades) en territorios indígenas. Esto distancia también al
zapatismo de otros movimientos indígenas del continente, que, si bien denuncian la continuidad del colonialismo,
siguen lamentablemente reproduciendo sus valores homofóbicos y patriarcales.

En el tono sarcástico que caracteriza la retórica del subcomandante Galeano (antes subcomandante Marcos), en uno
de sus comunicados anunció que será Marijose la primera en desembarcar en el puerto de Vigo para dar una
“cachetada con media negra para toda la izquierda heteropatriarcal”, y al pisar suelo europeo hará el siguiente
anuncio: “A nombre de las mujeres, niños, hombres, ancianos y, claro, otroas zapatistas, declaro que el nombre de
esta tierra, a la que sus naturales llaman ahora “Europa”, de aquí en adelante se llamará: SLUMIL K´AJXEMK´OP,
que quiere decir “Tierra insumisa”, o “Tierra que no se resigna, que no desmaya”.  Y así será conocida por propios y
extraños mientras haya aquí alguien que no se rinda, que no se venda y que no claudique”
(http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2021/04/17/escuadron-421/).

Estos comunicados han llevado a la prensa a referirse a la travesía por la vida como “la invasión inversa” o “la
invasión que no es invasión”.

Como era de esperarse, este viaje ha despertado críticas virulentas entre los tradicionales detractores del
zapatismo. En las redes sociales han encontrado espacio voces profundamente racistas que señalan que “estos
indios deben ponerse a trabajar en vez de hacer turismo político”; o quienes recurren a las viejas teorías de la
conspiración para señalar que es la Corona Británica la que financia el viaje, para desestabilizar a la 4T (¿¡).  Un
tema constante que ha aparecido en las críticas se relaciona con la necesidad de concentrarnos en los problemas
nacionales en este momento de crisis, en vez de distraernos con problemáticas que están muy lejos de la realidad
mexicana.

Ante estas perspectivas, es importante recordar que la crisis sanitaria y socio-económica que estamos viviendo,
ante la pandemia de COVID19, es una crisis global que ha puesto de manifiesto la interconexión del mundo, así
como los límites de un modelo civilizatorio que se caracteriza por la mercantilización de la vida y la naturaleza. Hoy
más que nunca urge articular resistencias para lograr las transformaciones profundas que se necesitan para salvar
nuestro planeta y a quienes lo habitamos. Las perspectivas chauvinistas, que no pueden ver más allá de nuestras
fronteras, siguen sin entender las raíces profundas de la crisis que vivimos.

COVID19 y la crisis del proyecto civilizatorio

Para la fecha en que escribo este artículo (30 de abril del 2021) los organismos internacionales reportan la
existencia de 3.18 millones de muertes debidas al virus de COVID19 en el mundo[1] , a la vez que los países más
ricos acaparan dos tercios de la producción mundial de vacunas. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de
la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha denunciado lo que llamó una “grotesca desigualdad en la
distribución de las vacunas. (…) Los países ricos prefieren vacunar a gente joven y que no está en ninguna
categoría de riesgo, a costa de que otros países no puedan vacunar a sus trabajadores sanitarios y personas
mayores”. Paradójicamente, son los mismos países que acaparan las vacunas, demostrando una vez más su
desprecio hacia la vida de los pobres del planeta, los que más han destruido la naturaleza, creando las condiciones
para el surgimiento de enfermedades infecciosas zoonóticas, es decir, que son transmitidas por los animales.

Los orígenes de esta pandemia global deben contextualizarse en el marco de un proyecto civilizatorio que ha
destruido la naturaleza en nombre del “desarrollo”, mercantilizado la vida y los recursos naturales que la

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posibilitan. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha presentado datos científicos en
torno al coronavirus, señalando que al igual que el ébola, la gripe aviar, el síndrome respiratorio del Oriente Medio
(MERS), el virus Nipah, el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS),  se trata de enfermedades vinculadas a la
actividad humana. La destrucción de los bosques que ha traído el desarrollo capitalista, ha conducido a contactos
más cercanos entre la vida silvestre y los asentamientos humanos. Esto, aunado a la avicultura y porcicultura
intensiva industrializada, ha creado los ambientes propicios para que los virus pasen de los animales a los seres
humanos.[2]  La capacidad de destrucción de la naturaleza del capitalismo global ha producido el desbalance
ecológico que permite el surgimiento de nuevos virus. Por ejemplo, los virus asociados con los murciélagos
surgieron debido a la pérdida de sus hábitats a causa de la deforestación y la expansión agrícola.

Esta realidad, aunada al desarrollo de los medios de comunicación,  ha creado un mundo global en el que las
enfermedades viajan de un país a otro con una rapidez inédita en la historia de la humanidad. La intensificación del
tráfico aéreo, a la vez que posibilita la transmisión más rápida de las enfermedades, contribuye de manera
importante al cambio climático con las emisiones de dióxido de carbono.

Estamos pues ante una crisis global, que pone de manifiesto la necesidad de transformaciones profundas en las
relaciones entre el ser humano y la naturaleza. Estas transformaciones solo serán posibles si se articulan esfuerzos
a nivel mundial. Esto lo han tenido claro los zapatistas, que desde hace veintisiete años han estado creando
espacios de articulación política entre sus proyectos autonómicos locales y las resistencias anticapitalistas en
distintas regiones del mundo.  Esta travesía es un esfuerzo más por tejer resistencias e intercambiar experiencias
para defender la vida en sus distintas manifestaciones, a todo lo largo y ancho del planeta.

Lo que tienen en común varios de los colectivos en resistencia que recibirán a la delegación zapatista en su viaje
por Europa, es un rechazo a proyectos de destrucción y muerte, que justifican el despojo de territorios y la
destrucción de tejidos comunitarios, a nombre del “progreso”.

Los contextos y luchas que visitara el “Escuadrón 421” son tan diversos como sus historias regionales y sus
entornos ecológicos, y no pretendo ser exhaustiva en su descripción. Sin embargo, me interesaría hacer una
aproximación a tres de ellos, para mostrar la importancia de aprender de estas experiencias y la manera en que las
luchas locales por la vida están vinculadas entre sí, y nos competen de manera directa como mexicanos y como
ciudadanos del mundo.

El Pueblo Sami y sus luchas contra el Tren Ártico

Una de las visitas programadas para la delegación zapatista es a las comunidades sami que se resisten a la
construcción de un tren de alta velocidad (que viajará a unos 200 kilómetros por hora) que  conectará a Rovaniemi,
capital lapona, con  la ciudad noruega de Kirkenes.  Al igual que el denominado “Tren Maya”, este proyecto no es
solo de infraestructura ferroviaria, sino que se trata de un megaproyecto de ordenamiento territorial que es parte
del “Corredor Ártico” que unirá a Helsinki, Pekín y Bruselas, incluyendo la construcción de un túnel bajo el mar
Báltico comunicando a Helsinki con Tallin (Estonia).

Este proyecto partirá en dos el territorio sami, afectando su sobrevivencia. Las principales actividades económicas
de este pueblo -de unas cien mil personas distribuidas en comunidades dispersas en Suecia, Noruega, Finlandia y
Rusia- son la pesca y el pastoreo de renos, que se verán afectados por el proyecto ferroviario. El tren ártico
impedirá la migración de renos en busca de comida a lo largo del año.[3]

Los representantes de los pueblos sami han venido denunciando el impacto negativo de la industria extractiva en
sus territorios, que ha sido posibilitado por la Ley de Minería de Noruega y la Ley de Minerales de Suecia. La
destrucción de su hábitat, aunada a los impactos del cambio climático, está atentando contra la sobrevivencia de
este pueblo indígena. Las capas de hielo que están empezando a cubrir las praderas de sus territorios hacen más
difícil la obtención de líquenes para alimentar a sus renos, lo que ha obligado a muchos de ellos a migrar a las
ciudades y convertirse en trabajadores precarizados.

