Está en la página 1de 10

NUEVE DÍAS PARA NIÑOS Y JÓVENES CON SAN JOSÉ

Preparando nuestra Consagración a San José


con san Enrique de Ossó.

HONREMOS A SAN JOSÉ. AMEMOS A SAN JOSÉ. CONFIEMOS EN SAN JOSÉ. (1)
Preparando nuestra Consagración a San José con san Enrique de Ossó.

Poniéndonos en presencia de Dios, pidiendo el auxilio de la Virgen María y del Ángel Custodio,
recita esta oración al Glorioso San José:

Oración a san José


¡Oh! Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para
pediros vuestra protección.
Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros,
asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte.
Amén.

MEDITACIÓN

Punto primero. Amemos a san José, porque es el santo más amado de Dios.
San José, es el santo más honrado y amado de Dios y el más digno de nuestro amor. Considera
cuánto ama Dios hecho hombre al Santo bendito, pues le llama padre y como tal, le besa, le acaricia,
le obedece y le regala. Fuego divino y abrasador, abrazado y colgado del cuello de su padre san José.
¡Oh quién pudiese amarte y abrazarte como lo hizo Jesús!

Punto segundo. Confiemos en san José. La confianza en los santos se debe al poder de su intercesión.
Y ¿quién tuvo y tiene mayor poder de intercesión con Dios que san José?
¿Qué no podrá, pues, el Santo bendito en favor de sus devotos? Ningún santo en el cielo puede
llamar hijo al Rey de la gloria, como san José; ningún santo puede llamar esposa a María, reina de
cielos y tierra, como san José. ¿Qué no podemos esperar, pues, del poder de intercesión de san José?
Todo lo podemos y debemos esperar.

Oración final para todos los días del Papa San Pío X
San José, nos acercamos a ti con confianza a pedir tu protección. Reconocemos en ti a un
poderoso intercesor ante Dios. Te pedimos nos ayudes a nosotros, pecadores, a obtener del Señor
toda la gracia y misericordia que necesitamos para trabajar celosamente por el Reino de Dios, y
servir a nuestro prójimo en todas sus necesidades. Amén.
CRISTO JESÚS,
MODELO DE DEVOCIÓN A SAN JOSÉ. (2)
Preparando nuestra Consagración a San José con san Enrique de Ossó.

Poniéndonos en presencia de Dios, pidiendo el auxilio de la Virgen María y del Ángel Custodio,
recita esta oración al Glorioso San José:

Oración a san José


¡Oh! Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para
pediros vuestra protección.
Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros,
asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte.
Amén.

MEDITACIÓN

Punto primero. Jesús siempre respetó y veneró a San José como a su padre, tributándole los mismos
obsequios de respeto, cariño y amor que si fuese su padre natural. Se deja llevar donde él quiere,
hace las labores que él quiere, trabaja, descansa, crece y vive bajo la tutela y la obediencia de san
José. ¿Cómo no imitar tan divinos ejemplos? ¡Oh excelso patriarca! Admitidme en el número de
vuestros devotos siervos, pues quiero honraros como a mi padre, abogado y protector.

Punto segundo. Jesús, modelo de devoción a san José por su amor. Ningún santo ha habido jamás ni
puede haber, que haya recibido, por espacio de treinta años, pruebas más tiernas, más fervientes,
más delicadas, más repetidas de amor de parte de Cristo Jesús, que el glorioso san José.
Jesús comía con san José; lo miraba con amor y piedad; hablaba familiarmente con él, le trataba
como padre… ¿Quién tuvo más ocasiones de mostrarle su amor a san José que el buen Jesús?

Oración final para todos los días del Papa San Pío X
San José, nos acercamos a ti con confianza a pedir tu protección. Reconocemos en ti a un
poderoso intercesor ante Dios. Te pedimos nos ayudes a nosotros, pecadores, a obtener del Señor
toda la gracia y misericordia que necesitamos para trabajar celosamente por el Reino de Dios, y
servir a nuestro prójimo en todas sus necesidades. Amén.
MARÍA INMACULADA
MODELO DE DEVOCIÓN A SAN JOSÉ. (3)
Preparando nuestra Consagración a San José con san Enrique de Ossó.

Poniéndonos en presencia de Dios, pidiendo el auxilio de la Virgen María y del Ángel Custodio,
recita esta oración al Glorioso San José:

Oración a san José


¡Oh! Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para
pediros vuestra protección.
Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros,
asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte.
Amén.

