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El Corazón de un Guerrero

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El Corazón de un Guerrero

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!BIENVENIDO!



¡Estamos tan contentos de que estés leyendo El Corazón
de un Guerrero! Creemos que encontrará que este es un
recurso invaluable en su viaje espiritual.

Los hombres tienen un rol glorioso y significativo en la


narrativa épica de dios. También son el objetivo de una
guerra especial dirigida continuamente y sin compasión
al centro de su ser ... sus corazones masculinos. La
ingenuidad e ignorancia cierran el paso a muchos
hombres manteniéndolos corriendo en círculos, mientras
que la desinformación y falta de entrenamiento
mantienen esclavizados a muchos más.
El Corazón de un Guerrero

Los hombres están heridos, frustrados, enojados y


aplastados por el peso de la crítica y las expectativas. El
intento más común de solucionarlo estos últimos años es
educarlos; Decirles a los hombres lo que están haciendo
mal y darles una lista para memorizar. Esta estrategia no
está funcionando y es hora de que volvamos a una
sabiduría más antigua.

¿Qué pasa si estamos preparando a los hombres para el
fracaso en lugar de ayudarlos a ser libres? Acompañe al
autor y guía, Michael Thompson, mientras invita a los
hombres a un lugar de entrenamiento y orientación que
asegure un corazón firme y un valor feroz. Un hombre no
puede entrar en esta batalla sin saber que es un Hijo
amado. ¡Después de todo, de eso se trata la batalla!

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ÍNDICE

Agradecimientos 13

Introducción 15


Parte 1: El Hijo Amado


Capítulo 1: De hijos amados a guerreros 25
Capítulo 2: Recuperando tu corazón 53
Capítulo 3: Es peor de lo que imaginamos 75
Capítulo 4: Donde duele 103
Capítulo 5: El ser amado 135
Capítulo 6: Cuidado paternal 165
Capítulo 7: Cuidados intensivos 203
Capítulo 8: Los caminos de los hijos amados 227

Parte 2: El Guerrero
Capítulo 9: A lo que nos enfrentamos 251
Capítulo 10: Entrenamiento básico: Conociendo y
descansando en quien eres 279
Capítulo 11: Entrenamiento avanzado: Lo bueno que
Dios está haciendo en tu vida 309
El Corazón de un Guerrero

Capítulo 12: Advertencias y promesas 349


Capítulo 13: Amar a una mujer 379
Capítulo 14: Siguiendo al Rey 421

Epílogo 449

Apéndice 465
Fuentes de Información 469


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INTRODUCCIÓN

C uando la gente se da cuenta que he escrito un libro,


si algo preguntan, normalmente es, ¿De qué trata? No es
una mala pregunta, ciertamente no es una que he
descubierto cómo contestar en una conversación de
ascensor. Raramente me preguntan ¿Porque lo escribió?
Esta pregunta es mucho mejor. Tal vez aún no la pueda
contestar en menos de un minuto, pero aquí va por qué
escribí El corazón de un guerrero. Hay dos razones:

Esperanza
y
Confiar algo que es valioso

En la película Corazón Valiente hay un gran


intercambio entre el niño William Wallace y su padre,
Malcolm. Creo que es una de las muchas razones
El Corazón de un Guerrero

importantes por la que muchos hombres les gusta tanto la


película. Ocurre al principio de la historia, poco después
que el padre de William y su hermano mayor van a una
reunión cumbre de los escoceses donde la mayoría es
brutalmente asesinada por Longshanks, el malvado y
opresor rey de Inglaterra. Al regreso de los hombres
sobrevivientes, el niño escucha la trágica noticia de la
muerte de su padre.
Esa noche, el joven William tiene una visión. Estaba
recostado al lado de su padre. Malcom se voltea hacia el
joven William y con ternura y convicción le dice a su
hijo,
Tu corazón está libre. Ten el valor de seguirlo.

He visto a hombres convertirse en mejores personas


y también los he visto irse por otros caminos. Le he
preguntado a Dios, “¿Qué hace la diferencia?” Dios ha
compartido mucho conmigo—perspectivas personales,
íntimas y fundamentales. Creo que Él desea revelárselas
a cada varón que esté dispuesto a hacer preguntas. Dios
quiere confiar a un hombre las cosas que él debe saber
para navegar por este lugar caído y ver a otros,
especialmente a su esposa e hijos, ir con él.
Decididamente espero que haya un levantamiento de
hombres, hombres centrados que hagan la diferencia del

