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El

Corazón de un Guerrero:
Antes de llegar a ser el guerrero, debes convertirte en el hijo amado

Copyright @ 2015 por Michael Thompson


Todos los derechos reservados.

Publicado en Grand Rapids, Michigan por Heart & Life Publishers, una división de Miles
Media, LLC. (Zoweh.org
)

A menos que se especifique otra cosa, las citas bíblicas han sido tomadas de la Biblia
Ampliada, copyright © 1954, 1958, 1962, 1964, 1965, 1987 por la Fundación Lockman.
Utilizada con permiso. ( L
ockman.org
)
Editor: Bob Hartig
Diseño de carátula: Emily Barahona Fotos
de carátula: Patrick Dunnagan Diseño
Interior: Emily Barahona

Impreso en los Estados Unidos de Norteamérica


Los guerreros no son lo que ustedes normalmente piensan que son.


El guerrero no es alguien que pelea,
porque nadie tiene el derecho de tomar la vida de otro.
El guerrero, para nosotros, es alguien que se sacrifica por el bien de los demás.

Su tarea es cuidar de los ancianos, los indefensos, de aquellos que no pueden proveer para ellos
mismos y, sobre todo, para sus hijos, el futuro de la humanidad.

— Toro Sentado
Jefe Sioux / Hombre Santo
(1831 – 1890)

!BIENVENIDO!

¡Estamos tan contentos de que estés leyendo El Corazón de un Guerrero!


Creemos que encontrará que este es un recurso invaluable en su viaje espiritual.

Los hombres tienen un rol glorioso y significativo en la narrativa épica de dios.


También son el objetivo de una guerra especial dirigida continuamente y sin
compasión al centro de su ser ... sus corazones masculinos. La ingenuidad e
ignorancia cierran el paso a muchos hombres manteniéndolos corriendo en
círculos, mientras que la desinformación y falta de entrenamiento mantienen
esclavizados a muchos más.

Los hombres están heridos, frustrados, enojados y aplastados por el peso de la


crítica y las expectativas. El intento más común de solucionarlo estos últimos
años es educarlos; Decirles a los hombres lo que están haciendo mal y darles una
lista para memorizar. Esta estrategia no está funcionando y es hora de que
volvamos a una sabiduría más antigua.

¿Qué pasa si estamos preparando a los hombres para el fracaso en lugar de


ayudarlos a ser libres? Acompañe al autor y guía, Michael Thompson, mientras
invita a los hombres a un lugar de entrenamiento y orientación que asegure un
corazón firme y un valor feroz. Un hombre no puede entrar en esta batalla sin
saber que es un Hijo amado. ¡Después de todo, de eso se trata la batalla!

¡Tenemos aún más recursos que nos gustaría compartir con usted para su
continuo crecimiento!
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ÍNDICE
Agradecimientos
Introducción

Parte 1
: El Hijo Amado

Capítulo 1
: De hijos amados a guerreros

Capítulo 2
: Recuperando tu corazón

Capítulo 3
: Es peor de lo que imaginamos

Capítulo 4
: Donde duele

Capítulo 5
: El ser amado

Capítulo 6
: Cuidado paternal

Capítulo 7
: Cuidados intensivos

Capítulo 8
: Los caminos de los hijos amados

Parte 2
: El Guerrero

Capítulo 9
: A lo que nos enfrentamos

Capítulo 10
: Entrenamiento básico: Conociendo y descansando en quien eres

Capítulo 11
: Entrenamiento avanzado: Lo bueno que Dios está haciendo en tu vida

Capítulo 12
: Advertencias y promesas

Capítulo 13
: Amar a una mujer
Capítulo 14
: Siguiendo al Rey
Epílogo
Apéndice
Fuentes de Información
Recursos

AGRADECIMIENTOS
A Robin: Qué honor ha sido aprender a luchar por ti, y qué gloriosa aventura es
luchar a tu lado. Te amo.

A Ashley, Hannah y Abbey: Dios se ha asociado con ustedes para enseñarme


tanto sobre el amor. Me hacen querer ser mejor. Las amo.

A mis amigos, mis hermanos: Ustedes saben quiénes son. Son osados, fuertes y
valientes. Gracias por caminar conmigo y permitirme caminar con ustedes,
descubriendo las verdades del Reino, el privilegio de caminar con el Rey, y la
gloria de asumir Su noble causa. Los amo.

A mi temible y tierno Dios, la poderosa Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu:


Qué días más gloriosos hemos tenido en mi proceso de crecimiento. El estar
ahora más establecido y más libre ha sido un viaje que ha abarcado los
momentos más duros así como los mejores días de mi vida. Estoy deseoso de
más, porque contigo siempre hay más. Oro que cada hombre conozca tu increíble
amor, Padre; que disfrute una amistad profunda, muy profunda contigo, Jesús; y
que escuche tu maravillosa voz guiadora, Espíritu Santo. Tú eres todo lo que
necesito, mi Dios. Te amo.

INTRODUCCIÓN

C
uando la gente se da cuenta que he escrito un libro, si algo preguntan,
normalmente es, ¿ De qué trata? No es una mala pregunta, ciertamente no es una
que he descubierto cómo contestar en una conversación de ascensor. Raramente
me preguntan ¿Porque lo escribió? Esta pregunta es mucho mejor. Tal vez aún no
la pueda contestar en menos de un minuto, pero aquí va por qué escribí El corazón
de un guerrero. Hay dos razones:

Esperanza
y
Confiar algo que es valioso
En la película Corazón Valiente hay un gran intercambio entre el niño William
Wallace y su padre, Malcolm. Creo que es una de las muchas razones
importantes por la que muchos hombres les gusta tanto la película. Ocurre al
principio de la historia, poco después que el padre de William y su hermano
mayor van a una reunión cumbre de los escoceses donde la mayoría es
brutalmente asesinada por Longshanks, el malvado y opresor rey de Inglaterra.
Al regreso de los hombres sobrevivientes, el niño escucha la trágica noticia de la
muerte de su padre.
Esa noche, el joven William tiene una visión. Estaba recostado al lado de su
padre. Malcom se voltea hacia el joven William y con ternura y convicción le
dice a su hijo,

Tu corazón está libre. Ten el valor de seguirlo.

He visto a hombres convertirse en mejores personas y también los he visto


irse por otros caminos. Le he preguntado a Dios, “¿Qué hace la diferencia?”
Dios ha compartido mucho conmigo—perspectivas personales, íntimas y
fundamentales. Creo que Él desea revelárselas a cada varón que esté dispuesto
a hacer preguntas. Dios quiere confiar a un hombre las cosas que él debe saber
para navegar por este lugar caído y ver a otros, especialmente a su esposa e
hijos, ir con él. Decididamente espero que haya un levantamiento de hombres,
hombres centrados que hagan la diferencia del Reino en este mundo—
simplemente al vivir siendo amados. Es lo más difícil de alcanzar en este
mundo. Pero también es la cosa más transformadora del universo. Así que me
atrevo a esperarlo. Me atrevo a creer en ello según Hebreos 11:1: “Es, pues, la
fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” (RV).
Hace poco más de una década, comencé un viaje, el que acabo de intentar
explicar. Aunque he pasado toda mi vida en la iglesia y he aceptado a Cristo en
mi corazón varias docenas de veces (para asegurarme de que fuera así, tú sabes
cómo es eso), algo andaba chueco. No lo hubiera podido describir tal como
simplemente lo sentía: un persistente sentimiento de que yo, como persona, no
era suficiente. No estaba haciendo suficiente, no compartía lo suficiente, no
servía lo suficiente, no daba lo suficiente, y así sucesivamente.
Luego un día, estoy seguro que por gracia de Dios, lo capté: vi la verdad de
la gracia y el tremendo amor del Padre por mí. No estaba particularmente
buscándolo; fue más como si de pronto me despertara de un coma en el que ni
sabía que estaba. Tú me entiendes: en un momento dado estás durmiendo y de
pronto no lo estás. Justo al otro lado de no saber está el saber . Un segundo no
ve, y el siguiente sí ve. Es así como inicié la travesía valerosa y firme de ser
verdaderamente yo mismo.
Por más de diez años (ahora tengo cincuenta años), Dios me ha brindado Sus
cuidados paternales de manera tal que ha avivado mi esperanza y llenado mi
corazón. Con el tiempo, Él ha tallado y entregado cada vez más experiencias en
mi vida que me han cambiado, me han hecho una mejor persona. En el
transcurso del tiempo, en la asociación y proceso de caminar con mi Padre, ha
habido un confiar , un otorgar, un dar algo valioso, que haré todo lo posible por
compartirlo en este libro.
Por si acaso “mejorando”, no significa que la vida se haya vuelto más fácil,
ni que siempre todo vaya bien. No conozco a ningún hombre que viva así. No
cuando se profundiza un poco con ellos, al panorama de sus vidas donde se
devela la verdad de sus circunstancias y relaciones. Allí encuentro hombres que
luchan, algunos bien y otros no tan bien. Muy pocos son libres. Mientras están
en coma, la mayoría de hombres aparentemente están activos, pero el drama
que llevan por dentro pesa mucho más que el drama que se despliega alrededor
de ellos. La mayoría de los hombres están dormidos a su mundo interior,
dormidos a las voces internas a las que están constantemente sujetos. Dormidos
a los juicios y acusaciones a los que están sometidos y que, algunas veces, se
sienten que está justificado hacer los mismo a aquellos cercanos a ellos. Así
estaba yo.
Estaba.
Al igual que Saúl camino a Damasco, confiado en que iba en la dirección
correcta y haciendo lo correcto, yo necesitaba que Jesús interviniera, quitara las
escamas de mis ojos y me liberara.
En un momento crucial en Corazón Valiente , Wallace cabalga con los
muchos hombres que él inspiró para enfrentar al enemigo en el campo de batalla.
En ese momento, su ejército une fuerzas con los otros compañeros escoceses, los
que todavía no eran parte de la rebelión, los que no estaban allí para pelear. Más
bien estaban allí para negociar, aceptando las condiciones del enemigo para que
pudieran replegarse y vivir en la sombra, inadvertidos. Pero justo antes de que
sean amedrentados y amenazados para transigir, William Wallace habla:

WALLACE: ¡Soy William Wallace! Y veo aquí todo un ejército de mis


compatriotas desafiando la tiranía. Ustedes han venido a pelear como
hombres libres—y hombres libres son. ¿Qué harán con esa libertad?
¿Pelearán?

VETERANO: ¿Pelear? ¿Contra eso? ¡No! Correremos y viviremos.

WALLACE: Sí, peleen y podrán morir. Corran y vivirán–al menos por un


tiempo. Y morir en sus lechos, de aquí a muchos años, ¿estarían ustedes
dispuestos a cambiar todos esos días, por este día, por una oportunidad, tan
solo una oportunidad, de regresar aquí y decirle a nuestros enemigos que
pueden quitarnos la vida, pero que nunca podrán quitarnos…nuestra libertad!

El que se nos confíe algo valioso es algo maravilloso. Trae honor y la


convicción de que Soy suficiente . Soy suficiente para mantenerlo seguro, y soy
suficiente para entregarlo donde el dueño desee que se comparta.
Esto es lo que deseo ser y esto es lo que deseo hacer. Lo loco de esto es que
cuando lo que se nos confía debe compartirse, está sujeto a la aceptación y
también al rechazo. Algunos lo querrán, otros no. Es mi más profunda esperanza
que aquello que se me ha confiado—en mi intento de compartirlo contigo en este
libro—encuentre tu aceptación y puedas ya sea comenzar o avanzar en tu
caminar con Dios. Espero que puedas ser impactado de tal forma que te permita
experimentar, a través de recibir amor y pelear la buena batalla por el amor, lo
valiosos que es este Camino—y lo valioso que es usted .
Espero que este libro encuentre tu corazón presto. Y al llegar al final de tu
lectura, espero que estés deseoso de unirte a la gran reforma: la reforma de los
corazones de los hombres en corazones de hijos amados orientados y asentados.
Guerreros listos tanto para vivir en el Reino como para avanzar el Reino.
Hombres que se asocian con Cristo para recuperar el terreno perdido y, en el
proceso, liberar todo aquello que Cristo tenía previsto que fuese verdaderamente
libre.

PARTE 1
EL HIJO AMADO

DE HIJOS AMADOS A GUERREROS

Todo lo que se necesita para que las fuerzas del mal se impongan en el mundo es que suficientes
hombres buenos no hagan nada.
— EDMUND BURKE

En una batalla, todo lo que usted necesita para pelear es un poco de sangre ardiente y saber que es
más peligroso perder que ganar.
— GEORGE BERNARD SHAW
uando Jake tenía diez años, su tío lo llevó a pescar. Fue una experiencia que

C nunca olvidó, aunque a menudo hubiera deseado hacerlo—porque esa


tarde, a la orilla de un lago aislado, el tío de Jake lo acosó sexualmente
por primera vez.

Confundido y temeroso, Jake nunca se lo dijo a nadie. ¿A quién hubiera


podido ir? Su mamá, que criaba sola a Jake y a su hermana menor nunca hubiera
creído tal cosa de su propio hermano. Su padre alcohólico nunca estaba presente
y, de todos modos, él le hubiera dicho a Jake que era un perdedor y lo hubiera
golpeado repetidas veces, lo mismo que hacía antes del divorcio.
A partir de allí y hasta la secundaria, continuaron sucediendo incidentes
similares cada vez que el tío de Jake visitaba, hasta que un día, cuando
finalmente Jake creció y se convirtió en un ser lo suficientemente malo,
finalmente consiguió poner fin al abuso. Para entonces había estado en bastantes
peleas con otros muchachos de su edad. Compensando su vergüenza, rabia e
inseguridad con agresión, Jake usualmente era el iniciador. Si había algo que
hacía bien, era utilizar sus puños. Sus calificaciones pueden haber sido
malísimas, su vida en casa pudo haber sido un desastre, pero, ¡madre mía! ese
chico sí que podía pelear.
Jake mantuvo malas compañías y, naturalmente, las drogas entraron en el
cuadro, y cuando Jake cumplió 20 años hizo su primer robo, y luego el segundo.
El tercero lo llevó ante el juez, y para muchos de estos jóvenes eso hubiera sido
el final de esa actividad. Para Jake solo fue el comienzo.
Para acortar una historia larga, violenta y trágica, Jake finalmente terminó tras
de las rejas durante bastante tiempo. Por supuesto, no era su culpa. Si tan solo
ese empleado de la gasolinera hubiera mantenido su boca cerrada, todo hubiera
salido bien. ¿Acaso era estúpido ese tipo? No se discute a punta de pistola.
He aquí ahora a Jake, de veintinueve años de edad, que se enfrentaba a un
largo trecho de su vida en prisión por asalto y robo a mano armada.


Al contemplar el versículo dos del Salmo 23 para su próximo sermón, Natán se
sorprendió al sentir que sus ojos se humedecían.
En verdes pastos me hace descansar.

“Señor, un poco de eso me vendría bien,” pensó Natán. Un lugar de reposo,


una oportunidad para relajarme. Como pastor de la iglesia más grande de su
pequeña ciudad, Natán sabía todo sobre cómo hacer malabares con las
exigencias de su profesión, pero de alguna manera había perdido la pista de los
verdes pastos. Su temprana pasión por el ministerio se había erosionado y ahora
se encontraba en una cinta caminadora, en una rutina. Y esa caminadora parecía
girar cada vez más rápido. Ahora, a los cuarentaiseis años de edad, Natán
raramente se sentía apasionado. Con frecuencia, lo que sí sentía era que estaba
estresado. Eso y simplemente cansado.

Junto a tranquilas aguas me conduce.

“A mí no,” pensó Natán. No hay aguas tranquilas para mí. Éxito, sí. Si el
éxito se pudiera medir por la asistencia, en un hermoso edificio nuevo, y en
música y tecnología de comunicación de última generación, entonces Natán
logró el éxito. Pero, ¿dónde quedó el gozo?
Natán predicó sobre la salvación por gracia. Pero cuando llegó a la parte de
vivir por gracia, le fue difícil creer lo que él mismo no estaba experimentando.
Reuniones de la Junta Directiva, campañas para recaudar fondos, preocupaciones
de presupuesto y personal, programas, desarrollo de liderazgo, sesiones de
consejería, visitas, el descontento de los miembros de la iglesia, su propio
impulso implacable para el crecimiento de la iglesia—todo esto y más describe
la vida de Natán. Hubo interminables obstáculos que sortear, pero no hubo
mucha gracia. Solo la voz de su padre resonando de su niñez: “No me
decepciones, hijo. Tú puedes hacerlo mejor.”
Estaba tratando de hacerlo mejor, esforzándose mucho. Y por todo lo que se
veía, Natán era una historia brillante de éxito pastoral. Pero debajo de la
superficie, su esposa resentía estar en segundo plano en relación al ministerio. Su
hija y sus dos hijos deseaban más que cualquier cosa tener una vida familiar
normal. Y el propio Natán no era feliz. ¿Era esto de lo que realmente trata el
servir a Dios? ¿Una cruzada de un hombre para construir la iglesia más dinámica
de la ciudad al precio de la disfunción familiar y el agotamiento personal?

Él restaura mi alma

Restauración— sí, eso era lo que necesitaba. Tan solo leer la palabra hacía
que anhelara experimentar su realidad. Por años había predicado a otros sobre el
amor de Dios. Ahora, sentado detrás de su escritorio de madera de cerezo en la
quietud de su oficina, se dio cuenta cuánto necesitaba ese amor para sí mismo.
Las lágrimas vinieron. Solo un hilo, pero allí estaban.
Jake y Natán: dos hombres muy diferentes con vidas tremendamente
diferentes, pero ambos tienen el mismo problema. Cada uno necesita
desesperadamente experimentar lo que significa ser el hijo amado de un Padre
eterno. Y cada uno necesita ser orientado por medio de una capacitación en el arte
y en el corazón, para ser un guerrero que pelea por una causa superior a la propia
y por un Rey superior a él mismo.
Innumerables hombres son como ellos en ese aspecto. Tú muy bien podrías
ser uno de ellos. Tu historia es tuya y tus luchas son únicas. Pero para ti, al
igual que para Jake y Natán y para todo hombre, hay buenas noticias. No
importa cuán desesperanzadoras parezcan ser tus circunstancias o cuán grandes
puedan parecer, Dios está haciendo algo en lo profundo de tu vida.
Hay un amor que puedes experimentar y que te puede transformar.
Hay una batalla en la que te puedes involucrar que vale la pena pelearla.
Y hay una historia para que la vivas que es más grande y mejor de lo que
jamás hayas conocido.

ALGO ANTIGÜO
Mucho se ha escrito respecto a la crisis de la masculinidad, y así debe ser. Debe
continuar hasta que arreglemos todo lo que está mal. Es posible que nuestro
mayor desafío sea ponernos de acuerdo en lo que concierne al problema que
acosa a los varones. Los hombres son víctimas de una antigua e implacable crisis
de identidad masculina. Sufren de una desorientación que se regenera de
generación en generación.
Es intrínseco en los hombres alzarse, colaborar, ofrecer, proveer y proteger,
pero un sinnúmero de ellos está herido y la confusión, miedo e incertidumbre
los invade. Con mucha frecuencia se desmoronan cuando se enfrentan a pruebas
y desafíos que son necesarios para que el hombre se haga hombre. Los hombres
han sufrido por mucho tiempo el hecho de estar mal equipados, mal capacitados
y mal preparados para desempeñar su papel. El efecto es acumulativo; son
muchos los factores que contribuyen a la crisis de la masculinidad. Pero si
seguimos el hilo hasta su origen las heridas y lesiones que nosotros los hombres
cargamos se deben a la falta de amor—esa clase de amor que recibe un hijo de
parte de su padre que lo convierte en un hombre. Si pudiéramos señalar lo que
nos aflige y su origen, entonces podemos y debemos ir a recibir tratamiento.
Una vez que hayamos recibido tratamiento, entonces podemos comenzar el
entrenamiento. Pero no hasta entonces. Si un atleta se somete a un entrenamiento
antes de ser tratado por una lesión, dicha lesión solo puede empeorar. La primera
misión será regresar y encontrar los orígenes de nuestras heridas y lo que está
agobiando nuestros corazones, robando nuestra gloria y menguando nuestros
roles.
Vivimos en una Historia muy grande, y ni tú ni yo somos sus autores. Con
frecuencia, sin embargo, buscamos escribir nosotros mismos nuestro propio
capítulo, porque la historia involucra algo que preferimos evitar—algo que,
aunque sea glorioso, es desagradable, aterrador y doloroso: una batalla.
En los últimos veinte años mi trabajo con los hombres me ha convencido de
que ellos están o bien entrando a una batalla, o ya están librando una batalla o
están saliendo de una. Los hombres si no están luchando por sus propias vidas
están luchando por la vida de aquellos a quienes desean profundamente proteger
y proveer. Hay muchos momentos cuando el verdadero autor de la Historia más
grande, Dios, invita al hombre a ser hombre, llamándolo a importantes
momentos de conflicto. Si el Nuevo Testamento es verdad, jamás hay un
momento donde tú y yo no estemos en guerra. Siempre habrá una necesidad de
guerreros.

HIJOS AMADOS
Tengo una esperanza para los hombres, una visión que me llena de energía
mientras escribo este libro. Es esto:

Espero un día ver los corazones de hombres tan asentados en sus bases, tan bien
entrenados, tan bien equipados y tan bien involucrados que cuando la maldad
se atreva a levantar cabeza, los hijos amados guerreros, sabrán qué hacer y
lo harán bien.

Para que esto suceda, un hombre necesita recobrar su verdadero corazón—el


buen corazón lleno de la vida de Cristo y sellado con Su carácter que el Padre da
a Sus hijos en el nuevo nacimiento. Y necesita experimentar que ciertamente es
el hijo amado de un buen Padre. Entonces a ese hombre se le puede mostrar su
corazón de guerrero. Un guerrero es un hijo amado que está entrenado y
equipado para involucrarse en las batallas de la vida y la muerte que
continuamente se dan dentro de él y alrededor de él.
¿Qué significa ser un hijo amado? Necesitamos estar claros sobre esto desde
el principio, porque todo lo que sigue a continuación fluye de esto. Un hijo
amado es uno que experimenta el amor incondicional de Su Padre de una manera
que lo impacta profundamente y lo deja con:
Nada que esconder,
Nada que probar,
Nada que temer.

Ese tipo de amor deja marcas; tiene un efecto motivador y de empoder-


amiento sobre el hijo. Por ello, el hombre es completamente libre.
Cuando tu viniste a los pies de Cristo naciste nuevamente, y te convertiste en
un hijo de Dios, profundamente amado. Esa es tu identidad tan sólida como la
roca. Las circunstancias no deberán alterarla y las mentiras del enemigo no
deberían robarlas. Pero saber la verdad en tu cabeza no es lo mismo que
experimentarla en tu corazón como una realidad cotidiana—como algo que te
libera, que te proporciona gozo, te transforma, te da esperanza, te sostiene en los
tiempos difíciles y te motiva en todo lo que haces. De eso trata el ser un hijo
amado. Se trata a la vez de quién eres y en quién te estás convirtiendo, es decir,
el despertar de tu corazón sobre quién realmente eres para el Padre y sobre quién
es Él para ti. Tu verdadera identidad ya está en su lugar, y continuarás creciendo
en ella. El experimentar el amor del Padre es tener un impacto liberador y de
empoderamiento en cuanto a tu forma de vivir.
El apóstol Juan lo puso de esta manera: “Mirad cuál amor nos ha dado el
Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (I Juan 3:1 (RV 1960). ¿Puedes
percibir el sobrecogimiento y absoluto asombro del viejo discípulo, al escribir
esas palabras? Estaba expresando una verdad que resonaba en su corazón y
permeaba su ser. Y así debe ser para ti y para mí también: no solo un versículo
bíblico para memorizar, sino una realidad viva y vital en la que nosotros
caminemos confiados, agradecidos, gozosos y de manera poderosa ya que el
amor de Dios por nosotros se enciende como una llama en los corazones de los
hijos amados.
Para Él, valió la pena morir por nosotros, y para nosotros, ¡vale la pena vivir
por Él! El ser amado responde a las preguntas centrales de nuestros corazones
como hijos de Dios: ¿Me ves? ¿Amas lo que ves? ¿Soy fuerte? ¿Puedo lograrlo?
Dios debe llevarnos en una travesía en la que el otorgar y el llamado a la fortaleza,
al valor y al amor son los propósitos santos y divinos de Dios. Es a través de
estas cualidades que los hombres llevan Su imagen, y son las que Dios quiere
ver restauradas en nosotros.
El experimentar en tu corazón el amor del Padre hacia ti será lo que cambie tu
vida, no solo una vez sino vez tras vez, y serás un peligro para el enemigo. ¡Ay
de él si llegas a entender quién eres realmente! Por eso Satanás hace todo lo que
puede para impedir que confíes y disfrutes de la verdad. Porque una vez que lo
hagas, el entrenamiento ha comenzado para que un hijo amado se convierta en
guerrero: en un hombre que sabe cómo pelear con amor y por amor.

EL CAMINO DEL GUERRERO


Gran parte de lo que Dios está haciendo en la vida de un hombre es
entrenamiento: entrenamiento en el arte y práctica de ser un guerrero amoroso.
Hay una relación con Dios y una travesía con Él en la cual un hombre se vuelve
más como Dios quiere que él sea. Esto va llegando conforme el hombre es
entrenado y equipado para ofrecerse a sí mismo por los corazones de los demás.
El Padre trae misiones, momentos y relaciones a Su hijo amado que requiere de
un hombre con un corazón orientado y asentado para traer los caminos del Reino
a la situación. Más sobre las palabras orientado y asentado dentro de poco; pero,
primero, veamos en más profundidad lo que significa ser un guerrero. Un
guerrero es una palabra antigua que describe un rol que, en esencia, es el de un
hábil pacificador. Los antiguos celtas tenían un dicho: “Nunca des una espada a
un hombre que no pueda bailar.” Ser un guerrero involucra más que fuerza. Va
más profundo: hay destreza, intuición y gracia. Solo cuando un hombre conoce
de primera mano el gozo y la belleza de la vida y cómo vivirla bien—posee no
solo las armas sino también gracia en los movimientos del corazón para librar la
guerra sobre lo que es más preciado.
Los caballeros se regían por un código que les demandaba proteger a los
desvalidos. Jesús le enseñó a Su banda de hermanos a ser astutos como las
serpientes e inocentes como las palomas (Mateo 10:16). Nobleza, sabiduría y
pureza de motivos son componentes que forman parte de la vida de un guerrero
tan igual como lo es la batalla. Se necesita con suma urgencia hombres que se
ajusten a la descripción de un guerrero, pero están demasiado escasos. El motivo
es que es un asunto de orientación y de un corazón asentado.
El término corazón también es antiguo. En los principios de la cultura hebrea
significaba el centro, el núcleo, el pozo profundo de un hombre o de una mujer.
Se le enseñó al pueblo hebreo guardar su corazón con diligencia sobre cualquier
otra cosa (Prov. 4:23), atesorar sabiduría en el corazón (Prov. 3:1-5) y creer,
confiar y amar desde un corazón integro (Prov. 6:21; 22:11; 23:19; 27:19). Se
pasaron estas verdades a través de las generaciones.
Hay arte en las destrezas y habilidades de un guerrero, un aprendizaje y
práctica de un oficio que hace sentir su presencia. La manera en que procede un
guerrero es algo que trae alivio a los oprimidos y problemas a los opresores.
Pero, el dominarla lleva tiempo, paciencia, sabiduría, entendimiento y fracasos.
Sí, fracasos. Se necesita eso…y la facultad de maestros, algunos grandes y
gloriosos, otros son duros y poco gentiles, que tratan de incitarnos a lo que
somos y a lo que no somos.
El dar forma a un corazón masculino en un hombre no es un asunto de un solo
momento sino de varios “momentos únicos” que se van acumulando y que
equipan al guerrero en su arte. Elbert Hubbard, un artista y poeta de finales del
siglo, escribió, ”El arte no es una cosa—es un camino”.
Los guerreros son personajes peligrosos en cualquier historia y pueden ser
atraídos hacia roles y causas que van en contra de lo que está hecho un guerrero
y para lo cual ha sido entrenado. Lo vemos a diario en los titulares y es trágico:
hombres tomando atajos, haciendo concesiones, cruzando líneas borrosas,
hombres que se esconden o se esfuerzan. Nos está matando. Los hombres de
hoy están mal entrenados, mal aconsejados, son ingenuos, están enojados,
temerosos, confundidos, heridos, cansados—la lista continúa describiendo la
condición actual del corazón de los hombres. La confusión ha resultado en lo
que yo llamo desorientación y un pronóstico de lo que continuará salvo que se
recupere una manera antigua—porque los hombres desorientados producen más
hombres desorientados, y el legado del fracaso pasará de generación en
generación.
En este libro, espero persuadir a los hombres que vayan con Dios de vuelta a
sus historias para eliminar lo que sea que los esté bloqueando y les impida
recibir el amor que Dios les ofrece: el amor de un Padre para Sus hijos amados.
Entonces, con la habilidad recuperada de recibir el amor del Padre, espero
inculcar en los hombres una toma de conciencia del entrenamiento continuo que
se requiere para que los hombres desorientados pasen a estar orientados .
¿Qué significa estar orientado? Un hombre orientado basa su vida y acciones
en tres cosas: su identidad, su entorno, y su misión. Él sabe:
1.

Quién es.
En Cristo, él es un hijo amado del Padre. El hombre orientado halla su
seguridad y fuerza tan solo en esa identidad profunda.

2.

Dónde está.
Un hombre orientado tiene “ojos para ver y oídos para oír” sobre lo que
está pasando a su alrededor. Está alerta a las fuerzas espirituales que
están trabajando detrás de las circunstancias físicas. Él sabe que vive en
una zona de conflicto permanente.

3.

El bien que Dios hace.


Un hombre orientado busca asociarse con los propósitos redentores de
su Padre. Él busca el bien que Dios está haciendo en su vida y a través
de ella, y ve sus circunstancias y relaciones con un corazón atento y
comprometido.

Con el tiempo, un modo de vida orientado lleva a un corazón más asentado —


a una estabilidad más profunda que es producto de una experiencia permanente.
Un corazón tranquilo (un hombre que no tiene nada que esconder, probar o
temer) no viene de la noche a la mañana. Es el resultado de descubrir y
redescubrir, vez tras vez, la gracia y la efectividad de caminar con Dios y de
vivir una vida orientada hasta que esa forma de vida se convierta en algo más
que un simple acercamiento. Por medio de una renovación profunda del corazón,
tú y yo podemos llegar a ser verdaderos hombres.
No te equivoques: el entrenamiento para una vida orientada no es fácil y
siempre está en progreso. Las preguntas son, ¿quién está haciendo el
entrenamiento, y de qué trata dicha capacitación?

¿UN MEJOR CAMINO?


Los antiguos escoceses y celtas creían que la travesía espiritual de un hombre
exigía un divagar externo e interno. El hombre debía buscar a Dios en una gran
aventura a menudo sin saber a dónde Dios lo conduciría. Los peregrinajes eran
una parte y la práctica de la travesía de un hombre hacia la madurez y los
reveladores descubrimientos en el camino beneficiaban tremendamente a
aquellos que con osadía se aventuraban a darlos a conocer. A través de la
experiencia, un hombre llegaba a conocer tres verdades fundamentales. Una era,
la historia que vivo es mucho más grande que yo. La segunda era, estoy en una
necesidad constante de entender y de entrenar. Siempre hay más. La tercera era,
me necesitan.
No todos los peregrinajes salían bien, y no todos los hombres recibían lo que
desesperadamente necesitaban. Eso todavía sigue siendo cierto para nosotros. Si
las tres lecciones de la travesía no se internalizan, entonces un hombre no ha
viajado lo suficientemente lejos o es más probable que esté caminando en la
dirección equivocada.
Los hombres, en su gran mayoría, se encuentran perdidos o, mínimo, están
aturdidos y confundidos (desorientados). Están mirando en la dirección
equivocada para la iniciación y validación, buscando y consultando en la cultura
respuesta a sus preguntas centrales sobre la vida y quiénes son. Pero es evidente
que la cultura es un desastre y no tiene lo necesario para hacer crecer a los
hombres. Un hombre debe mostrar su identidad al mundo que lo rodea, no
obtenerla del mundo.
Tengo el privilegio de tener un asiento en primera fila en la vida de pastores y
hombres que han asistido a la iglesia toda su vida. Así que sé perfectamente que
el estereotipo de que los hombres que asisten a la iglesia son “mejores” que
aquellos que no asisten a la iglesia no tiene sustento. La iglesia de hoy está tan
desafiada como nuestra cultura cuando se trata de desarrollar hombres que estén
asentados, entrenados e involucrados.
¿Involucrados? ¿Involucrados en qué? En todo aquello que Dios tiene para
que los hombres reciban de Él y participen con Él. Los hombres que están
involucrados continuamente van a Dios para cualquier cosa y para todo, desde
sanidad hasta entrenamiento. Tales hombres buscan permanecer íntimamente
conectados con Dios para entender y asociarse con Él para llevar los caminos de
Su Reino a las circunstancias que los rodean.
El método típico de nuestras iglesias para tratar con hombres no produce
hombres comprometidos, capacitados o asentados. Más bien, armamos a los
hombres con unos pocos versículos bíblicos y un discurso semanal. Luego los
enviamos a un “grupo de vida” en la casa de alguien, donde se supone que se van
a “conectar” hablando del discurso de la semana. Lo que muchos de los hombres
obtienen de todo esto es que deben mejorar y deben hacer más. Y ese mensaje
viene de lo que alguien más les dijo sobre Dios, no de su propia relación con Él.
El entrenamiento que están recibiendo es para una vida domesticada, no proviene
de la aventura de caminar personalmente con Dios. ¿Es esto lo mejor que
podemos hacer? Porque esto no es lo que los hombres soñaron o aspiraron, en el
supuesto de que todavía sueñen y aspiren.
Los hombres se merecen algo mejor. Los hombres necesitan algo mejor. Los
hombres necesitan ser equipados, guiados y luego movilizados por Dios para
mantenerse en sociedad con Él, entrando a batallar por los corazones de los
demás.

UN REY POR QUIÉN LUCHAR


Cada guerrero necesita una causa y un rey–algo y alguien mucho más grande que
él, algo por lo cual luchar y alguien con quien luchar, porque luchar es su
consigna. La historia que estamos viviendo es una de conflicto, una guerra de
proporciones épicas. La evidencia de esto es constante y dolorosa. Las noticias
de hoy nos recuerdan desde la primera hasta la última página, historia tras
historia, que algo anda mal con nuestro mundo. Todos estamos de acuerdo con
esto, pero realmente muy pocos de nosotros sabemos cuál es el problema.
Queremos estar al lado de lo correcto y del bien y no estar atrapados en el medio
o en el lado equivocado. Pero a menos que seamos correctamente orientados,
moveremos nuestras espadas de un lado al otro en el aire e incluso entre
nosotros mismos sin reconocer a nuestro verdadero enemigo.
Debido a que son hijos amados, los hombres orientados no tienen nada que
ocultar, nada que temer y nada que probar. ¿Cuántos hombres conoces que vivan
así? ¿Cuántos conoces que sean fuertes y con un corazón tierno? ¿Hombres
buenos, asentados y libres? ¿Qué si nosotros pudiéramos ser esos hombres que
viven bien, aman bien y luchan bien como verdaderos pacificadores? ¿Como
hijos amados con corazones de guerreros, amados por un glorioso Rey y
viviendo con y por una gran causa?
Desafortunadamente, hoy en día hay muy pocas causas dignas y menos aún
reyes buenos. ¿Dónde están los buenos reyes? ¿Dónde están los hombres nobles
para seguirlos, emularlos y aprender de ellos y con quienes alinear nuestros
corazones? ¿Reyes que vivan en el contexto de la Historia más grande, que amen
bien y que estén buscando hombres buenos en quienes puedan confiar y con
quienes puedan compartir la vida?
Existe tal rey: Jesús. Verlo como algo menos sería aspirar a menos. Sin
embargo, trágicamente, el Hijo de Dios también llamado el Hijo del Hombre ha
sido incomprendido y tergiversado. Fue hecho menor que el más fiero pero el
más tierno, el más fuerte pero el más compasivo entre todos los hombres. Ese es
uno de los grandes logros de nuestro enemigo: hacer que los hombres
malentiendan y desconfíen del corazón del Rey para que cedan y eventual-mente
lo reemplacen con substitutos inadecuados, convencidos de que pueden
agenciarse por sí mismos una mejor vida. Separar a los hombres del Rey, a los
hijos de su Padre, a los aprendices de su Maestro. Dividir y conquistar: es el
truco más antiguo en el libro, tan antiguo como la Caída en el huerto.

El discípulo no es superior a su maestro, pero todo discípulo [cuando lo sea]


completamente entrenado (reajustado, restaurado y perfeccionado) será
como su maestro. (Lucas 6:40 ).

Si vamos a ser como Jesús, pero realmente Él no nos gusta, eso sería un
enorme problema. ¿Cuál podría ser la causa? ¿Desinformación? ¿Juicio
equivocado? ¿Malos manejos? ¿Ideas equivocadas? A todo esto, digo sí.

TENIENDO UN PLAN
Las prácticas de un guerrero cambian con las etapas, las responsabilidades y los
privilegios de la travesía del hombre. Un hombre de treintaiseis años con esposa
e hijos pequeños necesita los mismos cimientos que un hombre de 60 años con
nietos, pero las habilidades de los dos hombres perfeccionadas con el tiempo son
diferentes. Un veterano bien entrenado en la Vida que Dios tiene planificada para
nosotros –Vida con V mayúscula, Vida con Dios, de Dios y por Dios—es capaz
de desempeñarse en una variedad de momentos y amar bien. Con el paso del
tiempo, él ha debido experimentar el amor de Dios guiando y empoderando su
vida en el contexto de una historia de amor que se da en medio de una gran
batalla. Aquí es justamente donde tiene lugar el entrenamiento. Sucede a través
de las tragedias y los triunfos en el campo de batalla, especialmente en el ámbito
del hogar del hombre. Ese es el primer lugar donde él debe traer lo que ha
aprendido sobre ser amado y ofrecer amor.
Cuando las cosas se hacen con rapidez pocas son las que duran. Desafortun-
adamente, vivimos en una cultura que quiere todas las cosas ahora y que premia
a los hombres jóvenes que producen resultados rápidos. El costo más adelante es
trágico: la pérdida de nuestros reinos cuando seamos viejos, con devastadores
daños colaterales a nuestras esposas y familias. Esto no es lo que Dios tiene en
mente para nosotros. Necesitamos un plan para vivir que nos pueda guiar hacia
Su plan para nuestras vidas:

“Yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes –afirma el Señor--, planes de
bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.
Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. Me
dejaré encontrar –afirma el Señor--, y los haré volver del cautiverio. (Jer.
29:11-14 NIV).

Las intenciones de Dios para nosotros son claras y maravillosas. Pero


involucran aprendizaje y yo no soy un maestro. Sin embargo, lo conozco a Él. Él
me ha estado entrenando por un buen número de años y siempre está deseoso de
tener nuevos aprendices, guerreros para entrenar y con quienes compartir Su
camino. No es una travesía para los débiles de corazón, pero si es única, noble,
impredecible y buena. Como un hombre en entrenamiento, te puedo decir con
humildad y sin vergüenza que me estoy volviendo más como mi Maestro. Eso es
lo que Él hace, y es lo que se supone tiene que suceder. En eso consiste Su
camino: en ayudar a un hombre a encontrar su verdadero yo–entero, moldeado
cada vez más a imagen de Jesús mientras la travesía y el entrenamiento
continúan. He tenido mis momentos de compromiso y fracasos, pero estoy
aprendiendo, y cada vez más me estoy convirtiendo en quien estaba destinado a
ser. Esto puede ser igual para ti.
El autor Norman Mailer dijo una vez, “Cada momento de nuestra existencia
crecemos para más o retrocedemos para disminuir. Uno siempre está viviendo un
poquito más o muriendo un poquito.” Mailer describió uno de sus propios
fracasos y grandes lamentos como “otro episodio de mi vida en el que no puedo
encontrar nada para aclamar o de qué sentirme orgulloso.”
Mucho de lo que aprendemos en esta travesía de corazón se forja a través de
las experiencias tanto de lo bueno como de lo malo, de las victorias y de las
derrotas, de los momentos de escuchar “Bien hecho” y de los momentos de “No
tan bien hecho.” Lo que hacemos con cada momento decide y moldea nuestras
conclusiones y percepciones, nuestras creencias sobre lo que es verdad.
Mantenemos estas creencias en nuestros corazones, y no todo lo que creemos es
verdad. ¿Quién está allí para enseñarte, aconsejarte, guiarte y entrenarte? ¿Quién
está allí para ayudarte a interpretar con exactitud los momentos de tu vida?
¿Quién está allí para confortarte, inspirarte, iniciarte, validarte e incluirte como
hombre en la Gran historia que estás viviendo?
Nunca fue la intención de que tú y yo lo hiciéramos solos. Y realmente nunca
estamos solos. Nunca lo hemos estado y nunca lo estaremos. Dios tiene un plan, y
siempre ha sido algo más que el salvarnos del juicio, tan glorioso como sea esa
parte del plan. Su plan, siempre ha sido compartir Vida con nosotros,
impartiéndonos amor y dando a nuestros corazones, a través de la intimidad, esa
unidad y conexión con Él, un rol en la Historia más grande, mucho más
grandioso de lo que pudiéramos imaginar.
En la película épica Corazón Valiente, ambientada en el Siglo XIII, el escocés
William Wallace se encuentra atrapado en una guerra para liberar a su pueblo. Él
no salió a buscar una pelea, sino que la pelea vino a él. La Historia más grande lo
empujó al rol de guerrero, y trae muchos de ellos consigo. Una persona que fue
arrastrada a este brutal compromiso fue el heredero del trono de Escocia, Robert
the Bruce, que cometió algunos errores brutales.
Después de su más grande compromiso traicionando a William Wallace, una
amarga vergüenza y arrepentimiento lleva a Robert a un acalorado altercado con
su padre que con frecuencia lo conducía por mal camino. Con ira y lágrimas en
sus ojos, Robert the Bruce queda mirando a su padre y declara,
¡Nunca más volveré a estar en el lado equivocado!

Ésta también debe convertirse en nuestra declaración. No son nuestros errores


o los compromisos que hemos hecho los que nos definen, por más dolorosos y
costosos que puedan ser. Es nuestra siguiente elección. Sin embargo, demasiados
hombres han sido despojados de su capacidad para hacer una verdadera elección.
Sucumbiendo a un falso yo, y acatando las mentiras de un enemigo hábil en el
engaño, caen en patrones que se les lanza en lugar de escoger sabia y libremente
lo que es mejor para ellos.
Para el resto de su vida, un hombre será entrenado en algo. La única pregunta
es en qué, y tan solo hay dos opciones. O el hombre aprenderá a vivir y amar de
corazón, o aprenderá a basar su vida en otra cosa. Te invito a emprender esta
travesía para llegar a ser un entusiasta, asentado, libre y verdadero hijo amado
del Dios Altísimo. Te invito a recuperar tu corazón de guerrero, eligiendo
presentarte y ser entrenado por un glorioso Rey con una buena causa en el arte
de un guerrero. Muchos corazones esperanzados están esperando. Es tu turno. Tu
tiempo llegó.

RECUPERANDO TU CORAZÓN

Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno,
y la retienen; y como perseveran producen una buena cosecha.

LUCAS 8:15 (NVI)

Lo que más necesita la iglesia en estos momentos son hombres, hombres audaces, libres. La
iglesia tiene que buscar en oración y humildad, que vuelvan a haber hombres con eso que están
hechos los profetas y los mártires
— A. W. TOZER
E
staba participando en una gran conferencia para hombres donde había varios
centenares de ellos. La apertura estuvo…bonita. El grupo musical de adoración
levantó el ánimo a todos e hizo un bonito trabajo. El maestro de ceremonia
estuvo gracioso y su bienvenida estuvo bonita. Bonito, bonito, bonito.
Luego de presentar al orador principal de la mañana, podía observar a los
hombres moverse, buscando concentrarse, esperando que esta sea la charla que
cambiaría las cosas. El orador tenía experiencia y era refinado. Evidentemente
este no era su primera vez en estos menesteres. Su energía y mensaje se
complementaban. El título de su charla era “¡Tú necesitas una misión!”
“Los hombres con una misión son hombres ,” dijo, “y las misiones necesitan
hombres, y si tú no tienes una misión, entonces…” Algo por el estilo, lo
suficientemente vago para incluir a cada hombre, pero también lo
suficientemente puntual como para hacer sentir a cada hombre una punzada
personal de culpa. Creo que el orador hasta desempacó una palabra para cada
letra en dicha palabra m-i-s-i-o-n-e-s. Fue muy bonito.
Fue también otro de esos mensajes motivadores que se envía a los corazones
de los hombres sobre cómo hacer mejor, hacer más, pecar menos , y lograr más. A
los hombres les gustan esas cosas—al principio. Luego las odian. Los hombres
presentes en la conferencia le dieron una ovación de pie al orador, y no pude
evitar sentirme exasperado. “No funcionará,” pensé. Aunque fue bien
intencionado, el mensaje tenía dos graves defectos. En primer lugar, fue uno de
esos enfoques de talla única para todos los hombres por igual con la esperanza
de que de alguna manera encaje…y eventualmente pueda hacer la diferencia.
En segundo lugar, el orador asumió demasiado. ¿Cómo sabía que estos hombres
estaban listos para una misión? Agruparlos a todos juntos--¿fue eso realmente
sabio?
Los hombres en el salón estaban inspirados, listos para ir a algún lado, a
cualquier lugar, sin embargo era como si nadie pudiera ubicar una puerta. Estar
entusiasmados en los camerinos no es lo mismo que estar bien entrenados y
orientados en el campo. El tratar de convertir las misiones en un programa,
igual que una charla inspiradora en un camerino, o un montón de datos que
pueden ser enviados y recibidos en una hora en un paquete, rara vez tiene el
poder de permanecer. Igual que una resolución de Año Nuevo, rara vez se
cumple
Entonces, ¿ qué es lo que realmente hace la diferencia en la vida del hombre?

LAS MISIONES TE ENCUENTRAN A TI


Los hombres sí quieren y necesitan una misión. Con la fundación de ministerios
para eclesiásticos como Cruzada Estudiantil (1951), InterVarsity (1941),
Navigators (1930), Fellowship of Christian Athletes (Comunidad de Atletas
Cristianos) (1954) y Young Life (1941), la mayoría de los hombres cristianos
han sido enseñados en los últimos setenta y pico de años a conectar “misiones”
con la Gran Comisión. “Id y haced discípulos” –esa es la misión.
Pero quizás hayamos entendido la misión en un sentido muy limitado. Una
muestra de “hombres en misiones en la Biblia” revela que:

Se le dijo a un agricultor que construyera un arca

Un pastor fue comisionado por una zarza ardiente a liberar una nación

Un padre, entrado en años, se le pidió sacrificar a su hijo

Un niño fue enviado a dejarle su almuerzo a sus hermanos, que eran


soldados, y en el proceso, mata a un gigante
Un pescador fue llamado a dejar sus redes y seguir a un maestro

Un recaudador de impuestos es invitado a dejar sus libros de contabilidad


para seguir al mismo maestro.

Un líder religioso fue hecho ciego para poder ver

¿Cuál debe ser nuestra conclusión? Estos hombres no estaban tratando de


crear una misión. Caray, ¡ni siquiera parecía que estuvieran buscando una!
A ver, intenta esto: Las misiones te encuentran a ti .
Tú no las tienes que buscar. Un hombre podrá tener varias misiones en el
transcurso de su vida. Son más grandes de lo que él puede saber y siempre tienen
un propósito que incluye tanto su propio corazón como el corazón de los demás.
Sin embargo, hay dos peligros que se presentan cuando uno intenta crear su
propia misión. El primero es este: si nosotros tenemos que diseñar una misión,
será una que sea manejable, lo suficientemente pequeña para llevarla a cabo por
nuestra propia cuenta. Sin embargo, vemos justamente lo contrario con los
hombres (y las mujeres) de la Biblia. Ellos no “inventan” sus propias misiones;
más bien se ven envueltos en misiones que son multifacéticas, más grandes,
inmanejables y más significativas que cualquier otra cosa que jamás hayan
podido imaginar. Misiones en las que la única manera de tener éxito, e incluso de
sobrevivir, es caminar con Dios.
El segundo peligro de diseñar nuestra propia misión es lo opuesto al primero:
si se nos dejara solos, nosotros podríamos fabricar una misión masiva y
grandiosa más allá del sentido común. Nos veríamos forzados a contratar la
ayuda de otras personas y tendríamos que pagarles o manipularlas. La única
salvaguarda contra este peligro, al igual que con el primero, es caminar con Dios.
Ningún extremo, ni apuntar demasiado alto o demasiado bajo, será bueno para
nuestros corazones o los corazones de los demás, porque con ambas situaciones
la inclinación a la autosuficiencia es demasiado grande.
No es cuestión de si sino más bien de cuándo te encontrarás a ti mismo, igual
que aquellos personajes bíblicos, que fueron llamados o se encontraron envueltos
en una misión. Si tú y yo no estamos en una gran misión en nuestras vidas,
entonces nos encontramos en un grave peligro, porque todavía tenemos escamas
en los ojos y somos ciegos a lo que debemos ver y vencer.
Tú has escuchado el viejo adagio “El tiempo es un factor esencial.” En este
caso, la elección del tiempo oportuno es lo esencial—no solo cuando algo se debe
hacer sino en qué orden. Demasiados hombres ponen la carreta delante del
caballo. Así que considera esto: Jesús pasó tres años con Sus amigos más
cercanos, tres años íntimos. Luego los envió, les dio su misión—porque solo
entonces ellos estaban listos. Ellos llegaron a conocer quién era Él
verdaderamente y lo que sentía por ellos. Y ese conocimiento asentó sus
corazones.
Antes de convertirte en guerrero tienes que convertirte en el hijo amado. Y
para verdaderamente convertirte en el hijo amado, necesitarás recuperar tu
corazón. Esa es la primera misión que tendrás tú y cada uno de los hombres: la
peligrosa y gloriosa misión de recuperar tu corazón. Hasta que no hayas logrado
eso, cualquier otra cosa que intentes significa que te estás adelantando a tu
entrenamiento de guerrero. Los hombres que entran a la batalla demasiado
pronto, que no están preparados, que están sin entrenamiento y que no se dan
cuenta de lo que hay allá afuera…pues, mira alrededor. No es una bonita imagen.

EL CORAZÓN
De todo lo que nos ha sucedido en el transcurso de nuestra vida, de todo lo que
hemos encontrado y experimentado, hemos sacado conclusiones sobre la vida y
cómo hacer que funcione. Elaboramos nuestras conclusiones para proteger y
proveer para nosotros mismos. Igual que los albañiles construyen una casa,
nosotros construimos nuestro sistema de creencias ladrillo por ladrillo de nuestra
acumulación de conclusiones. Recurrimos a nuestras experiencias para
determinar cómo funciona el mundo, quiénes somos en el mundo, cómo evitar el
dolor, cuándo promocionarnos, y más. Todos estos momentos, y todas las
conclusiones que obtenemos de ellas, están guardados en un lugar precioso
llamado corazón. El corazón del hombre está comprometido con su sistema de
creencias sin importar su condición. Si bien puede estar vivo en Cristo o muerto
espiritualmente, el corazón está constantemente en peligro de verse
comprometido o de ser herido.
La antigua palabra hebrea para corazón es leb . El leb es un pozo profundo
donde están almacenadas todas las experiencias de la vida personal de uno, está
totalmente operativo y en lo más profundo del interior de cada portador de la
imagen. El Diccionario Vine de palabras bíblicas define el corazón de este modo:

El corazón está considerado como el asiento de las emociones, del conocimiento


y de la sabiduría, de la conciencia y del carácter moral.

De acuerdo al Nuevo Diccionario Bíblico de Unger,

El corazón e s: (1) el centro de la vida corporal, el reservorio del poder total de la


vida…el fortalecimiento de todo el hombre; (2) el centro de la naturaleza
racional y espiritual del hombre… del pensamiento y la concepción; el
corazón sabe, entiende y reflexiona. El corazón también es el centro de los
sentimientos y afectos… el asiento de la conciencia; el campo para la semilla
de la Palabra Divina. Es la morada de Cristo en nosotros; del Espíritu Santo;
de la paz de Dios; el receptáculo del amor de Dios; el clóset de la comunión
secreta con Dios.

Es el centro del hombre en su totalidad, el mismo centro del impulso de la vida.

(Mi condensación, énfasis añadido. Ver el apéndice para la definición completa


del Nuevo Diccionario Bíblico de Unger. )
No es de extrañar que dos reinos, el de luz y el de las tinieblas, estén en
guerra por una propiedad tan hermosa y vital. ¿No es de extrañar que los
corazones de los hombres estén en necesidad de una seria renovación? En
nuestro núcleo, en nuestro centro, se almacenan las actitudes, las creencias y
conclusiones que han sido moldeadas por nuestras experiencias. Éstas requieren
de la atención de Dios, porque no nos libramos de ser heridos, de que no nos
tomen en cuenta, o de salir lastimados en este núcleo central de todo.
Escena tras escena de nuestras vidas se experimentan, interpretan y registran a
través de un tamiz. Ese tamiz es muy capaz de registrar incorrectamente salvo
que experimente la obra restauradora de Dios. Con justa razón la Escritura nos
dice, “Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida”
(Prov. 4:23 NVI).
Lo que cada hombre ha dejado desguarnecido la mayor parte de su vida
requiere su atención y la de Dios. Hay cosas que están creciendo y deambulando
por allí que no han sido atendidas por demasiado tiempo.

UNA INVITACIÓN
¿Estás cansado? ¿Desgastado? ¿Quemado con respecto a la religión? Ven a mí.
Vente conmigo y recuperarás tu vida. Te mostraré cómo descansar de verdad.
Camina conmigo y trabaja conmigo—mira cómo lo hago. Aprende los ritmos
no forzados de la gracia. No te haré cargar nada pesado que no puedas
soportar. Mantén mi compañía y aprenderás a vivir libre y ligeramente.
(Mateo 11:28-30 NBLH)

¿Soy solo yo, o es que esto suena demasiado bueno para ser verdad?
¿Sanación, descanso. . . alivio? ¿Quieres decir que no tengo que seguir viviendo
una vida de control ¿Una vida de sistemas religiosos o falsos? ¿De
autopromoción, de autoprotección, de autoprovisión? ¿O como lo dijo Thoreau,
una vida de “desesperación silenciosa”?
Hay remedio para la vida del falso yo de lo que todos sufrimos. Hay otro tipo
de vida, otra forma de vida, y es casi demasiado bueno para ser verdad. Casi. Es
la vida de un hijo de Dios, un amado hijo, uno que sabe cómo pelear y sabe
cómo descansar, que sabe cómo ser amado y, con el tiempo, aprende cómo amar.

El viejo poeta escocés George McDonald escribió una vez,

Dios es tierno—como el padre del pródigo—solo con esta diferencia, que


Dios tiene millones de pródigos, y nunca se cansa de ir a recibirlos y volver a
darles la bienvenida a cada uno de ellos, como si fuera el único hijo pródigo que
jamás haya tenido. ¡He ahí un Padre verdaderamente!

¡Oh, cómo anhela eso mi corazón! Y si es así, entonces debe haber algo en
ello que solo el amor del Padre puede tocar. Igual que el pródigo que regresó a
casa, también tiendo a escribir en el guión de mi vida algo como, “quizás puedo
ser un siervo en la casa de mi Padre.” Pero el Padre tiene una mejor idea.
Su idea es restaurar lo que se ha perdido. Cuando eso empieza a suceder, un
hombre comienza a ver desafíos en su vida interior que pueden y deben ser
superados. Él también comienza a ver quién puede llegar a ser y el rol a
desempeñar que es suyo y solo suyo. Estas cosas suceden simultáneamente y sin
embargo suceden de manera muy distintiva.

VIENDO LO QUE SE TIENE QUE SUPERAR


El enemigo de nuestros corazones sabe que nunca estamos solos. Pero si no estás
listo, entonces no estás listo. Y la mayoría de hombres que conozco no lo están.
Un hombre puede ser tan engañado, tan confundido como para hacerle creer que
su falso yo es su yo verdadero, y no está para nada listo a luchar contra ello.
Igual que una camisa vieja, se convierte en algo cómodo y hasta indispensable.
Dios quiere cambiar todo eso si un hombre está listo. Pero nuevamente, la
mayoría de los hombres no lo están. Un despilfarro es que no hacen preguntas ni
tampoco escuchan. No solo a Dios, sino a cualquiera. Están cerrados; sus líneas
de comunicación están profundamente infiltradas, y el enemigo quiere
mantenerlas así. La mayoría de los hombres no saben el efecto que sus vidas
tienen en aquellos que los rodean. O nunca han tenido el coraje de preguntar, o
nadie en su vida ha tenido la valentía de decírselo. En lo más profundo de ellos,
una mentira está arraigada: Hagas lo que hagas, no les hagas notar que no sabes
nada. O peor aún: Hagas lo que hagas, asegúrate que sepan que tú sabes todo. ¿En
qué momento de nuestras vidas nosotros los hombres aprendimos esto, y cómo
nos ha servido?
La invitación para que un hombre vea dentro de sí mismo las cosas que
necesitan ser atendidas, y luego llevárselas a Dios para tratamiento y curación, es
simplemente otro gran día de entrenamiento en el Reino. Fue Francisco de Asís
quien dijo, “Por toda la gracia y los dones que Cristo da a Sus amados está el de
vencer el yo.”
Vencer el falso yo, para ser más exacto—las capas externas de un hombre,
tanto las buenas como las que están hechas un desastre y las pecaminosas, que él
las confunde con su identidad más profunda. Las cosas comenzaron a cambiar en
mi vida cuando comencé a observar mi falso yo. Continuaron cambiando cuando
dejé que mi verdadero yo, mi identidad medular en Cristo, reemplazara mi falso
yo. Las cosas necesitaban cambiar. ¡El ver lo que se debía vencer fue un enorme
paso hacia en efecto vencerlo!
Algunas cosas aprendidas necesitan ser borradas. Uno de los primeros pasos
en el entrenamiento es poner un círculo en las cosas pasadas que sucedieron en
nuestra historia. Lo que aprendimos en el camino y el por qué nos hemos
convertido en lo que somos, requiere mucho de nuestra atención si queremos
llegar a ser verdaderamente libres. Al comienzo del entrenamiento, las visitas
regulares con Dios para explorar la historia personal de uno son una práctica
estándar para los hombres para despojarse del falso yo y convertirse en
verdaderos hombres.
Piensa en tu vida como un gran lugar de construcción. Los cimientos deben
consistir en ser bien amado; una sólida base de amor hace que haya una sólida
estructura. Para un niño, ser visto, ser deseado, invitado y alentado proporciona
un material de base enorme. Manejar su joven corazón de manera amorosa e
intencionalmente durante sus años formativos proporciona bloques de
construcción para moldear a un hombre de calidad. Un buen padre se asegura
que su hijo reciba mucho de esos materiales; supervisa el desarrollo de su hijo,
dejando su marca para que haya una reconstrucción sólida y bien diseñada para
la edificación en la que él se convertirá.
Pero ¿qué si nuestro padre (o madre) tiene sus propios cimientos inconclusos?
¿Qué si los padres de nuestros padres entregaron materiales de calidad inferior
de tal manera que nuestra mamá o papá experimentaron un ambiente de
construcción deficiente en sus años formativos? ¿Qué si durante la niñez los
corazones de nuestros padres o madres fueron menospreciados o penosamente
descuidados? ¿Qué si uno de nuestros padres o ambos experimentaron una gran
ausencia de amor mientras crecían? Quizás tu propia madre y padre, tus abuelos,
peleaban todo el tiempo y nunca disfrutaron de tener una sencilla conversación
entre ellos o de demostrarse afecto mutuo. Riñas, affaires o divorcio en lugar de
armonía, fidelidad y seguridad pueden haber caracterizado el hogar donde
vivieron tu papá o mamá en su niñez. ¿Cómo se vería el cimiento del niño o niña
que él o ella alguna vez fueron, al crecer en un ambiente tan desprotegido e
inseguro? ¿Qué podrían producir esos cimientos o bases cuando fuera tu turno de
trabajar en construir los tuyos?
Un corazón joven construido con materiales inferiores, y hasta peligrosos,
tales como el miedo, la ansiedad, la incertidumbre, la culpabilidad, y la
vergüenza hace que el cimiento sea muy inestable. Una inspección de los
materiales pasados de una generación a otra puede explicar mucho el por qué
estamos donde estamos hoy.
El estar consciente de lo que nos dañó y quién fue responsable de ello no
detiene en sí el daño o el dolor. La curación sí. Pero para que la sanidad ocurra
tenemos que ocuparnos primero de nuestros legados mal construidos. Ver lo que
nos sucedió es un primer paso crucial hacia el trabajo aún más grande de sanar y
de renovar el corazón del hombre, el cual traerá la orientación y la gloriosa
presencia de tener un corazón tranquilo.

VIENDO EN QUIÉN TE PUEDES CONVERTIR


Es crucial que peleemos la batalla de nuestro pasado. La mayoría de nosotros no
sabemos cómo pelear hoy porque cuando éramos más chicos, nadie nos enseñó.
Cuando éramos niños, nadie estaba allí para intervenir, para defender nuestros
corazones y pelear por nosotros. Nadie estaba presente para enseñarnos los
motivos detrás de una batalla o entrenarnos en el arte y práctica de la guerra. Un
hombre me dijo, “Yo sé lo que debería estar haciendo con mi hijo, pero es que no
tengo tiempo.” ¿Quién de los dos necesita consejería primero, el padre o su
joven hijo? Ninguno de los dos sabe pelear, o por qué.
Los primeros momentos del entrenamiento de un hombre son para
recuperarse de su pasado, de las pérdidas y heridas acumuladas en el transcurso
de su vida. No nos remontamos al pasado para quedarnos allí; regresamos al
pasado como hombres para honrar momentos de pérdida, para guardar luto por
ellos, para reconocer que sucedieron, que dolieron, que importaron y que
necesitan ser tratados. Regresamos con Dios para ser sanados. Cuando lo
hacemos, Dios extiende Su amor y compasión a nuestros corazones. Uno a la
vez, un momento doloroso de nuestro pasado y luego otro, Él los atiende, o esto
puede suceder cuando sentimos que nuestro enemigo nos está tentando a vivir en
el poder y la autoridad de nuestras heridas. De esta manera se inicia uno de los
mayores regresos de todos los tiempos: la restauración del corazón del hombre a
medida que retira todo lo que bloquea su experiencia de ser el hijo amado de su
Padre celestial.
Puedes comenzar ahora mismo. Haz una pausa y deja por un momento de
leer este libro, toma una hoja o siéntate detrás de una computadora, y luego
haz al Padre estas preguntas:

¿Quién entregó los mensajes y materiales que formaron las creencias de mi


corazón?
¿Qué me sucedió que me trajo desánimo al corazón?
En el transcurso de mi vida, ¿quién me causó dolor, culpabilidad, miedo o
vergüenza?
¿Cuándo? ¿Dónde?

Este solo es el primer paso, así que sé gentil y paciente contigo mismo. Tú no
estás bajo un horario; cada hombre es diferente. Las respuestas, la comprensión y
la curación a menudo vienen por partes a lo largo de semanas, meses, y aun años.
Algunas veces yo llevo a Dios un asunto en particular; otras veces Él me lo trae a
mí. ¿Por qué Él no lo trae todo al mismo tiempo? Probablemente por Su
misericordia y gracia. Hay muchísimo que hacer para tratar de hacerlo de una
sola barrida, y alterar las experiencias sería perder sin haber adquirido sabiduría.
Usualmente, la exploración suele ser mejor si se lleva a cabo en un ambiente
tranquilo donde uno pueda tener una buena conversación con Dios de corazón a
corazón. Creo que a Él le gusta de esa manera. Toma algunos minutos, en
primera instancia, para reflexionar sobre tu historia y orar la oración de David
del Salmo 139: “Examíname, oh Dios… .” Luego escucha activamente y escribe
lo que se te viene a la mente. Coge la mano del Padre y ve adonde Él quiere
llevarte en tu historia, tu historial. Creo que Dios quiere un hombre que conozca
su propia historia antes de que Dios la pueda volver a escribir. He visto que ha
sucedido. Me pasó a mí, y sé que te puede suceder a ti.
Al hacer un inventario de tus pérdidas y de las heridas del corazón, ten
presente que algunos hombres tienen más que otros. La cantidad importa, así
como importa el tratamiento; los primeros eran ataques personalizados en tu
corazón, y ambos serán personalizados en tu curación. ¡Ten ánimo! La
masculinidad verdadera, el convertirse en un hijo amado, está solo a un paso,
seguido de otro paso, y de otro, hasta que experimentes tu verdadero yo y una
nueva normalidad.

SE TE NECESITA
Para ser hijos amados/guerreros, nosotros los hombres debemos primero
recuperar nuestros corazones. En la pelea por la vida y en el amor lo vamos a
necesitar. Ser el hijo amado es parte de la orientación que lleva a que seamos
sinceros, plenos, asentados y reposados. Tal hombre sabe que primero y ante
todo él es verdaderamente un hijo a quien luego se le capacita más en el arte de
la guerra.
Por eso debemos ir a Dios para desalojar las mentiras que nuestro enemigo ha
enraizado en nuestro corazón –en el núcleo de quien somos, donde reside nuestra
verdadera identidad. El ataque del enemigo en nuestros años formativos es como
un virus en el disco duro, que se infiltra, sabotea y compromete quiénes somos y
en lo que podríamos verdaderamente convertirnos. Tal como escribió John
Eldredge en su libro más vendido: Despertando a los Muerto:

Para encontrar a Dios tienes que buscar con todo tu corazón. Para permanecer
presente para Dios, debes permanecer presente para tu corazón. Para escuchar
Su voz, debes escuchar con todo tu corazón. Para amarlo, debes amar con
todo tu corazón. No puedes ser la persona que Dios diseñó que fueras, y no
puedes vivir la vida que Él diseñó que vivieras, salvo que la vivas desde el
corazón.
El plan [del enemigo] desde el comienzo fue asaltar al
corazón….Haciendo que [los hombres] estén tan ocupados que ignoren al
corazón. Herirlos tan profundamente que no quieran un corazón. Torcerles su
teología para que desprecien el corazón. Quitarles su coraje. Destruir su
creatividad. Hacer que la intimidad con Dios sea imposible para ellos.

