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EVANGELIO DE SAN MARCOS

CAPÍTULOS 14-16
José Miguel López San Blas 1ºESO
A Nº13
Apenas a poco de la celebración de la Pascua, los
sacerdotes y los maestros de la ley, buscaban una manera
de matar a Jesús.
Jesús estaba en Betania, y una mujer le arrojó perfume
mientras estaba en compañía del leproso y más presentes,
los cuales la reprendían y le comentaban severamente que
había hecho una mala acción, pero Jesús no pensaba así
como ellos y la perdonó, diciendo que ella hizo lo mejor
que pudo arrojándole perfume a su cuerpo que sería
sepultado, y esta acción sería recordada en muchos
lugares.
Un ambicioso discípulo de Jesús, acudió a los que lo
buscaban y se los ofreció a cambio de un beneficio
económico para él mismo.

Al poco tiempo Jesús encargó un comedor arreglado en el


que celebrar la cena de Pascua con sus discípulos. Dos de
ellos le obedecieron e hicieron lo mandado. La sala era tan
arreglada y amueblada como Jesús la había descrito.
Durante la cena Jesús les dijo a los apóstoles que uno de
ellos le traicionaría. Después de esto, Jesús, les otorgó pan
y vino bendecidos, los cuales representarían su cuerpo y su
sangre respectivamente.
Jesús les dijo que todos le iban a dejar atrás, a lo que
Pedro declaró: -<<Aunque todos te abandonen, yo no lo
haré>>.- Jesús, le dijo que antes de que el gallo cantase
por segunda vez, Pedro le negaría tres veces. Él, juró y per
juró que no lo haría nunca. Los demás dijeron lo mismo.

En un lugar llamado Getsemaní, Jesús les dijo a sus


discípulos que le esperasen mientras oraba. Se llevó a
Pedro a Jacobo y a Juan, en su compañía, Jesús sentía una
gran angustia, y se lo dijo a ellos. Les mandó a vigilar y
Jesús marchó a orar, pidiendo clemencia al Padre para no
tener que pasar ese mal trago. Volvió a donde sus
discípulos y los encontró dormidos, Jesús, dijo: «Simón —
le dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte
despierto ni una hora? Vigilen y oren para que no caigan
en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es
débil». Se marchó y volvió dos veces más, al volver la
última vez, les dijo: <<¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí
viene el que me traiciona!>>.
Todavía Jesús hablaba cuando llegó Judas, uno de los
doce, acompañado de una turba armada. Ellos tenían un
pacto, que era que a quien Judas besara era el traidor, y
este besó a Jesús. Jesús dijo que él había estado con ellos y
no era un bandido, ellos huyeron.
A Jesús lo llevaron al sumo sacerdote a declarar. Todos lo
acusaban falsamente y pedían condena de muerte para él.
Lo acusaron de que quería destruir el templo y construir
otro no hecho por hombres. El sumo, le preguntó si era el
Hijo del Señor, él dijo que sí. El sumo le rasgó las ropas,
le vendaron los ojos y comenzaron a golpearle, insultarle y
escupirle.

Más tarde, Pedro se encontró con una esclava del sumo.


Ella le digo que era uno de los que acompañaban al
nazareno, él lo negó por primera vez, ella salió a la entrada
y dijo a los presentes que Pedro era uno de ellos, lo negó
por segunda vez y por última vez, al decirle que al ser
galileo debía ser uno de ellos, lo negó. El gallo, cantó por
segunda vez.

Al alba del día siguiente ataron a Jesús y lo entregaron a


Pilato. Pilato le preguntó si era el rey de los judíos, dijo
que sí, mientras le acusaban de delitos. Un hombre
llamado Barrabás había sido arrestado y le pidió a Pilato
que hiciera lo que acostumbraba hacer. Pero Pilato insistía
en la condena a Jesús, los jefes de los sacerdotes insistían
en Barrabás. Entonces Pilato preguntó a los presentes que
hacer con Jesús y decidieron su crucifixión.
Lo llevaron al palacio, le pusieron una corona de espinas y
un manto morado y le gritaban:<<Salve, rey de los
judíos>>. Le golpeaban y escupían, después le pusieron su
ropa y fueron a crucificarle.
Obligaron a un campesino a cargar la cruz, lo llevaron al
Gólgota. Le ofrecieron vino con mirra, pero no lo tomó.
Lo crucificaron, con un letrero que ponía <<INRI>>, junto
a él

crucificaron a dos bandidos. Le decían que se salvase, los


crucificados junto a él le insultaban también.
A media tarde Jesús gritó con voz pobre y rasgada:<<
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?>>.
Un hombre le ofreció vinagre en una esponja a Jesús para
que bebiera. Dijeron: <<A ver si viene Elías a bajarlo.>>
Jesús, tras un fuerte grito, murió. La cortina del santuario
del templo se rasgó en dos, el centurión que estaba frente a
él exclamó: ¡En realidad era el hijo de Dios!

Lo sepultaron, y un hombre, José de Arimatea, pidió su


cuerpo, y le fue concedido. Se lo llevó en una sábana
blanca y lo puso en un sepulcro. La entrada la tapó con
una enorme piedra.

Al pasar el sábado María Magdalena y la madera de


Jacobo y Salomé fueron a ungir su cuerpo con perfume. Al
llegar la piedra había sido rodada. Al entrar en el sepulcro
vieron a un joven vestido con un manto blanco, sentado y
se asustaron. Les dijo:<<Ustedes buscan a Jesús el
nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está
aquí. Miren el lugar donde lo pusieron.>>
Primero Jesús se le apareció a María Magdalena. Después
se apareció Jesús en otra forma a dos de los apóstoles que
iban de camino al campo. Por último se apareció Jesús a
los once mientras comían; los reprendió por su falta de fe
y por su obstinación en no creerles a los que lo habían
visto

resucitado. Les dijo:<<Vayan por todo el mundo y


anuncien las buenas nuevas a toda criatura.>> <<El que
crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será
condenado.>>
Después de hablar con ellos, Jesús fue llevado al cielo y se
sentó a la derecha de Dios. Los discípulos salieron y
predicaron por todas partes, y el Señor los ayudaba en la
obra y confirmaba su palabra con las señales que la
acompañaban.

FIN.
JOSÉ MIGUEL LÓPEZ SAN BLAS
Nº13 1ºESO A

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