Pero los problemas del pueblo sami no son solo problemas locales de pequeñas comunidades aisladas, los grupos
ecologistas han documentado cómo el ártico funciona como un aire acondicionado global, del que depende el clima
del planeta. Los megaproyectos extractivistas y el calentamiento global  han causado la pérdida de tres cuartas
partes del hielo de esa región en los últimos treinta años, con la consiguiente destrucción de la flora y la fauna que
ahí habitan.[4] Los pueblos sami, al defender su hábitat, están contribuyendo a salvarnos a todos. El intercambio de
saberes y experiencias entre los pueblos sami y la delegación zapatista, nos permitirá acercarnos a una realidad de
la que poco sabemos, a pesar de la relación estrecha que tiene con nuestro futuro.

Las Resistencias al Gasoducto Adriático Trans (TAP)

Otra de las organizaciones que recibirá a la delegación zapatista es el colectivo NoTAP, integrado por comunidades
del sur de Italia que se oponen a la construcción de un megaproyecto energético, conocido como Gasoducto
Adriático Trans (TAP por sus siglas en italiano).  Se trata de un gasoducto, que tendrá una longitud de 878
kilómetros, de los cuales 550 pasarán por territorio griego, 215 por territorio albanés, 105 por el fondo del mar
Adriático y 8 kilómetros por territorio italiano. Un megaproyecto energético, con un costo de unos 4.500 millones
de euros, de los cuales 3.900 millones han sido proporcionados por el Banco Europeo de Inversiones, es decir, que
los contribuyentes de la Unión Europea están pagando por un proyecto que va en contra de los acuerdos climáticos
firmados por sus gobiernos.[5]

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El colectivo NoTap es un movimiento heterogéneo, integrado por alcaldes, agricultores, pescadores, empresarios
locales, madres, abuelas, estudiantes y habitantes de orígenes políticos y socioeconómicos muy diversos, que se
han articulado para frenar la construcción del oleoducto, bajo el lema:  “Ni aquí ni en otro lugar”.  Iniciado en las
comunidades de Melendungo y San Foca, en la región de Puglia, en el sur de Italia en el 2011, el movimiento se ha
ido extendiendo, utilizando estrategias de desobediencia civil pacífica, para parar la destrucción de olivares en la
zona de impacto del megaproyecto.

Muchos de los participantes han sido criminalizados, pagando multas altísimas por impedir con sus cuerpos el
paso de la maquinaria pesada de la empresa multinacional que construye el oleoducto.  Se trata de una lucha en
defensa de la vida, similar a la que la población yaqui ha realizado en México contra el gasoducto Agua Prieta que
pretende destruir su hábitat.[6] Ana María, una abuela jubilada italiana que participa en NoTap, describe su lucha
como “La defensa de mis derechos, y los de mis hijos y nietos, la defensa de la tierra que fue de mi padre y
mi abuelo, la lucha por el derecho a un futuro, a un medio ambiente sano, a dignidad… estos son mis únicos
defectos.”[7]

Podríamos preguntarnos, ¿qué relación pueden tener estas luchas con nuestros problemas locales? ¿Qué
hacen los zapatistas visitando a estos campesinos criminalizados? Si revisamos con detenimiento los
documentos y manifiestos del movimiento NoTAP, nos damos cuenta de que es también una lucha contra los
combustibles fósiles contaminantes que están causando el colapso climático que nos afecta a todos. En un
momento en el que resulta urgente reducir las emisiones de carbono y poner fin a la inversión en energía
fósil, la construcción de gasoductos atenta contra todo el planeta.  Se trata del mismo modelo extractivista
que saquea las comunidades locales para enriquecer a empresas multinacionales, que enfrentan los pueblos
mayas de México y Guatemala, y contra el que luchan actualmente los pueblos de Morelos.

Es también una lucha por la defensa de la democracia, pues los gobiernos deben responder a las demandas y
necesidades de sus ciudadanos y no de las corporaciones multinacionales que solo buscan su ganancia. En
resumen, las luchas del pueblo italiano en el Adriático son también nuestras luchas, pues desde sus olivares,
parcelas y comunidades, defienden el planeta que está en peligro. Esto lo tiene claro el internacionalismo
zapatista, que ha decidido cruzar mares y fronteras para aprender de sus luchas.

Una Zona a Defender (ZAD) en Francia

Otras de las visitas agendadas por la delegación zapatista es a la región agrícola de Notre-Dame-des-Landes,
en el oeste de Francia, en donde activistas y defensores del territorio lograron detener, en el 2018, la construcción
de un aeropuerto en tierras agrícolas.

Resignificando el nombre de Zone d´Aménagement Différé (Zona de Ordenamiento Ulterior) por Zona A Défendre
(Zona a Defender), los habitantes de esta región han venido defendiendo sus tierras desde los años setentas, contra
la expropiación gubernamental de unas mil doscientas hectáreas para la construcción del tercer aeropuerto más
grande de Francia, que conllevaría también el desarrollo urbano en sus tierras agrícolas. Esta lucha exitosa ha
implicado la construcción de espacios asamblearios en los que participan ecologistas, campesinos, ciudadanos,
amas de casa y estudiantes, fortaleciendo el tejido social.

Durante varios años, esta articulación de resistencias ocupó el territorio a defender con carpas y desarrolló lo que
se conoce como “Asambleas de los usos”, en las que se discutían y resolvían los problemas comunitarios. El 18 de
enero del 2018, el gobierno francés finalmente canceló el proyecto del aeropuerto, desalojando por la fuerza a
quienes ocupaban el territorio y causando divisiones entre los participantes.[8]

Sin embargo, el ZAD se ha convertido en una organización para la gestión colectiva del territorio, que ha utilizado
los años de aprendizajes políticos durante la lucha contra el aeropuerto para fortalecer las formas comunitarias de
toma de decisiones y democratización de la vida social. Los activistas del ZAD han viajado a México en varias
ocasiones e intercambiaron experiencias con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de Atenco, en su lucha
contra el aeropuerto de Texcoco.  En el 2014, una delegación del ZAD participó en el Festival Mundial de las
Resistencias y de las Rebeldías, organizado por el EZLN y el CNI, compartiendo experiencias con los pueblos
indígenas de México. Ahora les tocará a ellos recibir a la delegación zapatista y mostrarle los retos y logros que han
tenido durante todos los años en los que han resistido el despojo y la destrucción de sus tierras agrícolas.

Un internacionalismo abierto a la solidaridad

Podríamos continuar nuestro recorrido por los espacios de resistencia que visitará el Escuadrón 421, sin embargo,
los límites periodísticos de mi colaboración no me lo permiten. Su compromiso internacionalista los llevará a
reunirse con las organizaciones Extinction Rebellion y Stop HS2 en Reino Unido, que resisten a la construcción del
proyecto ferroviario de alta velocidad High Speed Two (HS2) y otros megaproyectos de despojo en ese territorio;
con la articulación de resistencias contra la precarización de la vida en territorio Español, que incluyen a integrantes
de las llamadas Mareas Blancas y Verdes, en defensa de la salud y la educación pública y contra la privatización de
estos servicios; con los Sindicatos de Manteros, que defienden los derechos de los vendedores ambulantes
migrantes; con las Kellys, organización de trabajadoras del sector turístico, que defiende el salario digno y la
seguridad social de las camareras; con organizaciones de defensa de migrantes, entre otras muchas. En Grecia se
reunirán con organizaciones de Okupas, que han recibido en sus espacios a los refugiados de distintas regiones de
África y Asia, promoviendo una cultura de la solidaridad. Estas experiencias tienen mucho que enseñarnos para
confrontar la xenofobia contra los migrantes centroamericanos, que se ha profundizado en México en los últimos

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años.

