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AUTOS: “URRIBARRI, SERGIO DANIEL C/ ESTADO PROVINCIAL S/ ACCION DE

INCONSTITUCIONALIDAD” (expediente Nº 4239).

OBJETO: Toma intervención. Contesta demanda.

EXCMO. SUPERIOR TRIBUNAL DE JUSTICIA DE ENTRE RÍOS:

JULIO CÉSAR RODRÍGUEZ SIGNES, Fiscal de Estado de Entre Ríos,


con domicilio en mi Despacho Oficial sito en Casa de Gobierno (sobre
la intersección de calles México y Córdoba de Paraná); constituyendo
domicilio procesal en el mismo, denunciando domicilio electrónico en
fiscaliadeestadoentrerios@gmail.com, en los autos de referencia ante
VE me presento y respetuosamente digo:

I. PERSONERÍA

Que conforme se acredita con la copia del Decreto Nº 404/08


MGJEOySP, soy Fiscal de Estado de la Provincial de Entre Ríos,
correspondiendo tomar intervención en carácter de parte, conforme el
artículo 209 de la Constitución Provincial y Ley provincial 7296.

II. OBJETO

Que en la calidad señalada, por el presente comparezco en


legal tiempo y forma a tomar intervención, estar a derecho y contestar
la acción de inconstitucionalidad impetrada, solicitando desde ya
rechace íntegramente la demanda, con expresa imposición de costas.

Todo de acuerdo con los argumentos de hecho y derecho que a


continuación se exponen.

III. NEGATIVAS

Liminarmente y por imperativo procesal, niego todos y cada uno


de los hechos, afirmaciones, derecho y jurisprudencia que trae a
colación la parte actora, excepto los que esta parte reconozca
expresamente. En particular, niego:

(i) Que la norma del artículo 289 de la Constitución


Provincial (también, en adelante, "CP") resulte inconstitucional,
inconvencional e inaplicable al caso concreto del actor.
(ii) Que por medio de la cláusula transitoria atacada se haya
violentado el ejercicio del poder constituyente derivado, y que se
hayan excedido las potestades que habilitara la ley 9768.

(iii) Que la disposición normativa atacada verse sobre


artículos, puntos o materias distintas a los expresamente habilitados
por la ley de reforma constitucional. La postura actoral interpreta de
manera incorrecta la legislación, ya que la misma versa sobre una
facultad reformadora implícita (que fácilmente resulta y deriva del
artículo 5° de la ley 9768), que permitía establecer cláusulas
transitorias para dar operatividad al nuevo artículo 161, a partir de
la sanción de la Carta Magna Local reformada.

(iv) Que la situación del actor -con mandato vigente al


momento de la jura de la nueva CP- haya guardado identidad con
quienes, a la misma época, habían concluido sus mandatos, lo que
establecería diferentes categorías en el análisis de la igualdad que
más adelante se explican.

(v) Que la decisión de establecer una cláusula transitoria


haya estado dirigida a legislar situaciones individuales, o a hacer
valer normas con retroactividad.

(vi) Que la redacción actual del texto constitucional vulnere


el derecho constitucional a ser elegido para aquellos que reúnan las
condiciones constitucionales para presentarse como candidatos.

(vii) Que en esta acción de inconstitucionalidad exista caso o


causa justiciable.

(viii) Que el dispositivo normativo tachado de


inconstitucional avasalle garantías constitucionales vinculadas a los
derechos políticos-democráticos y al trato igualitario ante la ley.

(ix) Que luego de la sanción de la Constitución Provincial del


año 2008 exista una distinción arbitraria e irrazonable en el artículo
289 de la CP, que provoque la discriminación del actor en relación con
las posibilidades que tuvo el Dr. Busti.
(x) En definitiva, que la acción sea procedente y que el
Estado Provincial, en su Convención Reformadora, haya conculcado
derecho constitucional alguno del actor, o que se hubiera
extralimitado en legislar la disposición transitoria inserta en el
artículo 289 de la Constitución Provincial, cuya sospecha de
inconstitucionalidad se presenta a revisión judicial.

IV. DELIMITACIÓN DEL OBJETO DEL PLEITO

Las referencias insertas en las negativas del capítulo III


brindan pie para subrayar, inicialmente, que la parte actora no
presenta un caso concreto sobre la inconstitucionalidad por lesión a
sus derechos constitucionales, existiendo por otra parte- una postura
y un accionar previos de quien promueve esta demanda (coetáneos con la
sanción y jura del texto de la Constitución Provincial reformada) que
resultan reñidos con la actual tacha de inconstitucionalidad; es
decir, esta presentación judicial ha venido contra sus propios actos.