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El Corazón de un Guerrero

Reino en este mundo—simplemente al vivir siendo


amados. Es lo más difícil de alcanzar en este mundo.
Pero también es la cosa más transformadora del universo.
Así que me atrevo a esperarlo. Me atrevo a creer en ello
según Hebreos 11:1: “Es, pues, la fe la certeza de lo que
se espera, la convicción de lo que no se ve.” (RV).
Hace poco más de una década, comencé un viaje, el
que acabo de intentar explicar. Aunque he pasado toda mi
vida en la iglesia y he aceptado a Cristo en mi corazón
varias docenas de veces (para asegurarme de que fuera
así, tú sabes cómo es eso), algo andaba chueco. No lo
hubiera podido describir tal como simplemente lo sentía:
un persistente sentimiento de que yo, como persona, no
era suficiente. No estaba haciendo suficiente, no
compartía lo suficiente, no servía lo suficiente, no daba lo
suficiente, y así sucesivamente.
Luego un día, estoy seguro que por gracia de Dios, lo
capté: vi la verdad de la gracia y el tremendo amor del
Padre por mí. No estaba particularmente buscándolo; fue
más como si de pronto me despertara de un coma en el
que ni sabía que estaba. Tú me entiendes: en un momento
dado estás durmiendo y de pronto no lo estás. Justo al
otro lado de no saber está el saber. Un segundo no ve, y
el siguiente sí ve. Es así como inicié la travesía valerosa
y firme de ser verdaderamente yo mismo.

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El Corazón de un Guerrero

Por más de diez años (ahora tengo cincuenta años),


Dios me ha brindado Sus cuidados paternales de manera
tal que ha avivado mi esperanza y llenado mi corazón.
Con el tiempo, Él ha tallado y entregado cada vez más
experiencias en mi vida que me han cambiado, me han
hecho una mejor persona. En el transcurso del tiempo, en
la asociación y proceso de caminar con mi Padre, ha
habido un confiar, un otorgar, un dar algo valioso, que
haré todo lo posible por compartirlo en este libro.
Por si acaso “mejorando”, no significa que la vida se
haya vuelto más fácil, ni que siempre todo vaya bien. No
conozco a ningún hombre que viva así. No cuando se
profundiza un poco con ellos, al panorama de sus vidas
donde se devela la verdad de sus circunstancias y
relaciones. Allí encuentro hombres que luchan, algunos
bien y otros no tan bien. Muy pocos son libres. Mientras
están en coma, la mayoría de hombres aparentemente
están activos, pero el drama que llevan por dentro pesa
mucho más que el drama que se despliega alrededor de
ellos. La mayoría de los hombres están dormidos a su
mundo interior, dormidos a las voces internas a las que
están constantemente sujetos. Dormidos a los juicios y
acusaciones a los que están sometidos y que, algunas
veces, se sienten que está justificado hacer los mismo a
aquellos cercanos a ellos. Así estaba yo.

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El Corazón de un Guerrero

Estaba.
Al igual que Saúl camino a Damasco, confiado en
que iba en la dirección correcta y haciendo lo correcto,
yo necesitaba que Jesús interviniera, quitara las escamas
de mis ojos y me liberara.
En un momento crucial en Corazón Valiente,
Wallace cabalga con los muchos hombres que él inspiró
para enfrentar al enemigo en el campo de batalla. En ese
momento, su ejército une fuerzas con los otros
compañeros escoceses, los que todavía no eran parte de
la rebelión, los que no estaban allí para pelear. Más bien
estaban allí para negociar, aceptando las condiciones del
enemigo para que pudieran replegarse y vivir en la
sombra, inadvertidos. Pero justo antes de que sean
amedrentados y amenazados para transigir, William
Wallace habla:
WALLACE: ¡Soy William Wallace! Y veo aquí todo
un ejército de mis compatriotas desafiando la
tiranía. Ustedes han venido a pelear como hombres
libres—y hombres libres son. ¿Qué harán con esa
libertad? ¿Pelearán?
VETERANO: ¿Pelear? ¿Contra eso? ¡No!
Correremos y viviremos.
WALLACE: Sí, peleen y podrán morir. Corran y
vivirán–al menos por un tiempo. Y morir en sus

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El Corazón de un Guerrero

lechos, de aquí a muchos años, ¿estarían ustedes


dispuestos a cambiar todos esos días, por este día,
por una oportunidad, tan solo una oportunidad, de
regresar aquí y decirle a nuestros enemigos que
pueden quitarnos la vida, pero que nunca podrán
quitarnos…nuestra libertad!
El que se nos confíe algo valioso es algo
maravilloso. Trae honor y la convicción de que Soy
suficiente. Soy suficiente para mantenerlo seguro, y soy
suficiente para entregarlo donde el dueño desee que se
comparta.
Esto es lo que deseo ser y esto es lo que deseo hacer.
Lo loco de esto es que cuando lo que se nos confía debe
compartirse, está sujeto a la aceptación y también al
rechazo. Algunos lo querrán, otros no. Es mi más
profunda esperanza que aquello que se me ha confiado—
en mi intento de compartirlo contigo en este libro—
encuentre tu aceptación y puedas ya sea comenzar o
avanzar en tu caminar con Dios. Espero que puedas ser
impactado de tal forma que te permita experimentar, a
través de recibir amor y pelear la buena batalla por el
amor, lo valiosos que es este Camino—y lo valioso que
es usted.
Espero que este libro encuentre tu corazón presto. Y
al llegar al final de tu lectura, espero que estés deseoso de

