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BOLILLA XIII :LOS HECHOS JURÍDICOS

A. Hechos jurídicos

1. Hechos y hecho jurídico.

a. Distinción. El hecho jurídico: la definición legal y su consideración.

 Hechos y hechos jurídicos


Hechos son los acontecimientos o sucesos que provienen de la naturaleza del hombre.
Algunos de ellos, son irrelevantes para el mundo jurídico; otros, por el contrario, son tomados
en cuenta por el Derecho porque el ordenamiento prevé la producción de ciertos efectos
jurídicos para cuando ellos acontecen. Éstos son los hechos jurídicos.
Los hechos jurídicos a su vez pueden ser naturales (no imputables a las consecuencias) o
humanos (imputables a las consecuencias.).

 Texto legal.

El nuevo código nos habla de hecho jurídico en el artículo 257, representado por el nacimiento,
modificación o extinción de situaciones jurídicas.

ARTÍCULO 257.- Hecho jurídico. El hecho jurídico es el acontecimiento que, conforme al


ordenamiento jurídico, produce el nacimiento, modificación o extinción de relaciones o
situaciones jurídicas.

ANALISIS DEL ARTÍCULO:

 Acontecimientos:

Pueden ser de diferente identidad, naturaleza o tamaño.


Cuando el Código se refiere a acontecimientos, algunos autores han entendido que debe ser
un fenómeno producido en el mundo exterior, en el tiempo y en el espacio, susceptible de ser
percibido por los sentidos.
Sin embargo, la doctrina más extendida, considera, con acierto, que el término
acontecimiento, que proviene de los verbos acontecer, suceder, comprende toda circunstancia
a la cual la norma liga una consecuencia jurídica, no deteniéndose en el hecho material.
De este modo, ciertos estados espirituales como el temor, el error, la toma de conocimiento,
los móviles morales o inmorales, pueden formar parte de un acontecimiento del que derivan
efectos jurídicos.
Ello se ve con claridad en los factum complejos: comprar una obra de arte creyendo por error
que es auténtica, da lugar a un efecto jurídico que es la anulación del acto.

 En cuanto a los hechos pueden ser:


- Externos al ser humano: comportamiento que trasciende de la persona y se
proyecta al medio.
- Internos al ser humano: representado por expresiones que responden a las
variaciones psíquicas de una persona ( temor , error) o a las leyes físicas o
biológicas ( nacimiento, muerte embarazo).

Nacimiento:

Tiene lugar cuando se da la adquisición de un derecho, esa adquisición puede ser de dos
clases:
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- Originaria: cuando el derecho adquirido por su titular ocurre espontáneamente


en él, en forma autónoma e independiente de toda circunstancia anterior. Ej.:
apropiación.
- Derivada: en donde la unión del derecho con la persona deriva de quien
precedentemente ha tenido ese derecho, de la sucesión de un derecho de
dominio de una persona al nuevo titular.

Hacer esta distinción es importante porque en la adquisición originaria en derecho se


adquiere con plenitud siendo un derecho virgen exento de toda limitación; en cambio, en la
derivada se aplica el principio Nemo plu iuris que significa que quien adquiere el derecho lo
hace con todas las limitaciones que tenía en cabeza del dueño anterior.

El artículo 399 justifica como cuando un propietario viciado su voluntad le transmite a


otro, y ese otro en nulidad a otro, el primer propietario puede restablecer su propiedad.

ARTÍCULO 399.-Regla general. Nadie puede transmitir a otro un derecho mejor o


más extenso que el que tiene, sin perjuicio de las excepciones legalmente dispuestas.

Modificación:

La modificación es una alteración que sufre el derecho, esta puede ser:

- subjetiva: está referida al titular del derecho. Cuando las alteraciones se dan
respecto del titular del derecho, por sustitución, agregación o disminución que
pueda sufrir la titularidad del derecho. Ej.: Juan es titular del dominio, y le vende
a Pedro el 33% de la propiedad que tiene (Agregación); Juan vende la totalidad
del dominio a Pedro (sustitución); los hermanos reciben la propiedad Juan
compra a Pedro la parte (desagregación o disminución)

- objetiva: están referidas al objeto del derecho. Estas pueden ser:

 cuantitativa: es con respecto a la cantidad del objeto, y puede serlo por ampliación
( sobre el terreno de Juan, Pedro construye, esta construcción pasa a aumentar el
objeto del derecho de Juan) o disminución del objeto ( cuando el acreedor le entrega
al deudor el pagare que este firmo)
 cualitativa: se refiere a la calidad del derecho, naturaleza o identidad del objeto. Ej.:
Juan presunto fallecido, los herederos comienzan el juicio de presunción, no se pueden
disponer de los bienes por 5 años protegiendo los derechos de Juan, después de los 5
años adquieren el dominio pleno, venden la casa y compran un camión, Juan aparece,
entonces deben devolver los bienes que existan y en la forma que existan.(camión-
casa).

Extinción:

Supone la desaparición del derecho pero esa desaparición puede ser total o relativa. Vamos a
estar entonces ante la extinción propiamente dicha o bien perdida.
 Extinción propiamente dicha: cuando el derecho desaparece tanto para el
titular como para los terceros, nadie puede pasar a ser titular. Ej.: Juan es
propietario de una casa que se quema.
 Perdida: el derecho desaparece exclusivamente para el titular, pasando a ser de
esa persona. Ej.: Juan vende una propiedad a Pedro.
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HECHO JURÍDICO Y SUPUESTO JURÍDICO


a) Concepto de supuesto jurídico

Se denomina supuesto jurídico a la descripción abstracta que hace la ley de los


acontecimientos relevantes para la producción de u n efecto jurídico.
A título de ejemplo, se establece que el propietario de un animal doméstico o feroz es
responsable del daño que causare. En la norma transcripta, el supuesto jurídico [fattispecie o
tatbestand) es que un animal, doméstico o feroz cause daño; el efecto jurídico es la
responsabilidad de su propietario.

b)Concepto de hechos jurídicos

El supuesto jurídico es una descripción de posibles acontecimientos que, de darse en la


realidad, producen la consecuencia jurídica determinada por la norma.
El hecho jurídico es el factura o hecho concreto, que ya existe en la realidad, y que al
corresponderse a un supuesto jurídico descripto en una norma, produce concretamente el
efecto previsto en esa disposición normativa.

1.1 Clasificación de los hechos jurídicos

El nuevo código no contiene todas las categorías que tenía el anterior, actualmente se
habla de hechos voluntarios e involuntarios, pero en la realidad si se pueden ver.

simples actos
lícitos
voluntarios actos
juridicos
humanos ilícitos
hechos
involuntarios
juridicos
naturales

a) Hechos naturales y humanos

Según quien sea el autor del hecho, se distingue entre hechos naturales o de naturaleza
(también llamados externos o accidentales) y hechos humanos.
Esta clasificación no está puesta de manifiesto expresamente en el Código.

Según el criterio generalizado, son actos naturales los actuados perla naturaleza, sin
intervención o participación del hombre, como un granizo que cae sobre la cosecha asegurada,
o el terremoto que produce u n incendio o la destrucción de cosas que eran objeto de
derechos subjetivos.
Por el contrario, serían hechos humanos los obrados por el hombre, fueren ellos voluntarios o
involuntarios (art. 260 y 261). Estos hechos, por ser obrados por el hombre, se llaman actos.

El alcance de la naturalidad e importancia de la cuestión.

La idea antes expuesta es insuficiente, pues no da una solución a numerosos supuestos.


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En principio, existen hechos en los cuales el hombre participa, como lo son el nacimiento y la
muerte, y otros que son —aparentemente al menos— actuados por el hombre, pero que
aparecen como el resultado de mecanismos biológicos o fisiológicos sobre los que el hombre
no tiene control: actos reflejos, que pueden producirse durante el sueño; el vómito; los actos
que se realizan bajo el efecto de narcóticos, o bajo hipnosis, etcétera. Estos últimos deben ser
tenidos como naturales no humanos dado que responden a causas físicas y biológicas
propias de la fisiología humana.

b) Los hechos humanos: distinción en actos voluntarios o involuntarios.

La distinción de los actos humanos en voluntarios e involuntarios se encuentra en los artículos


260 y 261, considerando los hechos como voluntarios si son actuados con discernimiento,
intención y libertad.

ARTÍCULO 260.- Acto voluntario. El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento,


intención y libertad, que se manifiesta por un hecho exterior.

