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Clase de 5 de agosto de 2021


RESEÑA HISTÓRICA
MADRE PETRA DE SAN JOSÉ
La Beata Petra de San José nació el 7 de diciembre de 1845, en el Valle de Abdalajís (Málaga). En
el bautismo recibió el nombre de Ana Josefa. Fue la más pequeña de cinco hermanos. Sus padres,
José Pérez Reina y María Florido González, la educaron en un ambiente familiar verdaderamente
cristiano.
A través de sus escritos, de los testimonios de quienes la conocieron y de la obra que nos dejó, se
llega a la conclusión de que poseía una fuerte y magnética personalidad: inteligente, de agudo
ingenio, segura de sí, tenaz, afectiva y emotiva, pero equilibrada, muy sensible al dolor ajeno,
alegre, sencilla, de simpatía arrolladora, con un claro y coherente proyecto de vida; cualidades que,
luego, se verían dinamizadas y transformadas por el Espíritu de Dios, al que siempre se mantuvo
abierta.
Al llegar a la adolescencia, como cualquier joven de su edad, Ana Josefa se enamoró de un apuesto
joven del pueblo, José Mir, al que amó mucho y con el que rompió, cuando Cristo, de manera muy
singular, se cruzó en su vida. A partir de entonces no tuvo otro deseo que consagrarse totalmente a
Él.
Con la firmeza y tenacidad que siempre la caracterizaron, al ver que el camino hacia la Vida
Religiosa le estaba vedado, de momento, por la oposición de su padre, decidió vivir su entrega al
Señor en su mismo pueblo, dedicándose a la oración y al cuidado de los más necesitados,
especialmente de los ancianos abandonados. Su entrega al Señor y su espíritu de servicio los
compartió, primeramente, con una joven muy piadosa y caritativa, Josefita Muñoz Castillo, y, más
tarde, con Frasquita e Isabel Bravo Muñoz y con Rafaela Conejo Muñoz. Con ellas extendió su
acción caritativa hasta el vecino pueblo de Álora.
Una vez muerto su padre, en 1877, la senda hacia la Vida Religiosa queda despejada. Una frase
suya, de esta época, condensa muy bien lo que fue, para siempre, la consigna de su vida: “Señor,
Vos sobre todas las cosas”. Por consejo de su confesor, ingresa en la naciente Congregación de las
Mercedarias de la Caridad, en 1878. Unos meses más tarde, convencida de que el Señor no la quiere
allí, sale de las Mercedarias. Guiada por su confianza en el Señor y por su profundo sentido de
fidelidad a la Iglesia, presenta su situación al Obispo de Málaga, D. Manuel Gómez Salazar, que,
con palabra profética, pone fin a su incertidumbre y le señala un camino que ella, en su humildad y
sencillez, jamás se había planteado: Fundadora de una nueva Familia Religiosa en la Iglesia, las
Madres de Desamparados.
Las compañeras del Valle que la habían seguido al entrar en la Congregación de las Mercedarias —
Frasquita, Isabel y Rafaela— la siguen, igualmente ahora, al salir de la misma; ya que comprenden,
lo mismo que ella, que el Señor no las llama por ese camino. Las tres, como Madre Petra, serán
Madres de Desamparados, formarán parte de la primitiva Comunidad Fundacional y llevarán,
respectivamente, los nombres de Madre Magdalena de San José, Madre Natividad de San José y
Madre Trinidad de San José.
Madre Petra comienza su itinerario de Madre de Desamparados con la emisión de sus votos
temporales, en la Iglesia de San Juan Bautista de Vélez-Málaga, el 2 de febrero de 1881. Su
consagración definitiva al Señor tuvo lugar en la Casa de Ronda (Málaga), en el marco
incomparable de su bella Iglesia, el 15 de octubre de 1892. Una oración-ofrenda, compuesta por ella
misma, en este día, pone de manifiesto la verdad y radicalidad de su entrega: “Señor, disponed de
mí, a toda vuestra voluntad, a toda vuestra libertad…y como dueño absoluto y legítimo de todo mi
ser. Haced que todo lo que haga sea acepto a vuestros purísimos ojos; de otro modo no quiero
vivir”.
La andadura vocacional de Madre Petra no fue, precisamente, un camino de rosas. Quiso seguir a
Cristo con la máxima fidelidad, por lo que la cruz del Señor se le hizo presente de muchos modos.
Asusta contemplar las muchas dificultades, persecuciones, calumnias, soledad y, finalmente,
enfermedad, que marcaron su vida, ya desde los comienzos. También asombra el comprobar su
actitud de confianza ilimitada en el Señor, en medio de las adversidades, así como la exquisita
caridad y elegancia de espíritu con que respondió siempre a los que la calumniaron y la hicieron
sufrir.
La vida de Madre Petra se caracteriza también por constituir un prodigioso equilibrio entre la
contemplación y la acción apostólica. Su amor apasionado a Cristo la lleva a buscarlo, tanto en la
soledad y el silencio como en el rostro de los ancianos y niños desamparados.
Agotada por su entrega sin límites, por las persecuciones sufridas y por una grave enfermedad,
murió a los 60 años, cuando aún se podría haber esperado mucho de ella. Ocurrió en Barcelona, el
16 de agosto de 1906.
La fama de santidad de
Madre Petra y los muchos
favores atribuidos a su
intercesión, dan lugar a que se
abra en Barcelona, en 1932,
el Proceso Diocesano de
Beatificación y Canonización.
El 14 de junio de 1971 el
Papa Pablo VI aprueba sus
virtudes heroicas y la declara
Venerable. Y el 16 de octubre
de 1994, fue beatificada en
Roma por Su Santidad Juan
Pablo II.