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El Corazón de un Guerrero

unirte a la gran reforma: la reforma de los corazones de


los hombres en corazones de hijos amados orientados y
asentados. Guerreros listos tanto para vivir en el Reino
como para avanzar el Reino. Hombres que se asocian
con Cristo para recuperar el terreno perdido y, en el
proceso, liberar todo aquello que Cristo tenía previsto
que fuese verdaderamente libre.

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RECUPERANDO TU
CORAZÓN


Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra
con corazón noble y bueno, y la retienen; y como perseveran
producen una buena cosecha.
Lucas 8:15 (NVI)


Lo que más necesita la iglesia en estos momentos son hombres,


hombres audaces, libres. La iglesia tiene que buscar en oración y
humildad, que vuelvan a haber hombres con eso que están hechos
los profetas y los mártires
— A. W. Tozer


E staba participando en una gran conferencia para


hombres donde había varios centenares de ellos. La
apertura estuvo…bonita. El grupo musical de adoración
El Corazón de un Guerrero

levantó el ánimo a todos e hizo un bonito trabajo. El


maestro de ceremonia estuvo gracioso y su bienvenida
estuvo bonita. Bonito, bonito, bonito.
Luego de presentar al orador principal de la mañana,
podía observar a los hombres moverse, buscando
concentrarse, esperando que esta sea la charla que
cambiaría las cosas. El orador tenía experiencia y era
refinado. Evidentemente este no era su primera vez en
e s t o s m e n e s t e r e s . S u e n e rg í a y m e n s a j e s e
complementaban. El título de su charla era “¡Tú necesitas
una misión!”
“Los hombres con una misión son hombres,” dijo, “y
las misiones necesitan hombres, y si tú no tienes una
misión, entonces…” Algo por el estilo, lo
suficientemente vago para incluir a cada hombre, pero
también lo suficientemente puntual como para hacer
sentir a cada hombre una punzada personal de culpa.
Creo que el orador hasta desempacó una palabra para
cada letra en dicha palabra m-i-s-i-o-n-e-s. Fue muy
bonito.
Fue también otro de esos mensajes motivadores que
se envía a los corazones de los hombres sobre cómo
hacer mejor, hacer más, pecar menos, y lograr más. A los
hombres les gustan esas cosas—al principio. Luego las
odian. Los hombres presentes en la conferencia le dieron

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El Corazón de un Guerrero

una ovación de pie al orador, y no pude evitar sentirme


exasperado. “No funcionará,” pensé. Aunque fue bien
intencionado, el mensaje tenía dos graves defectos. En
primer lugar, fue uno de esos enfoques de talla única para
todos los hombres por igual con la esperanza de que de
alguna manera encaje…y eventualmente pueda hacer la
diferencia. En segundo lugar, el orador asumió
demasiado. ¿Cómo sabía que estos hombres estaban
listos para una misión? Agruparlos a todos juntos--¿fue
eso realmente sabio?
Los hombres en el salón estaban inspirados, listos
para ir a algún lado, a cualquier lugar, sin embargo era
como si nadie pudiera ubicar una puerta. Estar
entusiasmados en los camerinos no es lo mismo que estar
bien entrenados y orientados en el campo. El tratar de
convertir las misiones en un programa, igual que una
charla inspiradora en un camerino, o un montón de datos
que pueden ser enviados y recibidos en una hora en un
paquete, rara vez tiene el poder de permanecer. Igual que
una resolución de Año Nuevo, rara vez se cumple
Entonces, ¿qué es lo que realmente hace la
diferencia en la vida del hombre?