Asimismo, se advierte que la parte promotora plantea la


supuesta inconstitucionalidad de una cláusula transitoria indicando
(por un lado) que la posibilidad de dictarla no había sido incluida
como parte de la ley de reforma y (por otro lado) que la norma es
arbitraria en su aplicación al caso concreto, vulnerando el principio
de igualdad y no discriminación, así como el principio de
razonabilidad y otras garantías consagradas en tratados
internacionales.

V. CONTESTACIÓN DE DEMANDA

Se procede a contestar demanda, adelantando desde ya que la


norma constitucional atacada respeta las Cartas Magnas Provincial y
Nacional; y se ajusta a las potestades de los convencionales
constituyentes en el marco del consenso, a la ley de reforma 9768 y a
las legítimas facultades provinciales, resultando una norma razonable
y proporcionada a los fines que la han inspirado.

(a) Incompetencia

En estas actuaciones se ha promovido demanda por


inconstitucionalidad en los términos que habilita la ley 8369 por ante
el Excmo. Superior Tribunal de Justicia, como órgano con competencia
originaria y exclusiva, por lo que cabría interpretar que cataloga su
pretensión en el Art. 51 apartado A) de la ley 8369.

De la lectura íntegra de la presentación de la contraria surge


sin dudas que el supuesto traído a conocimiento no resulta ser de
competencia originaria y exclusiva de ese Tribunal.

La LPC ha previsto este supuesto solo para aquellos casos en


los que el ataque constitucional tenga sustento en la vulneración a
una cláusula de la Constitución Provincial, imponiendo en ese caso la
carga de señalar “… con toda precisión cuál es la cláusula de la
Constitución Provincial que estima violada y en que consista tal
violación”.

Ahora bien, el mismo texto legal prevé en su apartado B), el


trámite por ante jueces o tribunales de primera instancia que por
materia corresponda cuando se cuestione que las normas vulneran
garantías constitucionales consagradas en la Constitución Nacional o
en ambas e incluso remite al último párrafo del apartado A) del
artículo 51 LPC que indica que no se entenderá que la
constitucionalidad o inconstitucionalidad se refiere a materia
estatuida por la Constitución Provincial si no fuese exclusiva de la
misma, sino que se tratare de atribuir conculcación a derechos y
garantías reconocidos en la Constitución Nacional.

Como agravio concreto, en el punto “VII. Planteo del Caso


Constitucional” al final de su promocional, el actor invoca la
violación a derechos políticos, al trato igualitario o derecho a la
igualdad, a la no discriminación y la razonabilidad para no impedir al
actor el pleno ejercicio de su derecho a ser elegido, presupuesto
esencial del sistema democrático que nuestra Constitución Provincial
reedita, así como los Tratados internacionales en materia de derechos
humanos que cita, todo lo cual referencian a la Constitución Nacional.

Siendo estas referencias concretas de la contraria al derecho


en el que fundamenta su petición, es válido concluir que nos
encontramos con un planteo de inconstitucionalidad que tiene anclaje
en garantías que consagran la Constitución Nacional y la Provincial,
lo que nos coloca en el supuesto del apartado B) del art. 51º de la
Ley 8369 que asigna competencia a jueces y tribunales de primera
instancia que por materia corresponda, y no al Superior Tribunal de
Justicia en instancia originaria y exclusiva.

(b) La ley 9768 de necesidad de reforma contiene facultades explícitas


e implícitas ineludibles para operativizar las modificaciones
constitucionales

En primer lugar, cabe afirmar la claridad de las normas


involucradas en su más calcada literalidad:

"Artículo 161 CP: El gobernador y el vicegobernador podrán ser


reelectos o sucederse recíprocamente solamente por un período en forma
consecutiva o alternada.

Artículo 289 CP: La disposición del artículo 161 será de aplicación


inmediata, no se computarán a los fines del citado dispositivo los
mandatos cumplidos. Se considerará al actual período de gobierno como
primero a los fines del artículo 161".