Quisiera cerrar señalando que la travesía que hoy inician los zapatistas será una experiencia que nos traerá las
voces y sentires de colectivos que luchan localmente por la defensa de la vida. El internacionalismo del EZLN es un
ejemplo de las estrategias políticas transfronterizas y las alianzas globales, que urge desarrollar en este momento
histórico de crisis planetaria. Si no nos salvamos juntos y juntas, tendremos pocas posibilidades de seguir
existiendo y de mantener y cuidar el mundo en que habitamos.

[1] Ver https://es.statista.com/estadisticas/1095779/numero-de-muertes-causadas-por-el-coronavirus-de-wuhan-


por-pais/

[2] Ver ttps://www.unep.org/es/noticias-y-reportajes/reportajes/seis-datos-sobre-la-conexion-entre-la-naturaleza-y-


el-coronavirus

[3]
https://elpais.com/internacional/2019/04/13/actualidad/1555146166_442828.html

[4] Ver la Campaña de Greenpeace “Salvemos el Artico” http://archivo-es.greenpeace.org/espana/es/Trabajamos-


en/Frenar-el-cambio-climatico/Salva-el-Artico/

[5] https://es.globalvoices.org/2017/05/23/protestas-en-italia-salvan-de-la-tala-a-cientos-de-arboles-antiguos-para-
construccion-de-gasoducto/

[6] En otro de mis artículos de Rompeviento he analizado la defensa territorial del pueblo yaqui contra el oleoducto
ver https://www.rompeviento.tv/la-vocera-una-ventana-a-las-resistencias-indigenas/

[7]
https://www.themovementhub.org/es/stories/notap-resistance/

[8]  https://zad.nadir.org/spip.php?article5986

 Memoria Viva: Martín Arnal


 por Albert Blasco

Tengo casi 98 años. Nací y vivo en Angüés. Estoy casado, tengo tres hijos y cinco nietos. He trabajado
toda mi vida de albañil. Soy republicano y anarquista, siempre he militado en la CNT. No soy creyente.
Formé parte de la revolución y estuve en fortificaciones durante la guerra de España, me exilié, fui
miembro de la resistencia francesa contra los nazis y colaboré con el Maquis español contra la
dictadura franquista.

”Nos hacían pagar bien caro la muerte de un fascista”

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¿Qué hacía antes de la guerra?

Antes de la guerra, primero fui a la escuela del pueblo. No tuve mucha suerte porqué a los 12 años ya salí
de la escuela. Después a trabajar en el campo, un pinche de la época, que todo el mundo nos mandaba y
nosotros no mandábamos a nadie.

Todo esto ya era en plena República

Sí, era el año 1933. En este país España y en Aragón se ha vivido un retraso inmenso sobre la cultura, aquí
la Iglesia Católica había acaparado todos los cerebros. Pero durante la República hubo un cambio a pesar de
todo, prohibimos las procesiones en las calles y al cura se le empezó a hinchar la sotana.

¿Y en Angüés?

En este pueblo, Angüés, se evolucionó bastante. Había un sindicato de trabajadores y un centro republicano
de confraternidad obrera. El pueblo se movió, nunca habíamos tenido derecho a movernos. Y se partió en
dos, ya se veía lo que iba a ocurrir. Estábamos nosotros, los esclavos, y los pudientes, los caciques, el
notario, la guardia civil y el cura. Estos eran los dueños del pueblo, sólo nos explotaban. Con la República
no podían los sapos esos.

¿Recuerda qué pasó aquí cuando empezó la guerra?

Cuando se ratificó la Segunda República en febrero del ’36, a la derecha se le hincharon demasiado. Aquí el
18 de julio la guardia civil no se movió. Desde el sindicato de la CNT fuimos a hablar con el teniente y nos
dijo que no se sublevarían contra la República.

¿Entonces aquí los guardias civiles no se sublevaron?

No. ¡Se sublevaron al día siguiente! Dieron la palabra y no la cumplieron. El alcalde hizo un pregón que decía
que se tenían que entregar todas las armas al ayuntamiento. La gente de derechas llevaba las escopetas
viejas, pero se quedaba con las nuevas. Reunieron curarenta y cinco guardias civiles de la comarca y se
parapetaron en la carretera de Angüés y empezó la guerra. A tiro de escopeta por los tejados íbamos.

¿Cómo se vivió la guerra en Angüés?

Los fascistas al final ocuparon el pueblo con ametralladoras. Desde Barbastro nos vinieron a ayudar los de la
CNT, pero los masacraron a todos allí en la carretera. Mi hermano el mayor y dos chicos del sindicato, sin
saber que tenían que venir, fueron al molino, donde había una radio, para ver que ocurría en Barbastro. La
guardia civil detuvo a mi hermano y a los dos jóvenes, los ataron con alambres. También habían detenido a
unos treinta compañeros más. Los metieron a todos en un camión el 23 de julio y se los llevaron a la cárcel
de Huesca. No los volvimos a ver. La última vez que vi a mi hermano fue el 19 de julio, nunca más lo he
visto. Se fueron todos.

¿Todos?

Los guardias civiles, los caciques, el cura… Todos. Llegaron después los de la CNT de Barbastro y ocuparon
el pueblo claro, no había nadie. Después de esto, rodeamos el pueblo de Siétamo, donde estaban
resistiendo los fascistas. Hubo mucha sangre, mil quinientas víctimas o así, pero logramos ocupar el pueblo.
Angüés fue la Comarcal de Colectividades. El pueblo se convirtió en una comuna. Trabajábamos la tierra en
común. Nadie era más que nadie. Comíamos bien, vivíamos y trabajábamos juntos. Fue lo mejor que
pudimos hacer.

¿Cuando cayó el frente de Aragón, se fue del pueblo?

Sí, sí. Me enviaron hacia el este y estuve en fortificaciones. Pero los fascistas lo bombardeaban todo, no
podíamos hacer nada. Yo tenía 16 años. Luego me pasé a Francia por el valle de Bielsa y me puse enfermo.
Cuando me curé, volví por Cataluña, pero la guerra ya estaba perdida. Volví a Francia a pie por Portbou.
Estuve en el campo de Argelers y también en Perpinyà.

¿Cómo se vivía en los campos?

(Ríe). ¡Eso no se llama vivir! ¡Eso se llama muertos andantes! En los campos no había nada, sólo arena y
alambres. La arena nos sirvió de colchón y para calentarnos. Mucha miseria había. Cogí una sarna que me
devoraba, y así muchos. En Argelers había cien mil personas. Estábamos rodeados de alambradas. No
teníamos nada.

¿Y cómo salió de allí?

Me presenté voluntario en una compañía de trabajadores forzados. Era la 180 Compañía del Ejército Francés
y trabajé también en fortificaciones. Yo estuve en un campo de tiro entre Bourges y Nevers. Y así hasta que
los alemanes ocuparon Francia. Nos fuimos retirando y me quedé sin nada, la maleta, el cepillo, nada. Cogí

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el tren, escondido, y me presenté en Toulouse en casa de mi familia. Pero los alemanes me llevaron a
trabajar, forzado por supuesto.

Al final se integró en la resistencia francesa, ¿verdad?

En el 1942 me integré en los grupos de resistencia. No había otra. Al principio teníamos poca fuerza.
Cuando matábamos a un alemán en algún pueblo, convocaban a toda la gente en la iglesia y le pegaban
fuego con todos dentro. Todo por la simple pérdida de un oficial alemán. Todo aquello nos hacía
reflexionar. No podíamos sacar la pistola y matar a un alemán así como así. Pero cuando los ingleses
empezaron a enviarnos armamento en contenedores enormes que tiraban desde el aire, desde los aviones,
fue a mejor.

¿Cuál fue su papel en la resistencia?