MEDITACIÓN

Punto primero. La devoción consiste en el respeto y amor que se tributa a algún santo. La gloria de
ser escogido san José por esposo de la Virgen María, es la fuente y raíz de sus glorias y privilegios.

Punto segundo. El amor se muestra en querer bien a quien se ama, y el amor de las buenas mujeres
para sus maridos suele ser grande, porque son dos corazones en una carne (Gen. II); y como ninguna
fue tan santa y perfecta como María, ninguna se le igualó en el amor a su esposo.
Y si María amaba a Jesús más que a sí misma, ¿cuánto agradecería la Virgen los trabajos y sudores
que pasó san José para salvar y sustentar a su hijo Jesús? ¡Oh qué hermoso modelo de devoción a
san José es María! Imitémosle.

Oración final para todos los días del Papa San Pío X
San José, nos acercamos a ti con confianza a pedir tu protección. Reconocemos en ti a un
poderoso intercesor ante Dios. Te pedimos nos ayudes a nosotros, pecadores, a obtener del Señor
toda la gracia y misericordia que necesitamos para trabajar celosamente por el Reino de Dios, y
servir a nuestro prójimo en todas sus necesidades. Amén.
LOS SANTOS,
MODELOS DE LA DEVOCIÓN A SAN JOSÉ. (4)
Preparando nuestra Consagración a San José con san Enrique de Ossó.

Poniéndonos en presencia de Dios, pidiendo el auxilio de la Virgen María y del Ángel Custodio,
recita esta oración al Glorioso San José:

Oración a san José


¡Oh! Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para
pediros vuestra protección.
Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros,
asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte.
Amén.

MEDITACIÓN.

Punto primero. Todos los santos son santos porque creen, esperan, aman y adoran a Cristo Jesús. No
se puede ser santo sin conformarse a la voluntad de Dios, y la voluntad de Dios es que todos los
predestinados sean conformes a la imagen de Cristo Jesús: y ¿cómo imitar a Jesús sin conocer su
vida y doctrina? ¿Cómo pensar, como observa santa Teresa de Jesús, en el buen Jesús, sobre todo
en su nacimiento, infancia y adolescencia, sin pensar en san José, ayo, tutor, guardián y padre
nutricio de Jesús?

Oración final para todos los días del Papa San Pío X
San José, nos acercamos a ti con confianza a pedir tu protección. Reconocemos en ti a un
poderoso intercesor ante Dios. Te pedimos nos ayudes a nosotros, pecadores, a obtener del Señor
toda la gracia y misericordia que necesitamos para trabajar celosamente por el Reino de Dios, y
servir a nuestro prójimo en todas sus necesidades. Amén.
LOS NIÑOS,
MODELO DE DEVOCIÓN A SAN JOSÉ. (5)
Preparando nuestra Consagración a San José con san Enrique de Ossó.

Poniéndonos en presencia de Dios, pidiendo el auxilio de la Virgen María y del Ángel Custodio,
recita esta oración al Glorioso San José:

Oración a san José


¡Oh! Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para
pediros vuestra protección.
Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros,
asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte.
Amén.

MEDITACIÓN

Punto primero. La devoción a san José encierra tesoros inmensos de ternura, cariño y amor. San José
acompañando y ayudando y socorriendo al Niño Dios en sus primeros años, ofrece verdaderamente
meditaciones profundas que rebosan de ternura y amor. ¿Quién no se embelesa, encanta y extasía
ante la imagen del santo patriarca, fugitivo a Egipto con el Niño Jesús, dormidito en paz algunas
veces en sus brazos, envuelto en su pobre capa otras, descansando y jugueteando con él?

Punto segundo.
Los niños cristianos, han de correr tras el glorioso san José, que lleva en sus brazos ese imán divino
de las almas, ese lirio celestial que es Jesús.
Recordémosle a San José, que por nuestra salud Dios nos lo envió, que ruegue por nosotros,
interceda por nosotros, y nos salve eternamente.

Oración final para todos los días del Papa San Pío X
San José, nos acercamos a ti con confianza a pedir tu protección. Reconocemos en ti a un
poderoso intercesor ante Dios. Te pedimos nos ayudes a nosotros, pecadores, a obtener del Señor
toda la gracia y misericordia que necesitamos para trabajar celosamente por el Reino de Dios, y
servir a nuestro prójimo en todas sus necesidades. Amén.
SAN JOSÉ,
MAESTRO Y MODELO DE LA ORACIÓN. (6)
Preparando nuestra Consagración a San José con san Enrique de Ossó.

