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“Institución Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado

Profesor. Luis Urias Belderrain”

El sujeto y su formación como docente.


Profesor. Carlos Mario Pacheco Ríos.

La docencia como mi elección profesional.

Alumno.- Mitzel Arely Madrid Rascón.

Grupo: 1F
A lo largo de mi vida eh aprendido que elegir tu carrera profesional es una de las decisiones

más importantes en la vida, incluso me atrevería a decir que es la decisión más importante, ya

que de esto depende literalmente toda la vida futura y hasta la felicidad, ya que desempeñarte

en algo que amas produce una gran satisfacción.

Elegir nuestra carrera nos lleva a reflexionar sobre qué es lo que más nos gustaría hacer, cuál

es esa especialidad en la que nos desempeñaremos mejor o en qué áreas tenemos más

habilidades para alcanzar nuestras expectativas. Aunque esto es fundamental, no es lo único

que debemos tomar en cuenta para tomar tan grande decisión.

La mayor parte de nuestro tiempo, estará destinado a nuestro trabajo y al desarrollo de

nuestra profesión, pero además, es un factor importante para el cumplimento de nuestros

sueños y metas, tanto en lo laboral como en lo personas

Hay que saber elegir, no escoger a la ligera y no caer en el error de empezar nuestros

estudios lo antes posible, para poder terminar y comenzar tu desempeño laboral siendo muy

jóvenes.

Recuerdo que cuando era niña me gustaba imaginar que sería de grande y en mi mente

siempre estuvo ser maestra. Solía sentar a mis peluches, muñecos, barbies o incluso a mi

familia al frente mío y empezaba a darles clases, les enseñaba lo que yo ese día había

aprendido en la primaria o de algo que a mí me gustara mucho, como mi caricatura o algún

juguete, etc.; era mi juego favorito y sin duda alguna lo disfrutaba, me hacía sentir importante,

grande y ocasionaba una felicidad inmensa en mi.

En el transcurso de mi historia académica me tope con diferentes tipos de maestros, pues

claro cada persona es un mundo. Pero en especial hubo una maestra llamada Minerva, digo
en especial porque fuera de ella no recuerdo nombres de mis maestros de primaria. A esta

maestra le tome mucho cariño, porque fue de gran relevancia en mi vida, me impartió quinto y

sexto grado en la escuela primaria Netzahualcóyotl, aquí en chihuahua. Era muy buena

maestra, se veía que amaba lo que hacía, sus clases siempre fueron muy divertidas y llenas

de aprendizaje, se preocupaba por nosotros, siempre se preguntaba si necesitábamos algo

jugaba con nosotros en algunos recesos, nos hacia chistes (algunos malos por cierto), nos

sacaba de paseo escolar cuando los temas lo permitían, pero claro también nos regañaba si

hacíamos las cosas mal, y en lo personal en la primaria fue de gran apoyo para mí porque me

equivoque algunas veces y siempre estuvo ahí para mí y me aconsejaba. Ella conocía mi

gusto o mejor dicho mi sueño de algún día ser maestra y a veces en el salón de clases me

dejaba actuar como una cuando le explicaba algún tema a los niños que no lograban

comprenderlo, a mi me gustaba mucho hacerlo, porque imaginaba que ya era grande, pero

sobre todo que ya era maestra. Algunos otros niños también nos explicaban temas, pero ellos

decían que a ellos no les gustaría ser maestros porque no querían cuidar niños, limpiar

mocos, etc. Yo en ese momento pensaba que, si, un maestro enseñaba, pero que su principal

función era cuidar a los alumnos y pensaba que era fastidioso, pero a pesar de eso estaba

decidida a ser maestra.

El día de mi graduación al final de la ceremonia mi maestra me dijo unas palabras que tal vez

no eran tan relevantes, pero que sin duda me marcaron por completo y hasta la fecha no lo

olvido. Primero empezó con lo común que se le dice a un recién graduado “Mitzel, felicidades

por este logro en tu vida, nunca te des por vencida” y después me dijo “no abandones nunca

tu sueño de ser maestra, porque mi sueño es que algún día seas maestra de mis nietos y sin

ti no podre lograrlo.” En el momento lo tome como un gesto de amabilidad hacia mí y no le di


tanta importancia, pero con el tiempo seguía recordando cada una de sus palabras y me di

cuenta que tenía que lograr el sueño de ambas.

Conforme fue pasando el tiempo fui entendiendo que ser maestro no era solo enseñar algún

tema a los niños, si no que iba más allá de todo eso. Mi madre siempre me decía y aun me lo

dice “tienes mucho ángel para los niños” a mí me gustaba mucho que me dijera esto porque

me hacía sentir bonito, me hacía sentir que mi elección era la correcta, por mas simple que

fuera la frase para mi tenía una gran relevancia.