Allí todos hacíamos de todo. Desde poner bombas para sabotear a los alemanes hasta coger una pistola y
matar a algún comandante o oficial nazi. Ya con el desembarco en Normandía lo teníamos ganado.
Empezamos a liberar la región de Toulouse decididos a hacerlo, que nos mataran nos daba igual, a lo que
fuera. Los alemanes ya se iban retirando. Mientras se retiraban nosotros los atacábamos. Murieron muchos
de los nuestros, el más mayor tenía 32 años. Hay un monumento allí en su honor, Francia es el país de los
monumentos. Cuando ya se fueron decidí marcharme a España porqué estaba harto de guerras, y no tenía
ni zapatos ni ropa. Así íbamos los maquis.

¿Recuerda alguna anécdota de su etapa en Francia?

Habíamos liberado un cuartel militar y cogimos a los que nos parecían alemanes y resultaron ser mongoles,
o rusos, que los tenían prisioneros los alemanes e iban con uniforme nazi. Y todos estos fueron con
nosotros.

Y después volvió a España

Mi padre estaba enfermo, tenía una pulmonía. Yo estaba muy preocupado por la salud de mi padre, volví a
casa y pensé: ¿cómo me puedo retirar? ¿cómo puedo estar ya tranquilo? ¡Pero si no hemos terminado la
guerra! ¡Pero si tenemos a Franco! ¡Pues habrá que terminar con Franco también! Cogí y me fui del maqui
francés y me fui al maqui español.

Tengo entendido que estuvo en la Invasión de la Val d’Aran de 1944

Teníamos intención de abrir un frente desde allí. Yo soy uno de los que organizó esa operación. Fue un
fracaso terrible aquello. Como no teníamos bombas de mano para tirar, nos entrenábamos lanzando piedras
en las montañas del departamento del Aude, en Francia, que se le parecen a la Val d’Aran. Yo era de la 7a
Brigada, porqué formamos brigadas y todo, ¡sin combatientes pero formábamos batallones! (Ríe). En una
compañía había cuarenta hombres en vez de ciento cincuenta. Yo tuve la suerte, digamoslo así, que no
participé de la invasión.

¿Por qué?

Me encontré a uno que había conocido en la guerra y en los campos de concentración, que era de Biescas y
se llamaba Juan Lacasa. Vino y me dijo: ”oye, paisanico, tu que has pasado ya el Pirineo por aquí y por allá,
mejor sería que vinieras conmigo que estamos organizando grupos para pasar gente”. Fuimos a hablar con
el jefe, con Soriano, y se lo propusimos. Soriano dijo que era la misma lucha la de Aragón y la de la Val
d’Aran, y me fui al Pirineo aragonés para pasar gente.

¿Fue usted pasador?

Sí. Formamos un grupo de cinco o seis y con un especialista que había hecho contrabando nos guiaba por
las montañas. Ese lo conocía todo bien. Yo metía mi pie donde él pisaba. Como me equivocara un
centímetro me caería (Ríe). Este nos puso en marcha aquí en el Pirineo aragonés, en el valle de Chistau, por
el Puerto de Urdiceto. Por allí había un buen paso. Se pasaba bastante bien, claro que siempre había peligro.
Así que no participé en la invasión. Hubo más muertos allí que en todos los maquis en Aragón.

Iba pasando de un lado al otro

Sí, sí. En un pueblo de Francia teníamos ropa y comida, nos alimentamos bastante bien. Y después
pasábamos con gente hacia España, o al revés. La segunda vez que crucé el Pirineo recibí una carta que
decía que mi padre había fallecido, el 1 de octubre de 1944. Pero así fui, esa fue mi trayectoria, de pasador
con los maquis.

Ahora colabora con la memoria histórica aquí en Aragón, además de ser miembro de la CNT

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Martín Arnal con un grupo de pasadores (primero de pie en la izquierda)

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A mis dos hermanos los fusilaron en Huesca. A uno lo encontramos con una asociación hace unos meses y
el otro sigue desaparecido. De Angüés fusilaron a muchos jóvenes. No querían que nadie contara nada, y
ahora para contarlo estoy yo. Seguimos exhumando tumbas y hago lo que puedo. Ellos tienen sus tumbas y
nosotros nada. Cuando matábamos a un fascista nos lo hacían pagar bien caro. La vergüenza que ha habido
en España y que no ha habido justicia. Esta España se ha quedado con el silencio, nuestros combatientes no
tenían ningún derecho. ¡Y el Valle de los Caídos! Yo soy partidario de la dinamita. Que salga volando eso y la
cruz esa que es una vergüenza para España. Ellos fueron los responsables de la guerra, nosotros sólo
resistimos y defendimos un régimen democrático y legalmente constituido.

No tenemos respuestas; tenemos preguntas. Urgentes


AUTONOMÍA Y AUTORIDAD
 No sabemos cómo detener la destrucción planetaria causada por el capital, pero haciendo las preguntas correctas podemos
encontrar el camino a seguir juntos.

por John Holloway

Vivimos en un sistema fallido. Cada día es más claro que la actual organización de la sociedad es un desastre, que el capitalismo es
incapaz de asegurar una forma de vida aceptable. La pandemia de COVID-19 no es un fenómeno natural, pero es probable que siga
el resultado de la destrucción social de la biodiversidad y otras pandemias. El calentamiento global que es una amenaza tanto para
los seres humanos como para muchas formas de vida no humana es el resultado de la destrucción capitalista de los equilibrios
establecidos. La aceptación del dinero como medida dominante del valor social obliga a una gran parte de la población mundial a
vivir en condiciones miserables y precarias.

La destrucción causada por el capitalismo se acelera. Creciente desigualdad, aumento de la violencia racista, expansión del
fascismo, aumento de las tensiones entre estados y acumulación de poder por parte de la policía y el ejército. Además, la
supervivencia del capitalismo se basa en una deuda en constante expansión que está condenada al colapso en algún momento.

La situación es urgente, los humanos nos enfrentamos ahora a la posibilidad real de nuestra propia extinción.

¿Cómo salimos de aquí? La respuesta tradicional de quienes son conscientes de la escala de los problemas sociales: a través del
Estado. Los pensadores políticos y los políticos desde Hegel hasta Keynes y Roosevelt y ahora Biden han visto al estado como un
contrapeso a la destrucción causada por el sistema económico. Los estados resolverán el problema del calentamiento global; los
estados pondrán fin a la destrucción de la biodiversidad; los estados aliviarán las enormes penurias y la pobreza resultantes de la
crisis actual. Simplemente vote por los líderes adecuados y todo estará bien. Y si estás muy preocupado por lo que está pasando,
vota por líderes más radicales - Sanders o Corbyn o Die Linke o Podemos o Evo Morales o Maduro o López Obrador - y las cosas
irán bien.

El problema con este argumento es que la experiencia nos dice que no funciona . Los líderes de izquierda nunca han cumplido sus
promesas, nunca han logrado los cambios que dijeron que harían. En América Latina, los políticos de izquierda que llegaron al
poder en la llamada Ola Rosa a principios de este siglo, han estado estrechamente asociados con el extractivismo y otras formas de
desarrollo destructivo. El Tren Maya, que es el proyecto favorito del presidente mexicano López Obrador en México en este
momento, es solo el último ejemplo de esto. Los partidos y políticos de izquierda pueden lograr cambios menores, pero no han
hecho nada en absoluto para romper la dinámica destructiva del capital.

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EL ESTADO NO ES LA RESPUESTA

La empresa china a cargo del tren Maya tiene un historial de corrupción

Pero no es solo la experiencia lo que nos dice que el Estado no es el contrapeso del capital que algunos pretenden ser. La reflexión
teórica nos dice lo mismo. El estado, que parece estar separado del capital, en realidad lo genera el capital y depende del capital
para su existencia. El estado no es capitalista y sus trabajadores no generan en conjunto los ingresos que necesita para su
existencia. Esa renta proviene de la explotación de los trabajadores por parte del capital, de modo que el estado realmente depende
de esa explotación, es decir, de la acumulación de capital, para reproducir su propia existencia.