LAS MISIONES TE ENCUENTRAN A TI


Los hombres sí quieren y necesitan una misión. Con la
fundación de ministerios para eclesiásticos como

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El Corazón de un Guerrero

Cruzada Estudiantil (1951), InterVarsity (1941),


Navigators (1930), Fellowship of Christian Athletes
(Comunidad de Atletas Cristianos) (1954) y Young Life
(1941), la mayoría de los hombres cristianos han sido
enseñados en los últimos setenta y pico de años a
conectar “misiones” con la Gran Comisión. “Id y haced
discípulos” –esa es la misión.
Pero quizás hayamos entendido la misión en un
sentido muy limitado. Una muestra de “hombres en
misiones en la Biblia” revela que:
Se le dijo a un agricultor que construyera un arca


Un pastor fue comisionado por una zarza ardiente a


liberar una nación 


Un padre, entrado en años, se le pidió sacrificar a su


hijo 


Un niño fue enviado a dejarle su almuerzo a sus


hermanos, que eran soldados, y en el proceso, mata a un
gigante


Un pescador fue llamado a dejar sus redes y seguir a


un maestro


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El Corazón de un Guerrero

Un recaudador de impuestos es invitado a dejar sus


libros de contabilidad para seguir al mismo maestro.


Un líder religioso fue hecho ciego para poder ver


¿Cuál debe ser nuestra conclusión? Estos hombres no


estaban tratando de crear una misión. Caray, ¡ni siquiera
parecía que estuvieran buscando una!
A ver, intenta esto: Las misiones te encuentran a ti.
Tú no las tienes que buscar. Un hombre podrá tener
varias misiones en el transcurso de su vida. Son más
grandes de lo que él puede saber y siempre tienen un
propósito que incluye tanto su propio corazón como el
corazón de los demás.
Sin embargo, hay dos peligros que se presentan
cuando uno intenta crear su propia misión. El primero es
este: si nosotros tenemos que diseñar una misión, será
una que sea manejable, lo suficientemente pequeña para
llevarla a cabo por nuestra propia cuenta. Sin embargo,
vemos justamente lo contrario con los hombres (y las
mujeres) de la Biblia. Ellos no “inventan” sus propias
misiones; más bien se ven envueltos en misiones que son
multifacéticas, más grandes, inmanejables y más
significativas que cualquier otra cosa que jamás hayan

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El Corazón de un Guerrero

podido imaginar. Misiones en las que la única manera de


tener éxito, e incluso de sobrevivir, es caminar con Dios.
El segundo peligro de diseñar nuestra propia misión
es lo opuesto al primero: si se nos dejara solos, nosotros
podríamos fabricar una misión masiva y grandiosa más
allá del sentido común. Nos veríamos forzados a
contratar la ayuda de otras personas y tendríamos que
pagarles o manipularlas. La única salvaguarda contra este
peligro, al igual que con el primero, es caminar con Dios.
Ningún extremo, ni apuntar demasiado alto o demasiado
bajo, será bueno para nuestros corazones o los corazones
de los demás, porque con ambas situaciones la
inclinación a la autosuficiencia es demasiado grande.
No es cuestión de si sino más bien de cuándo te
encontrarás a ti mismo, igual que aquellos personajes
bíblicos, que fueron llamados o se encontraron envueltos
en una misión. Si tú y yo no estamos en una gran misión
en nuestras vidas, entonces nos encontramos en un grave
peligro, porque todavía tenemos escamas en los ojos y
somos ciegos a lo que debemos ver y vencer.
Tú has escuchado el viejo adagio “El tiempo es un
factor esencial.” En este caso, la elección del tiempo
oportuno es lo esencial—no solo cuando algo se debe
hacer sino en qué orden. Demasiados hombres ponen la
carreta delante del caballo. Así que considera esto: Jesús

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El Corazón de un Guerrero

pasó tres años con Sus amigos más cercanos, tres años
íntimos. Luego los envió, les dio su misión—porque solo
entonces ellos estaban listos. Ellos llegaron a conocer
quién era Él verdaderamente y lo que sentía por ellos. Y
ese conocimiento asentó sus corazones.
Antes de convertirte en guerrero tienes que
convertirte en el hijo amado. Y para verdaderamente
convertirte en el hijo amado, necesitarás recuperar tu
corazón. Esa es la primera misión que tendrás tú y cada
uno de los hombres: la peligrosa y gloriosa misión de
recuperar tu corazón. Hasta que no hayas logrado eso,
cualquier otra cosa que intentes significa que te estás
adelantando a tu entrenamiento de guerrero. Los
hombres que entran a la batalla demasiado pronto, que no
están preparados, que están sin entrenamiento y que no se
dan cuenta de lo que hay allá afuera…pues, mira
alrededor. No es una bonita imagen.