¿Por qué? “Porque,” dice Eldredge, “el enemigo te teme y teme lo que podrás
llegar a ser.” Por lo tanto él quiere separarte de la intimidad con Dios, de ser
amado, de justamente esto para lo cual fuiste creado. Separa al hombre del
Padre y el hombre está perdido . ¿Salvado? Claro, pero perdido…incapaz tanto de
recibir lo que Dios tiene para él como de proveer y proteger los corazones de los
demás.
Recuperar tu corazón tomará tiempo. Así como las heridas que recibió
llegaron en el transcurso del tiempo, así también será con la sanidad y la
restauración. Típicamente toma de dos a tres años para que un hombre realmente
recupere su corazón, siempre y cuando ese hombre camine con Dios y mantenga
su curso. La pregunta a menudo es, ¿cuán sinceramente quieres lo que estás
buscando? ¿Qué tanto deseas volver a tener tu corazón? ¿Cuán libre quieres ser?
Es en la sanidad del corazón del hombre que tiene lugar el más grande de los
entrenamientos. Mucho está en juego, más de lo que te imaginas. El buscar
recuperar tu corazón es tu primer paso en la lucha también por recuperar muchos
otros corazones. Recuerda, tu historia es parte de una Historia más grande—y se
te necesita.

ES PEOR DE LO QUE IMAGINAMOS

No seas ingenuo. Vendrán tiempos difíciles. A medida que se acerca el fin, la gente será
egocéntrica, avara, jactanciosa, profana, soberbia, blasfema, se auto promocionará, despectiva
con sus padres, burda, vulgar, una jungla, inflexible, calumniadora, impulsi-vamente
desenfrenada, salvaje, cínica, traic-ionera, despiadada, teniendo apariencia de piedad, adicta a
la lujuria y alérgica a Dios.
II TIMOTEO 3:1-5 (TRADUCCIÓN LIBRE DE LA BIBLIA EL MENSAJE)

El mundo es un lugar peligroso donde vivir, no por las personas malas, sino por las
personas que no hacen nada al respecto.
— ALBERT EINSTEIN
L es sucede con frecuencia a los hombres: momentos de claridad pero no de
transformación. Grandes comienzos que no llegan a la meta final, resoluciones
que eventualmente se desvanecen, y una creciente colección de “habría”,
“debería”, “podría.”
El apóstol Pablo habló de correr para ganar (1 Cor. 9:24; Fil. 3:14), sin
embargo los hombres se cansan y se quedan atascados en los puntos importantes
a lo largo de la maratón de la vida. Es un trayecto donde cada decisión importa, y
si esto de por sí no fuera lo suficientemente duro, alguien o algo pareciera estar
en contra de los hombres mientras corren. Muchos están conscientes de esto,
pero no pueden precisar exactamente la naturaleza de la resistencia: “Sí, así es,
sentimos la oposición. Pero, ¿qué es y qué podemos hacer?”
Algo está en contra nuestra, y a menudo el rumbo en el que estamos está
totalmente minado, con letreros mal marcados, con gente burlona, perturbadores,
y condiciones francamente desagradables. También hay otros hombres
imperfectos corriendo con nosotros—víctimas de ciegos guiando a ciegos, de los
desorientados guiando a los desorientados, los que están heridos hiriendo a los
que están a su alrededor. Este rumbo peligroso por el que nosotros los hombres
viajamos está acertadamente descrito en la historia del Progreso del Peregrino ,
escrita por John Bunyan en 1678. El viaje del personaje principal, Christian, es
el viaje de cada hombre por la vida y la fe. He aquí una de mis partes favoritas:

La colina, aunque alta, codicio subir;


La dificultad no me ofenderá;
Porque percibo que el camino a la vida está aquí:
Ven, ánimo corazón, no desmayemos ni tengamos miedo.
Mejor, aunque difícil, es el correcto camino a seguir,
Que el equivocado, aunque fácil, cuyo final es aflicción.

Los críticos marcadores de millas con los que un corazón masculino debe
toparse en el proceso de convertirse en un verdadero hombre, se encuentran a lo
largo de un sendero antiguo. Pero es un camino menos transitado, y a menudo se
pierde cuando una generación da paso a la siguiente. Hoy necesitamos voces del
pasado que nos hablen de los caminos antiguos—voces de los pioneros,
exploradores y maestros que hicieron el viaje y lo compartieron.

Dejaron advertencias e instrucciones para otros viajeros que buscaban ayuda.


Las generaciones venideras pueden ver la verdadera masculinidad cuando
busquen a aquellos predecesores que caminaron en intimidad con Dios y
tuvieron una amistad profunda entre ellos. Eran hombres transformados que
esperaban ver a más hombres transformados.

HEMOS PERDIDO TERRENO


Son alrededor de las 2:30 de la tarde y en este día en particular he estado en una
serie de reuniones una tras otra tras otra con varios hombres. Esto es lo que
normalmente hago. Había comenzado a las 7:00 a.m. yendo alrededor de la
ciudad, conectándome con las diferentes citas que tenía, y ahora, a mitad de la
tarde, un tema familiar se volvía aparente —de nuevo.
Las caras cambian y también algunas de las variables: un esposo que lucha
por querer a su esposa, un hombre atormentado por la falta de finanzas, un padre
con dolor por un adolescente cuyo corazón está en tierras lejanas. Los hombres
provienen de muchos sectores de la sociedad. Algunos apenas están iniciando
sus carreras, mientras otros están ya varios años en su tercera carrera. Algunos se
ponen terno; otros, blue jeans. Padres, abuelos, hijos, esposos—un hilo común se
entreteje a través de todas sus historias: están heridos. Como un médico que se
mueve en un campo de batalla, a mi izquierda y luego a mi derecha oigo sus
gritos desesperados, algunas veces no más que un susurro: médico--- médico.
Sentado frente a hombres en la librería Barnes & Noble o en la cafetería
Panera Bread, en sus oficinas o en la mía, veo todos los días víctimas y bajas y
escucho su clamor colectivo. Algunas veces con rabia o frustración, algunas
veces con profunda tristeza por todo ese dolor, el coro grita vez tras vez: ¡
Socorro! ¡Estamos perdiendo terreno!
No todos los días son como los que acabo de describir. ¡Gracias, Dios mío!
Hay muchos días cuando consigo salir con hombres que están orientados,
hombres que no son a prueba de balas en la batalla, pero que son heridos mucho
menos de lo que solían serlo, hombres con luchas pero que luchan bien. Puede
que no experimenten el bien en todas sus circunstancias, pero como hombres
orientados saben que Dios está trabajando en sus vidas para un bien más
profundo. Están recuperando terreno perdido en sus propios corazones y se están
asociando con Dios para trabajar por los corazones de otros.
En la primavera del 2000, yo era uno de esos hombres que gritaban
“¡médico!” Tenía treintaisiete años de edad y hacía once años era el esposo de
una mujer que fue y es una gran compañera de vida. Era el padre de tres
hermosas niñas de trenzas que en esa época tenían ocho, seis y tres años de
edad. Y puedo decir con toda honestidad que no sabía lo que no sabía. Sin darme
cuenta que algo estaba muy mal, seguía viviendo en el engaño de que algún día
las cosas mejorarían; solo necesitaba aguantar hasta que así fuera. No fue un plan
muy bueno. Nadie desea oír las palabras de un médico, “Si tan solo hubiéramos
detectado esto un poco más temprano…” Estaba sufriendo y no estaba seguro de
qué. Mis “síntomas de hombre”—rabia, frustración, pena, aburrimiento,
culpabilidad en bajo grado y vergüenza—todo lastimosamente parecía normal, y
no anomalías crónicas. Después de todo, los hombres que conocía y con quienes
comparaba mi vida, tenían cuentos similares que contar. Para todos nosotros, la
causa de nuestra condición colectiva era un corazón desorientado originado por
años de heridas sin tratar.
Yo no tenía un corazón incrédulo, por si acaso. Yo, y la mayoría de mis
amigos, éramos todos seguidores de Cristo. En esa época, con mi corazón
desorientado y mi sentido de nobleza fuera de lugar, hubiera dicho con una
arrogancia quieta que yo era un cristiano comprometido. (Tú sabes,
“comprometido”—una palabra que describe a alguien tan desorientado que ha
sido admitido a una institución.) Sin embargo, lo que se me había enseñado, y
lo que yo creía en lo profundo de Dios y de mí mismo, era peor de lo que yo
sabía. Estaba desorientado.

INGENUIDAD
En su libro Procreado por Dios, John Eldredge observa “que la mayoría de
hombres y niños no tienen un verdadero padre que los guíe a través de las
junglas de la travesía masculina, y ellos son—la mayoría lo somos—hombres
incompletos y sin padre.”
“Incompletos” y “sin padre” son dos ingredientes centrales de la
desorientación. Una de las razones por las que a menudo puedo reconocer a
otro corazón desorientado es porque viví en esa condición por muchísimos
años. No significa necesariamente que tuvimos malos padres. Pero tal como dije
anteriormente, pudo muy bien ser que nuestros padres hayan estado ellos
mismos incompletos y sin padre.
Una señal de desorientación en un hombre es que se conforma con ser un
servidor del Reino en lugar de un guerrero. Un servicio que se origina en la
fuente equivocada, como a menudo sucede, es en sí suficiente para anestesiar el
alma. El servicio obligatorio le pasará factura hasta que la vida se vuelva
aburrida o irrelevante. Tú puedes ser un servidor y no un guerrero, y si lo eres,
entonces estás perdiendo el tren. Sin embargo, es imposible ser un guerrero y
no ser un servidor.
Por años me perseguía la idea de que había mucho más disponible para mí de
lo que yo me había convertido. Yo sabía que debía haber algo más que la
constante frustración de bajo grado, temor, rabia y tristeza que surgían con
regularidad. Las cosas no andaban bien conmigo, e ingenuamente, creí que la
razón debía ser una de tres cosas: o yo no estaba sirviendo suficientemente bien a
Dios, o todos los demás eran el problema, o Dios no estaba manejando bien mi
vida. No importaba cuál escogiera, el resultado era el mismo: me sentía
engañado e inadecuado.
En algún lugar de mi travesía masculina crucé el puente hacia algunas
responsabilidades significativas: una esposa, hijas, hipoteca, tarjetas de crédito,
entre otras. Las pocas habilidades y escaso equipamiento que había obtenido
hasta ese momento no me estaban sirviendo bien. Ocasionalmente, con una
punzada aguda, me golpeaba el reconocimiento que no estaba listo para lo que se
veía venir más adelante en el camino. Mi hogar estaba al borde, y si yo me caía
—y peor, si no me levantaba—entonces otros sufrirían.
A medida que pasaron las semanas y los meses, se hizo más evidente que yo
estaba mal preparado, mal equipado y mal aconsejado. La peor parte fue sentir la
convicción profunda, y a menudo un susurro audible que venía desde adentro:
“Estoy solo.”
Mi esposa y mis hijas necesitaban que asumiera mi mayor rol en la Historia
más grande, el papel para el cual Dios me creó. ¿Pero cómo? ¿Servir más, dar
más, hacer más? ¿Pecar menos? Ese era el buen y viejo programa religioso en el
que había estado trabajando por varios años. Pero estaba haciendo más daño que
bien. Igual que fumar cigarrillos o vivir en una casa con aislamiento de asbesto,
lo que absorbes en el transcurso del tiempo te puede matar.
El Diccionario del patrimonio americano de la lengua inglesa define
ingenuidad como “tener o mostrar falta de experiencia, juicio o información;
crédulo… tener o estar marcado por un estilo sencillo, directo y sin afectación
que refleja poco o ningún entrenamiento formal o técnico.” Ese era yo, y
también muchos hombres cuyos corazones heridos los llevan a la ingenuidad.
Esto es lo que a menudo impide a un hombre avanzar en el rol que es suyo y que
solo él lo debe llevar a cabo en la Historia más grande.
Estaba “retrocediendo y venido a menos,” y debido a mi ingenuidad, se sentía
normal. Como un hombre tratando de subir y bajar las escaleras eléctricas, estaba
activo y moviéndome pero me estaba cansando y perdía piso, me acercaba a
tocar un fondo peligroso, muriendo un poquito cada día sin saberlo. Con
frecuencia el asentarse con frecuencia pasa desapercibido por años, hasta que un
día un hombre reflexiona sobre todo el daño que recogió y causó, las
oportunidades que dejó pasar, o aún peor, que nunca vio o con las que nunca se
involucró.
Tú y yo hemos sido hechos para más. No para hacer más. Hechos para más.
En la comunidad de recuperación hay un dicho: “Tú no sabes lo que no
sabes”. (¡Eso es ingenuidad!). En la comunidad en recuperación agregamos,
“hasta que finalmente sabes lo que necesitabas saber.”

COMPROMISO
Volvamos a la historia de Corazón Valiente . Para aquellos que han visto la
película, ¿quién puede olvidar al padre de Robert Bruce? Su consejo para su hijo
es fiel a su forma de pensar y a lo que cree es la misión en esta vida. Pero sus
palabras no son ni nobles ni buenas: “Tú admiras a este hombre, este William
Wallace. Hombres inquebrantables son fáciles de admirar. Él tiene coraje.
También lo tiene un perro. Pero es precisamente la habilidad de comprometerse
lo que hace que un hombre sea noble.” Estas son palabras venenosas para el hijo,
palabras que eventualmente condujeron al compromiso del hijo, por no decir del
resto de los hombres de Escocia y del futuro de su pueblo.
Cada hombre escucha voces diciéndole quién es, qué es, y por qué es como
es. Pocos son los que se han tomado la molestia de investigar sus orígenes.
Debido a que las fuentes de las voces no han sido localizadas siempre hay
compromisos peligrosos que tocan a la puerta, invitando al hombre a temer, a
demostrar, o a ocultar. Si un hombre nunca despierta y no se da cuenta de estas
voces internas, que le dicen que sus habilidades interpretativas y concluyentes
no están viciadas, entonces el problema comienza allí. Hay un enemigo con un
interés particular en construir la identidad y la vida de un hombre basadas en
falsas suposiciones y falsedades heredadas.
Hay fuerzas que están trabajando tanto para nosotros como contra nosotros.
Ya es hora que despertemos, veamos, escuchemos y nos involucremos en el
entrenamiento, e ingresemos a la Historia más grande para reclamar nuestros
corazones y nuestra verdadera voz y luego nuestro noble papel como hombres.
Para ser hombres de intachable integridad debemos caminar con Dios y explorar
lo que es noble y bueno dentro de nosotros—y lo que no lo es. Hay algo muy
bueno que Dios busca, alguien a quien Él quiere ver recuperado. Y cuando lo
esté, surge una vida diferente, una vida restaurada y libre. Aquella que el hombre
estaba destinado a tener, a vivir, y a compartir.
No hay nada mejor en la vida de un hombre que cuando la parte más profunda
en él, su corazón, vuelve a ser íntegro. Pero son pocos los que emprenden esa
travesía porque el compromiso ha hecho estragos. En el momento de la
salvación, cuando el hombre nace nuevamente, se le da un nuevo corazón. Ese
corazón ahora es un equipo estándar, y lo va a necesitar. Para el resto de su vida
será entrenado en cómo vivir y amar con su nuevo corazón.

Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré
de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Pondré dentro
de ustedes Mi espíritu y haré que anden en Mis estatutos y que cumplan
cuidadosamente Mis ordenanzas. Habitarán en la tierra que di a sus padres y
ustedes serán Mi pueblo y Yo seré su Dios. (Ez. 36:26-28 NBLH)

Este es un pronóstico de muchos momentos en la vida de un hombre. Dios los


arreglará para invitar, cultivar y desarrollar al verdadero hombre. En esos
momentos, el hombre recuperará lo que había perdido, se restaurarán las
concesiones que se hicieron, y se iniciará y validará lo que se necesita.

LA VIDA MÁS BAJA


Los errores cometidos y las heridas recibidas en el transcurso de la travesía en la
vida de un hombre impedirán su crecimiento. Cuando algo se atrofia se impide
su crecimiento normal o se detiene su progreso, y eso es cierto con respecto al
corazón. Puede quedarse atascado y coaccionado de muchas maneras diferentes.
Una pérdida significativa. Un ataque a la inocencia de uno. Humillación y
vergüenza en manos de críticos o mofadores. Simplemente el no saber cómo
hacer algo puede convertirse en un gran asalto para un joven corazón. No es de
extrañar que la mayoría de hombres estén estancados en algún lugar del pasado.
Como mi amigo el pastor Scott dice, “tenemos una epidemia de muchachos
que se afeitan, se ponen ternos y manejan carro.” Es porque los jóvenes
corazones a menudo se ven forzados a defenderse demasiado temprano para
aprender a esconderse y protegerse, o a crecer demasiado pronto, forzados a
asumir responsabilidades más allá de su edad. Estas cosas han hecho que muchos
hombres permanezcan como muchachos.
Pocos son los hombres que pueden contar historias maravillosas de provisión
y protección cuando eran niños. Menos aún pueden jactarse de haber sido
entrenados en el amor en manos de un buen hombre y en compañía de buenos
varones. Sin estas cosas, los resultados más adelante en la vida son catastróficos.
Algunos hombres se vuelven violentos, hombres que pueden ser descritos como
“mercenarios,” peleando para beneficiarse a sí mismos, no a los demás. Las salas
de directorio y las salas de estar se han convertido en el enfrentamiento armado
de la leyenda del viejo oeste estadounidense conocido como el tiroteo del OK
Corral. Su lema: “Si así ha de ser, déjamelo a mí.” Su estrategia: “Si te estorban,
elimínalos. Hazlo a otros antes que te lo hagan a ti.”
Los hombres pasivos son el otro extremo. Estos hombres aprendieron
tempranamente a ni siquiera intentarlo. Más bien se esconden detrás de
“mediocre” y bajo un mensaje de “eres apenas lo suficientemente bueno.” Su
lema es “Haz lo que sea estrictamente necesario para salir del paso” y su
estrategia es “Quédate quieto y deja que el momento pase.” Debido a que los
hombres incompletos y estancados ven el mundo a través de lentes
desorientados, es lógico que las conclusiones a las que llegan sobre sí mismos y
su mundo sean distorsionadas. Sus puntos de vista y actitudes los llevarán, a su
vez, a conductas que serán perjudiciales en lugar de útiles en el diario vivir. Tales
hombres viven como consumidores de otros, utilizando y tomando la vida en
lugar de ofrecerla. O están ausentes, indiferentes; no toman riesgos evitando
obsesionarse y controlar su propio entorno y el de las otras personas. Tanto los
hombres violentos como los pasivos, los consumidores y los que se esconden,
viven para ellos mismos, tal como tienden a hacer los muchachos.
La mayoría de los hombres viven en una o en una combinación de estas
formas. Pero entre ellos están aquellos que desesperadamente desean cambiar—
pasan de ser hombres desorientados a orientados. Lo que necesitan es una nueva
interpretación de sus vidas y una comprensión de lo que tiene que suceder. Y eso
es exactamente a lo que nos llamó Jesús. En Mateo 10:39, Él dice, “El que ha
hallado su vida [más baja] perderá [ la vida más alta]; y el que ha perdido su vida
[más baja] por mi causa, hallará [la vida más alta].
La travesía y la esperanza es encontrar la Vida, con V mayúscula. El hombre
que busca proveer y proteger a los demás sabe cuál es la diferencia. El encontrar
la Vida es una búsqueda peligrosa, pero no lo harás solo. Jesús promete, “Yo
estoy con ustedes” (Mateo 28:20). Un cambio de corazón está en proceso. La
travesía será muy demandante, es por eso que tan pocos hombres se atreven a
dar el primer paso. Y cuando las cosas se ponen difíciles, el hombre puede dejar
de tomar riesgos y conformarse en donde está. Se detiene porque hay una fuerza,
un bravucón trabajando atentando contra su Vida. Pero como escribió Oliver
Wendell Holmes, “Cuando un joven decidido se enfrenta al gran bravucón, al
mundo, y lo toma por la barba, con valentía, con frecuencia se da cuenta de que
ésta se queda entre sus manos y que solo estaba puesta para asustar a los tímidos
aventureros.”
La travesía masculina es una travesía que vale la pena emprender, una
exploración que vale la pena hacer, y una lucha en la que vale la pena
involucrarse. Alterará el curso de la vida de muchos. Liberarse de los efectos de
nuestra naturaleza caída es una prioridad en la agenda de Cristo para todos y cada
uno de los hombres. Entregar nuestra vida más baja por la Vida más alta viene
con promesas. También viene con advertencias sobre los obstáculos. Pero el
“Síganme” continúa siendo la invitación, y lo que te pierdes nunca se comparará
con lo que encontrarás.

CONVOCADO
Tenía quince años y seguía mi ritual diario. El baloncesto se había convertido
en algo muy importante para mí y era la manera en que quería hacerme
conocido. Ya sea en la entrada del garaje de mi casa o en el gimnasio del
colegio, tiro tras tiro, yo estaban decidido a hacerlo. Un día estaba jugando al
otro extremo del gimnasio donde se estaban reuniendo un montón de hombres
para jugar. Tenían nueve hombres y necesitaban uno más. Todos los tiros, todos
los ejercicios de dribleo, todos los movimientos que había practicado, todas las
horas que de manera colectiva había puesto, estaban siendo invitados en este
momento.
Al principio del partido, los hombres mayores no me prestaban mucha
atención, pero al finalizar el tercer partido, los mejores jugadores estaban
tratando de protegerme, y mis nuevos compañeros de equipo estaban tratando de
conseguir la pelota para pasármela. Desde este incidente, llegué a creer que si
algo importa, entonces todo importa.
Todos podemos mirar hacia atrás a ciertos días en particular que moldearon
nuestras vidas y que nos llevaron hacia un nuevo día. Ciertamente, no tenemos
idea cuán cruciales pueden ser ciertos momentos, salvo que miremos hacia atrás.
Entré a ese gimnasio un joven flacucho e inseguro de quince años, pero salí con
un nuevo ingrediente: la confianza. No era petulancia sino una confianza en
cierne en mis propias habilidades.
Una de mis escenas favoritas, una que jamás se haya hecho en las “películas
para muchachos”, es casi al final de la película El Reino de los Cielos. Es la
época de las Cruzadas y el personaje principal, Balian, había avanzado hasta
ocupar un puesto de influencia. Muchos lo miran para ver lo siguiente que
ocurrirá. Está muy lejos de la herrería donde se inició su historia; lo que él tenía
en su interior para llegar a ser, lo está siendo ahora. Su padre, justo antes de
morir, hizo a Balian un caballero, y ahora tiene frente a él un tiempo de prueba.
En el lumbral de una batalla climática contra las hordas de Saladin, los
defensores de Jerusalén, masivamente superados, tienen la ligera ventaja de
defender la muralla de la ciudad. Un descorazonado obispo declara, “¡No
tenemos caballeros!” En respuesta, volteando hacia cientos de hombres, Balian
les dice que se pongan de rodillas. Luego recitó el juramento que su padre
pronunció sobre él:

“No tengas miedo frente a tus enemigos. Sé valiente y recto, que Dios te ama.
Habla siempre la verdad, aun si te lleva a la muerte. Salva a los desprotegidos
y no hagas el mal. Ese es tu juramento. ¡Levántate como caballero!”
“¿Quién te crees que eres?” exclamo el arzobispo. “¿Vas a cambiar al mundo?
¿Acaso el hacer a un hombre un caballero lo hace ser un mejor luchador?”
Balian fijó los ojos en el arzobispo.
“Sí.”

Todavía tengo que conocer a un hombre que no se sienta inspirado por esta
escena. ¿Por qué? Porque evoca algo muy profundo en nuestros corazones. Cada
hombre quiere importar. Cada hombre quiere contribuir, quiere ser llamado y
quiere hacer la diferencia. Las palabras de Balian hablan a aquel lugar especial
en cada uno de nosotros donde mora nuestro profundo deseo de ser un hombre, y
que alguien lo declare así.
Justo después de decirles que sean valientes, y justo antes de hacerles saber
que se iba, Jesús hizo una declaración similar que cambiaba la vida a un grupo
de hombres a punto de entrar en una batalla:

Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero los
he llamado amigos, porque les he dado a conocer todo lo que he oído de Mi
Padre. Ustedes no me escogieron a Mí, sino que Yo los escogí a ustedes. (Juan
15:15-16 NBLH)

Los está convocando nuevamente. Están muy lejos de sus redes de pescar y
de sus mesas del libro mayor. Habían visto y hecho cosas que los había
cambiado como hombres. Llegaron a saber quién era Él, y en ese instante
sintieron el peso de ser convocados por Aquel que los estaba llamando. La
mayoría de hombres nunca han sido convocados y por lo tanto nunca les han
dicho:

¡Tú puedes hacer esto!


¡Puedes llegar a ser más. Eres más! ¡Lo tienes dentro de ti, y yo te ayudaré!
Ven conmigo. Sígueme—Te enseñaré el camino.
¡Vámonos!

PRIMERO LO PRIMERO
Todos los hombres hemos sufrido pérdidas, y las volveremos a sufrir. Pero
podemos recuperarnos de las pérdidas más terribles de la vida, incluyendo la más
terrible de todas, el desánimo. Podemos recuperar nuestros corazones de la
esclavitud. Jesús abrió el camino, y debemos transitar por él. Podemos ser
personas con corazones sinceros—no solo por nuestro propio bien, sino también
por el bien de los demás.
Para amar bien a los demás—verdaderamente amarlos de modo que sus vidas
se vean afectadas, dejando una impresión e iniciando cambios—necesitamos
nosotros mismos primero haber recibido y conocido el amor. Cuidar nuestro
corazón no es egoísta; es noble y necesario. ¿Qué ayuda podríamos ser para los
heridos alrededor nuestro cuando nuestras propias heridas continúan
paralizándonos?
Dios ama primero y ama más (1 Juan 4:19). Jesús dice que al recibir de Él
nosotros somos redimidos, renacidos y remodelados en hijos amados. Esos hijos
amados luego pueden convertirse en guerreros, asumiendo la misión y la causa
del Rey a través de una íntima amistad con el Rey. Si un hombre no está
asentado, si no sabe que él es un hijo amado, recibirá con frecuencia patadas en
su trasero a través del desánimo, la desesperación, la rabia, el resentimiento y la
depresión. Pero cuando un hombre bebe profundamente y con frecuencia del
pozo de agua viva, todo cambia. Oh, está hilera de personajes siempre seguirá
llamando, pero no tendrán lugar a donde aterrizar. Ningún lugar para infectar e
incrédulamente, impactar más adelante.
No tenemos que tratar de ser relevantes, porque sabemos que de algún modo
merecimos que murieran por nosotros. Estamos más que solo lavados y limpios:
estamos ahogados en amor. No estoy hablando de una teoría o una teología. Estoy
hablando de ser amado extravagante y excesivamente, y de estar
apasionadamente enamorado. Originalmente fuimos hechos para experimentar y
encontrar el amor de Dios. Fuimos hechos para experimentar y encontrar un gran
romance, una relación de larga data entre dos corazones que han viajado juntos
por años en un matrimonio apasionado e íntimo, como el de un novio y una
novia.
Pero hasta que no experimentemos este amor de primera mano, todo lo que
nosotros los hombres tenemos es un folleto o una teoría. Ver una receta no es
igual que disfrutar al probarla. Leer o escuchar sobre el amor de Dios ayuda,
pero no es igual que probarlo y ver que Él es Bueno. El amor es el punto. El
amor es el primer paso para convertirse en hombre… luego recibir amor, una y
otra vez, y otra vez.

DANDO UN PASO
En diferentes momentos durante su travesía masculina un hombre será invitado a
dar un paso adelante, un paso para intervenir, o simplemente dar valientemente
otro paso, punto. El hacerlo con frecuencia no será conveniente, y jamás parece
ser fácil. Hay momentos en que un hombre tendrá que fijar su mirada, empujar
con el hombro, apoyarse y dar un paso. No se garantizan los resultados, sin
embargo deberá dar el paso y en la dirección correcta. El paso será personal, un
original por cada portador de la imagen. Yo no puedo hacerte el guión, igual que
tú no lo puedes hacer para mí. Tampoco lo podemos hacer para nosotros mismos;
si pudiéramos, exigiríamos mucho menos de nosotros mismos. Pero Dios es el
Autor de nuestras historias, y Él está trabajando, haciendo hombres orientados de
hombres desorientados. Dios está diseñando los pasos de recuperación del
hombre, haciéndolos a la medida de lo que cada hombre quiere realmente ser:
fiero, tierno, lleno de fuerzas y compasión.

El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor. (Prov.
16:9 NVI).

No es un solo paso. Un hombre tendrá que dar múltiples pasos porque en él la


fuerza gravitacional de la caída se ubica en el centro de una historia más
pequeña. En esa falacia, la narrativa gira en torno al hombre, y él piensa que la
vida depende de él. Son pocos los hombres que se alejan del centro de la historia
más pequeña; empujar contra la corriente requiere valor y muchos no están
conscientes que lo tienen. Pero es en esa lucha donde un hombre se da cuenta de
lo que está hecho y qué cosas dentro de él todavía necesitan entrenamiento. Es
más fácil quedarse cómodo y tomar el camino de menor resistencia (el camino
más transitado) para llegar a un acuerdo mutuo y ser jalado de vuelta al centro de
la historia más pequeña, para creer nuevamente en la mentira—el anzuelo, la
cuerda de pescar y la plomada—de que nosotros podemos ser autores de un rol
más grande que el que Dios pueda tener.
Si los pasos valientes fueran fáciles de tomar, entonces muchos más hombres
mostrarían más valor y menos compromiso. Avanzar del centro de la historia
más pequeña y entrar a ocupar un lugar más prominente en la Historia más
grande no es una tarea fácil. Hacerlo tomará algo más grande de lo que un
hombre puede lograr por sí mismo. Es una colaboración en la que Dios tiene que
estar a cargo de su curación, restauración y entrenamiento.
El recuperarse de las heridas y travesía de la niñez y convertirse en un hombre
verdadero es una transición que es tan significativa como pasar de ser un
ingenuo civil al rol de un hábil guerrero, entrenado y verdadero. El primer paso
valeroso que un hombre debe tomar, desde su nacimiento hasta la edad de
catorce años, puede ser un tiempo maravilloso—o brutal. En un mundo caído
con gente caída a tu alrededor, ¿cuáles son las posibilidades de que llegues a tu
primer cumpleaños ileso?
Imagínate una arcilla moldeable esperando que unas manos la moldeen con
cuidado. Ese es tu corazón joven y vulnerable, dependiente y a merced de
aquellos que dejarán su impresión en él. De diferentes maneras, el corazón de
todos los niños es víctima de padres heridos y quebrados, de familiares,
maestros, entrenadores y otros. Muchos de ellos son las fuerzas moldeadoras de
un corazón desorientado. Pero las buenas noticias son que tú puedes ser sanado,
orientado y levantarte por encima de sus efectos.

MEJOR DE LO QUE POSIBLEMENTE PODRÍAMOS IMAGINAR


Al comienzo de la película Corazón Valiente , cuando William Wallace es solo un
niño de diez u once años de edad, él se enfrenta a la trágica pérdida de su padre,
un hombre bueno muerto por un rey malo. Momentos después del funeral, un
hombre llega montado en un caballo blanco. William no tenía idea de quién era
el hombre, pero el hombre sí conoce a William. Más tarde en la noche, cuando se
tocaban las gaitas, ambos se paran lado a lado frente al fresco montículo de la
tumba. El tío de William, Argyle, se da cuenta que el muchacho está admirando
la gran espada Claymore de su padre. En el Siglo XIII, estas espadas eran
propiedad de los caballeros escoceses que estaban involucrados en la resistencia
contra la tiranía inglesa. Cuando William toca la espada, intenta levantarla,
Argyle suavemente la retira. William levanta la mirada; Argyle mira hacia abajo.
Y luego dice:

“Primero aprende a utilizar esto (señalando la frente de William).


“Luego te enseñaré a utilizar esto” (levantando la espada).

Esta es una oferta mejor de lo que el joven Wallace pudiera posiblemente


imaginar. Su rescate se lleva a cabo y su entrenamiento ya ha comenzado. Al
igual que lo es el ofrecimiento de nuestro Padre celestial para nosotros.
Un hombre debe aprender el camino de la Vida, que es el camino más
estrecho, y debe conocer la voz del Único que verdaderamente le puede enseñar.
Hay un lenguaje, un entendimiento, un camino, y una experiencia que conducen
a la práctica. La práctica es una forma de vida que todo hombre debe aprender si
es que va a ser un hombre orientado. La gran pregunta es, ¿ confiará el hombre
en el corazón de su Maestro?…¿es su Maestro bueno?
No importa cuán joven o viejo seas, cuán inexperto o experto, hay Uno que
desea intervenir en tu vida y llevarte en esta búsqueda. Hay Uno que desea tener
el rol importante de enseñar, amar, iniciar, validar y dejarte ir al mundo para que
seas peligrosamente bueno. No hay muchos hombres en entrenamiento,
colaborando con Dios, asociándose en una gloriosa alianza de corazones. Fíjate
alrededor tuyo. El desánimo está por todas partes. La pérdida de Vida es extensa.
La situación es mucho peor de lo que pensábamos.
Pero la Vida que está disponible para ti—Vida escondida en Cristo—es
mucho mejor de lo que podrías imaginar. Y está disponible para todos los que la
buscan.

DONDE DUELE

Nosotros, que vivimos en esta era de nervios, seríamos sabios en meditar larga y
frecuentemente en nuestras vidas y en nuestros días ante la faz de Dios y al filo de la eternidad.
— A. W. TOZER

La cosa más importante acerca del hombre no es lo que él hace. Es en lo que él se convierte.
— DALLAS WILLARD

E
n mi trabajo de más de una década con hombres, he visto un tema recurrente. Es
una discreta pero sentida suposición de que los hombres son seres que no se
esfuerzan, ya sea en los medios, la cultura o, lo más alarmante, en la iglesia.
He visto las “nuevas” iglesias que proclaman, “No somos la iglesia de tu
abuela”, pero todavía mantienen el látigo en la esquina para persuadir al hombre
a que se someta. La abuela podrá tener alguna ropa nueva, hacer su música más
ruidosa y alegre, y permitirte que dejes la corbata y los zapatos de vestir en la
puerta, pero es todavía su iglesia cuando el mensaje central entregado al corazón
de los hombres no cambia. Semana tras semana, la sutil mentira es reforzada:
“Hombres, ustedes son el problema. Son un desastre. ¡Esfuércense más! Hagan
más, den más y pequen menos. Hombres, tienen que ponerse serios, no estorben,
pónganse en marcha y comprométanse más.
Este aguijoneador mensaje negativo no es ni remotamente suficiente para
sostener a los hombres en su travesía hacia convertirse en lo que están
predestinados a ser, y ciertamente no produce el efecto que aquellos que lo
difunden desean que tenga. Ellos tienen razón en una cosa: nosotros los hombres
estamos hechos para más. Pero el mensaje que ellos están vendiendo pone
presión en el hombre para que utilice sus propios recursos en lugar de los
recursos de Aquel cuya vida puede ser vivida a través de nosotros.
Desafortunadamente ellos están intentando empezar con entrenamiento en lugar
de sanidad y eso no va dar resultado.
Los hombres están exhaustos de que se les diga, “Si tan sólo pusieras más
dedicación, serías mejor. Pero, en realidad, tú no vas a mejorar porque eres lo
que eres—un pecador.” Esta paradoja, que frecuentemente es entregada a los
hombres en la iglesia, les dice que no se puede confiar en ellos, pero que de
todas maneras tienen que esforzarse más. Los líderes religiosos que le dicen a los
hombres convertidos que son simplemente “pecadores y un desastre” y que
luego se enfurecen con aquellos hombres cuando éstos pecan y hacen un desastre
—mmm. ¿Cómo puede esto ser de ayuda? Los hombres se elevan al nivel del
mensaje, pero el mensaje es sumamente inútil y juega a favor de nuestro
enemigo.
Hasta que la sanidad y el entrenamiento de los hombres, se convierta en la
misión central de la iglesia y no sólo en uno de los muchos ministerios que
ofrece, los hombres no van a encontrar lo que necesitan dentro de las paredes de
la iglesia. Los programas y servicios, a menudo recaen sobre el hombre como
tareas: él está gustoso de realizarlas (y necesita hacerlas), pero no va a obtener
Vida de ellas. Cuando el pecado juega en el corazón del hombre, con la culpa y
la vergüenza, él servirá en la iglesia por un sentido de obligación en lugar de por
uno de libertad.
El evangelio es más que solo ser perdonados de los pecados. A pesar de lo
maravilloso que es esto, si nos detenemos aquí, entonces estamos minimizando
la inmensidad, la gloria sin par, de lo que Dios ha logrado a través de Jesús. El
evangelio es acerca de la restauración, de un futuro y una esperanza. Para todos
ustedes, muchachos, que van al grano, he aquí de lo que trata el evangelio en
toda su plenitud:

Dios nos llama a algo mucho más grande de lo que podemos imaginar. Él nos
invita a iniciar una travesía, una travesía con Él, la cual nos transformará en
hombres. En este viaje, nosotros descubriremos que ya se encargaron de
nuestros errores inclusive antes que los cometiéramos. Es una travesía en la
cual nuestro Rey, Dios mismo, es el que continuamente está guiándonos,
entrenándonos, equipándonos, iniciándonos, validándonos y entregándonos
el negocio familiar de Su Reino. Ese es el Rey que llama. Esa misión existe ¡y
nosotros estamos en ella!

Debemos volver a tomar consciencia y entender de que vivimos en una


Historia grande y que el Autor de esa historia nos invita y advierte al mismo
tiempo. Él nos invita a vivir valientemente, a caminar con Él en un rol mucho
mayor que con el que, muchos de nosotros, nos hemos conformado. Él también
nos advierte que el mal está totalmente en contra de que nos volvamos más
íntegros—porque si llegamos a ser más íntegros, entonces nos volvemos más
libres; si llegamos a ser más libres entonces estaremos más vivos y un grupo de
hombres que están más vivos es nefasto para el mal.
Emprender una travesía con Dios trata acerca de descubrir quién es Él y quién
nos creó Él que fuéramos. Es acerca de descubrir quiénes somos, e igual de
importante que eso, quiénes no somos . Caminar con Dios es una invitación para
entrenar. El corazón masculino será llamado y examinado, probado y validado,
aconsejado y entrenado. Esta es la manera como a un hombre se le confía más
cosas. Al pasar la prueba, manejar el problema, lidiar con el enemigo, Dios
quiere darle al hombre más oportunidades, más privilegios, más impacto y, más
poder y autoridad. “Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más.
¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mt. 25:23 NVI). Mayor
responsabilidad, a menudo, viene a través de vivir con riesgo, fe, perseverancia,
confianza y superando adversidades. ¿Cómo llegamos alguna vez a creer que iba
a ser fácil y cómodo? Eso no es lo que Dios promete, como tampoco es lo que
los registros revelan de la vida de los primeros discípulos (los amigos de Jesús).
Nosotros, al igual que aquellos primeros discípulos, necesitamos
desesperadamente experimentar quién es Jesús y que nosotros somos como Él y
que estamos en el proceso de volvernos como Él, hijos amados. También
necesitamos comprender contra quién estaba Él enfrentándose, el enemigo de la
Vida y el amor, porque también es contra quién nos enfrentamos nosotros.
Jesús vivió bondadosa, amorosa e intensamente durante su misión aquí en la
tierra. Sus enseñanzas fueron acerca de mostrarnos cómo trabaja el Reino, cómo
trabaja el amor y cómo tener Vida en el Reino de Dios. Él enseñó que la Vida
está conectada a Él. Y que si nosotros nos vamos a unir a esa Vida, entonces
vamos a necesitar una profunda sanidad. Necesitaremos quitar del camino todo
—las mentiras, la vergüenza, nuestro falso yo—lo que obstaculiza nuestra
amistad con Él y el disfrutar de Aquel por el cual fuimos hechos. Cualquier
conducta dañina que se oponga a las intenciones de Dios para con nosotros como
hombres, debe ser identificada, tratada y sanada.

CADA MOMENTO IMPORTA


La Historia más grande revela dos reinos que están en guerra por la pieza vital de
bienes raíces que las Escrituras llama el corazón. Ambos reinos saben su
importancia y su valía. Un reino ofrece mentiras, el otro la verdad. Uno ofrece
muerte, el otro Vida. Ambos reinos saben que si se obtiene el corazón de una
persona, se obtiene íntegramente a la persona . Las respectivas reglas de esos
reinos no subestiman la magnitud del conflicto ni lo toman a la ligera y tampoco
debemos hacerlo nosotros. Cada corazón importa. Cada elección importa. Cada
momento importa.
Yo estaba en segundo año de secundaria, tratando de encontrar mi lugar en el
mundo, jugando básquetbol y deseando importar, deseando pertenecer, ser
alguien. Un viernes de otoño en la noche, después de que nuestro equipo de
fútbol ganara un partido en cancha ajena, los estudiantes regresamos a nuestra
escuela a recibir a los buses y celebrar la victoria. Mi amigo y yo estábamos
esperando con un grupo de otros estudiantes de segundo año, riendo y viendo
toda la actividad, cuando un estudiante de último año, una estrella en el equipo
de básquetbol, apareció en su auto Camaro a no más de 3 metros de nosotros.
Bajó el vidrio de su auto y gritó mi nombre. ¡Imagina mi emoción! ¡Vaya,
llamado por uno del último año! Con muchas personas viendo, di mi caminata
más chévere hacia el carro.
Cuando estuve cerca, el chico de último año me alcanzó, me agarró por la
chaqueta, me jaló casi adentro del carro y comenzó a gritarme. Una conmoción
recorrió mi sistema, abriendo el camino para la vergüenza y el bochorno que
siguieron inmediatamente. Podía oler en su aliento lo que el chico había estado
haciendo anteriormente. Finalmente me soltó empujándome y me llamó pedazo
de algo, que era exactamente como me sentía. Él y sus amigos en el carro
estallaron en un coro de carcajadas burlonas, y muchos que estaban alrededor se
unieron nerviosamente a ese coro. Apabullado y herido por su aparente odio
hacia mí, me marché y soporté los siguientes días hasta que otro drama de la
secundaria me reemplazó en los titulares.
Este momento tuvo gran importancia en mi vida y me afectó por meses,
incluso años. Pero ese no fue mi primer encuentro con la vergüenza, ni sería el
último. La vergüenza siempre hace que me pregunte, ¿Qué es lo que está mal
conmigo? Y me susurra, “Estate en cualquier lugar, menos aquí. Se cualquier
otra persona menos tú. ¡Escóndete!”
El trabajo crítico de regresar, con Cristo, a nuestro pasado y pelear hoy contra
lo que antes no sabíamos cómo pelear, es un trabajo de redención por el cual
todo hombre debe pasar. Nuestras historias pueden ser redimidas. Es más,
nuestro futuro puede ser reescrito. Sólo porque nadie en el pasado nos enseñó
cómo pelear por nuestros corazones no significa que esos momentos nos tienen
que atormentar por el resto de nuestros días.
Al principio del Siglo XX, el autor Napoleón Hill escribió, “Cada adversidad,
cada fracaso y cada aflicción, trae con ella la semilla de un beneficio igual o más
grande.” Sin importar cuanto tiempo haya pasado desde que una ocasión
dolorosa tomó un lugar en tu corazón, tú puedes reclamar ese lugar—y debes
hacerlo. No es sólo “el momento”, es la vergüenza u otro mal espíritu inmundo
que acompaña a ese momento los que necesitan atención y gran cuidado.

SALIR DE LAS SOMBRAS


En la película La Leyenda de Bagger Vance , el capitán Rannulph Junuh, un otrora
gran golfista antes de la Primera Guerra Mundial, regresa a Savannah, Georgia,
como héroe. Sin embargo, él se siente cualquier cosa menos un héroe, porque
ninguno de los muchachos de Savannah que estuvieron bajo su mando
sobrevivieron. Él fue el único que regresó. La culpa, la vergüenza y el
remordimiento que llevaba adentro eran tan abrumadores que la única manera
que conocía para lidiar con eso era esconderse y beber.
Para que Junuh se recuperara y se moviera más libremente hacia la gloriosa
vida para la cual había sido creado, él tenía que dar unos significativos pasos
hacia atrás.
Una misión y un misionero se acercaron a él en la forma de un partido de golf
y un caddie. En una escena brillante, Junuh enfrenta el trago más amargo de su
vida. Casi al final del partido, él había mandado su tiro a lo profundo del bosque.
(La vida para muchos de nosotros ha sido vivir, por demasiado tiempo, en las
sombras del bosque). Ahí entre los árboles, los olores familiares, el terreno y las
condiciones, lo transportaron a otro momento: al campo de batalla de la Primera
Guerra Mundial donde perdió a todos sus amigos.
Junuh se inclinó sobre la pelota, transpirando, abrumado, sus rodillas
doblándose. Al borde del colapso, está a punto de alcanzar el suelo, recoger la
pelota, y luego hacer lo que había aprendido a hacer muy bien: esconderse. Huyó
de vuelta hacia las sombras de la vida. Pero en ese momento, la voz del caddie
interviene:

BAGGER (interrumpiendo) ¿Va a querer otro palo, Sr. Junuh?

JUNUH: No puedo hacer esto.

BAGGER: Usted podrá haber perdido un poquito su agarre. El agarre que un


hombre tiene sobre su palo de golf es parecido al agarre que tiene sobre su
mundo.

JUNUH: (interrumpiendo) No estoy hablando de eso. BAGGER: Lo sé.


JUNUH: No, no lo sabes.

BAGGER: De lo que estoy hablando es acerca de un juego—un juego que no


se puede ganar, solo se puede jugar.
JUNUH: Tú no entiendes.

BAGGER: No necesito entenderlo. No existe un alma en toda la tierra que no


haya tenido que llevar una carga que no comprende. Usted no está sólo en
eso. Pero ha estado llevando esta por suficiente tiempo. Es hora de continuar,
déjela.

JUNUH: No lo sé.
BAGGER: Usted tiene una opción. Puede parar o puede empezar.

JUNUH: ¿Empezar?

BAGGER: A caminar
JUNUH: ¿Adónde?
BAGGER: De vuelta a donde usted siempre ha estado. Y luego párese
ahí—quieto, bien quieto y…recuerde.

JUNUH: Fue hace mucho tiempo.

BAGGER: Oh, no señor, fue sólo hace un momento. Es tiempo que salga de
las sombras, Junuh.

El tiempo es una cosa diferente en el mundo eterno. Es un poco gracioso,


inclusive, poner esos dos conceptos en una misma frase, pero esto es algo que un
hombre tiene que saber: cómo decir la hora. Restaurar algo es volver el tiempo
atrás—volver algo a su gloriosa condición antes de todos los rasguños,
abolladuras y golpes, el abuso y la negligencia. Restaurar al corazón significa
volverlo a una condición antes de la culpa o la vergüenza que se infligieron sobre
él. El ver a Dios restaurar el mal manejo y maltrato de un corazón, verlo redimir
los momentos que hirieron y sus mensajes hirientes, es uno de los más gloriosos
momentos del que puedes ser testigo—y es aún más grandioso ¡experimentarlo
por ti mismo! Y así es. Varios momentos llevan hasta aquel momento especial, el
momento cuando ocurre la sanidad .
Mucho en lo que un hombre se convierte y con lo que se conforma ha sido
aprendido a lo largo del tiempo y a través de experiencias que moldean y
conclusiones que hace a lo largo de su vida. ¿Puedes imaginarte que la suma de
todas nuestras conclusiones, de todas las creencias que guardamos en nuestros
corazones estén correctas? Algunas de ellas lo están. ¿Pero todas? De ninguna
manera. Todos albergamos errores, mentiras acerca de nosotros mismos, de otros
o de Dios, las cuales hemos aprendido a guardarlas y vivirlas. Estas mentiras
provienen de las heridas y se tornan en maneras en nosotros y, a su vez, nuestras
maneras que están heridas afectan a otros. Por lo tanto, es de suma importancia
que experimentemos la sanidad y el tratamiento, para que algo glorioso y bueno
reemplace el dolor, la culpa y la vergüenza. Así como los corazones heridos
hieren otros corazones, un corazón íntegro puede ayudar a otros corazones a ser
íntegros también. El daño se revierte y la herida se redime. Lo que estaba
destinado para el mal Dios lo hace bueno, así que ahora lo que se transmite viene
de lo bueno que se tiene guardado en el corazón. Esto es parte de lo que Jesús
hablaba en Lucas 6:45 (NVI),

El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien.

Nosotros necesitamos recibir, de Dios, las cosas buenas que no obtuvimos y


entregarle a Él las cosas malas que sí obtuvimos. Necesitamos experimentar la
realidad de ser hijos amados; entonces seremos capaces de tomar nuestro
legítimo lugar en la historia que Dios está contando y el rol que Él ha creado
para que cada hombre lo cumpla.

HACE SOLO UN MOMENTO


La mayoría de los días paso tiempo con hombres, atendiendo las heridas que
han acumulado y explorando con ellos la esperanza de tiempos mejores y de un
corazón sanado.

Mi amigo Kelly era hijo único y cuando lo conocí estaba en sus cincuenta y
pico, él había vivido con una mentira que lo había afectado la mayor parte de su
vida adulta. Durante un verano de vacaciones de la universidad, Kelly estaba en
casa trabajando y haciendo lo que la mayoría de universitarios hacen, pasando el
tiempo y sobreviviendo al hecho de estar de vuelta en su hogar. Una noche de
julio, su papá regresó del trabajo y abruptamente le recordó a su hijo que no
había podado el césped. Kelly lo miró por encima del televisor y respondió tan
bruscamente como le habían hablado, “lo haré mañana”. Lo siguiente que
escuchó fue la podadora encendiéndose y a su papá haciéndose cargo de cortar el
césped.
Y luego vino el momento hiriente, una batalla perdida, de épicas
proporciones. Hubo un grito desde la ventana de la cocina y Kelly se encontró
corriendo atrás de su mamá saliendo por la puerta trasera hacia la podadora
detenida y su padre tendido a lo largo de la línea entre el césped cortado y el sin
cortar. A medida que Kelly me contaba su historia sus ojos se llenaron de
lágrimas, bajó la cabeza y vino su confesión de toda una vida de remordimiento:
“Yo maté a mi padre”.
Muchos de nosotros hemos experimentado el que un amigo nos comparta un
doloroso momento del pasado. La emoción que él muestra es tan intensa como si
el incidente hubiera sucedido solo unos minutos atrás. Él habla y usted lo puede
ver, lo puede sentir: él está en su pasado, transportado hacia ese momento. El
efecto en su corazón es actual y está a la vista.
Jim es un amigo cercano con un corazón tierno. Tú lo puedes ver porque, ya
sea que te esté escuchando contar una dolorosa historia de tu pasado o
compartiendo una del suyo, detrás de sus anteojos sus ojos se llenan de lágrimas.

Docenas de veces él ha recordado un episodio cuando tenía cuatro años y
estaba aterrado durante una tormenta eléctrica. “Recuerdo a mi papá poniéndose
un gran impermeable, me cargó en sus brazos y subió el cierre conmigo adentro,
en su pecho”, dice Jim. “Luego, estrechándome fuertemente, caminó conmigo en
sus brazos afuera, hacia la lluvia”.
Mi papá me dijo suavemente, “Te tengo, Jimmy. Todo está bien; no hay nada
que temer”.
“Todavía estaba tronando y la lluvia cayendo, pero yo le creí.” Jim sonríe
tiernamente pero sus lágrimas aún reflejan dolor. “Ese es el único recuerdo que
tengo de haber estado con mi papá y haberme sentido amado.”
Jim solía contar esta historia con pesar, mayormente porque carecía de otros
buenos recuerdos. Durante muchas otras tormentas en su vida, nadie se preocupó
por su corazón, nadie lo protegió o lo consoló. Pero esta historia es ahora una de
las muchas que se ha re archivado en el corazón de Jim. Ahora él la cuenta para
animar a otros hombres a dar un paso atrás hacia un momento de sanidad y
libertad con Cristo—porque considerar cómo las escenas de nuestra historia
afectan la manera en que vemos la vida y le hacemos frente, es vital para seguir
adelante.

REBUSCAR
¿Cuáles son las probabilidades de que nuestros corazones puedan atravesar esta
gran batalla y salir ilesos? Cero. A fin de poder disfrutar más para lo que fuimos
creados—convertirnos en guerreros que conozcan la libertad y sean confiables,
leales y buenos con los corazones de otras personas—debemos primero
recuperarnos de las heridas de nuestra historia y ser restaurados como hijos
amados. Pero he descubierto que la mayoría de hombres no saben su propia
historia. Ellos se encontraban ahí, pero nunca se tomaron el tiempo de recordar
el viaje de su corazón ni de investigar lo que les había sucedido y el efecto que
les había causado.
Nuevamente, te invito a investigar tu historia con Dios—a saberla, a descubrir
las heridas que guarda y llevar éstas ante Dios para darles tratamiento. Con Su
ayuda, tú podrás obtener respuestas a la pregunta más importante de tu corazón:
¿Quién soy yo realmente—para ti, Dios? A medida que Él reemplaza las mentiras
que tú creíste acerca de ti mismo con verdades, entonces el curso de la batalla
cambiará. Como Jesús prometió, tú perderás una vida y obtendrás otra. En
palabras de A. Tozer, “Nosotros, que vivimos en esta era de nervios, seríamos
sabios en meditar larga y frecuentemente en nuestras vidas y en nuestros días
ante la faz de Dios y al filo de la eternidad. Porque hemos sido creados para la
eternidad tanto como fuimos creados para el tiempo, y como seres moralmente
responsables debemos lidiar con ambos.”
El reescribir tu historia es un paso hacia convertirse en un hijo amado.
Pregúntale a Dios, “¿Qué me sucedió? No hagas que esta pregunta tenga una
sola respuesta rápida; camina con Dios en ella y considera las travesías de tu
corazón. Por favor haz estas preguntas, de manera similar a las anteriores,
¿Cuándo y dónde se dieron los momentos decisivos de mi vida? ¿Qué es lo que
amo? ¿Qué es lo que odio? ¿En qué tengo más esperanza, qué es lo que más
temo? Si alguna vez te has preguntado por qué te sientes de la forma en que te
sientes y por qué crees en lo que crees, las respuestas se encuentran en tu
historia.
Las heridas que se han formado a través del tiempo requieren tiempo para
sanar. Pero recuerda, el deseo de Cristo por sanarte es más grande que tu propio
deseo de ser sanado. De manera que Él pacientemente espera. Él espera que tú
vengas a Él con tus cargas, heridas y esperanzas. Él espera que tú te decidas por
Él para que así Él te pueda ayudar contigo mismo.

El DERRUMBE
Durante mi último año jugando básquetbol universitario, me derrumbé.
Me había matado trabajando por tres años tratando de ganar un puesto como
titular. Ahora, al fin, parecía que todo el sudor e inclusive algunas lágrimas
daban fruto. La pretemporada fue buena y estábamos pronosticados para ser un
buen equipo durante la próxima temporada. Durante el entrenamiento diario,
nuestro entrenador hacía que algunos chicos se voltearan sus camisetas
reversibles para jugar en diferentes combinaciones y situaciones. Siempre
sabíamos a quiénes él estaba observando.
Y luego sucedió. Una noche, en un juego cuando recién se iniciaba la
temporada. Nos reunimos en el vestuario frente a la pizarra y ahí, entre los cinco
titulares…no estaba mi nombre en la lista.
Una profunda pena acompañada de una dosis de rabia y desconfianza llenó mi
corazón. Jugué esa noche, pero se sintió como un premio consuelo, ni
remotamente cerca de llenar el agujero en mi pecho. Así que me escondí. Con
toda intención me refugié en lo que mejor sabía, la manera que había aprendido
para lidiar con el rechazo: “Les demostraré”. Eso significaba más lanzamientos,
correr más, más pesas, todo en más cantidad, un régimen autoimpuesto para
remediar el desánimo.
Todos tenemos nuestros propios remedios, intentos internos para evitar o
parar el dolor. Y así los míos empezaron—otra vez. Largas noches mirando el
techo. Distracciones diurnas para evitar pensar en los sí solo: Sí solo hubiera…sí
solo pudiera…sí solo ellos hubieran …las voces internas que, ingenuamente, yo
pensaba que eran todas mías.
Varias noches en esta saga con clases, la práctica y cenas alargadas y casi con
la medianoche encima, estuve de vuelta en el gimnasio realizando lanzamientos
por mi cuenta. Un lanzamiento exitoso tras otro, veinte seguidos, veinticinco—
esto sólo empeoraba el dolor y la frustración. Finalmente caminé hacia la pared y
me senté. Las lágrimas se empezaron a mezclar con el sudor que caía sobre mi
rostro, uniéndose y cayendo en el piso de madera. Y, al fin, me derrumbé. Mi
corazón frustrado y adolorido lanzó un grito, “Yo amo este deporte”.
Ahí en ese momento Dios apareció. Interrumpiendo mis pensamientos, Él
susurró, “El deporte no te ama de vuelta. Yo sí”.
Él me alcanzó. El hechizo fue roto y a medida que el primer destello de
libertad empezaba a titilar, así también las preguntas: “¿Qué más Dios? ¿De qué
manera? ¡Ayúdame! No sé cómo hacer esto”.
Su respuesta: “Yo puedo trabajar con eso”. Fue como maná para mi corazón.
Te invito a hacer inclusive más preguntas: ¿Qué es lo que estás amando y que
a ti no te ama en retorno? ¿A qué has entregado tu corazón que no te da nada a
cambio? ¿Cuándo aprendiste a recurrir a eso para tener Vida? Las respuestas
están en tu historia .

LIBERÁNDOSE
Las heridas y sus mensajes tienen una manera sutil y notable de acorralarnos y
enjaularnos. Las jaulas vienen en todas las formas y tamaños. Hoy en día las
trampas, engaños y redes de nuestro enemigo son tan sutiles que son pocos los
hombres enjaulados que se dan cuenta de la prisión en la cual están siendo
retenidos. Pero son prisiones, ya sea un sistema de desempeño o un sistema
religioso (los dos son casi lo mismo). De cualquier manera, un sistema creado
que asegure que el hombre se conforme con menos y viva menos, es la misión de
nuestro enemigo.
Si nos vamos a convertir en guerreros, tenemos que ver estas trampas y las
futuras jaulas que están destinadas a retenernos. Debemos ver exactamente qué
es lo que nos ha atado, qué nos mantuvo confinados y controlados. A. W. Tozer
escribió,

Mantener el espíritu del cristiano prisionero es asunto del diablo. Él sabe que el
cristiano creyente y justificado ha sido levantado de la tumba de sus pecados
y transgresiones. De ahí en adelante, Satanás trabaja arduamente para
mantenernos atados y amordazados, prisioneros en nuestra propia mortaja. Él
sabe que si continuamos en esta forma de cautiverio…no estamos mejor que
cuando estábamos espiritualmente muertos.

Con la ayuda de Cristo, podemos liberarnos y recuperar el terreno perdido y


valioso de nuestros corazones. ¡Y debemos hacerlo! Las batallas que tenemos
que luchar, las misiones a las cuales Dios nos quiere enviar como hombres,
requerirá que seamos sinceros. Pasaron veinte años desde que caminé por un
pasillo para “recibir” a Cristo, hasta que finalmente comencé a andar en el
camino de la sanidad, la restauración y la fortaleza. Recuperar ese terreno
perdido en mi corazón fue mi primera misión importante y es la primera misión
de todo hombre.
E.E. Cummings, poeta del Siglo XX y veterano de la Segunda Guerra
Mundial, escribió, “Para no ser nadie más que tú mismo en un mundo que se
esfuerza día y noche para hacerte como cualquier otra persona, significa tener
que pelear la más dura batalla que cualquier ser humano puede pelear; y nunca
dejar de pelearla.”
Mis tres hijas necesitan distintas cosas de mí en momentos diferentes.
Tratarlas a todas de la misma manera no sería sabio. Ellas son muy diferentes
entre sí; de manera que tengo distintas maneras de amarlas individualmente. Así
es como Dios lidia con nosotros. Cada uno de nosotros es demasiado importante
para Él como para que nos agrupe a todos juntos y nos ame genéricamente. Y en
última instancia, cada uno de nosotros necesita un mapa personalizado para ser
liberado y una guía personal para mostrarnos el camino de escape del cautiverio
hacia una gloriosa libertad.
Cada hombre tiene que integrarse a una unión, a un esfuerzo de colaboración
entre su corazón y el del Padre. Y así como Junuh, en La Leyenda de Bagger
Vance , los primeros pasos de avance de cada hombre en su viaje supondrán un
paso hacia atrás , para entrar a su historia.

¿PUEDO AYUDARTE?
La Biblia tiene una manera de siempre desarrollarse y convertirse en más para
aquellos que frecuentan sus páginas. Como el Gran Cañón o cualquier otro bello
paisaje, todas las historias de las Escrituras ofrecen mucho más de lo que a
primera vista se puede captar. Esa es una asombrosa realidad acerca de las
Escrituras: cada vez que tú las tomas éstas tienen el potencial para devenir en tu
vida como un aprendiz de Cristo. A continuación esta un pasaje que, en mi
travesía, recientemente cambió de blanco y negro a colores:

Más tarde cuando Jesús cenaba en la casa de Mateo con Sus seguidores, llegaron
muchos personajes de mala reputación y se unieron a ellos. Cuando los
fariseos vieron que estaba con esta clase de compañía, tuvieron una rabieta y
se la agarraron con los seguidores de Jesús. “¿Qué clase de ejemplo es este de
parte de su Maestro, siendo tan amistoso con estafadores y gentuza?” Jesús,
oyendo esto, contestó, “¿Quién necesita un médico: la persona saludable o el
enfermo? Vayan y vean lo que significa esta Escritura: ‘Pido misericordia, no
religión.’ Estoy aquí para invitar a forasteros, y no consentir a los de casa.”
(Mateo 9:10-13 Traducción informal de la Biblia El Mensaje )

Jesús le está dándo a la gente una pista acerca de lo que Él es y de Su


misión ¿Recuerdas Lucas 4?

Él me ha ungido [el Ungido, el Mesías] para predicar las buenas nuevas (el
Evangelio) a los pobres; Él me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos
y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos [que están
pisoteados, magullados, derrumbados, destrozados por la calamidad] (Lucas
4:18)

Si eso es lo que Él vino a hacer—sanar al enfermo, libertar al cautivo,


devolver la vista al ciego y sanar al afligido—entonces la implicancia es,
¡nosotros necesitamos eso!
Una y otra vez en los Evangelios, vemos a Jesús interactuando con
personas…personas quebrantadas, heridas. Y repetidas veces Él les pregunta,
“¿Cómo puedo ayudarte? ¿Qué es lo que deseas?”
¿Por qué haría el Mesías tales preguntas? ¿Puedes imaginarte a los
discípulos gesticulando y volteando los ojos a medida que se van cruzando con
el siguiente hombre cojo, el ciego o el leproso que de pronto se encuentran
siendo objeto de las preguntas amigables de Jesús? ¿Si, qué puedo hacer por ti?
Es como que Él está tratando de provocar una respuesta, forzando al herido y al
quebrantado a sacar todo lo que lleva adentro…

¡Quiero mejorarme!
¡Quiero sanarme!

¡Quiero ver!
Ahí está, ya lo dije.

Puedo imaginarme la respuesta de Jesús. Él sonríe, asiente “está bien” y


levanta la cabeza de la persona para verlo frente a frente. Y al mirar dentro de los
ojos del Amor y la Vida disipa la vergüenza y da lugar a la esperanza de que algo
extraordinario está a punto de suceder. Imagínate a Jesús diciendo, casi
susurrando, “Querido, vamos a encargarnos de eso ahora mismo. Tu fe te ha
salvado. (Pausa para efecto). Y por cierto, tus pecados también te son
perdonados.”
Los quebrantados y heridos del día a día de Jesús siempre obtenían mucho
más de lo que pedían. Entonces, ¿por qué preguntaba Él, “Puedo ayudarte”? (En
otras palabras, “¿Qué es lo que deseas?”)
Jesús parece que quiere que nosotros estemos conscientes de nuestro dolor
para que podamos llevarlo a la superficie, cualquiera que éste sea. Él hace que
estemos conscientes de lo que verdaderamente queremos y de lo que no
queremos, para que así Él pueda mostrarnos Su extraordinario cuidado y
atención en lo que viene a continuación. Jesús es un experto en despertar el
deseo, la esperanza y la fe. Todas estas son cosas que fácilmente quedan
profundamente enterradas bajo las capas de decepciones en la vida y del
implacable ataque de un enemigo despiadado y muy sutil.
Para que podamos saber qué es lo que deseamos, debemos admitir cuáles son
los anhelos de nuestros corazones —cosas que aún no poseemos—y admitir que
estamos cansados de tratar de conseguirlas por nuestros propios medios. ¿No es
interesante que el herido y el quebrantado no se acerquen a Jesús pidiendo el
perdón? Ellos se acercan a Él ¡para tener una mejor vida! Jesús se encarga de lo
que ellos quieren, pero también siempre les da lo que ellos necesitan . Así es su
manera. Él es generoso y abundante. Jesús nos muestra el primer paso para
convertirnos en el hijo amado: la sanidad. Y ésta comienza con nuestra
aceptación, “No todo está bien. Necesito ayuda.”
Reconocer que “estoy herido y en necesidad” expresa suficiente esperanza,
una pizca de fe y un poco de deseo de que las cosas puedan ser diferentes. Y con
eso, llego al sí sólo .
Sí sólo mi vida fuera diferente.
Mi deseo se ha despertado. Le confieso a Dios, “Quiero más”. Y ahora Jesús
puede empezar a trabajar para darme el deseo de mi corazón.
Es la esperanza, la fe y el deseo lo que mueve el corazón de Jesús y lo invita a
trabajar en el nuestro. Si vamos a recuperar nuestros corazones, a experimentar
una sanidad profunda de las heridas de nuestro pasado y a realmente ser los
hijos amados, vamos a necesitar mucha paciencia y trabajo de sanidad. ¿Cuán
completo deseas ser? ¿Qué tan bien necesitas estar para tomar tu legitimo lugar
en la gran historia que Dios está creando?

