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Actividad 1
Hay algo muy desenfocado en el debate sobre la conciliación. Si cualquier discusión pública se convierte
enseguida en bronca, una que implica a los hijos y se satura de juicios morales hace astillas el barniz de la
civilización y pone a berrear a los mamíferos primates que somos. Estamos programados para mimar y
proteger a nuestras crías, y cada cual cumple su imperativo biológico en la medida de sus talentos y
circunstancias. Salvo algunos negligentes supinos, ciertos psicópatas y alguna que otra gentuza, en
general, los padres ejercen lo mejor que saben y pueden. Hasta en las culturas más bestias y en las épocas
más violentas los padres se han guiado por el instinto de protección. Reprocharles que quieran aparcar a
sus hijos para trabajar más horas es un insulto dolorosísimo que solo puede plantear alguien que lo ignora
todo sobre la naturaleza humana.
Hasta que no abordemos este asunto sin acusaciones ni reproches moralistas, no habrá forma de aclararse.
Empecemos por constatar que vivimos en una sociedad donde los niños son responsabilidad de sus
padres. Ellos se encargan de su tutela, no los cría la tribu ni el Estado. Por tanto, la conciliación no puede
concebirse como un servicio público de niñeras (se haga desde el colegio o desde donde sea), sino como
una herramienta que permita a los padres estar con sus hijos sin renunciar al trabajo. No hay que fijar la
mirada en la escuela, sino en el mundo laboral. No se trata tanto de que alguien cuide a los niños como de
que los padres puedan cuidarlos, entendiendo que un país cuyos niños crecen bien atendidos por quienes
tienen asignada su tutela es un país mejor para todos.
Imaginemos que el Estado, en vez de apoyar las luchas feministas y sindicales que reclamaban el permiso
de maternidad, se hubiera ofrecido a cuidar e incluso amamantar mediante nodrizas a los bebés, para que
las madres pudieran reincorporarse al trabajo en pleno puerperio. Así, jamás se habría avanzado en ese
derecho. ¿Para qué, si los niños ya estaban atendidos? No es utópico imaginar una regulación laboral que
flexibilice los horarios y dé ventajas a los padres con hijos menores de 12 años, por ejemplo. Desde luego,
no lo es más que aquella utopía de la jornada de ocho horas, las vacaciones o los seguros sociales. ¿Por
qué renunciar al objetivo final a cambio de un servicio ramplón de guardería que perpetúa la injusticia y
abunda en el reproche moral, la culpa por la ausencia y el griterío ofendido?
Actividad 2
Escribe una carta al director (150-200 palabras) con tu opinión sobrela racionalización
de horarios y la conciliación familiar en España.
Recuerda que esta, al igual que el resto de los textos periodísticos de opinión, se
organiza como una argumentación y contiene una tesis (la idea u opinión que se
defiende) y unos argumentos (las razones que se aportan para probar la tesis), pero
además deberá llevar un saludo y una fórmula de despedida.
Antes de escribir
• Define claramente la idea que vas a defender.
• Desarrolla dos o tres argumentos a favor de tu postura.
Mientras escribes
Expresa tus ideas de forma clara y concisa utilizando un estilo personal.
Utiliza los conectores para organizar tus ideas.
Después de escribir
Revisa con atención tu escrito: ortografía, signos de puntuación, registro adecuado,
concordancias...
Actividad 3
Lee el siguiente texto y realiza las actividades que se proponen a continuación:
Divisar un albatros en lo alto puede ser algo espectacular. Estos gigantes con plumas
tienen la mayor envergadura de alas de todas las aves, ¡hasta 3,5 metros! Existen unas
dos docenas de especies, de las que el albatros errante es la más grande. Los albatros
usan su formidable envergadura para surcar los vientos oceánicos, y en ocasiones
planean durante horas ininterrumpidamente sin necesidad de batir las alas una sola vez.
También pueden flotar en la superficie del mar, aunque en esta posición son vulnerables
a los depredadores acuáticos. Los albatros beben agua salada, al igual que otras aves
marinas.
Se ha documentado que estas longevas aves pueden alcanzar los 50 años de edad.
Rara vez se los ve en tierra, y solo se reúnen para criar, momento en el que forman
grandes colonias en islas remotas. Cada pareja tiene un único huevo, y se turnan para
cuidarlo. Los albatros jóvenes aprenden a volar cuando tienen entre tres y diez meses de
vida, según la especie, y después dejan atrás la tierra durante cinco o diez años, hasta
que alcanzan la madurez sexual. Se cree que algunas especies forman parejas de por
vida.
Los albatros se alimentan principalmente de calamares y bancos de peces, aunque los
marineros los conocen bien porque en ocasiones siguen a los barcos con la esperanza de
comer desechos o sobras. Los albatros ocupan un lugar especial en la tradición y las
supersticiones marítimas, como evocó memorablemente Samuel Taylor Coleridge en su
obra La balada del viejo marinero.
Algunas especies de albatros fueron cazadas intensamente para usar sus plumas como
plumón y para fabricar sombreros de señora. El albatros de Laysan fue importante para
los cazadores indígenas de los mares del norte.
http://nationalgeographic.es/animales/pajaros/albatross
a) Haz una lista de todas las formas verbales que aparecen en el primer párrafo del
texto y clasifícalas en formas personales y formas no personales.
Formas personal:
No personales: Divisar, surcar y flotar.
Personales: Puede, ser, tienen, existen, es, usan, planean, batir, pueden, son,
beber.
b) Identifica los adjetivos que aparecen en el segundo párrafo del texto, indica el
sustantivo al que modifican y di si van en femenino o en masculino, en singular o
plural.
Longevas aves: longevas adjetivo, femenino y plural. Aves sustantivo al que
modifica.
Grandes colonias: grandes adjetivo, plural. Colonias sustantivo.
Islas remotas: remotas adjetivo, femenino, plural. Islas sustantivo.
Albatros jóvenes: jóvenes, adjetivo, plural. Albatros, sustantivo.
Actividad 4
Actividad 5