ARTÍCULO 261.- Acto involuntario. Es involuntario por falta de discernimiento:


a. el acto de quien, al momento de realizarlo, está privado de la razón;
b. el acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido diez años;
c. el acto lícito de la persona menor de edad que no ha cumplido trece años, sin perjuicio de lo
establecido en disposiciones especiales.

c) Actos lícitos e ilícitos.

Actos lícitos: Son todos aquellos que no contradicen el ordenamiento, es decir, que son
ejercidos en el ámbito de la libertad del individuo.

Actos ilícitos: Están definidos en los artículos 1717, 1718, 1719, y 1720.
Naturalmente, los actos ilícitos son acciones y omisiones prohibidas por la ley; pero para que
adquieran el carácter de fuente de la obligación de reparar, además de la antijuridicidad
objetiva (contradicción del hecho y la norma), deben configurarse otros elementos.

Los actos lícitos: su distinción en simples actos voluntarios y actos jurídicos.

Los actos lícitos pueden dividirse en:


- simples actos voluntarios: acción humana cuyo autor ha llevado a cabo independientemente
del efecto jurídico que a esa acción le puede atribuir el ordenamiento jurídico. Su autor no la
lleva con la finalidad de obtener los efectos jurídicos que la ley le atribuye. No se le aplican
disposiciones del acto jurídico. Ej.: pesco por diversión y la ley me atribuye el dominio de lo
que pesque.

ARTÍCULO 258.- Simple acto lícito. El simple acto lícito es la acción voluntaria no prohibida por
la ley, de la que resulta alguna adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas.

-Actos jurídicos: acción humana cuyo autor lleva a cabo persiguiendo los efectos jurídicos que
a esa acción le pueda atribuir el ordenamiento jurídico a partir de la celebración de ese acto.
Ej.: compraventa.
Las personas en realidad persiguen fines prácticos, reales pero no jurídicos, pero esos efectos
prácticos están tutelados por la ley.
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ARTÍCULO 259.- Acto jurídico. El acto jurídico es el acto voluntario lícito que tiene por fin
inmediato la adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas.

Los actos ilícitos: la cuestión de la ilicitud ante la involuntariedad

-Ilicitud subjetiva: Un criterio generalizado en la doctrina nacional considera que la distinción


entre actos lícitos e ilícitos corresponde sólo a la categoría delos actos voluntarios.
De modo que para que un acto sea ilícito debe haber sido actuado con discernimiento,
intención y libertad.
Consideran que la ilicitud tiene una voluntad subjetiva en cuanto el derecho ilícito se produjo
por un dolo o negligencia. Pone acento en los móviles que el sujeto tubo para realizar el acto
ilícito.
Los actos involuntarios no serían entonces, susceptibles de ser clasificados en lícitos e ilícitos.

-Ilicitud objetiva: Se parte de la idea de que la antijuridicidad (o ilicitud) es contradicción de la


acción humana con el ordenamiento jurídico, en sentido objetivo, sin entrar a considerar si esa
conducta es o no moralmente reprochable al autor.
En consecuencia, en la medida en que el acto pueda ser, calificado de humano en, esto es, que
sea u n a emanación de la persona, aun cuando sea obrado sin discernimiento, intención o
libertad (acto involuntario), puede ser calificado de ilícito.
No importa que el acto sea involuntario sino que se ha transgredido una norma, ya que pone
énfasis en la consecuencia real del actuar del sujeto independientemente de la voluntad.
En principio el transgresor involuntario no tiene que responder por los daños con
indemnización, pero si por razones de equidad, donde se trate de casos donde las
circunstancias lo permitan, esto no sucede con el actor voluntario de un hecho ilícito que si
debe responder.

ARTÍCULO 1750.- Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño causado por un
acto involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el artículo 1742.
El acto realizado por quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para su autor, sin
perjuicio de la que corresponde a título personal a quien ejerce esa fuerza.

Otra clasificación de los hechos jurídicos: Constitutivos, extintivos e impeditivos

Esta clasificación se corresponde con las consecuencias jurídicas previstas por la norma para el
hecho de que se trate.
De modo que será un hecho constitutivo aquel que produce el nacimiento o adquisición de u n
derecho subjetivo (el contrato); hecho extintivo, el que ocasiona la conclusión o el fin de u n a
relación jurídica y de los derechos subjetivos que constituyen su contenido (el pago);
impeditivos son los hechos que obstan a la eficacia de los hechos constitutivos(haber
hipotecado u n a cosa ajena) .
Esta clasificación tiene cierta importancia en materia de la carga dela prueba. La acreditación
del hecho constitutivo corresponde a quien pretende el nacimiento de los derechos subjetivos;
la del hecho extintivo a quien pretende el fin de la relación jurídica; la del hecho impeditivo a
quien lo invoca.

B- Actos voluntarios.

1) Los actos voluntarios.

a. Concepto.
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ARTÍCULO 260.- Acto voluntario. El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento,


intención y libertad, que se manifiesta por un hecho exterior.

b. Elementos del acto voluntario: sus clases.

El acto voluntario se compone de tres elementos internos: discernimiento, intención y


libertad y de un elemento externo que es la declaración de la voluntad.

1.1)Los elementos internos:

- Discernimiento
- Intención.
- Libertad.

1.1.1) El discernimiento.

a. Concepto y sistemas para su determinación.

En doctrina se ha dicho que es la cualidad o facultad del sujeto por la cual conoce y distingue lo
bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, lo conveniente de lo inconveniente. Cifuentes lo define
con precisión, como "la madurez intelectual para razonar, comprender y valorar el acto y sus
consecuencias".
El discernimiento, junto con la capacidad forman la aptitud de las personas, la capacidad
forma la aptitud legal y el discernimiento la aptitud natural que consiste en comprender el acto
y sus consecuencias.

Sistemas para su determinación.


Para determinar si la persona tiene discernimiento o no, se han dispuesto dos sistemas.
Uno de tipo flexible que atiende a cada sujeto en particular, el cual entiende que toda persona
tiene por si discernimiento, lo cual no significa que esta presunción sea absoluta, sino que es
relativa ya que permite discutir y revisar jurídicamente si la persona tenía o no
discernimiento .

Otro, de tipo rígido, en el cual la ley asigna o niega discernimiento a ciertos sujetos en virtud
de la edad —que permite presumir cierta madurez—y de la salud mental, sin perjuicio de
privaciones temporales del discernimiento por otras causas.
Las causas obstativas son la inmadurez en razón de la edad ( inc. b y c) y la privación de la
razón ( inc. a). (art 261)

Sistema del nuevo código civil: criterio adoptado.

Nuestro Código ha seguido el segundo de los sistemas, determinando que a partir de cierta
edad las personas tienen discernimiento para los actos ilícitos; y a partir de otra, para los
lícitos; y que la demencia priva del discernimiento (art. 261).
De acuerdo con el artículo 261, todas las personas gozan o no de discernimiento, según se
encuentren en una u otra de las categorías legales.
La presunción legal, positiva o negativa, es absoluta, esto es, no admite prueba en contrario.

ARTÍCULO 261.- Acto involuntario. Es involuntario por falta de discernimiento:


a. el acto de quien, al momento de realizarlo, está privado de la razón;
b. el acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido diez años;
c. el acto lícito de la persona menor de edad que no ha cumplido trece años, sin perjuicio de lo
establecido en disposiciones especiales.
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b. Causas que obstan al discernimiento: enunciación.

Las causas que obstan al discernimiento son:


— aquellas que revelan un desenvolvimiento insuficiente de la inteligencia, esto es, la
inmadurez, reflejada en la minoridad;
— las que ponen de manifiesto un desenvolvimiento patológico de la Misma;
— y las que exteriorizan u n oscurecimiento temporal o accidental dela facultad de
comprender.

Las tres causas se encuentran en el texto legal en el artículo 261.

c. La minoridad: recepción legal (ART: 261. Inc. b y c ).

Por ello, opta por u n mecanismo más simple. A partir de los 10 años, los menores tienen
discernimiento para los actos ilícitos.
A partir de los 13 años, los menores tienen discernimiento para los actos lícitos.
Se cuestiona la utilidad de la noción discernimiento porque él no es suficiente para que el
sujeto pueda otorgar un acto válido, pues para ello se requiere que tenga capacidad.

d. La privación de la razón : la regla general. (ART 261 inc. a)

El artículo 261 considera ejecutados sin discernimiento a los actos practicados por aquellos
que, por cualquier razón, estuvieren sin uso de razón.
Ello comprende los actos humanos ejecutados sin conciencia, por obra de la embriaguez, la
utilización de drogas, narcóticos, enfermedad, salvo, quedó ya implícitamente dicho, que se
trate de meros actos reflejos (como el vómito, o los movimientos convulsivos de u n a persona
desmayada o de la persona afectada por u n a fiebre muy alta), pues en ese caso no hay acto
humano, sino hecho natural.
Cualquier acto lícito obrado en estas circunstancias debe ser considerado un acto involuntario.
En cambio, si se trata de acto ilícito, él será considerado involuntario si la privación accidental
de la razón es también involuntaria.
La doctrina considera que quedan comprendidos los que están privados de la razón
constantemente o por un lapso de tiempo.