Poniéndonos en presencia de Dios, pidiendo el auxilio de la Virgen María y del Ángel Custodio,
recita esta oración al Glorioso San José:

Oración a san José


¡Oh! Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para
pediros vuestra protección.
Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros,
asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte.
Amén.

MEDITACIÓN

Punto primero. ¿Qué es oración? Oración es levantar la mirada a Dios, estarse con Dios, amarlo en
el silencio y dejarse llenar de sus dones. No hay cosa más necesaria ni más fácil que la oración. El
que ora se salva, y el que no ora se condena. Y así como el cuerpo sin alma queda muerto, el soldado
desarmado fácilmente es vencido, y los peces fuera del agua se mueren; así también nuestra alma,
batida con tanta artillería de tentaciones, sin la oración está en peligro de ser saqueada, de ahogarse
y perder el aliento del espíritu.

Punto segundo. Oración de san José. ¿Cuál no debía ser la oración de san José, que a solas y en
compañía de María gozaba de la presencia del Rey de la gloria, y era este su Hijo, obediente a su
voz por espacio de treinta años?
No dejes la oración, aunque no sea más que por un cuarto de hora, pues con esto tienes seguro el
cielo. Si no dejas la oración, aunque tengas caídas y recaídas, ten por cierto que llegará al puerto de
salvación.
Imita a san José, acude a su escuela, si no tienes maestro que te enseñe oración, y el Santo te
enseñará, y no errarás el camino, como asegura su devota santa Teresa de Jesús.

Oración final para todos los días del Papa San Pío X
San José, nos acercamos a ti con confianza a pedir tu protección. Reconocemos en ti a un
poderoso intercesor ante Dios. Te pedimos nos ayudes a nosotros, pecadores, a obtener del Señor
toda la gracia y misericordia que necesitamos para trabajar celosamente por el Reino de Dios, y
servir a nuestro prójimo en todas sus necesidades. Amén.
SAN JOSÉ,
MODELO Y MAESTRO DE HUMILDAD. (7)
Preparando nuestra Consagración a San José con san Enrique de Ossó.

Poniéndonos en presencia de Dios, pidiendo el auxilio de la Virgen María y del Ángel Custodio,
recita esta oración al Glorioso San José:

Oración a san José


¡Oh! Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para
pediros vuestra protección.
Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros,
asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte.
Amén.

MEDITACIÓN

Punto primero. ¿Qué es la humildad? La humildad, dicen los santos, es una virtud que nos inclina
a reconocer interior y exteriormente nuestra propia pequeñez y pobreza. Humildad es amar a Dios
por encima de todas las cosas, reconocer que todo lo bueno que tenemos lo hemos recibido de Dios
y que debemos ponerlo al servicio de los demás.
El hombre humilde abraza la humillación y se la ofrece a Jesús, que fue el más humilde de los
hombres.

Punto segundo. Como no hay Santo igual en virtud a san José, tampoco lo hay que le aventaje ni
iguale en humildad. Por su humildad mereció ser elegido esposo de María; por su humildad ocultó
los tesoros divinos de Jesús y de María, apareciendo a los ojos del pueblo como un humilde y
modesto carpintero. Sufrió los desaires y menosprecios de sus parientes en Belén al ir a
empadronarse con María su esposa, y no hallar un rinconcito siquiera para albergarse. Y como la
humildad es la verdad, daba gracias al Padre eterno por todos los carismas y gracias que le había
regalado, y se movía a amar más y más a Jesús y a María.
¡Oh, glorioso y humilde san José! Concédeme la gracia de la verdadera humildad.

Oración final para todos los días del Papa San Pío X
San José, nos acercamos a ti con confianza a pedir tu protección. Reconocemos en ti a un
poderoso intercesor ante Dios. Te pedimos nos ayudes a nosotros, pecadores, a obtener del Señor
toda la gracia y misericordia que necesitamos para trabajar celosamente por el Reino de Dios, y
servir a nuestro prójimo en todas sus necesidades. Amén.
SAN JOSÉ,
MODELO Y MAESTRO DE OBEDIENCIA (8).
Preparando nuestra Consagración a San José con san Enrique de Ossó.