SI ACUDES A MÍ . . .
Cada una de mis hijas ha estado molesta conmigo en algún momento. Viene con
el territorio y el título de “Papá”. Justo el otro día mi hija Hannah, la del medio,
me arrestó (en su mente) por no permitirle hacer algo que yo sabía que no era
bueno para ella.
Después de tres días de sufrir la ley del hielo, ella me llamó llorando, alterada
por algo que recién había sucedido en la escuela. Muy a menudo el dolor triunfa
sobre el enojo, y así de rápido estaba otra vez invitado al juego, de vuelta a un
rol que amo y a un lugar importante dentro de su vida. Cuando ella llamó, no era
el momento para un sermón de cómo ella me había tratado los últimos tres días;
era el momento de cuidar de ella y entrar en su dolor. Estaba muy contento de
que ella hubiera acudido a mí.
Ocasionalmente Jesús se enojaba un poco, se molestaba con Sus discípulos y
frecuentemente estaba en desacuerdo con los líderes religiosos de Su tiempo.
Yo creo que lo que más le molestaba y le causaba más dolor era que ellos no
acudían a Él. Ellos no dejaban que Él los amara. El Evangelio de Juan cita una
profecía de Isaías en relación a las personas que Jesús amó, personas a las que
Él vino a dar sanidad y que sin embargo lo mantuvieron a distancia:

Sus ojos están ciegos, sus corazones endurecidos, para que no vean con sus ojos
y entiendan con sus corazones, y me busquen, Dios, para Yo poderlos sanar.
(Juan 12:40 Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

Esto viene justo antes de que una audiencia incrédula viera y oyera a un
“Jesús molesto” hacer una invitación proveniente del Hijo de Dios acerca del
Hijo de Dios:

Yo soy la Luz que ha venido al mundo para que todos los que crean en mí no
permanezcan más en tinieblas. (Juan 12:46 Traducción libre de la Biblia El
Mensaje )

¿Puedes escuchar la pizca de ansiedad en la voz de Jesús? Por favor, por favor
escúchame. A cualquiera que cree en mí—le espera una vida verdadera. Tú no
tienes que seguir tropezando en la oscuridad. ¡Por favor, déjame ser tu luz!!
Traer a Dios las cosas quebradas es una necesidad y una provisión gloriosa de
nuestra relación con Él. Él sabe dónde nos duele, pero Él quiere que nosotros lo
sepamos, y a veces también que sepamos de donde proviene, y quiere que
nosotros llevemos esos dolores y nuestras historias a Él. Dios dice que nunca nos
dejará ni nos abandonará. Él dice que se identifica con cada uno de nuestros
dolores. Él dice, “Yo te amo. Puedes confiarme tu corazón, tu historia y tu
renovación.”
SE REQUIERE SANIDAD
Como he mencionado, no te dejes engañar por el pensamiento de que todos
estamos en el mismo camino angosto o en el mismo lugar en ese camino. Cada
hombre está en su propia travesía con Dios para recuperarse y convertirse, y los
detalles quedan entre cada hombre y el Padre. La pizarra de mi vida es tan única
como lo es la tuya. Como hombres tenemos mucho en común, pero nunca somos
idénticos.
En el pasaje de Juan 12 arriba mencionado, se ve claramente lo que Jesús
desea hacer. También está bastante claro que las personas no dejan que lo haga.
Gran parte de nuestra comprensión del Evangelio depende de cómo escuchamos
a Jesús, de cómo lo percibimos cuando nos entrega Su palabra. ¿Está Jesús
molesto y amenazante o anhelante y cálido? Sus años de ministerio no fue el
único momento donde Él sintió el aguijón de que estaban tomando ventaja de Él,
y tampoco fueron los últimos. Su oferta sigue en pie hoy en día con la loca
esperanza de que aprovechemos al máximo Su invitación. Sin embargo muchos
todavía se rehúsan a permitir que Él los ame—y no estoy hablando de los no
salvos, los que no se congregan o los que no están al tanto.
No puedo dejar de insistir. Se requiere de sanidad para poder llegar a ser un
hijo amado. Esta es la base sobre la cual el Padre reconstruirá a un hombre. Dios
desea reconstruir a un hombre para que sea lo que todo hombre anhela ser:
fuerte, valiente, férreo y cariñoso. En lo más profundo, todo hombre anhela estar
dispuesto a ayudar, a marcar la diferencia, a entregar su vida a algo más grande
que él mismo y a una causa por la que valga la pena luchar. Cada hombre tiene
eso en él para ser un hijo amado y luego un guerrero.

Dios sabía lo que estaba haciendo desde el principio…Y luego, después de


conseguir que [sus hijos] se establecieran, se quedó con ellos hasta el final,
completando de manera gloriosa lo que Él comenzó. (Romanos 8:29-30
Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

Nosotros llevamos la imagen del Hijo Amado. Dios quiere recuperar a los
portadores de Su imagen para poder sanarlos, entrenarlos, equiparlos y luego
soltarlos en una batalla donde muchos están esperando que los hijos de Dios se
unan a la pelea por la libertad. Si verdaderamente entendimos lo que el Padre
quería, ¡entonces nos inscribiremos para ser socios y colaborar con Él para la
sanación y la restauración de nosotros mismos! ¿Aceptaremos la oferta del
Padre? ¿Tomaremos la mano de Jesús? ¿Dejaremos que el Espíritu Santo haga lo
que está deseando hacer? ¡Es una entrega que trae con ella unos beneficios
grandiosos y gloriosos!

EL SER AMADO

Y el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal, como una paloma, y vino una voz
del cielo que decía: “Tú eres Mi Hijo amado, en Ti Me he complacido.”
— LUCAS 3:22

Junto con el Espíritu, una voz: “Tú eres mi Hijo, escogido y marcado por mi amor, el orgullo
de mi vida.”
LUCAS 3:22 (TRADUCCIÓN LIBRE DE LA BIBLIA EL MENSAJE)

Pues todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús.


GÁLATAS 3:26 (NBLH)
C
ada hombre libra una batalla sobre a qué reino le daremos nuestro corazón, y
cada hombre ha recibido golpes en distintos momentos a lo largo de su
masculina travesía. Con demasiada frecuencia, las heridas de la acusación, de la
culpabilidad, de la vergüenza y el miedo se quedan sin ser tratadas. Esto impide
al hombre recibir y dar amor, posiblemente para el resto de su vida. Esto es lo
que espera nuestro adversario: enredar a un hombre en una telaraña de heridas y
mentiras. Las experiencias de las heridas están tan bien colocadas y tan bien
hechas que un hombre siente con certeza que sus mentiras son verdaderas y,
como resultado, se siente reafirmado en un falso yo. Oh, él puede arreglárselas,
pero una vida que se pasa arreglándoselas está muy lejos de ser una vida
abundante.
Entender es algo precioso. Si alguien viene a mí y me da un empujón y caigo,
mi reacción inicial sería levantarme y mandarle un gancho de izquierda. Pero si
entonces me explica que había una culebra detrás del tronco que yo estaba por
pisar, ocurre un cambio rápido. Esa persona pasa de ser un bravucón a un héroe
en menos de un segundo. Los momentos en que nos hieren no se sanarán o se
aliviarán simplemente por solo haber comprendido, pero es un enorme
comienzo.
Tener un mejor entendimiento de nuestro pasado nos prepara para la
redención y para nuestro siguiente gran paso hacia adelante: avanzar hacia la
crítica curación y entrenamiento que necesitamos como hijos amados. Una vez
que nos demos cuenta de las mentiras en las que hemos estado viviendo,
podremos invitar a Jesús para que sean tratadas. Esas partes que fueron heridas
fomentan culpas falsas, vergüenza y odio hacia nosotros mismos, hacia los
demás y en última instancia hacia Dios. Una vez más, esos momentos dejaron
lecciones, aprendimos algo de ellos. Pregúntate a ti mismo, ¿qué momentos
hirientes, y las falsas declaraciones que surgen de dichos momentos, se
interponen en el camino a tu libertad? ¿Se interponen en convertirte en un hijo
amado? ¿Qué cargas pesadas podrías estar llevando en tu corazón que ya es
tiempo que dejes de cargarlas por allí?
Hablando por mí mismo, el temor de “no ser suficiente” me llevó a la
declaración “Te lo demostraré.” Algunas veces expresaba mi falso yo con ira. En
otros momentos, era como una súplica desesperada: “Te demostraré que puedo.
Por favor, déjame intentarlo. Escógeme—dame otra oportunidad.” De cualquier
manera, hacía cualquier cosa para jamás sentirme o ser rechazado, sea que fuera
demostrarme a mí mismo o suplicar. Ninguno de los dos enfoques demostraba
mi yo verdadero y no venía de un corazón asentado.
Al caminar con Dios regresamos y volvemos sobre nuestros pasos para
encontrar dónde duele. Invitamos a Dios a que entre a nuestra historia para que
nos muestre cómo recoger y luego conectar los puntos. John Eldredge escribió,
“La verdadera historia de cada persona en este mundo no es la historia que ves,
la historia externa. La verdadera historia es la travesía de su corazón.”

VOLVER SOBRE LOS PASOS


Soren Kierkegaard dijo: “La filosofía está perfectamente en lo correcto al decir
que la vida debe ser entendida hacia atrás. Pero entonces uno se olvida de la otra
frase—que uno la debe vivir hacia adelante. Hoy decimos, “La retrospectiva es
veinte-veinte.” El sendero que cada corazón masculino toma para convertirse en
hombre incluye una cantidad significativa de marcadores de milla que fueron
puestos durante su niñez.
Tempranamente en nuestra historia, el enemigo de nuestra Vida da un salto y
se adelanta en la lucha por nuestros corazones. Aún antes de saber que estamos
en una lucha, la oscuridad está infligiendo lesiones, hiriéndonos como a niños,
en lo más profundo de nuestro ser. El enemigo gana terreno en nuestro joven
corazón y lo utiliza en nuestra contra, tanto en el momento como en el futuro. Al
crecer, algunos de nosotros la hemos pasado muy mal, mucho peor que otros.
Cuando era niño, mi amigo Tom era regañado una y otra vez por su padre:
“Nunca se me hubiera ocurrido hacer lo que tú hiciste.” Otro amigo, Jay,
escuchó: “Si solo pudieras esforzarte.” ¿Recuerdas a Jim? Bien, Jim realmente
nunca supo lo que su padre sentía hacia él. Jim era el mayor de seis hermanos, y
simplemente no había tiempo suficiente para que papá le dedicara tiempo a
todos. Quizás te sea familiar el concepto de que “en ausencia de información,
vamos a lo negativo.” Tal como las palabras amables y cariñosas traen Vida, la
ausencia de ellas o las palabras duras traen dolor. Las dudas, la incertidumbre,
los juicios negativos, pronunciamientos vergonzantes o degradantes, y aún un
total silencio, todo hace que el corazón se agobie y nos haga susceptibles a
interpretaciones negativas. “Negativas” es ponerlo bonito, algunas pueden ser
absolutamente malvadas. Algunas son como una piedra en el zapato de un
hombre; otras son como una mochila llena de rocas, mientras otras nos
persiguen. Cualquiera y todas impedirán y agobiarán a un varón en su travesía
para convertirse en hombre.
Con nuestros corazones cargados, el soportar y hacer lo mejor bajo las
circunstancias se convierte con frecuencia en nuestro plan. Aún peor que cargar
una mochila llena de mentiras es obtener nuestras fuerzas de su contenido. El
ser estimulado por nuestras heridas y sus mensajes es una receta desastrosa en la
vida de un hombre, una receta que a nuestro enemigo le gusta cocinar una y otra
vez.
El paquete de mentiras produce el tipo de hombre que llamo desorientado ,
motivándolo malamente a que se esconda, sondee, o tema. Ningún hombre
escapa a esta condición, pero cada hombre puede ser liberado de la presencia y el
dolor de las mentiras. El peso de las mochilas de los hombres puede variar, pero
cada hombre tiene un increíble e inmenso poder para decidir si permanece
cargado y pesado o encuentra libertad.
Detenerte para sacarte los zapatos o descargar tu mochila personal es un acto
de voluntad. El estar firmes en contra del mal comienza preguntando a Dios,
Padre, ¿qué es esto que albergo en mi corazón? ¿Qué estoy cargando dentro de
mí que va en mi contra? Dios ha estado esperando por un buen tiempo a que
preguntes, busques y toques. La respuesta, puede llevarte a un recuerdo, o te
puede llevar a un momento actual para traer nuevamente a la superficie el dolor
del pasado. Sea cual sea el camino que elijas, al volver sobre tus pasos Él te está
invitando a hacer un trabajo redentor, bueno e importante. Desempacar las
mentiras de tu pasado y entregárselas a Dios te abre a recibir los nuevos
paquetes que Él tiene para ti: los regalos de la redención y la restauración que
hacen que seas amado.

EL AMOR DE UN PADRE
Ser amado es eso, ser profundamente querido y bienamado— ¡y lo somos!
(Romanos 5:8; 1 Juan 4:10; 1 Juan 3:1-2.) Pero experimentar el ser amado es
nuestra elección. Dejar, permitir, buscar, participar, alcanzar la mano de nuestro
Padre, deslizarse en Su regazo…todas estas expresiones describen lo que
necesitamos hacer una y otra vez para recibir el amor de Dios, esa es nuestra
parte en la colaboración. Hacerlo llena y satisface nuestra relación con el Padre.
Su búsqueda amorosa de nosotros va de la mano con nuestro deseo de ser
alcanzados.
¡Oh, cuánto necesita un hombre esta clase de relación si alguna vez ha de ser
verdaderamente un hombre! Y no es una propuesta de una sola vez y se acabó.
Dios la ofrece continuamente porque la necesitaremos continuamente. Esta
conexión con Dios alinea Su corazón con el nuestro, Dios es el dador y
nosotros los receptores. Recibir continuamente Su amor produce lo que este
mundo y sus imitaciones nunca pueden dar—un corazón asentado.
¡Experimentamos la luminosidad y la bondad de ser amados! Pero al igual que
una taza con tapa, debemos destapar nuestro corazón y abrirnos a ser amados;
de otra manera Dios no podrá derramar Su amor en nosotros.
Pablo escribió a los Efesios:

Mayormente lo que Dios hace es amarte. Mantente en Su compañía y aprende


sobre una vida de amor. Observa cómo Cristo nos amó. Su amor no fue
cauteloso sino extravagante. Él no amó para obtener algo de nosotros sino para
entregarnos todo de sí mismo. Ama de esa manera. (Efesios 5:1-2 Traducción
libre de la Biblia E l Mensaje )

El Padre invita al hombre, al portador de Su imagen, a asociarse con Él, a


caminar con Él, a confiar en Él, a depender de Él y a alinearse con Él para más.
Lo primero en la agenda es redimir el pasado del hombre, que es cuando también
comienzan los primeros días de formación. Dios está guiando a cada hombre
hacia un gran retorno. Dios dirige los pasos. Dios ha puesto la mesa y gran parte
del trabajo ya ha sido realizado. Pero nosotros tenemos que hacer nuestra parte.
Tenemos que hacer una contribución, una correspondiente elección, un ejercicio
de voluntad. Lo que Dios desea hacer primero en la vida de un hombre es
iniciarlo y validarlo derramando Su amor en él. Al hacerlo, eso sosiega el
corazón del hombre, y, en el proceso, lo invita a asociarse con Él para
desmantelar el explosivo trabajo del enemigo y al impostor de nuestro falso yo.

UNA LECCIÓN DE EBAY


Mi padre y yo hablamos cada semana. Algunas veces nos ponemos al día en las
cosas, quizás un informe meteorológico o un informe médico. En otras ocasiones
tocamos algo más profundo e importante y hablamos sobre la Vida. Una de mis
partes favoritas de cada llamada es al finalizarla, cuando espero ver si me dice:
“Te amo, campeón” No siempre lo hace, pero cuando sucede, eso aterriza en un
lugar profundo y bueno dentro de mí.
¿Qué si nuestro Padre celestial siempre te estuviera diciendo eso, susurrando
al finalizar cada llamada: “Quiero que sepas que te veo. Eres increíble para mí.
Te amo, campeón.
Este nivel de intimidad entre el Padre y el Hijo hizo que Jesús tuviera un
cruce con los líderes religiosos. Cuando Jesús llamó a Yavé “Abba”—Papito—
los fariseos se enojaron: “¿Quién te crees que eres—alguien especial?”
¿Puedes ver a Jesús sonriendo y diciendo “Si” asintiendo con la cabeza?
Hasta ese momento en la historia, nunca nadie se había dirigido a Dios tan
afectuosamente. No era kosher [correcto]. Me gusta lo que Linda Boone escribe
en su libro, Lecciones de la Vida Íntima; Desarrollando la Intimidad que ya tiene
usted con Dios: “El deseo de Dios no es solo que usted experimente Su amor,
sino abrumarlo totalmente con él. Para que lo experimente hasta desbordar. Que
usted perciba, sienta, pruebe y palpe Su amor por usted. ¡Él realmente quiere que
lo experimente!”
Jesús sabía que era el Hijo Amado de Su Padre, “el primogénito entre muchos
hermanos” (Rom. 8:29 NIV). Jesús quiere que nos alineemos al Padre—que nos
conectemos con Él y sepamos lo que Jesús sabía (Juan 17). Creo que esto es lo
que quiso decir cuando nos prometió “vida abundante” o Vida plena.
Así como nuestros corazones, ya entrados en la adultez, anhelan escuchar a
nuestros padres terrenales entregar los paquetes de valía y valor, “Te veo y me
siento orgulloso de ti,” así nuestro profundo corazón masculino también necesita
esto de nuestro Padre celestial, vez tras vez. Como Sus portadores de imagen
(Gén. 1:27), somos objeto de Su amor fiero y apasionado, tierno y arrebatador.
Tú vales el precio pagado.
Si eBay nos ha enseñado algo, nos ha enseñado esto: el valor de algo es lo
que alguien está dispuesto a pagar por ello. A diferencia de eBay, el Padre no
estaba en una subasta haciendo una oferta, esperando obtener una ganga o
robarnos en los últimos momentos. No, el Padre hizo una gran y gloriosa
declaración a través de Su Hijo: “¡Yo los amo y los quiero. Ellos me
pertenecen!” A través de Cristo hemos sido rescatados. El precio final que se
pagó—Su vida a cambio de nuestra libertad, para que podamos tener una Vida.
Este tema está en todas las historias épicas que mueven nuestros corazones,
porque es nuestra historia.

TIPOS DE CRISTO
En la historia Del León, la Bruja y el Armario, C.S. Lewis nos ofrece una imagen
gloriosa de nuestro valor. Aslan, el gran león, ha llegado a asociarse con Pedro,
Susana, Edmundo y Lucía y restauran todo Narnia, que se encuentra bajo la
maldición de un invierno perpetuo sin Navidad. Un tipo de Cristo, Aslan, va a la
mesa de piedra (simbolizando la Cruz) para redimir a Edmundo, el hijo de Adán
(el portador de la imagen).
Habiendo pagado el terrible precio de muerte por el rescate de Edmundo, el
resucitado Aslan le dijo a Lucy y Susana cómo se logró la “profunda magia” de
su obra redentora: “Significa,” dijo Aslan, “que aunque la bruja sabía de la
magia profunda, hay una magia aún más profunda que ella no conoce… ella
tendría que haber sabido que cuando una víctima voluntaria que no ha cometido
traición alguna la mataban en un lugar de traidores, la mesa (de piedra) se partía
y la propia muerte empezaba a trabajar hacia atrás.”
Vemos este tema repetidamente en todas las historias épicas. En la película El
Gladiador , Máximus, asesinado en la arena por la libertad de sus hombres y de
Roma, susurra al morir, “Ahora Lucius está a salvo.” En Corazón Valiente
William Wallace no se compromete ni compromete a la misión que lo encontró,
así que lucha por la libertad e inspira a toda una nación a no pactar ni hacer
concesiones. Al final de la película, el narrador dice refriéndose a la muerte por
tortura: “No tuvo el efecto que Longshanks pensó que tendría. En cambio, en el
año de nuestro Señor 1314, patriotas de Escocia, hambrientos y superados en
número, atacaron los campos de Bannockburn. Lucharon como poetas guerreros.
Pelearon como escoceses. Y ganaron su libertad.”
El señor Darcy viene a buscar a Lizzy ( Orgullo y prejuicio) ; Nathaniel rescata
a Cora ( El Último de los Mohicanos ); Jack muere para que Rosa viva ( Titanic );
Noah le lee a Ally y ella recuerda ( Diario de una pasión ); porque Ray lo
construye, su padre viene y hay restauración (Campo de Sueños). Todas las
cosas que mueven nuestros corazones en estas grandes historias son solo
sombras de la Historia más grande.
Todos estos personajes, estos prototipos de Cristo personificados en los relatos
épicos, toman prestadas las fuerzas y heroicos argumentos del único y verdadero
Héroe. Todo lo que amamos de estos héroes lo encontramos siendo verdadero
en nuestro Salvador y Rey que cambió lugar con nosotros para que podamos ser
libres (Gal. 5:1). Él viene; Él rescata; Él defiende; Él se sacrifica, y muere
invitándonos a vivir. Él restaura todo por amor, y en amor mueve nuestros
corazones a la libertad.
La libertad que Cristo compró fue una libertad del castigo y de la presencia
del pecado en nuestras vidas—librarnos de y ser libres para convertirnos. Libres
para ser más, para convertirnos en quienes verdaderamente somos por dentro
para así ser . Esto no es solamente un buen acuerdo para nosotros. Dios también
se beneficia enormemente. Obtiene lo que Él desea. Él recupera los deseos de Su
corazón, lo que con más vehemencia persigue: los portadores de Su imagen, Sus
amados hijos, y la oportunidad de amarlos.
Una y otra vez contamos relatos de amor y sacrificio, de rescate y redención,
de lo bueno contra lo malo, todo con la esperanza de la gran línea: “Y vivieron
felices para siempre.” No solo miramos estas historias. Las sentimos . Sin
embargo, con demasiada frecuencia esta respuesta del corazón se pierde en la
traducción. Nosotros los hombres no somos capaces o no estamos dispuestos a
ver y a escuchar estas historias, que son el reflejo de nuestras historias en el
contexto de la Historia más grande. Los héroes en las historias que nos inspiran
nos invitan a ver para qué están hechos nuestros corazones. Cuando no podemos
conectar los temas de estas historias con los temas en nuestras propias historias,
entonces nos perdemos la Historia más grande a la cual estamos siendo
llamados. A menudo perdemos nuestro momento de dar un paso adelante y de
desempeñar el papel de héroe porque no vemos ni oímos esos momentos de
invitación. Oportunidades de amar bien, pelear bien, y ofrecer una verdadera
presencia masculina, compasión y fuerzas.

EL GOZO PUESTO ANTE ÉL


El autor del libro de los Hebreos dice que “por el gozo puesto delante de Él
[Cristo] soportó la cruz (Heb. 12:2 NBLH). ¿Adivina quién es el gozo que fue
puesto delante de Él? ¡Tú y yo! ¡Nosotros somos ese gozo! Esto debe ser otra
parte de nuestros cimientos, una realidad que debemos sentir, conocer y disfrutar.
Brent Curtis, coautor con John Eldredge El Romance sagrado, escribió, “Nosotros
somos los que debemos ser llamados: por quienes luchó, los capturados, los
rescatados, y los perseguidos. Parece extraordinario, increíble y demasiado
bueno para ser verdad. Hay realmente algo deseable dentro de mí, algo por lo
cual el Rey del universo ha movido cielos y tierra para obtener.”
Somos Sus amados, el gozo puesto delante de Él. Cada hombre debe
experimentar esto desde una posición de saber quién es él como un hijo amado,
y de regresar aquí, una y otra vez.
Como padre de tres niñas, con frecuencia puedo ver esta verdad en acción.
Mis hijas no tienen idea de cuánto las amo, ni tampoco saben la profundidad y el
peso de lo que hago por ellas, o cómo trabajo detrás de bambalinas para proveer
y protegerlas. Al igual que yo viví por largo tiempo sin tener idea de todo lo que
mi padre hizo por mí, así también mis hijas tampoco lo saben. No veo como
“trabajo” amar a mis hijas (¡aunque existen esos días cuando parece que sí es
toda una tarea!). Más bien, lo veo como un reto, una oportunidad maravillosa de
cuidarlas, de amarlas y deleitarme en ellas.
¿Nuestro Padre celestial debe hacer lo mismo por nosotros—o es que Él lo
anhela ?
Fue Jesús quien dijo, “¡Cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas
buenas a los que le pidan!” (Mat. 7:11 NVI).
Para que conste, los seguidores de Cristo son hijos amados. Nuestra libertad
fue ganada. Somos adoptados en la familia del Padre, y nuestro nombre está
escrito en el Libro de Vida del Cordero. A través de Cristo somos hijos—hijos
que han sido sacados de calles sin salida y de orfanatos y se les ha otorgado
Vida: aceptación, valía y un lugar donde pertenecer. Literal y transaccionalmente
hemos sido llevados a la gloriosa familia de Dios con todos los privilegios y
responsabilidades. Ésta siempre ha sido la intención del Padre (Rom. 8, Juan
3:16, Lucas 19:10, Mt. 20:28): Vida a través de Jesús y Vida con Él. A través de
la obra de Cristo en la cruz, de Su resurrección y Su ascensión, hemos sido
rescatados, salvados y redimidos. La mayor parte de la carga pesada ya tuvo
lugar. Ahora, la mayor parte de lo que el Padre se está ocupando en nuestras
vidas es en nuestra restauración a través de sanación, iniciación, validación y
entrenamiento. Entregamos lo que no somos (el falso yo) por lo que es… nuestro
yo verdadero. Y en el proceso pasamos de desorientados a orientados, de
inestables a asentados.
ASENTANDO NUESTROS CORAZONES
Tenía veinte años, estaba en mi tercer año de Universidad y acababa de regresar
de un viaje misionero de dos meses en el verano. Habiendo recibido apoyo
económico de amigos en la iglesia y de un par de clases de la escuela dominical
me encontraba informándoles. Llegué a la primera clase de adultos y compartí
algunas historias importantes y unas pocas cosas locas con las que se encontró
mi equipo. Agradecí a los miembros de la clase por su generoso apoyo y me fui
por el pasadizo donde estaban los donantes de la siguiente clase.
Mi mano estaba en la puerta para abrirla cuando escuché la voz de mi papá.
Mirando por la pequeña ventana a un costado, lo vi parado frente a la clase.
Comenzó a hablar de lo orgulloso que estaba de mí, de cómo el viaje había
impactado mi vida y, para sorpresa mía, su vida también. Luego hizo una pausa y
llevó su mano a la cara. Por un minuto pensé que se estaba riendo. Y luego me di
cuenta que estaba llorando. Esperé un momento y luego abrí la puerta y entré al
salón. Volteó, sonrió y dijo, “aquí está. Él les puede contar todos los detalles.”
Ese fue uno de los mejores días de mi vida, porque pude sentir el amor de mi
padre por mí.
Dos veces en los Evangelios, el Padre en el cielo hizo una declaración al Hijo
en la tierra y a todos lo que estaban al alrededor. La primera vez fue en el bautizo
de Jesús:

Y el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal, como una paloma, y


vino una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo amado, en Ti Me he
complacido.” (Lucas 3:22; cf Mt. 3:17 NBLH).

La segunda vez fue en la transfiguración de Jesús:

Mientras estaba aún hablando, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de
la nube diciendo: “Este es Mi Hijo amado en quien Yo estoy complacido;
óiganlo a Él. (Mt. 17:5; cf Lc. 9:34-35; Mc. 9:7 NBLH)

En estas escenas me imagino una voz grave y amorosa, tipo la de James Earl
Jones transmitiendo definitivamente el profundo amor que un padre quiere
expresar acerca de su hijo: “Este es mi hijo.” ¡Qué afirmación, qué validación y
qué amoroso! “Orgulloso” podría ser la mejor palabra que podemos utilizar hoy;
“muy complacido” sería cómo se entendió en el Siglo 1. ¿Qué hijo no anhela
tales palabras? ¿Y qué buen padre se abstendría de decirlas? No es difícil para
mí imaginarme que Jesús tuvo más de estos momentos, recibiendo más
validación y más indicaciones de Su Padre. Momentos tranquilos y privados que
compartieron juntos, Padre e Hijo. Quizás sea por eso que Jesús se escapaba tan
seguido a pasar un buen momento con Abba-Papito. Algunos de mis amigos
cuyos padres han fallecido me dicen, “¡Qué no haría yo para tener un día más
con él!” Sospecho que Jesús también conocía ese sentimiento y se conectaba con
Su Padre tan a menudo como le era posible.

COMPROMETIENDO NUESTROS CORAZONES


Si Jesús llegó a escuchar esto del Padre, aun quizás si necesitaba escucharlo,
entonces el efecto debió haber sido gloriosamente tranquilizador. ¿Por qué
tranquilizador? Porque en ambas ocasiones, lo siguiente que sucedió en la vida
de Jesús fue in tranquilizador. En ambas ocasiones Jesús pasó de la validación a la
batalla.
La primera vez, el Padre valida al Hijo cuando éste emerge, empapado, de Su
bautismo. Las Escrituras registran lo que sucedió a continuación:

Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al
desierto. Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo (Lucas 4: 1-2
NVI).

La segunda vez, después de la transfiguración, Jesús desciende de la montaña


y procede por instrucciones del Padre a ir a Jerusalén, donde primero es saludado
con ramas de palmas, pero luego es conducido a un jardín, de allí a una corona
de espinas y finalmente a la cruz.
Estos momento de validación son más que una los momentos que vendrían lo
cuestionarían en lo más profundo y conversación motivacional; son ceremonias,
ocasiones en que un corazón reconoce y valida al otro. Jesús parece haber
necesitado estos momentos, porque lucharían por Su corazón.
En el desierto, Satanás desafió Su identidad: “ Si tú eres el Hijo de Dios…”
Durante Su juicio, la multitud en las calles declaraba, en efecto, “¡Tú no
puedes ser el Hijo de Dios!”
Sabiendo que el corazón del Padre hacia Él estaba bien le permitió al Hijo
soportar lo que fuera que viniera para Él. El corazón de Jesús estaba lleno y
sosegado, y por lo tanto Su misión permaneció clara hasta el final:

Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para
dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:45 NVI)

Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
(Lucas 19:10 NVI)

Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. (Juan 10:10 NVI)

SIENDO AMADOS
Uno de mis primeros recuerdos se remonta a cuando yo tenía más o menos
cuatro años de edad y mi hermano menor tres. Al final de cada día, él y yo nos
poníamos en alerta, para escuchar que el Chevy de mi papá con cola de abanico
llegara y se estacionara en el pasillo del garaje. Papá normalmente nos alertaba
tocando un par de veces la bocina. Mi hermano y yo jadeábamos, saltábamos y
corríamos gritando, “¡Ya llegó a casa, ya llegó a casa!” Mi mamá también se
unía saltando con nosotros y agregaba al drama con un “¡Apúrense, apúrense!”,
mientras se dirigía al armario en el pasillo, cogía una manta grande y la llevaba a
la sala. Esa era nuestra señal para agacharnos de rodillas y meter nuestros brazos,
piernas y cabezas; entonces mamá sacudía la manta como si estuviera
extendiéndola para un picnic y nos cubría a los dos, escondiéndonos de nuestro
papá justo a tiempo.
Nuestro papá entraba a la casa gritando: “¡Hola mamá! ¿Dónde están los
niños? Luego decía lo más alto posible, “¿Estarán en el armario?” girando la
perilla y abriendo la puerta del armario.
“Nooo, no están en el armario. ¿Estarán en la cocina?” Podíamos escuchar el
ruido de las sillas de la cocina cuando las movían y las volvían a colocar en su
sitio.
Ya para entonces, mi hermano y yo estábamos por estallar. Papá volvía a la
sala dónde nos levantábamos y saltábamos gritando, “¡SORPRESA!” Lo que
ocurría a continuación era Ser amados: dos niños y su padre, enredados en una
manta, riendo, haciéndose cosquillas y abrazándose. Eso es ser amado, ser
ferozmente perseguido con afecto. No estoy seguro quién lo disfrutaba más, si
papá o nosotros los chicos.
Cuando liberemos a Dios de la mentira de que Él es un dictador enojado, que
tiene mejores cosas que hacer, o que es simplemente un observador distante y
casual, y lo aceptemos como Padre de todos los padres, entonces quizás
comencemos a saber que realmente somos Sus hijos amados. La cruz
generosamente logró más que el perdón. Nos permitió el privilegio de estar
reunidos, de sentir nuestro valor e importancia para un Padre que pagó con todo
lo que tenía para liberarnos (Ro. 5:8; Ga.5:1; Lucas 19:10; Juan 3:16; I Co.6:20).
Si no recibiste esta clase de amor de tu padre terrenal (y demasiados hombres no
lo han recibido), entonces necesitas volverte a tu Padre Dios. Él te proveerá ese
amor a tu corazón.

EXPERIMENTANDO LA VERDAD
El papel y la misión de un padre terrenal es caminar con Dios de tal manera que
muestre a sus hijos (e hijas) cómo es el Padre celestial y, en algún momento,
invitar a su hijo a volverse al Padre para seguir recibiendo Sus cuidados
paternales. El autor y consejero John Eldredge dice en Fathered by God [El
Cuidado paternal de Dios], “No se espera de nosotros que descubramos la vida
por nuestra cuenta. Dios quiere guiarnos como un padre. La verdad es, que por
mucho tiempo nos ha estado brindando Sus cuidados paternales—nosotros
simplemente no hemos tenido ojos para verlo. Él quiere brindarnos Sus
cuidados de una manera más íntima, pero debemos estar listos para recibirla.”
Pero puedes estar seguro de esto: las líneas de intimidad y comunicación para
recibir amor de nuestro Padre Dios han sido infiltradas. Saboteadas.
Comprometidas. Así que el primer cautivo que debe ser liberado soy yo.
Al asociarse con Dios, un hombre puede capturar aquello que lo ha
atormentado: los agentes de las tinieblas que se burlan, asaltan y trabajan para
construir y utilizar el falso yo de un hombre para enredarlo, esclavizarlo y
abrumarlo (2 Pedro 2:20, Ga. 4:9, He. 12:1). Recuerda que Juan 10:10 (NVI)
tiene una Parte A: “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir.”
Gracias a Dios por la Parte B: “yo he venido…”
Con cada recuperación que se logre hacer de lo que se perdió, se robó o se
mató en el corazón de un hombre, el hombre se vuelve cada vez más y más libre.
La libertad de recibir amor trae como resultado que un hombre se vuelva más
completo, y al estar completo aumenta la libertad del hombre para ofrecer y
otorgar amor. Y de eso trata toda la batalla: el AMOR—la capacidad de un
hombre de amar y su creciente habilidad de amar a otros. El Creador de nuestros
corazones sabe cómo tratar nuestras heridas y sanarlas, sacando lo antiguo y
reemplazándolo con lo nuevo. La verdad reemplaza a las mentiras. Y así como
cada momento lacerante es una experiencia, así también es una experiencia
cuando la verdad viene y reemplaza a la mentira en su travesía con Dios. Jesús
dijo:

Conocerán la verdad y la verdad os hará libres. (Juan 8:32 NVI)

Al aceptar Su invitación a sanar, y con nuestra participación, Jesús quita las


mentiras y sana los lugares rotos de nuestros corazones con Su presencia y Sus
palabras. Él desmantela las bombas de tiempo dentro de nosotros. Él nos prepara
para avanzar libremente sin hacer que nos hagamos más daño a nosotros
mismos, y aún más más importante, a las otras personas que están en nuestras
vidas que están allí para que las amemos. Si corazones heridos hieren, entonces
corazones liberados pueden liberar corazones.

¿QUÉ TE SUCEDIÓ?
¿Y qué si la finalidad del papel de los hijos amados fuera el siguiente?:

Recibir vida y amor para pelear por la vida y el amor.

¿Qué si se trata de tener un corazón asentado donde el rechazo y el insulto no


tienen lugar donde aterrizar? ¿Un corazón donde la culpa, la vergüenza y el
miedo no tienen efecto porque sabemos mejor que eso? Cuando escuchamos al
Padre decirnos quiénes somos verdaderamente, entonces el asunto no es materia
de discusión y nuestros corazones están asentados. Sin embargo, nuestras
voluntades se ubican dentro del proceso de asentarse; necesitan alinearse con Su
voluntad.
John Eldredge escribió en su libro Epopeya, “ Vivimos una historia de amor
ambientada en medio de una gran y feroz batalla.” Ningún hombre pasa por esta
travesía sin recibir heridas en el corazón.
Momentos en las historias de nuestras vidas—que le pueden señalar a un
hombre por qué es tan colérico, confundido, vacilante, determinado, gritón,
pasivo, escurridizo, temeroso, solitario, vergonzoso, esforzado, autocrítico,
exigente, degradante, vengativo, hiriente, sarcástico, agresivo, silencioso—se
convierten en oportunidades para la libertad.
Por muy jóvenes que hubiéramos sido o si tan solo fue el otro día cuando
estuvimos de acuerdo con los juicios y acusaciones del enemigo, y cuando
aceptamos y firmamos por el paquete que venía del reino de las tinieblas, dimos
algo: el acceso a nuestros corazones. Ahora nuestros adversarios ejercen
autoridad dentro de nosotros para obligarnos y oprimirnos, y lo peor de todo es
que les dimos permiso. Créeme, querrás sacarte estas cosas de tu vida.
Cualquiera haya sido la tiniebla a la que nos suscribimos, ha llegado el momento
de cancelar la suscripción.
Dios te enseñará cuáles son y dónde están las mentiras, lo que éstas han
llegado a significar en tu vida, qué poder tienen sobre ti y qué han causado. Él
revelará de qué manera han llegado a interponerse entre tú y tu Vida, con V
mayúscula.
La sanidad comienza con entender. En su libro It´s Your Call [ Tú decides ] Gary
Barkalow escribe, “

Si usted revisa la historia pasada de una persona, normalmente puede encontrar


sus más profundos deseos y el asalto contra estos deseos—las palabras y
acciones que hicieron que estos deseos parezcan absurdos, o peligrosos…
Mire, el enemigo no nos tiene que matar para impedir que nos convirtamos
en un despliegue del esplendor de Dios. Él tendría solamente que
distanciarnos de nuestros corazones y deseos para desorientarnos,
incapacitarnos, desactivarnos y desconectarnos. Este distanciamiento ocurre
lentamente, va incrementándose en el tiempo hasta que estemos tan alejados
de nuestro corazón que ni siquiera sabemos que existe.

Sanar el corazón es la obra imperativa de nuestro Padre y nuestra


introducción al entrenamiento. ¿Entrenamiento? Sí, entrenamiento, aprender a
experimentar el ser un hijo amado. En medio de la batalla, el enemigo cuenta con
el hombre que nunca ha experimentado ser un hijo amado. La falta de este
aspecto en el entrenamiento hace la lucha mucho más fácil para nuestro enemigo
y una existencia de continuas pequeñas historias para nosotros, dominada por la
criatura del falso yo.
Es hora de dar vuelta a esto, de comprometerse tomando al Padre en su
ofrecimiento de sanar nuestros corazones. Es hora de iniciar el gran retorno y ver
que “se desate el infierno” porque ¡se desatará para que podamos ser libres!
Hay mucho más oposición a tu Vida de lo que puedas saber—porque tú eres
para Dios mucho más importante y valioso de lo que puedas imaginar. Eres más
crucial para el Reino de lo que jamás te atreverías a esperar, y hay cosas en él
para que tú hagas:

Les aseguro, muy solemnemente les digo, el que cree en Mí, las obras que Yo
hago, él las hará también; y aún mayores que éstas hará, porque Yo voy al
Padre. (Juan 14:12)

¿Realmente? ¿Aún cosas mayores? ¿Es esa tu experiencia? Mirando hacia


atrás en mi propia vida y lo que me sucedió, te puedo decir que yo experimenté
algo diferente. Antes de avanzar, hay un lugar crítico que debemos explorar para
las profundas, sutiles y poderosas mentiras. Había un bloqueo en mí para sanar y
ser libre. Era en lugares que nunca me hubiera imaginado, y me dañó en maneras
que no me di cuenta: muy en lo profundo, a nivel del corazón, donde más
importa, no confiaba en Dios. Y es imposible dejar que alguien en quien tú no
confías te ame.
Muy en lo profundo de mí, creí algunas mentiras sobre mi Padre.
Pero como muchas de mis heridas y sus mensajes…cuando Él tocó esos
lugares, todo cambió.

CUIDADO PATERNAL

Instruye al niño en el camino correcto [conforme a su don y aptitud individual], y aun en su


vejez no lo abandonará.
— PROVERBIOS 22:6

“Abba (Papito), Padre.”


— JESÚS
ada hombre ha tenido figuras de autoridad en su vida, y mucho de lo que un

C hombre percibe sobre Dios y lo proyecta en Dios fue moldeado por


aquellas figuras de autoridad. En primer lugar en la lista de autoridad está
su padre terrenal. La manera en que tu papá manejó tu corazón te ha moldeado y
ha contribuido significativamente a cómo percibes a Dios.
La probabilidad de que un corazón inestable caiga y que la visión de Dios y
de la vida de un hombre desorientado sea confusa es de 100%. Puedes entender
correctamente toda la teología pero aun así, puedes estar equivocado respecto al
Padre. Es igual que memorizar datos para un examen de historia, puedes pasar el
examen, pero aun así pueden no gustarte los personajes, o no disfrutar la historia
e involucrarte en el drama. Es la diferencia entre la cabeza y el corazón. A partir
de diversos grados de inexactitud, los hombres tienen que hacer la travesía con
Dios de manera individual para descubrir quiénes son y quiénes no son—e igual
de importante, el hombre debe
descubrir quién es y quién no es el Padre.

Para comenzar, Él no es nuestro padre terrenal. Igual que nosotros, nuestros


padres eran hombres heridos con corazones heridos. Ellos vivieron en la misma
historia en que vivimos nosotros. Nuestros padres y sus padres antes de ellos
también tuvieron que luchar duro, mucho peor de lo que nosotros, los hijos y los
nietos, jamás podremos saber.
A menudo escucho a los hombres decir, “Papá hizo lo mejor que pudo.” Eso
puede ser una excusa o compasión. Todo depende de cuán bien el hijo conoce la
historia de su padre. La mayoría de los hombres entre los treinta a cincuenta
años de edad no la conocen o no se han ganado el derecho de decir que su papá
hizo lo mejor que pudo. Lo que un hombre descubra al conocer la historia de su
padre cambiará su corazón hacia él. Las malas interpretaciones y las excusas son
reemplazadas por la comprensión y la compasión.
Además de nuestros papás, muchas otras figuras de autoridad han tenido
acceso a nuestros corazones a lo largo de la travesía. Algunos tuvieron un
impacto positivo, pero hubo otros que debieron habernos protegido y haber
provisto para nosotros—pero no lo hicieron. Entrenadores difíciles que nos
castigaban con carreras cortas extra a toda velocidad, maestros desafiantes que
disfrutaban señalarnos cuando respondíamos equivocadamente, predicadores que
nos gritaban, hermanos mayores que nos avergonzaban, madres que nos
“soportaban”, los supuestamente amigos perdidos en su propia pequeña historia
que nos traicionaban: todo esto refleja una realidad que yo continuamente
enfatizo con una máxima que espero te la memorices: corazones heridos hieren
corazones.

LA MANERA EN QUE LO VEMOS


Cuando mi hija mayor tenía alrededor de ocho años de edad, me preguntó si yo
pensaba que se veía bonita. “Absolutamente,” le dije. “Hermosa, espléndida.
Muuuuy bonita.” Con una pisca de insatisfacción, contestó, “Papá, se supone
que tienes que decir eso.”
La declaración de mi hija expresaba lo que yo, cuando estaba creciendo,
sentía frecuentemente acerca de mi Padre celestial—que Él envió a Su Hijo para
morir por nosotros, pero ese era Su deber—que era un gran inconveniente—que
me amara—pero ni modo, Él tenía que hacerlo.
Dicho de otro modo, mi Padre no me amaba solo por amarme. Me amaba
porque se suponía que tenía que amarme. Era un asunto de obligación, no de
placer.
Y de mi parte, necesitaba estar agradecido y ser obediente y no causar
problemas. Dejar que un Dios durmiente descanse. Tratar de no hacer nada
estúpido. Pero si lo hacía, si yo pecaba, tenía que despertar a Dios y ponerlo al
tanto, pedirle perdón, y luego ir por mi cuenta al área de castigo para sufrir por
un tiempo hasta que Él se calmara Algunos días, el sufrimiento comenzaba aun
antes que yo llegara al área de castigo. Esa era usualmente mi señal: “¡ Tú has
hecho algo malo; ahora, anda a tu cuarto!
La mayoría de los domingos por la mañana en la iglesia se refuerza este ciclo
de vida sombrío y de bajo rendimiento: “Gracias por venir; ustedes no merecen
Su amor; regresen la próxima semana para más recordatorios de la vida
abundante.” Si yo pudiera hacer las cosas bien, quizás Él me bendeciría o por lo
menos no me castigaría. Probablemente eso no suceda pero debería al menos
seguir intentándolo.
Esta fue la manera en que vi a Dios la mayor parte de mi vida. Y no soy el
único. Muchos creen que Dios mayormente está molesto con nosotros, a punto
de vengarse y de poner las cosas en su sitio. Otros ven a Dios como distante y
desinteresado, despreocupado sobre nuestros asuntos diarios. Pero por otro lado,
quizás Él esté detrás de los inconvenientes y las dificultades de nuestras vidas. Si
yo obtuviera una moneda por cada vez que he escuchado decir a un hombre que
Dios le dio un “coscorrón” atrás de la cabeza.
¿Cuál de esto es cierto acerca de Dios?
¿Hay algo que sea verdad?
Si hay más de Dios que eso, ¿entonces cómo funciona todo? ¿Quién es Él en
realidad? ¿Cómo es Él verdaderamente?

¿ES BUENO ÉL?


Si un hombre en lo profundo de su corazón masculino vive con una corriente de
desconfianza en el Padre, entonces el convertirse en el hijo amado sería
inalcanzable. Caminar con el Padre sería imposible, y luchar por el Reino no iría
bien.
Aquí es donde los ministerios de los hombres desgraciadamente se quedan
cortos de llegar a la meta. Su defecto es comenzar entrenando a hombres en lo
que deben hacer (o no hacer) y cómo vivir. En otras palabras, se enfocan en la
conducta de los hombres en lugar de replantear el fundamento de quiénes son los
hombres y quién es Dios . Si en efecto ellos abordan el “quiénes somos,”
usualmente es con una lista de verdades bíblicas para memorizar o párrafos con
rasgos de carácter a los cuales debemos aspirar. No todo esto es malo, pero es
inoportuno. Pone la proverbial carreta antes que el caballo.
Tenemos que poner al caballo nuevamente al frente, comenzando con lo que
realmente es el corazón de Dios. El obstáculo más grande para convertirnos en
hijos amados puede ser las mentiras que hemos comprado acerca de nuestro
Padre celestial y la creencia de que Él es todo menos bueno.
Como ya he compartido, durante gran parte de mi vida creí que Dios estaba
casi siempre un poco molesto. No tan molesto como para que hubiera otro
diluvio (Él prometió nunca más hacerlo), pero lo suficiente como para que yo no
quiera cruzármelo o llamar la atención sobre mí más de lo necesario. Abrir mi
corazón para examinar cómo veía yo a Dios realmente, y por qué, y además
invitarlo a que me lo mostrara, fue un reto y un hito para mejorar mis creencias.
Mi “después” todavía se está haciendo, pero te puedo decir que está mucho
mejor que mi “antes”—y mi Padre es muchísimo mejor de lo que yo solía creer.
Para nosotros es imposible amar algo en lo que no confiamos. El pastor y
autor escocés del Siglo XIX George MacDonald una vez escribió, “Ser digno de
confianza es un cumplido más grande que ser amado.” Somos amados en la
medida que somos conocidos, y en las relaciones humanas somos conocidos en
la medida que confiamos. Dios, por supuesto, nos conoce completamente y nos
ama incondicionalmente, ya sea que confiemos en Él o no. Entonces la pregunta
que surge es, ¿lo dejaremos que nos ame? Escoger confiar en Él es la clave. En
las palabras de Jesús “Confíen en mi…déjenme amarlos.” (Juan 14:1; 15:9). ¡El
Padre es digno de confianza! Él sabe en qué se puede convertir cada hombre y
Él está presente en todo.
Satanás también sabe en lo que podría convertirse un hombre— ¡y lo teme!
Hay muchas más fuerzas en acción en nuestra historia que tan solo Dios y
nosotros. Hay un mal que quiere robar, matar y destruir. El mal está acechando,
trabajando mucha más profundo detrás de las líneas de defensa de un hombre de
lo que la mayoría de los hombres puede imaginar. Más de esto en las siguientes
páginas, pero basta con decir que vivimos en una arriesgada lucha, en un
ambiente peligroso, en un lugar de alto riesgo. Esa es la razón por la que he
escrito cinco capítulos sobre por qué tiene un hombre que asegurar su corazón
primero. Él debe discernir la propaganda sobre Dios y sobre sí mismo de la que
se ha venido alimentando y encontrar su camino al verdadero corazón del Padre,
confiando que el Padre le puede mostrar quién realmente Él no es, quién
realmente sí es Él, y luego ponerlo en libertad!
AQUEL DE QUIEN PROCEDE EL AMOR
¿Es bueno Dios? Todos los otros momentos significativos de redención,
recuperación, entrenamiento e iniciación de un hombre para convertirse en un
hijo amado, depende de la respuesta a esta pregunta fundamental. La respuesta
es siempre sí —pero el enemigo de nuestro corazón siempre intentará decirnos
que no. Tiene sentido: ¿cómo puede ser un hombre el amado si no confía en
Aquel de quien procede el amor y la forma y manera en la que éste viene?
Si se cree que la fuente del amor es imperfecto, entonces el mensaje de amor,
del Padre del amor, caerá en oídos sordos y en un corazón duro. Un hombre
desconfiado creerá que Dios no está allí o que a Dios realmente no le importa, o
peor aún, que su vida es una gran decepción para Dios. La mayoría de los
hombres se enfrentan diariamente no a uno, sino a todos estos agobiantes
mensajes y sus respuestas varían. Un hombre tratará de esconderse para que el
mensaje no se vuelva realidad. Otro hombre tratará de hacer algún tipo de
esfuerzo o control para disipar los mensajes. Ninguno de estos hombres vive con
un corazón asentado. Las opiniones y críticas de los demás gobiernan sus vidas.
Ninguno de los dos está listo para amar; ambos viven con miedo.
El cuarto capítulo de I Juan, capítulo 4, versículo 18 nos dice que “el amor
perfecto echa afuera el temor.” “¿Si tú pudieras experimentar el perfecto amor—
completo, generoso, incondicional, sacrificial, íntimo, profundo, consistente y
continuo—lo permitirías? ¿Lo aceptarías? ¿Disfrutarías sus efectos en tu
corazón? Ese tipo de amor resuelve el problema de esconderse y controlar.
Frente a ello no hay necesidad de esconderse, esforzarse o mani-pular. Tú y yo
somos amados de esa manera. No tenemos nada que probar, esconder o temer.
Trágicamente, el enemigo de nuestros corazones sembró las primeras semillas
de duda en el Edén con el mensaje, tú no puedes confiar en el corazón de Dios;
Dios te está ocultando algo. Ciertamente no morirás. Esa mentira continúa hasta
el día de hoy, perpetuando las estratagemas de Satanás para hacer que nuestros
corazones desconfíen del corazón de Dios. Hoy, como en aquel día, los
portadores de la imagen mordieron el anzuelo y sufrieron las consecuencias.
Hemos estado inestables e inseguros del corazón del Padre. Y hoy el Padre hace
la misma pregunta que le hizo a Adán en el jardín, Hijo, ¿dónde estás? ¿Sabes
dónde estás?

EL PADRE PRÓDIGO
Una gran parte de la misión de Cristo fue aclarar sobre el corazón del Padre. La
mayoría de las enseñanzas y las parábolas de Jesús incluían una “inteligencia”
significativa sobre el Padre. Después de todo, no se puede hablar del Reino y no
hablar del corazón de Dios. Casi todas las parábolas que Jesús cuenta son una
invitación para ver al Padre.
Por ejemplo, toma la parábola conocida como “El hijo pródigo.” Quizás se le
debe dar otro título. La palabra pródigo significa “gastar recursos libre y
negligentemente; ser derrochador…extravagante…tener y dar algo de manera
extravagante.” ¿Quién está haciendo pródigo aquí?

Cuando [el hijo] todavía estaba bastante lejos, su padre lo vio. Con su corazón
latiendo fuerte, corrió, lo abrazó y besó. El hijo comenzó a hablar: “Padre he
pecado contra Dios, he pecado contra ti; no merezco ser llamado tu hijo
nunca más.” Pero el padre no estaba escuchando. Estaba llamando a los
criados. “Rápido. Traigan un juego de ropa limpia y vístanlo. Pónganle el
anillo de la familia en su dedo y sandalias a sus pies… ¡Vamos a tener una
fiesta! (Lucas 15:20-24- Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

¿Es esta historia realmente sobre el hijo que huyó? ¿Qué si Jesús estaba
compartiendo la historia para resaltar al Padre? ¿Y qué si, al contarla, Jesús
estaba pronosticando lo que Él mismo haría un día por Pedro, restituyendo a
aquel que lo negó tres veces (Juan 21:15-19)?
El amor extravagante, opulento—nos atreveríamos a decir insensato— del
Padre que redime está listo para sanar nuestro más grande dolor. La reacción
del padre fue tan desbordante que el hijo mayor, que nunca estuvo por mal
camino, respondió, “¿Realmente? ¿En serio, papá? ¿Vas a hacer eso para este
derrochador, traidor y deshonroso hijo tuyo?”
En pocas palabras, el Padre respondió, “¡Sí, sí y sí !”
Y el Padre no queda allí tan solo con Sus hijos. No. Toda la creación está
incluida en el reparto de Su amor y cuidados.

Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros;


sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más
que ellas? (Mt. 6:26 NVI)

Es más que reconfortante. Es necesario saber que Alguien está cuidando de


nosotros, que se preocupa por nosotros, hace que lo malo de nuestras vidas se
enderece, y nos da buenos y significativos dones.

Si tu hijo pequeño te pide un pescado, ¿lo asustarías poniendo una serpiente en


su plato? Si tu pequeña hija te pide un huevo, ¿la engañarías con una araña?
Malos como son, ustedes no piensan en hacer tal cosa— al menos son
decentes con sus propios hijos. ¿Y no creen que el Padre que los concibió en
amor les dará el Espíritu Santo cuando se lo pidan? (Lucas 11:11-13
Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

¿Qué tipo de regalos estás recibiendo del Padre? ¿No puedes escuchar a Jesús
diciéndole a Su Papá lo grandioso que Él es? En el pasaje anterior todavía es la
pretemporada antes que el don del Espíritu Santo fuera plenamente enviado en el
día de Pentecostés. Ahora que tenemos el Espíritu Santo, los dones deberán
continuar más allá de tan solo un momento. Deberán fluir y caer continuamente
en el umbral de nuestro corazón. Los hijos amados con sus ojos para ver y sus
oídos para escuchar saben de lo que estoy escribiendo. El Padre desea
profundamente que Sus dones lleguen a nosotros para que podamos ver y oír y
experimentar que Él es Bueno y guarda cosas buenas para nosotros a medida que
Él nos va haciendo hombres.

ES UNA TRAMPA
Porque estamos destinados a un amor tan glorioso e importante, todos estamos
preparados para una caída: decepción, tristeza y rechazo. Es una trampa porque
hay un adversario, un gran villano en nuestra historia que está empeñado en
asegurarse de que no sepamos y no experimentemos el amor incondicional .
Nuestras historias están llenas de gente, otros portadores de imagen que aman
de manera imperfecta. Existen fuerzas oscuras en la historia de cada hombre que
se aseguran de que él sienta, oiga y experimente…

Estás solo.
No confíes en nadie
Arregla tú mismo la vida y el amor (validación, aceptación, y valía).

Los momentos de amor condicional en la vida de un hombre resultan en creer


Si yo pudiera hacer más de esto, o menos de aquello, sea esto o lo otro, entonces
la gente me amaría. Las estrategias se forman y se endurecen en nuestro íntimo
ser y se convierten en el “sistema” que un hombre maneja y al cual él también
está sujeto. Reiteradamente, este sistema trata de crear o manipular formas en
las que un hombre puede amarse a sí mismo. La manera antigua de vida “si ha de
ser así, esa es cosa mía” se aloja en lo profundo del corazón y nubla cada
oportunidad para prepararse para el amor, inclinando el voto de aceptación y
valía hacía él. De niño aprendí a actuar para obtener amor, validación, aceptación
y valía y poner distancia para protegerme del dolor de no experimentar el amor
que ansiaba. Este sistema elaborado e invasivo va creciendo con el niño y su
miserable efecto total se siente más adelante cuando el niño se convierte en un
hombre. Las fuerzas oscuras utilizan este sistema interno condicional, junto con
las opiniones y palabras de los demás para reforzar sus mentiras. El amor
condicional y el enemigo se alinean para tenderle una trampa al hombre para que
caiga. No se trata de si nos defraudan o nos sentimos defraudados, sino cuando nos
defraudan. Alguien no nos hace feliz o encontramos que es imposible mantener a
otra personal feliz— ¿entonces qué?
Tomar los asuntos del amor y la vida en sus propias manos es garantía de
promocionar y perpetuar el falso yo de un hombre, que es la independencia,
autosuficiencia, autoprotección y la autopromoción. Una vida con un falso yo
siempre será una obstrucción al verdadero hombre y a la verdadera Vida: la Vida
abundante y plena es desinhibida por las expectativas, las opiniones y las
circunstancias. Nuestro Padre nos promete otra Vida. Nos garantiza otro Amor.
Cuando lo buscamos, Él nos encuentra. Entonces, y solo entonces, la caída se
convierte en un arreglo de otro tipo: un arreglo para la redención…el regreso
grande y glorioso del hombre. No estoy hablando de la salvación, que es el
primer paso, o de la instalación del equipo—el nuevo corazón—que es lo que el
hombre necesita para comenzar a aprender a vivir. Estoy hablando de la
santificación. La sanidad de adentro hacia afuera. La habilidad de ver ahora lo
que obstaculizaba el camino para verdaderamente ver la Vida.
Cuando un hombre se aleja de la vieja construcción del falso yo (de heridas,
de mecanismos para sobrellevar y las condiciones) y se desplaza
intencionalmente hacia el Autor de la Vida para la nueva Vida que Cristo ha
hecho a medida para él, todo cambia nuevamente. Y sigue cambiando una y otra
vez. Toma tiempo, toda una vida, pero sucede, elección tras elección. El hombre
hace su retorno y se convierte en lo que realmente es, un hijo amado.
El amor nos cambia. Cuando experimentamos el amor de nuestro verdadero
Padre, eso nos sana, nos restaura y luego nos libera. Pero solo si venimos a Él. Y
la razón principal por la que no lo hacemos es porque no tenemos confianza en
Él. Amar es confiar y confiar es amar. Cada vez que me vuelvo al Padre en
confianza, Él responde con más entrenamiento en las nuevas formas de Amor y
Vida, y estoy un paso más cerca de ser realmente yo y otro paso más lejos de ser
lo que no soy.

SI ME HAS VISTO A MÍ
Después de todo lo que pasaron juntos, todos los milagros, enseñanzas, fogatas,
largas caminatas, momentos en medio de las multitudes, y momentos tranquilos
y privados, a pesar de todo esto los discípulos todavía no lo captaban del todo.
Hasta el final de la vida de Jesús, hubo más de unos cuantos malentendidos que
revoloteaban por allí entre sus amigos más cercanos sobre exactamente quién era
Él y cómo funcionaría todo. Habían acompañado a Jesús tres años. Su gran
expedición se convirtió en la de ellos. Ellos estaban allí ; ellos fueron testigos del
enorme trabajo de Jesús, más momentos de sanación y enseñanzas de los que
sería posible registrar (Juan 21:25).
Sin embargo, en las últimas horas de la vida de Jesús, uno de sus amigos más
cercanos le pidió: “Muéstranos al Padre.” Básicamente Jesús le respondió, “Lo
hice,” probablemente con una de las clásicas sonrisas de Jesús. “El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:8-14 RV).
Si ellos no lo entienden, ¿qué posibilidad tenemos nosotros de verlo a Él por lo
que Él es realmente? “El Padre y yo somos uno,” dijo Jesús en Juan 10:30. Todos
hemos juzgado mal a Jesús. Al descubrir que yo tampoco no lo entendía, me he
dado cuenta de que Él se preocupe mucho más por aclarar las cosas que yo de
entenderlas. El que yo entienda es prioritario en Su lista, y el hacerlo con amor,
bondad, misericordia y gracia parece ser Su método favorito. John Eldredge
escribió en La Travesía del Corazón Salvaje:

Donde quiera que estés en tu habilidad de creerlo en este momento de tu vida, al


menos puede ver a lo que Jesús se refería. Tú tienes un Buen Padre. Es
mejor de lo que tú pensabas. A Él le importa. Realmente le importa. Él es
Bondadoso y Generoso. Él busca lo mejor para ti. Esto es absolutamente
central en las enseñanzas de Jesús, aunque debo admitir que nunca me llamó
la atención hasta que comencé a pensar en la necesidad de la preparación
masculina, y llegué a enfrentarme directamente con la pregunta, “¿Pero
quién hará la iniciación?

AMOR NOTORIO
Si había algo por lo que Jesús destacaba era por Su amor. Dondequiera que iba
amaba a la gente, proporcionando más y más y más evidencia de cómo se ve
realmente el amor. Jesús es el amor personificado. Jesús me prepara una y otra
vez. Comienza con venir hacia mí. Y a cambio, Él quiere que yo vaya hacia Él.
Cuanto más Él me sana, más quiere que yo camine con Él. En algunas de las
paradas a lo largo del ministerio de Jesús, Él declaró que, en efecto, “No más
sanidad. Ustedes no me quieren a mí—ustedes quieren el milagro. Pero no hay
milagro sin mí” (Mat. 12:38-42). Cuando lo conseguimos a Él, conseguimos
sanidad. ¿Recuerdas la historia de los diez leprosos en Lucas 17? Luego de ser
sanados, uno regresó. Solamente uno. Solo uno quiso a Aquel que sanaba, y no
solo a la curación de su enfermedad.
En un momento crítico del ministerio de Jesús, los discípulos se enfrentaron a
la opción de seguir al resto de las multitudes que le estaban dando la espalada a
Jesús. Pedro intervino en nombre de los doce: “¿Adónde iremos? Tú tienes la
vida” (Juan 6:67-68). El pescador de hombres tenía la idea correcta. Años más
tarde, un anciano y maduro Pedro escribió a las iglesias del Siglo I:

Que la gracia (el favor de Dios) y la paz (que es el bienestar perfecto, todo lo
necesario, toda la prosperidad espiritual, la libertad de los temores y de las
pasiones agitadoras y los conflictos morales) sean multiplicadas a ustedes en
el conocimiento [pleno, personal, preciso y correcto] de Dios y de Jesús
nuestro Señor. Pues Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que
[son necesarias y adecuadas] para la vida y la piedad, mediante el
conocimiento [total, personal] de Aquel que nos llamó por y para Su propia
gloria y excelencia (virtud). Por ellas Él nos ha concedido Sus preciosas y
maravillosas promesas, para que a través de ellas pueda escapar [huir] de la
decadencia moral (deterioro y corrupción) que hay en el mundo por causa de
la codicia (lujuria y avaricia), y ser partícipes (participantes) de la naturaleza
divina. (2 Pedro 1:2-4)

¡Cuán correcto estaba Pedro la primera vez! “¿Dónde iremos? Tú eres vida.”
Me parece como que el Pedro de muchos años más tarde está dando a probar
algo que ha acumulado de su tiempo como amigo de Jesús. Pedro se siente
obligado a compartir.

(¿Acaso no nos pasa a todos cuando encontramos algo glorioso y bueno?) El


viejo apóstol sabe , no solo en teoría, sino a través de encuentros que transforman
la vida y de experiencias vivificantes, que el Padre es Bueno. Jesús se aseguró de
ello y todavía sigue asegurándose.

ABBA, PADRE
Todo se vuelve un poco desordenado cuando nuestras experiencias de vida nos
dicen, Ese tipo de amor—el amor perfecto—no existe. Sí existe, y no solo son
palabras en una página o teología en un libro. Es mucho más, y mucho más
grande que eso. Aquellos que lo han experimentado escribieron sobre él para
proporcionar un punto de referencia bíblico para que pudiéramos saber que
cuando el amor de Dios nos alcanza, es verdad. Nuestros corazones están, por lo
tanto, tranquilos y seguros que tal amor existe.
Pablo dice en Romanos 15:13,

Que el Dios de vuestra esperanza los llene de toda alegría y paz en creer
[mediante la experiencia de vuestra fe] que por el poder del Espíritu Santo
abunden y rebosen (desborden) con esperanza.

¡Oh, tener esperanza nuevamente! Está muy lejos de ser “irrelevante” o “sin
novedad.” El amor del Padre tiene un efecto tangible. Si no ha tocado a tu puerta
últimamente, si no has sido invadido por Su amor, entonces ya llegó ese
momento. Si no has sentido la piel de gallina, o te has sofocado de calor, o has
sentido escalofríos, o sentido que el gozo está llenando tu ser, calentándote,
llevándote a un lugar—si no te has sentido aturdido— ¡entonces ya es tiempo!
La pregunta es, ¿lo ves? En Romanos 8, Pablo dice que podemos estar
seguros que “en nuestras vidas cada detalle de amor para con Dios ayuda a bien”
(v. 28 Traducción libre de la Biblia El Mensaje ). Unos cuantos versículos más
adelante, Pablo concluye el capítulo con,

Estoy convencido más allá de la duda (estoy seguro) que ni la muerte, ni la vida,
ni ángeles, ni principados, ni cosas inminentes y amenazadoras por venir, ni los
poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá
separar del amor de Dios en Cristo Jesús Señor nuestro. (v. 38-39)

Mi amigo Scott experimenta el amor del Padre cuando Dios le habla en la


música, en las placas de los carros, y en los anuncios de los periódicos (solo para
nombrar unas cuantas formas). Scott y yo tenemos un par de alabanzas que
realmente nos gustan, y no creerás cuán a menudo Pandora o Sirius o la radio
XM las tocan cuando estamos juntos. Lo puedes llamar coincidencia, pero Scott
y yo sabemos mejor que eso. Esas son notas amorosas de parte de nuestro Padre
que van directo a nuestros corazones.
Ashley cree que Dios hizo las mariposas para ella. Kelly ve a Dios en el
baseball. Travis encuentra el amor de Dios en cada cacería que va. David ve al
Padre en las casas que restaura. Mi esposa Robin siente Su amor cuando el reloj
marca las 11:11. Ella me dice, “Mira, Jesús me ama”; es algo especial solo entre
Él y ella. ¿No debería tener cada romance algo que sea solo entre dos corazones?
Comienza y termina con el amor del Padre. Él nos amó primero y nos ama
más; Él es el Autor y Perfeccionador de nuestra fe y esa fe está basada en el
amor.
Hace unas semanas, paseando por la playa Robin y yo caminamos por cientos
de miles de conchas marinas, la mayoría de ellas estaban rotas. Una de las
conchas entre la gran masa captó me atención. Allí estaba, mirándome, del
tamaño de una moneda y ¡con forma de un perfecto corazón! ¿Cuáles son las
probabilidades? No me digas que el Padre no le estaba diciendo al Hijo, “¡Mira
esto, mira a nuestro niño Michael! ¡Espera esto, espera…ahí está! Yo sabía que
la iba a encontrar.”
Hay vida que el Padre está impartiendo y concediendo a todos Sus hijos e
hijas. Es una vida de amor y de entrenamiento en el amor. A través de ceremonias
de validación e iniciación, pruebas y errores, rehacer y redimir, campos de juego
y campos de batalla que nos invitan a involucrarnos, el amor del Padre reparte
Vida a nuestros corazones y luego nos da los paquetes para repartir a los
corazones de los demás. Nada puede separarnos del amor del Padre. Nada . Y sin
embargo, hay cosas que pueden y de hecho se interponen en el camino.

