Querida Madre y Reina: Vengo hacia Ti a buscar el silencio que
afuera en el mundo lleno de ruidos, no es fácil encontrar. Hoy junto a Ti, quiero encontrar la paz; quisiera agrandar mi corazón ya que muchas veces no puedo rezar porque mi alma no puede descansar en Ti. Deseo renovarme interiormente en tu presencia, aquí ante tu presencia, ante tu Hijo vivo y resucitado. Con mucha esperanza he venido quisiera quedarme aquí espiritualmente para siempre y recibir con el corazón abierto todo lo que tú me tienes preparado.
Madre, al mirar tu imagen, descubro que tú me miras como si
hubieras estado esperándome. Yo sé que quieres ser mi madre; Cristo tu Hijo te dio esta gran misión desde la cruz cuando dijo a Juan: "He aquí a tu Madre". Y Tú me aceptas tal cual soy; con todo lo que me preocupa y alegra, con mis deseos y necesidades, con mis talentos y miserias y en tu corazón encuentro hogar, seguridad y paz.
Madre, escribe mi nombre en tu corazón y no lo borres jamás;
desde allí enséñame el arte de descubrir el amor Misericordioso del Padre en todas las circunstancias de mi vida. Edúcame para que siempre pueda dar un sí dispuesto a la voluntad de Dios. Transforma mi pequeño corazón, dame la fortaleza en el dolor, paciencia y valor en las adversidades de la vida y dame la gracia que me impulse a colaborar en la construcción del Reino de Dios en mi ambiente.
Por eso hoy nos entregamos a Ti consagrándonos:
Oh Señora mía. Oh Madre mía, yo me ofrezco todo a Ti y en
prueba de mi filial afecto te consagro en este día: mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra todo mi ser; ya que soy todo tuyo oh Madre de bondad, guárdame, defiéndeme y utilízame como instrumento y posesión tuya. Amén. Martes 09 de abril
Querida Madre, Reina y Victoriosa Tres Veces Admirable
de Schoenstatt; vengo a Ti con ilimitada confianza a implorar tu ayuda para obtener de Dios lo que humildemente pido.
Tu Hijo Divino te entregó a mí como madre. Sus palabras “He ahí a tu
Madre” me las dijo también a mí, y a ti te dijo: “He ahí a tu hijo”.
¡Aquí estoy, arrodillado a tus pies!
¡Qué consuelo tenerte como Madre!
Por lo tanto acudo a Ti en mi angustia. Recurro a Ti, Madre, Reina y
Victoriosa Tres Veces Admirable de Schoenstatt, sabiendo que todos tus hijos que han acudido a Ti han recibido tu protección y ayuda.
Tú misma has llevado a cuesta grandes penas. Como Madre dolorosa
permaneciste al pie de la cruz. Ahora que vengo a Ti con mi dolor, ¿despreciarás esta humilde y angustiosa súplica?
¡No, nunca!
Tú eres la salud de los enfermos, el consuelo de los afligidos, el auxilio
de los cristianos. Me llena de consuelo especial, el hecho de que Tú eres Madre, Reina y Victoriosa Tres Veces.
Admirable de Schoenstatt, un título de honor que quiere
decir simplemente que eres maravillosa en todo momento y lugar.
Obtén para mí, de tu Hijo Divino, la respuesta a mi plegaria… (dila
aquí en silencio) y yo repetiré tu Magnificat y pregonaré la misericordia de Nuestro Señor por toda la eternidad. Amén. Miércoles 10 de abril
Como contribución a tu capital de gracias, te ofrecemos todo lo
nuestro: lo que nos es difícil, los límites personales, nuestras cruces y fracasos, el trabajo de cada día; pero también nuestras alegrías y nuestros éxitos.
Madre y Reina, cuenta con nosotros, con nuestra buena voluntad
y disposición a crecer y a transformarnos. También nosotros contamos contigo, con tu poder de Reina y tu bondad de Madre. Nuestro lema será siempre: "Nada sin ti, nada sin nosotros". Extiende tu manto protector sobre nuestra familia, para que podamos ser viva imagen de amor y fe.
Con un corazón lleno de gratitud llegamos hacia tí. Tú nos
llamaste a sellar una Alianza de Amor contigo como Madre y Educadora nuestra. Venimos a regalarte lo que somos y tenemos, especialmente nuestro amor. Acógenos y transfórmanos en una auténtica familia santa para gloria de la Santísima Trinidad.
Madre y Reina nuestra nos disponemos a formarnos según su
espiritualidad y a ser instrumentos en tus manos para la renovación de la Iglesia y del mundo, en Cristo, Señor de la historia.
Reina nuestra, manifiesta tu poder de educadora en nuestro
amor y en nuestras vidas. Enséñanos a educar nuestra inteligencia, voluntad y corazón. Que con la ayuda de las gracias que nos regalas lleguemos a formar una familia que sea taller de hombres nuevos al servicio de la Iglesia. Amén. Jueves 11 de abril
Como contribución a tu capital de gracias, te ofrecemos todo lo
nuestro: lo que nos es difícil, los límites personales, nuestras cruces y fracasos, el trabajo de cada día; pero también nuestras alegrías y nuestros éxitos.
Madre y Reina, cuenta con nosotros, con nuestra buena voluntad
y disposición a crecer y a transformarnos. También nosotros contamos contigo, con tu poder de Reina y tu bondad de Madre. Nuestro lema será siempre: "Nada sin ti, nada sin nosotros". Extiende tu manto protector sobre nuestra familia, para que podamos ser viva imagen de la Sagrada Familia de Nazaret.
Cuanto llevo conmigo, lo que soporto, lo que hablo y lo que
arriesgo, lo que siento y lo que amo, los méritos que obtengo, lo que voy guiando y luchando, lo que me hace sufrir y lo que me alegra; cuanto soy y cuanto tengo, te lo entrego como regalo de amor para la fuente de gracias del alma de quienes en Schoenstatt han puesto su corazón; para conducir bondadosamente hasta allí, a los que, por misericordia, quieras escoger y para que fructifiquen las obras que consagramos a la Trinidad.