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Los invitamos a analizar y reflexionar sobre el contenido de este

artículo, sobre el consumo responsable y seguro de las redes y


replantear el acceso temprano y desmedido a pantallas que
permitimos a los menores.

«Que los padres den móviles con Internet a sus hijos es una
barbaridad»
Miguel Ángel Martínez-González, experto en salud pública,
alerta en THE OBJECTIVE de los peligros del sexo
incontrolado aprendido en Internet
El doctor Miguel Ángel Martínez-González (Málaga, 1957)
tiene una trayectoria profesional impecable. Catedrático de
Salud Pública en la Universidad de Navarra y catedrático
adjunto de la Escuela de Salud Pública de Harvard.

Ahora, lo que más le preocupa es la salud mental de los


jóvenes, por ello, tras varios libros dedicados a su principal
área de investigación, la nutrición, acaba de publicar la obra
‘Salmones, hormonas y pantallas’ donde, desde la evidencia
científica, advierte sobre las consecuencias que tiene la
sexualidad desmadrada en el modelo social juvenil del siglo
XXI y alerta de los peligros del sexo incontrolado aprendido
en Internet.
En su libro ‘Salmones, hormonas y pantallas’, que ni es filosófico, ni ético, ni religioso, da a los
jóvenes argumentos científicos para que sean salmones, que naden a contracorriente, y sean
además, motor de motores y ponga en marcha a otros jóvenes que quieran ir a contracorriente
de una sociedad que está desarrollando estilos de vida autodestructivos. Especialmente
tenemos un problema muy grave de salud mental en la gente joven. Tenemos un problema
muy grave de adicción a pantallas y adicción a pornografía. Son problemas graves que están
viendo los psiquiatras ahora mismo y que están asustados porque es la primera causa de
muerte no natural entre adolescentes. Están asustados de que detrás de cada suicidio
consumado haya tantos intentos de suicidio, tanta ideación suicida, tantas depresiones y otros
problemas de salud mental. Y todo eso tiene que ver con que de media, según el último informe
de UNICEF, los niños, niñas y jóvenes se pasan más de cinco horas al día conectados a la
pantalla de su móvil. Y esto no es nada sano.
Los jóvenes están abducidos y están perdiendo la capacidad de una relación cara a cara que
les permite desarrollar una capacidad emocional mucho más fuerte. Y, además, todo esto
acarrea conflictos familiares, porque se separan de la familia, aunque estén físicamente ahí.
Además, actualmente tienen un déficit de sueño muy grande debido a que se pasan la noche
viendo las redes sociales por el móvil, consumiendo especialmente contenido pornográfico,
cuyo efecto adictivo está transformando el cerebro físicamente, no solo funcionalmente, sino
desde el punto de vista morfológico estructural. Especialmente en esa época en que están con
un bombardeo hormonal típico de la pubertad, de la primera juventud, en la que todavía no está
absolutamente constituida la corteza cerebral en muchas zonas. También tienen problemas de
desarrollo de la corteza prefrontal por esta adicción al porno. Esto no es pseudociencia, todo
esto está muy bien documentado y por eso hablo de salmones, hormonas y pantallas.
Las redes sociales y la pornografía son la gran amenaza de la salud pública de la era actual
para los jóvenes. Esto es algo insólito que no ha experimentado nunca la humanidad. Hay
jóvenes que pasan 24 horas al día pegados a la pantalla de su móvil, aquí está pasando algo
realmente muy peligroso. Además, lo que sucede es que las redes sociales tienen unos
sistemas de aprendizaje y cuanta más gente los usa, más saben cómo atrapar a sus usuarios
para que siga horas y horas enganchados.
Las redes sociales pueden incluso causar una mayor adicción que las máquinas tragaperras.
Entonces, por lo tanto, deberían ser reguladas de igual manera. Tiene mucha similitud con la
gran pandemia que tuvimos en el siglo XX, que fue todo el problema del tabaco. Las grandes
industrias tabacaleras tenían informes internos donde ellos sabían que producía cáncer y, sin
embargo, lo negaban en público. Escondían esos informes científicos que ellos mismo habían
hecho. Esto ha pasado también en Facebook, que ahora se llama Meta. Se analizó el efecto
que tenía Instagram sobre los cerebros de los adolescentes y sobre la patología de salud
mental y encontraron daños, y escondieron esos informes. Luego, en septiembre de 2021, los
destapó el Wall Street Journal. Esto recuerda mucho a lo que pasó con las tabacaleras, que
enganchaban a los jóvenes desde los 13 años para toda la vida.
En 2021 se tocó techo en cuanto a suicidio entre adolescentes y 22 niños menores de 15 años
se quitaron la vida en España, estas situaciones están relacionadas con la adicción a las redes