LA ESPADA DE ARAGORN
El aire esta frío, pero el sol me está calentando mientras estoy sentado
nervioso, con esperanza pero también preparado para una decepción.
Jamás he hecho esto antes. ¿Qué si Dios no me contesta? ¿Qué si no estoy
listo o si no soy lo suficientemente bueno? ¿Y si me responde y no es bueno?
Sentado allí al costado de la montaña, mirando kilómetros del valle que está
abajo, estoy experimentando incertidumbre, temor y un sentimiento de que no
estoy calificado. Sin embargo, estoy aquí de todos modos, optimista de que si
esto funciona, cambiará todo.
¿Qué piensas de mí, Padre? ¿Quién soy yo para ti?
Me siento, inmóvil y escuchando, esperando una respuesta. Nunca he hecho
esto antes. Es la primera vez que le hago al Creador de todo lo bueno una
pregunta tan personal.
Todas mis anteriores conversaciones con Dios en los últimos treinta y tantos
años de mi vida no han sido realmente conversaciones. Han sido más monólogos
que diálogos. Yo acaparaba toda la conversación y Él se limitaba solo a
escucharme. Yo le daba mi lista con la esperanza de que tuviéramos tiempo de
llegar a ella.
No ahora. Esta vez he hecho una pregunta y estoy esperando una respuesta.
No toma mucho tiempo—las distracciones, me refiero. ¡Oh mira este pájaro!
Me pregunto qué tipo de roca es esta. Guau, las nubes se ven tan esponjosas.
Volviendo a lo mío, cierro mis ojos y vuelvo a mi pregunta, ¿ Dios, que
piensas de mí? ¿Quién soy yo para ti?
Mis pensamientos se van a la historia épica El Señor de los Anillos y el
personaje Aragorn. Me encanta esa historia, y me encanta en quién se está
convirtiendo Aragorn en su travesía. Es valiente, corajudo, fuerte e ingenioso.

Nuevamente desviándome. ¡ Caray , s oy pésimo en esto!
Dios, ¿qué piensas de mí, y quién soy yo para ti?
El personaje de Aragorn nuevamente invade mis pensamientos y mi tiempo
con Dios. Me encanta cómo pelea por una causa más grande que él, todo el
tiempo lucha con un profundo secreto. Me encantan sus amigos y la comunidad
de la cual él es parte. ¡Mala pata! Vamos, Thompson. De vuelta a la oración. Esto
es serio. ¡Deja de tontear!
Demasiado tarde. Ya se acabó el tiempo. Tengo que regresar al retiro con los
demás hombres. Levantándome del suelo, mi conclusión fue, “o Dios debe estar
ocupado o no lo estoy haciendo bien.” Ninguna de las dos respuestas me hizo
sentir bien.
Avancemos ocho semanas. Es mi cumpleaños número cuarenta. La familia ha
venido a la ciudad y hemos tenido un excelente día. ¡Torta, tarjetas y regalos!
Allí, entre la pequeña pila de regalos y tarjetas había una caja larga—
realmente larga y angosta. Había estado lanzando señales para un rifle, y por lo
que veo, pareciera que hoy llegó el día. Pero, por otro lado, también pueden ser
palos de golf. Mi papá y hermano son buenos golfistas y siempre están tratando
de que yo pueda jugar mejor. Todavía no funciona, pero siempre aprecio sus
esfuerzos.
Todos los regalos ya están abiertos a excepción de este. Obviamente, es el
¡MÁS GRANDE!
Realmente me siento un poco aturdido abriéndolo. Saco la tapa…mis ojos ven
lo que hay adentro…
Me quedé pasmado.
De pronto estoy en la sala de mi casa y también de vuelta al costado de la
montaña en el retiro de hombres, porque en la caja brillaba hacia mí la espada de
Aragorn.
Las lágrimas se empiezan a acumular. Siento un calor entrando por todo mi
cuerpo. Pasaron segundos. Nadie dice nada.
Entonces mi esposa, Robin, interviene. “¿Te gusta? No estaba segura qué
espada comprarte. Había docenas para escoger. Solo sabía que Dios quería que
yo te diera una espada. Varias semanas atrás Él lo puso en mi corazón. Yo tenía
otra escogida para ti pero sentía que no era la correcta—entonces ésta vino a mí
como una opción en el sitio Web. ¿Está bien? ¿Te gusta? Es la espada de…”
Ya lo sé. Dios se asoció con mi esposa para darme una espada y no cualquier
espada. Esta espada en particular.
La espada de Aragorn.
Mi esposa y mi Padre han hecho esto: me han afirmado, me han validado y
me han invitado a ver quién soy.
Esto— esto —es ser amado.
El Padre me ha dado muchos, muchos otros regalos desde que me dio la
espada. Pero sé que no soy el único por quién Él hace esto. ¿Qué has recibido tú ?
¿De qué manera te está mostrando el Padre quién eres tú?
El Padre está trabajando en la autoría, perfeccionamiento y en la
reconstrucción de algo. Ese algo en realidad es un alguien—tú y yo. El Padre está
convirtiendo a Sus hijos en hombres, hombres fuertes y buenos que portan Su
imagen. Se comienza con una base de recibir amor y avanza sanando nuestros
corazones por todos los medios necesarios para convertirnos en Sus hijos
amados.
Pues verás, son los hijos amados a los que Él desea confiar Su poder y
autoridad. Algunas de las lecciones son duras. Pero eso es lo que hace que la
“ceremonia” de conversión sea tan buena. Es el proceso que nosotros, los
portadores de Su imagen, debemos seguir para que se nos redima y restaure la
Vida. Como he compartido…no termina aquí. Estamos entonces llamados a ser
Sus íntimos aliados, los pacificadores, los guerreros valientes y compasivos,
intrépidos y afectuosos –los guerreros de Su reino, los hombres que saben cómo
pelear y también cómo bailar.

HECHOS PARA EL AMOR


¿Qué es lo que yo, el mayor de tres hijos varones, sé de criar a tres pequeñas
hijas? Respuesta: ¡Nada!, Nothing, Zilch. ¡Pero estoy aprendiendo! Ellas se
aseguran de eso. Ha sido un entrenamiento en servicio desde el primer momento
que las pusieron en mis brazos.
Prometí desde el inicio, “Estas niñitas conocerán mis brazos en la esperanza
de evitar que vayan corriendo a los brazos de otro.”
Las tres han tenido enamorados. No me gusta escribir al respecto y menos
hablar de ello, pero el que yo ignore el tema no les impide tener esperanza y
sueños de que un día encuentren a su caballero en una armadura brillante. Mi
esperanza es que en cada caso, sea un joven guerrero que busque lo profundo en
el corazón de mi hija y la invite a una aventura en lugar de tratar de que ella sea
su aventura.
Las adolescentes no son las únicas que se han metido en líos por anhelar ser
parte de una Historia más grande. Los muchachos también ansían
desesperadamente importarle a alguien—ser importantes. Es una condición que,
para bien o para mal, no podemos dejar atrás. Para entender estas ansias y cómo
ésta lleva a los hombres hacia otras cosas que no sean el amor de Dios, debemos
regresar a la línea de base de nuestra historia, el ambiente en el cual nacimos: la
guerra.
Vivimos en un mundo caído donde la guerra es una realidad. Y en la guerra la
gente es herida. El asalto despiadado y constante del enemigo a nuestros
corazones se lleva a cabo únicamente debido a la razón para la cual fuimos
creados, para lo cual nuestros corazones fueron hechos, para lo que las niñas y
los niños nunca dejen de esperar y anhelar a medida que se hacen mujeres y
hombres. Se resume en la frase “Quiero que alguien me vea, me quiera y me
ame.” Nuestros corazones están hechos para experimentar y disfrutar del amor.
El amor es la cosa más grande de todo el universo y el amor es Vida, con V
mayúscula. Es del tipo condicional que es la fuente de nuestras mayores heridas
y del tipo incondicional que es la fuente de nuestras más grandes curaciones.
Estamos más vivos cuando recibimos o damos amor. Eso explica por qué con
tanta frecuencia tratamos de hacer que el amor y la vida sucedan por nuestra
propia cuenta en lugar de dejar que nuestro Creador nos llene y sostenga. Pero
nuestros propios esfuerzos de llenar nuestro tanque de amor no funcionan. Es
como C.S. Lewis escribió en Mero Cristianismo :

Dios nos hizo: nos inventó como el hombre inventa una máquina. Un automóvil
está hecho para funcionar con gasolina, y no podría funcionar adecuadamente
si se le pusiera cualquier otra cosa. Bien, Dios diseñó a la máquina humana
para que funcionara con Él. Él mismo es el combustible en el cual nuestros
espíritus fueron diseñados para arder, o el alimento con el cual se nutren. No
hay otro. Por eso es que no es bueno pedirle a Dios que nos haga feliz a
nuestra manera sin preocuparnos de la religión (fe). Dios no nos puede dar
felicidad y paz separados de Él, porque no está allí.

“Dios es amor,” escribió el apóstol Juan. Así que propongo que el amor sea el
combustible destinado a que nuestros corazones funcionen con él, porque amor
es lo que desesperadamente anhelamos y necesitamos. Pero no hay amor sin
Dios y sin Dios no hay amor. En cualquier lugar, en cualquier momento, de
cualquier manera en que se exprese o se experimente el amor, Dios está allí. Sea
o no que en ese momento se le reconozca o se le dé crédito u honor al Padre, si
se hace con amor, Él está allí en medio. No tiene que ser entre cristianos; Dios es
más Grande que eso. Su afecto , desde lejos, por nosotros a menudo hace que
Dios sea el Gran Admirador Secreto. Él preferiría ser visto, reconocido y que lo
conozcan, sin embargo espera pacientemente. Dios cariñosamente mira, espera y
desea que lo noten, anhelando el día cuando se hagan las presentaciones y se
inicie un romance para las edades.
Él vigila a muchos de nosotros cuando llevamos nuestros corazones a otras
fuentes distintas a Él, incluyendo a otros portadores de imagen, en un vano
intento de recargarnos y satisfacer nuestras necesidades más profundas. Mucho
de la bancarrota relacional se reduce a la manera en que hacemos los retiros de
unos a otros en lugar de hacer depósitos los unos a los otros.
El amor del Padre está continua, dadivosa e incluso ferozmente en juego.
Espera, y continuará esperando para que captemos su realidad y experimentemos
Su gozo más y más plenamente. Dios espera, mientras nos ama, nos corteja, nos
quiere—a todos los que portamos Su imagen.

DEMUESTRA Y DILO
Si Dios está en todos los momentos de nuestras vidas, y si Él es Bueno y Bueno
en todos esos momentos, entonces es más que razonable que cada hombre deberá
poder demostrar y decir cuán buenos dones el Padre ha estado dando. Confiar en
el corazón del Padre es bueno, es fundamental para ver y experimentar Sus
caminos, porque no todos los dones que Él nos da brillan o son bonitos o se
pueden abrir en una fiesta. La mayoría de ellos vienen a nosotros en nuestro
escalar y a lo largo de nuestra travesía en busca de Él. En medio de la batalla por
la Vida y el amor, Él nos deja regalos a lo largo del camino. Pero si un hombre
malinterpreta el corazón del Padre y los caminos del Padre, entonces, está
garantizado que él malinterpretará los dones y el entrenamiento del Padre.
Cuando tenía trece años, nos mudamos de la Costa Oeste de regreso a
Oklahoma. Estar en el octavo grado es un momento difícil para mudarse. Esa
primavera, yo era uno de aproximadamente cuarenta chicos que probaron para
formar parte de un selecto equipo de béisbol que necesitaba un par de
muchachos para completar su lista. Cada chico llegó a batear una vez, recibir
algunas pelotas bajas, y tratar de atrapar cualquier pelota que venía hacia él en el
campo.
Nunca supe si logré entrar al equipo porque unos días más tarde mi papá
anunció que se estaba formando otro equipo y que él sería el entrenador. El
primer día que nos reunimos, la mayoría de los muchachos me parecían
familiares. ¡Habían estado en las pruebas el fin de semana anterior!
Recuerdo haber jugado contra el otro equipo y haber deseado formar parte de
él. No fue hasta veinte años más tarde, cuando tenía treinta y tantos años que me
enteré de la verdad: a todos nos habían eliminado, y mi papá había ido a los
organizadores de las ligas y los había convencido para iniciar un nuevo equipo.
Alguien me estaba cuidando y ese alguien era mejor de lo que yo pensaba.
¿Cómo ves al Padre trabajando en tu vida, aconsejándote, guiando tus pasos y
enseñándote cómo hacer y no hacer las cosas? ¿Cuándo fue la última vez que
hiciste un gran descubrimiento sobre quién eres tú y quién es Él, sobre cómo
amar a los demás y cómo dejar que Él te ame? ¿Qué tienes que mostrar y decir?
¿Qué dones buenos te ha dado el Padre? ¿O es que están apilados, sentados allí,
esperando simplemente ser vistos y desempaquetados?

EL HOMBRE EN EL QUE ME ESTOY CONVIRTIENDO


El nuevo hombre en el que nos estamos convirtiendo está formado de manera
experta, una cirugía a la vez, removiendo (a través de la confesión y el
arrepentimiento) las mentiras e instalando la verdad. La verdad se internaliza en
la medida que la experimentemos y entendamos que efectivamente es verdad.
En mi propia vida, cambié el mensaje de que “el Padre no era Bueno” por la
verdad que renueva el corazón de que “Él está a cargo de mi vida, y yo puedo
participar.” Esto vino a mí una cirugía a la vez—un entrenamiento, una
ceremonia de validación, un momento de iniciación, uno después del otro.
¿Cuán radicalmente puede las cirugías del Padre remodelar a un hombre?
Regresemos a Pedro. Compara al Pedro de los Evangelios con el Pedro que
escribió las siguientes palabras:

Estén contentos con lo que ustedes son, y no se den ínfulas. La poderosa mano
de Dios está sobre ustedes; Él los exaltará a su debido tiempo. Dejen todas sus
preocupaciones a Dios; Él es muy cuidadoso con ustedes. Mantengan la
cabeza fría. Estén alerta. El diablo anda al acecho, y nada le gustaría más que
atraparlos desprevenidos. Mantengan su guardia arriba. Ustedes no son los
únicos sumergidos en estos tiempos difíciles. Pasa lo mismo con los cristianos
en todo el mundo. Mantengan un firme control sobre la fe. El sufrimiento no
durará para siempre. No pasará mucho tiempo antes de que este generoso
Dios que tiene grandes planes para nosotros en Cristo— planes eternos y
gloriosos—los perfeccione, afirme, fortalezca y los ponga a ustedes en pie
para siempre. (1 Pedro 5:6-10 Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

No suena como el Pedro que era rápido en abrir la boca y decir lo que estaba
en su mente. Aquel Pedro que, si no tenía una espada, agarraba la de cualquier
otro. El Pedro que en lugar de simplemente escuchar, siempre se sentía obligado
a decirle al Hijo de Dios, “Jesús, yo tengo una mejor idea.” ¿Qué le sucedió a ese
Pedro entre los veintitantos y cincuentaitantos años de edad?
Encontró a Jesús. Lo siguió. Y después que Jesús se fue él continuó
caminando con Dios y recibió cuidados paternales, y vivió para contarlo en sus
dos cartas a las iglesias. ¿ Cómo sería para un hombre que salga de su condición
de herido, se vuelva y sea sanado? Mira a Pedro.
La sanidad y el crecimiento de Pedro tuvieron un precio. Fue cirugía tras
cirugía, sanidad tras sanidad, entrenamiento y más entrenamiento. Fue el viejo
hombre dando más y más paso al nuevo hombre.
Nos estamos convirtiendo. Pero exactamente ¿en qué nos estamos
convirtiendo? Cada vez más estamos creciendo más y más en…nos estamos
convirtiendo en los hijos amados de un verdadero Padre. Él nos ama
incondicionalmente. Si estamos abiertos a ello, podremos experimentar Su amor.
Y cuando lo experimentamos, todo cambia.

EDIFICANDO A UN HIJO
El General Douglas MacArtur fue un destacado hombre tanto durante la II
Guerra Mundial como en los tiempos que le siguieron. El líder de las fuerzas de
los Estados Unidos en las Filipinas decía regularmente esta oración para su hijo,
Arturo, durante sus devocionales matutinos:

Edifica a mi hijo, Oh Señor, que sea lo suficientemente fuerte para saber que
es débil, y lo suficientemente valiente para enfrentarse a sí mismo cuando tenga
miedo; uno que sea orgulloso e inflexible en la derrota honesta, y humilde y
gentil en la victoria.
Edifica a mi hijo cuyo hueso de la suerte no esté donde debe estar su columna
vertebral; un hijo que Te conozca y que al conocerse a sí mismo sea la piedra
fundamental del conocimiento. Guíalo, te lo suplico, no por la senda fácil y
cómoda, sino bajo el estrés y el estímulo de las dificultades y de los retos. Allí
permite que aprenda a pararse en la tormenta: allí permite que aprenda a tener
compasión por los que fracasan.
Edifica a mi hijo para que tenga un corazón limpio, y altos objetivos; un hijo
que se domine a sí mismo antes de buscar dominar a otros hombres; uno que
aprenda a reírse, pero sin jamás olvidar cómo llorar; uno que se extienda al
futuro, sin jamás olvidar el pasado.
Y después que todas estas cosas sean suyas, agrega, te lo suplico, suficiente
sentido del humor, de modo que siempre sea serio, pero que nunca se tome a sí
mismo demasiado en serio. Dale humildad para que siempre recuerde la
sencillez de la grandeza, la mente abierta de la verdadera sabiduría, y la
mansedumbre de la verdadera fuerza.

CUIDADOS INTENSIVOS

Si las vidas y almas quebrantadas han de ser sanadas, debo comenzar por enseñar la práctica
de la presencia.
…Permanecer en la presencia del Señor es comenzar a escucharlo. Llevar a cabo lo que se
escucha es encontrar la sanidad, la aceptación de uno mismo, y el crecimiento de un equilibrio
y madurez psicológica y espiritual.
— LEANNE PAYNE

Hay un propósito detrás del sufrimiento, y si se enfrenta correctamente, nos puede conducir
como un clavo a lo profundo del amor de Dios y a una mayor estabilidad y poder espiritual de
lo que usted puede imaginar.
— TIM KELLER
P
orque hubo batallas en nuestro pasado que no sabíamos cómo pelearlas, y nadie
estaba allí para intervenir y pelear por nosotros, las pérdidas pequeñas y grandes
han tenido un efecto acumulativo. Pero no retrocedemos en nuestras historias
para quedarnos allí, atascados en algún momento de nuestra historia personal.
Regresamos para verla, para entender lo que sucedió, para cambiarla, y recibir
sanidad por el quebrantamiento y luego seguir adelante. Es crucial averiguarlo
porque la mayoría de los hombres están atascados; ellos llevan el pasado al
presente como piezas de un corazón herido e inestable.
Paul Young escribió en su libro La Cabaña , “El dolor tiene una manera de
recortar nuestras alas y evitar que podamos volar…y si se deja sin resolver por
mucho tiempo, casi puedes olvidar que alguna vez fuiste creado en primer lugar
para volar.”
¿A qué se aferra un hombre para salir adelante y buscar consuelo? Una mejor
pregunta quizás pueda ser, ¿qué alcanza a un hombre cuando está dolido,
enojado o abrumado? Para que esté libre, un hombre debe hacer un inventario de
los “paquetes” que se han acumulado en lo íntimo de su corazón. ¿Qué son?
¿Cómo pueden las mentiras que contienen moldear tanto lo que un hombre
piensa y hace? La pregunta jamás es si es que hay tales paquetes; la pregunta es
solo ¿cuántos hay y cuáles son sus resultados? Las heridas han dejado pedazos
rotos en cada historia de vida, y esos pedazos son cargados por un muchacho que
está tratando de hacer lo mejor que puede por convertirse en hombre.
Tómate un tiempo para coger un diario y caminar con Jesús de regreso a tu
propio dolor. Toma Sus manos mientras buscas los paquetes de heridas. ¿Cuándo
los recibiste? ¿Qué mensajes contenían? Aquí y ahora los puedes cambiar por
sanidad.
David escribió, “¿Alguien está clamando por ayuda? Dios está escuchando,
listo para rescatarte. Si tu corazón está roto, encontrarás a Dios allí mismo; si te
patean en el estómago, Él te ayudará a recuperar el aliento” (Salmo 34:17-18
Traducción libre). Un corazón sanado y restaurado sabe que ser amado por Dios
es el único camino a la libertad. Y es la libertad la que permite a un hombre
involucrarse en la lucha por otros que todavía no están sanados.
Muéstrame un hombre que sepa que es profundamente amado por el Padre y
te mostraré un hombre plenamente vivo. Está en camino a tener un corazón
restaurado y asentado para poder experimentar la plenitud de lo que significa ser
un hijo amado. Él está vivo .

CAMBIANDO LO QUEBRANTADO POR LO ENTERO


El tomar las viejas respuestas rotas e incompletas que un hombre ha recogido a
lo largo de su travesía y cambiarlas por la única opinión definitiva, la única
majestuosa voz que realmente importa, es algo ¡que cambia la vida! Marca el
comienzo glorioso y doloroso de una serie de eventos que puede tomar tiempo
lograr. Doloroso porque estoy entrando a cirugías con las que Cristo elimina las
viejas creencias y costumbres que han alimentado mi falso yo. Glorioso , porque
ahora estoy yendo a Dios para saber quién soy yo realmente y aprender a Vivir,
en lugar de ir a otras personas con falsos yo que están desorientadas. Con
frecuencia siento como si Dios estuviera arrancando de mis manos la única
manera que he conocido de vivir para gentilmente enseñarme la única manera
que yo necesito conocer. ¡Qué tal doloroso y glorioso intercambio!
Cambiar la pena, el miedo, la culpabilidad y la vergüenza por sanidad,
restauración, libertad y Vida es una expedición del corazón. San Agustín dijo,
“Dios da donde encuentra manos vacías.” El hombre cuyo corazón y manos
están llenos de paquetes viejos no puede recibir regalos nuevos. Pero cuando un
hombre está dispuesto encontrará mucho más que tan solo perdón—también—
comenzará a experimentar la nueva Vida para la cual fue destinado.
El hombre que da un paso de fe para encontrarse con Dios, el hombre que
llama al Padre para hacerle preguntas centrales que están en su corazón, no solo
está listo para ver quién es él realmente sino también para ver quién es su
verdadero Padre. No puedo dejar de enfatizarlo…esta es una renovación
personal—una travesía de vuelta a Dios hecha a la medida, diferente para cada
hombre. Si bien hay similitudes entre todas las experiencias, hay singularidades,
lo que es aún más importante. Dios tiene un proceso de sanidad particular e
intensivo diseñado para cada hombre y para lo más, más profundo de su corazón.
Recuerda que debido a que las heridas infligidas por el enemigo de nuestro
corazón han sido hechas a la medida y son personales, también lo son los pasos
para sanar.
He estado en la sala de emergencias unas cuantas veces tanto de niño como de
adulto. He sido cargado, y también he cargado. Es una escena dura para un padre
llevar a su hija en gran necesidad de atención médica. La sala de emergencia se
especializa en rayos X, en suturas, en vendajes y yesos. Los médicos están allí
para detener el sangrado y curar heridas. Con suerte, puedes entrar y salir en
unas pocas horas.
Pero incluso la mejor sala de emergencia no puede proveer todos los cuidados
y tratamientos que requiere el corazón físico. Muchos pacientes que sufren del
corazón y están en la sala de emergencia tienen que ser transferidos a cuidados
intensivos para quedarse más tiempo Más observaciones, más exámenes, más
diagnósticos—todas estas cosas son buenas cuando nuestro bienestar físico
peligra. Son aún más importantes cuando el corazón espiritual y la identidad del
hombre son los que requieren recibir tratamiento. Me he dado cuenta que es
mejor que uno ingrese por sus propios medios a que lo lleven cargado.
Cuando Jesús habló de sanidad (Mateo 13:15), estaba hablando de algo
mucho más significativo y de peso que una simple condición física. Estaba
ofreciendo una invitación permanente: “Regístrate para tantas visitas como
necesites para mejorarte y para las tantas otras que requieras para mantenerte
bien. La cuenta está pagada. Mi seguro lo cubre. El cuidado y la atención son
gloriosos, ¡Yo te lo prometo! Es algo más allá de este mundo. Y, oh, ¡qué
diferencia hará!”
Si solo pudiéramos tomar el valiente paso de registrarnos para entregar
nuestros corazones a la unidad de cuidados intensivos de Jesús y dejar que Él nos
sane, podemos experimentar lo bueno que verdaderamente es Él. ¿Dolerá?
Probablemente. Pero es como el niño Eustaquio que declara en la versión fílmica
de C.S. Lewis La Travesía del Viajero del Alba, justo después que Aslan lo
transformó de un dragón de nuevo a niño, “No importa cuánto lo intenté, no lo
podía hacer por mí mismo. Luego vino hacia mí. Como que me dolió un poco,
pero…fue un dolor bueno. Tú sabes, es como cuando te sacas una espina del
pie.”

MÁS SOBRE LAS HERIDAS


Hay muchos tipos de heridas y muchos tipos de personas que lastiman. Una
persona que lastima es alguien que tiene el poder y ejerce influencia sobre ti a
través de lo que dice o hace, o por lo que no dice o no hace.
El paquete que un portador de imagen recibe de una persona lastimada en un
momento que lastima normalmente está envuelto con culpa, vergüenza, temor o
control. Algo sucede que no debería suceder, o algo que no debió ocurrir ocurre,
y en ese momento se entrega un paquete a la puerta de nuestro corazón. Dentro
de él hay un mensaje que nos condena, que nos agrede, nos menosprecia o nos
rechaza. Y como no conocemos nada mejor, especialmente cuando somos
jóvenes, firmamos en señal de recibido y lo aceptamos en nuestro corazón para
nuestro detrimento.
Debido a que las personas más prolíficas para lastimar son ellas mismas
personas lastimadas, los paquetes se pasan de un corazón herido—una mamá,
papá, hermano, maestro, entrenador, o amigo—a otro.

Te ves raro.
No eres talentoso. Eres estúpido.
No puedes venir.
No eres lo suficiente …
Eres demasiado….
Y así sucesivamente—los paquetes se entregan y los mensajes son firmados
en milésimas de segundos. Puede ser tan simple como ver que alguien voltee los
ojos cuando decimos algo. O ver que un amigo ponga su mano en la boca para
susurrarle algo al otro. Nuestro subconsciente va a trabajar: Están hablando de mí
. No hay fuerza en esta tierra que nos pueda convencer de lo contrario. Y esos
son los paquetes más sutiles. Los momentos que son abusivos entregan sus
paquetes como una pesada bola de demolición que se estrella contra el concreto.
No hay sutilezas al respecto: ¡estos paquetes son devastadores! Recientemente
mi familia fue a Disney World. ¡Qué lugar maravilloso! Y qué lugar para
lastimar. Cuando paseas por la Calle Principal de USA, puedes ver y escuchar las
bolas demoledoras funcionando solo a un brazo de distancia:

¡Métete al coche de paseo! Si te sales del coche una vez más…


¡No! Y si me pides una vez más . . .
¡Cállate la boca! Tú dijiste que lo querías. Si no lo comes…
¡No quiero volver a escuchar que los pies te duelen! Si lo vuelves a decir y…

Qué lugar “mágico”. Pero las vacaciones son solo para principiantes. Cambia
el entorno o cambian los personajes y emerge todo tipo de zonas de guerra. Los
hogares, las escuelas, las tiendas…todos éstos y más pueden ser utilizados por el
reino de las tinieblas para entregar horribles paquetes en su red de heridas. Las
agencias de despacho UPS y FedEx no tienen nada en esta oscura empresa que
golpea el corazón.
Tú puedes observar cómo los paquetes se van acumulando. Sus mensajes se
han convertido en bloques de construcción para edificar una vida que se
autoprotege, se autoproclama, se autoprovee y se autopromociona. Eso está
garantizado. Aprendemos a defender, desviar, esconder y a tomar represalias, y
de esta manera asegurar el día en que los heridos se conviertan en personas que
hieren. Porque recuerda, corazones heridos hieren corazones. No lo pueden
evitar.
Los mensajes hirientes que recogemos durante nuestros años de formación se
convierten en definitivos. Más adelante en nuestras vidas, ellos nos definen
falsamente y entonces nos dirigen imprudentemente, y el falso yo se vuelve
dominante—hasta que nos damos cuenta y se lo llevamos a Dios para el gran
intercambio.

CARGANDO LOS PAQUETES


¿Qué paquetes cargas tú? ¿Qué mensajes te manejan a ti y a tu vida? Cuando
alguien o algo se acerca a los lugares lastimados en tu corazón, ¿qué haces para
asegurarte que no te lastimen nuevamente? ¿Qué estrategia utilizas para
arreglártelas en la vida, o por lo menos minimizar el dolor? ¿Qué votos internos
has hecho, qué declaraciones de control?

Me aseguraré que nunca más me vuelvan a pasar por alto. Esta ropa me
ayudará a lograrlo.
A partir de ahora siempre tendré las respuestas. Estudiar, estudiar, estudiar.
Nunca voy a parecer un tonto. Practica, practica, practica.
Nunca más dejaré que mi papá me vuelva a avergonzar. Mantenlo fuera.
Siempre me aseguraré que mi mama esté protegida. Nadie nos lastimará.
Mis hijos harán lo que yo diga o los…

No estoy diciendo que nuestro enemigo fabrique y entregue cada momento


malo o inconveniente que se presente en la vida. Pero el reino de las tinieblas,
siendo oportunista (Lucas 4:13), toma ventaja de tales momentos para susurrar
mentiras que creemos que son verdades sobre nosotros mismos, los demás y
sobre Dios, y luego muy en lo profundo nuestro algo se establece . No estamos
arruinando todo por nuestra propia cuenta; estamos recibiendo ayuda—un tipo
de ayuda muy mala.
El fluir de la Vida y el amor se ve obstaculizado debido a que las mentiras del
enemigo tienen un lugar en nuestros corazones. Esta no es la manera en que Dios
quería que viviéramos, y lo que es peor aún, los buenos paquetes no pueden llegar
a nuestro corazón porque los paquetes lastimados ocupan demasiado espacio.
Tan solo hay tantos centímetros cuadrados en el corazón de un hombre, sin
mencionar los mensajes amables y amorosos que con frecuencia se
malinterpretan por la vieja cuadrícula condicional de “Si hago esto, obtengo
aquello…aprobación, aceptación, aplausos o admiración” o “si no hago aquello,
obtengo aprobación, aceptación, aplausos o admiración.” Como resultado,
incluso los paquetes buenos son mal manipulados y se sienten ya sea
condicionados o falsos, y entonces fallan en otorgar amor genuino a un corazón
que no lo puede reconocer como tal. Es siniestro y brutal, una esclavitud a un
sistema de mentiras que perpetúan más esclavitud y más mentiras, manteniendo
a un hombre abajo y fuera.
Pero la buena noticia es que la cuadricula condicional puede ser cambiada por
una incondicional que recibe y da amor libremente. Con más exactitud, puede ser
sanada —y debe serlo si vamos a ser hombres que sepamos quiénes somos
realmente.

SANANDO LAS HERIDAS


El declarar mi necesidad y esperanza de ser sanado mueve a cielo y tierra
mientras Jesús responde. Mi deseo de algo más hace que mi Salvador obre y me
despoje de la piel de dragón, sacándome del cautiverio en que me tiene y
dejándome libre. Recuerda la oración del guerrero rey, David: “Escudríñame, oh
Dios, y…ve si hay en mí camino malo” (Salmo 139:23-24 NBLH). Es el grito
del corazón que mueve el corazón de Dios.
Pedir a Dios que nos ayude con cualquier cosa que esté guardada en nuestros
corazones, cualquiera cosa que pueda hacernos daño a nosotros y también a los
demás, significa que aceptamos la cirugía. Nos subimos a la camilla y le damos
permiso a Dios para operar: Jesús, haz lo que tengas que hacer. Esta se ha
convertido en una habitual oración en mi propia vida. Pedir ojos para ver y oídos
para oír las cosas que Dios quiere que yo traiga ante Él a menudo me llevan a
cirugía. Yo le doy la antigua confianza de que Él hará todas las cosas nuevas. Si
es ira lo que estoy experimentando, entonces los síntomas me dicen que Dios y
yo tenemos una cita para hablar de algo. Lo mismo sucede con los celos, la
vergüenza o hacer juicios. Todos son intentos del enemigo de asociarse con mi
falso yo para que las heridas en mi vida continúen y eventualmente se propaguen
a través mío a otras vidas.
Cada momento herido y su mensaje viene con un formato de
“consentimiento” que firmé cuando acepté el mensaje falso como si fuera
verdad. Este “formato,” el contrato de mi acuerdo, es lo que puedo llevar ante
Dios. Confieso ante Él que lo firmé, que creí una mentira. Luego me arrepiento,
lo entrego, y me vuelvo a Él pidiéndole que sane mi corazón quebrantado. Este
es el gran intercambio: cambiar un viejo mensaje mentiroso por un nuevo
mensaje que es bueno y verdadero, y que viene del corazón del Padre al mío y
me permite tomar otro paso hacia la libertad. Mi Padre me invita a hacer esta
transacción cuantas veces mi corazón lo necesite.
Cuando ocurran en nuestras vidas esos momentos que lastiman, y los viejos
temas de la autoprotección, autopromoción y autodefensa afloran de nuestro
subconsciente a la superficie, ahora ya tenemos algo que podemos traer a Dios.
No lo estamos sorprendiendo , Él está consciente de que hay “formas dañinas en
mí,” y está listo para traer alivio.
A menudo ni reconocemos que estamos practicando un patrón dañino; se ha
vuelto tan normal que simplemente no vemos lo que no vemos. Pero cuando
tomamos conciencia de una herida en particular, la podemos llevar a Dios. Puede
que no la entendamos—solo sabemos que algo duele. Y al presentarla a Cristo y
al caminar con Él en ella, el Señor nos trae entendimiento y sanidad. Nos
muestra exactamente qué era el paquete de heridas, a quien utilizó el enemigo
para entregarlo, cuándo y cómo llegó, y cómo firmamos aceptando su entrega,
dándole autoridad para bloquear el flujo de Vida y amor.
Hay una gran diferencia entre medicar algo y sanarlo. Los hombres exploran
muchas formas de medicar sus heridas profundas: una botella, una mujer, el
trabajo, y otras cosas más. Sin embargo, solo nuestro Padre puede traer
verdadera sanidad. Él quiere hacer eso por nosotros, y lo puede hacer—y lo hará,
si le llevamos nuestras heridas. Es de esta manera que el dolor se convierte en un
don de Dios. El dolor es una oportunidad para nosotros de ver los paquetes de
heridas que llevamos con nosotros. Si estamos dispuestos, podemos llevar a Dios
esas partes de nuestra historia, el historial de nuestra vida, para redención y para
Su atención y cuidados especializados.

UNA Y OTRA VEZ


Este increíble efecto de darse cuenta de una herida y confesársela al Padre nos
permite hacer la segunda movida crucial: el arrepentimiento . En lugar de estar de
acuerdo con una mentira, reconocemos y renunciamos a ella por ser falsa.
Tachamos nuestra firma del “formato de consentimiento” y cancelamos la
subscripción de tener el dominio de nuestros corazones y de la manera en que
estamos viviendo. Dejando de lado la antigua manera, invitamos a Dios a que
nos brinde Sus cuidados paternales a Su manera. Le pedimos que entregue un
mejor paquete en reemplazo del antiguo. El contenido de este paquete es bueno y
verdadero y viene de una fuente confiable, la de Aquel que nos hizo.
Dios tiene la habilidad y el deseo de liberarnos de una vida pequeña donde el
impostor del falso yo, por demasiado tiempo, dominó las escenas y los
momentos de nuestras vidas— siempre y cuando comprometamos nuestra
voluntad, nos volvamos a Dios, y dejemos qué Él haga Su voluntad y a Su
manera, nosotros mejoraremos,
Estos momentos de sanación deben ser repetidos una y otra vez hasta que
haya menos falsos en los estantes de nuestros corazones y muchas más verdades .
¿No tiene sentido esto, especialmente si nuestros momentos de ser heridos son
muchos y nuestro enemigo es oportunista ? Tales momentos de redefinición
marcan el giro de la marea, la inauguración del cambio que todo retorno necesita
y para lo cual cada hombre está destinado.
La autora y consejera Leanne Payne escribió en su libro Oración para Sanar,

Las sanaciones que vemos nunca dejan de sorprendernos e ilustran lo simple y


maravillosamente que Dios revela y luego sana el corazón del hombre. … Al
orar por la sanidad del corazón de los temores, las amarguras, etc., vemos que
tanto los temores primarios como los temores menores se tratan de inmediato:
esos temores de los que las personas que los sufren no se han percatado, los
que nunca pudieron nombrar—solo saben que sus vidas han sido seriamente
restringidas y moldeadas por ellos. …En breve, los milagros ocurren tan fácil
y maravillosamente como si se esperara que así ocurrieran naturalmente. Y así
es.

RECUPERACIÓN
Donde las heridas llegan de pronto, la sanidad a menudo toma tiempo—tiempo
para reacomodar lo que está quebrantado en un hombre y luego tiempo para
repararlo y que vuelva a ser fuerte. Piensa en cómo es cuando sacan el vendaje
después de una cirugía; todo está sensible, y se tiene por delante unos cuantos
meses de dolor. Lo que se ha reparado y restaurado necesita ser ejercitado. Será
un poco doloroso, pero está bien. Las heridas en nuestras vidas pueden haber
ocurrido en un momento, pero sus efectos y síntomas posteriores se asientan en
el tiempo, y lo mismo ocurre con la sanidad. Con el tiempo, las áreas sanadas
dentro de nosotros se convierten en nuestro “nuevo normal,” nuestra nueva
manera de vivir. Las Escrituras hablan sobre las semillas sembradas que
eventualmente darán frutos (Ga. 5:19-26). Ambos reinos saben y operan dentro
de esto dado que es el marco que Dios ha ordenado.
Los momentos en que nos han herido y los mensajes de nuestro pasado se
convierten en parte de nuestra gloriosa renovación. ¡Dios nos está
reconstruyendo! Nos está sanando, entrenando y restaurando en el hijo amado
que somos.
Recuerda, recolectamos los puntos para conectar los puntos. Los puntos son
los mensajes hirientes almacenados en nuestro corazón. Los recolectamos
identificándolos, y luego los conectamos viéndolos, confesándolos y
apartándolos del falso yo que han construido. Es de esta manera que
comenzamos la travesía para convertirnos en el hijo amado y ponemos los
cimientos del entrenamiento del guerrero.
Después de unos cuantos gloriosos momentos de sanación, un hombre
comenzará a ver el prolongado y sostenible asalto al cual estuvo sometido. Tarde
o temprano, la mayoría de los hombres querrán saber por qué tanta furia y
siniestros complots fueron hechos en su contra. Ese es el momento en el que un
hombre está listo para ver el terreno espiritual y escuchar todo lo que Jesús
quiere enseñarle sobre cómo vivir bien, amar bien y pelear bien—todas las cosas
que el propio Jesús hizo.

EL ENTREMEDIO Y EL TODAVÍA NO
El vivir en una guerra pide a los hombres, y a veces les demanda, que se
conviertan en guerreros. Como John Eldredge, autor y maestro, ha enseñado a
muchos hombres en sus campamentos de entrenamiento, “los pasos hacia la Vida
y la libertad son opuestos. Si quieres Vida, vas a tener que pelear por ella.”
Vivimos en un lugar caído. Estamos atrapados en medio de lo que yo llamo
“las venidas.” Hubo una primera venida que tuvo una cruz y que nos liberó.
Habrá una segunda venida que tiene una trompeta, un caballo blanco y una
batalla final, y que nos llevará a casa. Será lo que los franceses llaman la pièce de
résistance : el gran final, el cierre de este largo capítulo de la caída y el final de
esta guerra que peleamos. Guiará todas las cosas hacia el comienzo de un nuevo
cielo y una nueva tierra. Luego, al fin, ¡habrá paz! (Ap. 17, 22).
Pero por ahora, vivimos en medio de las venidas, en lo todavía no y en el
entremedio. Me gustaría que fuera de otra manera, pero tú y yo sabemos mejor
que eso. Nuestra situación es similar a la de los ancianos israelitas. Dios les
prometió una tierra donde fluía leche y miel. Les fue dada por Dios, y sin
embargo, se les dijo que iban a tener que pelear muchas batallas, no solo para
poseerla, sino para quedarse con ella. Así es con nosotros también. A pesar de
todo lo que trato para aislar mi corazón y mi familia de la caída de la era actual,
la guerra me encuentra y me recuerda que si bien vendrá la paz, ésta todavía no
está aquí.
Se necesita al guerrero y el hijo amado es amenazado porque vivimos en una
Historia más grande donde se libran grandes batallas. Pero aunque habitemos en
medio de la hostilidad espiritual, de víctimas, de bajas, y prisioneros, no
debemos serlo. Sabemos cómo termina la guerra contra el pecado: Jesús viene
otra vez para derrotar todo lo malo y llevarnos a casa. Hasta entonces, vivimos
en un territorio ocupado por el enemigo (Ap. 17), y se nos instruye que no
vivamos en esclavitud como prisioneros o esclavos.
Pero recuerda, tú y yo no podemos ser guerreros sino hasta que sepamos con
certeza que somos los hijos amados. Es el hijo amado el que es enviado a luchar
por el amor y a batallar por la Vida, tomando la gran causa de impulsar la
libertad. El Reino de Cristo trata del amor y la vida y luchar en su nombre no
será fácil, pero sí será bueno. Nuestro enemigo no será derrotado sin haber
luchado. Él probará para ver si nosotros sabemos quiénes somos realmente. Si no
lo sabemos, entonces un hechizo—un mensaje hiriente, una mentira que
descansa en nuestros corazones y tiene precedencia en nuestras vidas—nos
puede hacer impotentes e ineficaces en la batalla. Es por eso que el objetivo
número uno para nosotros es recuperar nuestro propio corazón. Entonces
podremos entrar a batallar por el corazón de los demás.

PODER Y AUTORIDAD
La culpabilidad, la vergüenza y el miedo son las más grande herramientas en el
arsenal del enemigo. Pero a los portadores de la imagen de Dios que se
convierten en hijos amados se les confía algo mucho mayor:

Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes recibirán poder (habilidad,
eficiencia y fuerzas) y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda
Judea y Samaria y hasta los confines (los mismos limites) de la tierra. (He.
1:8- Traducción libre)

El Cristo resucitado declaró, “Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la


tierra” (Mt. 28:18 NVI). ¿Dónde rayos estaba anteriormente?
Pérdida.
Adán y Eva la regalaron ingenuamente junto con su compromiso. La
autoridad que Dios les dio en el jardín cuando los puso a cargo de todo (Gn.
1:28-29) fue robada por el enemigo. El primer Adán la perdió.
Pero el “segundo” Adán, Jesús, la recuperó. Y ahora, como un padre que le
devuelve las llaves del carro a su hijo después del accidente y la reparación del
carro de la familia, Jesús comparte Su autoridad con nosotros nuevamente.
Dallas Willard escribe, “Jesús está en la actualidad buscando personas a las que
Él pueda confiarles Su poder.”
¿Por qué? Porque nos enfrentamos a lobos vestidos de ovejas (Mt. 7:15), a un
león rugiente (1 Pedro 5:8), y al maligno disfrazándose como un ángel de luz (2
Co. 11:14). Si hay dos cosas que vamos a necesitar, son el poder y la autoridad .
Son las armas y el derecho de nacimiento de los hijos amados que están en
entrenamiento. Aprender a manejarlas está en uno de los primeros lugares en la
lista de prioridades de nuestro Padre para Sus portadores de imagen. Es así como
el Reino opera, y aquellos hijos que saben cómo hacerlo, conducirán a libertad
con poder y autoridad a los corazones (Lucas 10:1-18; Mt. 28:18-20). Hombres,
pónganse sus armaduras; el entrenamiento para la Vida ha comenzado.

LOS CAMINOS DE LOS HIJOS AMADOS

La sanación en esta vida, no es la solución a nuestro pasado; es más bien el uso de nuestro
pasado para establecer una profunda relación con Dios y Sus propósitos para nuestras vidas.
— DAN ALLENDER

Amados, amémonos unos a otros, porque el amor (brota) esde Dios; y todo aquel que ama [a
sus semejantes] es engendrado (nacido) de Dios y está llegando [progresivamente] a conocer y
entender a Dios [a percibir y reconocer y obtener un mejor y más claro conocimiento de Él].
— 1 JUAN 4:7
E
l amor es lo que todo hombre anhela. Él quiere ser visto, querido, e invitado,
quiere pertenecer. Todo hombre desea profundamente ofrecer su fuerza, ser
valiente, e importar. El amor es lo que cada corazón masculino anhela recibir y
dar; es para lo que un hombre fue creado, y es el estándar que cada hombre
espera cumplir. Es así como portamos la imagen de Dios. La vida va mal para un
hombre cuando es duramente juzgado y sus esperanzas de ser amado no se
cumplen, o peor aún, son destruidas.

Los ingredientes principales del amor son validación, aceptación, valía,


pertenencia, y significado. Los extremos a los que un hombre irá con el fin de
conseguirlos varían, tanto gloriosa como peligrosamente. Los factores del amor
están en nuestros triunfos más grandes así como en nuestras peores tragedias. El
amor asentará un corazón e incluso lo liberará, pero el amor distorsionado puede
fácilmente detener y encarcelar a un hombre. Nuestras mayores heridas del
corazón provienen de las distorsiones del amor: los celos, la traición, la
infidelidad, y el odio.
El enemigo de nuestra Vida, de que seamos amados, él mismo solía disfrutar
del amor. Satanás sabe que el amor es lo más grande y conoce el poder del amor
incondicional para liberar los corazones. Por lo tanto, está empeñado a
distorsionar el amor en algo que no es, usando todas sus artimañas y todos los
medios a su disposición para tornar los momentos de una vida herida a su favor.
Satanás utiliza de manera oportuna esos momentos para sembrar en nuestros
corazones sus mentiras sobre el amor; el amor de Dios, de los demás, y el
nuestro para así construir una imagen falsa que llevamos y desde la cual
actuamos como si ésta fuera verdad. Esta imagen falsa nos impide recibir
libremente y ofrecer amor verdadero con libertad, de la manera en que fuimos
creados para hacerlo.
ESTRATEGIAS PERSONALIZADAS
Cada hombre tiene un falso yo, una criatura hecha a la medida construida a
través de las heridas en su corazón. Conocida en la Biblia como “la carne”, este
impostor, este traidor, surge de las estrategias del hombre para hacer que la vida
funcione. Crea programas internos para evitar dolor o para obtener placer; sus
métodos de autoprotección, de autopromoción, y de autoprovisión—todos son
falsas autoconstrucciones elaboradas por el hombre para obtener amor por sus
propios medios. El enemigo está encantado de ayudar, sabiendo que el falso yo
(la carne) evita que una persona experimente el amor verdadero y la Vida real.
Esto tiene que parar. En la lucha por recuperar todo nuestro corazón, debemos
dejar de buscar fuentes secundarias de validación y valía. Los días de
conformarnos con menos—lo que John Eldredge y Brent Curtis han llamado
“llevando nuestros corazones a los Amantes Menos Salvajes—debe llegar a su
fin. Nada es de mayor consecuencia o que requiera más coraje que acudir a Dios,
en lugar de acudir a las cosas, para cubrir las necesidades profundas de nuestro
corazón. Antes de que podamos tomar parte en las grandes batallas por los
corazones de nuestras esposas, hijos, amigos, o cualquier otra persona, debemos
saber cómo llevar nuestro propio corazón a la fuente principal de la Vida y del
amor.

MI LOCO “AMIGO”
Lo hago todo el tiempo, mucho más de lo que quiero admitir: Lo asumo
erróneamente. Me asombra mi capacidad de percibir equivocadamente las
acciones o intenciones de alguien, y de concebir conclusiones inexactas y tratos
bruscos. ¿Qué es esta cosa en mí, que desea la gracia para mí, pero juzga a los
demás con tanta dureza?
Es mi falso yo.
El falso yo de cada hombre se especializa en juzgar, criticar y quejarse. En
otras palabras, emitir juicios sobre suposiciones y sospechas. He oído decir que
si anduviéramos con nuestro falso yo en el exterior , para que pudiéramos verlo
cuando otros lo enfrentan mientras emite sus opiniones desenfrenadas y sin
censura, estaríamos disculpándonos constantemente por nuestro pequeño
“amigo”:

Lo siento por él. Él está un poco loco.


Me disculpo. Él no tiene ninguna habilidad social.
Disculpe su lenguaje. Él tiene graves y profundos problemas.
No le presten atención. Hoy no ha tomado su medicina.

Si pudiéramos conocer nuestra carne, nuestro falso yo—si pudiéramos ver su


constante indisciplina e incluso reproducir un audio/video de sus atrocidades—
nos quedaríamos sin palabras. Horrorizados. Si realmente lo viéramos ,
tomaríamos medidas exageradas, y lucharíamos para devolverlo a su celda de
aislamiento y asegurarnos que se quede allí.
¿Por qué deberíamos sentirnos así?
Porque el falso yo no es quien realmente somos. No si estamos en Cristo. No
es usted y no soy yo, y no es bienvenido para representarnos en ningún
momento, ni en ningún lugar, y de ninguna forma! Pero para mantenerlo
encerrado, que no esté disponible para hacer comentarios, tomará cierto poder y
autoridad, cierto entendimiento y entrenamiento.
Detente un segundo y medita lo que acabas de leer. Esto es realmente
fundamental. En nuestra travesía hacia la liberación del falso yo, ésta es una
indicación clave: Con el fin de descubrir quiénes somos realmente, debemos
descubrir quiénes no somos.
Tan importante como saber quiénes no somos es saber quién es realmente este
Jesús. Simplemente tiene sentido. Si tenemos a Jesús en un concepto
equivocado, ¿cómo podemos nosotros mismos estar en lo correcto? Piénsalo, si
hemos visto la vida mayormente con los ojos del falso yo, entonces, ¿qué tan
probable sea que percibamos algo y a alguien con exactitud, incluyendo a
nosotros mismos y especialmente a Jesús, Aquel que vino a librarnos?
EL FALSO YO NO ES VERDADERO
Como un operador de un juego de feria fraudulenta, el falso yo nos juega
continuamente los mismos trucos perversos. Nos muestra un premio lo
suficientemente prometedor para atraernos, toma nuestro dinero, y luego nos
convence que fue nuestra incapacidad la que nos hizo perder.
Winston Churchill dijo, “Cuando no hay enemigo adentro, el enemigo de
afuera no puede hacerte daño.” ¿Ahora ves por qué Brennan Manning llamó a
nuestro enemigo interior el “gran impostor ” y por qué debe ser visto, después
desmantelado y luego condenado a muerte? A medida que nuestra vieja y falsa
identidad es quitada pedazo por pedazo, simultáneamente puede comenzar una
nueva estructura. Nosotros jugamos un papel importante en ese proceso. Dios
hará la mayor parte, pero sigue siendo una asociación, una alianza basada en una
relación Padre e Hijo. Fue Agustín quien dijo, “Ni Dios por sí solo quiere
hacerlo, ni nosotros sin Dios podemos.”
Jesús dijo, “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino
por mí” (Juan 14:6 NVI). ¡Esa es una de los grandes ofrecimientos del
evangelio! Jesús nos mostrará el camino , nosotros podemos conocer la verdad , y
en esa travesía, ¡llegaremos a la vida ! Pero éstas son más que simples promesas
de alcanzar: son una Persona. Jesús puede ofrecernos estas cosas porque Él es
estas cosas. Y por estar en amistad con Él, el hombre será libre (Juan 8:32;
Gálatas 5:1). Seremos revestidos de poder y justicia, y cambiaremos lo
corruptible por lo incorruptible (Lucas 24:49; Colosenses 3:12; 1 Corintios
15:53).
Tiene que haber una trampa entonces, porque la mayoría de los hombres no
parece vivir verdaderamente libre.
Hay una trampa: debemos llegar a saber que el falso yo— ¡NO ES VERDAD!
¡NO SOMOS NOSOTROS! Lo que es verdad es esto: nosotros somos, y nos
estamos convirtiendo en hijos amados. Y el enemigo de nuestro corazón y del
falso yo hará todo lo posible para convencernos de lo contrario. Él está en el
camino, es un rival que está en contra de Dios por el control. Luchará por el
trono decidido a gobernarnos. Actuará como un topo que nuestro adversario
utilizará para manipularnos. Las tinieblas nos dará falsa información para
controlarnos—todo para mantenernos sometidos, alejados de nuestro verdadero
corazón y del único Padre verdadero que nos creó a ti y a mí para que fuéramos
hijos, no esclavos.

ENTRENAMIENTO
Al descubrir la verdadera identidad de Jesús, descubriremos también la nuestra.
Esto es algo que se debe sobre enfatizar. Él es quien conoce todas las tristezas y
esperanzas de un hombre. Las Escrituras dicen que Jesús se identifica con
nosotros:

Dado que los hijos están hechos de carne y sangre, es lógico que el Salvador se
hiciera carne y sangre para rescatarlos con su muerte. Al aceptar la muerte,
tomándola en sí mismo, destruyó el dominio del diablo sobre la muerte y
liberó a todos los que van temerosos por la vida, muy asustados de la muerte.
...Es por eso que Él tuvo que involucrarse en cada detalle de la vida
humana. Luego, cuando llega ante Dios como sumo sacerdote para librarse de
los pecados de la gente, Él ya habría experimentado todo eso por sí mismo—
todo el dolor, todas las pruebas—y podría ayudar donde se necesitaba ayuda.
(Hebreos 2:14–15, 17–18 Traducción libre de la Biblia El Mensaje ).

Somos hombres libres cuando nos unimos a Jesús como hijos amados. Cristo
lo hizo posible a través de la cruz y la resurrección. ¡Nosotros morimos al
pecado y estamos vivos en Él! Y nos volvemos más y más libres mientras
aprendemos de nuestro gran Rey sobre cómo vivir libremente.
Sin embargo, en mi experiencia trabajando con cientos de hombres, la
mayoría de los hombres creyentes no están viviendo sanos y libres. Y todos
necesitan un entrenamiento fundamental sobre cómo hacerlo.
La mayoría de los hombres pasan gran parte de la travesía de su vida sin
atención paternal y sin sanar. Sin embargo el cuidado paternal es absolutamente
primordial para una vida abundante, y aquí es donde gran parte de nuestro
entrenamiento reside: dejar que Dios sea nuestro Padre. Incluso el mejor de los
padres terrenales fallará, principalmente porque nuestro enemigo es muy bueno
en irrumpir en la relación tan crucial de padre/hijo, hiriendo al niño en el
proceso. No hay dudas que hemos sido heridos por nuestros padres. Ciertamente
lo hemos sido. Pero antes de echar a nuestros papás debajo del ómnibus,
recordemos que ellos al igual que nosotros han sido agredidos toda su vida.
Nuestro viejo enemigo es hábil para frustrar aquello para lo que un hombre fue
creado. Pero no lo será para siempre. A medida que un hombre experimenta el
perfecto cuidado paternal de Dios a través del amor y el entrenamiento, él avanza
más allá de las heridas de su infancia hacia la libertad de un hijo amado.

RECIBIR
Era el cumpleaños de uno de mis mejores amigos, y había ido a su casa para
darle mi regalo. David y yo hablamos varias veces por semana. Él es un hombre
orientado, un hijo amado y está siendo bien entrenado. Unos días él me
acompaña en mi travesía y entrenamiento; otros días yo soy su “acompañante”.
Observé como abrió la tarjeta con mi vale de regalo y leyó las líneas que
había escrito desde mi corazón hacia el suyo: “Estoy tan contento que hayas
nacido, y estoy profundamente agradecido a Dios por nuestra amistad y por
bendecirme con un hermano en la travesía.”
“¡Gracias!” dijo David cuando terminó de leer. Luego, sosteniendo la tarjeta
como abanico dijo: “¿Sabes qué? Es difícil para mi recibir. Es difícil para mi
creer que valgo la pena.”
Recibir . Asimilar; apoderarse de algo que se da o se otorga. ¿Por qué es
mucho más fácil para nosotros creer y aceptar las cosas malas? ¿Y por qué las
cosas buenas se quedan atrapadas en la puerta? Al igual que la mayoría de los
hombres, incluyéndome, mi amigo David ha creído en la siguiente idea: Al dar,
puedo ser estimado y afirmado, mientras que al recibir, se me verá como no
merecedor, o peor. . . me quedaré sintiendo que estoy en la obligación de
retribuir.
Esto es una mentira. Jesús nos mostró cómo recibir cuando dejó que una
mujer pecadora lavara sus pies con sus lágrimas (Lucas 7:36–38). Pedro nos
mostró cómo no recibir cuando retiró sus pies y dijo, “No, Jesús, no voy a dejar
que lo hagas” (Juan 13:3–9).
Cuando diariamente recibimos los susurros de afecto y los actos de amor de
Dios, nuestros corazones se asientan. No sentimos la necesidad de crear o
manipular, simplemente podemos recibir. Un hombre que experimenta esto se lo
contará a los demás. A todos nos gusta compartir las cosas buenas que nos da la
vida, y así es como experimentamos la bondad de Dios.
Sin embargo, el enemigo de nuestro corazón tiene una agenda en sentido
contrario. Se ve y suena algo como esto:

Cortar las líneas del suministro de amor al corazón de un hombre.


Hacerle creer que debe servir para ser amado. Obligarle a obtener o devolver.
Pedirle que cuestione su valía e importancia y cortar la confianza en el proceso.

Hacer que un hombre se centre en sí mismo.
Hacerle ver las condiciones que ponemos en las relaciones, en los asuntos de
amor.
Hacerle que un hombre mire hacia sí mismo para la autosuficiencia e
independencia, mientras que también se le inculca la mentira de que el amor
de Dios también está basado en el mérito, que es condicional.
Y sobre todo, ponerlo a servir. Ese es nuestro mayor objetivo: lograr que un
hombre crea que el amor de Dios se gana por el servicio en lugar de creer
que éste se otorga libremente.

Satanás sabe que si puede lograr que su agenda funcione en un hombre, lo


impulsará y motivará, y el hombre podrá ser destrozado cuándo y dónde quiera
el enemigo.
Dada esta dura realidad, recibir del Padre una y otra vez es fundamental para
una vida que puede dar con liberalidad. Siendo amado por Dios, gozando de Su
afecto, es lo que hace que el corazón de un hombre sea íntegro y asentado.
Amarnos no es sólo algo que Él hizo a través de Jesús sino algo que lo continúa
haciendo. La agenda del Padre debe traspasar las líneas enemigas . . . Él todavía
nos habla y lo hace constantemente: “ Te veo, te hice, y te amo !”
¿Cuándo fue la última vez que recibiste , sentiste Su amor, viste Su amor, y
supiste que Su amor era verdadero? ¿Cómo respondiste? ¡Seguro que le contaste
a alguien la historia!

UNA LIBERTAD FRÁGIL


Tarde o temprano, un hombre debe darse cuenta que no puede hacer lo
suficiente, dar lo suficiente, servir lo suficiente, o trabajar lo suficiente en la
iglesia o en el ministerio para lograr que Dios lo ame más. Sólo puede permitirse
a sí mismo ser amado libremente. Eso es lo que el Padre está buscando—no
desempeño sino un corazón receptivo. El primero conduce al agotamiento; el
otro a una realidad deslumbrante.
Vivimos fuera del huerto. Un día seremos llevados de regreso allí
(Apocalipsis 22:1-5), pero hasta entonces, nos enfrentamos a duros retos y a
fuerzas malignas y oscuras. Por lo tanto, sería mucho más sabio entender cómo
navegar por nuestro acosado entorno; asimismo sería liberador aprender de
Cristo acerca de lo que significa vivir la vida plena y libremente.
La libertad está disponible, pero la libertad es frágil. Dwight Eisenhower dijo,
“La historia no confía a la larga el cuidado de la libertad a los débiles o
tímidos.” Oh, cuánta razón tenía.
Jesús lo dijo de esta manera: “Si el Hijo los libera [los hace hombres libres],
entonces son en verdad e indudablemente libres” (Juan 8:36). Pablo tuvo la misma
mentalidad cuando escribió,

Está absolutamente claro que Dios les ha llamado a vivir en libertad. Sólo
asegúrense de no usar esa libertad como pretexto para hacer lo que quieren y
destruyan su libertad. Más bien usen su libertad para servirse unos a otros en
amor; así es como crece la libertad. (Gálatas 5:13 Traducción libre de la
Biblia El Mensaje ).
APRENDIENDO EL ARTE
En la película Matrix de 1999, después de tomar la píldora roja y experimentar un
renacimiento, Neo, el personaje principal, comienza a entrenar y experimentar la
verdad por sí mismo. Aprende viendo y escuchando, y asume un papel
fundamental en un mundo muy diferente de aquel que le había parecido tan real.
Neo aprende teoría (teología), pero lo más importante, Neo adquiere
conocimiento vivencial. Una vez que está libre, su objetivo es aprender a vivir
desenchufado de Matrix, “en el mundo, pero no del mundo.” Al experimentar la
verdad, Neo se convierte más en lo que fue creado para ser.
En una escena al inicio durante su entrenamiento, Neo le pregunta a
Morpheus, con un trasfondo de incredulidad sarcástica “¿Me quieres decir que
voy a ser capaz de esquivar las balas?”
Morpheus sonríe. “No, Neo, te estoy diciendo, cuando llegue el momento . . .
no tendrás que hacerlo.”
Al final de la película, después de haber aprendido el arte de un guerrero,
Neo, ahora con poder y autoridad, envía un mensaje a su adversario y al sistema
que tiene dominio sobre tantos corazones:

Sé que estás ahí afuera. Puedo sentirte ahora. Sé que tienes miedo. . . . Tienes
miedo de nosotros. Tienes miedo al cambio. No conozco el futuro. No vine
hasta aquí para decirte cómo terminará esto. Vine aquí para decirte cómo va a
empezar. Voy a colgar el teléfono, y luego voy a mostrarles a estas personas lo
que tú no quieres que ellos vean. Voy a mostrarles un mundo sin ti. Un mundo
sin reglas y controles, sin fronteras o límites. Un mundo donde cualquier cosa
es posible. A donde vayamos después, es una opción que te la dejo a ti.

Neo ha pasado de la defensa a la ofensiva—y nosotros también debemos


hacer lo mismo.

SI NO ES BUENO. . .
Cuando mis tres hijas eran muy pequeñas, solía estallar en cólera cuando una de
ellas se lastimaba. Una cabeza golpeada contra la esquina de una mesa, una
rodilla raspada por una caída, un dedo apretado en una puerta, y mi reacción era
exagerada. Levantaba la voz y hablaba entre dientes. “¿Qué estabas haciendo?
¿Por qué no pusiste más atención? ¡Tienes que ser más cuidadosa! Entiende lo
qué sucede cuando . . .”
Allí estaban ellas, con su cola de caballo y llorando, viniendo hacia mí con
sus “ayes,” y todo lo que yo tenía para ellas eran dos manos llenas de ira. ¿Qué
rayos? Eso era lo normal—y mi normal no era bueno. Estaba enojado porque
ellas se lastimaban pero, les aseguro que daba la impresión de que estaba
enojado con ellas .
Detente por un segundo y considera: Dios organizará muchos más
entrenamientos en el transcurso de nuestra vida diaria—en la casa, en el trabajo,
en el carro, en la tienda—que lo que jamás encontraremos en la escuela
dominical o en una banca de la iglesia. Solo necesitamos ojos para ver esos
momentos, involucrarnos y participar en ellos.
Así que ahí estaba yo, siendo papá y criando a mis hijas mal, cuando Dios me
invitó a un entrenamiento que me liberaría de algo que no era bueno para los
demás y que tampoco era bueno para mí.
Uno de los principios básicos del entrenamiento es hacer preguntas y
consultar con Dios para que nos guie. Mis preguntas a las que acudo para
comenzar son:

¿Qué es esta cosa que me está pasando y con la que tengo que liar?
¿Cómo y cuándo aprendí a reaccionar tan rápido con ira?
¿Por qué lo hago ahora?

Cuando empecé a hacer esas preguntas, Dios trajo respuestas. Involucraban


experiencias que tuve al crecer, semillas plantadas que dieron malos frutos en mí,
un deseo de controlar las circunstancias y las personas. El enojo era simplemente
un síntoma. Y mi Padre celestial estaba en pos de algo mucho más profundo que
los síntomas: Él estaba tras la raíz y la causa de la ira. Mi necesidad de controlar
venía del miedo, del pozo del cual surgió mi ira. Necesitaba tratar el pozo, no el
balde.
Dios me dio una lección en esa época y ha seguido enseñándome muchas
veces desde entonces: Michael, si no es bueno, no eres tú. Él me ha traído mucho
más que el conocimiento y la comprensión de mis problemas. Él me trajo
sanación. Recuerda, el conocimiento y la sanación no son lo mismo. Saber que
tienes cáncer y tratarlo son dos cosas diferentes. Tú no eres el cáncer, sin
embargo, puedes tenerlo. El conocimiento es fundamental, pero es el tratamiento
el que mejora las cosas. Y el entrenamiento en hacer preguntas a Dios lo cual es
clave para ambos.