El estado está obligado, por su propia forma, a promover la acumulación de capital. El capital también depende de la existencia de
una instancia, el Estado, que no actúa como un capitalista y que parece estar bastante separado del capital, para asegurar su propia
reproducción. El Estado parece ser el centro del poder, pero en realidad el poder está en los dueños del capital, es decir, en aquellas
personas que dedican su existencia a la expansión del capital. En otras palabras, el Estado no es un contrapeso del capital: es parte
de la misma dinámica incontrolable de destrucción.

El hecho de que el Estado esté ligado al capital significa que nos excluye. La democracia estatal es un proceso de exclusión que
dice: “Ven y vota cada cuatro o cinco años, luego vete a casa y acepta lo que decidamos”. El estado es la existencia de un cuerpo de
funcionarios a tiempo completo que asumen la responsabilidad de asegurar el bienestar de la sociedad, de una manera compatible
con la reproducción del capital, por supuesto. Al asumir esa responsabilidad, nos la quitan. Pero, sean cuales sean sus intenciones,
son incapaces de cumplir con la responsabilidad, porque no tienen el poder compensatorio que parecen tener: lo que hacen y cómo
lo hacen está conformado por la necesidad de asegurar la reproducción del capital.

En este momento, por ejemplo, los políticos están hablando de la necesidad de un cambio radical en la dirección política a medida
que el mundo emerge de la pandemia, pero en ningún momento ningún político o funcionario gubernamental sugiere que parte de
ese cambio de dirección deba ser la abolición de un sistema basado en la búsqueda de beneficios.

Si el estado no es la respuesta para terminar con la destrucción capitalista, entonces se deduce que canalizar nuestras
preocupaciones hacia los partidos políticos tampoco puede ser la respuesta, ya que los partidos son organizaciones que tienen como
objetivo generar cambios a través del estado. Los intentos de lograr un cambio radical a través de los partidos y la toma del poder
estatal generalmente han terminado en la creación de regímenes autoritarios al menos tan malos como aquellos por los que lucharon
por cambiar.

PIDIENDO CAMINAMOS

Entonces, si el estado no es la respuesta, ¿a dónde vamos? ¿Cómo salimos de aquí? Venimos a una conferencia como esta, por
supuesto, para discutir las respuestas anarquistas. Pero hay al menos tres problemas: en primer lugar, no hay millones de personas
aquí que necesitamos para un cambio real de dirección; en segundo lugar, no tenemos respuestas; y en tercer lugar, la etiqueta de
“anarquista” probablemente no ayude.

¿Por qué no hay millones de personas aquí? Ciertamente, existe un sentimiento cada vez mayor de ira, desesperación y conciencia
de que el sistema no está funcionando. Pero, ¿por qué esta ira se canaliza hacia los partidos y candidatos reformistas de izquierda
(Die Linke, Sanders, Corbyn, Tsipras) o hacia la extrema derecha, y no hacia los esfuerzos que empujan contra y más allá del
sistema? Hay muchas explicaciones, pero una que me parece importante es el comentario de Leonidas Oikonomakis sobre la
elección de Syriza en Grecia en 2015 que, incluso después de años de protesta antiestatalista muy militante contra la austeridad,
todavía le parecía a la gente que el estado estaba el "único juego en la ciudad".

Cuando pensamos en el calentamiento global, en detener la violencia contra las mujeres, en controlar la pandemia, en resolver
nuestra desesperación económica en la crisis actual, todavía es difícil no pensar que el estado es donde están las respuestas, incluso
cuando sabemos que no es.

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Quizás tengamos que renunciar a la idea de respuestas. No tenemos respuestas. No se puede tratar de oponer respuestas anarquistas
a respuestas estatales. El estado da respuestas, respuestas incorrectas. Tenemos preguntas, preguntas urgentes, nuevas preguntas
porque esta situación de extinción inminente nunca ha existido antes. ¿Cómo podemos detener la dinámica destructiva del
capital? La única respuesta que tenemos es que no lo sabemos.

Es importante decir que no lo sabemos, por dos razones. En primer lugar porque resulta ser cierto. No sabemos cómo podemos
poner fin a la actual catástrofe. Tenemos ideas, pero realmente no las sabemos. Y en segundo lugar, porque una política de
preguntas es muy diferente de una política de respuestas. Si tenemos las respuestas, es nuestro deber explicárselas a los demás. Eso
es lo que hace el Estado, eso es lo que hacen los partidos de vanguardia. Si tenemos preguntas pero no tenemos respuestas, debemos
discutirlas juntos para tratar de encontrar formas de avanzar. “ Preguntando caminamos ”, como dicen los zapatistas: “Pidiendo que
caminemos”.

El proceso de preguntar y escuchar no es el camino hacia una sociedad diferente, ya es la creación de una sociedad diferente. El
preguntar-escuchar es ya un reconocimiento mutuo de nuestras distintas dignidades. Te preguntamos y te escuchamos porque
reconocemos tu dignidad. Esto es lo opuesto a la política estatal. El estado habla. Pretende preguntar y escuchar, pero no lo hace ni
puede hacerlo porque su existencia depende de reproducir una forma de organización social basada en el dominio del dinero.

Nuestro preguntar-escuchar es un movimiento anti-identitario. Reconocemos su dignidad no porque sea anarquista o comunista, o


alemana, austriaca, mexicana o irlandesa, o porque sea mujer, negra o indígena. Las etiquetas son muy peligrosas, incluso si son
etiquetas "agradables", porque crean distinciones identitarias. Decir “somos anarquistas” es contradictorio porque reproduce la
lógica identitaria del Estado: somos anarquistas, tú no; somos alemanes, no lo eres. Si estamos en contra del Estado, entonces
estamos en contra de su lógica, en contra de su gramática.

 UN MOVIMIENTO DE AUTODETERMINACIÓN

No tenemos respuestas, pero nuestro caminar-preguntar no comienza desde cero. Es parte de una larga historia de caminar y
preguntar. Justo en estos días celebramos el 150 aniversario de la Comuna de París y el centenario del Levantamiento de
Kronstadt . En el presente, contamos con la experiencia de los zapatistas para inspirarnos, justo cuando preparan su travesía a través
del Atlántico para conectar con los caminantes-preguntadores contra el capital en Europa este verano. Y, por supuesto, nos fijamos
en la práctica profundamente arraigada del consejismo en el movimiento kurdo en las terriblemente difíciles condiciones de su
lucha. Y más allá de eso, los millones de grietas en las que la gente está tratando de organizarse sobre una base anti-jerárquica y
mutuamente reconocible.

Simplemente no es cierto que el estado sea el único juego en la ciudad. Debemos gritar desde los tejados que hay otro juego
establecido desde hace mucho tiempo: el juego de hacer las cosas nosotros mismos, colectivamente.

La organización en la tradición comunal o concejal no se basa en la selección y la exclusión, sino en el acercamiento de los que
están allí, ya sea en el pueblo o en el barrio o en la fábrica, con todas sus diferencias, sus riñas, sus locuras, sus mezquindades, sus
intereses y preocupaciones comunes.

La organización no es instrumental: no está diseñada como la mejor manera de alcanzar una meta, ya que ella misma es su propia

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meta. No tiene una membresía definida ya que su objetivo es atraer, no excluir. Sus discusiones no apuntan a definir la línea
correcta, sino a articular y acomodar las diferencias, a construir aquí y ahora el reconocimiento mutuo que niega el capitalismo.