En este caso carece de discernimiento el acto de quien al momento de realizarlo, está privado
de la razón;

1.1.2) La intención.

a. Concepto.

Algunos autores consideran a la intención como el propósito de llevar a cabo un acto.


Pero, como elemento interno del acto voluntario, parece más acertado decir que se trata del
discernimiento aplicado a u n acto en concreto.
Habrá pues, intención en el acto cuando exista adecuada correspondencia entre lo entendido y
lo actuado, cuando se ha realizado el acto tal como se pensó llevarlo a cabo, es decir, que
habrá intención cuando los resultados del acto coincidan con el propósito perseguido.
Puede caerse en una confusión cuando se habla de intención y discernimiento, pero:
-En el curso sucesivo de la realización de un acto primero aparece el discernimiento, y recién a
posteriori aparece la intención, como consecuencia del mismo.
-El discernimiento es un estado genérico del intelecto que nos permite comprender
significados y consecuencias de los actos, y la intención se circunscribe al acto en particular.
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-El discernimiento no es susceptible un juicio de valor, pero si el acto mal intencionado que se
celebró en función del discernimiento.
Las causas obstativas de la intención son aquellas donde no hay correspondencia entre los
resultados obtenidos del acto y la finalidad perseguida.

b. Vicios que afectan a la intención

La intención es afectada por los vicios de error y dolo, en tanto y en cuanto importan que la
facultad de entender ha sido incorrectamente aplicada en el acto en concreto, ya sea por u n a
causa propia (error) o por causa ajena (dolo).

ERROR: falta de conocimiento o conocimiento insuficiente de la persona que realiza el acto


respecto de circunstancias de hecho (cae sobre la naturaleza del acto) o de derecho.

ARTÍCULO 265.- Error de hecho. El error de hecho esencial vicia la voluntad y causa la nulidad
del acto. Si el acto es bilateral o unilateral recepticio, el error debe, además, ser reconocible por
el destinatario para causar la nulidad.

DOLO: afirmación de lo falso, o disimulación de lo verdadero, maniobra armada para atentar


contra la persona, el dolo debe ser grave, es así cuando la víctima pese a ver un
comportamiento bueno su voluntad es segada por el daño. También puede haber dolo por
omisión.

ARTÍCULO 271.- Acción y omisión dolosa. Acción dolosa es toda aserción de lo falso o
disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee para la
celebración del acto. La omisión dolosa causa los mismos efectos que la acción dolosa, cuando
el acto no se habría realizado sin la reticencia u ocultación.

1.1.3) La libertad:

a. Concepto y vicio que la afecta.

La libertad es la posibilidad de elegir entre varias opciones, con ausencia de coacción externa.
Aplicada esa noción al acto voluntario, la libertad es la posibilidad de elegir entre ejecutar o no
el acto, sin coacción exterior.
La libertad es afectada por el vicio de violencia (fuerza e intimidación).

-FUERZA: acción física de una persona respecto de otra para llevarla a la realización de un acto.
-INTIMIDACION: violencia moral, que crea un temor fundado de sufrir un daño grave e
inminente en su persona u otra de su entorno.

Puede haber amenazas justas fundadas en el ejercicio de un derecho . Ej.: me paga o lo


denuncio.
La idea primordial en la materia es que las restricciones a la libertad fundadas en derecho
(restricciones jurídicas) no afectan a la libertad entendida como elemento del acto voluntario;
es decir, no constituyen vicio ni privan de voluntariedad al acto.

1.2)Elemento externo de los actos voluntarios

a. La declaración de voluntad

La declaración de voluntad es una conducta mediante la cual se exterioriza la voluntad del


agente.
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Esta conducta puede consistir en dichos o en hechos.


Los primeros pueden ser dichos hablados (exteriorización por la palabra oral) o escritos
(exteriorización por la palabra escrita o documentada).
Los segundos son acciones del sujeto, traducidas generalmente en gestos (levantar la mano en
una votación, hacer una señal durante una subasta).
Excepcionalmente, la declaración de la voluntad puede hacerse por via omisiva, esto es, del
silencio. Para que ello acontezca es necesario que la ley o la convención de las partes hayan pie
vis Lo asignar este valor declarativo al silencio.

Para que la voluntad sea declarada, y por lo tanto produzca efectos jurídicos, es necesario que
ella reúna las siguientes características:
— ha de haber sido emitida; no lo será la carta no enviada o tirada al cesto de los papeles ;
— debe estar dirigida a comunicar o publicar la voluntad del sujeto; quien hace un gesto en un
remate no está haciendo una oferta, si con aquella conducta quería saludar a u n amigo;
— ha de haber sido percibida o resultar, al menos, perceptible; el murmullo ininteligible no es
declaración de la voluntad.

ARTÍCULO 260.- Acto voluntario. El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento,


intención y libertad, que se manifiesta por un hecho exterior.

1.2.1) las distintas formas de expresar la voluntad

Distinción conceptual entre la declaración y manifestación de la voluntad: casos

La declaración de la voluntad es aquella que tiene por finalidad específica la de expresar la


voluntad, a diferencia de la manifestación o exteriorización que no tener la finalidad específica
de expresar la voluntad sino que la manifestación es inferida por el intérprete o la ley.

Las declaraciones y las manifestaciones de voluntad tienen una diferencia importante. Las
primeras son eficaces mientras que el autor no las impugne(por ejemplo, interponiendo una
acción de nulidad del acto por el vicio de error o de dolo); las segundas, en cambio, no
necesitan ser impugnadas, pues el autor podrá en cualquier momento probar la inexistencia
de tal voluntad frente a quien pretenda afirmar su existencia; así, el heredero podrá probar
que vendió la cosa por ser perecedera o que no lo hizo para sí.

ARTÍCULO 262.- Manifestación de la voluntad. Los actos pueden exteriorizarse oralmente, por
escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material.

1089. DIVERSAS CATEGORÍAS. EXPOSICIÓN


a) Criterios ordinarios
Los autores suelen distinguir diversas categorías de manifestaciones
de la voluntad:
— formal y no formal, según estén o no sujetas, en orden a su eficacia, a la observancia de las
formalidades exclusivamente admitidas como declaración de la voluntad (art. 916). Da pie a la
clasificación de los actos jurídicos en formales y no formales;
— expresa y tácita;
— presumida por la ley, que como decíamos, comprende los comportamientos
de hecho denominados manifestaciones de voluntad;
— recepticia y no recepticia, según esté dirigida o no a otra persona.

Declaración expresa
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El artículo 260 dispone que los actos pueden exteriorizarse oralmente, por escrito, por signos
inequívocos o por la ejecución de un hecho material

El artículo prevé tres medios de declarar expresamente la voluntad:


— la expresión oral, que si bien puede no dejar lugar a dudas sobre lo querido por quien ha
hablado, tiene la dificultad de la prueba.
— la expresión escrita ofrece la ventaja de la seguridad, puesto que en definitiva viene a
quedar consagrada en u n "documento" o "instrumento";
— la expresión por signos inequívocos; hay ciertos casos en que la actitud del sujeto no deja
lugar a dudas sobre su voluntad interna; se ejemplifica generalmente con quien asciende a u n
ómnibus y paga su boleto sin palabra, o quien acciona una máquina expendedora de cualquier
producto o de billetes de transporte; también es el caso de quien levanta la mano en una
votación.

La manifestación tacita: su configuración o límites.

ARTÍCULO 264.- Manifestación tácita de voluntad. La manifestación tácita de la voluntad


resulta de los actos por los cuales se la puede conocer con certidumbre. Carece de eficacia
cuando la ley o la convención exigen una manifestación expresa.

Estas son las denominadas manifestaciones de voluntad. Se trata de supuestos en los que la
ley infiere cuál es la voluntad del sujeto de u n hecho exterior suyo que no está dirigido a
expresar esa voluntad hacia terceros.
La eficacia de la declaración tácita está sujeta a dos recaudos (limites):
— que la ley no exija una declaración expresa, como sucede en los actos formales;
— que no exista una protesta o declaración expresa contraria.