CONVIERTIENDOTE
El entrenamiento es acerca de aprender, practicar y cambiar viejas costumbres
por nuevas, despojándonos de algo que tú no eres para convertirte en algo que
eres. Toma tiempo llegar desde donde estás hasta donde puedes estar.

Crecí en una familia de clase media, nunca tuvimos las cosas más caras, pero
nosotros, los cuatro niños, no queríamos mucho. Sears y su maravilloso
catálogo, K-Mart, y J. C. Penney eran las tiendas estándares para ropa,
electrodomésticos, y casi todo lo que nuestra familia necesitaba. Mis hermanos y
yo sabíamos mucho acerca de juntar estampillas verdes en los álbumes de S&H
para luego canjearlas, los cupones de descuentos, y la recuperación del dinero de
los depósitos por las botellas de las bebidas.
A menudo, mamá y papá nos compraban ropa de niños que eran mucho más
grandes para nosotros así podríamos crecer y nos quedarían bien. Los jeans, y
especialmente los zapatos, siempre los compraban por lo menos una talla más
grande. ¡Yo odiaba ese aparato plateado para medir el tamaño del pie donde el
hombre de la sección zapatos insistía que me pusiera de pie! Ese aparato
siempre declaraba que mis pies eran más grandes de lo que realmente eran, y
luego mi papá añadía una talla más solo por precaución. Yo salía de Sears
usando zapatos tan grandes como las aletas que utilizan los buzos de la Naval.
La misión que el Padre celestial tiene para cada uno de nosotros para
desarrollarnos en ella, es muy parecida a eso. Cada hombre es portador de la
imagen de Jesús de una manera única y hecha a medida, pero para que nosotros
maduremos en ella implica un proceso de transformación. Y eso es un caminar
de fe, un caminar con Dios, que nos obliga a crecer en ello. Nos volvemos más y
más como Jesús. Ese es un par de zapatos muy grandes por llenar. Pero Él se
encargará de que lo hagamos.

TRANSFORMARSE ES EL ARTE DE UN GUERRERO


Hay mucho por recorrer en nuestro crecimiento hacia nuestra identidad como
hijos amados. No solo nuestros propios corazones y nuestras vidas están en la
balanza, sino también los corazones y las vidas de los demás. ¿Lucharemos por
ellos? De ser así, entonces hay un arte que dominar y una habilidad que practicar.
Hay un código de conducta, un juramento que tomar, una promesa que debemos
hacer desde nuestros corazones. Hay un modo de vida que debemos seguir en
compañía de una fraternidad, y hay una misión en común que nos une.
Al otro lado de las líneas enemigas están aquellos que todavía tienen que ver,
oír y probar cuán buenos son nuestro Padre, nuestro Rey, y nuestro Guía.
Muchos corazones, tanto fuera como dentro de la iglesia, están atrapados en un
callejón sin salida, en un mundo de amor condicional impulsado por el
desempeño. Ellos necesitan ayuda. Necesitan escuchar las historias de redención
y libertad de aquellos que conocen al Padre, al Rey, y al Guía. Ellos necesitan oír
Su voz y saber que Él les ha preparado su gran escape, su sanidad gloriosa, y su
libertad maravillosa.
Cuando la gente ve a un hombre libre, o lo llamarán loco o quieren ser como
él. Esas son las respuestas que Jesús provoca, y a medida que crecemos en Su
semejanza, también las experimentaremos. Algunas personas están listas para ser
rescatadas y comenzar su entrenamiento; otros aún no se han dado cuenta de la
prisión en la que se encuentran.
Necesitamos conocer el arte de un guerrero. Y eso incluye entender más
profundamente la naturaleza de nuestro enemigo.

PARTE 2
EL GUERRERO

A LO QUE NOS ENFRENTAMOS

La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho.
— GÉNESIS 3:11

Debemos recordar que Satanás también tiene sus milagros.


— JOHN CALVIN

N
o de los primeros momentos más grandes en el corazón de cualquier hombre es
cuando ese hombre ve su historia a la luz de una Historia más grande. Cada niño
ansía ser parte de algo más grande. Y todo niño sabe que hay un villano: un
extraño, alguien malo, algo maligno que se debe enfrentar, con lo que se debe
batallar y al que hay que derrotar.
En uno de sus campamentos de entrenamiento, John Eldredge dijo, “Los
muchachos a esa edad no están ensayando—están practicando.” Sabemos esto
cuando somos jóvenes, pero cuando somos mayores nos olvidamos y nos
conformamos con una historia que sea pequeña y manejable. En realidad, esa es
la estrategia y el trabajo del villano en nuestra historia: “Haz que se conformen
con menos, invita a un hombre a ocupar el centro de la historia.” Pero esa no es
la manera de que un hombre viva. Los hombres quieren ser importantes los
hombres quieren ser valientes; los hombres quieren ser fuertes. Como Bart
Hanson del ministerio Ransomed Heart [Corazón Rescatado] lo puso una vez,
“No quiero simplemente ser peligroso por la peligrosidad per se. Yo quiero ser
peligroso para bien.” Amén y sin embargo, nosotros y Dios no somos los únicos
personajes en esta historia.
Hay un personaje en la Historia más grande en la que tú y yo estamos que está
decidido a que perdamos nuestro rumbo y fracasemos en encontrar nuestro lugar
correcto, nuestro rol en la vida. Él se opone a que vivamos plenamente y
liberados de nuestros corazones masculinos porque sabe el impacto que
tendríamos si lo hiciéramos.
Para que podamos entender dónde encajamos en el contexto de nuestras
historias personales, necesitamos entender la naturaleza de la Historia más
grande y su personaje. Los conejos y ardillas sugieren una historia muy diferente
a la de los vaqueros e indios, o la de los extranjeros y los Jedis, o la de los
guardabosques del norte y la de los orcos de Isengard. La relación entre los
personajes en la historia y el contexto de la historia es inseparable. Y es aquí
donde los hombres sufren de un gran punto ciego en su travesía masculina. Es
como si el enemigo hubiera jurado,

Debemos engañarlos, mentirles sobre donde se encuentran y sobre lo que


realmente es la Vida. Debemos girar el contexto de sus vidas unos
cuantos grados para que sus corazones jamás encuentren reposo ni
puedan asumir los verdaderos roles que son de ellos y que les
corresponde interpretar. Debemos cegarlos de Aquel que los hizo y
los ama ofreciéndoles la ilusión de que tienen el control y las metas
de una vida de comodidad y facilidad—una vida que aceptarán y que
sin embargo nunca podrán tener en realidad.

Conseguir que los hombres se conformen con una historia más pequeña es
una debilidad con la que el enemigo tiene un día de picnic. Es como la criptonita.
En su ensayo This World: Playground or Battlefield , A. [ Este Mundo: Parque
Infantil o Campo de Batalla] A.W. Tozer escribió, “La idea de que este mundo es
un parque infantil en lugar de un campo de batalla ahora ha sido aceptada en la
práctica por una gran mayoría de cristianos….Una visión correcta de Dios y del
mundo por venir requiere que tengamos una visión correcta del mundo donde
vivimos y nuestra relación con él. Tantas cosas dependen de esto que no
podemos darnos el lujo de ser descuidados al respecto.
Si nos pasamos saltando a través de los campos minados de la vida, haciendo
de cuenta que no existen, creyendo que estamos en un parque de diversiones en
lugar de estar navegando a través del territorio ocupado por el enemigo, los
resultados están garantizados: bajas, víctimas, y prisioneros de guerra. En las
palabras de Jesús a Pedro,

“Satanás ha reclamado excesivamente que [todos] ustedes le sean dados a él


[fuera del poder y del cuidado de Dios], para zarandearlos [a todos] como si
fueran trigo.” (Lucas 22:31 Traducción libre)

Las intenciones de Satanás no han cambiado. Por eso, años más tarde, Pedro
advirtió a los creyentes del Siglo I,

Sean equilibrados (moderados, sobrios de mente) manténganse alerta y sean


cautelosos en todo tiempo; su enemigo el diablo ronda como león rugiente,
[con hambre feroz], buscando a quién devorar. (1 Pedro 5:8)
¡CARAMBA! ¿En serio? Estos alarmantes pasajes dan a cualquier corazón un
motivo para hacer una pausa, y eso que solo son el comienzo. Mi amigo, Juan,
dijo hace unos cuantos años, “¡Alguien debió habernos dicho que estaban a la
caza nuestra!” Alguien lo hizo. Jesús nos advirtió:

En este mundo afrontarán aflicciones. (Juan 16:33 NVI)

Tengan cuidado. . . . (Mateo 6:1, 16:6; Marcos 8:15; Lucas 21:34)

Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes.


Hagan todo con amor. (1 Co. 16:13-14 NVI)

G. K. Chesterton escribió, “Jesús prometió a Sus discípulos tres cosas: que


ellos serían totalmente valientes, absurdamente felices, y estarían constantemente
en problemas.”

La mayoría de nosotros conocemos muy bien el dolor, el estrés y las penurias


de tener constantes problemas. Sin embargo, el vivir vidas desorientadas, vidas
sin estar conscientes de la Historia más grande, ha llevado a la mayoría de los
hombres a malinterpretar sus circunstancias y, a menudo, llegar a conclusiones
trágicas. Si te has suscrito a la mentira de que la vida es comodidad y control,
que se trata tan solo de ti, entonces has gravitado al centro de la historia y estás
viviendo en cierta forma una historia muy pequeña. El enemigo te ha puesto en
un papel en el que nunca fue la intención que estuvieras. El Padre tiene un papel
mucho mejor para ti dentro de una Historia más grande. Una historia que es
mejor y abundantemente más de lo que podríamos pensar o imaginar.

HISTORIA DE MALDAD
Enmarcadas en un amplio relato de las Escrituras desde Génesis a Apocalipsis
existen muchas referencias a un personaje poderoso y destructivo cuyo papel y
presencia son tan significativos que si él y los caídos que lo acompañan son
subestimados o malentendidos, nuestra historia nunca podría tener sentido. En su
clásico de 1942, Cartas del diablo a su sobrino /The Screwtape Letter , C.S.
Lewis escribió, “Hay dos errores iguales y opuestos en los que nuestra raza
puede caer en relación a los demonios. Uno es el no creer en su existencia. El
otro es creer y sentir un interés excesivo y poco saludable en ellos. Ellos mismos
(los demonios) están igualmente complacidos por ambos errores y aclaman a un
‘materialista’ o a un ‘mago’ con el mismo deleite.”
Mi experiencia es que no somos desmesurados , sino más bien que somos
demasiado ignorantes e ingenuos con respecto a nuestro enemigo. Debemos
conocer sobre el papel que juega y sus propósitos, su historia e historial, para
poder recuperarnos y mantenernos firmes en nuestra posición.
El gran villano de la Historia se convirtió en el enemigo de Dios antes de
convertirse en el nuestro. Aunque Satanás aparece en los primeros capítulos de
nuestra historia, Génesis 3, tenemos que consultar otras partes de las Escrituras
para saber lo que ocurrió antes de que llegáramos nosotros. Al igual que tantos
personajes en cuentos épicos, nuestro enemigo era un amigo antes de
convertirse en enemigo; era glorioso antes de convertirse en abominable.
La historia de la caída de Lucifer nos ayuda a entender mejor nuestra propia
historia. Dios crea a los portadores humanos de la imagen y vierte Su inmenso y
abundante amor sobre nosotros. El arcángel Lucifer, el más grande entre los
ángeles, responde como un hermano mayor celoso que no está dispuesto a
compartir el escenario. Desconfiando del corazón de Dios, él decide tomar el
asunto en sus propias manos y provoca una rebelión entre los ángeles. Cuando
las cosas se tranquilizan, Lucifer pierde su rol y es expulsado para desempeñar
otro papel. John Milton, un poeta del Siglo XVII, lo describió de esta manera en
Paraíso Perdido :

Tan altamente favorecido del cielo, para


Caer de su Creador, ¿transgredió Su voluntad
por una restricción, a pesar de ser
Lores de todo el resto?
¿Quién los sedujo primero a esa infame revuelta?
La serpiente infernal; ella fue, cuya astucia,
desencadenada con envidia y
revancha, decepcionó a la madre de la
Humanidad, al tiempo que su orgullo lo
Expulsó del Paraíso, con toda la multitud
De ángeles rebeldes que, con su ayuda,
aspiraba a ponerse en gloria por encima de
sus pares, confiaba en haber igualado al Altísimo al oponérsele;
y con ambicioso propósito en contra del trono y monarquía de Dios,
libró impía guerra en el cielo y orgullosa batalla en vano intento.
Él, el Todopoderoso, lo arrojó de cabeza flameando del cielo
etéreo con horrible ruina y combustión abajo a la perdición sin fin,
allí para morar en inquebrantables cadenas y fuego castigador,
a quien se atrevió a desafiar a las armas al Omnipotente.

Derrotado y despojado de su glorioso rol de arcángel, y llevado por la envidia


y sed de venganza , Satanás conspira otra maldad: “Si no puedo tener la parte que
quiero, iré tras aquellos que la tienen. Si no puedo lastimar al Padre, iré y
arruinaré a los que llevan Su imagen, pondré a los creados en contra de su
Creador, a los hijos en contra de su Padre, y ¡así lograré dos por uno!”

CREYENDO LA MENTIRA
Satanás debió haber estado muy cerca para oír cuando Dios, caminando con
Adán en el fresco del día, le advirtió a Su hijo, “No comas de este árbol.” ¿De
qué otra manera hubiera podido Satanás saber justamente la única cosa que
estaba fuera de los límites? Él sabía sobre las restricciones; ahora solo era una
cosa de esperar una oportunidad—y llegó.
En ese fatídico momento, Adán y Eva—y a través de ellos, tú y yo—creyeron
la mentira y fueron convencidos de que había algo más acerca de lo que Dios
estaba ofreciendo. Ellos creyeron la mentira de que podían llegar a ser más como
Dios. Pero ya eran semejantes a Dios; eso es lo que significa ser portadores de la
imagen . No había “más” que pudieran tener. Esa fue la gran decepción: ¡ya lo
tenían todo!
No ha cambiado mucho desde ese trágico día. Como un niño que quiere que
“lo bajen” de los brazos de su padre justo en una esquina de una intersección con
mucho tráfico, nosotros malinterpretamos el amor y los cuidados del Padre. En
nuestra naturaleza caída pareciera que todavía anheláramos tener una mejor
parte, ser el capitán de nuestro destino, el dios de nuestro propio universo, el
centro de la historia. Queremos asumir el papel que nunca fue destinado para
nosotros, para el que no estamos equipados ni somos capaces de manejarlo.
Vivimos dando la espalda al Padre y, sin embargo, luchando para saber si Él se
preocupa.
Así que se requiere de una gran restauración . Las buenas noticias—no, la
sorprendente gran noticia—es que ¡ya está en camino!
El pastor y autor John Piper escribió, “El pecado es lo que hacemos cuando
no estamos satisfechos con Dios.” Eso explica por qué el enemigo de los
portadores de la imagen todavía practica la misma estrategia que utilizó en el
jardín. Diles mentiras, ofréceles imitaciones, siembra semillas de duda que Dios
proveerá y protegerá. Sepáralos del amor y de la Vida del Padre, y el dos por
uno sigue en pie.
Y así somos lastimados una y otra vez, y tanto el corazón de Dios como el
nuestro sienten dolor. Este es un dos por uno. La vida sin Dios no funciona, y sin
embargo continuamos suscribiendo la creencia de que podemos vivir
independientemente de Él.
No funcionó entonces y tampoco funcionará ahora. La caída fue un giro
monumental para peor y estableció el escenario para la dolencia y miseria de la
vida fuera del jardín.

DEL OTOÑO AL INVIERNO


“De la sartén al fuego” resume los siguientes capítulos de los relatos bíblicos de
nuestra caída.

Dios dijo, “El hombre ha venido a ser como uno de nosotros, capaz de saber
todo, desde lo bueno hasta lo malo. ¿Qué si él ahora extiende su mano y toma
el fruto del árbol de la vida y come y vive para siempre [caído]? Nunca—
¡esto no puede suceder!” (Gn. 3:22 NBLH, mi inserción)

Tanto para su provisión como para su protección, Adán y Eva fueron


escoltados fuera del huerto. Y no mucho después que se cierran las rejas del
jardín y se pone guardianía, la tragedia se profundiza más. Nacen dos hijos y
crecen hasta convertirse en adultos, el hermano mayor mata al menor y los celos,
la envidia, el resentimiento y el juicio de las formas de Lucifer se convierten en
las nuestras.
La caída en el jardín se ha profundizado y convertido en el invierno de
nuestras almas. Y el invierno se torna más frío. Con el tiempo, más y más
tristeza, más y más quebranto ingresan a la Historia más grande. Y más y más el
corazón de Dios se entristece cuando el poder invasivo del pecado arrasa con el
paisaje de los capítulos iniciales de la Historia. La narrativa se va en espiral hacia
abajo al punto que Dios anuncia, “Tenemos que comenzar nuevamente.”

Dios vio que la maldad humana estaba fuera de control. La gente pensaba con
maldad, imaginaba la maldad—maldad, maldad, maldad desde la mañana
hasta la noche. Dios se arrepintió de haber hecho la raza humana en primer
lugar; le rompió el corazón. Dios dijo, “Me desharé de mi arruinada creación:
borraré a la gente, los animales, las serpientes y los insectos, los pájaros—
todo. Me pesa haberlos hecho.” Pero Noé era diferente. A Dios le gustó lo que
vio en Noé. (Gn. 6:5-8 Traducción libre)

Noé construye el arca, toda la creación consigue una segunda oportunidad, y


un arco iris marca la promesa “Nunca más” (Gn.8:21). Se ha dicho que el peor
dolor que un corazón puede soportar es la pérdida de un hijo. Si es así, entonces
el diluvio habrá sido insoportable para Dios Padre.
Después de Noé, la temperatura continúa descendiendo, pero las provisiones
de Dios ya han comenzado. Las promesas del pacto se forman y se hacen
sacrificios para la redención y restauración de todas las cosas. Comeremos
nuevamente del Árbol de la Vida (Ap.22:2), pero aún no. Tomará más trabajo,
más tiempo y la llegada del Hijo para hacer y mostrarnos el camino. El plan de
Dios se está desarrollando en dos instancias, como lo mencioné anteriormente,
una de ellas ya se llevó a cabo, y la otra está en camino:

Fase I —La primera venida de Jesús. El Padre envió a Su único Hijo para
remediar nuestra naturaleza caída y perdonar nuestro pecado.

Fase II —La segunda venida. Cuando el Hijo regrese, Él restaurará toda la


creación.

Ahora vivimos entre estas dos fases (Ro. 8:18-23) en los días justo antes de la
llegada de la primavera. El día llegará cuando la nueva vida sea revelada de
manera gloriosa. Pero ese día aún no llega. Entre tanto, este mundo permanece
bajo la maldición del invierno.

VIVIENDO CON LA MALDICIÓN


En el registro de Génesis, la serpiente fue maldecida (Gn. 3:14) y también lo fue
la tierra (v. 17). Adán y Eva, que una vez conocieron la provisión y la protección
de Dios, ahora comienzan una existencia de exilio, una travesía separada de
Dios, encadenada a una vida en la que ellos y todos sus descendientes se sentirán
separados…divididos de su Creador, de la tierra, divididos entre ellos mismos e
incluso de sus propias almas. Se inserta una naturaleza pecaminosa, la
consecuencia del falso yo (la carne). Para aquellos que de manera maravillosa
vuelven a nacer (de la muerte a la Vida), la naturaleza de pecado da paso a una
nueva naturaleza. Pero al igual que una mancha en nuestra camisa favorita—la
carne está allí, es más que un pequeño inconveniente, y costará algo de trabajo
que su presencia no se note.
Hay una promesa de que no habrá más maldición (Ap. 22:3), pero por ahora
está en plena ejecución. Recuerda, vivimos entre el ahora y el todavía no, en los
capítulos del medio, entre dos venidas de la gran historia de la redención y la
restauración.
Me he vuelto bastante bueno en lograr lo mejor de las cosas en esta vida; sin
embargo, al hacerlo, con frecuencia me desoriento y caigo rápidamente a una
vida más pequeña donde la comodidad y el control se deslizan de regreso al
jardín de mi corazón. Tal parece que mi falso yo ama vivir en pequeño,
dirigiendo su falso comentario y dedicado a una historia que trata sobre ello.
Obviamente, todavía hay mucho trabajo que hacer en mí y alrededor de mí. Es
perpetuamente tentador tratar de aparentar que mis circunstancias parecieran
como que uno vive en un resort cuando en realidad todos vivimos en la línea del
fuego del enemigo.
Esta historia en la que vivimos es mucho peor de lo que creemos y mucho
más grande de lo que posiblemente pudiéramos imaginar. El apóstol Pablo
describe nuestro sufrimiento con gran esperanza. Lo que estuvo terriblemente
mal será enderezado. Lo que se perdió será recuperado, restablecido y luego
dejado…¡libre nuevamente! Escribiendo a los creyentes del primer siglo, Pablo
reconoce nuestras dificultades y sufrimientos presentes pero los pone a la luz de
una mayor gloria venidera.

Porque [aun toda] la creación (toda la naturaleza) aguarda expectante y


ansía sinceramente la revelación de los hijos de Dios [espera la
revelación, la presentación de su condición de hijo].
Porque la creación (la naturaleza) fue sometida a la fragilidad (a la
futilidad, condenada a la frustración), no por su propia voluntad sino por
la del que así lo dispuso—[pero] con la esperanza que la naturaleza (la
creación) misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza [y
ganar entrada] a la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
Sabemos que toda la creación [de criaturas irracionales] todavía gime
a una, como si tuviera dolores de parto. Y no solo la creación, sino
también nosotros, que tenemos y disfrutamos las primicia del Espíritu
[Santo], [un anticipo de las cosas felices por venir], gemimos
interiormente mientras aguardamos la redención de nuestros cuerpos [ de
la sensualidad y la tumba que revelará] nuestra adopción (nuestra
manifestación como hijos de Dios). Porque en esa esperanza fuimos
salvados. (Ro. 8:19-24)

AHORA EL MAL ESTÁ EN MÍ


Charles Spurgeon escribió, “No te cuides de ningún hombre más que de ti mismo;
nuestros peores enemigos están dentro de nosotros mismos.” Ya hemos explorado
el falso yo en algún detalle; ahora llegó el momento de examinarlo más de cerca.
Saquemos el microscopio.
Si malinterpretamos o subestimamos el papel del mal en nuestra historia,
entonces nos confundiremos y nos veremos a nosotros mismos o a otros como si
fuéramos ese mal. Y el error no queda allí. Manejaremos mal todo y a todos en la
historia si tratamos de unir las piezas sin incluir al villano (el príncipe de las
tinieblas) y al parásito interno conocido como la carne (alias el falso yo). El
primero no es nuestro amo y el segundo no somos nosotros. Pero tú y yo debemos
lidiar con ambos mientras estemos en el todavía no, entre las dos fases de la venida
de Cristo.
Mi amigo Scott, uno de los hombres más valientes que conozco, tiene leucemia
en fase 4. Durante la fase de diagnóstico, el 90 por ciento de su sangre en la médula
estaba contaminado. Cuando finalmente se enteró que era leucemia lo que tenía,
Scott me dijo que hubo un momento de alivio. Finalmente supo lo que lo había
estado afectando los nueve meses anteriores, robándole su energía, nublando sus
pensamientos y haciendo que no fuera él mismo. Luego, el alivio de saber, dio paso
rápidamente a los rigores de tratar las partes afectadas e infectadas.
¿Es Scott el cáncer o es que él lidia con el cáncer?
¿Soy yo el mal, o es que estoy infectado y afectado por el mal?
La forma en que respondamos a estas preguntas es de vital importancia. ¿Somos
simplemente hombres malos viviendo nuestras malas identidades? O, como
nuevas criaturas en Cristo, ¿somos hombres buenos que luchan con un invasor
malvado? Nuestro enemigo nos ha tenido yendo y viniendo con una mentira que
plantó en lo profundo de nuestros corazones con respecto a quienes somos. Pero la
verdad es esta: así como Scott no es el cáncer con el que está luchando, tú y yo no
somos el mal que está adentro de nosotros y al cual odiamos.

¿SI NO SOY YO, ENTONCES …?


Pablo describe nuestra milagrosa transformación en Romanos 6:11: Una vez
estuvimos muertos en pecado, pero ahora estamos vivos para Dios en Cristo.
Nuestra misma naturaleza ha cambiado. Hemos pasado de una naturaleza de pecado
y muerte a una nueva naturaleza, ¡ libre y viva ! Somos hechos puros. Somos hechos
santos. Y esa es la razón por la que ahora estamos aprendiendo a vivir como Cristo,
puros y santos…íntimamente conectados al Padre. No es para que podamos
convertirnos en algo que no somos. Es así para que podamos vivir como quienes
realmente somos.
Pablo entra aún en más detalles en Romanos 7. La misma verdad que él
compartió con los cristianos del Siglo I es igual de poderosa para liberarnos de la
ley del pecado en nuestro mundo del Siglo XXI:

Ya no soy yo quien comete el hecho, sino el pecado [principio] que habita


en mí y que tiene posesión de mí.
Porque yo sé que nada bueno habita en mí, esto es mi carne. Puedo desear
hacer lo bueno, pero no soy capaz de hacerlo. [Tengo la intención y deseos de
hacer lo que es correcto, pero no tengo el poder de llevarlo a cabo.] Porque no
puedo practicar las buenas obras que deseo hacer, sino las malas obras que no
deseo hacer son las que [siempre] estoy haciendo.
Bien, si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace [no soy yo
actuando] sino el pecado [principio] que habita en mí [que está fijo y
operando en mi alma].
Así que descubro esta ley (una regla de acción para mi ser) que cuando
quiero hacer el bien y lo bueno, me acompaña siempre el mal que está dentro
de mí y soy sujeto a sus insistentes demandas. …
¿Quién me rescatará y librará de [las ataduras de] este cuerpo mortal? ¡Oh,
gracias a Dios! ¡[Él lo hará] Jesucristo (el Ungido) nuestro Señor! Así pues,
yo mismo me someto en mente y corazón, a la ley de Dios, pero con la carne a
la ley del pecado. (Ro. 7:17–21, 24–25)

De vuelta a la pregunta… ¿el mal soy yo o está obrando en mí ? Esa es la


pregunta. Y se equilibra con otra realidad que Pablo describe en el libro de
Gálatas, cuando escribe acerca del Espíritu de Dios y Sus frutos. Así como el
falso yo no eres tú, así también tú no eres el Espíritu, pero Él vive dentro de ti y
está trabajando, restaurándote para que el verdadero tú surja. Esto es así para que
puedas crecer y desarrollar y luego estar disponible para moverte en el reino
ofreciendo Vida y amor. Pablo dice en Gálatas:

Así que les digo, caminen y vivan [habitualmente] en el Espíritu [Santo]


[respondiendo y siendo controlados y guiados por el Espíritu]; entonces
ciertamente no seguirán las apetencias y deseos de la carne (de la naturaleza
humana sin Dios).
Porque los deseos de la carne se oponen al Espíritu [Santo], y los [deseos]
del Espíritu se oponen a la carne (a la naturaleza sin Dios); porque éstos son
antagónicos el uno al otro [continuamente soportando y en conflicto entre sí]
de modo que ustedes no están libres sino que son impedidos de hacer lo que
desean hacer. (Ga. 5:16-17)

Funciona en ambos sentidos. La carne y el Espíritu ambos funcionan dentro


de un sistema. El hombre verdadero está en el lado del Espíritu; el falso yo se
opone al verdadero hombre. Recuerda, el falso yo es falso y se construye de
mentiras que residen en nosotros y sin embargo no somos nosotros. El falso yo
es una presencia poderosa y malvada, y sin el Espíritu de Dios en nosotros, nos
garantiza que solo tenemos una naturaleza, una naturaleza pecaminosa. (Ro. 8:5,
8; Ga. 5:19, 24). Como resultado, haríamos lo que una naturaleza pecaminosa
hace de manera natural: pecar.
Para lograr ser más que eso, necesitamos que se haga un trabajo en lo más
profundo de nosotros, en nuestro nuevo corazón, en el nivel más profundo,
donde la habilidad de funcionar con una nueva naturaleza debe ponerse en
marcha. (Jer. 24:7; 31:33; 32:39; Ez. 11:19; 18:31; Mt. 5:8; Lucas 6:45; 8:15;
Salmos 51:10; 2 Pedro 1:4; 2 Co. 1:22). Si vamos a ser como Jesús, entonces una
parte de Él debe ser puesta en nosotros. Con esa pieza ya instalada, nuestra
revolución personal ha comenzado. Su Espíritu se asocia con nuestro espíritu y
creceremos en la persona que Dios quiere que seamos— ser esa persona que
tenemos dentro de nosotros.

EL GRAN INTERCAMBIO
Prepararnos para recibir el amor del Padre es el motivo por el que Jesús se hizo
como nosotros y al final cargó con nuestros pecados. Él se hizo pecado (2 Co.
5:21) para que fuéramos hechos como Él—santos, justos y puros, gloriosamente
equipados para nuestra parte en Su historia. Echa un vistazo a cómo describe
Pablo este gran intercambio en la carta a los creyentes del Siglo I en Roma:

En Su Hijo, Jesús, Él personalmente tomó la condición humana, entró al


desordenado caos de una agobiada humanidad para corregirla de una vez por
todas. … ¿No es lógico, entonces, que si el Dios vivo y siempre presente que
levantó a Jesús de entre los muertos entra en sus vidas, Él hará en ustedes lo
mismo que hizo en Jesús trayéndoles con vida hacia sí mismo?
Cuando Dios vive y respira en ustedes (y lo hace, igual que lo hizo en
Jesús), dará vida a sus cuerpos mortales. Con Su Espíritu que vive en ustedes,
sus cuerpos estarán vivos como el de Cristo. … Dios sabía lo que hacía desde
el comienzo. Él decidió desde el principio moldear las vidas de aquellos que
lo amaban en los mismos términos que lo hizo con la vida de Su Hijo.
El Hijo está primero en la línea de la humanidad que Él restauró. Vemos en
Él la forma original y deseada para nuestras vidas. Después que Dios tomó la
decisión de cómo serían Sus hijos, a continuación llama a la gente por sus
nombres. Después de llamarlos por sus nombres, Él sienta bases sólidas con
ellos. Y luego, una vez que los establece, se queda con ellos hasta el final,
completando de manera gloriosa lo que comenzó. (Ro. 8:3, 11, 29–30
Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

Es el más grande intercambio de todos los tiempos: ¡Jesús se hizo como


nosotros para que nosotros podamos ser como Él!
Pero la oposición no ha desaparecido. Luego de perder piso, Satanás y sus
secuaces patrullan el perímetro de nuestros corazones con la esperanza de
convocar a la carne, a nuestro falso yo, para llegar a un acuerdo con sus
mentiras. Aunque somos nuevos , él quiere que vivamos como antaño , que
aceptemos algo falso como si fuera verdad. Si lo hacemos, recurrimos a lo viejo
y a lo falso, algo terrible en el camino de nuestro verdadero yo y del amor que es
nuestro para recibir y ofrecer.
Como el autor Neil Andey escribe, el mundo caído alrededor nuestro crea
problemas. “Como resultado de la caída, Satanás se convirtió en el rebelde con
autoridad en el planeta tierra. Incluso Jesús se refiere a Satanás como el
gobernante de este mundo (Juan 12:31; 14:30; 16:11).”
Este mundo no es lo que solía ser. El paraíso se perdió, y aunque este lugar
donde vivimos tiene ecos del paraíso, no se compara a nuestra anterior residencia
en el Edén y dista mucho del lugar que Él ha ido a prepararnos.

LÍBRANOS DEL MAL


“Hacer lo mejor que se pueda” no es el objetivo de Dios para nosotros. Tener
Vida plena lo es. Somos el proyecto de restauración de un Dios amoroso, y un
día—¡oh, maravilloso día!—lo que se perdió será totalmente redimido,
restaurado y remozado. Todas las cosas serán hechas nuevas (Ap. 21:1-5).
Hasta ese día, sin embargo, tenemos que tener cuidado porque un mundo
caído es un mundo peligroso. Muchas cosas no están ni en su lugar correcto ni
en su sano juicio. El cordero todavía no debe recostarse junto al león. En estos
momentos la norma consiste en enfrentar conflictos y luchas, superar los
desafíos, tener coraje, crucificar la carne, caminar sabiamente, estar alerta,
blindarse, pararse firmes y caminar de manera honrosa respondiendo al llamado
que hemos recibido. Están ocurriendo muchas cosas.
La Vida a la que estamos destinados, la que nos ha sido dada por Dios, es a la
vez frágil y gloriosa. Debe ser entendida, aprendida y practicada. Charles E.
Fuller, fundador del Seminario Fuller, dijo una vez, “Tener comunión con Dios
significa guerra con el mundo.” De igual manera, Oswald Chambers escribió ,
“La vida sin guerra es imposible ya sea en naturaleza o en gracia. …Debo
aprender a luchar contra las cosas y derrotar aquellas que vienen en contra mía, y
de esa forma producir el equilibrio de la santidad. Entonces se vuelve un placer
enfrentarse a la oposición.”
Nuestros enemigos son antiguos, despiadados y diabólicos y se oponen a todo
lo bueno en nosotros y en este mundo. No se les debe temer, pero si se les debe
entender y respetar. Jesús, a nombre nuestro, montó una revolución en contra de
ellos, y ahora Él nos comisiona a que continuemos Su lucha por nuestros
corazones y los corazones de los demás.
Los hombres no pueden unirse a Jesús en traer el Reino y avanzar la libertad,
ni cuidar de los heridos y liberar a aquellos que están limitados por ser
pacifistas. Jesús no fue uno de ellos, ni tampoco podemos serlo nosotros. Él es el
Príncipe de Paz; una paz que fue ganada. Es una paz al otro lado de la batalla por
la que vale la pena luchar y mantenerla.
Neil Anderson también escribió,

La derrota de Satanás es la tercera parte del Evangelio y la que es más ignorada


por la iglesia occidental. “El Hijo de Dios apareció para este propósito, para
destruir las obras del diablo” (1 Juan 3:8). Esta parte del Evangelio es igual de
crítica, ya que “el mundo entero está bajo el control del maligno” (1 Juan
5:19). Los creyentes necesitan saber que ahora ellos son hijos de Dios (Juan
1:12) que han sido perdonados y están espiritualmente vivos en Cristo
(Colosenses 2:13), y también necesitan saber que ellos tienen autoridad sobre
el reino de las tinieblas porque están sentados con Cristo en los lugares
celestiales (Efesios 2:6).

Ahora que ya sabemos un poco más sobre lo que enfrentamos como hijos
amados, estamos listos para el siguiente paso. El entrenamiento sobre el Reino
es un entrenamiento en servicio. A través de ello aprendemos del Padre lo que
significa ser un hijo, de Jesús aprendemos cómo vivir en el Reino, y del
Espíritu cómo permanecer íntimamente cercanos—todas las cosas que un
hombre debe aprender para amar y estar plenamente vivo.

ENTRENAMIENTO BÁSICO:
CONOCIENDO Y DESCANSANDO EN
QUIEN ERES

Hablo en nombre de todo el pueblo alemán cuando le aseguro al mundo que todos compartimos
el deseo honesto de eliminar la enemistad, que trae mucho más gastos que cualquier beneficio
posible. …Sería algo maravilloso para toda la humanidad si ambos pueblos renunciaran para
siempre a la fuerza de uno contra el otro. El pueblo alemán está dispuesto a hacer ese
compromiso.
— ADOLF HITLER
E l 30 de enero de 1933, Adolph Hitler fue nombrado canciller de
Alemania. Luego en marzo, se abrió el primer campo oficial de concentración
nazi en un pequeño pueblo a unas diez millas al noroeste de Munich. Heinrich
Himmler, en su capacidad como presidente de la policía de Munich, oficialmente
lo describió como “el primer campo de concentración para prisioneros políticos.”
El campamento estaba ubicado en las instalaciones de una fábrica de municiones
abandonada cerca al lado noreste de la ciudad de Dachau, en el sur de Alemania.
Durante el primer año, el campamento tuvo cerca de 4,800 prisioneros.

En agosto de 1934, Hitler se autonombró Führer. Dos años más tarde, el 12 de


julio de 1936, se abrió el campamento Sachsenhausen, a veintidós millas al norte
de Berlín. A finales de ese año, el campamento tenía 1600 prisioneros. Era tan
solo uno de los veintidós campamentos primarios construidos después de
Dachau, incluyendo Auschwitz, Buchenwald, yTreblinka. Y esos eran apenas los
más infames de aproximadamente 20,000 campos construidos por los nazis entre
l933 y 1945.
Dos años después que Sachsenhausen comenzara su brutal funcionamiento,
los equipos deportivos nacionales de todo el mundo ingresaron a Alemania, y el
1° de agosto de 1936 se inauguraron los Juegos Olímpicos de Berlín. La
Alemania nazi extendió su alfombra roja a un record de 110,000 espectadores y
reporteros que acudieron a la ceremonia de inauguración. Los juegos de Berlín
fueron cubiertos por la radio en veintiocho idiomas y fueron los primeros que se
televisaron. Por un breve tiempo, Alemania fue la estrella brillante de la era
moderna. Los nazis obtuvieron la respetabilidad que ansiaban para impresionar
al mundo mostrándoles lo que ellos querían que vieran—ocultando en todo
momento lo impensable.
Pero todos sabemos lo que siguió. En diciembre de l941, después de hacer
todo lo posible para evitar enredarse en el conflicto europeo, Estados Unidos
entró a la guerra contra Alemania y Japón con ambas manos.
Varios cientos de siglos antes, alrededor del año 33 DC, tú y yo fuimos
reclutados a una guerra mucho más grande contra un despiadado engañador,
poderoso más allá de las ambiciones más disparatadas de Hitler y los nazis. Las
señales de este conflicto están todas a nuestro alrededor. Dentro de los campos
de muerte espiritual del enemigo (tanto en la esfera física como espiritual),
corazones desesperados lloran por ser liberados, mientras otros intentan volver a
casa. Depende de nosotros—de ti y de mí—los hijos amados. Ya es hora de ser
orientados y bien entrenados y de entrar a la lucha por la liberación.
En este capítulo veremos siete principios básicos de entrenamiento que
pueden guiar y asistir fundamentalmente a los hijos amados a crecer en los
caminos de un guerrero. Comencemos repasando brevemente lo que es ser un
guerrero.

EL ARTE DE UN GUERRERO
El amor es la práctica y la presencia de Jesús. Él hizo del amor un arte. Nos
mostró que el amor requiere tanto de fuerza como de fineza. La batalla es sobre
el amor y todo lo relacionado a ello.
Habiendo entendido eso, regresa conmigo a la escena de Corazón Valiente
entre el joven William Wallace y su tío Argyle. Argyle le dice a su sobrino,
“Antes que puedas utilizar esto [la espada], debes aprender a usar esto [tu
cerebro].” Unas cuantas escenas anteriores, el padre del joven Wallace le había
dicho algo similar, “Yo sé que puedes pelear, pero es nuestro ingenio lo que nos
hace hombres.”
Hay un Arte en la vida de un guerrero.
Involucra el silencio, la soledad, la paciencia y un mundo interno de ritmo,
belleza y fuerza.
Tendremos que pelear, pero pelear no es en primera instancia lo que es o hace
a un guerrero. El guerrero es un pacificador que ama bien y la libertad y la vida
son su consigna. Provee, protege, promociona y está dispuesto a pelear por la
vida cuando sea necesario—y solo entonces. Hace estas cosas porque es amado y
por lo tanto tiene algo que ofrecer, una Vida que puede ser compartida.
En su obra clásica de 1862, Los Miserables, Victor Hugo observó que “la
felicidad suprema en la vida consiste en la convicción de que uno es amado.”
¡Amén a eso! Un hombre que sabe que es amado por su Padre es un hijo amado.
Y un hijo amado posee uno de los tesoros más grandes del Reino: un corazón
asentado. Está libre de amar feroz y tiernamente—aun a aquellos que están en
contra de él. “Ama a tus enemigos,” dijo Jesús en Lucas 6:35. Sin duda, ellos se
verán afectados positivamente por la presencia de un hombre asentado, un
hombre que sepa quién es, que sepa pelear y también bailar. Pero, ¿cómo un
hombre recibe y da ese tipo de amor? Las respuestas sanadoras y restauradoras
residen en las palabras finales de Jesús a Sus discípulos antes de dirigirse hacia
Su mayor acto de amor, la cruz:
Vivan en mí. Hagan su hogar en mí como yo en ustedes. Así como ninguna
rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así
tampoco ustedes pueden dar frutos salvo que permanezcan en mí. Yo soy la vid,
ustedes son las ramas. Cuando ustedes permanecen unidos a mí y yo a ustedes, la
relación íntima y orgánica, la cosecha con certeza será abundante. Separados no
pueden producir nada. (Juan 15:4-5 Traducción libre de la Biblia El Mensaje )
Esa “vida en la vid”—la Vida conectada que el Padre ofrece, la Vida por la
que Jesús murió para que podamos vivir, la Vida que el Espíritu nos empodera
para tener—es una Vida con un “entrenamiento central”: un entrenamiento
básico del corazón para tener una vida distinta. Liberarse es en realidad parte del
entrenamiento de un guerrero. Al convertirnos en un hijo amado, aprendemos
mucho de lo que necesitaremos utilizar una y otra vez. El entrenamiento puede
simplemente definirse como un aprender cómo. Tiene sus pruebas y errores,
victorias y celebraciones.

ENTRENAMIENTO BÁSICO 1:
PERMANECIENDO CONECTADO AL REY

El primer principio y el más esencial de nuestro entrenamiento es este:


debemos mantenernos íntimamente conectados con el Rey—nosotros en Él y Él
en nosotros. Cualquier cosa que pudiera pasar o no pasar, los guerreros
permanecen cerca de su Rey. Jesús es donde está nuestra Vida y de dónde
proviene. A través de Su propia relación profundamente conectada con el Padre,
Jesús nos muestra cómo nosotros, a la vez, podemos vivir nuestras vidas
conectadas en una relación similar con el Padre, y por qué debemos hacerlo. Y
Él quitó todo aquello que impedía nuestra intimidad con Él y con el Padre (Juan
17).
Recuerda, el contexto de nuestra historia es la guerra. Poco después de su
derrota en la Primera Guerra Mundial, Alemania calladamente comenzó a
reagruparse para la dominación europea. Sin embargo, no fue hasta el 3 de
setiembre de 1939 que Gran Bretaña y Francia declararon la guerra. Ellos se
habían hecho los ciegos al creciente conflicto hasta que finalmente llegó a su
puerta. Los Estados Unidos hizo todo lo que pudo para permanecer sin
involucrarse hasta dos años más tarde cuando Japón bombardeó Pearl Harbor. Al
siguiente día, el 8 de diciembre de 1941, los Estados Unidos finalmente se
lanzaron a una guerra que ya no podían evitar.
¿Cómo pudieron llegar a dominar gran parte del mundo dos países pequeños,
Alemania y Japón, ambos del tamaño de California? Yo te diré cómo… porque
pasó mucho tiempo sin que ellos fueran cuestionados.
Peleamos por el Reino de la verdad que nos ha liberado a nosotros y a otros
(Juan 8:32). El otro reino, el menor, ofrece mentiras disfrazadas de verdad (v. 44)
que atarán y esclavizarán nuestros corazones si las dejamos, manteniéndonos
alejados de aquello para lo que fuimos creados, el amor. El príncipe de las
tinieblas ha estado operando sin restricciones por demasiado tiempo en las
fronteras y en el interior de nuestros corazones haciendo lo inimaginable. Pero
no más. ¡Declaramos la guerra! ¡ Nos involucramos !
Nuestra primera “misión” es reconectarnos con Dios, no solamente una vez,
sino una y otra vez, permanecer conectados como las ramas a la vid. Una vez
bien asegurados para recibir el amor de Dios como modelo de vida, podemos
unirnos a la batalla por el corazón de otras personas, ofreciendo nuestra fortaleza
de lo que nosotros mismos estamos experimentando diariamente de Dios.
Entonces, y solo entonces, podemos ofrecer una intimidad transformadora que
conocemos de primera mano y vivimos para modelar y compartir, tal cual lo hizo
Jesús.
En su libro The Barbarian Way , Erwin McManus escribe,

¿Qué si estamos hechos para ser algo mucho más grande? La invitación de Jesús
es un llamado revolucionario para luchar por el corazón de la humanidad.
Nuestras armas son la fe, la esperanza y el amor. …[El responder al llamado
de Jesús] costará todo. Es una vida alimentada por la pasión…pasión por Dios
y pasión por la gente. Nuestra misión es reconectar a la humanidad con Él.
Alimentada por Su presencia como un seguidor de Cristo, hay una fe cruda e
indomada esperando ser desatada.

Para nosotros es muy importante mantenernos conectados con la Vid. De lo


contrario, nos marchitamos y morimos como una rama. Solo manteniendo
nuestra intimidad personal que es la que sostiene nuestra vida con Jesús podemos
ayudar a que otros se reconecten.

ENTRENAMIENTO BÁSICO 2:
LUCHANDO POR LA LIBERTAD

Poner en libertad a corazones cautivos no es un mero concepto abstracto. Es


tan real como el amigo que lucha con el alcoholismo, la esposa que lleva las
heridas de haber sido abusada sexualmente en su niñez, o el muchacho dos
asientos más adelante en la iglesia que está pensando en suicidarse. Son por ellos
que luchamos: porque están sufriendo, atados y brutalmente maltratados por un
enemigo que no pueden ver en una guerra que no entienden.
Y un guerrero muy bien lo sabe, “Ese solía ser yo.”
Con frecuencia nuestro enemigo quiere saber si nosotros sabemos quiénes
somos realmente. Eso es porque sus armas más grandes contra el corazón
humano son falsedades y mentiras que están diseñadas para convencer a los
hombres y mujeres que no son amados. Nuestra mayor lucha es avanzar el Reino
de Dios contra las mentiras que nos encarcelan a nosotros y a los demás. Nuestro
falso yo actúa como un asesino, esperando recibir órdenes para ayudar al
enemigo en su misión de robar, matar y destruir.
Jesús prometió, “Conocerán la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32)
Pablo nos dice, “Ustedes han sido liberados del pecado” (Ro. 6:18). Pedro grita,
“Vivan como hombres libres” (1 Pedro 2:16). Y en nuestros tiempos, Nelson
Mandela dijo, “Ser libres no consiste tan solo en deshacerse de las cadenas que
tenemos, sino en vivir de manera que se respete y realce la libertad de los
demás.”
Lo que ocurre en nuestro mundo físico es un reflejo directo de lo que ocurre
en nuestro mundo espiritual. Luchamos en contra de acusaciones, mentiras y
creencias falsas y en contra de agentes de las tinieblas que buscan sacarnos fuera.
No solo luchamos en contra de nuestro falso yo sino con el falso yo de los
demás. Y toda nuestra lucha, resistencia y superación, todo nuestro aprendizaje y
entrenamiento, es por la libertad—la nuestra y la de otros. ¡El amor libera!

ENTRENAMIENTO BÁSICO 3:
VIENDO CON LOS OJOS DE NUESTRO CORAZÓN

A través de Cristo y en Cristo somos libres, sin embargo vivimos con una
atracción gravitacional hacia las viejas formas de la vieja naturaleza. Así que
después de las curaciones iniciales de nuestras heridas (cuando confesamos y nos
arrepentimos cuantas veces sea necesario), continuamos de manera vigilante
involucrando nuestra voluntad y diciendo no a cualquier cosa que nuestro
enemigo nos arroje que obstaculice nuestra libertad. Estamos entrenados como
hijos amados de nuestro Padre para ver, escuchar y discernir entre la presencia y
las voces de los dos reinos: el de la Vida y el de la muerte. Esto es lo que el
Padre está haciendo en los corazones y en las vidas de Sus hijos amados. Es lo
que Jesús practicó y lo que también nosotros debemos hacer.
Gran parte del entrenamiento a través del cual nos lleva Jesús desarrollará
nuestra habilidad de ver —ver con ojos espirituales más allá de las apariencias
externas y conductas circunstanciales—al reino invisible trabajando detrás de
ellos. Nuestras habilidades intuitivas y habilidades de discernimiento deben
crecer. Si un hombre no puede ver algo, tampoco podrá discernirlo; esa falta de
discernimiento causará más daño que bien. Jesús se enfrentó al desafío de
entrenar a hombres ingenuos y sin preparación. Sus discípulos no veían bien
porque nadie les había enseñado cómo ver bien. No sabían lo que no sabían y
Jesús quería que ellos lo supieran. ¿Saber qué? Saber por experiencia quién era
Jesús, saber cómo trabaja el Reino, y saber realmente (en medio de todo)
quiénes eran ellos mismos.
En 2 Corintios 10:5, Pablo nos exhorta a “llevar cautivo todo pensamiento.”;
sin embargo, antes de que un pensamiento pueda ser capturado, tiene que ser
detectado. Son las cosas que jamás veo venir las que me atropellan o atropellan a
los demás.
Por supuesto, al principio nadie saber cómo hacerlo. Así sucede con el
entrenamiento. Piensa en toda esas primeras veces en tu vida. Son demasiadas
para contarlas, pero la mayoría de ellas tienen una cosa en común: tú no sabías
qué hacer, y por lo tanto esos momentos no salieron tan bien. Eso es normal
cuando buscamos ser más como Cristo. Se tienen que ver las cosas que no son de
Él o que no son los caminos del Reino. Pero si no los ves, entonces no los ves. Y
eso está bien…supongo. Sigue viniendo y aprenderás. La Vida depende de ello.
Tú tienes un Maestro excelente que es paciente y sabio. ¿A quién más podríamos
ir?

ENTRENAMIENTO BÁSICO 4:
ESCUCHAR y PACIENCIA

Todo es entrenamiento: qué hacer, qué no hacer, y aprender a ser cuidadoso al


sacar conclusiones. El falso yo es rápido en hacer comentarios alocados sobre
cómo deberíamos actuar, reaccionar, juzgar o acusar. Cada momento consiste en
una multitud de variables, y jamás de tan solo una cosa.
El corazón de un guerrero debe aprender que Dios es Bueno y que quiere lo
bueno en Su vida y en la vida de los demás. El objetivo del Padre es exponer a
Sus hijos amados a muchas y diferentes situaciones donde Él desea que haya una
presencia del Reino. El aprender cómo ser esa presencia lleva tiempo. Fíjate en
las cartas que escribieron los apóstoles a las iglesias. Ellos son los mismos
hombres que caminaron con Jesús—y sin embargo no lo son. Son más. A través
del tiempo y de muchos momentos redimidos cada uno de ellos se convirtió en el
hombre que Dios quiso que fuera al crearlo. Más un hijo amado. Más guerrero.
Con paciencia el Padre los entrenó—y así Él nos entrenará.
El escuchar Su “pequeña voz quieta” en nuestros corazones es una de las
habilidades más cruciales que un guerrero debe cultivar y practicar. Ver es
importante, pero escuchar es imperativo. Si el Espíritu Santo ha de aconsejarnos,
enseñarnos, guiarnos y confortarnos, entonces debemos aprender cómo escuchar
porque no hay Vida sin escuchar, sin recibir palabras, instrucciones y validación
de parte de Dios.
Jeffery Satinover, un judío ortodoxo, psiquiatra y autor, escribió, “Con
frecuencia me he preguntado por qué la voz de Dios es tan silenciosa y tan
quieta. Él nos está entrenando para escuchar. Al igual que por su silencio, el
caballero en un salón donde gritan patanerías eventualmente llama la atención,
quizás Dios nos atrae a Su voz sin gritar ni apagar nuestro balbuceo interno, sino
por las verdades susurradas que revelan Su carácter.”
Nuestro mundo interior es un lugar atestado, a veces francamente alborotado.
Rara vez revisamos el origen de sus voces. Las vamos sumando. Tenemos un yo
verdadero y un yo falso viviendo dentro nuestro. Cristo vive en nosotros en la
forma del Espíritu Santo exponiendo la verdad. Y el enemigo de nuestro corazón
está buscando el momento oportuno para dejar caer mentiras en nuestra mente y
corazón. ¡Obviamente nunca estamos solos! Así que la pregunta es, ¿podemos
discernir? ¿Prestamos atención a nuestros pensamientos? ¿Y qué voz es la que
tiene el micrófono?
¿Conocemos la voz de Dios?
Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así como
el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas.
Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas.
Así ellas escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. (Juan
10:14-16 NVI)

Hasta no ser entrenados, y sin importar nuestra situación como creyentes,


nuestro falso yo será la voz que hable la mayor parte del tiempo sobre la
mayoría de las cosas. Quejarse, acusar, insultar, sobredramatizar, enojarse y ser
vengativo—todo es parte de un comentario proveniente de un falso yo.
Escuchar es un marcado contraste con estas cosas. Es una de las cosas más
bondadosas, más amorosas que podemos hacer por el corazón de otros y el
nuestro. Así que si quieres desarrollar tu habilidad de escuchar a Dios, comienza
con tu esposa e hijos. ¿Qué tan bien los escuchas? Trata de observar tus
habilidades por todo un día. Mira y da a tus niños tu atención; mira a tu esposa
cuando te habla. Concéntrate en sus palabras, pon de lado y deja fuera cualquier
ruido y distracción.
El apóstol Santiago escribió: “Que todo hombre sea pronto para oír [que esté
listo para escuchar], tardo para hablar, tardo para airarse” (Santiago 1:19 RVR).
La práctica de escuchar sitúa a un hombre para todo aquello que su corazón
necesitará recibir. Pedir e invitar a Dios a que hable…y luego escuchar—esta es
la práctica de un hombre que está orientado, la práctica de un corazón guerrero.
Te evitará muchos problemas y desactivará los intentos del enemigo para tentarte
a emitir un juicio. Permitirá que tengas sabiduría y entendimiento, las cualidades
que Cristo quiere otorgarle a los hombres de Su Reino.

ENTRENAMIENTO BÁSICO 5:
SOLEDAD Y ASTUCIA
Estar quieto (Salmo 46:10) es una práctica diaria de un guerrero, lo cual es
poco común en la mayoría de los hombres. La versión de la Biblia El Mensaje
hace un hermoso trabajo de interpretación de las instrucciones de Jesús acerca de
orar en soledad:

Esto es lo que quiero que hagan: encuentren un lugar tranquilo, apartado, para
que no sean tentados para hacer una actuación delante de Dios. Simplemente
estén allí de la manera más sencilla y honesta que puedan. El enfoque
cambiará, de ustedes a Dios, y empezarán a sentir Su gracia. (Mt. 6:6
Traducción Libre de la Biblia El Mensaje )

Solamente practicando la quietud de manera decidida, dejando de lado todo el


alboroto y los ajetreos de la vida, un hombre puede verdaderamente
experimentar a Dios. En la quietud y en el silencio se aprende el discernimiento
para que en medio de la batalla se pueda practicar. Si un hombre no lo puede
practicar cuando las cosas están quietas, no hay manera de que lo haga cuando
las flechas estén volando.
Hace unos cuantos años estaba con un grupo de buenos hombres en un retiro
de fin de semana, explorando y descubriendo las verdades del Reino. Se había
programado un día para hacer canotaje—no era lo que más me gustaba, pero ya
me había comprometido con lo que el equipo había planificado. Nos dieron una
charla informativa, nos subimos a nuestros botes en grupos de seis hombres con
un guía…y nos fuimos.
Nuestro guía, un hombre grande y corpulento de unos sesenta años de edad,
nos ladraba cada vez que podía, “¡Ustedes muchachos reman como niñas! …¿A
quién le toca caerse al agua en este próximo tramo? …Deberían saber que dos
personas murieron hace unos años justo en el siguiente tramo de los rápidos” –y
así sucesivamente. Cuando terminó el día, yo ya estaba segurísimo de lo que
pensaba: “¡Odio el canotaje!”
Avanzando un año más tarde. El mismo retiro, los mismos hombres, y adivina
qué—íbamos a ir nuevamente a hacer canotaje en los rápidos. ¡Yo no!
Simplemente no voy a ir. ¡ Odio el canotaje !
Jeff, uno de mis amigos cercanos, se enteró que yo no iba a ir, así que me
preguntó qué estaba sucediendo. Le expliqué la debacle del año pasado. Sonrió
y me dijo, “¡Vamos, tú no odias el canotaje! Lo que tú odias es ser mal guiado.”
Algunas veces el discernimiento viene de un amigo bien orientado, uno que no
está atrapado en tu drama.
La curiosidad se apoderó de mí y me subí al autobús. Luego de la charla de
orientación, Jeff me presentó a la guía de nuestro equipo. Era tan ancha como
alta, con brazos que tenían la circunferencia de mis piernas. Me llamaba “cariño”
y nos llamaba “sus muchachos”. Una vez que estuvimos en el agua, practicamos
moviendo nuestros remos cuando nos lo indicaba, y cada vez ella gritaba,
“¡Muchachos, ustedes son buenos!” Después de esquivar el primer peligro que el
río nos lanzó, ella gritó, “¡Tengo la mejor tripulación en el río!”
Mi amigo Jeff estaba en lo correcto. No odiaba el canotaje en los rápidos
(aunque todavía no soy el primero en llegar a la fila). Lo que odiaba era ser mal
guiado.
Jesús es un magnifico guía—¡el mejor! En medio de la corriente de la vida, Él
sabe cómo guiarnos y ayudarnos a discernir correctamente nuestras
circunstancias. Una de ellas es a través de la oración y de escuchar. En otras
palabras, el discernimiento es lo que se disfruta a través del arte de hacer
preguntas a Dios y permitirle que nos responda.
Sígueme por favor. Jesús era conocido por hacer preguntas. Era una de las
formas en que demostraba amor: haciendo preguntas a la gente y luego dándoles
Su atención al escuchar atentamente sus respuestas. Él nos pide que aprendamos
a hacer lo mismo con Dios en oración. La oración es una conversación donde se
nos invita a pedir y a escuchar, y no solo a hablar. El guerrero en entrenamiento
verá que su vida de oración se convierte más en un diálogo y no tanto en un
monólogo. Ese tipo de oración—pidiendo, buscando, tocando la puerta y
escuchando—se convierte en nuestro primer impulso en lugar de nuestro último
recurso.
En oración, nuestro Padre nos ayuda a tamizar nuestros propios pensamientos.
Haz un inventario de tus pensamientos, tómalos cautivos, mira y escucha…
¡presta atención, observa! Para encontrar la fuente de un pensamiento, llévalo a
cabo hasta su conclusión lógica. Al tomar en cuenta los frutos que producirá,
puedes saber dónde se originó ¿Crea bendición, motivación, validación? ¿Vale la
pena y es valioso? Si es amoroso, entonces viene de Dios y del yo verdadero. Si
es acusador, si causa remordimiento, vergüenza o temor, o si te invita a juzgar, a
esconder, a criticar o a subestimarte o subestimar a otra persona—entonces no es
amor y no es para ti. Tales pensamientos rebeldes vienen del enemigo de tu
corazón, y se establecen en tu falso yo. Necesitan ser vistos, capturados y
llevados a Cristo para que Él los maneje. Debemos llevar cautivo cada
pensamiento a Cristo (1 Co.10:5), y para hacer eso, un guerrero examina
cuidadosamente los pensamientos personales de su vida
También ejerce paciencia y astucia. Astucia es saber la diferencia entre
simplemente dejar que un momento ocurra y hacer que un momento suceda. Esto
también es un asunto de entrenamiento. Mientras el falso yo reacciona
apresuradamente, Dios nos enseña a ver, escuchar, discernir y estar listos—
porque con frecuencia somos invitados a pensar o decir cosas que no son verdad,
o a juzgarnos con dureza a nosotros mismos o a los demás. En esos momentos, el
ralentizar las cosas es fundamental para ver y oír, pedir ayuda, instrucciones y
dirección a Dios. Jesús lo hizo, y todo lo que dijo e hizo estaba en armonía con el
Padre. Jesús sabía en qué estado estaban los corazones de la gente. Él sabía sus
motivos y sus esperanzas y si estaban con Él o en contra de Él. Él vive en
nosotros por medio de Su Espíritu, y quiere guiar, aconsejar y enseñar al hombre
que se lo permita.

ENTRENAMIENTO BÁSICO 6:
MOVIÉNDONOS EN GLORIA

Las cartas de Pedro, Santiago, Juan y Pablo a los creyentes del Siglo 1 fueron
todas escritas con una expectativa común: que aquellos que las leyeran
“mejoraran” porque estaban orientados y equipados para mejorar. Los viejos
corazones de piedra de los nuevos creyentes (Jer. 17:9; Ez. 18:31) fueron
reemplazados por nuevos (Jer. 24:7; Ez. 18:31). Ahora, en el centro de su ser,
fueron hechos nobles y buenos (Lucas 8:15).
¡ Y así es también con nosotros! Ahora nosotros también debemos aprender a
vivir nuestras vidas con el nuevo corazón que tenemos. Nuestro Padre nos invita
a mejorar. Convertirnos en más— más amorosos, más bondadosos, más pacientes,
más como Jesús en pensamiento, palabra y obra, más como realmente somos,
como los hijos amados. Dios nos da el equipo—un buen corazón y una
naturaleza nueva—y luego quiere darnos el entrenamiento para que vivamos
utilizándolos. Podemos entonces ofrecer al mundo las formas únicas y
personales de la imagen de Dios que individualmente llevamos.
No me malinterpretes—no es pan comido. Los autores de las epístolas tienen
mucho que decir sobre desviarse de la fe, tomar malas decisiones, y
comprometer la verdad del evangelio de la gracia. Ellos advirtieron en contra de
los incentivos impulsados por el desempeño de los judaizantes, las prácticas
hedonistas de los griegos, y el alto rendimiento a través de la humilde pobreza y
abstinencia de los gnósticos. Estos hombres comprometidos tuvieron sus
momentos en las cartas que escribieron a los nuevos creyentes de las iglesias del
Siglo I. Los apóstoles compartieron un mensaje y un modo de vida que era muy
diferente. Todas sus cartas a las iglesias tenían connotaciones similares: ¿Qué
estás haciendo? ¡No hagas eso! Solías hacer eso porque no lo podías evitar—
eras quien eras en ese momento. Pero ahora sí lo puedes evitar porque ya no
eres esa persona. Ahora eres una persona nueva. ¡Tú eres___! Llena el espacio
en blanco: hijo, vencedor, santo, coheredero, aceptado, digno, redimido,
completo, escogido, justo.) El punto es que todos los apóstoles insisten en que tú
y yo somos más .
Esto parecía especialmente importante para Pablo. Al punto que dijo que
¡tenemos una gloria cada vez mayor !

Todos nosotros, con el rostro descubierto, [porque] continuamos contemplando


[en la Palabra de Dios], como en un espejo, la gloria del Señor, estamos
siendo transformados constantemente en Su propia imagen con más y más
esplendor y de un grado de gloria a otro [por que esto viene del Señor [que
es] el Espíritu. (2 Co. 3:18 Traducción libre)

¿Y por qué no podríamos tener una gloria nuestra? Después de todo, nuestro
Padre la tiene. Su Gloria comienza con una G mayúscula, y nosotros la reflejamos
con una g minúscula, la gloria de los portadores de Su imagen que nos estamos
convirtiendo cada vez más como Él.
Tú conoces las expresiones “De tal palo tal astilla” y “De tal padre tal hijo.”
De eso trata la gloria de los hijos de Dios. ¡Nosotros somos portadores de la
imagen del Padre! La palabra gloria significa simplemente el peso, la
grandiosidad, el esplendor de algo—y los hijos de Dios (y también las hijas)
tienen ese tipo de gloria. Habita en nuestros corazones y debe demostrarse en
nuestras acciones y palabras, y en la manera en que nos amamos.
Nuestra gloria es el verdadero tú y mi verdadero yo. La gloria de lo que
realmente somos quiere estallar, quiere dar frutos, quiere ofrecerse, y quiere que
sea experimentada por otros y por el mundo. Nuestra gloria está hecha para ser
compartida. Se expresa en los dones únicos que Dios da a cada hombre para el
bien de los demás. Dios nos está invitando a ofrecerla libremente. Él nunca nos
utiliza para Su gloria; un Padre que ama a Sus hijos nunca los “utiliza”. Más bien,
comparte Su Vida con nosotros, derrama Su amor sobre nosotros, y hace Su
residencia en nuestros corazones, y nos hace estar vivos en Él. Es así que nuestra
gloria es energizada y dirigida por los impulsos de Su propio corazón prodigioso
y generoso.
Por eso nuestro corazón es fundamental. John Eldredge escribe en
Despertando a los muertos,

El corazón es central. Que el hombre necesite que esto se le recuerde solo


muestra lo lejos que hemos caído de la vida que estábamos destinados a vivir—o
cuan poderoso fue el mal. El tema del corazón es tratado en la Biblia más que
cualquier otro tema—más que las “obras” o “servir,” más que “creer” u
“obedecer,” más que el “dinero” y hasta más que la “adoración.” Quizás Dios
sabe algo que nosotros hemos olvidado.
ENTRENAMIENTNO BÁSICO 7:
EL AMOR

Tienes un buen corazón y una gloria en tu vida


Si conoces a Cristo, ¡dilo! Fuerte…

“TENGO UN BUEN CORAZÓN Y UNA GLORIA EN MI VIDA.”