En el marco de tan prístino texto, el actor manifiesta que la


ley 9768 de reforma no había habilitado expresamente la posibilidad de
establecer una disposición transitoria sobre la reforma del Artículo
120 CP, que luego se enumerara como Artículo 161 CP

En este punto cabe expresar que el artículo 5° de la ley 9768


faculta a la Convención Constituyente a realizar una serie de
adecuaciones para concretar las reformas habilitadas en el artículo 2°
de ese mismo dispositivo. Tales potestades refieren a: "1- Adecuar y/o
sustituir artículos, capítulos y/o secciones de la Constitución
vigente. 2- Renumerar los artículos y renombrar los capítulos y/o
secciones de la Constitución vigente. 3- Reordenar los artículos
comprendidos sin alterar el contenido de los mismos. 4- Incorporar
Disposiciones Transitorias".
Adviértase que la adecuación o sustitución y la reenumeración
o reordenamiento de artículos, así como renombramiento de capítulos y
secciones y la incorporación de disposiciones transitorias del inciso
"4" están presentes en dicho artículo; no obstante, el accionante
selecciona el ataque simplemente hacia la disposición transitoria,
pero no discute que el artículo 120 haya pasado a ser el artículo 161
o se haya adecuado o reordenado.

En cuanto a la habilitación de potestades de la Convención


Constituyente, los artículos 3° y 4° establecen tanto la atribución
expresa de establecer la posibilidad de reelección de Gobernador y
Vice por un solo periodo consecutivo, como la prohibición de apartarse
de dicha competencia legislando sobre “otros artículos, puntos o
materias distintos de los expresamente habilitados en esta norma”. De
la conjunción de la lectura de los artículos 161 CP y 289 CP no se
requiere ningún esfuerzo argumental para comprender que la Convención
Constituyente no se apartó del artículo a reformar sobre reelección de
gobernadores y vicegobernadores(antiguo 120 CP, nuevo 161 CP) ni de la
materia o punto.

Si bien la palabra "artículo" no trae equívoco, lo relativo a


“materia o punto” alude a toda aquella temática relativa al artículo
que se pretendía reformar, de modo de hacer operativa la vigencia
desde un determinado momento. Esto significa que las Convenciones
Reformadoras revisten poderes implícitos (en este caso se plasma en
disposiciones transitorias) necesarios e ineludibles para implementar
los explícitos (artículo a introducir o reformar), de acuerdo a la más
sana doctrina que los justifica, los que resultan instrumentales al
servicio de los expresos.

En este sentido la CSJN ha tocado el tema, incluso cambiando


su anterior postura1. Se ha expedido sobre las facultades de una
Convención Constituyente expresando que, dentro de los límites de la
competencia habilitada, la Convención Constituyente es libre para
determinar si lleva a cabo la reforma y, en su caso, para definir el
1
"Fayt" Fallos 322:1616
contenido de las disposiciones constitucionales que modificará. El
control judicial de la actuación de una Convención Constituyente debe
adoptar la máxima deferencia hacia el órgano reformador, acorde al
alto grado de legitimidad y representatividad que tiene la voluntad
soberana del pueblo expresada a través de la Convención Constituyente.
En caso de duda debe optarse por la plenitud de poderes de esa
Convención2.

Incluso en su anterior doctrina, el Máximo Tribunal Nacional,


también consideraba que “los poderes implícitos” de la Convención
Reformadora eran auxiliares y subordinados a los “explícitos”
concedidos, pero no los entendía como sustantivos ni independientes de
éstos últimos, pues evidentemente ningún poder puede arrogarse mayores
facultades de las que les hayan sido conferidas.

Se puede observar que ante un posible control jurisdiccional


de la actuación de la Convención Constituyente y de la extensión de su
labor, se estará a la determinación del contenido normativo pautado en
la ley de reforma y a la verificación de su ajuste sobre ese núcleo
convenido.

De lo expresado en este capítulo puede concluirse que, la


Convención Constituyente del 2007/2008, tenía tanto el expreso mandato
de reformar el artículo 120 CP así como para reenumerarlo y reordenar
los artículos comprendidos y TAMBIÉN PARA INCORPORAR DISPOSICIONES
TRANSITORIAS QUE HICIERAN OPERATIVA DICHA REFORMA.

El actor pretende darle una interpretación al artículo 5° de


la ley 9768, como restringido a las temáticas del artículo 2° del
mencionado dispositivo legal. Pero ello no fue así, porque se
aplicaron los incisos sobre adecuación, reenumeración y reordenamiento
de artículos a todas los tópicos reformados, y no solo al 2°. Ergo,
cabría considerar como implícita la facultad con la que se actuó al
redactar la disposición transitoria del 289. No obstante, por virtud
del artículo 5° también se puede considerar que la facultad se
2
Arg. cfrme. “Schiffrin, Leopoldo Héctor c/ Poder Ejecutivo Nacional s/ acción meramente declarativa”, sentencia
del 28.03.2017
encontraba expresada en el inciso 4°.