Esto no significa una supresión del debate, sino, por el contrario, un proceso constante de discusión y crítica dirigido no a eliminar,
denunciar o etiquetar al oponente, sino a mantener la tensión creativa que surge de mantener juntas ideas que empujan en
direcciones ligeramente diferentes. . Un reconocimiento mutuo siempre difícil de las dignidades que tiran en diferentes direcciones.

El consejo o comuna es un movimiento de autodeterminación: preguntando-escuchando-pensando decidiremos cómo queremos que


sea el mundo, no siguiendo los dictados ciegos del dinero y las ganancias. Y, quizás cada vez más importante, es una asunción de
nuestra responsabilidad de dar forma al futuro de la vida humana.

Si llegamos al punto de la extinción, de nada servirá decir el último día: "Todo es culpa de los capitalistas y sus estados". No. Será
nuestra culpa si no quebrantamos el poder del dinero y le quitamos al estado nuestra responsabilidad por el futuro de la vida
humana.

John Holloway es profesor de sociología en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla. Sus libros incluyen Change the World without Taking Power (Pluto Press, Londres, 2002, 2019) y Crack
Capitalism (Pluto Press, Londres, 2010).

Esta es una versión adaptada de la presentación de John Holloway en la conferencia “ Crisis of Nation States - Anarchist
Answers ”.

Entrevista a Javier Auyero

Sociólogo Universidad de Texas: "Hacer esperar a los pobres es una herramienta de


control para el poder"
por Javier Auyero
El Ciudadano

El etnógrafo argentino presentó en Chile las conclusiones de su trabajo "Los pacientes del Estado" en que analiza cómo las
filas de espera son un capital político para la dominación, entre éstas esperar por una atención de urgencia, por un metro
colapsado en hora punta o conseguir una matrícula en la educación pública.

La raíz de la palabra paciente tiene dos connotaciones muy relacionadas. La primera habla de quien sufre una enfermedad y tiene
una raíz latina "pati" que significa "sufrimiento", como describe el doctor en sociología de la Universidad de Texas, Javier Auyero.

"Hacer esperar a los pobres es una herramienta de control para el poder que les permite vigilar y castigar. A la vez, genera una
subjetividad en los pobres, quienes creen que 'deben' esperar y que, en ese sentido, actúan como buenos esperantes", explica el autor
del ensayo Los pacientes del Estado (Eudeba, 2013), que desgrana lo que hay detrás de las esperas y burocracias que utilizan los
gobiernos como herramienta represiva pero pasiva.

Auyero también es autor, junto a Debora Swinton, de la investigación "Inflamable: estudio del sufrimiento ambiental" (2008),
publicación en la que indaga en el presente y devenir de la Villa Inflamable, del barrio porteño de Avellaneda en Argentina, donde
el plomo, el carbón y los productos químicos de un complejo petrolero asesinan milígramo por milígramo a la población desde
hace décadas. "Creo que un medio ambiente degradado debe ser puesto en el centro del debate y el estudio porque el entorno en
que vivimos es un capital tan o más importante que cualquier otro capital material o social", dice durante su clase magistral "La
espera del intoxicado", en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.  

El académico y director del Laboratorio de Etnografía Urbana de la Universidad de Texas agrega que la investigación sobre una
población víctima de la polución y la desesperanza aprendida permite hacer una segunda lectura sobre otra recurrente alienación a
nivel latinoamericano. "¿Has notado que rara vez la gente se enoja junta y que este tipo de inacciones son colectivas mientras se
experimentan los abusos del poder? "Los alienados esperan soluciones de otros rindiéndose a la voluntad de estos otros. Se
convierten así en parias urbanos, es decir, lo opuesto al ciudadano", señala el sociólogo francés Pierre Bourdieu, sobre ese
sujeto en tránsito a la justicia, pero que camina por un callejón sin salida.  

En ese aspecto, las esperas, las filas y la interminable burocracia se transforman en una herramienta de dominación del
poder contra los marginales en sus espacios suburbanos. Ya sea una villa colindante con una refinería en Argentina o quienes
esperar un bus del Transantiago en un paradero en San Bernardo durante 40 minutos. Lo mismo en el caso de las personas sin
previsión que aguardan por un médico en los pasillos del consultorio del barrio o por un trabajo en la OMIL de la municipalidad.
Lugares donde el tiempo objetivo se alarga en esperas interminables y condiciones precarias, según el trámite. Porque no es lo
mismo esperar en la fila por el recital de U2 que por una matrícula para un "Liceo de excelencia" al frío de un fin de semana de

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Boletin de La Fogata

junio.  

En este ecosistema de la espera, son los funcionarios, autoridades y dueños de una cuota de poder quienes mantienen en el limbo a
estos pacientes del Estado. "A través de pequeños progresos y avances que se informan de manera escueta, pequeñas recompensas
que mantienen la expectativa de las personas indicándoles que la espera no es totalmente en vano. Este es el marco de la
espera en el que se subordina aún más la espera simbólica", agrega Auyero. Ejemplifica con la ayuda a cuentagotas que suelen
recibir pobres o damnificados que reciben por cuotas bonos, subsidios o materiales de construcción.  

"Usted tiene todo a su favor porque tiene caca en al agua", les dicen alegremente los abogados a las víctimas de la polución en
busca de clientes y querellantes, dice el sociólogo, realizando un paralelo con otro pilar fundamental de los ciudadanos en espera: el
sentido del sufrimiento, un commodity que suele ser de utilidad.  

para las religiones y que invierte la carga y la convierte en un valor, inclusive.

Siéntate ahí y espera  

Otras variables que son moneda de cambio para este tipo de control son tiempo, comportamiento y sumisión, destaca el
argentino. Hacer esperar a la gente, pero sin desesperarla al máximo, es parte constitutiva del proceso de la dominación si se
quiere entender estas dinámicas de la marginalidad urbana. El etnógrafo explica que no sólo los pobres esperan. Las clases
medias también, pero mucho menos y con una carga subjetiva mucho menos dramática. "Los largos periodos de espera
cansan. Se usan para ir despejando las filas de esperantes y son interpretadas subjetivamente por ellos según sus intereses y
perseverancia, toda vez que el funcionario les contesta: siéntate ahí y espera. Esto está descrito y estudiado", insiste el experto.  

"Es la misma espera de chicos más privilegiados que esperan la carta que les informa que son aceptados en Harvard. Pero ésta
espera está cargada de un sentido muy distinto porque te piden que esperes y vas a hacerlo si deseas que tu hijo ingrese a un buen
colegio. Es una inversión en tiempo y esfuerzos para que él pueda asegurar su futuro y aunque sean las mismas 10 horas de espera
del inmigrante en espera de sus papeles o un atención médica de urgencia, la subjetividad de esas 10 horas será muy distinta", cree
Auyero.  

¿Cómo se ejecuta en la práctica "el capital político" de hacer esperar al otro?  

 Eso uno lo registra en la voz y experiencia de los pacientes, en el sentido de que tienen que verse sometidos cada vez que la acción
de esperar o estarse quieto es una orden. El subordinado lo hará pues sabe que reclamar no sirve de nada. Incluso, sabe por
experiencia que el que se pone díscolo es enviado al final de la fila. Si a mí me ordenan que espere 10 horas y al final me piden que
vuelva mañana, es algo que tendré que hacer. Pero esas esperas tienen consecuencias, quieren decir que tengo que pedir permiso en
el trabajo o dejar a mi hijo al cuidado de su hermano o la abuela; esto hace que el Estado precarice aún más la vida de los más
pobres en aras de ofrecerles un beneficio mínimo. Esas esperas no son inocentes; si pierdo mi tiempo, pierdo también el tiempo
de hacer muchas otras cosas.  