Así que si una persona en tu vida opera desde su falso yo hacia ti, no lo
tomes personalmente, y lo que tú hagas, no dejes que tu propio falso yo sea
provocado a reaccionar, criticar, o juzgar a esa persona. Otros también están
siendo rescatados y redimidos. Los guerreros viven y aman con un buen corazón
y ofrecen su gloria.
Jesús dijo a Sus aprendices, “Ustedes son dichosos cuando su mundo interior
—su mente y corazón—están bien. Entonces podrán ver a Dios en el mundo
exterior” (Mt. 5:8 Traducción libre de la Biblia El Mensaje) . Nosotros que
poseemos un buen corazón y una gloria que continuamente aumenta a través de
los entrenamientos, estamos siendo equipados para entrar en aquello para lo cual
fuimos hechos: una Vida de amor. Es por eso que luchamos: para que otros
puedan conocer el profundo e incondicional amor de Dios. No existe otra cosa
más grande. Ese amor da Vida. Es alivio para el cansado y agobiado, medicina
para un corazón dolido.
Debido a que realmente importa que los hombres amen, el enemigo apunta a
sus corazones en un intento de asegurarse de que no lo hagan. A.W. Tozer
escribió, “Los cristianos no deben esperar poder escapar a la oposición. Mientras
Satanás esté resistiendo a los hijos de Dios, mientras el mundo y la carne
permanezcan, el hombre creyente enfrentará oposición. Algunas veces será
aguda y obvia, pero mayormente será una fricción oculta e insospechable que se
da por las circunstancias. Sin embargo, nadie necesita estar ansioso por esto,
porque Dios ya lo sabía y lo ha permitido.
Antes de ser crucificado, Jesús amplió el segundo más grande mandamiento a
través de las siguientes instrucciones a Sus amigos:

Les he dicho estas cosas con un propósito: para que mi alegría sea su alegría, y
su gozo sea completo y maduro. Este es mi mandamiento: Que se amen los
unos a los otros como yo los he amado. Esta es la mejor manera de amar, den
su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos cuando hacen las cosas que
yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no entiende lo que su
amo está pensando y planificando. No, los he llamado amigos porque les he
dado a conocer todo lo que he escuchado del Padre. (Juan 15:11-15
Traducción libre de la Biblia El Mensaje ).

Fuimos hechos para el amor y en amor Dios nos restaura. Nuestro trabajo
como hombres es primero recibir y experimentar a Dios en nuestra vida y luego
presentarlo a otras personas—porque Él es amor.
El amor es el negocio familiar del Reino. Para proteger el amor y ver que así
se haga, se necesitará algo de entrenamiento, así como todo lo que tenemos y
todo lo que somos como hombres. El amor no sucederá sin una lucha. Si
luchamos por él, se verán los resultados con toda seguridad. Él se hizo como
nosotros para que nosotros podamos ser como Él.
Durante la mayor parte de nuestras vidas, tal como le sucede a aquellas vidas
alrededor nuestro, hemos experimentado el amor de manera tan condicional que
el vital traslado hacia un amor incondicional tomará tiempo. El amor es algo que
le sucede al hombre y luego asienta su corazón.
¿Cómo es ese amor? Jesús.
¡Jesús!

Cristo ama de esta manera. Y nos invita a seguir Su ejemplo en el gran romance
que se da en medio de grandes batallas en este lugar caído. Hay más
entrenamiento disponible para los hijos amados y los guerreros para llevar a
cabo todo lo que Dios tiene reservado para ellos. Toma tiempo aprender y
practicar el arte de estas habilidades básicas. Esto es solo el cimiento, solo el
comienzo.

ENTRENAMIENTO AVANZADO:
EXPERIMENTANDO LO BUENO QUE DIOS
ESTÁ HACIENDO EN TU VIDA

Y cuando el diablo terminó [el ciclo completo] con todas las tentaciones, lo dejó
[temporalmente] [es decir, se apartó] hasta otra oportunidad y momento favorable.
— LUCAS 4:13

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando
llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño.
— 1 CORINTIOS 13:11 (NVI)
E n 1998 en la película La Máscara del Zorro, el Zorro anciano (Anthony
Hopkins), a medida que comienza a entrenar a su joven protegido (Antonio
Banderas), resume lo que está por venir: “Esto va a tomar mucho tiempo.” El
entrenamiento es duro, sin embargo es vital para que vivamos bien en el Reino y,
por lo tanto, es muy, pero muy bueno.

El discípulo no está por encima de su maestro, pero todo el que haya completado
su aprendizaje, a lo sumo llega a nivel de su maestro. (Lucas 6:40 NVI)

El entrenamiento es esencial para el aprendiz de Jesús. (1 Co 9:25; Ef.6:4; He.


5:14; 1 Ti. 4:8; 2 Ti. 3:16; Santiago 1:5).
Me pregunto a cuántas instancias de entrenamiento las he clasificado
erróneamente como inconvenientes, castigo, mala suerte, mi culpa o la culpa de
otro, pero estoy convencido que Jesús quiere redimir todos esos momentos.
Lleva tiempo aprender a sacar lo mejor de ellos. Un día no sabes cómo hacerlo;
al siguiente, ya lo sabes. Todos los días que llevan a cuando lo antiguo da pase a
lo nuevo importan. Es con el tiempo que el entrenamiento da frutos.
Hubo un tiempo en que no entendía mucho de lo que Dios estaba haciendo en
mi travesía de entrenamiento. Pensaba que trataba de vigilarme, esperando que
me saliera de la raya para que pudiera darme el castigo correspondiente. Esta
falsa creencia tuvo gran poder en mi vida. Era un evangelio falso que hacía que
el pecado fuera lo central y el castigo lo primordial. Esos dos ingredientes no
ayudan a tener intimidad y tampoco ayudaron a hacer de mí una buena versión.
Bajo el antiguo sistema de creencias, cuando las dificultades o inconvenientes
aparecían en mi vida, yo estaba seguro que Dios los utilizaba para castigarme o
para desquitarse. Ahora veo que todo fue parte del entrenamiento.

Dios los está educando; por eso nunca deben desertar. Los está tratando como
hijos amados. Este problema en que están no es castigo; es entrenamiento , la
experiencia normal de los hijos. Solo los padres irresponsables dejan a los
hijos que se las arreglen solos. ¿Preferirían a un Dios irresponsable?
Respetamos a nuestros propios padres por el entrenamiento y no por habernos
malcriado, entonces ¿por qué no abrazar el entrenamiento de Dios para que
verdaderamente podamos vivir ? (Heb. 12:7-9 Traducción libre de la Biblia El
Mensaje )

¡Esta es una gran noticia! Si entiendes el corazón del Padre y lo que está
haciendo en tu propio corazón, entonces también entenderás para lo que Él te
está preparando y alistando: ¡ para más ! Es por eso que el arte de vivir con
curiosidad es tan útil para un guerrero en entrenamiento. Hacer preguntas a Dios
en oración lo coloca a Él en el lugar correcto como Maestro y a nosotros en el
lugar más seguro, el de estudiantes. Si Dios va a ser más y a hacer más en tu
corazón, entonces es crucial que Él tenga mayor acceso a tu corazón. El vivir
ajeno al corazón y a la Historia más grande y cómo funciona es una receta para
ser una víctima, no un guerrero.
Para renovar tu corazón Jesús necesitará que reexamines tu sistema de
creencias. Lo que ves, escuchas y concluyes… lo que tú crees en cualquiera y en
cada una de las situaciones importa. ¡Tiene autoridad sobre tu vida! Algunas de
nuestras antiguas actitudes y creencias necesitarán solo un suave masaje; otras
necesitarán cirugía, quizás una serie de cirugías. Como el Zorro dijo, costará
mucho trabajo. Pero está bien. ¡Solo espera hasta ver los resultados!

HOMBRES INQUEBRANTABLES
El guerrero no puede ni debe forzar su forma de ser, ni tampoco puede hacer que
alguien cambie. Solo ofrece lo que es él y lo que sabe—un peligroso panorama
porque nunca se sabe cómo reaccionará otro portador de la imagen. Nunca se
sabe quién estará a favor o en contra de un hombre con un corazón asentado.
Jesús no las ganó todas, y tampoco las ganarás tú.
Esto es parte del entrenamiento avanzado de un guerrero: simplemente
ofrecerse tal como es de manera amorosa. No de manera dulce, sino amorosa. El
amor sabe cómo confrontar, defender, proteger y requiere valor y fuerza, pero
una fuerza amable. Frances de Sales, el Arzobispo de Ginebra a principios de
l600, escribió, “Nada es tan fuerte como la gentileza—nada tan dulce y amoroso
como la fuerza real.”
La pregunta para un hombre que ha sido orientado es, ¿ Cómo vivirás
sabiendo lo que sabes entre personas que no están al tanto de ello?
La respuesta: Pacientemente. Gentilmente. Generosamente, Amorosamente.
E inquebrantablemente .
Esto es lo que modeló Jesús y es la vida que nos invita a compartir.

Pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que
dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida
eterna. (Juan 4:14 NVI)

Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. (Juan 13:34
NVI)

Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede


dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco
ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. (Juan 15:4 NVI)

¿Por qué intransigente? Bueno pues, pregúntate a ti mismo, ¿cuán mala es la


maldad? ¿Qué tipo de control ejerce sobre aquellos que la ofrecen ya sea en la
Internet, en la esquina de una calle, o en la oficina?
Mucho antes de que cada hogar tuviera una computadora, el príncipe del mal
tenía su propia “red mundial” (Lucas 4:6; Juan 14:30), bien situada para atrapar a
cualquiera que estaba, o está, en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Lejos de cometer actos aleatorios de violencia, nuestro enemigo personaliza sus
golpes en nuestro corazón: planes hechos a la medida que funcionan como cebos
que se arrastran delante de nuestros ojos. Cada uno es, a su manera, una
invitación para morder nuevamente la manzana del Edén— comprometerse a
creer la mentira más antigua del libro: Puedes ser semejante a Dios. Toma esto,
muerde. Haz tu propia vida.
No dejes que nadie bajo presión ceda al mal diciendo, “Dios está tratando de
tenderme una trampa.” Dios no puede ser tentado por el mal, y no tienta a
nadie ni pone el mal en el camino de nadie. La tentación de ceder al mal viene
de nosotros y solo de nosotros. No tenemos a quién culpar sino al propio
rebrote de nuestra lasciva y seductora concupiscencia. La concupiscencia se
embaraza y tiene un bebé: ¡el pecado! El pecado crece hasta la edad adulta, y
puede ser un verdadero asesino. Entonces, mis muy amados amigos, no se
dejen desviar. (Santiago 1:13-16 Traducción libre de la Biblia El Mensajero)

¡AVANZANDO!
El entrenamiento avanzado trata mucho sobre aprender a ver tu propio falso yo,
particularmente cuando es provocado—cuando estás siendo convocado por la
tentación; cuando estás siendo atraído a comprometer a tu verdadero yo.
A medida que Dios sana tus heridas, tu enemigo hará todo lo posible por
infligir nuevas heridas o intentará reintroducir las antiguas. Pero cuando
escuches lo que está sucediendo y lo veas actuar, puedes involucrarte en la
ofensiva y la defensiva. Batir la espada del Espíritu y levantar el escudo de la fe
se torna en algo normal para ti. (Ef. 6: 16-17). Antes de que el falso yo domine,
el verdadero hombre se levanta.
¿Con qué frecuencia se toma esta postura? La respuesta es en cualquier
momento que llega la tentación. No estoy hablando de comportamientos
inmorales. Eso sería comenzar demasiado lejos. Hablo de pensamientos
comprometidos, donde se libra la verdadera batalla y donde se debe iniciar la
lucha del guerrero. Las fuerzas de las tinieblas que están fuera del hombre están
tratando de llegar a un acuerdo con la oscuridad dentro del hombre incitando al
falso yo. Es posible que actualmente no estés lidiando con una perversión sexual,
con una sustancia adictiva o una fuerte depresión, pero eso no significa que tu
enemigo no esté tramando una para ti.
Esta es una batalla sangrienta, sin cuartel, y no hay forma de calificarla como
“apta para todos.” Esa criatura que vive dentro de ti quiere pecar. John Eldredge
la llama el “impostor”; John Lynch se refiere a ella como “la máscara”; Pablo la
llama “la carne”. La buena noticia es que se le puede despojar de su rol principal
y reasignarlo correctamente a tu yo verdadero, pero su presencia y poder nunca
deben subestimarse. Subestimarlo es el factor central que contribuye a la actual
tragedia de casi todos los hombres. Por lo tanto no bajes la guardia. Porque al
reino de las tinieblas le encantaría volver a entrenarte.
Hay solo una manera de tratar al impostor: escucharlo, verlo y luego matarlo.
Debemos matar al falso yo, al impostor, a la carne—o como dicen las Escrituras,
crucificar la carne—una y otra vez, ¡tantas veces como asome su fea cabeza!
(Ver Ro. 6:6; 8:13; Ga. 2:20; 5:24.) Trata amablemente a tu joven corazón; trata
a tu hombre verdadero con compasión. Trata suavemente tus heridas, pero no
trates para nada a tu falso yo.
Cada mentira que se me ofrece para creer sobre mí mismo, sobre Dios o los
demás es una tentación para comprometerme y una invitación para vencer. Cada
elección, pensamiento y movimiento importa. Hemos trabajado muy duro en
sanarnos y entrenar en sociedad con Dios y en convertirnos en hombres
verdaderos como para retroceder y perder nuestros privilegios y
responsabilidades como hijos amados. El comprometerse solo llevará de nuevo a
la esclavitud, a la prisión y, peor aún, a la tortura . Y el enemigo no va a parar ahí;
nos utilizará también para herir y eventualmente torturar a otros. No solo te
quiere a ti; quiere tu matrimonio, tus hijos y a cualquier otra persona que pueda
utilizar para que hagas lo que él desea.
Una gran pregunta que debe hacerse en oración durante un entrenamiento
avanzado es “¿Por qué mi enemigo cree que eso funcionará? ¿Por qué, Señor,
piensa que yo morderé el anzuelo?”
Nuestro enemigo no solo busca un momento de compromiso. Va detrás de
aquellos que vienen después. El violar nuestro sistema de seguridad de nuestro
corazón abre paso al enemigo para asegurarse un bastión —es decir, el control
sobre el hombre. (Lucas 11:20–26; 2 Co. 10:4; Ef. 4:27). Cuando ocurre tal
violación y el hombre es manipulado y luego controlado por las tinieblas, no es
una buena noticia. Sin embargo, es epidémico en nuestra cultura y en nuestras
iglesias; no solo los hombres “que no son salvos” sino también hombres salvos
están perdidos, desorientados y han comprometido su yo verdadero. Hombres
comprometidos hacen cosas comprometedoras. No son ellos verdaderamente,
sino su falso yo el que tomará el volante, y conducirá por todas partes y hará un
desastre de todo.
Así que una vez que hayas retomado el terreno, no lo devuelvas. Los
guerreros entienden y practican una buena defensa. Jesús advierte en el
Evangelio de Lucas,

Estén alerta. No dejen que el brillo de sus expectativas se opaque por las fiestas,
las bebidas y las compras. Sino, aquel Día vendrá y los tomará de pronto
totalmente de sorpresa, como una trampa, porque vendrá sobre todos, en
todas partes, y todo a la vez. Así que lo que sea que hagan, no se queden
dormidos en el interruptor. Oren constantemente para que tengan la fuerza y
el ingenio para escapar de todo lo que está por venir y se presenten delante del
Hijo del Hombre. (Lucas 21:34-36 Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

Un guerrero no es inmune a las batallas. Más bien, acepta que está


involucrado en una y ha aprendido a luchar. Avanzando, pelea tus batallas bien y
peléalas una sola vez. No dejes que tu enemigo vuelva a entrar a tu corazón. ¡No
más heridas nuevas para los hijos amados! Y no hagas juicios, votos o acuerdos
nuevos.

¿QUIÉN SOY YO AHORA?


“¿Quién soy yo para ti ahora , Dios?” Esa fue una pregunta inicial para sanar y
para convertirse en el hijo amado, y por lo tanto es una pregunta de avanzada, de
oración para el guerrero.
A diferencia de lo que tan a menudo se experimenta en esta tierra, quienes
somos no se basa en algún premio o logro. Más bien Dios lo revela con una
gloria cada vez mayor. Él revela lo que estuvimos destinados a ser y que siempre
estuvo dentro de nosotros. Mientras fuimos entretejidos en el vientre de mamá,
Él dice, “Yo te conocía” (Salmo 139:13; Je. 1:5). Hay un tesoro dentro de
nosotros. El falso yo ha bloqueado nuestro visión con todo el bagaje tóxico que
ha tirado en el camino, pero Dios está decidido a despejar todas esas cosas y
liberarnos para que seamos verdaderamente nosotros mismos. Dios desea
transfigurarnos; Él quiere presentarnos primero a nosotros mismos, luego
presentarnos al mundo que necesita desesperadamente que hijos verdaderos
lleguen a la escena y traigan Su fuerza, Su amor y Su luz.

Pablo el apóstol lo pone de esta manera:

Cuando Dios está presente personalmente, el Espíritu Viviente, esa vieja y


constrictiva legislación queda obsoleta. ¡Somos libres nuevamente! ¡Todos
nosotros! Nada entre nosotros y Dios, nuestros rostros brillan con el
resplandor de Su rostro. Y así somos transformados a semejanza del Mesías,
nuestras vidas gradualmente se vuelven más brillantes y más hermosas a
medida que Dios entra a nuestras vidas y nos parecemos a Él. (2 Co. 3:17-18
Traducción libre de la Biblia El Mensajero )

Debido a que nos estamos convirtiendo más como nuestro Padre, también nos
estamos convirtiendo más en nuestro verdadero yo. Dios tiene muchas
herramientas, dones y métodos a Su disposición para revelar nuestra verdadera
identidad.
Un regalo que Él da es un nombre nuevo.
Los nombres tienen un peso y una identidad. Le importan a Dios y puede
declarar Su íntimo cariño por nosotros cuando son entregados. Somos invitados
ya sea a llevar nuestro nombre o poco a poco acostumbrarnos a él.
El enemigo también tiene nombres que quiere imponernos para
menoscabarnos o avergonzarnos (idiota, estúpido, flojo, feo…) pero cuando Dios
nos da un nombre, éste revela algo maravilloso sobre quien Él nos llama a ser.
Por eso, en la Biblia, los nombres son cambiados. Los nombres validan y los
nombres confieren. Los nombres están escritos en el Libro de la Vida del Cordero.
Dios parece que se deleita en establecer los momentos cuando nuestros nuevos
nombres no solo nos son dados, sino cuando nosotros encajamos en ellos.
Debemos estar dispuestos a abandonar a quienes creemos que éramos e
invitar a Dios a mostrarnos quiénes somos verdaderamente. ¿Qué nombre podría
Dios estar tratando de darte?

NOMBRES NUEVOS
Durante los últimos años Dios, en diferentes momentos y de muchas maneras,
me mostró quien soy y cómo Él me ve. En el 2006, se estrenó una película
llamada Sublime Gracia: La Historia de William Wilburforce. Mientras estaba en
el cinema, la historia me desarmó. Brotaron lágrimas de mis ojos. Estaba hecho
un hermoso lío.
He aprendido a llevar tales momento a Dios. Sentado en mi sitio mientras
pasaban los créditos de la película y sonaba la música, le pregunté a Dios, “¿De
qué se trata esto? ¿Por qué estoy hecho un lío?
La r espuesta llegó en el siguiente pensamiento: “Tú eres mi abolicionista.”
Al igual que a un veterano a quien se le otorga una medalla, sentí que no era
merecedor de ellas, pero al mismo tiempo quería que esas palabras fueran
ciertas. Dios acababa de darme mis nombres nuevos. El trabajo y la identidad de
un abolicionista es lo que está en lo profundo de mi corazón, y Dios determinó
que era tiempo de sacarlo a la superficie. Yo ya estaba sintiéndome cómodo en
los zapatos que Él me había dado. Fue bueno sentir el momento en que los
zapatos empezaron a calzar bien.
Dios dio nombres nuevos a personas prominentes en la Biblia. Abram se
convirtió en Abraham, Jacobo se convirtió en Israel, Simón se convirtió en
Pedro, y Saúl en Pablo. El mismo Jesús tenía muchos nombres: el Cristo, el
Buen Pastor, el Camino, la Verdad y la Vida. El Mesías. Se le conoce como la
Luz, el Cordero, y el Maestro. Él es Fiel y la Verdad, el Rey de reyes.
Obviamente, los nombres son algo importante para Dios. Éstos tienen una
manera de identificar profundamente quién es una persona y la invita a que se
relacione con el Creador de una manera particular.
Mi papá me llamaba, Mick, Bud, Poncho, y Loob. Cada uno de esos nombres
tienen una historia, y cada uno me define a alguien que me ama. Mi esposa,
Robin, me llama amorcito, vida y churro. Casi todas las mañanas recibo un
“¡Hola guapo!”
Siempre se siente bien ser visto y ser conocido, que lo llamen a uno y que lo
busquen.
Los nombres que Dios nos da son más que tan solo un cumplido. Son
identidades —títulos que nos definen, que dicen algo importante sobre nosotros y
están destinados a inspirar algo profundo dentro de nosotros. El otorgamiento de
una identidad no solo le sucede al hombre una sola vez. Hay demasiados roles y
tareas en su vida para que él sea conocido o esté incluido tan solo en un nombre
o para ser definido por un solo momento. Hijo, esposo, padre y amigo son tan
solo unos cuantos de los papeles que un hombre desempeña. ¿ Pero qué clase de
hijo, esposo, padre o amigo? La respuesta en cada caso puede convertirse en
parte del nombre de un hombre, su nueva identidad.
Durante su travesía, un hombre encontrará que el Padre tiene muchos
nombres para él, tal como nosotros tenemos muchos nombres para Él. En
nuestro entrenamiento avanzado, los hijos amados descubren quiénes son para el
Padre. Invítalo a que te lo muestre. Pregúntale a Dios, “¿Quién soy yo para ti
ahora ?”
Luego presta atención. Escucha.
La respuesta puede venir de manera inesperada, o puede venir en partes, pero
nunca puede llegar de improviso. Cuando Él hable, te exhorto altamente a que
escribas lo que escuchas.

ESCRÍBELO
En los estantes de mi oficina hay veinticinco diarios personales que se remontan
al año 1989. Fue entonces que comencé a escribir los acontecimientos de mi vida
y las conversaciones con Dios. En los primeros años, igual que en mi vida de
oración, mis escritos eran como listas de compras para ir a un supermercado.
Pensándolo bien, eso eran exactamente: “Dios, aquí está mi lista: 1,2,3… de
verás que mucho agradecería tu ayuda.” Principalmente, escribía las cosas que
yo quería o necesitaba. No mucho sobre cosas personales o cómo me sentía, o
sobre lo que veía que Dios estaba haciendo en mi vida. Solo eran cosas para que
Dios las hiciera, salpicadas con unos cuantos de mis titulares del día que añadía
por allí.
¡Increíble, cómo han evolucionado esos diarios! Y así debe ser. Se supone que
debemos evolucionar y mejorar, creciendo cada vez más en nuestro verdadero
yo. En estos tiempos, cuando escribo en mi diario y oro, no soy solo yo el que
siempre habla. Mis escritos son más conversacionales. Escribo y comparto mi
corazón, y luego escucho lo que Dios comparte, algunas veces Él habla a través
de los pensamientos, algunas veces a través de las imágenes.
Con frecuencia me enfrento a pequeñas batallas con las distracciones: “Mira,
¡un pájaro!...Era una nube rara… ¿Qué hora es? Todavía tengo mis listas de
necesidades y esperanzas, pero a través de los años, con la práctica, he cultivado
un diálogo más profundo.
Mi amiga Kelly dice, “Las pinturas son las imágenes de lo que tus ojos ven;
el escribir en un diario personal es la imagen de lo que tu corazón ve.” También
he llegado a escuchar y ver a Dios hablar y moverse en mi vida a través de
muchas cosas diferentes. Lo central son las Escrituras. Él se asocia con mis
amigos y me habla a través de ellos así como a través de lugares, canciones y
libros. Las historias y las películas han sido lugares de reuniones frecuentes para
el corazón de Dios y el mío. Igual lo han sido los amaneceres y las puestas de
sol, y los hermosos paisajes. Los objetos y los sucesos cotidianos pueden
convertirse en la voz de Dios. El escribir sobre todo ello ha sido invalorable.
La mayoría de veces, escucho mejor cuando me quedo quieto, tranquilizando
mi corazón y dando mi total atención a Dios, o por lo menos tratando de hacerlo.
Esta es una práctica fundamental de un hijo amado y esencial para el bienestar
de un guerrero. Si Jesús con frecuencia se retiraba para estar con el Padre,
entonces queda claro que también sería de provecho para nuestros propios
corazones.
He encontrado que el ritmo del lapicero y el corazón se mueven bien estando
juntos. Parecen funcionar en tercera mientras que el resto de mi vida se propone
andar en quinta. Esa vida en quinta velocidad es la gran enemiga de la intimidad.
La mayoría de hombres trata de adecuar a Dios en sus vidas en lugar de adecuar
sus vidas en Dios. No funciona. Piénsalo. ¿Cuál es más romántica, una cena
rápida que recoges estando dentro de tu carro, o una cena a la luz de las velas?
¿Qué escenario es mejor para tener una conversación, un semáforo o una puesta
de sol? ¿Qué relación conoces que prospera más aquella que se da a través de las
múltiples tareas o la que se da teniendo un tiempo de calidad? Llevar un diario
es un medio por el cual un guerrero cambia la velocidad de carretera a una
velocidad de crucero (en tercera), que permite contemplar un escenario con
tranquilidad y soledad, con lapicero y papel, escuchando y reflexionando.

BUMERANGS DE JUICIO
Imagínate que estás yendo a un concierto de rock, donde en lugar de tirar al aire
pelotas de playa gigantes por todo el estadio, toda la gente lleve en sus mochilas
bumerangs, y “a la cuenta de uno, dos y tres”—¡ los tiren al aire !
Así es como se juzga a los demás. Cada vez que juzgamos a otra persona,
estamos lanzando bumerangs al universo. Tarde o temprano van a regresar y nos
golpearán en la cabeza.
Jesús es muy claro al respecto:

No juzguen a la gente, no resalten sus fracasos, no critiquen sus faltas—salvo,


por supuesto, que usted quiera el mismo trato. Ese espíritu crítico tiene una
manera de regresar como un bumerang. (Mt. 7:1-2 Traducción libre de la
Biblia El Mensaje )

No juzguen [tampoco pronuncien juicio ni sometan a censura], y no serán


juzgados; no condenen ni declaren culpables y no serán condenados y
declarados culpables; absuelvan y perdonen y liberen (renuncien al
resentimiento, déjenlo ir), y serán absueltos y perdonados y liberados. (Lucas
6:37 Traducción libre)

Nuestros juicios de otros son algunas de las formas más significativas y


letales que el enemigo utiliza para llevar dolor a los corazones, incluyendo el
nuestro. Le da permiso para devolvernos nuestro propio veredicto en “tiempo
oportuno”, pero cuando experimentamos el amor de Dios e intercambiamos
nuestro falso yo por el ser amado, entonces el entrenamiento que recibimos del
Padre nos aleja de juzgar a otros. En cambio, nos enseña cómo amar a los demás
con la misma clase de amor incondicional que recibimos. Cuanto menos falso yo
llevamos, menos tiene el enemigo para trabajar en tentarnos a juzgar en lugar de
amar. El falso yo ama juzgar; el yo verdadero ama amar.

JUICIOS Y AUTORIDAD
En su libro Repenting of Religion , el pastor y autor Greg Boyd escribe,

Amamos a Dios—afirmamos el insuperable valor de Dios al atribuir


obedientemente un valor insuperable a aquellos a quienes Él atribuye un
valor insuperable. Amamos a aquellos que Dios ama, y los amamos de la
forma que Dios los ama…No estamos satisfechos de ser como Dios en
nuestra capacidad de amar; también queremos ser semejantes a Dios en
nuestra capacidad de juzgar, que es como la serpiente nos tienta. …Pero en un
espíritu hacia lo último, perdemos nuestra capacidad de lo primero, porque a
diferencia de Dios, no podemos juzgar y amar al mismo tiempo.

En otras palabras—¡no juzgar! Cuando te encuentres juzgando a alguien,


simplemente detente: eso es todo. Sé gentil y amable contigo mismo, pídele
perdón a Dios, y sigue adelante. Es probable que necesites también pedir perdón
a aquellos que juzgaste; trataremos sobre esto más adelante. No juzgar es no
hacer nuevos acuerdos con el enemigo, porque lo que tú crees tiene autoridad
sobre tu vida; los pronunciamientos severos, críticos y condenatorios (sean
hablados o simplemente pensamientos no controlados) sobre los demás volverán
para morderte.
Jesús fue llevado al desierto para pasar cuarenta días brutales de tentación y
entrenamiento (Lucas 4:1-13). En lugar de comprometerse y tomar un atajo,
Jesús en esencia declaró, “No. Voy a recuperar la autoridad en este mundo de
otra manera.” Esa manera llevó a una brutal paliza, a una corona repugnante, y a
una horrible cruz, pero posteriormente, el Cristo resucitado le dijo a Sus
discípulos,

Dios me autorizó y ordenó a comisionarlos: Vayan y entrenen a todos los que


encuentren, lejos y cerca, sobre esta forma de vida, marcándolos por el
bautizo en el trino nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Luego
instrúyanlos en la práctica de todo lo que les he enseñado. Yo estaré con
ustedes al hacer esto, día tras día, día tras día, hasta el fin del mundo. (Mt.
28:18-20 Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

En el versículo 18 a NVI lo pone de esta manera: “Se me ha dado toda autoridad


en el cielo y en la tierra.”

¿Recuerdas dónde estaba antes? ¡Perdida! Adán la entregó, pero Jesús la


compró de nuevo. Luego más adelante, en el libro de Hechos, el Cristo
resucitado instruyó a Sus amigos, los aparentes herederos:

Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis
testigos tanto en Jerusalén como en todo Judea y Samaria, y hasta los confines
de la tierra. Hechos 1:8 (NVI)

Habiendo recuperado el poder y la autoridad que el primer Adán perdió, el


Salvador del mundo y de la humanidad hizo algo que fue absolutamente
increíble: nos devolvió lo que se había perdido. ¿Por qué? Porque lo vamos a
necesitar—no solo para nuestro regreso y beneficio personal, sino para el avance
del Reino y para los corazones de los demás.
Negarse a juzgar a los demás es una de las formas que toma la autoridad.
Funciona de esta manera: así como el universo físico tiene leyes que gobiernan
todo, desde la gravedad hasta la interacción de las moléculas, y hasta el
comportamiento del ADN, así también el universo tiene sus leyes. Es en el
contexto de esas reglas que la autoridad se desarrolla, y un principio clave es la
ley de la siembra y la cosecha. Siembra una semilla, cosecharás su fruto. Siembra
juicio, cosecharás lo mismo, pero como guerreros tenemos autoridad para crear
una dinámica mejor. Siembra amor, cosecharás amor. Siembra perdón,
cosecharás perdón. ¡Siembra Vida, cosecharás Vida!
Nuestro adversario quiere reclutar la asistencia de nuestro falso yo para
reforzar lo que él está haciendo a los demás—acusándolos, sobrecargándoles de
vergüenza, pero tenemos autoridad para oponernos a él eligiendo la misericordia
en lugar del juicio, bendiciendo en lugar de maldecir. Y al hacerlo, desatamos el
poder de la Vida, no de la muerte, en los corazones de otras personas—y en el
nuestro. Así que no te dejes atraer para ser utilizado por el enemigo. Ve la
tentación de juzgar a otros por lo que es. Considera por qué piensa el enemigo
que puede utilizar la táctica contigo o con alguien cercano a ti, y luego ejerce tu
autoridad para oponerte.

EL PERDÓN
La facilidad y velocidad con que nos comunicamos hoy en día puede causar que
choquemos con otros más rápido de lo que se puede decir “astilla” y “tronco”.
Ya sea por correo electrónico, mensajes de texto o conversaciones normales (o
falta de ellas), los paquetes con heridas llegarán tarde o temprano a la puerta de
nuestro corazón. Puede ser una persona que lo entregue, pero la bomba que tiene
adentro viene del enemigo. Sin embargo, junto con ello viene una oportunidad
del Reino de emplear el arma de contraataque más poderosa y amorosa conocida
por el hombre: el perdón.

Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado (dejado,


condonado y soltado las deudas y hemos renunciado al resentimiento contra
ello) a nuestros deudores. (Mateo 6:12)

Así también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno
perdone de corazón [ las ofensas ] a su hermano. (Mateo 18:35 NVI)

Perdonar a aquellos que nos hacen daño es la mejor manera de imitar a


nuestro Rey. Fue, y es, Su máxima expresión de amor, por lo tanto, no es de
extrañar que sea el centro de nuestro entrenamiento.
Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen (Lucas 23:34)— solamente
un corazón asentado, un hombre en una misión, un Hijo Amado/un Guerrero
puede pronunciar esas palabras en esas circunstancias. Él quiere que las
aprendamos y las practiquemos también.

Lo sé, este módulo de capacitación es duro. ¡Oh, sí lo sabré yo! Te


recomiendo que empieces contigo…recibe el perdón de Dios para ti mismo. En
ninguna parte de las Escrituras se nos instruye que “nos perdonemos a nosotros
mismos”, pero muchas veces se nos invita a recibirlo. Este asunto del perdón es
algo grande para Dios. El guerrero estará muy familiarizado tanto con recibir
como con ofrecer perdón. Jesús enseñó,

Esta es la manera como quiero que te conduzcas en estos asuntos. Si entras a tu


lugar de adoración y estés a punto de presentar tu ofrenda, y si de pronto
recuerdas que un amigo tiene algún resentimiento contra ti, deja tu ofrenda,
sal inmediatamente y anda donde tu amigo, reconcíliate con él. Entonces, y
solo entonces, regresa y resuelve las cosas con Dios. (Mateo 5:23-24
Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

Hay una sola manera de llegar a ser bueno en esto. Practicándolo. Encuentro que
las palabras “Lo lamento, ¿me perdonas? me son más fáciles de decir y las estoy
necesitando cada vez menos. Sin embargo, el arte de ofrecer una sincera disculpa
sin tener que explicar o justificar, toma tiempo. Es una de las más grandes armas
que poseemos para apagar los ardientes dardos del diablo. Pocos hombres saben
cómo hacerlo, y Dios definitivamente quiere que cambiemos al respecto. Edwin
Hubbell Chapin, un predicador americano y poeta del Siglo XVIII, escribió,
“Nunca el alma humana se fortalece tanto como cuando renuncia a la venganza y
se atreve a perdonar un daño.”

Puedes optar por seguir pensando que estás en lo correcto, o puedes optar por
entender. Lo primero conduce a juicio, a heridas y al aislamiento. Lo otro es
mucho más afectuoso y conduce al amor.

VIAJAR DE A DOS
Uno de los grandes principios del entrenamiento avanzado es nunca ir solo.
Cuando estaba creciendo, nuestra familia pasó muchos días de verano en el
lago. La regla era “nada con un compañero.” En mi época escolar, cuando
íbamos de paseo, cada uno tenía un compañero. Tener un acompañante siempre
es una buena idea.

El propio Jesús envió a Sus discípulos de a dos, y no era tan solo por
compañerismo. Allá afuera el mal no duerme, y necesitamos a otra persona para
cuidar nuestras espaldas. Es una buena regla y una precaución de seguridad.
Salomón escribió,

Es mejor tener un compañero que ir solo. Se comparte el trabajo, se comparte el


pago. Y si uno cae, el otro lo ayuda, y si no hay nadie para ayudar, ¡qué difícil
sería! (Ecl. 4:9-10 Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

Un febrero de hace algunos años, mi amigo Scott y yo tuvimos el privilegio


de ir a una misión para ver a unos amigos y aliados en el suroeste de Nueva York
que querían ver que se estableciera en su comunidad este mensaje de Vida,
corazón y libertad. No pasó mucho tiempo antes de que Dios nos estuviera
susurrando a los dos, “Narnia.”
El viaje y nuestra misión se aclararon cuando la gente compartió sus historias.
Muchos habían pasado un largo y duro invierno, y aquí no hablo del clima.
Muchos corazones habían soportado heridas, dolores y tristezas por años, y el
asalto a sus esperanzas había traído derrotas. La esperanza no había desaparecido
por completo. Estaba enterrada. Con las justas quedaba lo suficiente como para
que la gente se sintiera miserable.
“La buena vida está allá afuera. Si haces más, pecas menos, y pones de tu
parte, entonces quizás, quizás, las cosas mejoren—pero probablemente no sea
así.” Ese fue el mensaje del enemigo con el cual mucha gente había hecho un
acuerdo, y ahora estaban sufriendo por ello. Mucha gente sucumbe a esto: el
invierno de Narnia de cien años con su sombrío pronóstico de esperanza en la
primavera—pero no para ellos. Su vida bajo un hechizo, Narnia bajo la autoridad
de la bruja blanca, desgastando a un hombre hasta que dude de su propio
corazón, o peor aún, que dude del corazón de Dios.
Tener un amigo orientado, un compañero, puede ser valiosísimo en ayudarte a
tamizar lo que estás viendo, escuchando y discerniendo. Allá, en medio de la
nieve y el hielo físico y espiritual, Scott y yo pudimos confrontar de frente el
hechizo, la mentira y entregar la verdad y la Vida a los corazones de la gente. A
medida que Scott y yo compartíamos las realidades de la Historia más grande, el
peso de ser portadores de la imagen y lo que el buen Dios estaba haciendo en
nuestras vidas, los corazones se iban despertando por docenas. Los hombres y las
mujeres empezaron a limpiar la suciedad de sus ojos espirituales y pudieron ver
y tener esperanza nuevamente. ¡La primavera verdaderamente se acercaba!
Scott y yo hemos estado juntos en misiones durante varios años. Él a menudo
viene conmigo a los lugares donde me invitan a compartir. No te puedo decir
cuántas veces me ha animado con, “Es lo mejor que te he escuchado decir.” Y, sí,
también me ha mencionado un par de veces, “No estuviste muy fluido esta
noche. Sentí que estabas luchando en esa parte. ¿Qué pasó? Esto es lo que se
quiere decir con “Fieles son las heridas del amigo (Prov. 27:6) y “El hierro con
hierro se afila…” (v.17 ). Es lo que un hombre orientado puede brindar a otro.
Dios me ama bien al tener la colaboración y amistad de Scott, y Él ama bien a
Scott al estar yo colaborando con él. Esta validación mutua y el entrenamiento
que recibimos a través de nuestra amistad es algo que tanto Scott como yo
valoramos mucho y necesitamos desesperadamente.
LLAMA POR TELÉFONO A UN AMIGO
Recuerdas el show ¿Quién quiere ser millonario? Solo en la silla, el concursante
está luchando, buscando una respuesta de alto riesgo que no llega.
¿Qué hacer? ¡Llama a un amigo!
Era un mes antes de la conferencia de hombres que mi equipo y yo íbamos a
ofrecer. Estaba conduciendo en la autopista interestatal en mi ciudad cuando de
la nada, igual que el gas verde venenoso del antiguo episodio de Batman de la
TV, un pensamiento tóxico inundó la cabina de la camioneta y mi mente entró en
pánico: el fin de semana de los hombres va a fallar. No sé lo que estoy haciendo.
Nunca debería haber tratado de ofrecer esto. A menudo, estas amenazas se
disfrazan en primera persona “yo.” Era como si me ahorcaran. No podía respirar
y mi corazón empezó a correr.
Mi siguiente pensamiento fue pedir ayuda, llama a Tom. Así que lo hice.
“Hola, ¿qué novedades, Michael?”
“Tom, me estoy muriendo aquí,” le contesté a través del gas verde. “Me estoy
sintiendo enfermo sobre el fin de semana de los hombres.”
“Espera, Michael, espera, ¿dónde estás? ¿De qué se trata todo esto?”
Le expliqué. Y luego, con un risita, Tom dijo, “Michael, eso no es cierto.”
Alivio . Así de simple. Fue como si él hubiera llevado su “Batiaspiradora” a la
cabina de la camioneta, hubiera aspirado todo el gas y restaurado el oxígeno. Se
necesita alguien que esté fuera del drama para hablar con alguien que esté dentro
del drama. Como un buen hombre ubicado en la esquina, esa persona ve cosas en
la pelea que el competidor no ve. Sabe realmente quién es su amigo y puede
decir las palabras que su amigo necesita escuchar (Ec. 4:19)

HUMILDAD DESPLEGADA
Ser un hijo amado tiene privilegios increíbles, pero no nos da derecho a lo más
bonito o a lo mejor. Mira las circunstancias del nacimiento del Mesías. Mira
cómo fue perseguido. Mira Su muerte. Piensa cuantas personas malinterpretaron
al Mesías a lo largo de Su vida, y cuántos aún lo hacen. Y sin embargo, ¡la
humildad de Jesús es asombrosa! Las Escrituras nos dicen que Él no estimó la
igualdad con Dios como algo a qué aferrarse, por el contrario, tomo la semejanza
de hombre, y se humilló a sí mismo, y se hizo obediente hasta la muerte, y
¡muerte de cruz! (Fil. 2:6-8). Varias veces, pidió a los que sanaba que eso
quedara entre ellos y Jesús. Callado y sin embargo fuerte era la forma de ser de
nuestro Rey. En este panorama devastado por la guerra, debemos dejar de lado
cualquier sentido de derecho y perder toda expectativa de facilidad y comodidad.
La facilidad y la comodidad son para cierto tipo de hombre, pero éste no es el
tipo de hombre que tú y yo necesitamos ser.
Él es el hombre de las historias épicas.
Desde el pesebre hasta la cruz, Jesús llevó una vida dura.

Jesús le respondió, Las zorras tienen madrigueras ocultas y las aves tienen
gallineros y nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
(Lucas 9:58)

Jesús era breve: “¿Estás listo? Esto no será fácil. No nos vamos a quedar en las
mejores posadas, por si acaso.” (Mateo 8:20 Traducción libre de la Biblia El
Mensaje )

En Lucas 10:16 Jesús le dice a Sus discípulos, “Si la gente los rechaza a
ustedes, mis discípulos, entonces también me rechaza a mí y al Padre que me
envió.” Experimentaremos rechazo y también aceptación, y Jesús no quiere que
tomemos el rechazo personalmente, ni tampoco debemos dejar que la aceptación
se nos suba a la cabeza. No dejes que ninguna de los dos se convierta en parte de
la manera de actuar de tu falso yo. Ponte el cinturón de seguridad. Este módulo
de entrenamiento por lo general toma tiempo en internalizar, y con frecuencia el
enemigo te pondrá a prueba con él.
Jesús sabía quién era, y cuando llegas a conocer quién eres, tienes menos que
probar, menos que temer y esconder. Jesús sabía quién era Su Padre y recibió
amor e instrucciones mientras cumplía Su misión. ¿Cuál fue el resultado de todo
esto? Esto no lo hizo arrogante, más bien le permitió amar poderosa y
sacrificadamente. Fue San Agustín quien dijo, “Hay algo en la humildad que de
manera extraña exalta al corazón.”

EL PADRE CELESTIAL TAMBIÉN ESTÁ DOLIDO


Hay un tipo de herida a la que C.S. Lewis se refiere como “un hueso roto en el
universo” que está siendo restablecido. Es doloroso, pero es para el bien. Los
cirujanos cortan—para extirpar el cáncer. Los dentistas perforan—para eliminar
las caries. Los terapistas físicos infligen dolor—para romper el tejido de la
cicatriz y poder recuperar la movilidad.
No todas las pruebas de la vida vienen del reino de las tinieblas. Nuestra
naturaleza caída paga su precio natural. Los cuerpos se desgastan y el estrés con
demasiada frecuencia nos domina. Recuerda que vivimos entre las dos venidas.
Aprender cómo amar a nuestros enemigos, entrenar en cómo confiar, investigar
el Reino y sus caminos—este andar de un guerrero nos mantiene constantemente
en alerta. El mirar la vida de Jesús nos muestra el camino que nosotros debemos
recorrer. El Getsemaní y el Gólgota fueron hitos que el Padre, y no el enemigo,
había cavado y asignado.
La disciplina del Padre va de la mano con Su amor por ti y por mí:

¿Han olvidado lo bien que los padres tratan a los hijos, y que Dios los considera
a ustedes como Sus hijos? Mi amado hijo, no desprecies la disciplina de Dios,
pero tampoco te sientas aplastado por ella. Él disciplina al hijo que ama; al
hijo que Él abraza también lo corrige. Dios los está educando; es por eso que
nunca deben desertar. Los está tratando como a Sus hijos queridos. Este
problema en que se encuentran no es un castigo; es un entrenamiento .
(Heb.12:5-7 Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

Todo esto sucede en relación con el Padre. ¡Está garantizado! Un bisturí


corta. Hace heridas, pero esos cortes y heridas están hechos con gran cuidado e
intención para que las cosas mejoren.
Un día estaba caminando por la casa, haciendo algunas rondas y abrazando a
mis hijas. Por lo general es un poco escandaloso y divertido; yo lo llamaría un
tipo de abrazo, un poco menos que un arremeter. En los últimos años me he dado
cuenta y he aprendido que mi hija Hannah, la del medio, no quiere participar.
Esto había herido mis sentimientos y, sin saberlo, había acumulado
resentimientos y juicios hacia ella. He aquí cómo me di cuenta que esto sucedía:
como normalmente doy tres de cuatro abrazos (con frecuencia incluyo a Robin),
yo había terminado mi ronda y había regresado a trabajar en mi computadora. No
había estado allí más de diez segundos cuando siento que unos brazos me rodean
por detrás y era yo el que ahora estaba siendo casi arremetido. Miré por encima
de mi hombro y vi que era Hannah. En ese momento, me incomodé y me puse
rígido. No lo podía recibir. No está bien. Es hora de examinarme.
No te podría decir cuántas veces el Padre me ha invitado a la camilla para
hacer un trabajo en mí, someterme a una cirugía para eliminar algo que no está
bien. El Padre quiere que lo veamos a Él involucrado en cada momento de cada
día—aún en aquellos que son difíciles. ¿Cómo podemos hacerlo? ¿Cómo
trataremos a las personas que Él nos envía, sea que fueran seres queridos o
extraños que provocan a nuestro falso yo para que podamos verlo por lo que es,
por lo que calladamente ha acumulado en el transcurso del tiempo? ¿Veremos la
invitación del Padre para dejarlo ir, y ver la libertad que se nos está ofreciendo y
la oportunidad de convertirnos en un hombre íntegro? Los mejores regalos del
Padre no siempre vienen envueltos de la manera que nos gusta. Algunas veces
revela, invita y luego hiere, pero Él hiere para sanar, y Su manera de herir trae
integridad, libertad y Vida.

¿PODEMOS HABLAR?
Era media mañana en una conferencia de Zoweh para hombres, y mi equipo de
líderes y yo estábamos reunidos en un círculo. Estaba yo compartiendo,
invitando y exhortando a nuestro equipo a “seguir el rumbo, mantenerlo, no
descansar y no hacer nada a medias.” Para algunos fue una charla para
animarlos, pero no lo fue para todos. Algunos cuantos encontraron mis palabras
y mi estilo hirientes y luego ellos se encontraron el uno al otro (gracioso cómo a
menudo funciona así). No me di cuenta en ese momento, y ciertamente no fue mi
intención, pero ese fue el resultado. Lo que escucharon ellos fue que no estaban
haciendo lo suficiente ni que eran suficientes.
Más tarde, durante el tiempo libre después del almuerzo, nuestro equipo se
retiró a nuestra habitación para descansar y volver a calibrar. Me senté a la mesa
con ellos. “¿Listos para la tarde?” pregunté.
Un par de amigos no estaba sonriendo. “¿Podemos hablar contigo un
minuto?”
¡Uy! Ahí estaba: una invitación para un entrenamiento. Me senté con ellos y
los escuché.
“Michael, tu charla de esta mañana con nosotros pareció ser más
condescendiente que inspiradora. Decirnos que no descansáramos o que no
hiciéramos cualquier cosa a medias—¿te das cuenta cómo nos cayó? Hemos
estado en esto contigo desde el comienzo, viviéndolo sinceramente igual que tú.
Sin embargo, se sintió como si nos estuvieras sermoneando, con nosotros aquí
abajo y tú allá arriba, diciéndonos que actuáramos. ¿Y qué hubo de la gracia y la
humildad en todo eso?”
Esas no fueron sus palabras exactas, pero por lo que recuerdo, eran bastante
parecidas.
¡Auch! Fieles heridas infligidas por fieles amigos a quienes yo mismo había
herido. Durante mi vida he herido a muchos mensajeros de Dios. Estoy contento
de decir que esos días son cada vez menos, pero eso se debe a conversaciones
francas, dolorosas y amorosas como la que acabo de describir.
Mis amigos se arriesgaron ese día. Y yo también. Sin duda, mi falso yo
estaba listo para saltar, despejar la habitación o quizás salir corriendo. Tiene el
hábito de presentarse, parlotear, acusar, defender, reaccionar, pero no ganó. Tuve
una opción. En una milésima de segundo, hubo la opción de ya sea defenderme o
entender. Escogí escuchar a mis amigos. Sabía que ellos me querían y tenían las
mejores intenciones para mí. Como resultado, pudieron ayudarme a convertirme
en el hombre que realmente soy. Y ellos mismos progresaron más en su hombría
haciendo la valiente pregunta cada cierto tiempo, “¿Podemos hablar?”
De eso trata el entrenamiento avanzado: ver el bien que Dios está haciendo en
tu vida y recuperar el terreno perdido. Ganar la lucha contra la profana trinidad
del mundo, la carne y el diablo. El entrenamiento se lleva a cabo a través de las
relaciones. Juntos nos ayudamos mutuamente a llevar a nuestros corazones hacia
la Vida en el Reino bajo el amor del Rey.
El enemigo de nuestro corazón quiere utilizarnos, pero el Dios de nuestro
corazón quiere asociarse con nosotros. Cuando estamos alineados, conectados y
en sintonía con el Espíritu, Él ayuda, nosotros ganamos y el Reino avanza.

AVERTENCIAS Y PROMESAS

Enseñarte sería sencillo si te negara tu libre albedrío o te abrumara con Mi Poder. Sin embargo,
te amo demasiado para retirar el privilegio divino que te otorgué como portador de Mi imagen.
— SARAH YOUNG, JESÚS TE LLAMA

Si estás pasando un infierno, no te detengas.

— WINSTON CHURCHILL
L as visto alguna vez cualquiera de Los shows más tontos del mundo? ¡No
es un show para el que querramos calificar! Si algo nos han enseñado
YouTube y los reality shows de la TV es que lo que parecía una buena idea en su
momento puede terminar llevando a una persona al hospital.
“La experiencia: la más brutal de todos los maestros,” se dice que C.S. Lewis
lo escribió. “Pero aprendes—mi Dios… y cómo lo aprendes.” De manera más
humorística, Mark Twain se dice que reportó que “un hombre que lleva a un gato
por la cola aprende algo que no podría aprender de otra manera.”
La mayor parte de la niñez es una experiencia de aprendizaje práctico de
cómo hacer y cómo no hacer las cosas. Ver a alguien más hacer algo, como a mi
papá martillar un clavo o pintar una silla, jamás fue divertido, pero era parte de
mi curriculum de aprendizaje. Cada vez que se volteaba a darme el martillo y me
decía, “Dale un martillazo,” le sonreía de oreja a oreja. Trata de hacerlo con
cualquier niño o niña menor de 11 años de edad y verás. Rompe y bate un huevo
con un joven corazón que te está mirando, luego de manera casual le dejas caer
una invitación “¿Quieres hacerlo?” y verás lo que sucede a continuación.
Algunas veces la proposición de aprendizaje que es la vida, es grandiosa y
hermosa. Otras veces, nos golpeamos el dedo con el martillo, o se nos caen los
huevos al piso. El apóstol Pablo escribió,

El mundo no tiene principios. ¡Es un mundo cruel allá afuera! El mundo no pelea
limpio. Pero nuestras batallas nosotros no las vivimos o peleamos de esa
manera—nunca lo hemos hecho y nunca lo haremos. Las herramientas de
nuestro comercio no son para el marketing o la manipulación, sino para la
demolición de toda la cultura masivamente corrupta. Utilizamos nuestras
poderosas herramientas de Dios para [1] destruir filosofías distorsionadas, [2]
derribar barreras erigidas contra la verdad de Dios, [3] adecuando cada
pensamiento suelto, cada emoción e impulso en la estructura de una vida
moldeada por Cristo. Nuestras herramientas están listas y al alcance para
despejar el terreno de toda obstrucción y construir vidas de obediencia rumbo
a la madurez. (2 Co. 10:3-6 Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

¿ Vi ste los números “1, 2, 3” en el párrafo anterior? Vuélvelos a leer.


Demasiados hombres creen que su misión es pelear por la vida de otras personas.
Yo creo que Pablo está hablando sobre el “1,2,3” como la misión del hombre que
regresa. El caminar con Dios para aplastar mis propias filosofías torcidas me
ayuda a derribar las barreras de la verdad en mi corazón, y a reestructurar mi
vida en alineación con la de Cristo. La Escuela de Golpes Fuertes tiene una
matrícula cara. Todos los días escucho historias de los errores que la gente
comete y sus esperanzas de recuperarse. Algunos de los errores son bastante
inocentes, accidentes ocasionales o los desordenados desechos de un momento
desenfocado. Otros errores pueden tomar meses, aun toda una vida, para
repararlos. Todos hemos escuchado decir las siguientes palabras y quizás
nosotros mismos las hayamos dicho:

“Solo lo hice una vez.”


“Nunca más.”
“Ojalá alguien me lo hubiera dicho.”
“Debí haber escuchado a mi…”
Estas no son formas muy prometedoras de iniciar una historia.

ABRUMADOS
¡Tengan cuidado cómo andan! Vivan con propósito, dignamente y de manera
acertada, no como insensatos y necios, sino sabios (personas inteligentes y
sensibles), aprovechando lo mejor del tiempo, [tomando cada oportunidad que
se presente, porque los días son malos. (Ef. 5:15-16)

Me alegra que la exhortación de Pablo en Efesios 5 haya vencido—¿no? Fue


apropiada para entonces, pero hoy en día, ahora—¿”días malos”? Quizás si
estuviera asignado a Afganistán o en alguna ciudad importante patrullando a las
3 de la madrugada, yo podría— tal vez podría —vivir como si los días fueran
malos , pero ¿mientras se conduce en una autopista pensando y planificando un
retiro para hombres? ¡Por favor!
La creencia, el acuerdo, de que el reino de las tinieblas no existe realmente, o
que estaba vigente en aquel entonces, pero no lo está hoy, ha puesto a
innumerables hombres y mujeres en cautiverio. Y esos barrotes espirituales
tienen ramificaciones físicas. Si no nos sentimos abrumados, al menos de vez en
cuando, entonces estamos viviendo en una historia demasiado pequeña.
Reflexiona sobre tu vida. ¿Qué momentos de mal juicio o errores de cálculo
por milésima de segundos han llevado a herir tu corazón o el de tus seres
queridos? Tengo un historial de bajas debido a la impulsividad, a los malos
entendidos, o simplemente por estar espiritualmente en el lugar equivocado en el
momento equivocado físicamente. Es lo que puede suceder cuando un guerrero
ayuda a otros a poner en orden sus historias, ayuda a descubrir las mentiras, y
acompaña a un corazón en camino a sanarse. El rescate, la redención y la
restauración de cualquier hombre, y la validación, aceptación, valía, y
pertenencia que él continúa buscando en su historia, es una experiencia increíble
al poder formar parte de ella. Este es el motivo por el que la primera misión y
entrenamiento de un hombre debe ser recuperar su corazón, hacer una travesía
con Jesús a través de su pasado para poder asociarse con Él para el futuro—
primero el propio futuro del hombre, luego el de los demás. Es una propuesta
abrumadora, nos invita a asentarnos en Dios… siempre .
Con frecuencia Jesús hará cruzar el camino de un guerrero con el de un
cautivo para ver que un corazón abrumado sea curado y liberado. El mundo
necesita hijos amados recorriendo el planeta, bien entrenados y listos para luchar
por los que sufren, amándolos en lugar de sentir que son un fastidio. Hay muchas
almas tiradas en el mar de la vida, exhaustas, aferrándose a lo que esté disponible
para ayudarse a mantenerse a flote. Un guerrero puede acercárseles y llevarlos a
un lugar seguro. Él les puede asegurar que las cosas estarán bien. Y él los puede
motivar a asociarse con Cristo en contra de las criaturas que causaron el
naufragio, en primer lugar, e invitar a sus corazones a experimentar todo lo que
Dios tiene para ellos.

IGNORANCIA
Los planes del enemigo funcionan mejor cuando no nos percatamos en absoluto
de ellos. Por eso hace todo lo posible para no ser detectado. Espera permanecer
en la clandestinidad y trabajar de manera encubierta. La primera regla en su libro
de jugadas es, “Convence a un hombre que todos sus problemas surgen de él y lo
tendremos en la oscuridad para siempre.” Bajo estas condiciones, siendo
ignorantes de su existencia e influencia, las legiones de Satanás están a sus
anchas haciendo que nuestras vidas sean las peores. Mientras seamos ingenuos,
ignorantes, y permanezcamos en la oscuridad, nuestro falso yo continuará
culpando y juzgando a otros, a nosotros mismos y a Dios.
Una vez todos nosotros estuvimos en la oscuridad, y la oscuridad es a lo que
todos nos enfrentamos. Es donde el enemigo quiere mantener a los hombres,
incluso a aquellos de nosotros que hemos sido rescatados de las tinieblas.
Nuestro enemigo quiere volver a traer la oscuridad, pero el guerrero sabe y
disfruta la experiencia del perdón en la cruz. Y hay más en la cruz que tan solo el
perdón; hay poder y hay libertad. El reino de las tinieblas sabe esto. El guerrero
llega a saberlo también. Es “por la cruz” que un guerrero tiene autoridad. Pablo
tiene esto que decir:

Esta [nota con sus reglamentos, decretos y demandas] Él la anuló y despejó


completamente de nuestro camino clavándola en [Su] cruz. [Dios] desarmó a
los principados y potestades que estaban en contra de nosotros e hizo una
audaz exhibición y ejemplo público de ellos, al triunfar sobre ellos en Él y en
ella [la cruz]. (Col. 2:14-15)

Nuestro enemigo tiene la esperanza de que nosotros nunca aprendamos a


utilizar la cruz. Sí, utilizar. El corazón masculino fue hecho para momentos de
fuerza y coraje, para tiempos cuando el hombre mira fijamente a los ojos a la
opresión y dice, “Basta de esta basura.” La cruz de Cristo le da poder para hacer
eso. La cruz desarma al enemigo y nos libera. Y los hombres libres pueden tener
un gran impacto simplemente viviendo libremente. El hacerlo debe invitar
también a los demás a buscar la sanidad y a caminar en libertad.
Si permanecemos ignorantes del enemigo y sus actividades, entonces no
luchamos contra lo que no vemos. Y si somos ignorantes del poder de la cruz, no
sabremos de la libertad y autoridad que tenemos para batallar por los corazones
de los demás. Siempre recuerda: nuestro enemigo quiere saber si nosotros
sabemos la autoridad que tenemos a través de la cruz y cómo utilizarla. Él odia el
grito de “¡libertad! Porque por medio de la cruz de Cristo tenemos lo que se
necesita para declarar libertad, para protegerla y avanzarla.

MUCHAS ADVERTENCIAS
Cuanto más exploraba las amonestaciones en las Escrituras, más alarmado me
sentía. Aun en nuestra vida diaria, es difícil llegar al final del día sin encontrar
algún tipo de advertencia.
Advertencias sobre las drogas. Para que puedas recoger una receta en una
farmacia, se necesita que firmes una declaración que diga que entiendes los
riesgos y peligros de utilizar esa droga en particular. La mayoría de nosotros
prestamos poca atención o ninguna, pero la próxima vez que estés en la sala de
espera del consultorio médico, toma uno de esos folletos y dale una mirada al
tríptico de medicamentos. Las letras pequeñas contienen información sobre los
serios efectos potenciales:

ADVERTENCIA: Si pierde sensibilidad en sus extremidades o experimenta


sangrado severo o explosiones masivas intestinales, o si se le cae la oreja,
deje de tomarlo de inmediato y consulte a su médico.

¿Mi médico? ¿La persona que en primera instancia me recetó la medicina?

Advertencias de muy mal tiempo. Una noche nuestra familia pasó treinta
minutos encerrada en el closet del sótano. El Servicio Nacional del Tiempo
interrumpió nuestro show de la TV con su ya conocido eehh…eehh…eehh
seguido de la persona que parece estar en medio de la tormenta: “El Servicio
Nacional del Tiempo ha emitido una advertencia de tornado para los siguientes
condados. …las personas en la trayectoria de esta tormenta deben buscar refugio
inmediatamente.” Más tarde esa noche, nos enteramos que el tornado tocó tierra
a dos millas de nuestra casa. Todos estaban advertidos. Muchos fueron
afortunados. Unos cuantos no lo fueron.
Advertencias del Director General de Salud Pública. El director general es el
principal portavoz de la nación en materia de salud pública. Nos hemos
acostumbrado a las advertencias a tal punto que casi ni les prestamos atención.
Por ejemplo, casi el 70 por ciento de los americanos tienen sobrepeso; el director
general manifiesta que la obesidad es el factor contribuyente número uno al
mayor asesino de los americanos, las enfermedades del corazón. Es extraño que
el mismo asesino en la esfera física, las enfermedades del corazón , sea también el
asesino número uno en la esfera espiritual. Hummm.
A menudo nos metemos en problemas no porque no estemos conscientes de
los peligros, sino porque no prestamos atención a las advertencias. Muchos
hombres conocen las advertencias en las Escrituras, de lo que hay que hacer y no
hacer; solo que eligen ignorarlas. La idea de educar a la gente sobre los riesgos y
dejar que utilicen su sentido común parece no funcionar. No es suficiente. Algo
más grande está sucediendo que parece superar al sentido común y controla los
corazones. Afecta a todos, incluyendo a los hombres que han dedicado sus vidas
al ministerio, han memorizado las Escrituras, servido fervientemente, respetado
y también oficiado los sacramentos y tradiciones. Estos hombres son un blanco
de alta prioridad: saca a los generales (los pastores, los obispos y los sacerdotes)
y la tropa sufrirá. Es tiempo de recuperar el terreno, responder a la lucha,
buscarse el uno al otro, entablar amistad con los líderes ministeriales y dejar que
ellos entablen amistad con nosotros. Tal como escribió el antiguo narrador griego
de historias, Esopo, “Unidos venceremos, divididos caeremos.”
No estamos seguros.
La esfera física no está bien debido a que las cosas en la esfera espiritual no
están bien—todavía.
Un guerrero lo sabe. Es lo primero que mantiene en su mente y, por
consiguiente, lo practica en la vida. Debe “sorprenderse” cada vez menos.” Uno
de los errores clásicos que un guerrero puede cometer es retirarse a la pasividad
subestimando ya sea la fragilidad de la libertad, el poder de las tinieblas o ambas
cosas. Existe otro error clásico donde el guerrero se pondrá directo en las manos
del enemigo. Si no es el de subestimándolos, es el error de sobre estimarnos a
nosotros mismos.

ORGULLO Y ARROGANCIA
No toma mucho tiempo. Sé bueno en algo y la tentación de ser reconocido por
ello viene a tocar la puerta. Comprométete a algo y la tentación de hacer que a
todos los demás le importe tanto como a ti es casi inevitable. Cuando estoy
herido o me han agraviado, siento un fuerte impulso de reunir a un séquito de
simpatizantes. En la raíz de todas estas cosas está el orgullo.
El orgullo siempre es un riesgo cuando recibimos entrenamiento de nuestro
Padre. Aprendemos cómo funciona el Reino y descubrimos el lugar importante
que tenemos en él. A través de las experiencias que Dios nos permite, llegamos a
ver la Vida más claramente, a comprenderla más profundamente, y a caminar
con las responsabilidades que vienen de saber lo que sabemos. Sin embargo,
irónicamente, es aquí, en este lugar de crecimiento y entrenamiento, de privilegio
y responsabilidad, que el orgullo puede echar raíces. Comenzamos a buscar
nuestro valor y valía por lo que hacemos en lugar de traer nuestro valor y valía a
que hacemos. De pronto tenemos la absoluta seguridad de que somos los que
vemos más claro, sabemos lo que es mejor, y hemos hecho “justo lo correcto.” Y
los otros necesitan escuchar.
Si alguna vez te encuentras abrigando esta actitud, piérdela rápidamente. El
orgullo religioso y la arrogancia harán que la compasión y el cuidado den paso a
la comparación y al juicio. El cambio es sutil y siniestro. Sucede sin que nos
demos cuenta—pero no sin previo aviso. Es por eso que Jesús advierte a Sus
seguidores:

No anuncien sus buenas obras en público. No se sienten en la cabecera de la


mesa. No oren para que los vean.

Las Escrituras advierten contra subirse a las plataformas del mundo para
recibir los aplausos y premios de los hombres. Sin embargo, esto sucede una y
otra vez en el ministerio tanto como en cualquier otra situación de la vida. El
guerrero necesita estar en atento y en guardia contra ello porque no somos
infalibles. Cuanto más sabios realmente seamos, caminaremos con más
humildad. Nuestra fuente de Vida, significado y sabiduría es Jesús, y la única
validación que buscamos como hijos amados debería ser la de nuestro Padre.

MANTENIÉNDOSE AL MARGEN DE LOS PROBLEMAS –METIÉNDOSE EN


ELLOS
Jesús tuvo muchas conversaciones con los líderes religiosos de Sus días, los
fariseos. Eran altamente capacitados en la religión judía, profundamente
conocedores y ambiciosos políticamente. En su cultura, y ciertamente en sus
propios corazones y mentes, eran los que estaban seriamente comprometidos —
los siervos de Dios de más alto rango con los salarios más altos entre la gente.
Ese papel venía con un uniforme, con una posición y unos privilegios que
llevaron a intensos altercados con Jesús. Imagínate a los congresistas, senadores
y los presidentes ejecutivos y ya te estarías acercando. Toda sociedad los tiene:
los caballeros y la nobleza, los jefes y las tribus, la realeza y la aristocracia…
todos capitalizando en sus culturas para beneficio o ganancia personal. Es una
práctica de todos los tiempos: elevarse a sí mismo oprimiendo y utilizando a los
demás.

En la película Corazón Valiente , William Wallace dijo lo siguiente a los nobles


escoceses de su tiempo:

Ustedes piensan que la gente de su país existe para proporcionarles una


posición. Yo pienso que su posición existe para proporcionar a esa gente la
libertad.