Es evidente que la convención constituyente debió instrumentar


las disposiciones transitorias para darle vigencia y eficacia a las
normas reformadas porque, así fuera de manera expresa o implícita, se
encontraba habilitada.

En el caso del Artículo 161 de la CP, la Asamblea


Constituyente ponderó y resolvió establecer el inicio de la vigencia y
la producción de efectos desde la sanción y la jura a la nueva
Constitución Provincial, por lo tanto esa es la VOLUNTAD SOBERANA DEL
PUEBLO que representaba la adhesión de su texto por la mayoría de la
comunidad y que vale jurídicamente como voluntad del Estado. Podría
haberse decidido otra fecha para su entrada en vigencia o su
operatividad, y ello habría sido igualmente válido; pero se votó y se
decidió en la fórmula que rige desde 2008, sin que nadie la haya
cuestionado hasta la fecha: incluso el propio actor que juró cumplir y
hacer cumplir sin reservas su vigencia.

Si la inconstitucionalidad postulada se basa en que el


accionante no puede volver a ejercer el cargo de Gobernador porque la
Convención Constituyente no fue expresamente habilitada a dictar el
Art 289 CP, entonces no hay inconstitucionalidad, inconvencionalidad o
inaplicabilidad de esa norma, ya que quien haya cumplimentado dos
mandatos sucesivos o alternados bajo la vigencia de la Constitución
Provincial de 2008 no contará con los requisitos para postularse.

En consecuencia, fuera por facultades expresas o implícitas de


la Convención Constituyente, el dispositivo normativo bajo sospecha
(art. 289 CP) resulta ajustado a derecho, ya que no se dictó en exceso
de competencias ni desnaturaliza al artículo 161 para cuya entrada en
vigor en tiempo determinado fue dictado, ni violenta ningún derecho a
garantía constitucionales de los individuos.

Por último, y a todo evento, cuadra hacer una ejercicio


intelectual según el cual no hubiera existido disposición transitoria;
y en tal escensario la solución interpretativa hubiera sido la misma
que aquella plasmada por el Art. 289 CP, ya que la operatividad del
texto constitucional efectuada sin reservas hubiera generado efectos
inmediatos desde su puesta en vigencia, y bajo ese prisma no es lógico
que el actor hubiera tenido un abanico de posibilidades para
seleccionar como aplicable la norma del artículo 161, pero descartar
la del 289.

(c) Incorrecta interpretación del marco fáctico y su correlato en la


norma. Inexistencia de discriminación o falta de trato igualitario

Se evidencia un erróneo razonamiento actoral en torno a las


premisas desde las que analiza las circunstancias fácticas de los
protagonistas de la Asamblea Constituyente y la supuesta
discriminación o falta de trato igualitario de la normativa atacada
por la que el actor considera lesionado su derechos constitucionales
(CN).

En efecto, debe esclarecerse primeramente que la situación


fáctica del Dr. Busti (con quien compara su situación) al momento de
sancionarse la Constitución Provincial de 2008, era la de un
gobernador con mandato cumplido, en cambio la del accionante era la de
Gobernador con mandato vigente.

Partiendo de esta premisa objetiva (y teniendo presente lo


dicho en el acápite anterior sobre la voluntad soberana reformadora y
lo que se explicará luego sobre los propios actos del promotor de esta
acción) cabe sostener que al momento de discutirse y sancionarse la
reforma- existían dos tipos o clases de mandatarios bien diferenciada:
con mandato cumplido bajo la vigencia de la Constitución de 1933 y con
mandato vigente al entrar en vigor la Constitución de 2008.

Dicho esto, es posible sostener que los anteriores mandatarios


se encontraban en una situación diversa al actor, por lo cual la
mentada violación al derecho de igualdad ante la ley y a la no
discriminación deben ser absolutamente descartadas con base en los
reiterados e incontables precedentes de la CSJN sobre este tema, en el
que se ha aclarado que la igualdad no es absoluta sino que se
establece igualdad entre iguales y desigualdad entre desiguales.