sociales y al porno; todo esto son factores que han emergido sobre todo a raíz de la
introducción de los teléfonos móviles con conexión a Internet. El primero fue el iPhone, que
surge en 2007, y a partir de ahí es cuando se ve ese aumento rampante en todos los
problemas de salud mental en los jóvenes. A eso contribuye también todo el tema de la falta de
sueño. Además, hay que tener en cuenta que en España tenemos un problema muy grave con
el consumo de alcohol en adolescentes y jóvenes. Según el Plan Nacional de Drogas, somos
de los peores países del mundo en cuanto a intoxicaciones alcohólicas en la gente joven.
Una medida que habría que ponerse seriamente a discutir es que así como no dejamos
conducir a un jóven hasta que no tiene 18 años, no deberíamos darle un móvil con conexión a
Internet hasta que no tenga 18 años. Esto suena extraterrestre, pero creo que no soy el único
que lo dice y tiene todo el sentido del mundo. ¿Por qué no dejamos conducir a un joven de 18
años? Porque se puede meter en una carretera que puede estar llenas de locos al volante.
Pero es que locos al otro lado de la pantalla los hay. Hay depredadores sexuales y hay tutores
que venden unas ideas nefastas de hazte cortes en el brazo que eso te relaja mucho. O estoy
pensando en suicidarme, eso tiene mucho morbo y así atraigo followers. O adultos que se
hacen pasar por jóvenes y entonces engatusan y piden a jóvenes fotos pornográficas y luego
las chantajean, lo que se llama el “grooming”. Todo eso está pasando. Entonces, darles el
Ferrari para que se metan en esa carretera llena de locos al volante, que es lo que hacen los
papás cuando le regalan el móvil con nueve o diez años, es una de las mayores barbaridades
que se están haciendo en el siglo XXI.
Los móviles, las redes y, sobre todo, la pornografía están creando una sociedad
hipersexualizada desde la infancia. Esto está haciendo muchísimo daño a la salud mental, a la
salud de los matrimonios, a la familia, y es algo que se está incentivando desde varias fuentes.
Hay varias corporaciones industriales que ganan miles de millones de dólares al año y que
tienen un interés muy grande en sexualizar a la sociedad. Ahí tenemos todas las redes de
prostitución y de tráfico de personas que ponen burdeles y les interesa esa hipersexualización.
Desde pequeñitos están los sectores de las grandes farmacéuticas que venden contraceptivos
y que han ocultado sistemáticamente los daños que tienen.
Además los padres son cándidos porque piensan que su hijo, que está usando seis, siete horas
al día el móvil, no ve pornografía. Pero si está usando tantas horas al día el móvil es porque ve
porno y se pasa la noche en blanco viendo estas cosas y no duerme y llega zombi a clase. Y
todo esto le está perjudicando muy seriamente su salud mental que le perjudicará en sus
relaciones sexuales.
El consumo de la pornografía en edades cada vez más tempranas puede estar cambiando las
relaciones entre personas confundiendo el amor humano de la relación de pareja con el
estímulo sexual, las relaciones de pareja se están desvirtuando gracias a esto. Todo lo que se
nos está vendiendo es meramente somático, genital, olvidándose de todos los aspectos
afectivos, emotivos, intelectuales, sociales, los hijos, la familia, la entrega, el desvivirse por la
persona que uno ama. La entrega generosa se está obviando. No es de extrañar que el 60% de
los matrimonios fracasen.
Además, cuando una persona tiene su cerebro funcionalmente y físicamente deformado por la
adicción al porno, siente la necesidad de pasar a la acción y vienen las manadas. La
pornografía es la gasolina para estas manadas.
Para controlar todo esto, uno de los gobiernos que está haciendo frente para frenar esta
situación es el de Washington; ha puesto una demanda millonaria contra TikTok y otras redes
por el daño a la salud mental que están provocando. Creo que tienen que haber más acciones
de ese tipo. Y, desde luego, cualquier contenido pornográfico tendría que tener la extensión
XXX, de tal manera que con un filtro sencillo se puedan evitar, porque ahora mismo te metes a
leer un periódico deportivo y te aparecen anuncios pornográficos o casi pornográficos que son
un anzuelo continuo para que la gente pique, y están por todas partes. Los gobiernos tienen
que regular todo esto y poner normas, y el que quiera ver porno que tenga que pagar, que
tenga que poner su tarjeta de crédito, identificarse, etcétera. Pero, no obstante, lo primero es
que los jóvenes reciban de los padres una educación empática, con sinceridad, bidireccional y
con mucha ejemplaridad.

Publicado: 19/03/2023 lrr@theobjective.com

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