1.3)El silencio como manifestación de voluntad

a. La regla general y el concepto de silencio.

ARTÍCULO 263.- Silencio como manifestación de la voluntad. El silencio opuesto a actos o a


una interrogación no es considerado como una manifestación de voluntad conforme al
acto o la interrogación, excepto en los casos en que haya un deber de expedirse que puede
resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de los usos y prácticas, o de una relación
entre el silencio actual y las declaraciones precedentes.

Regla general: Del texto transcripto se desprende claramente que el silencio no es una forma
de expresión de la voluntad, aun cuando siga a un acto o a una interrogación proveniente de
terceros.
Así por ejemplo, si u n a empresa envía u n catálogo que incluye precios, no puede considerar
que el silencio del receptor importe consentimiento para comprar el o los productos incluidos
en él.

Concepto de silencio: silencio es no sólo no hablar o callar, sino también no actuar ante una
interrogación o acto. Obviamente si quien recibe el catálogo envía el dinero del precio dela
cosa o del flete, ha aceptado el contrato de manera expresa. En síntesis, el silencio es
abstención de expresión de voluntad, y de allí el principio negativo que sienta la ley.

b. Excepciones legales a la regla: su consideración.

El silencio sólo puede adquirir valor en conexión con otros hechos o actos, es decir, formando
parte de una conducta expresiva compleja.
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Éste es el sentido de las expresiones previstas en el mismo artículo 263, que vinculan el
silencio a un deber de manifestarse en virtud de la ley(cuando la ley impone una
manifestación), de la voluntad de las partes, de los usos y prácticas, o de una relación entre el
silencio actual y las declaraciones precedentes (se refiere generalmente a relaciones
negociables habidas entre las partes que, en virtud del deber de lealtad y buena fe pueden
exigir una declaración del sujeto, por ello, susceptible de ser inferida del silencio).

El silencio también es manifestación de la voluntad, cuando las partes de un contrato así lo han
estipulado. Por ejemplo, si en un contrato de duración se establece que el plazo por el cual ha
sido otorgado se considera prorrogado si ninguna de las partes manifiesta su voluntad
contraria antes del vencimiento.

1.4)Las declaraciones recepticias y no recepticias

a) Concepto
Se llaman recepticias aquellas declaraciones que se emiten hacia una persona a quien afectan;
por ejemplo, la oferta dirigida a persona determinada, la aceptación, la declaración de ejercicio
de facultades emanadas del contrato, el consentimiento matrimonial.
No recepticias son aquellas en que falta un destinatario determinado: la oferta al público, el
testamento.

b) Momento en que se perfeccionan


La declaración no recepticia se perfecciona desde que es susceptible de ser conocida. Por
ejemplo, el testamento ológrafo desde que se concluye su redacción estampando la firma al
pie del texto manuscrito.
Respecto de las declaraciones recepticias se suele hacer una distinción:
— dirigida a personas presentes, se consideran perfeccionadas cuando el sujeto destinatario
ha recibido la declaración escrita, o a escuchado una declaración verbal con posibilidad
razonable de comprenderla;
— dirigida a personas ausentes. En este supuesto se considera, por regla general, que la
declaración produce su efecto cuando llega al destinatario(entrega de la carta o telegrama o
cualquier otro soporte material de la declaración: grabación, télex, comunicación por
computadoras, fax, etc.), de suerte que éste pueda normalmente, de acuerdo con las
circunstancias, tomar conocimiento de ella.
De modo que la entrega de una carta al destinatario mismo supone que la declaración produce
su efecto, como la llegada de un télex o fax a una oficina del recipiendario. Pero si el télex o fax
llegan un día inhábil o luego de los horarios normales, la declaración en ellos contenida es
conocida recién el primer día hábil siguiente.

1.5)Relevancia de los elementos internos y externos

a. La cuestión y su tratamiento clásico y actual.


La importancia de la cuestión se revela en dos ámbitos:
— el de la validez y eficacia de la declaración de la voluntad;
— en la problemática de la interpretación de los actos jurídicos.
La tesis que hace prevalecer la voluntad interna debería reconocer la ineficacia de las
declaraciones por error; admitiría su ineficacia en caso de simulación; y en la interpretación,
perseguiría el conocimiento de lo efectivamente querido por el declarante.
La opinión contraria limitaría el margen de anulabilidad de las declaraciones erradas;
protegería al tercero de buena fe que ha adquirido derechos en virtud de u n acto simulado; y
en la interpretación de un acto jurídico, buscará saber qué es lo que pudo entenderse de la
declaración, conforme a la buena fe y los usos del tráfico.
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La exposición tradicional: Tradicionalmente los autores han planteado el problema de la


voluntad interna y la declaración en los siguientes términos: si la voluntad interna no coincide
con la declarada, ¿qué debe prevalecer: lo declarado o lo efectivamente querido por el
agente?
Por regla general nuestros autores, siguiendo en esto a la doctrina francesa, respondieron a
este interrogante con la exposición de las doctrinas de la voluntad (llamada francesa) y de la
declaración (llamada alemana).

La exposición actual: El planteamiento que se hace del problema de la disidencia entre lo


efectivamente querido y lo declarado parece limitarlo a la esfera del declarante.
Pero lo cierto es que hay declaraciones de voluntad dirigidas a terceros(recepticias), que, como
tales, constituyen el punto de partida de relaciones jurídicas; y a u n algunas no recepticias (el
testamento) pueden también afectar los derechos de terceros.
De allí que el problema pasa a radicar en que la declaración puede hacer creer a otros que
tiene un contenido distinto de lo efectivamente querido por el agente.
En otras palabras, como lo expone Larenz, la cuestión es: "ante una declaración de voluntad,
cuál es el significado que vale para el derecho: es el que ha querido dar el declarante, el que ha
entendido el destinatario de la declaración o será un tercer sentido".
En síntesis, el problema no se circunscribe al agente de quien emana la declaración, sino que
debe tenerse en cuenta que esas declaraciones pueden afectar los derechos o intereses de
terceros.

b. La teoría de la voluntad

a) Exposición

La doctrina francesa, expuesta originariamente por el alemán Savigny, considera que el efecto
jurídico se produce por consecuencia de la voluntad interna, y no por la declaración que de ella
se hace.
Ripert y Boulanger, siguiendo a Salleilles, exponen que la doctrina que considera que lo
determinante es la declaración de voluntad confunde el fondo con la prueba. En concreto
dicen que la voluntad interna es la única que tiene valor de obligación (subrayado en el
original), pero el público sólo conoce esta voluntad por su declaración. Una persona no está
obligada por su declaración de voluntad, sino porque adquirió un compromiso que creó para
ella u n a obligación moral y jurídica; la declaración revela simplemente la existencia del
compromiso.

b) Consecuencias

De adoptarse la doctrina francesa, como lo hace el Código Napoleón, y en principio lo hizo


también el Código de Vélez Sarsfield, debe rendirse tributo a la voluntad interna, admitiendo
que los efectos jurídicos se producen a tenor de ella, aunque de la declaración pudiere surgir
un efecto distinto.
De modo que para interpretar los actos jurídicos habrá de atenerse a lo que la parte quiso
decir, y serán anulables las declaraciones en que ha mediado error; naturalmente, también
aquellas en que la voluntad está viciada por el dolo o la violencia de la contraparte.

c) Crítica

La doctrina de la voluntad prescinde de ponderar el elemento de comunicación que tiene la


declaración de voluntad, y por ende, las expectativas que puede causar en el destinatario de la
misma.
13

Por lo demás, nada hay más mutable que la voluntad: ahora quiero una cosa y dentro de u n
instante otra distinta. En cambio, si digo me comprometo, ello tiene carácter definitivo porque
genera una expectativa de "definitividad” en el destinatario del compromiso (Larenz).
Finalmente, en sus últimas consecuencias, la teoría de la voluntad interna llevaría a reconocer
la reserva mental (digo que quiero, pero en realidad no quiero), como un supuesto de
ineficacia de la declaración. Cierto es que ningún ordenamiento admite la reserva mental; la
ineficacia de la reserva mental es un postulado imperativo del orden jurídico (VonTuhr).

c. La teoría de la declaración.