Esto le trajo muchos problemas a Wallace. El mismo mensaje también lo


llevó a Jesús a cruzar aguas calientes. Los rebeldes de su día son los
reformadores de la historia y nunca fueron muy populares con aquellos que
tenían el control. Las iglesias no están exentas en modo alguno. El ministerio
siempre ha tenido sus fariseos—hombres y mujeres con poco conocimiento, un
poco de ambición y un poco de poder. Se puede sentir algunas veces cuando se
está cerca del liderazgo de la organización. Han llegado a creer que de alguna
forma se han ganado su posición a través de sus logros alcanzados para Dios.
Dios ahora es afortunado de tenerlos en Su equipo. Por supuesto que nunca lo
dirían en voz alta (yo nunca lo hice.) Está cimentado al fondo en el falso yo, y
sale disfrazado como humildad y servicio, pero en el centro están los juicios, las
justificaciones, el orgullo y la rebelión.
Estás advertido: ganar el amor de Dios se ha convertido en una profesión. Si
el enemigo no te puede convencer de que no eres nada, entonces tratará lenta y
meticulosamente de convencerte de que eres algo , pero más bien basado en tus
méritos y no en el amor incondicional de Dios. El cambio es sutil, pero como
sea que éste ocurra, Satanás quiere que tú creas que lo que sea que hayas
logrado, te lo ganaste. ¡Lo bueno o lo malo—¡te lo ganaste!
La gran diferencia entre que Jesús te diga que eres algo y que el enemigo te lo
diga es que Jesús te ama y está particularmente encariñado contigo, mientras que
el otro te odia y quiere verte enterrado en un ataúd de servicio, reglas y
desempeño. Los resultados son muy diferentes dependiendo a quién escuchemos.
¿Cómo ocurre tal decepción? Lentamente, gradualmente, mucho más parecida
a una erosión que a la caída de un rayo. El rayo sucede en un momento y es fácil
de ver; una erosión es la recopilación de un acuerdo sutil tras otro, como una ola
tras otra que viene contra las dunas, carcomiéndolas poco a poco, cambiando su
carácter y eventualmente avanzando en los frentes internos que están detrás de
las dunas.

DOS BARANDAS DE SEGURIDAD


Al igual que las barandas en una autopista, hay dos límites que un guerrero evita
cruzar: preocuparse poco y preocuparse demasiado. Irresponsabilidad y exceso
de responsabilidad pueden parecer opuestos, pero ambos son igualmente capaces
de conducir a los hijos amados de vuelta a la esclavitud. Hombres buenos,
hombres redimidos, que han cruzado cualquiera de los dos barandas se
convierten en trofeos para nuestro enemigo para mostrarlos en su pared.
El exceso de responsabilidad intercambia la intimidad por la actividad bajo el
nombre de servir a Dios. Sucede a cada rato en las iglesias, pero no es lo que
Cristo tuvo jamás en mente para Su iglesia—un sistema basado en obras, una
institución—en lugar de un organismo vibrante. Cuando un hombre intercambia
la intimidad por el servicio, cuando confunde la amistad con el Rey por solo
servicio al Rey, él compromete las relaciones, la libertad y la Vida que Jesús
compró para él.
Lo mismo sucede con la irresponsabilidad. Estamos diseñados por Dios para
la acción; el Reino no avanza con la pasividad. Pero las cosas que hacemos
necesitan fluir de nuestra relación con nuestro Rey y ningún sistema religioso
puede sustituir esa intimidad.
Los guerreros reconocen las dos barandas en sus propias vidas y evitan
cruzarlas. Entre esas barandas se encuentra el camino estrecho donde el guerrero
disfruta de la libertad para sí mismo y lucha por ella con efectividad para otros.

EL INTERIOR DE UNA COPA


La vida religiosa versus la vida libre …casi no puedes leer los Evangelios sin
encontrar un altercado entre Jesús y los fariseos. En Lucas 18, Jesús cuenta la
historia de dos hombres que estaban orando, uno era un fariseo y el otro un
recaudador de impuestos. El fariseo se está exhibiendo con sus oraciones,
esperando ser visto por muchos. El hombre de los impuestos está callado y
humilde, esperando ser visto por el Único. Al final de Su historia, Jesús dice,

Este hombre de los impuestos, no el otro, se fue a casa justificado con Dios. Si
caminas con tu nariz en el aire, terminarás de cara en el suelo, pero si estás
satisfecho de ser simplemente tú mismo, te convertirás en más, serás
enaltecido. (Lucas 18:14 Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

En capítulos anteriores, Jesús aceptó una invitación a cenar de uno de los


fariseos. Al entrar a la casa del líder religioso, Jesús no se “lava” para cenar y el
anfitrión estaba horrorizado. Jesús dijo,

Ahora bien, ustedes los Fariseos limpian lo de afuera del vaso y del plato, pero
por dentro están llenos de robo y codicia y de extorsión y malicia y maldad.
¡Necios (tontos, insensatos) [actuando sin reflexión o inteligencia]! El que
hizo lo de afuera ¿no hizo también lo de adentro? (Lucas 11: 39-40)

¡Auch! Decir estas líneas de manera amorosa—ahora, eso fue algo que solo
Jesús pudo lograr. Y no fue la única vez. Jesús dio muchas otras advertencias a
los fariseos y también las dio acerca de ellos.

Jesús les dijo, Tengan cuidado y estén atentos contra la levadura (fermento)
de los Fariseos y Saduceos. … ¿Cómo es que no entienden que no hablaba yo
del pan? ¿Sino de tener cuidado de la levadura (fermento) de los fariseos y
saduceos? Entonces comprendieron que no les decía que se cuidaran de la
levadura del pan sino de la enseñanza de los fariseos y de los saduceos. (Mt.
16:6, 11-12)

En demasiadas ocasiones, todavía puedo ver y sentir al enemigo tentándome a


simplemente dejar de caminar llevando este mensaje y mirar por encima de mis
hombros a aquellos que juzgo que no están … [siendo lo que deberían ser] como
si yo conociera sus corazones y dónde se encuentran en su travesía con Dios. He
aprendido que hay una línea muy fina entre la observación y la crítica, de
permanecer en el camino versus pasar por encima de la baranda de seguridad.

LAS ADVERTENCIAS DE UN PADRE


Mi papá con frecuencia solía decirnos a mis hermanos y a mí, “Nunca sucede
nada bueno pasada la medianoche.” Lo he modificado un poco como padre de
tres mujeres y he retrasado el reloj para las 10:00 pm. Un buen padre siempre
está listo para dar unos cuantos “alicientes” a sus hijos sobre los entornos
peligrosos que se esconden más allá de las fronteras seguras del hogar. Es parte
de cómo el corazón masculino refleja el corazón de Dios para proteger y proveer.
El libro de Proverbios es realmente el rey Salomón sentando a su hijo en casa
con un plan de estudio dirigido al corazón de un niño hebrero. El título del libro
sería Cómo vivir bien: Guía de un padre sobre qué hacer y no hacer. El propio
Salomón fue educado por su padre terrenal, David, y su padre celestial, Jahvé.

Estos son los sabios dichos de Salomón, hijo de David, rey de Israel—escritos
para que sepamos cómo vivir bien y correctamente, para entender lo que
significa la vida y adónde va; un manual para vivir y aprender la rectitud, la
justicia y la equidad; para enseñar a los inexpertos el teje y maneje y dar a
nuestros jóvenes un conocimiento de la realidad. Aquí también hay algo para
los hombres y mujeres expertos, todavía una o dos cosas para que aprendan
los que tienen experiencia. (Pr.1:1-6 Traducción libre de la Biblia El Mensaje )

Hay más; ¡esto se pone mejor!

Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; si tu oído
inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; si llamas
a la inteligencia y pides discernimiento. …la sabiduría vendrá a tu corazón, y
el conocimiento te endulzará la vida. La discreción te cuidará, la inteligencia
te protegerá. La sabiduría te librará del camino de los malvados, de los que
profieren palabras perversas. (Pr. 2:1-3, 10-12 NVI)

Wow, ¡quien no se matricularía en esa clase! Parecería una transferencia del


Colegio de los Golpes Fuertes a la Universidad de la Libertad. La mejor parte
podría ser la fuente de la enseñanza—un corazón confiable que ha transitado por
el camino de la vida y lo conoce bien. Un buen padre imparte a su hijo sabiduría
y aliento para las sendas peligrosas de la vida, lo cual es algo muy bueno. Algo
surge dentro de mí. ¿Cuándo comenzamos? Pero no es obligatorio. Esta sabiduría
todavía viene como una invitación, una propuesta en la que mi voluntad, mi
inscripción, permite que la relación y el entrenamiento comience.
Así como Proverbios está lleno de advertencias y promesas de un padre
terrenal para su hijo, así también todas las Escrituras están llenas de orientación
de un Padre Celestial que desea profundamente que Sus hijos vivan bien, amen
bien, y lleguen a casa de manera segura y con bien.

MUCHAS PROMESAS
Todos estamos familiarizados con el concepto de una promesa.
Desafortunadamente, estamos demasiado familiarizados con la experiencia de
una promesa rota.
“Estaré alli, te lo prometo.”
“Tienes mi palabra.”
“Te prometo amarte, y cuidarte hasta que la muerte nos separe.”
Jesús hace Sus promesas de corazón a corazón y las cumple todas. Tomemos
esta, por ejemplo:

Les he dicho estas cosas, para que en mí tengan [perfecta] paz y confianza. En el
mundo tienen tribulación y pruebas, angustias y frustraciones; pero ¡tengan
buen ánimo [sean valientes; tengan confianza, estén seguros, sean
indesmayables]! Porque yo he vencido al mundo. [Lo he despojado de poder
hacerles daño y lo he vencido por ustedes.] (Juan 16:33)

Toma nota de que Jesús no nos la prometió fácil ; Él nos la prometió abundante
(Juan 10:10). “Abundante” parece ser que incluye momentos de pruebas y
angustia. Tenemos la ventaja, ¿pero sabemos cómo manejarla? El enemigo nos
probará para averiguarlo. Si no sabemos nuestro lugar como hijos amados y
cómo ver el poder y la autoridad de Cristo trabajando en nosotros para amar
como guerreros, entonces el enemigo procederá sin control y de manera
despiadada. Jesús no lo dejó hacer eso, y nosotros tampoco lo deberíamos dejar.

UNA ADVERTENCIA FINAL


En medio del intercambio de Jesús con los fariseos que se registra en Mateo 12,
los fariseos lo acusaron de echar a los demonios por el poder de Satanás. “Ahora
realmente, reaaaalmente, están lográndolo,” les contestó. “Déjenme explicarles
algo, cómo funciona esto.” Y en los siguientes versículos hace justamente eso, lo
cual nos trae a los versículos 43-45 que la Biblia El Mensaje nos brinda aquí:

Cuando un espíritu maligno y perverso es expulsado de alguien, va por el


desierto árido buscando un oasis, un alma desprevenida para acosarla. Cuando
no encuentra a nadie, dice, “Regresaré a mi antigua guarida.” Al regresar,
encuentra que la persona está impecablemente limpia, pero vacía. Luego va y
trae a siete espíritus más malvados que él y todos entran a vivir allí gritando
de alegría. Esa persona termina peor que si nunca hubiera estado limpia en
primer lugar.

¡Esto lo explica bastante! Explica por qué la gente recae, ¿no es así?—por qué
algunos creyentes experimentan victoria en ciertas áreas de sus vidas por un
tiempo, y luego recaen en sus viejos hábitos. Una adicción o un comportamiento
que los había atormentado por largo tiempo, que los dominaba se aparta de ellos
temporalmente. El enemigo se va por un tiempo por el poder y la autoridad de
Cristo, pero la victoria es de corta duración. El enemigo regresa… ¡con siete
amigos!

Hmmm . . . ¿tienen amigos? ¡Caray!


Por otro lado, amo lo que dice El Mensaje en I Juan 4:4:

Hijos míos, ustedes vienen de Dios y pertenecen a Dios. Ustedes ya han ganado
una gran victoria sobre los falsos maestros, porque el Espíritu en ustedes es
mucho más fuerte que cualquier otra cosa en el mundo.

Nosotros también tenemos un Amigo, más grande y poderoso que todos lo


amiguitos del enemigo juntos. El Espíritu de Jesús mora en nosotros, está más
cercano que nuestro propio latido de corazón. Así que defiende tu posición. Una
vez que hayas recuperado un área de tu vida, mantente alerta y vigílala con
mucho cuidado. Van a regresar para ver si tú eres un guerrero que sabe y practica
el arte de “mayor es el que está en mí que el que está en el mundo.” Malógrales
su contraataque y no tendrás que luchar por mucho tiempo con esa fuerza oscura.
Disfruta tu libertad; cuida tu corazón.

PELEA TUS BATALLAS UNA VEZ


Cuando buscamos la Vida y el amor en cualquier otra fuente que no sea la de su
autor, Cristo, estamos dando permiso para que los agentes de las tinieblas
vuelvan a entrar en nuestra vida. Y una vez más, lo arruinarán, causando tanto
daño colateral como sea posible. Así que pelea tus batallas una sola vez.
Y si caes, no te quedes abajo. Regresa al Padre que te ama tan profundamente.
Comparte con Él lo que te pasó e invítalo a que te muestre por qué hiciste lo que
hiciste.
El otro día le dije algo brusco a Robin en la cocina. Tan pronto como salió de
mi boca y aterrizó con dureza sobre ella, se volteó, y supe que la había herido.
Mi impulso inmediato fue decir algo gracioso tratando de hacerla reír. En su
lugar, me disculpé y le pedí que me perdonara. Lo hizo, aunque su ceño fruncido
me decía que todavía tomaría unos cuantos minutos más, y me retiré con alguna
información importante.

¿Qué fue ese “impulso gracioso”? Cuando le pregunté a Dios, Él respondió,


“Te querías sentir mejor y no sentir lo que hiciste.”
¡Oh, ya veo! Gracias, Dios. No lo sabía.
Mientras seguía orando y pensando, Dios me reveló un desagradable
mecanismo que yo había utilizado en mi vida: en lugar de atender al corazón que
había herido, estaba atendiendo al mío.
No es así como quiero vivir. Tampoco lo haré—no cuando tengo la opción
ante mí. Es de esta manera que un hombre puede recuperar terreno aun cuando
se caiga.
C.S. Lewis escribió,

Cada vez que haces una elección estás convirtiendo la parte central, la parte
fundamental de ti, esa parte de ti que elige, en algo un poco diferente de lo
que era antes. Y tomando tu vida como un todo, con todas tus innumerables
elecciones, a lo largo de toda tu vida estás lentamente convirtiendo esta cosa
fundamental en una criatura celestial o en una criatura infernal: ya sea en una
criatura que está en armonía con Dios, y con otras criaturas y consigo mismo,
o bien en una que está en estado de guerra y odio con Dios, y con sus
semejantes, y consigo mismo. …
En cada momento cada una de nosotros está progresando hacia uno o hacia otro
estado.

El mundo necesita desesperadamente— necesita desesperadamente —más


hombres orientados e íntegros, hijos amados que sepan cómo luchar y cómo
bailar, hijos que sean fuertes ante las pruebas, férreos en la presencia de sus
enemigos, y compasivos con los corazones a los que han sido comisionados a
amar. Hombres guerreros que, cuando llegue el momento, puedan tomar el
escudo de la fe y la espada del espíritu y pelear cada batalla una vez y para
siempre.
UNA ÚLTIMA PROMESA
Cuando alguien te dice, “No tengas miedo,” ¿cuál es la implicancia? ¡Que hay
algo que temer! ¡Cuidado! ¡Peligro! ¡Más adelante, momentos peligrosos para la
vida!
Cuando le digo a mi hija, “No mires por allá. Mantén tus ojos en mí. Quédate
conmigo. Toma mi mano. Quédate cerca,” tengo buenos motivos para hacerlo.

Yo te lo he ordenado Sé fuerte, vigoroso, y muy valiente. No tengas miedo ni te


desanimes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.
(Josué 1:9 NVI)

Un ladrón solo está allí para robar, matar y destruir. Yo he venido para que
tengan una vida real y eterna, más y mejor vida de la que jamás podrían soñar.
(Juan 10:10 Traducción libre de la Biblia El Mensaje )
Vayan, pues, y entrenen a toda persona que conozcan, lejos y cerca, sobre esta
forma de vida, marcándolas con el bautismo en el nombre trino: del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Luego instrúyanlas en la práctica de todo lo que les
he mandado. Estaré con ustedes mientras hagan esto, día tras día tras día hasta
el final de los tiempos. (Mt.28:19-20 Traducción libre de la Biblia El Mensaje

No estés obsesionado con conseguir más cosas materiales. Relájate con lo que
tienes. Puesto que Dios nos aseguró, “Nunca te defraudaré, nunca me iré ni te
abandonaré,” podemos citar con valentía,

Dios está allí, listo para ayudar; no temeré no importa lo que sea. ¿Quién o qué
podría hacerme algo? (He. 13:5-6 Traducción libre de la Biblia El Mensaje)

Hay una buena razón por la que Dios repetidamente nos dice, “No temas.”
También hay una buena razón por la que Él nos invita continuamente a confiar
en Él. Esta historia no es tan segura como nos han llevado a creer. Si no has
experimentado alguna vez lo que significa estar abrumado, confiarás en tus
propias fuerzas y creerás que podrás controlar todas las variables. Eso es una
pequeña vida sin Dios. No es la vida para la cual tú y yo fuimos destinados.
Jesús conoce el camino. Él es la verdad y tiene la luz. Nos promete que se
quedará con nosotros. Permanecer cerca de Él es siempre la prioridad—uno—
para un amado hijo de Dios. Es la plataforma sobre la cual un guerrero practica
su arte, amando intensamente y luchando con valentía por los corazones de los
demás. Esto es lo que hizo nuestro Rey y lo que todavía hace cuando toma Su
residencia en un hombre. “En este mundo tendrán aflicciones,” Jesús nos
advirtió—pero luego nos volvió a asegurar, “Anímense. Yo he vencido al
mundo” (Juan 16:33 NVI).

AMAR A UNA MUJER


Las mujeres fueron hechas para ser amada, no para ser entendidas.
— OSCAR WILDE

No se avergüencen las mujeres…


Ustedes son las puertas del cuerpo, y ustedes son las puertas del alma.
— WALTER WHITMAN

Ser mujer es una tarea terriblemente difícil debido a que principalmente consiste en tratar con
hombres.
— JOSEPH CONRAD

E
ra unos minutos antes de iniciar la sesión del fin de semana de Profundización
para Mujeres, una de las iniciativas de Zoweh para las damas. Yo era el invitado
para compartir mi charla “Los deseos fundamentales del corazón de un hombre.
Revisando mis notas mientras sonaba la música, escuché claramente a Jesús
susurrar a mi corazón, “Discúlpate.” Supe de manera instantánea lo que Él me
estaba invitando a hacer.
La música terminó—era mi señal para subir al podio. Viendo al grupo de
mujeres, mi corazón se llenó de tristeza y remordimiento. Después de unos
segundos de silencio, comencé: “Antes que comparta en esta sesión sobre el
corazón de los hombres, primero quiero decirles—lo siento. Lo siento mucho.
Quiero disculparme por lo que nosotros los hombres les hemos hecho a ustedes y
la parte que nos corresponde por haberlas herido y haberles roto el corazón.”
Las palabras parecían resonar suavemente en el auditorio, aterrizando
suavemente y encontrando su lugar no solo en el corazón de las mujeres sino
también en mi propio corazón. En ese momento, estaba representando y
confesando a nombre de “mi especie.” Pero había más. Me di cuenta que
también era mi disculpa.
Como la gran mayoría de hombres, aprendí temprano y creí profundamente la
mentira que se le ha dicho a los chicos. Aquella mentira de para qué son las
chicas, la mentira de que están hechas para mi uso y mi gratificación aquí, para
validarme y decirme que soy un hombre.
Lo que comienza temprano como un asalto al corazón masculino más tarde
tiene ramificaciones, convirtiéndose en un asalto al corazón femenino. Matar la
inocencia sexual es una prioridad muy alta para nuestro enemigo, y los
muchachos con demasiada frecuencia caen en sus manos. Es un asunto que se da
muy pronto y de deseos que terminan mal.

OBTENIENDO AYUDA
Era el verano del 2001 cuando por primera vez leí el libro titulado Salvaje de
Corazón . Ese mismo invierno un fin de semana fui a una conferencia organizada
por su autor, John Eldredge. ¡Regresé a casa muy emocionado!
Durante los primeros días después de mi regreso, le leí a mi esposa, Robin,
partes de mis anotaciones de la conferencia y fragmentos de Salvaje de Corazón.
Le conté del fin de semana en que se estaría llevando a cabo la contraparte
femenina de este seminario que Eldredge y los Ministerios de Ransomed Heart
estarían ofreciendo para mujeres, más adelante ese mismo año. Amorosamente le
dije, “¡Cariño, necesitas ir y recuperar tu corazón!”
Recuerdo claramente escuchar el tic tac del reloj de la repisa mientras yo
miraba una cara que, sin decir palabra, me estaba comunicando con toda
claridad, “¿Qué acabas de decir?” Después de varios segundos, Robin abrió sus
labios y secamente contestó, “¡Mi corazón está muy bien, gracias!”
Hummm, eso no cayó tan bien que digamos. Fue en ese momento que las
palabras durante la clausura de Eldredge volvieron a mi mente: “Ahora, hagan lo
que hagan, no vayan a casa a decirle a la esposa que ustedes son nuevos y
mejorados´ y que eso es lo que ahora ella necesita hacer.” En retrospectiva, se dio
en el clavo una vez más.
Más tarde ese día, Robin pasó y me visitó en la celda de castigo para decirme,
“Si, creo que me gustaría ir.” Pensé que estaba diciendo sí a la aventura del fin
de semana de su vida y a las profundas aguas espirituales que le aguardaban.
Más tarde me enteré que estaba diciendo sí al viaje a Colorado y a tener un
descanso de cuatro días de tres niñitas y de mí.
Pero cuando Robin regresó a casa, me dijo con los ojos llorosos, “La cosa
más significativa para mí durante el fin de semana fue que, en lo profundo de mi
corazón, comencé a entender y a experimentar a Dios como mi Padre—un Padre
muy amoroso que me adora. Este Padre me conoce, me ve, quiere estar conmigo
— se deleita en mí tal cual soy, justo donde me encuentro, en este momento, en
mi quebrantamiento, en mi laberinto. ¡Yo soy Su HIJA AMADA!”
Recuerdo haber pensado, “¡Ves, yo sabía que ese fin de semana era una buena
idea!” Mientras compartía más en los siguientes días, comencé a entender algo.
Aunque ambos somos portadores de la imagen de Dios, y vivimos en la misma
Historia, la manera en que portamos esa imagen, y por lo tanto, lo deseos que
abrigamos en lo profundo de nuestros corazones, son tan diferentes como el
rosado y el celeste.
No solamente tenemos diferentes deseos fundamentales, también somos
sujetos de asaltos únicos y específicos sobre dichos deseos.
Hay una razón por la cual Dios hizo al hombre y lo colocó en el papel de
proveedor y protector. No es para el bienestar del hombre; es para el bienestar de
los demás, comenzando con el de nuestra esposa y luego el de nuestros hijos, en
ese orden.
Debo confesar que consulté con unas cuantas personas para escribir este
capítulo. Pasé varias horas entrevistando a mi esposa y escuchando a algunas de
sus más íntimas amigas opinar sobre el corazón de una mujer. Ellas brindaron las
voces de la experiencia que se necesitaba para dar forma a lo que sigue. Espero
que provea un contraataque efectivo para las pérdidas cruciales sufridas por las
mujeres que amamos—y nos arme a nosotros con nuevas y mejores formas de
luchar por ellas y de amar y entender sus corazones.

LAS HERIDAS DE ÉL Y DE ELLA


Los ataques espirituales a los hombres y a las mujeres no son iguales en cuanto a
género. Debido a que Dios nos hizo hombre y mujer, el enemigo ha ideado
heridas a la medida para él y ella. Las primeras llegan temprano en la niñez, se
acumulan, y el enemigo se encargará que las de él y las de ellas choquen. Todo lo
que se necesita es que el falso yo de él o el de ella tire al otro al suelo. La pareja
que comenzó su unión con la promesa “para bien o para mal,” con el tiempo
comienza a menguar. Surgen pequeñas historias por separado, del tipo en que
pueden vivir bajo el mismo techo pero viven lejos el uno del otro. La tolerancia
dista mucho del amor.
El maligno mantiene archivos individuales. ¿Tú crees que el Servicio de
Impuestos Internos (IRS) de los Estados Unidos mantiene archivos? No hay
punto de comparación. Dotado de un conocimiento intricado de nuestras
historias y personalidades, el reino de las tinieblas sabe exactamente cómo
enfrentar un corazón herido contra otro para lograr un máximo efecto—
especialmente en un pacto de unión matrimonial ordenado por Dios. Satanás
quiere hacer que esa armonía se convierta en una discordia: Robin versus Michael
en lugar de Robin y Michael. Él sabe que puede obtener un doble beneficio por
sus esfuerzos. Si es cierto, de acuerdo a Génesis 2:24, que el esposo y la esposa
se convierten en uno, entonces el enemigo solo necesita dar un tirón a la cadena
de uno para tener al otro también.

UN TIPO PARTICULAR DE ODIO


Si el corazón masculino encuentra oposición, el corazón femenino es asaltado
sin cuartel. Satanás llega a la gloria de una mujer con un odio celoso y
vengativo. Y tiene sentido. El arcángel Lucifer era el más fuerte y el más
hermoso de todas las criaturas creadas. Era el general reinante de los ejércitos de
ángeles—hasta que se descarrió.
¿Por qué se descarrió? Envidia . Lucifer no quería compartir la gloria de Dios con
las nuevas creaciones de Dios, el hombre y la mujer. No estaba dispuesto a
entregar su corona a Eva, la bella portadora de la imagen de Dios. La rebelión
fue idea de Lucifer. Y el libro de Apocalipsis (12:7) nos dice que, en su nuevo
rol e interpretando un nuevo papel en la historia, el viejo dragón lanzado a la
tierra continua su vieja campaña de odio, haciendo guerra contra los hijos de
Dios (Ap. 12:7). El príncipe de este mundo oscuro es un mentiroso que quiere
volver a robar la corona, matar a los portadores de la imagen, y destruir el amor.
Alcanzar el estándar mundial de feminidad es agotador para las mujeres—
siempre esforzándose y sin embargo nunca dando la talla. Si conoces la gloria
del corazón de tu esposa o de tu hija—lo que aman hacer, lo que les apasiona, lo
que las hace sentir vivas, lo que cada una de manera única aporta al Reino—
entonces sabes lo que el enemigo quiere hacer en sus vidas. La pregunta es,
¿conoces esas cosas? Tú debes conocer cada una de sus historias, la travesía de
sus corazones, pero la mayoría de los hombres no lo saben. ¿Qué les sucedió a
ellos?
Las heridas de los hombres mezcladas con las de sus compañeras hacen una
tormenta perfecta. Las mujeres no pueden recurrir a nosotros para sanar, al igual
que nosotros no podemos recurrir a ellas. No nos podemos sanar mutuamente.
Amarnos mutuamente, sí; sanarnos, no. Ese es el Departamento de Dios. Con
frecuencia Dios se asociará con un hombre para darle un mensaje con una
verdad para entregar a un corazón femenino herido, pero el hombre jamás la
sana, como tampoco puede ser ella la fuente para sanarlo a él.
Así como ni el portador de la imagen, sea hombre o mujer, puede ser la fuente
primaria de vida del uno para el otro, entonces debe haber alguien más a quién
acudir para la Vida. Nuestros corazones están demasiado necesitados para
ponerles ese tipo de presión y demanda del uno sobre el otro.
Debes saber que las hijas de Eva tienen un lugar especial en la Historia. Ellas
están en nuestra historia y vidas para que Dios nos enseñe cómo amar. Como
hombres podemos desempeñar una parte importante en su travesía para sanar, o
podemos ayudar al enemigo a herirlas. Cuando Dios amorosamente nos permite
ver las heridas que las mujeres soportan—las mentiras, el quebrantamiento y el
falso yo que llevan dentro de sí mismas— ¿qué entonces? ¿Cómo podemos
ayudar al corazón femenino a ser libre?

NO ESTÁ LISTO
Yo era un niño de los setentas. Los programas de televisión como los Ángeles de
Charlie, la Mujer maravilla, los Duques de Hazzard, Tres son compañía y Dallas
estaban en todo su furor. Esos fueron los días donde cuatro canales se
expandieron a cuarenta. Ninguno de mis amigos veía estos programas por lo
ingenioso del guión, por los personajes tan intrigantes, o por sus magníficos
argumentos secundarios. ¡Cielos! Recuerdo haber visto las repeticiones de la Isla
de Gilligan , y no porque eran graciosas. ¿Recuerdas a Mary Ann y a Ginger? Tú
sabes de lo que estoy hablando.
Los muchachos consiguen la carreta antes que el caballo. Los hombres
creemos la mentira de que tener una amante nos va a hacer un guerrero. Peor
aún, hemos creído que ellas asentarán nuestros corazones y nos harán hijos
amados. Pero una muchacha no va a asentar el corazón de un hombre, no
importa cuántas de ellas tenga, ya sea en persona o en la pantalla. Ella no podrá
responder a las preguntas más profundas de él, ni tampoco tener sexo con ella
probará que él es un hombre.
Pocas cosas son más aterradoras que un hombre intentando algo para lo cual
todavía no está listo ni equipado para hacer. Observamos con un ojo abierto y el
otro cerrado, esperando el sonido del accidente y el dolor. Igual es para los
muchachos que van detrás de las muchachas. La cultura entrega su mensaje alto
y claro: “Tan pronto como puedas y tantas como puedas.” La mayoría de los
muchachos se suscribe tempranamente a la creencia de que si pueden encontrar
una chica que se fije en ellos, ya son alguien. Y las muchachas caen en la misma
situación. Así que los rieles ya están puestos desde temprano para los horrorosos
accidentes de los trenes de la pornografía, los amoríos y el divorcio. Nos han
engañado. No estamos listos para amar a una mujer.
El leer un libro o tener unas cuantas semanas de consejería matrimonial a
costa de nuestra ignorancia antes de decir el “sí quiero” no bastará. El enemigo
tan solo se ríe. Ha estado planificándolo y colocando las cargas explosivas desde
nuestra niñez. Un buen día empujará el émbolo hacia abajo y observará con
júbilo mientras explota, y luego todo se derrumba. Por lo general,
aproximadamente diez años después de la luna de miel, algunas veces veinte
años, es cuando el reino de las tinieblas obtiene su mayor golpe e inflige el
mayor daño colateral. Engañar o ser engañado, un cónyuge cambiado por otro,
un segundo matrimonio por un tercero, un traslado total con cajas y bolsas de
heridas y acuerdos, y el intento de construir una nueva casa en la arena—al
enemigo le encanta eso.
Existe una razón por la cual el 50 por ciento de todo primer matrimonio
fracasa, y el 67 por ciento del segundo matrimonio y el 73 por ciento del tercer
matrimonio terminan en el cementerio. Nosotros los hombres llevamos nuestras
propias creencias hacia el altar. Y las mentiras acerca de para qué sirven las
muchachas nos vuelven personas sin entrenamiento ni preparación para
realmente amar a una mujer. Algo tiene que cambiar. Alguien tiene que aprender
a ceder.

TAN SOLO UN CONSUMIDOR


Seamos honestos—la imagen femenina de la portadora de la imagen tiene su
atractivo. Es otra de las grandes ideas de Dios. Desde el momento que Adán fue
presentado a su Eva desnuda, la primera vez que los ojos de un niño se abrieron
ante las curvas del cuerpo de una mujer, el resultado fue, es, y siempre seguirá
siendo el mismo: todo se terminó. Quedar prendado es como se comienza. Luego
la curiosidad da paso a la exploración, y a menudo la inocencia se intercambia
por la adicción. En la adolescencia aprendemos la práctica de utilizarnos unos a
otros; es la táctica principal del enemigo para enviar al cementerio a futuros
matrimonios. ¿Por qué tal oposición? Porque nuestro enemigo sabe que hay
pocas cosas tan poderosas y vivificantes como dos personas, un esposo y una
esposa, caminando juntos con Dios. Nuestro enemigo también sabe que no hay
nada más destructivo que cuando no lo hacen.
Cuando creemos la mentira de que las mujeres están acá para gratificarnos y
probar nuestra virilidad, adoptamos la mentalidad de un consumidor, no la de un
proveedor. Las arrojamos a la canasta, las compramos en la cajera, las utilizamos
para pasar el día, y luego eventualmente, cuando obtenemos todo lo que
queremos de ellas, las botamos a la basura. No hay nada de amoroso en cuanto a
usar, pero eso es lo que se nos enseña en el comienzo de nuestra travesía
masculina: utilízala y consúmela. Y es así como será—hasta que nuestras
creencias acerca de las mujeres sean renovadas totalmente. Esa es la parte buena:
nuestro Padre sabe cómo ayudarnos a nosotros a cambiar la mentira del
consumidor por el corazón que Él tiene para Sus hijas.
Una tarde, en la tienda de comestibles, vi una exhibición ofreciendo docenas
de flores, arregladas bellamente y listas para encontrar un hogar. Robin ama las
flores y hacía un buen tiempo que no le compraba ningún arreglo. Con
entusiasmo, encontré un ramo que le dejaría saber cuán especial es ella para mí,
pero mientras me dirigía a la cajera, escuché una voz en mi cabeza: “Tú sabes
que solo estás haciendo esto para tratar de tener relaciones sexuales. ¡Qué
egoísta!”
Mis hombros se cayeron mientras que la vergüenza se filtraba como gas verde
en mi corazón. Todo el camino a casa me sentí falso y condenado. Cuando entré
por la puerta ya estaba pensando irme a mi rincón. Y entonces se encendió la luz
y tuve claridad. Solía darle a Robin flores y una tarjeta para “mejorar mis
posibilidades”, pero ese era el viejo yo. Ese ya no era yo y eso ya no es cierto.
El enemigo estaba utilizando viejas mentiras para arruinar un nuevo
momento. Era hora de defenderse. “No, no voy a ceder y ya no voy a aceptar
estos azotes de culpabilidad.” Mi emoción regresó. Por supuesto que puedo darle
flores a Robin sin ataduras— ¡porque ese fue mi verdadero sentir hacia ella!
Junto con el bouquet, comencé a aprender cómo darle mi fortaleza a Robin,
como rechazar las burlas del enemigo y resucitar de la tumba los primeros
indicios del amor incondicional.

EL CORAZÓN FEMENINO
El corazón femenino, lo más profundo y verdadero de una mujer, fue diseñado
para ser amado, perseguido, disfrutado, protegido, para deleitarse en él y por el
cual luchar. Igual que nosotros, las mujeres anhelan ser amadas—ser las hijas
amadas, saber que Dios las está mirando y ama lo que ve. Cada corazón
femenino en el planeta necesita desesperadamente experimentar el amor de Dios
y poseerlo como suyo. Si una mujer así lo hace, cambiará todo .
Al igual que los hombres, las mujeres luchan con no saber quiénes son
realmente. Ellas tampoco ven el contexto de la Historia más grande y su rol
crucial dentro de ella. Las mujeres son portadoras de la imagen de Dios en que
son profundamente relacionales, aman intensamente (piensa en “Mamá Oso”),
crían y reconfortan, y ofrecen misericordia y creatividad. Las mujeres dan vida.
Tienen una fuerza excepcional que ofrecer al mundo a través de la belleza que es
potestad de ellas develar. Estas cosas son verdad acerca de Dios, y también son
verdad respecto a las portadoras de Su imagen.
Empieza temprano. Cada hija desea ser conocida y amada por su papá, ser el
objeto de sus afectos, la niña de sus ojos, ser vista y validada por el hombre más
importante de su vida. Cada mujer anhela esto, y al igual que nuestros corazones,
el de ella está haciendo las preguntas, ¿Me ves? y ¿amas lo que ves?

SUS PRINCIPALES DESEOS


Si entiendes de qué manera está diseñada una mujer, la manera en que es
portadora de la imagen de Dios, entonces fácilmente podrás ver los deseos de su
corazón. Y si puedes ver sus deseos, entonces sabes las preguntas que está
haciendo y las respuestas que anhela.
Dondequiera que mi esposa Robin esté dando una charla, ella comparte sobre
el deseo número uno del corazón femenino: Anhela ser visto y que se le conozca
Al igual que los hombres, las mujeres están profundamente conectadas desde el
corazón para ser las amadas. El corazón de cada niña está preguntando, ¿Me ves?
y ¿Amas lo que ves? ¿Qué sucede con esa pregunta a medida que la niña pasa de
los seis años de edad a los dieciséis… a los veintiuno… a los cuarenta… a los
setenta? Permanece con ella, eso es lo que sucede. Y en lo que respecta a los
hombres, siempre es la pregunta central.

En su libro Cautivante , John y Stasi Eldredge comparten tres deseos


principales adicionales del corazón de una mujer:

Las mujeres son portadoras de la imagen de Dios en que ellas están


diseñadas y desean ofrecer belleza.

El corazón femenino anhela el romance.

Las mujeres quieren desempeñar un papel crucial en la Historia más


grande.

Hace unos años, Robin y yo fuimos a ver la película Avatar . Es una película
que toca muchos temas y de una variedad de ingredientes, los más obvios siendo
los extraterrestres grandes, azules y con rasgos felinos y las explosiones. Muchas
explosiones. Más de una vez pensé, “Esto no está yendo bien. A ella no le
gusta.”
Saliendo del cine, le hice la pregunta de rigor: “¿Y qué te pareció?”
“Me encantó.”
“¿En serio?” Me sorprendí. “¿Qué te encantó?”
“Me gustó mucho cuando los personajes principales se enamoraron, y
especialmente la escena cuando Jake le dice a Neyteri, ‘Te veo,’ y ella dice, ‘Te
veo .’ No es tan solo ‘Yo te veo frente a mí.’ Es ‘Yo veo dentro tuyo, y me encanta
lo que veo.’ Y cuando ella le dice a él que ella ve su corazón fuerte— ¡Me
encantó!”
Pensé, “Caramba, está revelando parte de su corazón femenino.” Por mucho
tiempo me perdí de verlo. Está justo frente a nosotros los hombres, como una
gran pantalla con extraterrestres azules y explosiones, y a pesar de ello nos lo
perdimos. Yo vi la batalla épica; ella vio la romántica historia de amor. ¡Dios nos
dio ojos para ver y oídos para oír! Necesitamos aprender a utilizarlos para vernos
y escucharnos unos a otros.
Cada niñita viene a este mundo haciendo preguntas igual que lo hace cada
niño lo: “¿Me ves? ¿Te gusta lo que ves? ¿Quieres estar conmigo? ¿Te deleitas
en mí?
La primera persona de quien ella anhela escuchar ¡ Sí ! es de su papá. Un buen
papá que lucha por el corazón de su pequeña hija no luchará en vano. Tengo
fotos de cada una de mis tres hijas conmigo cuando eran pequeñas con atuendos
de camuflaje, vistiendo camisetas de baloncesto, llevando gorras de beisbol,
sosteniendo palos de golf, sosteniendo cañas de pescar. No estoy del todo seguro
si es que querían hacer estas cosas, pero estoy absolutamente seguro que querían
estar con su papá.
Todo se reduce a dónde—o mejor dicho, a quién— llevan las niñas sus
preguntas. Charles-Augustin Sainte-Beuve, escritor de mediados del siglo XVIII
escribió, “Dígame quién la ama y quien la admira, y le diré quién es usted.” Esto
puede ser peligroso y glorioso. ¿A quién acudimos principalmente en busca de
amor? En última instancia, las mujeres y los hombres por igual necesitan llevar
sus preguntas al Padre, mirándolo a Él, para descubrir las cosas que son más
verdaderas sobre sí mismos.

UN DISEÑO Y UN DESEO PARA OFRECER BELLEZA


La belleza es central para una mujer; es quiénes son y lo que anhelan ofrecer. Es un
de las formas más gloriosas de ser portadoras de la imagen de Dios en un mundo
quebrantado y a menudo feo. “La verdadera belleza en una mujer se refleja en su
alma,” es lo que citaba con frecuencia Audrey Hepburn de uno de sus poemas
favoritos, “Es el cuidado que amorosamente prodiga y la pasión que muestra. La
belleza de una mujer crece con el pasar de los años.”
La belleza tal cual la define el mundo, es una fuente de mucho dolor para las
mujeres. Nunca parecen dar la talla o ser suficiente. Robin compartió conmigo,

Cada vez que me volteo, soy bombardeada con imágenes que el mundo llama
“Belleza/Hermosa”—en la fila para pagar, en las revistas, en la televisión, en
las películas. Se burlan de nosotras, y diariamente nos recuerdan que nunca
vamos a estar a la altura de ese estándar. Como madre de tres hijas
adolescentes, estoy particularmente consciente de lo crueles y poderoso que
son esos mensajes degradantes. El enemigo se mofa de nosotras con “¿Somos
lo suficiente para mantener la mirada de alguien?” Y la mayor parte del
tiempo la voz en nuestra cabeza responde, “No, no soy lo suficiente.”

Sin embargo, las mujeres todavía anhelan ser hermosas y ofrecer belleza. Y
eso es algo bueno. Ese anhelo puede estar apagado. Puede estar gritando para
captar la atención, pero en cualquiera de los casos, está allí, esperando ser
descubierto y disfrutado. Y en ese deseo está el reflejo de Dios y cómo Él las
diseñó.
Nuestro Dios es un Dios Hermoso y Él creó un mundo de increíble belleza.
¿Qué alma inmortal no ha quedado sin palabras al observar una ardiente puesta
de sol o la vista hacia un valle desde la cima de una colina? Una mirada fija al
océano, a las montañas, a la vida silvestre, a una flor. Las palabras quedan cortas
en esos momentos. ¿Con qué frecuencia nos cautiva, aunque sea por un segundo,
un sencillo pájaro o una mariposa? Eso es lo que hace la belleza: capta nuestra
mirada invitándonos a disfrutarla.
Dios también anhela ser descubierto y que lo disfruten, y nuestros corazones
masculinos fueron hechos para responder. Fue el Rey David, el primer guerrero
poeta, que declaró,

Una sola cosa le pido al Señor,


Y es lo único que persigo:
Habitar en la casa del Señor
Todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura del Señor
Y recrearme en su templo. (Sal. 27:4 NVI)

En la belleza de una mujer, y en su deseo de ofrecerla y que la reciban y


admiren, el hombre encuentra un reflejo de la naturaleza de Dios que es único al
corazón femenino.

LA ESENCIA DE LA BELLEZA
¿Recuerdas Halloween? Los niños se disfrazan de superhéroes. ¿Cómo se
disfrazan las niñas? ¡Como princesas! Los jóvenes corazones femeninos tocan la
puerta con vestidos largos y coronas, bobos recogidos y tacos de plástico,
esperando mucho más que un caramelo. Observa lo que sucede cuando les das
algo bueno para sus corazones. En el próximo Halloween, cuando una pequeña
princesa toque la puerta, ábrela, dobla las rodillas y proclama, “¡Su majestad!
Cuan hermosa eres por dentro y por fuera.” Se olvidará de por qué toco la puerta.
Mi esposa cuenta esta historia de los tiempos cuando estaba cursando los
últimos años de primaria:

No teníamos mucho dinero cuando estábamos creciendo, así que los disfraces de
Halloween típicamente eran hechos en casa por mi madre creativa e
ingeniosa. Aquel año en particular, amigos de la familia nos prestaron a mi
hermana y a mí varios vestidos y disfraces para que pudiéramos escoger qué
ponernos. De inmediato escogí un precioso vestido largo rojo muy adornado
con una crinolina y encaje negro. ¡Cuando me puse el vestido, me sentía
como una baronesa española! ¡ Recuerdo tan vívidamente ese sentimiento! Me
sentía hermosa, de la realeza. Me paraba más derecha y alta y odiaba correr con
mis amigos de casa en casa. ¡Quería deslizarme por el vecindario! Nunca
olvidaré que mi papá me dijo, “Cariño, ¡te ves hermosa!” Y le creí.

¿A dónde irá ese joven corazón de aquí a diez, veinte, treinta años más tarde?
Viajará a través de la historia y de la batalla por el corazón igual que los
muchachos tratando de convertirse en hombres. De manera similar, el corazón
femenino pierde su camino. Comúnmente, la belleza es mal entendida. La
cultura le otorga un valor externo a la belleza. Basta con ver unos minutos
cualquiera de los programas de reality sobre las “Esposas”. Hay muchos
hermosos exteriores, pero con interiores muy poco atractivos. Por otro lado,
conozco varias mujeres que tal vez no ganen ningún certamen mundial de
belleza o cuya belleza externa se está desvaneciendo con los años, sin embargo,
son muy hermosas. Su presencia irradia. Brillan cuando sonríen, iluminan una
habitación con su sonrisa. Su voz o su toque puede ser hermoso. Ellas preparan
una mesa hermosa y hospitalaria para sus amistades; se aseguran de que
disfruten un bocado o una bebida que ellas han preparado.
La belleza es una artesana arreglando flores, o pintando en un lienzo, o
escribiendo las palabras que describen lo que es correcto, bueno y verdadero en
el mundo. Los días feriados y otros días especiales se vuelven bellos porque las
mujeres hermosas tienen dentro de ellas el hacer que esas ocasiones sean así. La
verdadera belleza anhela ser compartida.

LA INTENSIDAD DE LA BELLEZA
En la película de 1995 La Pequeña Princesa , el personaje principal, Sara Crewe,
cree las palabras de su padre sobre todas las demás voces. Cuando su padre se va
a luchar por su país en la II Guerra Mundial, matriculan a Sara en un prestigioso
internado. Cuando llegan noticias de que su padre está desaparecido en la batalla,
la celosa y estricta directora degrada a Sara de una interna a una sirvienta, pero el
impacto de su padre en la vida y el corazón de Sara permanece a pesar de que
ahora ella se pone un mandil en lugar de un uniforme. Las otras niñas quieren
estar con ella. N ecesitan estar con ella porque Sara imparte calor, aliento y
esperanza en todo momento. En el momento culminante de una escena en el
ático del internado, la directora regaña y amenaza a Sara con mucho desdén y
odio.

DIRECTORA: Hay un mundo cruel y desagradable allá afuera y es nuestro


deber sacar el máximo provecho de ello—ser productivas y útiles. ¿Entiendes
lo que estoy diciendo?

SARA: Sí, señora. DIRECTORA: Bien.


SARA: Pero no lo creo.

DIRECTORA: No me digas que todavía te crees una princesa. ¡Mira


alrededor tuyo! O mejor aún, mírate al espejo.

SARA: Soy una princesa. Todas las niñas lo son. Aun si viven en áticos
pequeños y viejos. Incluso si visten harapos, incluso si no son bonitas, o
inteligentes o jóvenes. Siguen siendo princesas. Todas nosotras. ¿Su padre
nunca le dijo eso? ¿No lo hizo?

A veces la belleza puede ser intensa. El padre de Sara le concedió ser amada.
Ella lo acogió y lo atesoró en su corazón. Y un día se convirtió en el arma que
empuñó contra las mentiras del enemigo.
Stasi Eldredge escribió en el libro Cautivante, “ La belleza es lo que el mundo
anhela experimentar de una mujer. Nosotras [las mujeres] sabemos eso. En algún
lugar profundo, sabemos que es verdad. La mayor parte de nuestra vergüenza
viene de esto, de saber y sentir que hemos fallado aquí. Así que escucha esto: la
belleza es una esencia que mora en cada mujer. Fue dada por Dios.”
La belleza es extravagante y generosa para otros. No se utiliza para obtener,
sino que se ofrece para disfrutar, sin ataduras. La belleza puede señalar
corazones hacia su Fundador, el Dios Hermoso que sostiene la creación y
despliega la salida del sol después de la puesta del sol, día tras día. Aquel
Precioso Dios pinta extravagancias en un nuevo lienzo cada día para aquellos
con ojos para ver. Y orquesta una canción nueva y seductora para aquellos que
tienen oídos para oír.
Cuando un hombre falla en ver e invitar la verdadera belleza de una mujer,
adhiriéndose más bien a la prescripción del mundo de lo que es y hace la
belleza, él solo añade confusión y dolor profundo al corazón femenino. Nuestra
ignorancia contribuye a su desorientación. Aquí hay una mejor historia a ser
escrita. La belleza tiene el derecho de insistir de manera férrea en que es lo que
es, y nada menos. Y como guerreros, estamos llamados a reconocer la verdadera
belleza de nuestras princesas y luchar por ella, defenderla, e invitarla con amor,
ternura y valor.

ROMANCE
En el 2012, según las estadísticas del Mercado del Consumidor de los Estados
Unidos, la ficción romántica tuvo la mayor proporción de venta de libros, por un
total de US $1,400 millones. Solo para comparar, las ventas de libros religiosos e
inspiradores totalizaron US $720 millones. Los autores de los romances de
ficción están capitalizando en un mercado masivo basado en dos preguntas que
se encuentran en el corazón de toda joven: “¿Me ves? y ¿amas lo que ves?”
Cuando las niñas crecen, sus preguntas se gradúan. Lo vemos en el corazón
de una mujer—el anhelo de ser vista y buscada por lo que ella es, no por lo que
pueda hacer o cómo pueda ella hacer sentir a un hombre.
¿Por qué este deseo de romance en el corazón femenino?
¡Porque Dios ama el romance! Él es su autor. Él desea ser querido.
Mira las Escrituras. ¿Cuántos eruditos, teólogos o maestros de la Biblia
conoces que hubieran incluido las historias del romance de Rut, Ester, Oseas o El
Cantar de los Cantares? ¡Son escandalosas! Si hubieran sido escritas y
publicadas por separado, pocas copias hubieran encontrado su camino a las
librerías de las iglesias o a las escuelas cristianas. Las imágenes audaces en la
Biblia de la novia y el novio…los amantes… al respecto, no califican para el
público en general. Sin embargo, es la forma como Dios describe la relación que
Él desea tener con Su pueblo. Considera esta escena del libro de Ezequiel:
Pasé nuevamente y te vi, vi que estabas lista para el amor y un amante. Yo te
cuide, te vestí y te protegí. Te prometí mi amor y entré en pacto de
matrimonio contigo. Yo, Dios, el Maestro, di mi palabra. Te hice mía. Te di un
buen baño, sacando toda la sangre vieja, y te ungí con aceite aromático. Te
puse un vestido colorido y calcé tus pies con sandalias de cuero. Te di blusas
de lino y un guardarropa de moda con ropa cara. Te adorné con joyas: puse
brazaletes en tus manos, y te equipé con un collar, anillos de esmeraldas,
aretes de zafiro y una tiara de diamantes. Se te proporcionó todo lo que era
precioso y hermoso: con ropas exquisitas y elegantes, alimentos adornados
con miel y aceite. Estabas absolutamente espectacular. ¡Eras una reina! Te
volviste mundialmente famosa, una belleza legendaria traída a la perfección
por mis adornos. Decreto de Dios, el Maestro. (Ez. 16: 8-14 Traducción libre
de la Biblia El Mensaje )

Esta no es la única carta romántica y apasionada en el Gran Libro. En realidad


hay una gran colección— ¡porque Dios es un gran romancero! Nuestra historia
culmina con la fiesta de las Bodas del Cordero y la luna de miel que seguirá por
toda la eternidad.

GANA EL ROMANCE
Cuando digo que las mujeres anhelan el romance, podría ser útil que diéramos
una mirada a algunos ejemplos que ilustran lo que quiero decir. Hombres, tomen
nota—estas son escenas que deshacen a las mujeres en nuestras conferencias.
Nunca falla…cada vez que uno de estos videoclips se muestra hay un suspiro
colectivo y todas las damas comienzan a susurrar, “¡ Amo esto!” Luego, después
de los videoclips ¡vienen las sonrisas y las lágrimas!

El Último de los Mohicanos—la escena de la catarata


Hawkeye a Cora: “¡Mantente viva, no importa lo que sea, yo te encontraré. No
importa el tiempo que tome, no importa cuán lejos—yo te encontraré!”
Orgullo y prejuicio—la escena del amanecer
Mr. Darcy a Elizabeth: “Ciertamente debe usted saber. Todo era para usted.
Usted me ha embrujado en cuerpo y alma, y yo la amo, y nunca quiero
separarme de usted a partir de este día.”

Bailamos—la escena de la escalera eléctrica


John a Beverly, su esposa: “Para bailar se necesita una pareja y mi pareja está
aquí. Beverly, ¿quieres bailar conmigo?”

Apocalipsis 19:7—la luna de miel


¡Regocijémonos y gritemos de alegría [exultante y triunfante]!
Celebremos y atribuyamos a Él gloria y honor, porque las bodas del Cordero han
llegado [al fin], y Su novia se ha preparado.

¿Esta es la forma en que Dios decide hablar del final de Su historia? ¡Es la
manera en que Él habla de Su amorosa búsqueda y la consumación de nuestras
vidas junto a Él para siempre!

UN PAPEL ESENCIAL
Una mujer también desea estar inmersa en algo más grande que ella misma. Ella
desea desempeñar un papel esencial en la Historia más grande—no solo un
pequeño papel de apoyo en la historia de un hombre, sino un papel más
significativo en uno que sea más grande. Una mujer quiere ser necesaria, ser
importante y tener algo de valor, algo que importe, algo que pueda ofrecer a
aquellos que ella ama y al mundo a su alrededor. Las mujeres realmente no
quieren ser la aventura, pero sí desean ser parte de una, estar inmersas en una. El
anhelo en el corazón de una mujer de compartir la vida junto a un hombre como
parte de una gran aventura—eso también viene directamente del corazón de
Dios.
Cuando invité a Robin a intervenir y compartir más de su corazón en nuestras
conferencias, ella estuvo renuente. Creía que lo que le estaba pidiendo era muy
grande y demasiado. “No soy un conferencista y no soy articulada,” dijo ella,
declaraciones que reflejaban los mensajes hirientes de su pasado.
Fue el hecho de que la invité y de que se le necesitaba lo que finalmente
inclinó la balanza para que diera un paso de fe.
A lo largo de los años he aprendido dos formas en que he manejado el
corazón de Robin y que no fueron de ayuda : la primera, yo corriendo antes que
ella y dejándola atrás, y la segunda, quedándome atrás y empujándola
e instruyéndola demasiado, dándole demasiados consejos y, simplemente,
dándole demasiadas instrucciones. El Padre me está entrenando a mí. A ella no
se le debe invitar a ayudarme, sino más bien a ofrecerle gloria en el papel que
desempeña. Yo puedo alentarla a que comparta lo que sabe y lo que ha
experimentado, pero no la puedo obligar.
Hablar en público todavía no es algo a lo que Robin aspira, pero ha admitido
que compartir este mensaje de Vida es la pasión de su corazón. La he escuchado
decir muchas veces, “Quiero que cada niña, cada mujer sea libre—que sepa
quién es ella realmente, que sepa cómo la ve su amoroso Padre Celestial y de
qué manera le importa a Él el corazón de ella. Que conozca su belleza, su
condición de ser amada, la gloria de su vida y de ser libre para ofrecérsela al
mundo.”
La mayoría de mujeres no tiene idea de cómo encaja en esta Historia más
grande. Al igual que la mayoría de los hombres, no tienen idea de que hay
mucho más en marcha: cómo dos reinos están en guerra por sus corazones, lo
mucho que importan sus corazones, y cuánto tienen que ofrecer y ¡lo necesarias
que son! La mayoría de las mujeres, al igual que los hombres, está desorientada.
Y los resultados son desastrosos. El enemigo busca disminuir y distorsionar lo
que es una mujer, desviándola con artimañas de su condición de ser amada, de la
belleza, el romance y del papel esencial que únicamente ella lo puede
desempeñar. Al igual que los hombres, su vida con Dios y con los demás está
opuesta.

LAS HERIDAS DEL CORAZÓN FEMENINO


Cuando conoces los deseos fundamentales del corazón de una mujer, entonces
también conoces los planes del enemigo contra ella.

¿Me ves? Ella quiere ser vista y conocida, quiere ser la amada.
El enemigo busca que pase desapercibida, desconocida, y rechazada.

¿Te deleitas en mí? Ella está diseñada para ofrecer belleza.


Satanás quiere que se sienta ignorada, fea, y que “no es suficiente.”

¿Amas lo que ves? Ella anhela el romance. Las tinieblas desean que ella sea
rechazada, abandonada y reemplazada.

¿Quieres estar conmigo? Ella desea desempeñar un papel fundamental en la


Historia más grande.
El diablo busca minimizar su papel o descalificarla para cualquier rol, y
asegurarse que permanezca sin ser invitada, que se le menosprecie, o sea
considerada “demasiado”

¿Escuchaste los mensajes que la directora trató de dar a Sara Crewe?


“Nuestro trabajo es de hacer lo mejor que se pueda, ser productivas y útiles.” Tal
como esos mensajes, a continuación se da una lista de las mentiras más comunes
que las mujeres creen y bajo las cuales viven como producto de los momentos
hirientes en sus vidas:

No tengo nada que ofrecer. Soy una estúpida.


Soy gorda.
Soy fea.
Nadie me puede amar.
No encajo.
Nadie me quiere.
¿Para qué molestarse y tratar? No estará bien; no será bueno.
Estoy sola.

Hay temas propios para las heridas de cada mujer. Son específicos del género,
pero el objetivo es el mismo que el de los hombres: generar culpa, vergüenza,
temor, abandono y aislamiento. En el centro de su dolor está el temor de que irá
por la vida sin ser vista, sin ser valorada, sin ser amada y estará sola.
Debido a que un papá es tan fundamental en la historia de una hija, el
enemigo se esfuerza para asegurarse que las heridas más profundas de una mujer
sean infligidas por su padre durante su niñez. Un padre debe otorgar una
identidad, proporcionar seguridad y proteger los deseos fundamentales del
corazón de su hija. Esta es una tarea difícil para un papá que no entiende cómo
está hecha su pequeña hija y cuáles son los planes del enemigo en contra de ella.
Las heridas maternales también ocurren porque el papá tiene miedo de la
mamá o está ajeno a las heridas heredadas que ella está transmitiendo. Puede ser
que un hombre tenga necesidad de intervenir y proteger a su hija de su mamá,
pero muchos papás no lo hacen. Y entonces, a una temprana edad, los mensajes
calan:

No vale la pena pelear por ti. Estás siendo tonta.


Si fueras más fuerte, más dura. . . .
Saca el mejor partido de ello. Yo lo hago, y tú también lo puedes hacer.

Las jóvenes aprenden tempranamente a dejar de vivir de sus deseos


profundos. Aprenden a lidiar, a compensar, pero ni la productividad ni la
necesidad sanarán sus corazones. Ellas ganan cintas en las ferias y premios por la
reputación en los vestuarios, pero eso es como poner un curita en un hueso roto.

DÍA DE SAN VALENTÍN, DÍA DE LA MADRE Y CONFERENCIAS PARA


MATRIMONIOS
Un par de veces al año, los púlpitos de Norteamérica se convierten en
plataformas para que los hombres puedan escuchar una buena charla. “Tú no das
la talla” es el mensaje. Y que el cielo no permita que un hombre asista a una
conferencia exclusivamente para matrimonios. Sesión tras sesión trata de lo que
no está haciendo bien o correctamente.
Para los hombres, el programa mayormente se reduce a la familiar agenda
religiosa: Haz más, esfuérzate más y deja de ser tan egoísta. Un arma favorita con
la cual golpear a un hombre se encuentra en Efesios 5:25: “Esposos, amen a sus
esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella” (NVI).
Debemos entender que el pasaje es para los hijos amados, para los hombres
guerreros, hombres orientados que saben quiénes son, dónde se encuentran y lo
bueno que el Padre está haciendo en sus vidas. Esto es lo que Cristo conoció y
experimentó. Hasta que un hombre tenga la misma orientación, que proviene de
ser amado, él se elegirá a sí mismo en lugar que a su esposa, su vida en lugar que
de la ella, y sus necesidades en lugar que las de ella—lo hará cada vez.
Si alguna vez hemos de amar realmente a una mujer de la misma manera en
que Cristo ama a la iglesia, entonces necesitaremos todo nuestro corazón, y
tendremos que ir en misión para entender el de ella.

ESPERANZADOR Y SERVICIAL
No soy un gran admirador de las listas. Sin embargo, yo si soy un gran a
admirador de las cosas que me pueden ayudar a ser parte de rescatar y restaurar
corazones. Aquí hay algunas sabias recomendaciones de mujeres acerca de cómo
los hombres pueden ayudar a liberar los corazones femeninos y a recuperar sus
esperanzas:
Primero busca sanidad para tu propio corazón. Este principio es similar a las
instrucciones de seguridad en un vuelo comercial sobre ponerte primero tu
propia máscara de oxígeno antes de ayudar a otros pasajeros. Buscar primero
sanidad para tu propio corazón es como ponerse la máscara. ¿Por qué? Porque
necesitarás de toda tu fuerza y de todo tu coraje para ver que una mujer sea libre.
Al permitir que Dios traiga sanidad a tu corazón, y al continuar caminando
íntimamente con Él, como hombre serás más capaz de ir tras el corazón de tu
esposa o el de tu hija y no ser derrotado en la batalla. Deberás ser libre de pelear
por ella sin demandar o necesitar nada de ella.
Ten curiosidad por el corazón de tu esposa. Haz preguntas. Conviértete en un
estudiante de lo que es ella. No puedes pelear por ella si no sabes dónde están las
batallas o cómo se mantiene cautiva su gloria. Por lo tanto, conoce su historia.
Comienza con observaciones simples: ¿Cuál es el color de sus ojos? ¿Qué la
hace reír? ¿Cuáles son sus cosas favoritas—comidas, libros, películas, flores,
fotos? ¿Cuáles son sus mejores recuerdos? ¿Los peores recuerdos? En las
respuestas y en sus historias se encuentran las pistas de dónde fue herida, cómo
fue asaltado su corazón de niñita. Pídele a Jesús que te lo muestre. Pídele a Jesús
que se lo muestre a ella.
Invítala. Invítala a ser parte de tu historia. Invítala a que te permita estar más
profundamente dentro de su historia. Invítala a la Historia más grande donde ella
desempeña un papel únicamente suyo, al igual que el papel que ambos
desempeñan como pareja. Haz más preguntas: “¿Qué piensas respecto a…?” “Qué
sientes sobre…?” Pregúntale gentil, amable y pacientemente. Al principio, tal
vez esté indecisa y se pregunte, “¿Qué es lo que quiere?” o “¿Por qué está
preguntando?” o “¿Dónde está mi esposo y quién es este impostor cariñoso que
lo ha reemplazado? Con toda honestidad, ¿cuándo fue la última vez que le hiciste
a tu esposa o a tu hija una pregunta solo para conocerla algo más?
Invítala a leer lo que tú estás leyendo o que ella comparta contigo lo que está
leyendo. Yo invito a Robin y a las niñas a caminar por el bosque detrás de
nuestra casa, o a hacer recados por la ciudad, las invito a cosas del día a día de
mi mundo. No siempre me dicen sí , pero ese no es el punto. El punto es la
invitación— Yo quiero estar contigo .
Invítala a ver la belleza—la luna, las puestas de sol, los amaneceres, las nubes
y las tormentas. Enséñale lo que amas; muéstrale tus lugares favoritos y tus cosas
favoritas. No lo tomes personalmente si no puede o no muestra mucho
entusiasmo. Solo invita. Dale tiempo.
Permítele estar dondequiera que se encuentre. Esta puede ser una de las cosas
más valientes y difíciles que puedas hacer. Puede ser mal interpretado por ella
como pasividad de tu parte cuando, realmente, estás simple e intencionalmente
dándole espacio. Puede ser que ella piense que estás tratando de arreglarla,
cuando en verdad estás tratando de ayudar. Estos malentendidos siempre están
conectados a sus heridas, a su falso yo, y al trabajo del enemigo. Velo como una
buena información. El enemigo siempre inclinará sus secretos y exagerará su
mano si un hombre está prestando atención. Confía en que Dios está obrando en
su historia tal como lo está haciendo en la tuya y que Sus intenciones son buenas.
No te olvides; ¡Él todavía sigue escribiéndola!
¡Él la tiene! John Eldredge dijo una vez en un campamento para rescatar
corazones, “La herida de ella es tu misión.” Tu misión no es para que tú la lleves
a cabo, sino para que tú te involucres . Como papá de hijas adolescentes, entro en
pánico si siento que se están escabullendo, y reacciono y me pongo pesado con
ellas demandándoles que hagan lo que yo digo cuando veo que están
deambulando peligrosamente por los rieles de contención. Pienso en todas las
veces que Jesús nos dijo a Robin y a mí, en momentos muy significativos en la
travesía de cada una de nuestras hijas, “la tengo.”
Lucha por ella. Aprende cómo desactivar los ataques espirituales que vienen
en contra de tu matrimonio, de tus hijos, de tus relaciones. Ora la Oración Diaria
en el sitio Web de Ransomed Heart Ministries o de Zoweh. Oren juntos si ella se
siente cómoda con la idea. Robin y yo lo hacemos, y he llegado a amar este
punto de contacto. Es una línea de vida y otro lugar más para que nuestros
corazones se conecten.
Acepta su invitación. Ya sea para involucrarte en conversaciones del corazón,
de la Historia más grande, o de la vida, entra en cualquier momento que ella te
envite. Entra a su mundo.
Hace dos minutos, Robin me preguntó si yo quería llevar algunos de los
manuscritos y compartirlos con ella en un viaje por auto al otro lado de la ciudad
que ella tenía que hacer. ¿Locura? No tanto. Dios me está ofreciendo más y más
de esos momentos por los que yo he estado orando y por todos aquellos que
probablemente me haya perdido.
Estate listo cuando ella te pregunte, “¿Cómo estuvo?” “¿Cómo te fue?”
“¿Cómo estuvo tu día?” “¿Cómo crees que debemos manejar a nuestra hija de
diecisiete años?” Respira profundo, pregúntale a Jesús lo que tienes que decir, y
luego comparte tu corazón. Comparte la travesía. A medida que buscas
amorosamente su corazón sin agenda para cambiarla o “arreglarla”, Dios vendrá .
Dale gracia y espacio. Él está obrando revelando y restaurando. Nuevamente de
Stasi Eldredge y el libro Cautivante:
Ahora— ¿puedes ver cómo los deseos del corazón de un hombre y los deseos del
corazón de una mujer fueron hechos al menos para encajar hermosamente
juntos? Una mujer en presencia de un hombre bueno, de un hombre real, ama
ser una mujer. La fuerza del hombre permite a su corazón femenino florecer.
La búsqueda del hombre saca la belleza de ella. Y el hombre en presencia de
una verdadera mujer ama ser hombre. Su belleza lo excita en su papel de
hombre; hace salir su fuerza. Ella lo inspira a ser un héroe.