EL CORAZÓN
De todo lo que nos ha sucedido en el transcurso de
nuestra vida, de todo lo que hemos encontrado y
experimentado, hemos sacado conclusiones sobre la vida
y cómo hacer que funcione. Elaboramos nuestras
conclusiones para proteger y proveer para nosotros
mismos. Igual que los albañiles construyen una casa,

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El Corazón de un Guerrero

nosotros construimos nuestro sistema de creencias


ladrillo por ladrillo de nuestra acumulación de
conclusiones. Recurrimos a nuestras experiencias para
determinar cómo funciona el mundo, quiénes somos en el
mundo, cómo evitar el dolor, cuándo promocionarnos, y
más. Todos estos momentos, y todas las conclusiones que
obtenemos de ellas, están guardados en un lugar precioso
llamado corazón. El corazón del hombre está
comprometido con su sistema de creencias sin importar
su condición. Si bien puede estar vivo en Cristo o muerto
espiritualmente, el corazón está constantemente en
peligro de verse comprometido o de ser herido.
La antigua palabra hebrea para corazón es leb. El leb
es un pozo profundo donde están almacenadas todas las
experiencias de la vida personal de uno, está totalmente
operativo y en lo más profundo del interior de cada
portador de la imagen. El Diccionario Vine de palabras
bíblicas define el corazón de este modo:
El corazón está considerado como el asiento de las
emociones, del conocimiento y de la sabiduría, de la
conciencia y del carácter moral.
De acuerdo al Nuevo Diccionario Bíblico de Unger,
El corazón es: (1) el centro de la vida corporal, el
reservorio del poder total de la vida…el fortalecimiento

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El Corazón de un Guerrero

de todo el hombre; (2) el centro de la naturaleza racional


y espiritual del hombre… del pensamiento y la
concepción; el corazón sabe, entiende y reflexiona. El
corazón también es el centro de los sentimientos y
afectos… el asiento de la conciencia; el campo para la
semilla de la Palabra Divina. Es la morada de Cristo en
nosotros; del Espíritu Santo; de la paz de Dios; el
receptáculo del amor de Dios; el clóset de la comunión
secreta con Dios.
Es el centro del hombre en su totalidad, el mismo
centro del impulso de la vida.
(Mi condensación, énfasis añadido. Ver el apéndice
para la definición completa del Nuevo Diccionario
Bíblico de Unger.)
No es de extrañar que dos reinos, el de luz y el de las
tinieblas, estén en guerra por una propiedad tan hermosa
y vital. ¿No es de extrañar que los corazones de los
hombres estén en necesidad de una seria renovación? En
nuestro núcleo, en nuestro centro, se almacenan las
actitudes, las creencias y conclusiones que han sido
moldeadas por nuestras experiencias. Éstas requieren de
la atención de Dios, porque no nos libramos de ser

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El Corazón de un Guerrero

heridos, de que no nos tomen en cuenta, o de salir


lastimados en este núcleo central de todo.
Escena tras escena de nuestras vidas se
experimentan, interpretan y registran a través de un
tamiz. Ese tamiz es muy capaz de registrar
incorrectamente salvo que experimente la obra
restauradora de Dios. Con justa razón la Escritura nos
dice, “Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque
de él mana la vida” (Prov. 4:23 NVI).
Lo que cada hombre ha dejado desguarnecido la
mayor parte de su vida requiere su atención y la de Dios.
Hay cosas que están creciendo y deambulando por allí
que no han sido atendidas por demasiado tiempo.

UNA INVITACIÓN
¿Estás cansado? ¿Desgastado? ¿Quemado con
respecto a la religión? Ven a mí. Vente conmigo y
recuperarás tu vida. Te mostraré cómo descansar de
verdad. Camina conmigo y trabaja conmigo—mira cómo
lo hago. Aprende los ritmos no forzados de la gracia. No
te haré cargar nada pesado que no puedas soportar.
Mantén mi compañía y aprenderás a vivir libre y
ligeramente. (Mateo 11:28-30 NBLH)
¿Soy solo yo, o es que esto suena demasiado bueno
para ser verdad? ¿Sanación, descanso. . . alivio? ¿Quieres

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El Corazón de un Guerrero

decir que no tengo que seguir viviendo una vida de


control ¿Una vida de sistemas religiosos o falsos? ¿De
autopromoción, de autoprotección, de autoprovisión? ¿O
como lo dijo Thoreau, una vida de “desesperación
silenciosa”?
Hay remedio para la vida del falso yo de lo que todos
sufrimos. Hay otro tipo de vida, otra forma de vida, y es
casi demasiado bueno para ser verdad. Casi. Es la vida de
un hijo de Dios, un amado hijo, uno que sabe cómo
pelear y sabe cómo descansar, que sabe cómo ser amado
y, con el tiempo, aprende cómo amar.
El viejo poeta escocés George McDonald escribió
una vez,