a) Exposición

Esta teoría, que según algunos autores ha sido la adoptada por el Código Civil alemán, hace
prevalecer la declaración de voluntad por encima de lo querido efectivamente por el autor de
ella.
Por qué razones. En primer lugar, porque la declaración de voluntades entendida en una doble
función: comunicación y autodeterminación.
Al ser determinante, la declaración de voluntad tiene por finalidad inmediata un determinado
efecto jurídico.
Y al ser manifestación de comunicación social, es interpersonal, y debe tenerse en cuenta
cómo ese tercero pudo haber entendido la declaración.
Pero todavía ésta no es la respuesta buscada, porque aun cuando se tuvieran en cuenta las
expectativas del tercero creadas por la declaración de voluntad, bien podrían sacrificarse estas
expectativas en aras delo efectivamente querido por el declarante.
La respuesta del porqué prevalece la declaración por encima de lo querido internamente,
emana de dos razones fundamentales:
— la primera es que la relación jurídica no nace de la voluntad, sino de la declaración; no nace
del querer, sino del comprometerse, como lo vimos en el número anterior;
— la segunda, que tiene radical importancia en el ámbito de la interpretación del acto
voluntario, tiene como fuente la idea de responsabilidad del declarante (subrayado en el
original) por el significado de su declaración, el cual le es imputable (Larenz).
Dado que en el ámbito de lo social, sigue diciendo Larenz, no existen actos sin responsabilidad,
quien hace una manifestación de voluntad frente a otros es responsable de los medios de
expresión por él elegidos.
Le incumbe el deber de elegirlos de forma que el destinatario, en tanto que preste la atención
debida, los entienda en el sentido dado por el declarante.
Si éste se expresa defectuosamente, y por ello el destinatario le entiende en sentido distinto
del dado por el declarante, aquél podrá hacer valer la declaración en el sentido en que pudo
entenderse obrando de buena fe.

b) Consecuencias y critica

Una aplicación estricta de la doctrina alemana llevaría a prescindir absolutamente de lo


querido, y por ende, a borrar los vicios de la voluntad, particularmente el error; y en la
interpretación de los actos jurídicos descartaría ab initio lo efectivamente querido por el
declarante.
Más allá de que, como se verá en los números siguientes, ninguna legislación paga tan caro
tributo a la doctrina de la declaración, llevada ésta a su extremo, incurriría en el mismo error
en que incurrió la doctrina de la voluntad invirtiendo los roles: para conceder pleno amparo al
destinatario de la declaración, desampararía absolutamente al declarante cuando su expresión
de voluntad no coincide con lo efectivamente querido (Orgaz, Arauz Castex).

d. La posición intermedia.
14

Dice Castán Tobeñas que en la actualidad, la lucha entre ambas corrientes de pensamiento
parece agotada, y prevalecen en la doctrina las posiciones intermedias. Se ha comprendido
que las teorías extremas en esta materia conducen a consecuencias intolerables, y se trata de
buscar soluciones prácticas en las que quede superado el dualismo entre el principio de la
voluntad y el de la responsabilidad del declarante por el sentido objetivo de su declaración.
Ello ha acaecido fundamentalmente a través de la distinción entre las declaraciones recepticias
y no recepticias.
Las declaraciones recepticias deben ser analizadas en cuanto a su validez e interpretadas, en
principio, conforme a lo efectivamente querido por el declarante.
Pero al estar dirigidas a otro sujeto, esa indagación de la voluntad real se hará a través de la
declaración.
De modo que se admite la invalidez de la declaración cuando el error ha sido excusable, pero
no se aceptan la reserva mental, ni el error inexcusable, y el acto simulado mantiene sus
efectos frente al tercero de buena fe. Y en orden a la interpretación, se tendrá en cuenta lo
que las partes verosímilmente pudieron entender, obrando de buena fe y de acuerdo con los
usos del tráfico.
En cuanto a las declaraciones no recepticias (como el testamento),que tienen una función
exclusiva de conocimiento, la voluntad interna prevalece sobre lo declarado, siempre que esa
voluntad interna tenga alguna expresión, así incompleta, en la declaración (Orgaz).

e. El código civil: el criterio adoptado, sus fundamentos y morigeraciones.

El código civil suscribe la doctrina de la voluntad, según se evidencia en su reglamentación del


acto voluntario, para el cual deben hallarse presentes los denominados elementos internos, en
particular la intención.
Por lo demás, el Código regula los denominados vicios de la voluntad, entre ellos, el error, cuya
presencia autoriza a nulificar el acto.

Morigeraciones del principio

Sin embargo, nuestro Código ha sabido hallar las soluciones prácticas de que habla Castán
Tobeñas.
Así, para que el error anule el acto debe ser de hecho, esencial y excusable. De modo que el
error de derecho, y el error de hecho no esencial o inexcusable, si bien conservarían por
hipótesis la virtualidad de afectarla voluntad interna, no autorizan a anular el acto.
Desde ya que nuestro Código no acepta la reserva mental, y además protege al tercero de
buena fe frente al acto simulado.

C- Actos ilícitos

1) los actos ilícitos: noción.

Podemos concebir a los hechos ilícitos como las conductas antijurídicas dañosas imputables a
su autor, que obligan a reparar los daños que guarden adecuada relación de causalidad con
ellas.
Es conveniente señalar desde ya que la noción de acto ilícito comprende al incumplimiento
contractual. En este sentido, participamos dela idea según la cual en nuestro Derecho existe u
n único régimen de responsabilidad civil, puesto que los presupuestos del deber de reparar
(que enumeramos seguidamente), son los mismos para la responsabilidad contractual cuanto
para la extracontractual.
Sin perjuicio de lo cual, existen dos ámbitos de responsabilidad —contractual y
extracontractual— entre los que se pueden hallar diferencias circunstanciales.
15

1.1) Presupuestos de la responsabilidad civil: enumeración

En nuestro Derecho es común afirmar que los elementos de la responsabilidad civil son:
— la acción humana calificada de autoría;
— la antijuridicidad;
— el daño;
— el factor de atribución o imputación;
— la relación de causalidad.

a. La autoría: su alcance.

Existe acto humano (y por ende autoría) siempre que la acción se trasunte como una
emanación de la persona.
Con lo que, reiteramos, quedan excluidos del concepto de acto humano, y por lo tanto no son
susceptibles de ser considerados como actos ilícitos generadores de responsabilidad civil, los
actos reflejos, los producidos en estado de inconsciencia total y los que son consecuencias de
una fuerza irresistible.
No basta la existencia de un autor para que exista responsabilidad porque puede que ese
autor materialmente pueda ser tenido como tal pero no se lo pueda responsabilizar. Hay
hechos que ocurren en o con el hombre y no por el hombre, es decir, no son actuados por el
hombre. Autoría entonces, es aquella que permite atribuir responsabilidad.

b. La antijuridicidad: concepto.

La acción, conducta o comportamiento genera responsabilidad civil, sin perjuicio de los


restantes elementos o presupuestos, cuando es antijurídica.
La conducta es antijurídica, ilícita o ilegal, en sentido lato, cuando está en contradicción con el
ordenamiento jurídico, tomado éste en su conjunto.
Pero a los efectos de la responsabilidad civil, la conducta antijurídica relevante es la dañosa. De
modo que podemos decir, con Bueres, que antijurídica es la conducta transgresora de una
norma jurídica que prohíbe dañar.
Una pregunta que corresponde hacer es si la transgresión debe estar tipificada o no, si debe
ser especifica o genérica.

ARTICULO 1717.- Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es
antijurídica si no está justificada.

Antijuridicidad específica y genérica

Para que la conducta pueda ser calificada de antijurídica, es necesario que vulnere una
prohibición precisa de hacer o de omitir; o puede ser tildada de antijurídica una conducta que
viola u n deber genérico desprendido de principios que gobiernan el orden público, el orden
público económico, las buenas costumbres, etcétera.
En el caso de la antijuridicidad especifica necesario, el desconocimiento de una prohibición o
de u n deber de actuar expresamente establecidos por la ley.
Sin embargo, nuestra doctrina propicia un concepto de antijuridicidad genérica; esto es, existe
conducta antijurídica siempre que el sujeto viola una norma prohibitiva de dañar, específica o
genérica, causando un daño a otro sin justificación.
Ello emana de que la regla según la cual es ilícito dañar a otro [non alterumlaederé], es u n
principio general de derecho, esté o no formulada por la ley.

Antijuridicidad y voluntariedad: autonomía.


16

La antijuridicidad es independiente de la voluntariedad del acto; de modo que los


denominados actos involuntarios pueden ser calificados de ilícitos, aunque no sean imputables
a su autor.
Del mismo modo, la noción objetiva de antijuridicidad, que propiciamos, impide confundirla
con la culpa.
Según enseña Orgaz, "todo el que ejecuta ilícitamente un hecho que por su culpa o
negligencia ocasiona un daño a otro, está obligado a la reparación del perjuicio" .

c. El daño: noción.