El Alto Tribunal incluso estipula que el análisis de esas


variables también puede efectuarse dentro de una misma categoría
respetando claramente el principio de igualdad, insistentemente
formulado por la CSJN tanto de manera positiva3 (tratar del mismo
modo a quienes se encuentren en iguales circunstancias) como
negativa4 (prohibición de practicar distinciones allí donde no las
hay, o que las mismas sean arbitrarias u hostiles).

En el particular se evidencia que tampoco podría existir


sospecha de un diferenciación hostil, por razones de opinión
política con el Dr. Busti, ya que se encontraban dentro de la misma
facción partidaria, lo que despeja cualquier duda sobre
discriminación en base a la ideología.

La garantía consagrada en el art. 16 CN se propone impedir


distinciones arbitrarias, inspiradas en un propósito manifiesto de
hostilidad contra determinadas personas o grupos sociales, de modo que
quienes se encuentren en idénticas circunstancias posean privilegios o
excepciones por sobre otros; lo que no se advierte en autos en
relación a quien (como el actor) tuviera el mandato vigente al momento
de sancionarse el texto constitucional.

La igualdad ante la norma jurídica general, que obliga a quien


elabora la regla a no efectuar distinciones arbitrarias o
irrazonables, implica necesariamente- una justificación del juicio de
valor por el que se debe determinar la relevancia del criterio o
elemento escogido para diferenciar o equiparar. Ahora bien, para
realizar ese juicio de valor se observa como de suma importancia la
tarea de concertar cuál es el elemento relevante para elaborar esos
criterios clasificatorios. En este sentido, Robert Alexy ha afirmado:
“los juicios sobre igualdad fáctica parcial no dicen todavía nada
acerca de si está ordenado un tratamiento igual o uno desigual. (...)

3Fallos
200:424
4Fallos
115:111; 138:313; 162:414; 198:112; entre tantos.
Como no existe ni una igualdad ni una desigualdad en todos los
aspectos (igualdad/desigualdad fáctica universal) entre las personas y
situaciones personales y como la igualdad (desigualdad) fáctica
parcial en algún aspecto no basta como condición de aplicación de la
fórmula, ésta puede referirse sólo a una cosa: la igualdad y la
desigualdad valorativa”5.

En efecto, al momento de decidir -la Asamblea Constituyente-


sobre la operatividad (o no) del texto constitucional (en particular
sobre la norma del 161 CP) a partir de su sanción y jura, coexistían
mandatarios que ya habían finalizado sus funciones (elemento
diferenciador) frente a quien se encontraba en ese momento ejerciendo
el cargo (aquí accionante), por lo que -debiendo establecer
imperiosamente un criterio de temporalidad sobre la entrada en
vigencia- la Convención estableció la norma que justificaba iniciar el
cómputo del mandato cuyo ejercicio estaba en su primer año (había
comenzado en diciembre de 2007) como el de su primer gobierno,
prácticamente en simultaneidad con el tratamiento de la reforma y su
concreción.

Es por ello que, no puede considerarse como un ataque


individual ni lesivo del art. 16 CN, ya que la doctrina ha dicho “no
toda distinción de trato puede considerarse violatoria de dicho
principio, y por otra, un tratamiento igualitario, que ignore
diferencias relevantes, puede constituir un supuesto de
discriminación”6; y asimismo la prohibición de discriminación no debe
entenderse como uniformidad “… sino como una proporcionalidad
cualitativa, lo que supone no la existencia de un tratamiento legal
igual, con abstracción de cualquier elemento diferenciador de
relevancia jurídica, sino en función de las circunstancias que
concurran en cada supuesto concreto en relación con el cual se

5
ALEXY, R., Teoría de los derechos fundamentales, trad. de Garzón Valdés, E., Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1993, p. 387.
6DIDIER, M. M., El principio de igualdad en las normas jurídicas. Estudio de la doctrina de la Corte Suprema de

Argentina y su vinculación con los estándares de constitucionalidad de la jurisprudencia de la Corte Suprema de los
Estados Unidos”, prólogo de J. Cianciardo, Marcial Pons, Buenos Aires, 2012.
invoca…”7 (el destacado me pertenece).

De modo que no existe tal discriminación ni lesión a la


igualdad ante la ley basada en la disposición transitoria del artículo
289 CP, porque el accionante se encontraba (y se encuentra) en una
categoría diferente al resto de la ciudadanía que no han ocupado nunca
el primer cargo ejecutivo provincial, ni de quienes (antes) habían
cumplido sus mandatos bajo la vigencia de una norma constitucional
pretérita, resultando tan sano como ineludible que a partir de la
sanción del texto reformado se estableciera el cómputo para hacer
efectivo el artículo 161 CP.

