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Con cada una de las virtudes se deben recitar las siguientes oraciones:
1. Padre Nuestro…
2. Gloria al Padre…
3. Oración al Espíritu Santo Oración al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios; Ven
Espíritu Santo, dentro de mi mente, para conocer las cosas que son de Dios; Ven
Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a Dios; Santifica
todo lo que yo piense, diga y haga para que todo sea para la gloria de Dios. Amén
El Credo
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido
por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los
muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre
Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo
en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los
santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén
Consagración a la
Santísima Virgen María
Oh, Señora mía, ¡Oh Madre mía! Yo me entrego del todo a Ti; y en
prueba de mi filial afecto, Me consagro en este día, y para siempre
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo
mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guardadme y
defendedme como hijo y posesión tuya. Amén
El Ángelus
V. El ángel de Señor anunció a María.
R. Y Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Ave María……
¡Ave María, Hija bienamada del Eterno Padre, Ave María, Madre admirable
del Hijo; Ave María, Esposa fidelísima del Espíritu Santo; Ave María, mi
querida Madre, mi amable Dueña y mi poderosa Soberana; Ave, mi alegría,
mi gloria, mi corazón y mi alma!. Sois toda mía por misericordia, y yo soy
todo vuestro por justicia; y todavía no lo soy bastante; yo me doy a Vos por
entero nuevamente, en calidad de esclavo eterno, sin reservarme nada
para mí ni para otro. Si aún veis en mí algo que no Os pertenezca, Os
suplico lo toméis en este momento, y Os hagáis Dueña absoluta de mi
poder; destruyas, desarraiguéis y aniquiléis en mí todo lo que desgarra a
Dios, y plantéis, cuidéis y obréis en mí todo lo que Os plazca. Que la luz de
vuestra fe disipe las tinieblas de mi espíritu; que vuestra profunda
humildad reemplace mi orgullo; que vuestra sublime contemplación sujete
las distracciones de mi imaginación vagabunda; que vuestra continua vista
de Dios llene mi memoria de su presencia; que el incendio de la caridad de
vuestro corazón dilate y abrase la tibieza y frialdad del mío; que vuestras
virtudes ocupen el lugar de mis pecados; que vuestros méritos sean mi
adorno y mi suplemento ante Dios.
Mi queridísima y bienamada Madre, haced, si se puede, que no tenga yo
otro espíritu sino el vuestro para conocer a Jesucristo y sus voluntades; que
no tenga yo otra alma sino la vuestra para alabar y glorificar al Señor; que
no tenga yo otro corazón sino el vuestro para amar a Dios con un amor
puro y con amor ardiente como Vos. No os pido ni visiones, ni revelaciones,
ni gustos, ni placeres, aunque sean espirituales. A vos pertenece ver
claramente sin tinieblas; a Vos el gustar plenamente, sin amargura; a Vos
triunfar gloriosamente a la diestra de vuestro Hijo en el cielo, sin
humillación alguna; a Vos mandar absolutamente a los ángeles, a los
hombres y a los demonios, sin resistencia y, en fin, el disponer, según
vuestra voluntad, de todos los bienes de Dios, sin reserva alguna. He ahí,
divina María, la buenísima parte que el Señor Os ha dado y que jamás se
Os quitará: lo cual me da una gran alegría. En cuanto a mí aquí abajo, no
quiero otra cosa que la que Vos tuvisteis, a saber: creer puramente sin
gustar ni ver nada; sufrir alegremente, sin consuelo de las criaturas; morir
continuamente a mí mismo, sin descanso; y trabajar fuertemente para Vos,
sin interés alguno, como el más vil de vuestros esclavos. La única gracia que
Os pido, por pura misericordia, es que, todos los días y momentos de mi
vida, diga tres veces Amén; Así sea, a todo lo que Vos habéis hecho en la
tierra, cuando viváis en ella; Así sea, a todo lo que al presente hacéis en el
cielo; Así sea, a todo lo que hacéis en mi alma, a fin de que no esté en ella
sino Vos para glorificar plenamente a Jesús en mí, durante el tiempo y la
eternidad. Amén.
«Hijo mío, Dios Padre pide a las almas que la consagración y
devoción a mi Inmaculado Corazón sean considerados de suma
importancia. Por estas razones te pido que:
*Reces el Santo Rosario todos los días
*Practiques la devoción de los primeros cinco Sábados
*Me entregues a mí tus peticiones y debilidades para yo llevarlas
ante Él.
Haz estas oraciones por amor a mí y yo ofreceré todo por amor a
ti….
(Septiembre 19 de 1993)
Rosario Diario
«Mi Ángel querido… Recuerda que al rezar el Santo Rosario,
todos los enemigos son derrotados y todas las peticiones
concedidas, y serás llevado más adentro de los misterios con
cada palabra. En la profundidad de cada misterio, podrás
contemplarlo a la luz del Espíritu Santo. Le digo, mis queridos
Hijos, aquellos que perseveran serán salvados».