En estas interacciones la política deja de ser algo inmaterial y se convierte en algo concreto y fantasmagórico a la vez. Las esperas
infligidas están investidas por una idea cotidiana, una idea de que es normal y práctico estar bajo la lluvia esperando por un bus que
tarda dos horas en llevarme del trabajo a casa. Esa lógica de que "todos saben que los pobres deben esperar" es la misma lógica tras
la dominación masculina que es conocida como patriarcado. Es visto como algo normal, validado incluso por los evangelios de las
iglesias. Algo que está ahí y que ya casi ni cuestionas. Algo inscrito en el orden de las cosas, algo no sólo natural sino necesario,
pues si quieres algo debes esperar.  

Usted también se ha referido a una carga subjetiva de la espera, que al final todos esperan lo mismo, pero por distintos
objetivos  

Fíjate que respecto a los pobres los sectores medios deben esperar por otro tipo de servicios. Si uno mide cuánto tiempo esperan en
el espacio social, una sala de emergencias, una evacuación, una oficina de pagos y otros trámites del Estado, uno se da cuenta de
que los que menos tienen, tienen esperas infinitamente superiores a la de los sectores medios. Uno suele esperar por una licencia de
conducir y se queja, pero no solo es la cantidad de tiempo lo que los demás sufren, sino la incertidumbre involucrada en esa espera.
La espera de los más pobres es mucho más incierta y cargada de un no saber qué va a pasar y ahí se les va la vida muchas
veces. Literalmente.

Hace 148 años moría el gran cacique Juan Calfucurá:


“Sin dudas debería ser considerado un prócer”
El gran Toki Juan Kalfukurá (las comuidades lo escriben con k) falleció en su cuartel ubicado en las Salinas Grandes de
Macachín el 3 de junio de 1873. Durante más 40 años fue el líder indiscutido de los pueblos originarios desde el Río Salado
hasta la Patagonia. Después de su muerte, los pueblos originarios fueron arrasados de la región por el Estado nacional que
buscaba expandir su frontera. Sin embargo, la historia le asigna un papel menor asociado con la “barbarie”. En 2021, su
cráneo sigue en el Museo de La Plata mientras las comunidades exigen su restitución.

Por: Martín Mazzoleni

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Boletin de La Fogata

Todo Provincial entrevistó a Omar Lobos, licenciado en Letras e investigador de historia indígena pampeana, especializado en la
extensa correspondencia del Toki Calfucurá.

– ¿Cómo trata la historia oficial a la figura de Calfucurá?

Lo que se suele contar de Juan Calfucurá no hace justicia con lo que fue su figura. Sufre el mismo estigma que han sufrido a los
ojos de la civilización blanca todos los pueblos originarios. En el caso de Calfucurá ni siquiera podemos ponerlo en lugar de la
víctima o el destino de los vencidos. Él muere 6 años en su pueblo, antes de que las tropas expedicionarias avancen sobre sus
dominios, algo que terminó sufriendo su propia familia y su tribu bajo el mando de su hijo Namuncurá.

Se lo asocia con la figura del bárbaro, el malonero, el ladrón y el chileno invasor de los verdaderos indios argentinos. Es algo
muy instalado pero hay que entender que todos los pueblos originarios de la América eran preexistentes a los Estados nacionales
que se configuraron sobre ellos”

-¿Había mapuches en la Provincia de Buenos Aires?

Si claro. Para los tiempos que registra la historia resulta muy difícil separar el gran sincretismo étnico mapuche – tehuelche.
Hay bases tehuelches en muchos de los pueblos que se reconocen mapuches. Por ejemplo, los Pampas de la Provincia de Buenos
Aires, la tribu de Catriel y su familia, hablaban en mapundugún, hacían la rogativa de Nguillatún como en la cordillera y también
como los Ranqueles en La Pampa.

Había una uniformidad lingüística y cultural en esa superposición étnica que abarcaba toda la Patagonia y toda la llanura
pampeana. La Provincia de Buenos Aires blanca llegaba sólo hasta el Río Salado.

– ¿Cómo se expandieron desde la Patagonia hacia el resto del territorio?

La expansión del pueblo mapuche tehuelche se dio por la presión de los españoles del otro lado de la cordillera y la gran
expansión del ganado cimarrón a partir de su introducción por parte de los primeros expedicionarios europeos. Hubo un cambio
de raíz política, bélica y económica. Los mapuches que en su origen eran sedentarios y cultivadores tomaron los hábitos
tehuelches cazadores, adoptaron el toldo aunque lo sofisticaron. Terminó siendo una cultura sincrética como también sucede entre
los indios y los gauchos que tomaron muchos hábitos comunes.

Durante el Virreynato la tierra de las pampas no importaban porque no había para sacar para los españoles. Con fin de la colonia,
comienza la expansión de las estancias porque las vacas ya no eran tantas como hace un siglo producto de la caza. Así empiezan las
disputas por la tierra, las guerras civiles y la guerra de frontera se dan en simultáneo.

-¿Calfucurá era sólo un guerrero o también un político?

Calfucurá escribió mucho, desarrolló una Cancillería y trabajó la política para intentar persuadir y hacer entender a la
civilización blanca que se podía convivir. Tenía relaciones con Urquiza, Rosas, Sarmiento y también con Mitre, durante cuya
presidencia tuvieron buena relación. Las guerras civiles argentinas incluyen a los indios porque se está peleando por el modelo de
país para insertarse en el modelo capitalista internacional y había que definir qué se hacía con los indios.

Fue el primero que comprendió que había que unir a todos los paisanos para ofrecer resistencia no solo de forma bélica porque
trabajó mucho para persuadir con parlamentos, reuniones, cartas. Su cuartel estaba en las Salinas Grandes de Macachín en La
Pampa, a las puertas de Guaminí, el Carhué, que tenía los mejores pastizales. Tenía relaciones con los Catriel, sus parientes del
norte de Río Negro, su hermano más chico en Aluminé y sus primos al otro lado de la Cordillera. Podía juntar un ejército de 6
mil hombres a su mando.

Además, ofrecía una contención para los blancos que tenían que dialogar con él. Si se rompían los pactos de convivencia
Calfucurá buscaba poner orden también entre los propios. El negociaba directamente con los jefes de frontera y también con los
presidentes.

-Con Rosas mantuvo un gran pacto

Con Rosas pactó al comienzo y hubo un acuerdo de paz que duró más de 30 años. Los problemas empezaron cuando se
acentuaron las peleas entre unitarios y federales, después de la caída de Rosas. Ahí empezaron las reyertas más importantes.

-¿Murió pensando que podían frenar o acordar con los blancos?

No, el fue viendo el avance de los blancos y sabía que sería muy difícil frenarlos. Su gran batalla final fue en San Carlos de
Bolívar. El hijo de Cipriano Catriel se alió con los blancos al mando del Coronel Rivas y peleó contra el ejército que había juntado
Calfucurá. Toda su confederación fue derrotada aunque luego siguió peleando hasta que un año después falleció.

Él era un americanista, en una carta a Sarmiento le plantea que no debían enfrentarse porque eran hijos de la misma tierra y le
cuestiona que harían ante una guerra extranjera. Velaba por un Estado plural y multiétnico que reconociera a todos los hijos de esta
tierra. Llamó constantemente al razonamiento para lograr convivir.

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Boletin de La Fogata

-¿Debería ser considerado un prócer?

La historia debería dejar afuera los clichés porque si no nunca se sabrá nada. Ningún otro cacique adquirió la dimensión de
Calfucurá. Se sostuvo 40 años luchando por una configuración del país, como ningún otro prócer en la escena política.

Sin dudas que tiene el rango de prócer. Fue una de las grandes figuras de nuestra historia y luchó por un Estado Plurinacional.
Aconsejaba a los demás jefes que no se hicieran matar en guerras ajenas como la del Paraguay. Era una persona muy inteligente.

La lucha por la restitución de sus restos

Con el acuerdo del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), distintas comunidades mapuche – tehuelches buscan avanzar en
la restitución de los restos de Calfucura que permanecen en el Museo de La Plata desde que fueron profanados en 1878 por parte
del teniente coronel Nicolás Lavalle.