(d) La reforma y su acogimiento por el actor. Doctrina de los propios


actos

A esta altura resulta ineludible mencionar que el actor se ha


sujetado a las normas constitucionales cuyo texto comenzó a regir en
el año 2008, ya que como se desprende de su relato promocional- luego
del primer período (2007/2011) accedió a la posibilidad de ser
reelegido consecutivamente por un segundo mandato (2011/2015).

Asimismo, del Acta de Reasunción se desprende como Primer


Mandatario Provincial se desprende que no efectuó ninguna reserva al
texto constitucional de 2008.

Así las cosas, en este punto cabe mencionar que aparece como
contradictorio que -habiendo ejercido los derechos y garantías que la
nueva Constitución Provincial le permitía, y habiendo jurado defender
y hacer cumplir todas las normas del nuevo texto constitucional8- hoy
acuda a disconformarse con el mismo, lo que implica venir contra los
propios actos.

Resulta considerablemente conocida la doctrina de los propios


7CONTRERAS
MAZARÍO, J. M., “Libertad de conciencia y convicción en el sistema constitucional español”, en
Revista CIDOB D`Afers Internationals, 77, p. 45 y cfr. STC del 2 de julio de 1981, fundamento jurídico 3 y STC
del 10 de julio de 1981, fundamento jurídico 4
8"Artículo 164 CP: Al tomar posesión del cargo el gobernador y vicegobernador prestarán juramento por la Patria y

sus creencias o principios, ante el presidente de la Asamblea Legislativa, en los términos siguientes: Yo, N. N., juro
por la Patria y … cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional y la de la Provincia y desempeñar con
lealtad y honradez el cargo de gobernador (o vicegobernador). Si así no lo hiciera, la Patria y … me lo demanden"
(énfasis añadido).
actos9 que aparece como obstáculo para planteos como el de autos, en
los que el sujeto procesal accionante o quejoso, previamente admitió y
consintió para su beneficio la misma regulación normativa que luego
intenta invalidar.

La doctrina de los propios actos ha sido recepcionada desde


antiguo por nuestra jurisprudencia, al advertir que nadie puede
ponerse en contradicción con sus propios actos, ejerciendo una
conducta incompatible con una anterior conducta deliberada,
jurídicamente relevante y plenamente eficaz. Esta regla no sólo es
aplicable al derecho privado, sino que alcanza a todas las disciplinas
jurídicas. En materia pública también comprende al promotor de la
demanda, habida cuenta que no se trata de derecho público aplicado al
Estado o a la Administración, sino al supuesto individual y particular
del accionante.

Esta doctrina tiene como punto de partida la buena fe como


principio general del derecho, el cual importa un deber jurídico de
respeto y sometimiento a una situación jurídica creada anteriormente
por la conducta del mismo sujeto, lo que impide luego que se lesionen
intereses ajenos. Es decir que constituye una verdadera limitación al
ejercicio abusivo de los derechos subjetivos que pretende preservar el
deber de comportamiento coherente con la conducta previa de un sujeto.

En tal sentido, la CSJN ha sostenido que "Del principio


cardinal de la buena fe, que informa y fundamenta todo nuestro
ordenamiento jurídico, tanto público como privado, y que condiciona,
especialmente, la validez del actuar estatal deriva
la doctrina de los actos propios según la cual no es lícito hacer
valer un derecho en contradicción con la anterior conducta pues la
buena fe impone un deber de coherencia del comportamiento, que
consiste en la necesidad de observar en el futuro la conducta

9“A
nadie le es lícito hacer valer un derecho en contradicción con su anterior conducta” (ALTERINI, Atilio y
LÓPEZ CABANA, Roberto “La virtualidad de los actos propios en el derecho argentino”, publicado en LL 1984-A,
877, con cita de ENNECCERUSNIPPERDEY “Tratado, Parte General”, t.I, vol. II, p. 495, trad. Pérez González y
Alguer, Barcelona, 1950
que los actos anteriores hacían prever"10.