Poniéndonos en presencia de Dios, pidiendo el auxilio de la Virgen María y del Ángel Custodio,
recita esta oración al Glorioso San José:

Oración a san José


¡Oh! Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para
pediros vuestra protección.
Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros,
asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte.
Amén.
MEDITACIÓN

Punto primero. La obediencia es una virtud por la cual el hombre hace todo lo que Dios manda y
quiere. Darle a Dios nuestro corazón y nuestra persona es el mayor sacrificio que podemos
ofrecerle.

Punto segundo. San José despreció todo lo mundano, tuvo siempre sujeto al demonio y siempre
sometió su voluntad a la de Dios.
Mándale el Señor por un ángel que tome al Niño recién nacido y a María y salga de Judea y vaya
de noche con precipitada fuga a Egipto, y que se mantenga allí desterrado hasta nueva orden; y
obedece prontamente, sin quejarse ni murmurar, ni replicar. –Mándale el ángel que vuelva a su
patria, y habite Nazaret, y ejecuta enseguida su orden. -Ordénale el eterno Padre, al confiarle el
cuidado de su Hijo Jesucristo, que mande a su Hijo como padre, y cumple san José esta obediencia
en los treinta años que vivió en su compañía.
¿Cuál es tu obediencia? ¿Cómo cumples los mandamientos de la ley de Dios? ¿Cómo cumples tus
obligaciones? Sin esto es imposible vivir feliz, agradar a Dios y salvar tu alma. ¿Cuántos años estará
Jesús a la puerta de tu corazón llamando?

Oración final para todos los días del Papa San Pío X
San José, nos acercamos a ti con confianza a pedir tu protección. Reconocemos en ti a un
poderoso intercesor ante Dios. Te pedimos nos ayudes a nosotros, pecadores, a obtener del Señor
toda la gracia y misericordia que necesitamos para trabajar celosamente por el Reino de Dios, y
servir a nuestro prójimo en todas sus necesidades. Amén.
SAN JOSÉ,
MAESTRO Y MODELO DE CARIDAD. (9)
Preparando nuestra Consagración a San José con san Enrique de Ossó.

Poniéndonos en presencia de Dios, pidiendo el auxilio de la Virgen María y del Ángel Custodio,
recita esta oración al Glorioso San José:

Oración a san José


¡Oh! Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para
pediros vuestra protección.
Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi
alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros,
asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte.
Amén.

MEDITACIÓN

Punto primero. ¿Qué es caridad? La caridad es la reina y madre de todas las virtudes, la que les da
vida y mérito para la eternidad. El que más ame a Dios será más amado y glorificado en el cielo,
porque el premio se da al amor. La caridad ama a Dios con amor de benevolencia, procurándole su
mayor honra y gloria, pues, aunque Dios no tiene necesidad de nuestros bienes, no obstante, quiere
de sus criaturas esta gloria y honra exterior. Amar a Dios es temerle, reverenciarle y confiar en Él.
Darle gracias por sus dones, obedecerle y tener paciencia en los trabajos que nos enviare.

Punto segundo. San José fue padre adoptivo y tutor de Jesucristo, Hijo de Dios; por lo que tuvo un
trato y comunicación familiar y casera con Jesús y María por treinta años ¡Cuántas veces y qué de
abrazos no daría Jesús a san José, ya cuando niño, ya cuando mayorcito y en todo tiempo!... ¡Qué
de veces le saludaría y le llamaría amorosamente padre y se colgaría de su cuello, mostrándole
tiernísimo amor e infundiéndole inmensa gracia!...
Dios Padre le dio a San José un corazón de padre para con su Hijo, el más hermoso de los hijos de
los hombres, y estos eran motivos sobrehumanos que encendían y aquilataban más y más el amor
de san José a su Dios.
Miremos en san José, no solo el amor a Dios, sino también el amor al prójimo. Amar al prójimo es
aconsejarle bien y socorrerle, es sufrirle. ¡Oh!, no hallarás otro Santo que más haya sufrido que san
José del prójimo. ¡Y con qué paciencia y mansedumbre! Amar al prójimo es perdonarle, es edificarle
con nuestras palabras, y sobre todo con nuestros buenos ejemplos. San José bendito, ayúdanos a
amar al prójimo como Cristo lo ama.

Oración final para todos los días del Papa San Pío X
San José, nos acercamos a ti con confianza a pedir tu protección. Reconocemos en ti a un
poderoso intercesor ante Dios. Te pedimos nos ayudes a nosotros, pecadores, a obtener del Señor
toda la gracia y misericordia que necesitamos para trabajar celosamente por el Reino de Dios, y
servir a nuestro prójimo en todas sus necesidades. Amén.

También podría gustarte