La torre o calabozo donde el enemigo tiene atrapada a tu doncella puede


asemejarse a tu casa, a su carrera profesional, a su voluntariado en la iglesia, o a
los grilletes que lleva por ser mamá. Te sorprendería dónde construyen las
mujeres sus celdas de la cárcel. Al igual que nosotros podemos escondernos
detrás de nuestro roles en lugar de poner nuestros corazones en ellos, también lo
pueden hacer ellas.
El enemigo y el falso yo de una mujer no se darán por vencidos sin pelearla,
pero no solo porque las cosas no parezcan marchar bien significa que no están
yendo conforme a lo planificado. Recuerda que su falso yo tratará de provocar
al tuyo. No te dejes engañar ni llevar fácilmente. Sé un estudiante de tu propio
corazón y de tu propio falso yo, al igual que del corazón de tu esposa y de su
falso yo. El discernir es clave. Rara vez las cosas son como parecen ser primero.
¡Tú puedes hacer esto! Puedes amar a tu esposa o a tu hija “como Cristo amó a la
iglesia.” Ella está esperando…¡tú eres el hombre para este trabajo!
Recientemente, mi hija mayor, Ashley, puso esta cita delante de mí: “Imagina
un hombre que está tan enfocado en Dios que el único motivo por el cual alzó su
vista para verte es porque escuchó que Dios decía, ‘Ella es.’”
Luego ella dijo, “Papá, esto es lo yo quiero.”

Hombres, esto es lo que todas ellas quieren.


SIGUIENDO AL REY

Tengan cuidado de dejar a sus hijos bien instruidos en lugar de dejarlos ricos, porque las
esperanzas de los instruidos son mejores que las riquezas de los ignorantes.
— EPICTETUS

La verdadera prueba de la civilización no es el censo, ni el tamaño de las ciudades, ni las


cosechas—no, sino el tipo de hombre que el país produce.
— RALPH WALDO EMERSON

Sigánme.
— JESÚS

E
n la película Invictus del 2009, Sudáfrica es sede de la Copa Mundial de Rugby
de 1995, donde Nelson Mandela tiene una visión para su país. Morgan Freeman
interpreta al recién elegido presidente sudafricano Mandela en la transición a la
presidencia de la “Nación Arco Iris.” Matt Damon interpreta a François Pienaar,
el capitán del equipo de Rugby de Sudáfrica. Durante esta época hostil en la
historia del país, los dos hombres se reúnen para el té de la tarde a petición de
Mandela.

MANDELA: ¿Cómo inspira a su equipo para que den lo mejor de sí?

PIENAAR: Con el ejemplo. Yo siempre he pensado en dirigir con el ejemplo,


señor.

MANDELA: Sí, correcto. Eso es absolutamente correcto. Pero ¿cómo


conseguimos que la gente sea mejor de lo que cree que puede ser? Ahora, eso
me resulta muy difícil.

PIENAAR: Si señor, lo es.

MANDELA: ¿Cómo hacemos eso? ¿Con el ejemplo? Hasta cierto punto, pero
hay más que eso. . . . (Pausa mientras busca la palabra correcta.) ¿ Inspiración
tal vez? ¿Cómo nos inspiramos en la grandeza cuando nada menos lo puede
hacer? ¿Cómo inspiramos a todos los que nos rodean? A veces, creo, que
puede ser utilizando el trabajo de otros. En la isla de Robben, cuando las
cosas eran muy duras, encontré inspiración en un poema.

PIENAAR: ¿Un poema?

MANDELA: Un poema victoriano. Sólo palabras. Pero me ayudaron a estar


de pie cuando todo lo que quería era estar echado.
Más adelante en la película, el día antes que Sudáfrica juegue en las finales de
la Copa Mundial de Rugby, Pienaar hace arreglos para que el equipo visite la
prisión en la isla de Robben. La cámara toma una vista panorámica de la prisión
donde estuvo Nelson Mandela durante la mayor parte de sus veintisiete años de
encarcelamiento. La voz de Morgan Freeman narra el gran poema mientras la
escena se mueve por su antigua celda, hacia el patio, y luego hacia la prisión:

En la noche que me cubre,


Negra como el abismo de polo a polo,
Agradezco a cualquier dios que pudiera existir
Por mi alma invencible.

En las feroces garras de las circunstancias


No me he estremecido ni llorado a gritos.
Bajo los golpes del azar
Mi cabeza sangra, pero se mantiene erguida

Más allá de este lugar de ira y lágrimas Se cierne el horror de


la sombra, Y sin embargo la amenaza de los años Me encuentra y me encontrará
sin miedo.

No importa cuán estrecha sea la puerta,


Cuán cargada de castigos la sentencia.
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.
—William Ernest Henley, “Invictus” (publicado en 1888).
Donde no hay inspiración, no hay dirección. Donde no hay dirección, tu
encuentras hombres aburridos. Y un hombre aburrido es un hombre peligroso, un
hombre sin rueda ni timón. Para que sepas, un hombre aburrido no es un hombre
que no tiene cosas que hacer. Es un hombre que simplemente no quiere hacer las
cosas. Una vida con Dios y todas sus aventuras y batallas han caído de alguna
manera en la domesticación. El aburrimiento es lo que le causó problemas al rey
David con Betsabé. En momentos en que sus hombres estaban peleando y los
reyes estaban con sus hombres, en vez de eso, David estaba en casa, aburrido.
Sin poder dormir, deambuló hasta la azotea, que es probablemente el lugar donde
miraba las estrellas, las puestas de sol, los amaneceres y escribió muchos salmos,
pero no esta vez. Esta vez encontró algo diferente—o algo lo encontró a él.
Nuestro enemigo huele al “aburrido” como un tiburón huele la sangre.
A. W. Tozer escribió, “Todo hombre debe elegir su mundo.” Todo hombre
elegirá su mundo, y luego debe vivir con su elección. El peor escenario es
cuando parece que él no tiene otra opción. La atracción del falso yo es muy
fuerte porque el verdadero yo está débil, lleno de aburrimiento o miedo por una
secuencia de eventos desafortunados y compromisos de los hombres. No fue la
azotea la que provocó la caída de David, fue que se quedara en la casa. No es un
buen día para el rey y un día aún peor para su reino.
Salomón escribió, “Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena”
(Proverbios 29:18 RV). Tal vez Salomón tenía a su papá en mente cuando lo
escribió. La falta de visión hace que los hombres sean aburridos y sin
inspiración. Y donde quiera que estén, pronto habrá víctimas: una esposa, hijos
(todos sufriendo debido a la pérdida del corazón de un hombre), y finalmente, la
pérdida de su reino (los lugares y personas que Dios le dio para reinar y
gobernar). Es lo que William Wallace quiso decir cuando pronunció la gran frase
a los “nobles” de Escocia (los reyes malos) en la película Corazón Valiente ; “Hay
una diferencia entre nosotros. Usted piensan que la gente de este país existe para
proveerles de una posición. Creo que su posición existe para dar libertad a esas
personas. Y voy a asegurarme que ellos la tengan.”
PELIGROSO PARA EL BIEN
Recuerda, cada guerrero requiere dos cosas más importantes que él mismo para
mantenerlo en el camino de convertirse en sí mismo. Necesita una causa que
valga la pena vivir y morir por ella, y necesita un rey para amar y un rey que
corresponda a ese amor—uno que ama primero y que ama más, y a quien el
hombre pueda pedir consejo, guía y entrenamiento. Los grandes reyes lideran
con el ejemplo, inspirando e impartiendo a sus hombres poder y autoridad
cuando están listos para ejercerlo. El fundamento de la relación entre un rey y
sus hombres es la confianza, el amor, la admiración y el respecto.
Cuando un hombre tiene estas dos cosas entrelazadas, una causa y un rey, está
listo para ser liberado, enviado de nuevo a la historia peligroso para el bien.
El Rey de los reyes con r minúscula sana, asienta y entrena a los hijos
amados. Y de la misma manera como una misión nos encuentra, el Rey y la
causa encuentran al hombre. Vienen provocando, invitando, intrigando, incluso
perturbando a un hombre. Vienen con respuestas a las preguntas de un hombre:
¿Puedes verme? ¿Soy digno? ¿Soy fuerte? ¿Puedo tener éxito?
Las respuestas del Padre son sí, sí, sí, y sí . Un hombre anhela oírlas, y cuando
lo hace, su corazón se asienta e inspira. El alivio que esto puede dar es
tremendo. Puesto que cada hombre tiene una senda única y personal para
escuchar las respuestas del Padre, la respuesta sí puede ser la misma, pero será
entregada en momentos que han sido hechos a la medida de cada hombre. Esto
nos libera de estar a cargo unos de otros (tú no eres mí jefe, ni yo soy el tuyo). Lo
que nosotros podemos hacer por nuestros hermanos es guiarnos mutuamente con
amor hacia el Rey, animarnos unos a otros con Su causa y caminar como amigos
en la travesía.
La amistad lleva un magnifico fruto: la responsabilidad. Sin amistad, la
responsabilidad se convierte en una tarea o en un trabajo. Pocos hombres reciben
vida de una tarea rutinaria, pero de un amigo—esa es una historia diferente.
Muchos acuerdos de “responsabilidad” fracasan por falta de una verdadera
amistad; no hay tiempo invertido ni confianza ganada en la vida del otro. El
resultado es solo dos hombres que se vigilan mutuamente. ¿Y quién quiere ser
vigilado?
El guerrero no va a otros para que su corazón sea vigilado o para encontrar
respuestas a las preguntas que están en lo profundo de su corazón masculino. Las
respuestas de peso vienen de su Padre, su Rey, y por el Espíritu que habita firme
dentro de él. Este es un cambio enorme y fundamental para un hombre, cambiar
a quien él va con preguntas sobre su valor y habilidad. Mientras él busque
validar repuestas de los demás (de una mujer, sus hijos, u otros hombres), un
hombre es vulnerable a que el enemigo use a cualquiera, pero si su fuente de
validación y afirmación es Dios, entonces las respuestas que recibe son
definitivas, transformadoras y asentadoras para el corazón del hombre.
Un corazón asentado es una declaración de que un hombre está listo para
volver a entrar en la Historia. Su corazón guerrero será entonces probado y
fortalecido a través de la batalla. Vemos este principio en acción en todos los
capítulos del libro de los Hechos. Los discípulos son asentados, entrenados e
iniciados. Luego son enviados, entrando en la lucha para asegurar que la
campaña liberadora, la causa de su Rey, avance. No toma mucho tiempo antes de
que se registre la primera víctima, un hermoso corazón llamado Esteban. Él
conoce la verdad, dice la verdad, y al igual que su Rey, fue muerto por aquellos
que odian la verdad.
Pero la verdad no se puede matar. Donde hay persecución, hay corazones que
están convencidos de la verdad. Cuando la verdad convence a los corazones, el
cambio ocurre. Y cuando ocurre el cambio, viene la persecución. Los amigos de
Jesús experimentaron quien realmente era Él y fueron cambiados. Equipados con
sus convicciones, ellos fueron enviados hasta los lugares más remotos de la
tierra (Hechos 1:8) con la promesa, poder y presencia de su Rey, diciéndoles “Yo
estoy con ustedes siempre.” El efecto de todo esto me recuerda una cita que
recientemente escuché, “Sé el tipo de hombre que cuando tus pies toquen el piso
por la mañana, el diablo diga, ‘Oh maldición, ya se levantó.’”

CUALQUIER COSA MENOS IRRELEVANTE


Jesús era una persona real con una personalidad verdadera, y esa personalidad
tuvo un tremendo impacto en las personas. Tú no abandonas tu negocio
pesquero, o rechazas tu lucrativo trabajo tributario del gobierno, para seguir a un
hombre que es intrascendente. Tú no rompes el techo de una casa para bajar a tu
amigo paralítico hasta un hombre que no es importante, o le cuentas a todo tu
vecindario (incluyendo a todas tus ex-cónyuges) de alguien que no tiene ninguna
importancia. Y con seguridad, con certeza absoluta, tú no crucificas a un hombre
que sea irrelevante.
El efecto de Jesús en un corazón era desastroso o un cataclismo. Después de
conocerlo, o no podías soportarlo o no podías soportar estar separado de Él.
Hasta el día de hoy, Él llama a Sus seguidores para ser lo uno o lo otro, caliente o
frío, pero nunca tibio y por lo tanto, intrascendente.
He oído decir que Jesús tenia uno de tres efectos sobre una persona: Él era
atractivo, o intrigante, o perturbador. Jesús vino a poner las cosas en su lugar, a
cambiarlo todo. Él vino a mostrar y a decir que ser santo es genial. Él vino a
entregarse a sí mismo. Y sin embargo, hasta que lo descubramos a Él por lo que
Él es, no entendemos, no podemos entender realmente lo que hemos encontrado
cuando lo encontramos a Él.
Seguir a Jesús no es como seguir una leyenda. Él lo ha preparado para que sea
mucho mejor que eso. Seguir a Jesús es una travesía para llegar a ser más y más
como Él. Esta es una propuesta literal y una invitación en la cual la idea es
mucho más que el que se perdonen tus pecados. Glorioso como lo es el perdón,
para estar seguro, no es el principal punto de venta del cristianismo. El punto de
venta clave es que lleguemos a ser como Jesús. Para ser como Él, primero
necesitamos que nuestros pecados sean perdonados. Necesitamos pedir a Jesús
que quite todo lo que está en el camino. John Eldredge lo resume todo cuando
escribió en su libro Admirable Forajido,

Estas destinado a tener a este Jesús, más que a tener un nuevo día, más que a tu
siguiente respiración. Estás destinado a compartir la vida con Él—no solo una
mirada de vez en cuando en la iglesia, ni siquiera una inusual visita turística.
Y estás destinado a vivir Su vida. El propósito de Su vida, muerte y
resurrección fue rescatarte de tu pecado, librarte de las garras del mal,
restaurarte a Dios—para que Su personalidad y Su vida pudieran sanar y
llenar tu personalidad, tu humanidad y tu vida. Esta es la razón por la que Él
vino. Cualquier otra cosa es religión.

SANTO Y CHÉVERE
He reflexionado y orado bastante en cuanto a la idea que Jesús es “chévere.”
¿Estoy siendo irreverente al describirlo de esa manera? He tenido que discernir si
el Espíritu Santo me desanimaba o si el espíritu religioso me acusaba. Me aferré
a la pregunta por un día y se lo mencioné a alguno de mis amigos. ¿De alguna
forma “chévere” es degradante para nuestro Rey? Nadie se inmutó. Así que le
pregunté a Jesús, lo que Él pensaba y escuché, “Sé lo que quieres decir, conozco
tu corazón. Me gusta ‘chévere,’ y ahora te mostraré por qué te gusta tanto,
Michael.”
Después de varios días compartí esta historia con mi amigo David. Él dijo,
“El Jesús que conocí cuando crecía no era chévere. El Jesús que estoy llegando a
conocer y experimentar ahora es más que chévere. ¡Él es muuuy bueno!
La imagen de Jesús que la mayoría de los hombres heredaron en su juventud,
la que está insertada en sus corazones, necesita ser redimida. Si Jesús no es santo
y chévere (bueno), entonces eso es un gran problema, especialmente si somos
desafiados a ser como Él. Admirar a alguien o apreciar algo que ellos hicieron es
una cosa, pero que te digan que necesitas ser como alguien que no estás seguro
de que te guste, o peor aún, a quién no conoces—¡eso es un problema!
En 1980, mucho antes de que existieran los muros del Facebook, te podías dar
cuenta a quien seguía yo siendo un adolescente al ver las paredes de mi
habitación. Los afiches de Larry Bird, Joe Montana, los hermanos Doobie, y
Farrah Fawcett marcaron la pauta. Ellos eran chévere. ¿Sabes quién no estaba en
mi pared? Jesús.
Yo era el chico que creció yendo a la iglesia. La imagen que tenía en mi
mente de Jesús era la del señor Rogers con una barba. Un afiche del señor
Rogers no era parte del muro. Uno de mis amigos podría entrar y verlo. Es
cierto, vi una buena cantidad del Vecindario del señor Rogers, pero las
aspiraciones de ser como él nunca me pasó por la mente, así como nunca me
pasó por la mente contarle a mis amigos lo que escuché en la escuela dominical
o que yo quería ser como Jesús.
La mayoría de nosotros, sea que hayamos crecido en la iglesia o no,
recibimos una dosis bastante grande de la santidad de Jesús. Él era santo, santo,
santo, y murió por nosotros. Lo que la mayoría de nosotros nunca captamos fue
lo realmente chévere que Jesús era . . . cuán bueno . De todo lo expuesto que
estuve a la iglesia y de lo que recibí de ella al crecer—los domingos por la
mañana, la escuela dominical, los domingos por la noche, los grupos de jóvenes,
días de trabajo en la iglesia, los viajes misioneros, el paquete completo y todo lo
demás—lo que recuerdo era muchas charlas sobre el pecado y advertencias de
que me pongas las pilas y sirva a Jesús o tendría que vérmelas. Recuerdo
muchas referencias a Dios con un formato estandarizado. No recuerdo que nadie
haya hablado nunca de la intimidad con Él.
Esos líderes de la iglesia estaban simplemente transmitiendo lo que creían de
Él basados en lo que les dijeron sus predecesores, quienes a su vez, lo habían
recibido de las generaciones anteriores. Sus títulos y credenciales no ayudaban
con la libertad, pero sí parecían promover el servicio. El asunto es que tú puedes
servir a alguien y no amarlo, pero es casi imposible amar a alguien
verdaderamente y no servirle—y no se siente como un servicio. ¿Por qué?
Porque lo amas.
Esa es la clase de Jesús que he llegado a conocer—el verdadero a quien no
puedo evitar amar porque he probado la realidad de Su amor por mí. El Jesús que
es realmente, realmente chévere porque es realmente, realmente bueno, ese Jesús
me ama y estoy seguro que te ama a ti también. ¡Qué bueno y qué chévere es
eso!

SÍGUEME
Siempre me ha gustado la pesca. Los océanos, los lagos, los estanques, los ríos y
los arroyos, los sonidos y los olores, la belleza del agua—todos son un imán para
aquellos con la correcta carga en sus corazones. Cuando era niño, agarraba mi
fiel carrete Zebco 33 y la vieja caja de pesca Plano y llegaba a los estanques
alrededor de nuestra casa. Me parecía a un caballero en una batalla cuando
montaba mi bicicleta por el barrio y por los senderos desgastados hasta mis
huecos favoritos. Ya sea solo, con mi papá, o acompañado de mis amigos,
siempre pensé que la pesca era una buena idea.
Tengo algunos amigos que les encanta salir temprano en la mañana de nuestra
zona y dirigirse hasta las montañas de Carolina del Norte para pescar con
moscas. Entrar en un río o arroyo al amanecer, o permanecer en el agua hasta el
atardecer, es revitalizador.
No soy muy entusiasta de la pesca con moscas—no le doy el tiempo y la
atención necesarios para cultivar el arte y la habilidad, pero pesco con algunos
hombres que lo han hecho. Es genial verlos. ¡Ellos son muy buenos!
Mejorar una habilidad, dominar un arte de cualquier tipo, toma tiempo y
cuidado. “Sígueme,” dice Jesús en Mateo 4:19, “y yo los haré pescadores de
hombres.” Mucho se requiere para dominar el arte de pescar hombres y luchar
por sus corazones, pero el alma que invierte tiempo y cuidado en caminar con
Dios verá que se llevará a cabo un trabajo glorioso.
El experimentar quién realmente es nuestro Rey y como es Él es fundamental
para aprender de Él. Como con cualquier aprendizaje, hay que mantenerse cerca
de nuestro Maestro, ya que esto nos ayudará a mejorar al convertirnos más como
Él. Él se asegurará de que eso suceda (Filipenses 1:6). Y ganaremos mucho más
que experiencia.
¿No debería ser así? ¿Crees que los discípulos tuvieron alguna idea en qué
tipo de terreno estaban pisando cuando Jesús los invitó, “síganme”? Apuesto a
que ni cinco minutos pasaron en la travesía que uno de ellos le hizo la pregunta:
“Jesús. . . ¿Exactamente a dónde vamos?” Puedes imaginar a Jesús volteando
con una sonrisa y un guiño diciendo, “Ya lo verán.”
Un elemento central del corazón de un guerrero es la práctica de ser un
seguidor. Fue Sun Tzu quien en el Siglo VI escribió en El Arte de la Guerra ,
“Considerad a vuestros soldados como a vuestros hijos, y os seguirán hasta los
valles más profundos; miradlos como a vuestros propios hijos amados y estarán a
vuestro lado hasta la muerte.”
Jesús sabía la respuesta a la pregunta “¿A dónde vamos?” y tomó cerca de tres
años para preparar a Sus seguidores. El Hijo Amado Original estaba preparando
otros hijos amados y luego confiando Su poder y autoridad a ellos, Sus amigos.
Luego los envió a la batalla, viviendo y llevando el mensaje de Su Reino hasta
que murieron como mártires. Jesús les mostró cómo pescar, les dio poder para
hacerlo, y ahora Él hace lo mismo por nosotros.

UN MODELO A SEGUIR
Jesús no vino sólo para decirnos cómo vivir, sino para enseñarnos. Vino para ser
un modelo de cómo es una vida con Dios, lo que la relación Padre Hijo puede
ser. Es una excelente manera de enseñar: mostrar a los nuevos portadores de la
imagen que han sido adoptados, el corazón de su Padre hacia ellos. Jesús enseñó a
Sus aprendices cómo amar mucho antes que les dijera que se amaran unos a
otros. Cuando Jesús enseña, hay momentos en que Él dice, “Hazlo así; no lo
hagas así.” A veces comparte parábolas, pero sobre todo está dialogando,
modelando en silencio, invitando a los hombres a “hacerlo como yo.” Así es
como está con nosotros. Jesús mostró el camino para que pudiéramos vivir El
Camino, tomando nuestros lugares como hijos amados y luego, al igual como
nuestro Maestro, asumiendo nuestros papeles de guerreros en la Historia más
grande para luchar por los corazones de los demás.

Jesús fue, e s, un Guerrero—uno que sabe cómo luchar y danzar. ¡Este es el


Príncipe de Paz, nuestro modelo a seguir a quien estamos invitados a conocer y a
disfrutar como nuestro amigo—y a amar como nuestro Rey!

Tu Dios está presente entre ustedes, un guerrero fuerte para salvarte. Feliz de
tenerte de vuelta, Él te calmará con su amor y te deleitará con sus canciones.
(Sofonías 3:17 Traducción libre de la Biblia El Mensaje)

El Señor es mi fuerza y mi cántico; él es mi salvación. Él es mi Dios, y lo


alabaré; es el Dios de mi padre, y lo enalteceré. El Señor es un guerrero; su
nombre es el Señor. (Éxodo 15:2–3 NVI)

El Señor está conmigo como un guerrero poderoso; por eso los que me persiguen
caerán y no podrán prevalecer. (Jeremías 20:11 NVI)

Así que Pilato le preguntó a Jesús, ¿Eres tú el rey de los judíos? Y Él le


respondió, [es como] tú lo dices. [Yo Soy.] (Lucas 23:3)

Él podría haber llamado a 80,000 ángeles (Mateo 26:53), pero no lo hizo. Él


nos ganó de otra manera, no por el poder sino por el espíritu. ¡Y pensamos que
Satanás fue astuto en el jardín! Jesús al redimirnos, fue el acto más valiente que
se haya hecho jamás. Y no fue un truco, aunque indefenso, atrapó el reino de las
tinieblas. El León de Judá se convirtió en el gran Cordero de Dios e hizo el
tremendo sacrificio, el mayor de los grandes intercambios de prisioneros. Todo el
tiempo Su plan fue “Llévame en lugar suyo, mi vida por la suya”—todo para
volver a recuperarnos.
Si comprendiéramos Su valentía, conoceríamos a Jesús por lo que Él
realmente es, no tendríamos sólo un afiche de Él en nuestra pared; me atrevería a
decir que tendríamos la casa empapelada con Él. Tendríamos su foto en nuestros
teléfonos, tendríamos “selfies” con Él en nuestra páginas de Facebook,
momentos enmarcados con Él en nuestras mantas y escritorios, y una o dos fotos
de primer plano con Él y nosotros en nuestra billetera.
Pero lo más importante que podemos hacer es llevarlo en nuestros corazones,
porque allí es donde Su Espíritu reside:

[También nos ha reconocido y apropiado como Suyos] poniendo Su sello sobre


nosotros y dándonos Su [Santo] Espíritu en nuestros corazones como el
depósito de seguridad y la garantía del cumplimiento de Su promesa. (2
Corintios 1:22)
Su nuevo hogar es nuestro nuevo Hogar. Tal vez esa sea Su idea de diseño de
interiores; tal vez eso es lo que lleva en Su billetera, fotos de nosotros con Él.
Eso parece algo que Jesús haría: remodelarnos para ser como Él en nuestro
interior, y luego dejarnos libres para mostrar al mundo lo que es caminar con
Dios, cómo se ve realmente la vida con Él.

ÉL ES AMOR
Entonces, ¿Cómo se ve nuestro Rey, y cómo nos vamos a ver nosotros? En una
palabra, amor . Juan, el amigo de Jesús lo redactó bien cuando escribió, “Dios es
amor” (1 Juan 4:7-8). Eso es tan cierto del Hijo como lo es del Padre. Así que en
1 Corintios 13, cuando Pablo escribe sobre que lo “más importante” es el amor,
está escribiendo sobre Jesús. Es como leer un curriculum vitae, el curriculum de
Jesús, con algunas recomendaciones de Pablo añadidas solo por si acaso. Intenta
esto: donde quiera que la palabra amor aparezca en el capítulo, sustitúyela por el
nombre de Jesús. Así es cómo se ve esta sustitución utilizando El Mensaje :

Jesús nunca se rinde. Jesús se preocupa más por los demás que por [Él] mismo.
Jesús no quiere lo que [Él] no tiene ( porque Él es completo ). Jesús no es
jactancioso, no es arrogante, no se impone [así mismo] a los demás, no
siempre es “yo primero”, no pierde el control, no lleva la cuenta de los
pecados de los demás, no se deleita cuando otros se humillan, sino que se
alegra en el florecimiento de la verdad, soporta lo que sea, confía en Dios
siempre, busca siempre lo mejor, nunca mira hacia atrás, pero sigue hasta el
final. Jesús nunca muere. . .
Porque ahora no vemos las cosas claramente. ¡Estamos entrecerrando los ojos en
una niebla, mirando a través de la bruma, pero no pasará mucho tiempo antes
que el clima se aclare y el sol brille esplendorosamente! ¡Lo veremos todo
entonces, veremos todo tan claramente como Dios nos ve, conociéndolo
directamente tal como Él nos conoce! Sin embargo, por ahora, hasta llegar a
esa plenitud, tenemos tres cosas que hacer para conducirnos hacia esa
consumación: confiar constantemente en Dios, esperar sin vacilar [y expresar
la vida de] Jesús por todo lo alto. Y el mejor de los tres es Jesús. (1 Corintios
13:4–8, 12–13). (Las palabras en cursiva son mías.)

El amor es nuestra causa y el amor es nuestro Rey. Sé que suena un poco


fácil, pero fácil es lo último que es. En realidad, sin ayuda sustancial, la travesía
y la misión son absolutamente imposibles.
La mayoría de los días, mi aspiración de vivir y amar bien es puesta a prueba
sino no es que encuentra una violenta y completa oposición del enemigo quien
preferiría que no ame bien. El amor es vida y el reino de las tinieblas trata solo
de la muerte . . . días fracasados rodeados de almas caídas y demasiados
creyentes viviendo más en armonía con su falso yo que cantando su verdadera
canción. Esta es la razón por la que el guerrero es tan desesperadamente
necesario. De esto trata el ser un guerrero, de llegar y amar bien. Amar, es dar
vida, es intenso y tierno, honesto y amable. Sólo superior al perdón, el amor es
nuestra mayor arma en esta batalla espiritual. Cuando no amamos o no somos
amados, es el perdón quien trata y cura las heridas. El perdón es la siguiente cosa
más amorosa que tenemos para regresar y empuñar, pero sobre cualquier otra
cosa, está el revestirnos de amor.

RE-
El prefijo re- significa que algo que sucedió en el pasado ocurre de nuevo.
Aunque nuestro pasado ha quedado atrás, les aseguro que todavía está con
nosotros. Así que ahora que estamos empezando a ver todas las batallas
espirituales que una vez perdimos, es hora de que volvamos a re ingresar a la
batalla y re cuperar para siempre lo que perdimos. ¿Te das cuenta que puedes
luchar hoy una batalla que perdiste hace veinte años? Este no es un pequeño
esfuerzo, pero ni tú ni yo hemos sido hechos para pequeñeces. De eso es lo que
se trata la sanación: volver a recuperar lo que se perdió o fue robado y resucitar
lo que el enemigo mató.
Un guerrero sabe que debe proteger su propio corazón para proteger a los
demás. Él no es útil para nadie si está tumbado en algún lugar, aturdido por sus
errores y sangrando de sus heridas. El guerrero se entrena teniendo a otros en
mente para que sean libres. G. K. Chesterton escribió una vez, “El verdadero
soldado no pelea porque odia lo que está delante de él, sino porque ama lo que
está detrás de él.”
¿Sabes lo que hay detrás de ti? ¿Entiendes tu historia y la gran obra re dentora,
conquistadora y re stauradora que Jesús está preparando a tu favor en la Historia
más grande?
Nuestra descripción de funciones original incluía el encargo de reinar . Cuando
Jesús regrese por segunda vez, Su plan es compartir Su autoridad, invitarnos a
reinar y a gobernar con Él—otra vez:

Ellos verán Su rostro, y Su nombre estará en sus frentes. Allí no habrá más
noche; ni tienen necesidad de luz de lámparas ni de la luz del sol, porque el
Señor Dios los iluminará; y será su luz, y ellos reinarán [como reyes] por
siempre y para siempre (por los siglos de los siglos). (Apocalipsis 22:4–5)

Cuando un hombre llega a conocer la Historia más grande y cómo funciona,


entenderá por qué tener el corazón de un guerrero es vital. Él abandonará una
vida de utilizar a otros y recibirá la Vida más grande, que vive para otros. Hasta el
día en que finalmente veamos a Jesús cara a cara, lo seguimos de corazón a
corazón y, en el proceso, recibimos el entrenamiento que Él provee. Unirse a Él
es ver la gloria de otros recuperada y restaurada.

CIVILES VERSUS SOLDADOS


William Wallace quiere vivir en paz, ser un agricultor, cultivar y tener una
familia. Maximus cuenta los días que faltan hasta que pueda regresar a España y
reunirse con su familia. Frodo preferiría haber permanecido en el condado y que
ojalá nunca hubiera recibido el anillo. Simón no buscaba al Mesías; estaba
buscando peces.
Y Saúl había estado viviendo responsablemente, un “alguacil” normal de Judea
tratando de poner fin a este personaje de Jesús y a sus seguidores rebeldes. Sin
embargo, en uno de los intercambios más grandes e irónicos de todos los
tiempos, el hombre número uno de los fariseos se convierte en el hombre número
uno de Cristo. Saúl cambia de equipo, al igual que cambia su nombre, su
identidad y su oficio. Y así es como debe ser para cada uno de nosotros también
en nuestras propias historias.
La vida no es lo que pensábamos que sería. Es mejor. La Historia más grande y
Su Autor vienen por nosotros, y con ellos la evolución de la misión. Es una que
no la hubiéramos podido adivinar dado un millón de posibilidades, ni mucho
menos impedir por nosotros mismos. Es como si nos reclutaran y debiéramos
cambiar la vida civil por la vida de un soldado. Así lo describe Pablo. Como un
experto veterano de batalla que busca inspirar a un joven y prometedor guerrero,
Pablo le escribe a Timoteo,

Toma [conmigo] tu parte de las tribulaciones y sufrimientos [que estás


llamado a soportar] como buen soldado (de primera clase) de Cristo
Jesús. Ningún soldado en servicio se enreda en los negocios de la
vida [civil]; su objetivo es satisfacer y complacer al que lo enlistó. (2
Timoteo 2:3–4)

Es un tipo de vida muy diferente, que se jacta que el último es el primero, de


voltear la mejilla, de amar a nuestros enemigos y que la mayor preocupación es
por lo que creemos en nuestro corazón, y no sólo por lo que hacemos. Cuando un
hombre toma una causa y un Rey, llevándolos dentro de su corazón, es cuando
realmente el hombre puede participar en la Vida—y obtiene a cambio mucho
más de lo que él podría imaginar. Es el momento en que ese hombre empieza a
coescribir su verdadera canción con Dios, el momento en que es coautor con
Dios del contenido que contribuirá a la historia de la Vida.
En el famoso discurso del Día de San Crispín de la obra de Shakespeare
Enrique V , el rey Enrique pronuncia estas memorables palabras:

Esta historia la enseñará un buen hombre a su hijo; Y desde este día hasta el fin
del mundo la fiesta de San Crispín nunca llegará, sin que a ella vaya asociado
nuestro recuerdo—
Somos pocos, pero somos felices, porque somos hermanos; Porque quien vierta
hoy su sangre conmigo será mi hermano; por muy vil que sea,
Esta jornada ennoblecerá su condición.
Y los caballeros ingleses que ahora duermen
Se considerarán malditos por no estar aquí, Y será humillada su nobleza cuando
escuchen hablar a uno de los que
Haya combatido con nosotros el día de San Crispín.

Teddy Roosevelt dijo, “El mérito pertenece al hombre que está realmente en
la arena. . . que en el peor de los casos, si fracasa, al menos falla atreviéndose al
mayor riesgo, de modo que nunca ocupará el lugar reservado a esas almas frías y
tímidas que ni conocen la victoria ni la derrota”.

Y es Jesús, nuestro gran y glorioso Rey, Aquel que seguimos y cuya imagen
llevamos, quien algún día dirá ¡ Bien hecho. Bien hecho!

EPÍLOGO

La derrota del mal en este mundo depende de que los seres humanos realmente den un paso al
frente y utilicen el poder del Reino y la autoridad que les es concedida.
— DALLAS WILLARD

Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones,
pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
— JUAN 16:33 (NIV)

Todo es en vano si no se tiene libertad.


— WILLIAM WALLACE EN CORAZÓN VALIENTE

D
ebo decírtelo. Lo necesitas saber: ¡tú puedes hacer esto!
Tú realmente puedes.
Tú puedes encontrar tu Vida—porque es lo que quiere Dios para ti.
Tomará dos, tres, quizás hasta cuatro años para que tu corazón se asiente. Eso no
depende totalmente de tí. También depende mucho de Dios determinar tu
travesía individual de sanación y tu aprendizaje personalizado con Él durante el
entrenamiento. Encontrarás tu valor, pero no estará exento de miedo o sin
batallas momentáneas de desesperanza y temor. El miedo es lo que evoca la
valerosidad de un hombre y lo invita a asociarse con Dios por el más , más del

amor del Padre para que un hombre pueda aprender cómo luchar contra lo que
no es verdadero.

¡En el amor no hay temor [el temor no existe], sino que el perfecto amor
(completo, perfecto) echa fuera el temor y expulsa cada rastro de terror! Porque
el temor lleva en sí la idea del castigo, y [así que] el que teme no ha llegado a
la total madurez del amor, [todavía no ha crecido en la perfección completa
del amor]. (1 Juan 4:18)

Ser tentado, o inducido, a tener miedo es diferente a estar agobiado . Agobiado


es una invitación a caminar con Dios. El miedo es una tentación para caminar
solo.
Así que anímate. Tú, hijo amado, estás en un camino de entrenamiento, una
travesía de aprendizaje de cómo amar.
En realidad no tienes nada que ocultar.
Nada que probar.
Nada que temer.
TODO ESTÁ CONECTADO
Cuanto más envejezco, más me parece que soy susceptible a salir lastimado.
Como cualquier persona de más de cincuenta años, vivo con más de unos
cuantos achaques y dolores diarios. Mi más reciente fue por una lesión del
tendón de Aquiles.
Ahora, casi puedo escucharte: “¡Hombre . . . que no es nada!” Ten paciencia
conmigo por un segundo. Lo que quiero decir es, como probablemente te hayas
dado cuenta, todo está conectado.
Mi visita inicial al ortopedista fue lo que originó mis siguientes nueve viajes
al fisioterapista. (A propósito, terapia física —TF—es sólo un código para el
término más preciso, terapia del dolor .) Durante mi primera consulta de TF, me
sometieron a una serie de evaluaciones principalmente para la fuerza articular y
muscular. La mayoría de las pruebas involucraron mi respuesta a la pregunta,
“¿Esto duele?”
Después de varios sí,sí,sí, otra pregunta interrumpió el orden: “¿Has tenido
otras lesiones en los últimos meses?” Yo no había pensado en eso, pero sí, hace
ocho meses tuve un desgarro de un tendón en la misma pierna. En ese momento,
el moretón parecía como si alguien me hubiera golpeado con una bola de boliche
en el interior de mi muslo.
Durante las siguientes nueve semanas, mi terapeuta apenas tocó mi Aquiles.
En vez de eso, pasamos la mayor parte de nuestro tiempo rehabilitando mi
cadera, tendones y los músculos del torso. “Despertarlos” fue como lo llamó mi
terapeuta. “Ellos se han desconectado debido a la lesión anterior y nunca se han
vuelto a conectar,” dijo ella. “Tendremos que remediar esa situación.”
Aprendí una gran lección ese día: todo está conectado. Una lesión conduce a
otra y a otra y a otra…a menos que sea tratada.

CÓMO FUNCIONAN LAS COSAS


Todas la piezas—personajes, paisajes y circunstancias—en la Historia más
grande de Dios están conectadas. Es fácil no ver la inmensidad de todo, dejar de
ver el bosque a causa de los árboles
Vivimos en la intersección de dos dimensiones. No son galaxias distantes o
aviones subatómicos separados. La dimensión espiritual y la física están a la
mano, a un paso y vivimos precisamente en medio de ellas donde su traficar se
cruza. Sin embargo, una dimensión es mayor que la otra, y una tiene la
preferencia.
La dimensión espiritual no está “allí afuera.” Está justo aquí, ahora mismo, y
es la dimensión más grande a la cual debemos ver y oír y con la cual debemos
comprometernos. La dimensión espiritual es donde nos animan a prepararnos, a
recibir nuestra orientación y la altura a la que estamos invitados a vivir. Estamos
constantemente sujetos a su presencia; es donde empezamos, donde tenemos
nuestras raíces. Somos hombres espirituales en una travesía física con la
esperanza de un día volver a casa. Viviremos para siempre. Estamos creados para
la eternidad.
En la dimensión más importante, la dimensión espiritual, existen dos reinos, y
una vez más, un reino es mayor que el otro. Uno es el Reino de la luz; y el otro
es el reino de las tinieblas. Uno es el Reino del Hijo; el otro es el reino de este
mundo oscuro.
Los reinos operan según la autoridad y la norma. Tienen ciudadanos—o en
este caso, uno tiene ciudadanos mientras que el otro tiene prisioneros. Este
último reino está gobernado por las mentiras y por el padre de la mentiras, el
príncipe de este mundo de tinieblas (Lucas 11:15; Juan 8:44; 12:31). El otro
Reino está gobernado por el Hijo, el Príncipe de Paz, el Rey de reyes. Su Reino
es eterno, y Él reina y gobierna por amor, que es la fuerza más liberadora y
válida en todo el universo. Un reino tiene como resultado el miedo, la culpa y la
vergüenza—el otro, ¡la Vida, el gozo y la felicidad!
Estos dos reinos están en guerra por algo precioso. Por supuesto, estoy
hablando del corazón. Un reino lucha por los corazones para darles libremente su
verdadero yo; el otro confabula para robarlo. Ambos saben que quien consigue el
corazón, consigue a la persona. Así que los reinos luchan. Ellos luchan por la
lealtad y el afecto del corazón de cada persona. La vida y la muerte son sus
armas y su misión. Las bajas son muchas, pero también lo podrían ser los héroes.
Tú y yo estamos invitados a formar parte de algo más grande que nosotros,
más grande que tu iglesia o la mía. Dios nos está invitando a mucho más. Fuimos
creados para más , pero hasta que la veas, hasta que la oigas, hasta que entiendas
cómo funciona esta Historia más grande dentro de la cual está nuestra historia,
¿cómo podrías desempeñar bien tu papel?

SEGUIR APARECIENDO
El objetivo inmediato de cualquier batalla parece obvio: que no recibas ningún
impacto ; sin embargo, la mayoría de los hombres logran recibirlo con poco
esfuerzo por parte del enemigo. Una sugerencia susurrada, un deseo mal
dirigido, una orden intimidante, alguna imitación absurda de la Vida colgando
provocativamente frente a nosotros, y bum , ¡somos impactados! Aunque libres
por Cristo, sin embargo, un hombre puede llegar a ser insensato, imprudente, o
peor. Él sabe mejor que eso, pero escoge mal, dando al enemigo poder y
autoridad en su vida una vez más. Él es salvo, claro. ¿Pero libre? No.
La carne reanuda rápidamente el control del hombre, y el enemigo está a
cargo de la carne. George MacDonald escribió, “Insensato es el hombre, y hay
muchos de estos hombres, que pondrían al mundo en orden haciendo la guerra a
los males que lo rodean, mientras descuida esa parte integral del mundo donde se
encuentra su negocio, su primer negocio—es decir, su propio carácter y
conducta.”
Si todavía esto no es bueno , Dios aún no ha terminado. “El que comenzó en
vosotros la buena obra la perfeccionará” (Filipenses 1:6 RV). No será fácil, pero
será bueno. Mi consejo (al mirar al hombre en el espejo) es tan solo para seguir
apareciendo. Si tú te apareces y preguntas a tu Rey cada mañana, “Jesús ¿qué
vamos a hacer hoy?” entonces el trabajo bueno será cada vez más evidente para
ti. Yo he llegado a amar Sus respuestas, la manera en que me invita a caminar la
mayor parte de los días: “Yo te mostraré. Sígueme.” Recuerda, la misión te
encuentra.
Jesús nos ha encargado de vivir de cierta manera (Mateo 28:18–20). Pedro nos
dice que estemos preparados (I Pedro 3:15). Y Pablo nos exhorta,
Si hablas en serio de vivir esta nueva vida de resurrección con Cristo, actúa como
tal. Sigue las cosas sobre las cuales Cristo preside. No arrastres los pies, no
agaches la cabeza, mirando hacia el suelo, absorto con las cosas que están
justo frente a ti. Mira hacia arriba, y estate alerta a lo que está sucediendo
alrededor de Cristo—allí está la acción. Ve las cosas desde Su perspectiva. Tu
vieja vida ha muerto. Tu nueva Vida, que es tu vida real, aunque invisible para
el público—está con Cristo en Dios. Él es tu vida. Cuando Cristo (tu vida real,
recuérdalo) vuelva a aparecer en esta tierra, tú también aparecerás—el
verdadero tú, el glorioso tú. (Colosenses 3:1–4 Traducción libre de la Biblia El
Mensaje )

POCOS HOMBRE REALMENTE VIVEN


La razón por la que la Escocia de fines del Siglo XII fuera tan fácilmente
oprimida por el despiadado rey de Inglaterra, Edward I (también conocido como
Longshanks), fue porque Escocia era una casa dividida. Botín fácil para un
matón despiadado—fácil hasta que un hombre verdadero aparece. En la película
Corazón Valiente, con Escocia siendo cada vez más recuperada bajo el liderazgo
de William Wallace, el joven Robert the Bruce es inspirado. Wallace llega a una
reunión de los nobles para solicitar una vez más su compromiso. Llama al joven
Robert para que una a los clanes. Ellos quedan conformes y van a la guerra, pero
una traición masiva conduce a la captura de Wallace y a una cadena de
persecuciones justo antes de su tortuosa muerte:

Todo hombre muere, pero pocos hombres realmente viven.

Con la rebelión casi exterminada, lo que queda de los hombres


desmoralizados de Escocia, junto con su recién nombrado rey, Robert the Bruce,
se reúnen en el campo de batalla para “rendir homenaje,” para rendirse al
ejército de Longshank. Esta es la recompensa de la traición de Robert.
Pero en ese momento, algo se mueve en el corazón del joven rey, los primeros
ingredientes de un regreso. “Ustedes sangraron con Wallace,” grita. “¡Ahora
sangren conmigo!” El amigo leal de Wallace, Hamish, responde en apoyo
batiendo en el aire la gigantesca espada de Claymore de William, y segundos
más tarde, los hombres protestan y arremeten para ganar su libertad.
¿Todo esto parece familiar? ¿Puedes pensar en otro guerrero inspirador que
dio Su vida para que otros puedan tener la suya? Los escoceses lucharon por lo
que era legítimamente suyo y ganaron. Al igual que ellos, nosotros debemos
luchar por lo que es y ha sido legítimamente nuestro a través de Cristo: nuestra
libertad y nuestro verdadero yo.

Para libertad fue que Cristo nos hizo libres. (Gálatas 5:1 NBLH)

Antes que puedas convertirte en el guerrero, debes convertirte en el hijo


amado. Todo esto puede sonar un poco más glamoroso de lo que es. Los temas
de libertad nos inspiran, pero el trabajo a menudo nos desalienta. Las preguntas
que tengo para ti ahora son,

¿Qué tan libre quieres ser?


¿Qué clase de hombre quieres ser?
¿Tienes un Rey?
¿Lucharías por una causa?
¿Qué estás dispuesto a dejar atrás?

Porque todo el que quiera salvar su vida [temporal] [su comodidad y seguridad
aquí] la perderá [vida eterna]; y todo el que pierda su vida [su comodidad y
seguridad aquí] por causa de mí, la hallará [vida eterna]. (Mateo 16:25)

Un hombre orientado es un hombre que sabe quién es, dónde está y lo bueno
que Dios está haciendo en su vida. Su vida es vivida en Cristo, con Cristo, y
como Cristo, sin nada que probar, nada que esconder y nada que temer. Es un
hombre que conoce íntimamente al Rey, cuya imagen lleva, cuya voz oye, y
cuyas instrucciones guían y modelan su carácter y su vida. Ellos son amigos
íntimos. La lealtad y los afectos del corazón de ese hombre dirigirán cada una de
sus decisiones.
Un hombre orientado sabe que su corazón es frágil y que nunca está inmune a
los ataques del enemigo, pero está entrenado para saber cuáles son esos ataques,
por qué son y cómo protegerse de ellos.
Esto comienza con tu corazón, amado hijo—y nunca jamás termina.

SI
Cada historia tiene sus tiempos, momentos donde la alegría o la desesperación se
encuentran a la vuelta de la esquina. No nos toca elegir lo que nos espera; sin
embargo, si podemos elegir si vamos a dar otro paso. Convertirse en un hombre,
en un buen hombre, es una propuesta peligrosa y gloriosa. Es un paso a la vez.
Es increíblemente difícil. Requiere riesgo calculado y mucha fe. Encuentra una
oposición feroz. Y es tremendamente necesario. Es por eso que hay tan pocos
hombres buenos, pero vienen más. Más hijos amados están siendo sanados y
orientados. Más guerreros están recibiendo entrenamiento de su Rey.

Si has dado vuelta a las páginas hasta este punto, si me has permitido caminar
contigo al haberte agarrado tú de la mano de Dios y caminar con Él, entonces
estás bien enrumbado y puedes practicar El Camino—y debes seguir adelante.
Si mantienes el curso.
Si das un paso más.
Si permaneces en lo que un hijo amado sabe y en lo que el corazón de un
guerrero practica, lo lograrás hasta recibir un “bien hecho.”
Te dejo con esto. En 1896, a los treinta y un años, Rudyard Kipling escribió el
poema “Si.” Este fue escrito como un homenaje a dos hombres que tuvieron un
gran impacto en Kipling: Leander Starr Jameson y Cecil Rhodes, cuyas
cualidades reconoce el poema. Kipling escribe a su joven hijo, John, quien pocos
años más tarde se involucraría en la Primera Guerra Mundial. En el espíritu de
los proverbios de Salomón, “Si” es el estímulo de un padre a su hijo amado. La
misión de Kipling y de Salomón son las mismas: guiar a ese hijo para que se
convierta en un hombre.

Si puedes mantener tu cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor la están


perdiendo y te culpan a ti;
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti, Pero también
aceptas que tengan sus dudas;
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
O si, siendo calumniado, no caes en la calumnia,
O si, siendo odiado, no incurres en el odio.
Y no te jactas de demasiado bueno, ni de demasiado sabio en tu hablar;
Si puedes soñar—sin dejar que los sueños te dominen;
Si puedes pensar—y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso,
Y tratar a esos dos impostores de la misma manera;
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
Tergiversada por embusteros para engañar a los necios.
O ver cómo se destruyen las cosas por las que has dado la vida,
Y agacharte para reconstruirlas con herramientas desgastadas;
Si puedes apilar todas tus ganancias
Y arriesgarlas en un solo tiro de “cara o sello”
Y perder, y empezar de nuevo desde cero
Y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida;
Si eres capaz de poner corazón, fibra y nervios,
A tu servicio mucho después de que estén agotados,
Y así resistir cuando ya no queda nada en ti
Salvo la Voluntad que les dice: ¡Resistid!”;
Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
O caminar junto a reyes—sin menospreciar por ello a la gente común;
Si ni los enemigos ni los amigos amados logran lastimarte;
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno en demasía;
Si puedes llenar el minuto que no perdona
Con una carrera de sesenta valiosos segundos.
Tuya es la Tierra y todo lo que en ella hay,
Y—lo que es más—¡serás un Hombre, hijo mío!

Aquí al final de este libro, al igual que en el principio, mi esperanza sigue


siendo esta:

Que un día pueda ver los corazones de hombres asentados en sus cimientos, tan
bien entrenados, tan bien equipados y tan bien comprometidos que cuando el
mal se atreva a levantar la cabeza, los hijos amados/los hombres guerreros
sabrán qué hacer y lo harán bien.

Espero y oro que uno de los hombres del cual hablo seas tú. Y continuaré
esperanzado y orando fervientemente que más y más hombres se unan a ti.
Tu corazón de guerrero es necesario. El Reino está esperando, y también
esperan los muchos corazones que necesitan un hombre que sepa que es el hijo
amado de un buen Padre. Un hombre que puede oír la música invitándolo a
bailar así como los gritos de corazones esperando que él pelee. Un hombre que
practicará el antiguo arte de vivir y amar bien.
Buena suerte, hijo amado.
Que Dios te acompañe, férreo y apacible guerrero.

APÉNDICE

EL CORAZÓN
Del Nuevo Diccionario Bíblico Unger
(Utilizado con permiso de la Editorial Moody)

El corazón es: (1) el centro de la vida corporal, el reservorio de todo el poder de la


vida (Sal. 40:8, 10, 12; Jueces 19:5-6, 8-9; 1 Reyes 21:7; Hechos 14:17), se
convierte en la fuerza de todo hombre; (2) el centro de la naturaleza racional y
espiritual del hombre; es así que, cuando un hombre decide sobre cualquier cosa,
se le llama que “asume” en su corazón hacer eso (Ester 7:5, marg.); cuando está
totalmente determinado, “él está firme en su corazón” (1 Co. 7:37); lo que se
hace de buen agrado, con voluntad y un propósito determinado, se hace con un
“corazón obediente (Ro. 6:17). El corazón es el asiento del amor (1 Tim. 1:5) y
del odio (Lv.s 19:17). Nuevamente, el corazón es el centro del pensamiento de la
concepción; el corazón sabe (Dt. 29:4; Prov. 14:10), entiende (Is. 44:18; Hechos
16:14), y reflexiona (Lucas 2:19). El corazón es también el centro de los
sentimientos y los afectos: del gozo (Is. 65:14); del dolor (Prov. 25:20; Juan 16:6);
de todo tipo y grado de animadversión (Prov. 23:17; Santiago 3:14); desde la
insatisfacción por la ansiedad (Prov. 12:25) hasta la desesperanza (Ecl. 2:20,
RV); todos los grados de temor, desde temblor reverencial (Jer. 5:24) a terror
absoluto (Dt. 28:28; Sal. 143:4); ( 3) el centro de la vida moral; para que todas las
condiciones morales, desde el amor supremo de Dios (Sal. 73:26) hasta el
orgullo de endiosarse (Ez. 28:2, 5-6), el oscurecimiento (Ro. 1:21), y el
endurecimiento (Is. 6:10; Is. 63:17; Jer. 16:12; 2 Co. 3:15) se concentran en el
corazón como el círculo de vida más profundo de la humanidad (I P. 3:4). El
corazón es el laboratorio y el origen de todo lo que es bueno y malo en
pensamientos, palabras y obras (Mt.12:34; Mr. 7:21); el lugar de encuentro de
las malas pasiones y deseos (Ro. 1:24); un tesoro bueno o malo (Lc. 6:45); el
lugar donde la ley natural de Dios está escrita en nosotros (Ro. 2:15), al igual
que la ley de la gracia (Is. 51:7; Jer. 31:33); el lugar de la conciencia (He. 10:22;
1 Juan 3:19-21); el campo para la semilla de la palabra divina (Mt. 13:19; Lucas
8:15). Es la morada de Cristo en nosotros (Ef. 3:17); la del Espíritu Santo (2 Cor.
1:22); la de la paz de Dios (Col. 3:15); el receptáculo del amor de Dios (Ro. 5:5);
el clóset de comunión con Dios (Ef. 5:19). Es el centro del hombre entero, el
hogar de los impulsos de la vida.

FUENTES DE INFORMACIÓN

Capítulo 1: De Hijos Amados a Guerreros


Pág. 15 “Art is not” : Elbert Hubbard, Little Journeys to the Homes of Great
Teachers (New York: Wm. H. Wise & Co., 1918), 219.
Pág. 21 “Every moment” : Norman Mailer in Richard G. Stern and Robert
F. Lucid, “Hip, Hell, and the Navigator,” Conversations with Norman Mailer , ed.
J. Michael Lennon (Jackson, MS: University Press of Mississippi, 1988), 37.
Publicado primero en Western Review No. 23 (Invierno 1959).
Pág. 21 “Another episode” : David L. Ulin, “Ego with an insecure streak,” Los
Angeles Times , Noviembre 11, 2007, http://articles.latimes.com/2007/
nov/11/local/me-appreciation11.
Capítulo 2: Recuperando Tu Corazón
Pág. 30 “Above all the grace” : Francisco de Asisi, citado en “Saint Francis,”
Mystic Poets , http://onetruename.com/francis.htm
Pág. 34 “To find God” : John Eldredge, Waking the Dead: The Glory of a Heart
Fully Alive (Nashville: Nelson, 2006), 49.

Capítulo 3: Es Peor de lo Que Imaginamos


Pág. 36 “The hill” : John Bunyan, Pilgrim’s Progress in Modern Language ,
(Lafayette, IN: Sovereign Grace, 2000), 21.
Pág. 38 “Most men” : John Eldredge, Fathered by God: Discover What Your Dad
Could Never Teach You (Nashville: Nelson, 2009), Introduction-xii.
Pág. 40 “Having or showing”: Dictionary.com, http://dictionary.
reference.com/browse/naïve.
Pág. 43 “When a resolute” : Oliver Wendell Holmes, Elsie Venner: A Romance of
Destiny (Boston, 1861), 23.

Capítulo 4: Donde Duele


Pág. 55 “Every adversity” : Napoleon Hill and W. Clement Stone, Success
Through a Positive Mental Attitude , repr. (New York: Simon & Schuster, 2007),
222.
Pág. 60 “We who live” : A. W. Tozer, The Knowledge of the Holy: The Attributes
of God: Their Meaning in the Christian Life (New York: Harper & Row, 1975),
41.
Pág. 63 “So it becomes” : A. W. Tozer , I Talk Back to the Devil: The Fighting
Fervor of the Victorious Christian (Chicago: WingSpread, 2008), 1.
Pág. 63 “To be nobody” : E. E. Cummings, “A Poet’s Advice to Students,” in A
Miscellany (New York: Argophile Press, 1958), 13.
Capítulo 5: El Ser Amado
Pág. 70 “The true story” : Brent Curtis and John Eldredge , The Sacred Romance:
Drawing Closer to the Heart of God (Nashville: Nelson, 1997), 7.
Pág. 71 Kierkegaard : Soren Kierkegaard, The Essential Kierkegaard , eds. Howard
V. Hong and Edna H. Hong (Princeton: Princeton University Press, 2000), 12
Pág. 74 “God’s desire” : Linda Boone, Intimate Life Lessons: Developing the
Intimacy with God You Already Have (Kearney, NE: Morris, 2008), 49.
Pág. 75 “Though the witch” : C.S. Lewis , The Chronicles of Narnia: The Lion,
The Witch and The Wardrobe (London: HarperCollins, 2002), 169.
Pág. 77 “We are the ones” : Curtis and Eldredge , Sacred Romance , 95.
Pág. 81 “We aren’t meant” : Eldredge , Fathered by God , 11.
Pág. 83 “ We live in a Love Story” : John Eldredge, EPIC: The Story God Is
Telling (Nashville: Nelson, 2004), 102.
Pág. 84 “If you go back” : Gary Barkalow, It’s Your Call: What Are You Doing
Here? (Colorado Springs: David C. Cook, 2010), 111, 114.
Capítulo 6: Cuidado Paternal
Pág. 89 “To be trusted” : George MacDonald, The Marquis of Lossie , vol.1
(London, 1877), 35.
Pág. 95 “Wherever you are” : John Eldredge, The Way of the Wild Heart: A Map
for the Masculine Journey (Nashville: Thomas Nelson 2006), 26.
Pág. 102–103 “God made us” : C.S. Lewis, Mere Christianity (New York:
HarperCollins, 2009), 50.
Pág. 106 “Build me a son” : Douglas MacArthur, “A Father’s Prayer,” in
Courtney Whitney, MacArthur: His Rendezvous with History (New York: Knopf,
1956), 547.
Capítulo 7: Cuidados Intensivos
Pág. 109 “Pain has a way”: Paul Young, The Shack: Where Tragedy Confronts
Eternity (Newbury Park, CA: Windblown Media, 2011), 96.
Pág. 110 “God gives” : Atribuida a Agustín de Hipona por C.S. Lewis, esta cita es
probablemente una paráfrasis de lo siguiente de Homilies on the Psalms de
Agustín: “Es bueno para el hombre rico que…reconozca que sus manos están
vacías para que Dios las pueda llenar,” de Augustine of Hippo: Selected Writings ,
trans. Mary T. Clark (Mahwah, NJ: Paulist Press, 1988), 244.
Pág. 117 “The healings” : Leanne Payne, Healing Presence: Curing the Soul
through Union with Christ (Ada, MI: Baker), 137.
Pág. 120 “Jesus is actually”: Dallas Willard, The Great Omission (New York:
Harper Collins, 1998), 16.
Capítulo 8: Los Caminos de los Hijos Amados
Pág. 123 “Taking our hearts” : Curtis and Eldredge, Sacred Romance , 127.
Pág. 124 Brennan : Brennan Manning, Abba’s Child: The Cry of the Heart for
Intimate Belonging (Colorado Springs: NavPress, 2002).
Pág. 124 “Without God” : Esta cita, atribuida popularmente a Agustín, es incierta
en su origen. Es probable que sea un derivado de una afirmación del “Sermón
169” de Agustín: “Quien te hizo sin ti no te justificará sin ti.”
Pág. 128 “History does not long” : Dwight D. Eisenhower, de su discurso
inaugural, Enero 20, 1953. Accedido a través de The American Presidency
Project , http://www.presidency.ucsb.edu/ws/?pid=9600.

Capítulo 9: A lo que Nos Enfrentamos


Pág. 135 “The idea” : A. W. Tozer, This World: Playground or Battlefield
(Chicago: WingSpread, 2009), 4.
Pág. 136 “Jesus promised” : Este dicho frecuentemente citado se le atribuye tanto
a G. K. Chesterton como a R. W. Maltby. La fuente exacta es incierta.
Pág. 137 “There are two” : C.S. Lewis, The Screwtape Letters , repr. (London:
HarperCollins, 2009), preface-ix.
Pág. 138 Milton : John Milton, Paradise Lost , 1.30–49.
Pág. 139 “Sin is what you do” : John Piper, Future Grace: The Purifying Power of
the Promises of God , rev. ed (Colorado Springs: WaterBrook Multnomah, 2012),
ii.
Pág. 143 “Beware of no man” : Charles Spurgeon, John Ploughman’s Talk: Or,
Plain Advice for Plain People (Philadelphia, 1896), 72.
Pág. 147 “As a result” : Neil Anderson, “Teaching Our Identity in Christ,”
SermonCentral, http://www.sermoncentral.com/article.asp?article=a-
Neil_T_Anderson_03_26_07& . Repub. by perm. of Freedom in Christ
Ministries.
Pág. 148 “Fellowship with God” : Atribuida ampliamente a Charles E. Fuller, es
difícil rastrearla pero probablemente se originó en uno de sus sermones en el
programa The Old Fashioned Revival Hour difundido por radio.
Pág. 148 “Life without war” : Oswald Chambers, “The Law of Opposition,” My
Utmost for His Highest , rev. ed., ed. James Reimann (Grand Rapids: Discovery
House), Dec. 4.
Pág. 148 “The defeat” : Anderson, “Teaching Our Identity.”
Capítulo 10: Entrenamiento Básico: Conociendo y Descansando en Quien Eres
Pág. 152 “The supreme happiness” : Victor Hugo, Les Miserables , from ch. 4,
“M. Madeleine in Mourning,” trans. Isabel F. Hapgood (1887), accedida a través
de The Literature Network , http://www.online-literature.com/victor_
hugo/les_miserables/43/.
Pág. 154 “What if ” : Erwin McManis, The Barbarian Way: Unleash the Untamed
Faith Within (Nashville: Nelson, 2005), 5.
Pág. 155 “To be free”: Nelson Mandela, Long Walk to Freedom: The
Autobiography of Nelson Mandela (New York: Little, Brown and Co., 2008).
Pág. 157 “I have often wondered”: Jeffery Satinover, from an unpublished
article, quoted in Leanne Payne, Listening Prayer: Learning to Hear God’s
Voice and Keep a Prayer Journal (Grand Rapids: Baker, 1994), 142.
Pág. 163 “The heart” : Eldredge, Waking the Dead , 39.
Pág. 164 “The Christian” : A. W. Tozer, The Next Chapter after the Last: For the
Child of God, the Best Is Yet to Come (Chicago: WingSpread, 2010).

Capítulo 11: Entrenamiento Avanzado: Lo Bueno Que Dios está Haciendo en Tu Vida
Pág. 168 “Nothing is so strong” : Frances de Sales, citado de Jean Pierre Camus,
The Spirit of S. Frances de Sales , trans. Henrietta Louisa Lear (London, 1872),
13.
Pág. 177 “We love God”: Greg Boyd, Repenting of Religion: Turning from
Judgment to the Love of God (Ada: Baker, 2005), 68.
Pág. 180 “ Never does the human soul” : Edwin Hubbell Chapin, Living Words
(Boston, 1861), 61.
Pág. 184 “A broken bone”: C.S. Lewis, The Problem of Pain (New York:
HarperCollins, 2001), 46.
Capítulo 12: Advertencias y Promesas
Pág. 188 “Experience” : Atribuído comúnmente a C.S. Lewis pero sin verificar.
Pág. 188 “A man who carries” : Atribuído comúnmente a Mark Twain pero sin
verificar. The source note in iz quotes says, “Earliest attribution [to Twain] was
found in ‘Impact of Federal Policies on Employment, Poverty, and Other
Programs, 1973’, p. 447: ‘He who swings a cat by the tail,learns things that one
can only learn by swinging a cat by the tail.’” For the complete source note, see
http://izquotes.com/quote/187899.
Pág. 194 United we stand” : Aesop, “The Four Oxen and the Lion,” Fables , retold
by Joseph Jacobs, vol. 17, pt. 1, The Harvard Classics (Bartleby.com, 2001),
http://www.bartleby.com/17/1/52.html. First pub. by P.F. Collier & Son, 1909–14,
New York.
Pág. 203 “Every time” : C.S. Lewis, Mere Christianity (London: HarperCollins,
1952), 92.

Capítulo 13: Amar a una Mujer


Pág. 215 “Tell me” : Charles Augustin Sainte-Beuve, “A Critic’s Account of His
Own Critical Method,” vol. 22 of Library of the World’s Best Literature, Ancient
and Modern , ed. Charles Dudley Warner (New York, 1897), 12,666.
Pág. 216 ”True beauty ”: Del poema comúnmente atribuido por error a Audrey
Hepburn. El poema era ciertamente el favorito de la actriz, pero fue de hecho
escrito por el humorista y escritor Sam Levenson, según se informa en una carta
a su nieta.
Pág. 219 “Beauty is” : Stasi Eldredge , Captivating: Unveiling the Mystery of a
Woman’s Soul , rev. ed. (Nashville: Nelson, 2011), 133.
Pág. 228 “Her wounds” : Eldredge, Wild at Heart , 184, 192. Pág. 229 “Now—can
you see” : Eldredge, Captivating , 19.

Capítulo 14: Siguiendo al Rey


Pág. 232 “Out of the night”. William Ernest Henley, “Invictus,” Book of Verses ,
pub. 1888, se accede a través de The Poetry Foundation , http://www.
poetryfoundation.org/poem/182194.
Pág. 233 “Every man” : A. W. Tozer, The Pursuit of God: The Human Thirst for
the Divine (Chicago: WingSpread, 1982), 58.
Pág. 237 “You are meant” : John Eldredge, Beautiful Outlaw: Experiencing the
Playful, Disruptive, Extravagant Personality of Jesus. (New York: FaithWords,
2011), 140.
Pág. 240 “ Regard your soldiers” : Sun Tzu, The Art of War , trans. Lionel Giles
(1910), 10.25, The Internet Classics Archive , http://classics.mit.edu/
Tzu/artwar.html.
Pág. 244 “The true soldier” : Se atribuye la cita universalmente a G.K.
Chesterton, pero su fuente exacta no es verificable.
Pág. 246 Shakespeare, Henry V , act 4, scene 3, lines 59–70, Shakespeare Online
http://www.shakespeare-online.com/plays/henryv_4_3.html.
Pág. 246 Roosevelt : Theodore Roosevelt, “The Man in the Arena,” extraído del
Citizenship in a Republic” del 23 de abril, 1910, discurso en la Sorbonne, Paris,
Francia. Se accede a través de The Almanac of Theodore Roosevelt ,
http://www.theodore-roosevelt.com/ trsorbonnespeech.html.

Postscript/Epílogo
Pág. 251 “Foolish” : George MacDonald, “George MacDonald Speaks on
Practical Faith: Excerpts from Wisdom to Live By ,” se accede a través de Leben ,
http://www.macdonaldphillips.com/leben.html.
Pág. 254 “ If you can” : Rudyard Kipling, “If,” Rewards and Fairies (New York:
Doubleday, 1910).

Appendix
Pág. 256 Merrill F. Unger, “Heart,” The New Unger Bible Dictionary , rev. ed., R.
K. Harrison ed. (Chicago: Moody Publishers, 2008).

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