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S an José tiene un amor especial por los que se consagran a Dios a través
de los votos religiosos. San José ama a todos, claro está, pero en su
corazón tiene un lugar especial para las vírgenes. San José, siendo él mismo
virgen, conoce de primera mano la intimidad que una persona virgen es capaz
de tener con Dios. San José vivió durante 30 años con los vírgenes más
excelsos que agraciaron este planeta: Jesús y María. La virginidad es un
tesoro, un tesoro que San José custodia y quiere que otros conozcan.
¡ACUÉRDATE, OH SAN JOSÉ! Muchas personas conocen la oración del Memorare
a la Virgen María, pero son pocos los que conocen el Memorare a San José,
que es casi idéntico al Memorare mariano. El Memorare a San José dice lo
siguiente:
Acuérdate, oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José,
que jamás se ha oído decir que ninguno que haya invocado tu protección e implorado
tu auxilio, no haya sido consolado. Confiando plenamente en tu poder, ya que ejerciste
con Jesús el cargo de Padre, vengo a tu presencia y me encomiendo a Ti con todo
fervor. No deseches mis súplicas, antes bien acógelas propicio y dígnate acceder a ellas
piadosamente. Amén.
La comunidad religiosa de Santa Faustina, las Hermanas de Nuestra Señora
de la Misericordia, recitan el Memorare a San José diariamente. La misma
Santa Faustina tenía una tremenda devoción a San José y diariamente pedía su
intercesión por su vocación y misión. Ella escribió:
San José me alentó a tenerle una constante devoción. Él mismo me dijo que recitara
tres oraciones (el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria) y el Memorare (a San José)
una vez al día. Me miró con gran ternura y me hizo saber cuánto está apoyando esta
obra (de misericordia). Él me ha protegido y ha brindado su ayuda
especial. Rezo todos los días las oraciones que me pidió y siento su especial
protección.2
SAN JOSÉ TE AYUDARÁ A SER GUARDIÁN DE LA VIRGINIDAD Y LA PUREZA. Si
mantienes
cotidianamente una relación amorosa con San José, tus ojos,
intenciones, corazón y relaciones serán agradables a Dios y estarán
libres de cualquier cosa que vaya en contra de la pureza. Si caminas
con San José, cada vez hallarás menos placer en películas sucias y
perversas; ese tipo de “entretenimientos” asquearán tu alma. La
música contaminada que degrada a la mujer y ofende a Dios tampoco
te llamará la atención. Eso no significa que sólo debas escuchar
música cristiana o ver películas cristianas, pero sí significa que podrás
distinguir la luz de la oscuridad.
Todas las personas, en mayor o menor medida, están expuestas a
la tentación de pecar contra la pureza, pero en San José tienen un
guardián y protector. En momentos de tentación acude a él y crecerás
en inocencia y pureza. Pide frecuentemente su intercesión para
mantener tu corazón puro y casto.
He tomado como mi abogado y protector al glorioso San José, a quien me
he encomendado con todo el fervor de mi corazón, y por quien he sido
visiblemente ayudada. Este tierno padre de mi alma, este amoroso protector
se ha precipitado a arrebatarme del miserable estado en el que mi cuerpo
languidecía, porque me había liberado de mayores peligros de otra
naturaleza que amenazaban mi honor y mi salvación eterna.3
— Santa Teresa de Ávila
Ruego al gran San José, en quien tengo gran confianza, que venga en mi
auxilio.4
— Santa Isabel de la
Trinidad