Dios es tierno—como el padre del pródigo—solo con


esta diferencia, que Dios tiene millones de pródigos, y
nunca se cansa de ir a recibirlos y volver a darles la
bienvenida a cada uno de ellos, como si fuera el único
hijo pródigo que jamás haya tenido. ¡He ahí un Padre
verdaderamente!
¡Oh, cómo anhela eso mi corazón! Y si es así,
entonces debe haber algo en ello que solo el amor del
Padre puede tocar. Igual que el pródigo que regresó a
casa, también tiendo a escribir en el guión de mi vida

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El Corazón de un Guerrero

algo como, “quizás puedo ser un siervo en la casa de mi


Padre.” Pero el Padre tiene una mejor idea.
Su idea es restaurar lo que se ha perdido. Cuando eso
empieza a suceder, un hombre comienza a ver desafíos en
su vida interior que pueden y deben ser superados. Él
también comienza a ver quién puede llegar a ser y el rol a
desempeñar que es suyo y solo suyo. Estas cosas suceden
simultáneamente y sin embargo suceden de manera muy
distintiva.

VIENDO LO QUE SE TIENE QUE SUPERAR


El enemigo de nuestros corazones sabe que nunca
estamos solos. Pero si no estás listo, entonces no estás
listo. Y la mayoría de hombres que conozco no lo están.
Un hombre puede ser tan engañado, tan confundido
como para hacerle creer que su falso yo es su yo
verdadero, y no está para nada listo a luchar contra ello.
Igual que una camisa vieja, se convierte en algo cómodo
y hasta indispensable.
Dios quiere cambiar todo eso si un hombre está listo.
Pero nuevamente, la mayoría de los hombres no lo están.
Un despilfarro es que no hacen preguntas ni tampoco
escuchan. No solo a Dios, sino a cualquiera. Están
cerrados; sus líneas de comunicación están

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El Corazón de un Guerrero

profundamente infiltradas, y el enemigo quiere


mantenerlas así. La mayoría de los hombres no saben el
efecto que sus vidas tienen en aquellos que los rodean. O
nunca han tenido el coraje de preguntar, o nadie en su
vida ha tenido la valentía de decírselo. En lo más
profundo de ellos, una mentira está arraigada: Hagas lo
que hagas, no les hagas notar que no sabes nada. O peor
aún: Hagas lo que hagas, asegúrate que sepan que tú
sabes todo. ¿En qué momento de nuestras vidas nosotros
los hombres aprendimos esto, y cómo nos ha servido?
La invitación para que un hombre vea dentro de sí
mismo las cosas que necesitan ser atendidas, y luego
llevárselas a Dios para tratamiento y curación, es
simplemente otro gran día de entrenamiento en el Reino.
Fue Francisco de Asís quien dijo, “Por toda la gracia y
los dones que Cristo da a Sus amados está el de vencer el
yo.”
Vencer el falso yo, para ser más exacto—las capas
externas de un hombre, tanto las buenas como las que
están hechas un desastre y las pecaminosas, que él las
confunde con su identidad más profunda. Las cosas
comenzaron a cambiar en mi vida cuando comencé a
observar mi falso yo. Continuaron cambiando cuando
dejé que mi verdadero yo, mi identidad medular en

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El Corazón de un Guerrero

Cristo, reemplazara mi falso yo. Las cosas necesitaban


cambiar. ¡El ver lo que se debía vencer fue un enorme
paso hacia en efecto vencerlo!
Algunas cosas aprendidas necesitan ser borradas.
Uno de los primeros pasos en el entrenamiento es poner
un círculo en las cosas pasadas que sucedieron en nuestra
historia. Lo que aprendimos en el camino y el por qué
nos hemos convertido en lo que somos, requiere mucho
de nuestra atención si queremos llegar a ser
verdaderamente libres. Al comienzo del entrenamiento,
las visitas regulares con Dios para explorar la historia
personal de uno son una práctica estándar para los
hombres para despojarse del falso yo y convertirse en
verdaderos hombres.
Piensa en tu vida como un gran lugar de
construcción. Los cimientos deben consistir en ser bien
amado; una sólida base de amor hace que haya una sólida
estructura. Para un niño, ser visto, ser deseado, invitado y
alentado proporciona un material de base enorme.
Manejar su joven corazón de manera amorosa e
intencionalmente durante sus años formativos
proporciona bloques de construcción para moldear a un
hombre de calidad. Un buen padre se asegura que su hijo
reciba mucho de esos materiales; supervisa el desarrollo
de su hijo, dejando su marca para que haya una

