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3. Alimentar el campo
Chaco tiene los campos más fértiles, pese a las denuncias y multas por desmontes ilegales
o por intoxicación a la población.
En la población urbana marginal los índices de pobreza y hambre crecen. Y comentarios
como que a la gente no le gusta trabajar y que las mujeres buscan el séptimo hijo para así
garantizarse el plan social más alto, se escuchan por todos lados. Chaco duerme en la
pobreza pero al mismo tiempo se erigen barrios privados en el norte de La Resistencia y el
Estado importa cada vez más comida que la que se consume en la provincia.
Y sin embargo es en esta provincia que se está dando una producción a contracorriente, y
han hallado cómo la política puede apoyar con subsidios a pequeños productores.
Si bien hay quienes dicen que la propuesta gubernamental se origina en un punto tramposo;
otros lo viven como protagonistas. Como Tonchi, que es uno de los más de 12 mil
productores que sobreviven al avance sojero y es también el presidente de uno de los 88
consorcios rurales de la región.
La propuesta que impulsan los consorcios se basa en generar un ámbito propicio para
volver a impulsar la asociación de productores pequeños y medianos. Para financiarse
utilizan una ley ( la ley de consorcios rurales) que los subsidia con el 75% del impuesto
inmobiliario de la provincia. Dejar de usar químicos, guardar sus propias semillas para no
comprar híbridas y comercializar a un precio justo, es parte de la propuesta que se traslada
acá.
Chaco tiene un conflicto territorial importante, tierras fiscales quedaron en manos de
grandes compañías. Muchas de estas tierras prácticamente regaladas, tenían personas
dentro, campesinos y comunidades indígenas. El proceso de venta de estas tierras avanzó
sobre la Constitución Nacional que había incluido, en la reforma de 1994, un artículo de
Reparación Histórica por medio del cual el Estado debía otorgar un millón de hectáreas a
las etnias originarias del Chaco. Pero según datos del Instituto de Colonización en 2005 no
se habían escriturado ni un cuarto de las tierras prometidas.
Es un error pensar que todos nacieron para vivir en las ciudades, pero todos piensan que
es mejor en la ciudad. Y eso se debe a años de desvalorizar a los productores, nadie quiere
morir de hambre o ser tratado de ignorante.
4. Es la ciencia, estúpido
La modernidad homogeniza culturas y diferencia y jerarquiza clases sociales. Así, con
violencia se impuso esta sociedad que cree que la ciencia es el único conocimiento posible,
por eso la semilla "mejorada" de laboratorio es tomada como una semilla infinitamente
superior.
Y si bien somos un gran planeta, no tenemos un menú muy amplio, de hecho el 90% del
sistema alimentario global se compone de menos de 120 platos y cuatro carnes.
Aplicar el conocimiento científico a la tierra, a la producción de alimentos y la biodiversidad
ha sido una gran equivocación. Porque el hombre conoce la tierra, conoce el clima, conoce
sus producciones, sabe cómo fortalece la naturaleza ante una dificultad que plantea el
medio. Pero un sistema perverso ha ido tomando cosas esenciales de la vida para
mecanizarse, con la lógica de la ganancia.
Hablar de un sistema productivo no es solo hablar de producción y trabajo, sino que tiene
que ver con la posibilidad que existan otras ideas de trabajo, éxito, realización, de ganancia
y demás.
Y es con este sistema que destruyen la tierra, el aire, el agua, hay tanto veneno que los que
se acercan se enferman .
En Chaco quedan al margen del sistema más de 40 mil indígenas, y más de 12 mil
productores que defienden una forma de vida diferente.
El sociólogo Guido Prividera plantea que el Plan Estratégico Agroalimentario es más
parecido al modelo agropecuario de la dictadura que a un modelo progresista de desarrollo,
y también la necesidad de un cambio ideológico que sacuda el campo desde su clase
media.
7. La vida consciente
Trata del aprendizaje de Martiniano a partir del conocimiento de lo que comemos,explica
que debe existir una escuela consciente donde no solo enseñan los cortes de carne, los
puntos de cocción, etc. Sino que también de dónde vienen los productos, el esfuerzo que
hay detrás de cada papa por ejemplo, lo que implica criar y matar un cerdo, entre otras
muchas cosas. El piensa en una escuela consciente porque cree que el cambio no va a
venir desde la misma.
Martiniano es de los que cree que el cambio no va a venir desde la misma lógica de
mercado que nos ha traído, si no de la construcción de una nueva conciencia colectiva que
permita recuperar las nociones de derechos, obligaciones y justicia
8. Cerca de la revolución
Campesinos, y pequeños productores quieren quedarse a trabajar la tierra para producir
alimentos sanos, pero muchos no tienen como opción esto porque se los expulsó con
violencia y se los llevo a la pobreza y abandono, incluso en la ciudad se los margina en
barrios de pobreza y violencia, dependientes de planes sociales y subsidios.
Ahora bien, si fuimos uno de los paises capitalista del mundo con un sistema que incluia la
ganadería como pilar principal, deberiamos volver a reorientarnos en ese camino. Tenemos
conocimientos sobre el suelo y la tierra, y sobre producción. Lo que plantea Norma
Giarracca con esto, es que dejemos de pensarnos como consumidores sino como personas
que puedan ejercer una democracia más contundente. Debido a que es obvio que quien
consuma alimentos organicos o naturales que vengan en mano de productores pequeños,
está mas salvo de envenenarse que quienes contribuyen con las grandes empresas. De
todos modos, esta no seria una solucion en un pais como Argentina.
Se cree que cada nueva tecnologia debe ser adoptada para no perder el tren del
crecimiento y que así no se puede volver atras. Lo cierto es que es imposible dejar de
producir con esta logica, que solo sirve para el sistema industrial.
Cuando las personas entiendan que las grandes corporaciones agronegocio se estan
quedando con la fertilidad de la tierra, devastando nuestros recursos naturales.