ARTICULO 1737.- Concepto de daño. Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no
reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un
derecho de incidencia colectiva.

El daño constituye otro de los presupuestos de la responsabilidad civil, no se concibe la


repercusión de la conducta ilícita sino cuando ella se ha traducido efectivamente en un daño,
pues, en definitiva, el derecho civil determinará el alcance de la obligación de reparar ese daño
causado.

Según los criterios generalizados de la doctrina, para que el daño sea resarcible es preciso que
reúna las siguientes características:
— ha de ser cierto, por oposición a eventual, conjetural o hipotético. Es decir que debe
haberse producido efectivamente (daño actual), o existir la certidumbre de que se ha de
producir (daño futuro);
— ha de ser personal del accionante, de donde nadie puede reclamar indemnización por el
daño sufrido por otro, aunque el sujeto haya también sufrido un daño derivado de la misma
conducta ilícita del ofensor;
— ha de resultar de la lesión de un derecho o interés legítimo, de suerte que haya un
"damnificado jurídico". Advertimos que el tema de cuáles son los intereses cuya afectación
genera daños resarcibles no es pacífica. Alguna doctrina considera que existe daño sólo
cuando se produce menoscabo de derechos subjetivos o intereses legítimos, y otros autores
extienden la idea al detrimento de intereses simples no ilícitos.
— algunos autores agregan la "subsistencia" del daño, lo que alude a que no ha de haber sido
enjugado por el autor del ilícito —o por circunstancias extrínsecas— al tiempo de accionar por
su reparación.

Daño y antijuridicidad.

En la doctrina contemporánea, existen dos corrientes de pensamiento.


Por u n lado, la de quienes afirman la independencia de ambas nociones, de modo que la
antijuridicidad proviene del menosprecio por el ordenamiento jurídico.
La otra corriente deriva la antijuridicidad del menosprecio por el resultado dañoso.
Como expresa Bueres, la antijuridicidad se predica de la conducta y no del daño.

Lo que sucede es que, en el ámbito de la responsabilidad civil, antijurídica es la conducta que


viola una norma que de manera específica o genérica, prohíbe dañar a otro.
Y esa conducta antijurídica es presupuesto autónoma de la responsabilidad. Prueba de ello es
que hay daños causados a otros que no son daños resarcibles, por no haber antijuridicidad.
Eje.: no es responsable del daño causado quien actúa en legítima defensa o en estado de
necesidad, causas de justificación que excluyen la antijuridicidad del comportamiento dañoso.
17

ARTICULO 1717.- Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es
antijurídica si no está justificada.

ARTICULO 1718.-Legítima defensa, estado de necesidad y ejercicio regular de un derecho.


Está justificado el hecho que causa un daño:
a) en ejercicio regular de un derecho;
b) en legítima defensa propia o de terceros, por un medio racionalmente proporcionado, frente
a una agresión actual o inminente, ilícita y no provocada; el tercero que no fue agresor
ilegítimo y sufre daños como consecuencia de un hecho realizado en legítima defensa tiene
derecho a obtener una reparación plena.
c) para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que amenaza al agente o a
un tercero, si el peligro no se origina en un hecho suyo; el hecho se halla justificado únicamente
si el mal que se evita es mayor que el que se causa. En este caso, el damnificado tiene derecho
a ser indemnizado en la medida en que el juez lo considere equitativo.

d. El factor de atribución: noción.

Para que la conducta antijurídica y efectivamente dañosa genere el deber de reparar es preciso
que sea imputable o atribuible al sujeto.
Existen dos criterios de imputación o atribución: un criterio subjetivo, que parte de la idea de
reproche moral que se dirige al autor de una conducta ilícita y que da fundamento a la
obligación de resarcir el daño causado.
El otro es un criterio objetivo, que prescinde del juicio de reproche contra el autor de la
conducta dañosa, imponiendo el resarcimiento del daño en virtud de un factor de atribución
objetivo que opera en virtud de la ley.

ARTICULO 1721.- Factores de atribución. La atribución de un daño al responsable puede


basarse en factores objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de atribución es
la culpa.

Factores de atribución subjetivos: enunciación y distinción conceptual.

Los factores de atribución subjetivos son la culpa y el dolo.


La culpa es definida como la omisión de aquellas diligencias que exigiere la naturaleza de la
obligación, y que correspondiesen a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar.
En cuanto al dolo, se configura por la producción de un daño de manera intencional o con
manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.

ARTICULO 1724.- Factores subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo.
La culpa consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las
circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y
la impericia en el arte o profesión. El dolo se configura por la producción de un daño de manera
intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.

Factores de atribución objetivos: razones de su aparición

La responsabilidad se fundaba en la culpa: por lo que la víctima del hecho ilícito debía probar
que el agente dañador había actuado con culpa o dolo.
Este sistema devino insatisfactorio a partir básicamente de la revolución industrial, momento
desde el cual el hombre empieza a servirse de máquinas, las cuales comienzan ganando los
18

talleres para terminar ocupando las calles, los campos y hasta el aire. Es que muchas veces el
daño provenía de la culpa del obrero que usaba la máquina o del peatón que cruzaba sin
prestar mucha atención, quienes por una aplicación rigurosa de la regla pas de
responsabilitésansjaute qued aban sin reparación alguna.
Por ello, el derecho moderno pone el acento en la víctima del daño, y no tanto en el reproche
moral que cabría o no respecto del agente. Y para fundar la atribución de la obligación de
reparar recurre a los factores objetivos, que prescinden de la culpa o el dolo del agente.

ARTICULO 1722.- Factor objetivo. El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente
es irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera
demostrando la causa ajena, excepto disposición legal en contrario.

Factores de atribución objetivos: enumeración

Con u n criterio puramente descriptivo, siguiendo la opinión de Bustamante Alsina, y sin


pretender entrar en ninguna profundización, podemos decir que los factores objetivos de
responsabilidad admitidos por la ley como fundamento del deber de indemnizar, tanto en el
ámbito contractual como extracontractual, en principio son:
— el riesgo, que aparece en la responsabilidad por los daños causados por las cosas
inanimadas y por los animales. Le corresponde responder por el riesgo que utilizo y provocó el
daño y por los daños materiales provocados.;
— la garantía, que opera en la responsabilidad por el hecho de los dependientes, y que
comprende la obligación de seguridad, que funciona en el ámbito de la responsabilidad
contractual. Nace de la garantía de quien emplea personas, debe asegurar el desempeño social
en relación con los empleados. Ej.: si un empleado realiza un daño el patrón debe responder;
— la equidad, según Bustamante Alsina, sería el factor objetivo de atribución que impone la
reparación por el daño producido por actos involuntarios;
— el abuso del derecho, (tratado en apuntes anteriores) para tener configurada la conducta
abusiva necesitamos dos criterios uno objetivo y otro subjetivo. En nuestro ordenamiento el
abuso del derecho se configura como objetivo;
— y el exceso de la normal tolerancia entre vecinos, previsto en el artículo1973. El grado de
tolerancia que se debe tener tiene un límite, cuando este límite se supera aparece el deber de
responder por parte de quien ha causado el daño.

Prospectiva sobre la importancia de los factores subjetivos y objetivos

La tendencia actual de la doctrina y la legislación en todos los países es clara: se da


preeminencia a los factores de atribución objetivos, que amplían enormemente su ámbito de
acción, en desmedro de la responsabilidad subjetiva.
La responsabilidad civil centra su punto de mira en la víctima del daño y pretende su
reparación integral. De modo que se desprende de consideraciones de tipo moral; el
fundamento de la atribución del deber de reparar no es el castigo o censura, sino el derecho
de la víctima a que le sea restituida la situación anterior a la producción del hecho ilícito.
De todos modos, el exceso de objetivismo, que descarna totalmente el fenómeno de
responsabilidad, hace que en algunos medios doctrinarios se aluda a la revalorización de los
factores subjetivos, que todavía juegan su rol en el ámbito de las obligaciones contractuales de
medios, en las responsabilidades profesionales y en la responsabilidad de los medios de
prensa.

1.2)La relación de causalidad

a. Principio general, noción y funciones de este presupuesto.


19

ARTICULO 1726.- Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo
adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en
contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles.