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El Corazón de un Guerrero

reconstrucción sólida y bien diseñada para la edificación


en la que él se convertirá.
Pero ¿qué si nuestro padre (o madre) tiene sus
propios cimientos inconclusos? ¿Qué si los padres de
nuestros padres entregaron materiales de calidad inferior
de tal manera que nuestra mamá o papá experimentaron
un ambiente de construcción deficiente en sus años
formativos? ¿Qué si durante la niñez los corazones de
nuestros padres o madres fueron menospreciados o
penosamente descuidados? ¿Qué si uno de nuestros
padres o ambos experimentaron una gran ausencia de
amor mientras crecían? Quizás tu propia madre y padre,
tus abuelos, peleaban todo el tiempo y nunca disfrutaron
de tener una sencilla conversación entre ellos o de
demostrarse afecto mutuo. Riñas, affaires o divorcio en
lugar de armonía, fidelidad y seguridad pueden haber
caracterizado el hogar donde vivieron tu papá o mamá en
su niñez. ¿Cómo se vería el cimiento del niño o niña que
él o ella alguna vez fueron, al crecer en un ambiente tan
desprotegido e inseguro? ¿Qué podrían producir esos
cimientos o bases cuando fuera tu turno de trabajar en
construir los tuyos?
Un corazón joven construido con materiales
inferiores, y hasta peligrosos, tales como el miedo, la
ansiedad, la incertidumbre, la culpabilidad, y la

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El Corazón de un Guerrero

vergüenza hace que el cimiento sea muy inestable. Una


inspección de los materiales pasados de una generación a
otra puede explicar mucho el por qué estamos donde
estamos hoy.
El estar consciente de lo que nos dañó y quién fue
responsable de ello no detiene en sí el daño o el dolor. La
curación sí. Pero para que la sanidad ocurra tenemos que
ocuparnos primero de nuestros legados mal construidos.
Ver lo que nos sucedió es un primer paso crucial hacia el
trabajo aún más grande de sanar y de renovar el corazón
del hombre, el cual traerá la orientación y la gloriosa
presencia de tener un corazón tranquilo.

VIENDO EN QUIÉN TE PUEDES CONVERTIR


Es crucial que peleemos la batalla de nuestro pasado. La
mayoría de nosotros no sabemos cómo pelear hoy porque
cuando éramos más chicos, nadie nos enseñó. Cuando
éramos niños, nadie estaba allí para intervenir, para
defender nuestros corazones y pelear por nosotros. Nadie
estaba presente para enseñarnos los motivos detrás de
una batalla o entrenarnos en el arte y práctica de la
guerra. Un hombre me dijo, “Yo sé lo que debería estar
haciendo con mi hijo, pero es que no tengo
tiempo.” ¿Quién de los dos necesita consejería primero,

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El Corazón de un Guerrero

el padre o su joven hijo? Ninguno de los dos sabe pelear,


o por qué.
Los primeros momentos del entrenamiento de un
hombre son para recuperarse de su pasado, de las
pérdidas y heridas acumuladas en el transcurso de su
vida. No nos remontamos al pasado para quedarnos allí;
regresamos al pasado como hombres para honrar
momentos de pérdida, para guardar luto por ellos, para
reconocer que sucedieron, que dolieron, que importaron
y que necesitan ser tratados. Regresamos con Dios para
ser sanados. Cuando lo hacemos, Dios extiende Su amor
y compasión a nuestros corazones. Uno a la vez, un
momento doloroso de nuestro pasado y luego otro, Él los
atiende, o esto puede suceder cuando sentimos que
nuestro enemigo nos está tentando a vivir en el poder y la
autoridad de nuestras heridas. De esta manera se inicia
uno de los mayores regresos de todos los tiempos: la
restauración del corazón del hombre a medida que retira
todo lo que bloquea su experiencia de ser el hijo amado
de su Padre celestial.
Puedes comenzar ahora mismo. Haz una pausa y deja
por un momento de leer este libro, toma una hoja o
siéntate detrás de una computadora, y luego haz al Padre
estas preguntas:

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El Corazón de un Guerrero

¿Quién entregó los mensajes y materiales que


formaron las creencias de mi corazón?
¿Qué me sucedió que me trajo desánimo al corazón?
En el transcurso de mi vida, ¿quién me causó dolor,
culpabilidad, miedo o vergüenza?
¿Cuándo? ¿Dónde?
Este solo es el primer paso, así que sé gentil y
paciente contigo mismo. Tú no estás bajo un horario;
cada hombre es diferente. Las respuestas, la comprensión
y la curación a menudo vienen por partes a lo largo de
semanas, meses, y aun años. Algunas veces yo llevo a
Dios un asunto en particular; otras veces Él me lo trae a
mí. ¿Por qué Él no lo trae todo al mismo tiempo?
Probablemente por Su misericordia y gracia. Hay
muchísimo que hacer para tratar de hacerlo de una sola
barrida, y alterar las experiencias sería perder sin haber
adquirido sabiduría.
Usualmente, la exploración suele ser mejor si se
lleva a cabo en un ambiente tranquilo donde uno pueda
tener una buena conversación con Dios de corazón a
corazón. Creo que a Él le gusta de esa manera. Toma
algunos minutos, en primera instancia, para reflexionar
sobre tu historia y orar la oración de David del Salmo
139: “Examíname, oh Dios… .” Luego escucha
activamente y escribe lo que se te viene a la mente. Coge

