Está en la página 1de 10

Semana Santa

Narrador: Un día de semana Santa dos alumnas del colegio


San Pedro Apóstol de Paine conversaban
Alumna 1: Oye____________ ¿Cómo crees que seria la
historia de Jesús contada por algunos de nuestros
compañeros?
Alumna 2: La verdad, no lo sé, pero me la imagino algo así…

DOMINGO DE RAMOS
Narrador: Luego de que Jesús estuvo en Betania, decide
tomar rumbo a Jerusalén. Antes de ingresar a la ciudad.
Jesús: Vayan a la aldea que está enfrente y encontrarán
atado un burrito en el que nadie se ha montado. Desátenlo
y tráiganlo acá, si alguien les pregunta: “¿Por qué lo
desatan?”, díganle: “El Señor lo necesita y luego será
devuelto”
Discípulos: Así lo haremos Maestro.
(llegando al lugar donde estaba el burro)
Discípulo 1: Démonos prisa, nos están esperando.
Discípulo 2: Si
Dueño del Burro: ¿Qué hacen? ¿Por qué lo desatan?
Discípulo 1: El Señor lo necesita.
Discípulo 2: y luego será devuelto.
Narrador: Se lo llevaron, pues, a Jesús. Luego pusieron sus
mantos encima del burrito y ayudaron a Jesús a montarse.
Luego entrando Jesús a Jerusalén todos lo recibían
tendiendo sus mantos y también depositando ramas de
árboles, para celebrar su llegada.
La Multitud: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre
del Señor! ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Hosanna en las
alturas!

ÚLTIMA CENA
Narrador: Cuando llegó el día de la fiesta de los Panes sin
levadura, en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua,
Jesús envió a sus discípulos
Jesús: Vayan a hacer los preparativos para que comamos la
Pascua.
Discípulos: Señor, eso haremos.
Narrador: Ellos se fueron y encontraron un lugar,
prepararon la Pascua. Cuando llegó la hora, Jesús y sus
apóstoles se sentaron a la mesa.
Jesús: Ansiaba pasar la Pascua con ustedes antes de
padecer, pues les digo que no volveré a hacerlo hasta que
se cumpla en el reino de Dios.
Narrador: Luego tomó la copa, dio gracias y dijo:
Jesús: Tomen esto y repártanlo entre ustedes.
Narrador: También tomó pan y, después de dar gracias, lo
partió, se lo dio a ellos y dijo:
Jesús: Este pan es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan
esto para recordarme.
Jesús: (Tomando la copa) Esta copa es el nuevo pacto en mi
sangre, que es derramada por ustedes. Pero sepan que el
que va a traicionarme está en esta mesa.
Narrador: Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros
quién de ellos haría esto. Tuvieron además un altercado
sobre cuál de ellos sería el más importante.
Pedro: Señor, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel
como a la muerte.
Jesús: Pedro, te digo que hoy mismo, antes de que cante el
gallo, tres veces negarás que me conoces.

JESÚS ORA EN EL MONTE DE LOS OLIVOS


Narrador: Jesús salió de la ciudad y, se dirigió al monte de
los Olivos con sus discípulos. Cuando llegaron al lugar
Jesús: Oren para que no caigan en tentación.
(se separa de ellos a un poco, se arrodilla y empieza a orar)
(cuando terminó de orar y volvió a los discípulos, los
encontró dormidos)
Jesús: ¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para
que no caigan en tentación.