Pero no todo podía ser color de rosas, cuando estaba en el bachilleres, en quinto semestre,

hicieron en la escuela una feria de las universidades, llevaron a cada una de las más

sobresalientes en el estado para que nos enseñaran las diferentes carreras con las que cada

una contaba, algunos nos hacían demostraciones de lo que hacían para obtener un mayor

convencimiento, pero fuera de esto, me interese por la licenciatura en terapia física y

rehabilitación que ofertaba la uach en la facultad de medicina. Me llamo mucho la atención el

dar terapia a niños (cabe mencionar que mi principal enfoque inmediato fueron los niños), el

ayudarlos en su recuperación, tal vez a algunos enseñarlos a caminar, sentarse, ente otras

cosas. Me causo gran ilusión, investigue mas sobre esta carrera y al final cuando tuve que

sacar ficha, me decidí a sacarla en terapia física y rehabilitación. En realidad me había

interesado mucho, me esforcé mucho para pasar el examen, estudie todo el verano y gracias

a Dios lo pase, estaba muy feliz porque me había quedado en lo que según yo “me gustaba”,

pero todo cambio cuando empecé a conocer más al ambiente, cuando empecé a ver más de

cerca como era la carrera en realidad y me di cuenta que no era lo que realmente quería, fue

una etapa muy difícil en mi vida ya que el decirle a mis padres que no quería seguir en esa

carrera me causaba gran conflicto, no sabía cómo explicarles que me había equivocado, que
estaba en el lugar equivocado y que lo que estaba haciendo no me hacia feliz, me causaba

gran conflicto porque no quería decepcionarlos, no quería que pensara que no valoraba lo que

ellos hacían por mi o que pensaran que simplemente era un capricho, así que me tomo algo

de tiempo decidirme a decirles mis sentimientos, pero al final lo hice, y todo salió mucho mejor

de lo que pensaba, ellos mostraron gran comprensión para mí y me apoyaron, si entraron en

conflicto porque pensaron que no quería seguir estudiando ni esa, ni alguna otra carrera, pero

les explique que para nada era mi intención, si no al contrario, les dije que quería seguir con

mi sueño de ser maestra, de ser lo que realmente me haría feliz.

Cuando deje la uach, lo primero que hice fue ir a preguntar a la normal si no había

oportunidad de entrar o si en diciembre se podía sacar ficha y dio la casualidad de que un tío

por parte de la familia de mi mama trabajaba en la normal y él fue el que me atendió y me

explico que en la normal las fichas se sacaban por año, en ese entonces yo no sabía que se

manejaban así, entonces no me quedo de otra más que esperar.

En el tiempo de espera entre a trabajar a sams, me gustaba mucho trabajar allí porque en mi

área no era un trabajo pesado y tenía muy buena relación con mis compañeros, el estar ahí

me dio tiempo de aclarar mis ideas y de profundizar más en la cuestión de la docencia, quería

investigar todo lo posible, porque aunque yo estaba segura de que lo que quería para mi vida

era ser maestra no quería llegar a cometer otro error y entonces si decepcionar a mis padres.

La mayoría de las cosas que encontré en mi investigación eran aspectos negativos sobre

elegir la docencia como elección profesional ya que decían que todo iría cada vez de mal en

peor y que todo seria retroceso para el maestro, empezando por la nueva reforma, que

muchos derechos serian violados y muchos privilegios serian recortados, que eran muy mal
pagados, etc. Pero dentro de todo lo malo encontré algo bueno, un texto de una maestra

llamada Edenia Sánchez Montejo quien fue maestra y actualmente es directora de una

primaria en el estado de Tabasco. Es miembro del Consejo de Maestros ABC y ganadora del

“Premio ABC 2012, maestros de los que aprendemos”, que decía:

“Las paredes de mi salón eran alambres herrumbrados y de techo tenía pedazos de láminas y

cartón. Los niños en su mayoría llegaban sin desayunar por falta de dinero en sus hogares;

sus mochilas eran bolsas para el mandado, sus ropas desgastadas, pero limpias y con el olor

a humo del fogón de sus casas. Cuando era tiempo de lluvia no faltaban a clases; llegaban

con bolsas de plástico en la cabeza y en otra bolsa metían sus zapatos para que no se les

mojaran en el camino.

Cada vez que recibía a estos niños, pensaba en el enorme sacrificio que hacían a diario para

llegar a la escuela. Entonces preguntaba ¿para qué vienen a la escuela?, a lo que

respondían: “porque queremos ser mejor”. Después de esa respuesta, solamente podía sentir

gran compromiso con mi trabajo, pero también como colectivo docente ya que toda la

comunidad creía en la escuela, en sus docentes, en nosotros.

Ese compromiso nace del amor, ese amor auténtico que se cultiva a diario con sonrisas, con

palabras de confianza, con actitudes positivas, donde se dé el tiempo para divertirse, con

clases didácticas y significativas para cada uno de nuestros niños, donde el profesor deje su

papel de adulto por un momento y sea un niño que aprende del otro.”