El cuarto y último presupuesto de la responsabilidad civil está dado por la relación de


causalidad, que inicialmente podemos individualizar como la adecuada relación de causa-
efecto que ha de existir entre la conducta antijurídica y el resultado dañoso.
Su inclusión, como presupuesto de la responsabilidad civil, responde a la idea según la cual,
para que exista la obligación de reparar un daño, es preciso que éste haya sido causado por el
responsable, sus dependientes, o por sus cosas animadas o inanimadas.
En otros términos, tanto en el derecho civil cuanto en el derecho penal, la determinación del
vínculo de causalidad permite establecer cuándo una consecuencia debe ser atribuida a la
acción u omisión de una persona (Goldenberg).
Se va dando una relación de causalidad que va generando ciertas consecuencias donde se
discute hasta donde debe responder el autor del primer hecho.

Funciones de este presupuesto

La relación de causalidad cumple una doble función como presupuesto de la responsabilidad.


En un primer momento, aparece vinculada directamente a la conducta dañosa, que en alguna
medida integra. Es que la autoría no puede concebirse —en derecho civil— aislada del daño, el
que ha de haber sido causado, como decíamos, por esa conducta. Hay pues u n punto de
contacto entre la conducta y el daño que permite atribuir la autoría.
En el segundo momento, la relación de causalidad permite mensurarla extensión de la
reparación, atribuyendo al autor responsabilidad por las consecuencias que son atribuibles a
su conducta antijurídica.
En esta segunda función, no cabe duda de que la relación de causalidad constituye un
presupuesto autónomo de la responsabilidad como lo propugna la mayor parte de la doctrina
nacional.

b. La imputación de las consecuencias: la cuestión y su importancia.

Planteo de la cuestión
Estamos ingresando al análisis de la relación de causalidad en la segunda función a que
aludíamos en el párrafo precedente. Es decir que estudiaremos cómo el derecho civil atribuye
al autor de una conducta antijurídica, imputable en virtud de un factor de atribución objetivo o
subjetivo, las consecuencias de esa conducta. En este punto resulta capital la idea de relación
de causa-efecto con relevancia jurídica.
Es que la concatenación de consecuencias puede llegar al infinito ya resultados absurdos. Los
penalistas del siglo XIX se preguntaban si producido un accidente de tránsito que provocaba la
hospitalización de una persona, era atribuible al agente del hecho, la muerte del accidentado
producida por el incendio del hospital; en definitiva, si no se hubiera producido el accidente, la
víctima no hubiera estado en el sanatorio y seguiría viva; por lo tanto, contemplando el
fenómeno causal desde el punto de vista de la causalidad material, resulta evidente que el
accidente ha sido causa de la muerte, o mejor dicho, ha contribuido causalmente a la
producción del resultado muerte.
Fue así que los autores penalistas y civilistas elaboraron distintas teorías de modo de poner
límite a la atribución de consecuencias; y de elaborar un concepto jurídico de relación de
causalidad, pues no todas las consecuencias son reprochables al agente o son irrelevantes,
porque ha habido otros hechos que tienen mayor eficacia causal y desplazan a aquel hecho,
antecedente remoto del efecto perjudicial.

Distintas teorías: su consideración.


20

- Teoría de las condiciones

Expuesta por Von Buri en 1860, propone un concepto filosófico de causa, con lo cual
constituyen la causa de un resultado dañoso todas las condiciones que fueron necesarias para
la producción de ese resultado perjudicial; y a la vez, cada uno de los que ha puesto esa causa
es responsable de la totalidad del daño.
De modo que según esta doctrina, quien provocó el accidente de tránsito ha puesto la causa
de la muerte del herido que falleció en el incendio del hospital.
Pero, la doctrina vino a ser moderada por la idea de culpabilidad.
Para que la consecuencia resultare atribuible, además de existir causalidad, el sujeto debe
haber actuado culpablemente, es decir, haber previsto el resultado dañoso.
En definitiva, el causante del accidente de tránsito no sería responsable de la muerte.
Se advierte que esta doctrina no permite distinguir adecuadamente el factor de atribución de
la causalidad.
Pese a las críticas que ha recibido sigue siendo aplicada por la jurisprudencia francesa; así,
recientemente se ha resuelto que quien provocó un accidente de tránsito es responsable de la
muerte del herido producida por sida adquirido a través de una transfusión de sangre que
debió hacérsele con motivo del accidente.

- Teoría de la causa próxima

Esta doctrina fue elaborada a partir de algunos textos de Bacon, y su esencia consiste en
distinguir entre causas próximas v remotas según la mediatez temporal del resultado con
relación al hecho dañoso. Fue aplicada en algunos códigos penales decimonónicos y en el
derecho anglosajón; pero hoy está abandonada, pues en la práctica es imposible determinar
cuándo una causa es próxima, poco próxima o remota.
Puede señalarse que para ello se había llegado a subterfugios tales como atribuir la muerte al
causante si ella había acaecido dentro de cierto tiempo posterior a la herida, y a liberarlo de
esa responsabilidad si la muerte era posterior a ese plazo.
Del mismo modo ha resultado abandonada la doctrina de la causa eficiente, que se presta al
mismo tipo de crítica que la de la causa próxima.

- Teoría de la causa adecuada


La teoría de la causa adecuada parte de una idea exactamente opuesta a la equivalencia de
condiciones.
En efecto, el punto de partida de esta doctrina es que no son equivalentes todas las
condiciones necesarias para un resultado.
En realidad todas esas condiciones son equivalentes cuando el caso se examina en concreto;
así, es evidente que si no se hubiera producido el accidente, el herido no hubiera ido al
hospital que se incendió y seguiría vivo.
Es que siempre que se examina un caso concreto, vamos a hallar que todos los hechos
antecedentes han contribuido al resultado. Es posible en el ejemplo del incendio del hospital
agregarle elementos, y siempre, como decíamos, van a aparecer como causa del resultado
final; por ejemplo, si el servicio del hotel no se hubiera atrasado, el infeliz carbonizado hubiera
tomado el tren anterior y no se habría accidentado, por lo que no habría ido a parar al
hospital; y así podemos imaginar ejemplos llegando a hilar causas con consecuencias hasta el
infinito.
Por esa razón la doctrina de la equivalencia de las condiciones se muestra insatisfactoria; no
permite discernir hasta dónde se es responsable.
Por ello, la teoría de la causa adecuada propone que el juez se retrotraiga mentalmente al
momento de la acción para formular allí el juicio acerca de la idoneidad o no de la acción para
la producción del daño.
21

El juicio se hace entonces en abstracto, y consiste en un juicio de probabilidad; causa es,


entonces, únicamente la condición que normalmente—según el curso ordinario y natural de
las cosas— es idónea para producir el resultado dañoso.
Por lo demás, la adecuación o idoneidad no debe buscarse sólo entre la acción y el daño, sino
también entre los diversos anillos intermediarios que unen aquélla con éste. Todo el proceso
causal debe ser adecuado.
Esto quiere decir que no basta establecer que la acción era —en general—idónea para
producir el daño, sino que también es necesario que las circunstancias intermedias hayan
sucedido normalmente sin la intervención de factores anómalos o extraordinarios.
Cuando el proceso intermediario está incidido por factores anómalos o extraordinarios, se
produce la denominada interrupción del nexo causal o proceso causal atípico o inadecuado
(Orgaz). La interrupción del nexo causal excluye la responsabilidad del agente (por regla
general, interrumpen la relación causal: el caso fortuito, la culpa de la víctima o el hecho de un
tercero por el que no se deba responder).

c. La imputación y el código civil: criterio aceptado y método adoptado.

RESPONSABILIDAD INTEGRAL: considera que el autor del hecho debe responder por todas las
consecuencias que guarden una relación fáctica con el hecho original, en relación con la
concausalidad.
Esto llevo a demostrar las injusticias que se pueden cometer, porque si bien el autor del hecho
lo lleva a cabo voluntariamente, es responsable por algunos efectos, entonces surge la
reparación justa.

REPARACION JUSTA: la voluntariedad del acto es considerada útil para alcanzar ciertos efectos
que pudieren ser previstos por el autor. Permite extender la responsabilidad hasta las
consecuencias que razonablemente el autor pudo prever. Deberá responder solo por las
consecuencias previsibles este criterio es adoptado por el nuevo código en el art 1725.

el código adopta el criterio del nexo adecuado de causalidad tal como resulta del art 1726,
concordado con la primera parte del 1725.

ARTICULO 1726.- Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo
adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en
contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles.

ARTICULO 1725.- Valoración de la conducta. Cuanto mayor sea el deber de obrar con
prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor es la diligencia exigible al agente y la
valoración de la previsibilidad de las consecuencias.
Cuando existe una confianza especial, se debe tener en cuenta la naturaleza del acto y las
condiciones particulares de las partes.
Para valorar la conducta no se toma en cuenta la condición especial, o la facultad intelectual
de una persona determinada, a no ser en los contratos que suponen una confianza especial
entre las partes. En estos casos, se estima el grado de responsabilidad, por la condición especial
del agente.