Clase de 12 de agosto de 2021

Frases de la Beata Petra de


San José
 “¡Qué bendito San
José y qué cosas hace! Sed muy buenos y encomendaos a él, con fe y confianza” (Cf Carta
10-12-1902)
 “Infundan a todos los que traten la devoción al milagroso San José de la Montaña, que está
haciendo muchísimos milagros” (Cf Carta 10-12-1902)
 “Entre tanto me fui yo a la capilla a suplicar a San José me sacara de aquel apuro y
necesidad. Le decía tantas cosas y con tantas lágrimas y sentimiento que el santo bendito me
oyó y lo arregló todo...” (Cr XX, 45)
 “Usted es la mensajera de San José. Ya sabía yo que él no podía dejarnos” (Cf Sobre la
Piedra, 1994, pág. 161)
 “Di gracias a San José... Yo les decía: el que ha hecho lo más hará también lo menos” (Cr
XX, 46)
 “Lo que yo quiero es que no deje de ir, en la revista, la imagen de San José” (Cf Carta
Roma, 6-09-1905)
 “Pónganse nuestras casas bajo el título de nuestro Patrono San José. Cuando así no pudiera
ser…; de cualquier modo, será considerado San José como patrono principal de todas
nuestras casas” (Cf Constituciones 1895, XVIII, 5)
 “¡Santo mío, nos falta todo, aún lo más necesario! ¡No nos abandones! (Cf Sobre la piedra,
1994, pág. 132)
 “A todos los que tengan asuntos, enfermos, etc., inclinarlos a que escriban cartas al San José
milagroso de la Montaña, que está haciendo unos prodigios grandes: extiendan su devoción”
(Cf Carta, Asilo la Montaña de S. José, 29-11-1901)
 “¿Sabe usted lo que yo le digo a mi Padrecito San José? Que yo haré por él todo cuanto
pueda, en esta vida; y que él haga por mí todo cuanto pueda en esta vida y en la otra” (Cf
Carta, Santuario S. José de la Montaña, 28-04-1905)
 “La Regla, al fin, la tuve yo que poner… Aquí ha tenido que venir San José, visiblemente, a
ayudarme” (Cf Carta, Málaga, 12-07-1886)
 “Estén, pues, muy tranquilos y no teman; porque San José está con nosotros y venceremos;
pero, mientras dure la prueba, hay que beber el cáliz” (Cf Carta, Roma, 18-09-1905)
 “Procurad, por vuestra parte, que no
decaiga la devoción y entusiasmo con el
Santo. Aquí todos dicen que es una prueba
que realza mucho la Obra del Santuario;
porque Nuestro Señor está manifestando al
mundo que la ha sellado, que la ha
aceptado…” (Cf Carta, Roma, 30-10-
1905)

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