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Normalmente, pensamos en los conflictos como algo malo, negativo. Nos hacen sufrir, nos
agobiamos, perdemos tiempo, energía, se deterioran las relaciones, pero ¿es siempre así?
Los conflictos pueden tener una parte positiva. Son imprescindibles para aprender a relacionarse,
nos ayudan a madurar, sirven como motor de cambio, a veces ayudan a tener relaciones más
duraderas y profundas. Lo importante es saber que está en nuestra mano convertirlos en
experiencias positivas o negativas.
Ademá
s del tema del conflicto, es importante ser conscientes de las causas de los conflictos. Identificarlas
nos ayudará a solucionarlos, ya que, en muchas ocasiones, a pesar de sentarnos a hablar es difícil
solucionar bien los problemas si no conseguimos ver con claridad sus causas.
Los más fáciles de identificar y de solucionar. Ocurren cuando dos personas quieren la misma cosa
y no hay suficiente para todos.
Son los más difíciles de resolver ya que tienen que ver con nuestras creencias básicas sobre lo que
está bien y lo que está mal. Es difícil que cambiemos nuestra forma de pensar sobre cosas
importantes, pero a menudo el saber reconocer que cada persona ve el mundo de diferente
manera, ayuda a resolver los problemas más fácilmente.
La experiencia de cada persona en las situaciones de conflicto, parece que sigue una serie de fases
que hacen que perpetuemos un ciclo. Este ciclo puede ser positivo o negativo y explica la relación
que existe entre el modo de comportarnos, de responder ante el conflicto y los resultados que
obtenemos. El ciclo se compone de los siguientes elementos o fases:
Fase 1: Actitudes y creencias. El ciclo empieza en cada persona y por nuestras actitudes y
creencias sobre el conflicto, las cuales tienen su origen en: Los mensajes que hemos recibido en la
infancia sobre los conflictos Los modelos de conducta de la familia, el profesorado y las amistades
Las actitudes y conductas vistas en los medios de comunicación. Nuestras propias experiencias con
los conflictos Todo ello afecta a la forma en que respondemos cuando ocurre un conflicto.
Fase 2: Ocurre el conflicto. En el siguiente paso del ciclo, el conflicto ocurre. El conflicto es un
proceso inevitable en toda relación, se produce en la infancia en el patio de la escuela y entre
países a nivel internacional. Es un fenómeno natural en las relaciones humanas.
Fase 4: El resultado. La respuesta que damos a un conflicto nos suele llevar al mismo resultado. el
resultado final depende, en gran medida, de la respuesta que damos. En la mayoría de los casos, el
resultado de ciclo del conflicto refuerza nuestro sistema de creencias y nos lleva a repetir el mismo
patrón.
¿Por qué es conveniente implicar a los niños y niñas en la solución de los conflictos que les
afectan?
La experiencia: si queremos que nuestros hijos e hijas aprendan a dialogar y resolver conflictos
tenemos que darles la oportunidad de experimentar y practicar. La solución de conflictos se
aprende exclusivamente haciendo. Cada pequeño desacuerdo es una ocasión para el aprendizaje.
Las opciones: las personas, mediante la práctica, interiorizan el diálogo y la negociación como
primera opción y método habitual de resolución de conflictos. Esto supone descartar la opción de
la evitación y de la confrontación
La convivencia y la paz: educamos en un modelo de relaciones basadas en los valores del respeto,
del diálogo y de la no violencia, educamos para la convivencia y la construcción de una cultura de
paz
Actividad en familia
Puedes hacer:
Piensa en uno de los conflictos habituales que tienes con tus hijos e hijas, uno que se repita con
cierta frecuencia.
Escribe en un papel un breve párrafo que explique los siguientes elementos del ciclo de ese
conflicto:
Comparte tu conflicto y las respuestas a estas preguntas con otra persona adulta de tu familia.