Las consecuencias: clasificación y concepto de las mismas. La imputabilidad de las


consecuencias según su clase.
22

Velez Sarfield clasifico a las consecuencias según el grado de imputabilidad respecto de ellas
en:

Inmediatas: Las consecuencias de un hecho que acostumbra suceder, según el curso natural y
ordinario de las cosas. Son imputables al autor del hecho.
Mediatas: Las consecuencias que resultan solamente de la conexión de un hecho con un
acontecimiento distinto. Son imputables al autor del hecho, cuando las hubiere previsto, y
cuando empleando la debida atención y conocimiento de la cosa, haya podido preverlas.
Casuales: Las consecuencias mediatas que no pueden preverse. Se refieren a una
imprevisibilidad subjetiva, aquellas consecuencias que objetivamente no son previsibles, lo
cual no quiere decir que en autor no haya tenido una previsibilidad subjetiva. Son reparables
salvo que tenga un nexo causal adecuado de los hechos. Son imputables cuando debieron
resultar según las miras que tuvo al ejecutar el hecho y en un precepto irrelevante.
Remotas:
Actualmente en el código solo hay tres:

ARTICULO 1727.- Tipos de consecuencias. Las consecuencias de un hecho que acostumbran a


suceder según el curso natural y ordinario de las cosas, se llaman en este Código
“consecuencias inmediatas”. Las consecuencias que resultan solamente de la conexión de un
hecho con un acontecimiento distinto, se llaman “consecuencias mediatas”. Las consecuencias
mediatas que no pueden preverse se llaman “consecuencias casuales

1.3)El delito y cuasi delito:

a. Distinción conceptual.

Se caracteriza como delitos a los actuados con dolo, mientras que los actuados con culpa son
denominados cuasidelitos.

ARTICULO 1724.- Factores subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo.
La culpa consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las
circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y
la impericia en el arte o profesión. El dolo se configura por la producción de un daño de manera
intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.

Nuestro Código siguió el criterio generalizado en la codificación decimonónica, según el cual la


responsabilidad se funda en el juicio de reproche moral dirigido al agente autor de la conducta
ilícita.
Sin duda, no es idéntica la intensidad del reproche respecto del autor de u n cuasidelito (que
ha obrado con culpa), que con relación al autor de u n delito (que ha obrado dolosamente).
Por eso, durante muchos años se avizoraron diferencias de régimen importantes entre ambas
categorías. Por ejemplo, se sostenía que el autor de un cuasidelito no era responsable del daño
moral, el que sólo era atribuible al autor de delitos. Del mismo modo se cuestionaba la
existencia de solidaridad entre los autores de cuasidelitos, etcétera.

A partir de la reforma del Código Civil en 1968, que en gran medida siguió los avances que
venía haciendo la jurisprudencia, las distinciones entre delitos y cuasidelitos se han reducido
sensiblemente.
De modo que la doctrina concluye en que en la actualidad subsisten las siguientes diferencias
de régimen:
— el autor de un cuasidelito nunca responde por las consecuencias casuales (art. 905) del
mismo; en cambio sí son atribuibles al autor de un delito, cuando las tuvo en miras al ejecutar
el hecho;
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— el coautor de un cuasidelito que haya indemnizado a la víctima puede ejercer acción de


repetición contra los otros coautores (art. 1082); el coautor de un delito no tiene tal acción
(art. 1109, 2- parte);
— en los casos de cuasidelitos, la ley autoriza al juez a reducir equitativamente la
indemnización, teniendo en cuenta la situación del deudor (art. 1069).

D- Hechos involuntarios

1) Los hechos involuntarios.

a. Concepto.

Actos involuntarios son aquellos en los cuales ha faltado en el sujeto, al tiempo de obrarlo,
algunos de los elementos internos: discernimiento, intención o libertad.

ARTÍCULO 261.- Acto involuntario. Es involuntario por falta de discernimiento:


a) el acto de quien, al momento de realizarlo, está privado de la razón;
b) el acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido diez años;
c) el acto lícito de la persona menor de edad que no ha cumplido trece años, sin perjuicio de lo
establecido en disposiciones especiales.

b. Consecuencias: regla general y su alcance.

Los hechos que fueren ejecutados sindiscernimiento, intención y libertad no producen por sí
obligación alguna, pero puede producir efectos, ya que si estos producen un beneficio para el
autor pueden aprovecharlos. Las obligaciones, sin embargo, son consecuencias desventajosas
para quien celebra el acto.

c. La regla y sus excepciones: enunciación.

La regla general es que los actos involuntarios no produzcan obligaciones, pero si efectos. Sin
embargo hay casos de excepción donde el acto involuntario genera obligaciones. Estas
excepciones obedecen a la antijuridicidad de los hechos involuntarios.
¿Los hechos involuntarios pueden ser ilícitos?
De acuerdo con la ilicitud objetiva, la ilicitud resulta de la transgresión de la norma sin
interesar la subjetividad del sujeto. Entonces si podría ser ilícito.
No hay responsabilidad en los actos involuntarios salvo dos excepciones:
 Enriquecimiento sin causa.
 Indemnización por equidad.

d. El caso del enriquecimiento sin causa: la solución legal y su fundamento.

Se da cuando sin una causa que lo justifique una persona se enriquece y otra se empobrece.
Su fundamento esta dado en que haya un hecho involuntario ilícito que transgredió la norma.

ARTICULO 1794.- Caracterización. Toda persona que sin una causa lícita se enriquezca a
expensas de otro, está obligada, en la medida de su beneficio, a resarcir el detrimento
patrimonial del empobrecido.
Si el enriquecimiento consiste en la incorporación a su patrimonio de un bien determinado,
debe restituirlo si subsiste en su poder al tiempo de la demanda.

e. el caso de la indemnización por equidad: la solución legal.


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Este supuesto fue agregado por la ley 17.711, y establece que aquel que provoca un daño
frente a otro, ponderando la situación económica el que daño debe pagar un resarcimiento si
su situación es mejor que la del dañado.

ARTICULO 1750.- Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño causado por un
acto involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el artículo 1742.
El acto realizado por quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para su autor, sin
perjuicio de la que corresponde a título personal a quien ejerce esa fuerza.

f. La responsabilidad de los representantes: independencia de la acción emergente.

ARTÍCULO 1756.- Otras personas encargadas. Los delegados en el ejercicio de la


responsabilidad parental, los tutores y los curadores son responsables como los padres por el
daño causado por quienes están a su cargo.

Sin perjuicio de la responsabilidad del autor del hecho involuntario ilícito,la víctima de u n
hecho involuntario (v.gr., accidente causadopor u n menor de 9 años o por u n demente),
podría accionar contra
el representante legal del sujeto carente de discernimiento, pudiendo obtenerde él la
indemnización de los daños sufridos conforme al régimen deresponsabilidad de los padres,
tutores y curadores.

Requisitos de procedencia de las accionesde que dispone la víctima

La procedencia de esas acciones de responsabilidad está sujeta a los recaudos de:


— antijuridicidad: el acto debe ser ilícito; recordamos que la involuntariedad no impide que el
acto sea considerado ilícito;
— debe haber producido un daño indemnizable de acuerdo con lasreglas ordinarias, que
guarde adecuada relación de causalidad con el hecho.

Independencia de la acción contra los representantes

La acción destinada a obtener esta indemnización de equidad no es subsidiaria de la que el


sujeto damnificado puede ejercer contra los representantes del dañador carente de
discernimiento, y puede incluso ser promovida simultáneamente (Brebbia), aunque
naturalmente su resultado dependerá de en qué medida los representantes demandados
hayan indemnizado o no el perjuicio ocasionado por su representado.

Subsistencia de los requisitos generales

Naturalmente, subsisten para la procedencia de esta indemnización de equidad, los recaudos


ya estudiados; esto es, la conducta del sujeto carente de discernimiento debe ser contraria al
ordenamiento, constituyendo por lo tanto u n acto ilícito, y ha de haber causado un daño
indemnizable.

Alcance de la indemnización

El juez concederá "un resarcimiento" que no necesariamente debe alcanzar para satisfacer
todo el daño sufrido por la víctima.
Pero esto no implica, necesariamente, la exclusión del principio de la reparación integral
(como sostiene Llambías). Por el contrario, el juez deberá ponderar en qué medida la
reparación obtenida de los representantes ha sido insuficiente para reparar todo el daño
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causado, y podrá completarla con la indemnización de equidad que deberá el agente


involuntario.

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