Cuando leí ese texto me di cuenta que no era importante cuanto iba a ganar, o si tendría

menos vacaciones, que no importaba que pusieran algún examen para evaluar mi capacidad

como maestra, sino al contrario me tenía que esforzar para demostrar que ninguna reforma
es suficiente para un maestro que ama lo que es y que lucha por defenderlo. Comprendí que

tenía que hacer algo para ayudar en mi país, algo importante que pudiera contribuir a lograr

un gran cambio, y que mejor manera que atreves de la educación.

Retomo lo que decía anteriormente, ser maestra va mas allá de enseñar un tema ser maestra

es ser el ejemplo de los alumnos; alguien que los motive, que les de fuerza, que los inspire,

que sea guía en su caminar, para esto, se requiere un gran esfuerzo, amor, dedicación y

sacrificio. Una maestra no solo es una maestra, un maestra es psicólogo, doctor, amiga, eh

incluso hasta puede llegar a ser como una segunda madre para sus alumnos. Una maestra

tiene que comprometerse a superarse a sí mismo cada día, a nunca dejar de aprender, para

así ser el mejor maestro que cualquiera pudiera tener, lograr un cambio en aquellas

generaciones que dependan de ella. Ser maestra es tener paciencia, responsabilidad y

carácter, lograr transmitir a sus alumnos esas ganas y esa pasión por aprender, es tener la

capacidad de recordar y valorar la autenticidad de cada uno de sus alumnos, conocer sus

fortalezas, sus debilidades, reconocer las oportunidades en su recorrido de aprendizaje. Un

buen maestro debe enseñar eh inspirar a sus alumnos, forjarlos hasta cumplir sus metas.

La recompensa más grande que puede tener una maestra, es el cariño y agradecimiento de

los alumnos. Que si en un futuro te vuelven a encontrar te recuerden con alegría porque fuiste

de gran apoyo en sus vidas y su maestro “favorito”.

En conclusión quiero decir que no hay nada que me haga más feliz y que me apasione mas

que poder enseñar a un niño, poder forjar su camino y ayudarlo en su andar.

He tenido la oportunidad de impartir clases en la iglesia a la que asisto y eh sentido esa

satisfacción al escuchar que una voz tierna y dulce te dice “maestra” o cuando alguien le
pregunta a ese pequeño “¿Quién te enseño eso?” y el con mucho orgullo y alegría dice “la

maestra Mitzel.”

Doy gracias a Dios porque a elegido para mí la mejor profesión del mundo, porque me puso

en el lugar en el que tengo que estar y muy segura de mis palabras podría decir que quiero

ser maestra por amor y vocación, sin temor a equivocarme de que esto es lo mio.

Hay algunas frases que me gusta recordar:

 “Enseñar es escribir en el corazón de un niño”

 “Los mejores maestros enseñan desde el corazón, no de los libros”

 “El profesor que ama enseñar, hace que sus alumnos amen aprender”

 “La tarea del educador moderno no es cortar selvas, sino regar los desiertos”

Todas estas frases están basadas en amor, amor por la docencia, amor por los alumnos y

amor por nunca dejar de aprender, creo que es mi base de razón.

Muchas personas dicen que todos pueden ser maestros, que un ingeniero puede ser maestro,

un licenciado, un doctor, cualquiera y si tal vez ellos pueden ser maestros en universidades

con materias relacionadas con su carrera, pero si a un ingeniero lo pones en la primaria no va

saber qué hacer, un abogado tampoco y es que no le dan el valor que realmente representa

ser docente porque entonces dime no es a caso la docencia la única profesión que base de

todas las otras profesiones.

Yo ya decidí ser maestra, tengo mi decisión firme en esto y nada ni nadie me va a hacer

cambiar de opinión, creo que Dios me puso en el lugar correcto en el tiempo perfecto, porque

a pesar de que muchos me decían “perdiste un año” yo no lo sentí a si, pues en ese año tuve
el tiempo necesario para reflexionar sobre mi vida, mis gustos, mis pasiones, mis disgustos y

todo aquello que influía en mi decisión profesional, y gracias a este tiempo que tuve para

pensar las cosas hoy tengo una decisión firme y que me causa felicidad. Espero que nada me

pueda impedir terminar mi carrera con éxito y que en cuatro años pueda presumir, si digo

presumir, porque es de sentirse orgulloso tener una carrera profesional y más aun la

docencia. Es por todo esto que elegí ser maestra.

La mayoría de nosotros no tenemos más de cinco o seis personas que nos recuerdan. Los

maestros tienen miles de personas que les recuerdan por el resto de sus vidas.

-Andy Rooney.

El maestro mediocre cuenta. El maestro corriente explica. El maestro bueno demuestra. El

maestro excelente inspira.

-William A. Ward.

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