ARRESTO DE JESÚS
Narrador: Todavía estaba Jesús hablándole a sus discípulos
cuando se apareció una multitud lista para apresarlo, y al
frente iba uno de los doce. Este se acercó a Jesús para
besarlo.
Sacerdotes: Y como reconoceremos a quien apresar.
Judas: (A los sacerdotes) A quien yo bese, ese será. (se
acerca a besar a Jesús)
Jesús: Judas, ¿Con un beso traicionas al Hijo del hombre?
Discípulos: (Al ver que se acercan a llevarse a Jesús) Señor,
¿atacamos con la espada?
Jesús: NO, ¡Déjenlos!
Jesús: (Mirando a los sacerdotes) ¿Acaso soy un bandido,
para que vengan contra mí con espadas y palos?
Narrador: Arrestaron entonces a Jesús y lo llevaron a la casa
del sumo sacerdote. Pedro los seguía de lejos. Luego,
encendieron una fogata en medio del patio y se sentaron
alrededor, Pedro se les unió y una criada lo acuso.
Criada: Este estaba con él.
Pedro: Muchacha, yo no lo conozco.
Hombre 1: Me parece haberte con ellos.
Pedro: ¡No, hombre, no lo soy!
Narrador: Como una hora más tarde, otro lo acusó
Hombre 2: Seguro que este estaba con él; miren es galileo.
Pedro: ¡Hombre, no sé de qué estás hablando!
Narrador: En el mismo momento en que dijo eso, cantó el
gallo. Entonces Pedro recordó lo que el Señor le había
dicho. Y saliendo de allí, lloró amargamente. Luego de que
los encargados de vigilar a Jesús se burlarán de Él y lo
golpearan e insultaran. La asamblea en pleno se levantó, y
lo llevaron con Poncio Pilato.
ACUSACIÓN DEL PUEBLO A JESÚS
Sacerdotes: Hemos descubierto a este hombre agitando a
nuestra nación. Se opone al pago de impuestos al
emperador y afirma que él es el Cristo, un rey.
Pilato: (mirando a Jesús) ¿Eres tú el rey de los judíos?
Jesús: Tú mismo lo dices
Pilato: No encuentro en este hombre maldad de la que sea
culpable.
Sacerdotes: Con sus enseñanzas agita al pueblo por toda
Judea. Comenzó en Galilea y ha llegado hasta aquí.
Narrador: Pilato entonces reunió a los jefes de los
sacerdotes, a los gobernantes y al pueblo.
Pilato: No entiendo que es lo tan malo que ha hecho, para
que lo quieren condenar.
Multitud: ¡Llévate a ese! ¡Suéltanos a Barrabás!
Narrador: A Barrabás lo habían metido en la cárcel por una
insurrección en la ciudad, y por homicidio. Pilato, como
quería soltar a Jesús, apeló al pueblo otra vez, pero ellos se
pusieron a gritar
Multitud: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!
Pilatos: Pero ¿qué crimen ha cometido este hombre? No
encuentro que él sea culpable de nada que merezca la pena
de muerte, así que le daré una paliza y después lo soltaré.
Narrador: Pero ellos siguieron insistiendo en que lo
crucificara, y con sus gritos se impusieron. Por fin Pilato
decidió concederles su demanda, soltó al hombre que le
pedían, y dejó que hicieran con Jesús lo que quisieran.

LA CRUCIFIXIÓN

Narrador: luego de condenar a muerte a Jesús, fue azotado


maltratado y herido. Lo hicieron caminar hacia el lugar de
su crucifixión con un madero, a pesar de sus heridas. Con Él
también llevaban a otros dos, ambos criminales, para ser
ejecutados. Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera,
comenzaron clavándole manos y pies, para burlarse de aún
más pusieron en su cabeza una corona de espinas. Los
criminales quedaron uno a su derecha y otro a su izquierda.
Jesús: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.

Narrador: Ubicaron sobre él un letrero, que decía: «Este es


el Rey de los judíos». Uno de los criminales allí colgados
empezó a insultarlo. Pero el otro criminal solo aseguro.
Criminal: En nuestro caso, el castigo es justo, pues sufrimos
lo que merecen nuestros delitos. Tú, en cambio, no ha
hecho nada malo. Solo pido que te acuerdes de mí cuando
vengas en tu reino.
Jesús: Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso
Narrador: Desde el mediodía y hasta la media tarde toda la
tierra quedó sumida en la oscuridad, pues el sol se ocultó. Y
la cortina del santuario del templo se rasgó en dos.
Jesús: (Con Fuerza) ¡Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu!
Narrador: Y al decir esto, murió.
Entonces los que vieron el espectáculo, se fueron de allí
golpeándose el pecho. Los conocidos de Jesús, incluso las
mujeres que lo habían seguido desde Galilea, se quedaron
mirando desde lejos, luego volvieron a casa y prepararon
especias aromáticas y perfumes.

Había un hombre bueno y justo llamado José de Arimatea,


que pidió el cuerpo de Jesús para sepultarlo. Lo bajo del
madero, envolvió su cuerpo en una sábana de lino, fue
llevado a un sepulcro cavado en la roca, en el que todavía
no se había sepultado a nadie. Dos guardias custodios
permanecían ahí por si los fieles intentaban mover el
cuerpo.

LA RESURRECCIÓN
Narrador: El primer día de la semana, muy de mañana, las
mujeres fueron al sepulcro, llevando las especias aromáticas
que habían preparado. Encontraron que había sido quitada
la piedra que cubría el sepulcro y, al entrar, no hallaron el
cuerpo del Señor Jesús. Mientras se preguntaban qué
habría pasado, se les presentaron dos ángeles. Asustadas,
se arrodillaron.
Ángeles: ¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que
vive? No está aquí; ¡ha resucitado!
María Magdalena: (revisando la tumba) Es verdad, aquí no
hay nadie
Juana: Volvamos a decirle a los demás.
María la madre de Jacobo: Vamos
Narrador: Al regresar del sepulcro, les contaron todas estas
cosas a los discípulos y a todos los demás. Pero estos no les
creyeron. Pedro, sin embargo, salió corriendo al sepulcro.
Se asomó y vio solo las vendas de lino. Luego volvió a su
casa, extrañado de lo que había sucedido. Recordando lo
dicho por Jesús y sabiendo que había resucitado.

También podría gustarte