El antropólogo del INAI y especialista en restituciones, Fernando Pepe, explicó a este portal: “La resititución estaba pactada
para este 3 de junio pero por la pandemia hubo que posponerla hasta el 3 de junio del 2022”.

Y destacó. “Si bien todas las restituciones tienen la misma importancia, la de Calfucurá es histórica porque fue el máximo líder
de los pueblos originarios del siglo XIX en pampa patagonia”

“Al ser profanada su tumba se generó una ruptura en la cosmovisión del pueblo mapuche. Con la restitución esto se repararía en
parte”, remarcó Pepe.

Campo de Mayo: la historia del torturador de múltiples apodos y la foto que permitió
identificarlo
Costó más de 40 años unir sus alias con su nombre y apellido. Tan confiado estaba en la impunidad de su anonimato, que
Carlos Villanova hasta fue candidato a intendente en 2003. Una de las sobrevivientes que contribuyó a su identificación declaró
esta semana y señaló una foto que tuvo un rol clave.

Por Luciana Rosende


@lucianamagali

(Foto: Gentileza Gustavo Molfino)

Gordo 1, Doctor, Tordo. Durante muchos años, sólo hubo apodos en torno a uno de los represores más buscados de Campo de
Mayo. Recién en 2014 una foto tomada con perseverancia militante permitió confirmar su identificación, la misma foto que esta
semana fue señalada en audiencia judicial por una sobreviviente. Costó más de cuatro décadas asociar esos apodos con el nombre
de Carlos Francisco Villanova, uno de los jefes de los torturadores del centro clandestino que funcionó en El Campito. Tan confiado
en la impunidad del anonimato que hasta fue candidato a intendente de Vicente López en 2003.

La imagen que contribuyó a su identificación, tomada por Gustavo Molfino, fue señalada esta semana en la Megacausa Campo de
Mayo por la sobreviviente uruguaya Griselda Fernández. “Lo vi bastante cerca. Uno de los que me levantó la capucha. Era muy
estridente, muy particular para describirlo. Gordo, cara redonda, bigotes, altanero. Se hablaba mucho de él ahí dentro. Era un
carnicero”, lo calificó Fernández, detenida-desaparecida entre noviembre de 1976 y febrero de 1977. “En 2014 lo describo y digo
quién es. Lo identifiqué después en Página 12 en la foto de Molfino. Y ahí lo vinculamos; en ese momento yo lo conocía como
Tordo. Cuando veo esa foto y lo nombran como Gordo 1, ahí declaro que el Tordo es el Gordo 1, ahí vinculo el nombre con su
fisonomía. La foto de Gustavo me devolvió el recuerdo de esta persona y lo puedo vincular. Era Villanova”, relató a este diario tras
declarar en la audiencia del Juicio Unificado Campo de Mayo el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de San Martín.

“Me preguntan cómo es que lo identifico y cómo sé que es el Gordo 1. Por esta foto puedo vincularlo. Es muy importante, porque
con los distintos apodos a veces se piensa que son personas distintas. La foto es bien visible, espectacular, y aunque haya
envejecido mantiene sus facciones. Y su voz me quedó muy grabada también. Era muy fuerte. Esto testimonié para reafirmar la
identificación de este genocida”, remarcó.

“Mi idea siempre fue intentar fotografiar a estos cuadros que fueran la mano de obra directa y no los famosos, por decirlo de alguna
manera, los que siempre se nombraron. Estos son los tipos que fueron operativos. Para mí siempre fue un compromiso desde lo
militante y lo denunciante”, dijo Molfino sobre el peso de su foto. Y resaltó la importancia de visibilizar estas historias en el marco
de los juicios de lesa humanidad en pandemia, cuando la virtualidad hizo que mucha más gente presencie las audiencias. “Siempre
costó convocar a la gente: cuando se iniciaba un juicio había una ebullición, después decaía y para la sentencia aparecían todos. Eso
fue siempre en lesa. Con esta nueva situación de pandemia y los compañeros de La Retaguardia logran la transmisión en vivo, se ha
logrado pasar de tener a 100 personas como mucho a 1000 online. Que se reconozca a este genocida ahora tiene otra llegada y otro

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Boletin de La Fogata

impacto”.

Un genocida que fue candidato a intendente

Para las elecciones del 14 de septiembre de 2003, el ex coronel carapintada Aldo Rico era candidato a gobernador bonaerense.
Postulaba para intendente de Vicente López a un tal Carlos Francisco Villanova, que se decía referente del Partido Laborista. No
tenía antecedentes en la política y abandonó la escena pública tras obtener poco más de cinco mil votos. Reaparecería más de una
década después, al ser detenido por personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria luego de que sus apodos como torturador se
unieran con su nombre y apellido.

Cuando fue llevado ante la jueza federal de San Martín Alicia Vence dijo, aparentando sorpresa, que era un vecino “muy conocido”
y que había sido candidato años atrás. Luego, se negó a declarar. “Siempre fue un impresentable. Exhibía el arma 9 milímetros.
Decía ‘si me joden...’ y sacaba el arma. Una vez dijo ‘estos Montoneros no sé qué’, pero nada más, no hizo nunca referencia a su
pasado. Sí hacía alarde de que era de inteligencia de la Policía Federal o había sido. Después de esa elección, desapareció. No era
un tipo que venía militando. Apareció de la nada y así como vino se fue, se borró”, contó en su momento el empresario Matías
Cerdá, quien en 2003 fue candidato a cuarto concejal en la lista de Villanova. En 2004 Villanova se retiró de la Policía Federal
como oficial mayor y se volcó al ámbito privado; se decía consultor de empresas.

“Fue sin dudas uno de los personajes más buscados de la represión en Campo de Mayo”, decía en aquel momento el abogado
querellante Pablo Llonto, quien tras la audiencia de esta semana comparó el proceso que derivó en la identificación por parte de la
sobreviviente Griselda Fernández con el que en 1984 permitió ubicar al represor Raúl Guglielminetti, a partir de una imagen que se
difundió públicamente cuando era custodio presidencial.

“Cuando ves a este tipo (Villanova) hoy y ves las fotos de hace 40 años, son esos rostros que se avejentan pero mantienen las
características esenciales. Quien ha quedado impactado fuertemente porque te interrogó, te torturó, ese rostro no se va a borrar”,
dijo Llonto, y agregó que el torturador está procesado con preventiva y con prisión domiciliaria “por cuestiones de salud”. La
sentencia en esta megacausa, la primera que lo tiene como imputado, llegaría recién a comienzos del año que viene.

Pedidos al tribunal

Además de la identificación de Villanova, Griselda Fernández testimonió sobre la violencia sexual en Campo de Mayo, que
formaba parte de las torturas junto con la psicológica y la física. Habló sobre la frecuencia de esos abusos y la complicidad de los
gendarmes que hacían guardia cuando se cometían las violaciones.

También, hizo un pedido al tribunal para que se incluya en la causa a su compañero, José Pedro Callaba Piriz, visto dentro de
Campo de Mayo por al menos dos personas, según datos recabados en los últimos años. “Con esta nueva información, yo lo que
solicito es que sean tomado por el Tribunal estos nuevos datos que yo estoy planteando para seguir investigando qué pasó, dónde
está y para poder llegar también a la verdad”, pidió la sobreviviente.

Al decir sus últimas palabras tras completar su declaración, insistió sobre la necesidad de entender lo que pasó en la última
dictadura cívico-militar como un genocidio, pidió que se evite la revictimización de los y las sobrevivientes, que se abran los
archivos para saber dónde están los y las desaparecidas y los niños y las niñas nacidas en cautiverio; así como que se avance en la
investigación de la responsabilidad empresarial.

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