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El Corazón de un Guerrero

la mano del Padre y ve adonde Él quiere llevarte en tu


historia, tu historial. Creo que Dios quiere un hombre que
conozca su propia historia antes de que Dios la pueda
volver a escribir. He visto que ha sucedido. Me pasó a
mí, y sé que te puede suceder a ti.
Al hacer un inventario de tus pérdidas y de las
heridas del corazón, ten presente que algunos hombres
tienen más que otros. La cantidad importa, así como
importa el tratamiento; los primeros eran ataques
personalizados en tu corazón, y ambos serán
personalizados en tu curación. ¡Ten ánimo! La
masculinidad verdadera, el convertirse en un hijo amado,
está solo a un paso, seguido de otro paso, y de otro, hasta
que experimentes tu verdadero yo y una nueva
normalidad.

SE TE NECESITA
Para ser hijos amados/guerreros, nosotros los hombres
debemos primero recuperar nuestros corazones. En la
pelea por la vida y en el amor lo vamos a necesitar. Ser el
hijo amado es parte de la orientación que lleva a que
seamos sinceros, plenos, asentados y reposados. Tal
hombre sabe que primero y ante todo él es

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El Corazón de un Guerrero

verdaderamente un hijo a quien luego se le capacita más


en el arte de la guerra.
Por eso debemos ir a Dios para desalojar las mentiras
que nuestro enemigo ha enraizado en nuestro corazón –
en el núcleo de quien somos, donde reside nuestra
verdadera identidad. El ataque del enemigo en nuestros
años formativos es como un virus en el disco duro, que se
infiltra, sabotea y compromete quiénes somos y en lo que
podríamos verdaderamente convertirnos. Tal como
escribió John Eldredge en su libro más vendido:
Despertando a los Muerto:

Para encontrar a Dios tienes que buscar con todo tu


corazón. Para permanecer presente para Dios, debes
permanecer presente para tu corazón. Para escuchar Su
voz, debes escuchar con todo tu corazón. Para amarlo,
debes amar con todo tu corazón. No puedes ser la
persona que Dios diseñó que fueras, y no puedes vivir la
vida que Él diseñó que vivieras, salvo que la vivas desde
el corazón.
El plan [del enemigo] desde el comienzo fue asaltar
al corazón….Haciendo que [los hombres] estén tan
ocupados que ignoren al corazón. Herirlos tan

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El Corazón de un Guerrero

profundamente que no quieran un corazón. Torcerles


su teología para que desprecien el corazón. Quitarles
su coraje. Destruir su creatividad. Hacer que la
intimidad con Dios sea imposible para ellos.
¿Por qué? “Porque,” dice Eldredge, “el enemigo te
teme y teme lo que podrás llegar a ser.” Por lo tanto él
quiere separarte de la intimidad con Dios, de ser amado,
de justamente esto para lo cual fuiste creado. Separa al
hombre del Padre y el hombre está perdido. ¿Salvado?
Claro, pero perdido…incapaz tanto de recibir lo que Dios
tiene para él como de proveer y proteger los corazones de
los demás.
Recuperar tu corazón tomará tiempo. Así como las
heridas que recibió llegaron en el transcurso del tiempo,
así también será con la sanidad y la restauración.
Típicamente toma de dos a tres años para que un hombre
realmente recupere su corazón, siempre y cuando ese
hombre camine con Dios y mantenga su curso. La
pregunta a menudo es, ¿cuán sinceramente quieres lo que
estás buscando? ¿Qué tanto deseas volver a tener tu
corazón? ¿Cuán libre quieres ser?
Es en la sanidad del corazón del hombre que tiene
lugar el más grande de los entrenamientos. Mucho está
en juego, más de lo que te imaginas. El buscar recuperar
tu corazón es tu primer paso en la lucha también por

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El Corazón de un Guerrero

recuperar muchos otros corazones. Recuerda, tu historia


es parte de una Historia más grande—y se te necesita.

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FUENTES DE INFORMACIÓN

Capítulo 2: Recuperando Tu Corazón


Pág. 30 “Above all the grace”: Francisco de Asisi, citado
en “Saint Francis,” Mystic Poets, http://
onetruename.com/francis.htm
Pág. 34 “To find God”: John Eldredge, Waking the Dead:
The Glory of a Heart Fully Alive (Nashville: Nelson,
2006), 49.

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