Resulta a todas luces palmario y evidente que la sujeción por


parte del actor a la norma constitucional desde el año 2008 creó una
situación jurídica (convicción) que le impide venir a desestimar
ahora- ese valor persuasivo que su conducta pretérita tuvo con
respecto a todo el pueblo entrerriano. En consecuencia, pretender
rechazar u objetar ahora lo obrado y consentido anteriormente
(juramento y sometimiento al nuevo texto constitucional de 2008) no
puede representar más que una incoherencia jurídica.

En esta línea, corresponde afirmar sin hesitación que debía


establecerse el momento desde el cual comenzarían a computarse los
períodos gubernamentales para efectivizar la limitación que se
desprende del art. 161 CP. Así se dispuso y sancionó, y EL ACTOR
PRESTÓ SU CONFORMIDAD SIN RESERVAS COMO PRIMER MANDATARIO (en ese
momento), por lo que ahora no puede contradecir sus propios actos y
tachar de inconstitucional el texto otrora consentido y usufructuado.

En referencia a esto, la CSJN ha dejado sentado que “El


voluntario sometimiento, sin reserva expresa, a un régimen jurídico
importa su inequívoco acatamiento, determina la improcedencia de su
ulterior impugnación con base constitucional, doctrina que encuentra
apoyo en que nadie puede ponerse en contradicción con
sus propios actos, manifestados a través de una conducta anterior
deliberada, jurídicamente relevante y plenamente eficaz…”11.

Las disposiciones transitorias tienen justamente- la


finalidad de enlazar las modificaciones del texto nuevo y ejecutar su
entrada en vigencia, por lo que resultaba conveniente una disposición
como la del 289 CP, que resulta una interpretación auténtica de la
propia Convención Constituyente, ya que en algún momento debía
producirse la puesta en marcha del artículo 161 CP y se decidió que
fuera desde su sanción y vigencia, considerando el ejercicio de quien

10Fallos:
338:161
11PETROLERA
PEREZ COMPANC S.A. c/ NEUQUEN, PROVINCIAL DEL s/ACCION DECLARATIVA. CSJN
08/04/2008
era actual gobernador como primer un mandato: todo lo cual fue
consentido, acatado y suscripto por el actor.

(e) Inexistencia de caso, causa o controversia judicial. Pretensión en


abstracto

A todo evento y luego de los argumentos que se han venido


desarrollando, se advierte que el planteo del promocional aparece como
una mera disquisición de la legalidad en abstracto, ya que no ha
comprobado que fehacientemente se le haya impedido un derecho y que
ello comporte una lesión “actual y cierta” a una prerrogativa.

Así, la demanda resulta una mera denuncia sobre el texto del


artículo 289 CP y su sospecha de violación de la igualdad, la no
discriminación y los derechos políticos para acceder a ciertos cargos,
manifestando en tiempo verbal de condición futura: “…el gravamen
concreto que me produciría que por aplicación del artículo 289 se me
negase la posibilidad de competir libremente en las elecciones a
Gobernador que se realizarán en el corriente año 2023…”, lo que en
efecto acredita que no ha tenido -al momento de esta contestación- un
perjuicio actual.

El accionar de los tribunales de justicia se encuentra


condicionado a la presentación de "casos justiciables", lo que se
configura cuando concurren dos recaudos: por una parte, debe tratarse
de una controversia que persigue la determinación del derecho debatido
entre partes adversas, por otra, la causa no debe ser abstracta en el
sentido de tratarse de un planteo prematuro o que hubiera devenido
insustancial12.

La CSJN en el conocido precedente “Halabi” sostuvo que la


comprobación de la existencia de un “caso" es imprescindible, ya que
no se admite una acción que persiga el control de la mera legalidad de
una disposición13. Consideró también que “es de la esencia del poder
judicial el decidir colisiones efectivas de derechos y no hacer
declaraciones generales para fijar el alcance de leyes o decretos cuya
12Cfrme.
Fallos, 307:2384 y 342:917.
13CSJN,
24/2/2009, “Halabi, Ernesto c. P.E.N. Ley 25.873 DTO. 1563/04”, Fallos, 332:111.
sola sanción no supone por sí misma lesión de derechos que puedan
requerir el amparo del poder judicial”14.

En suma, el ejercicio de la jurisdicción tiene por finalidad


la resolución de una controversia actual y específica entre el actor y
el demandado, y no resulta admisible que la pretensión respectiva
tenga un simple carácter consultivo o importe una indagación puramente
especulativa, sino que es necesario que se corresponda a un "caso" o
"causa" judicial, donde se persigue en concreto la determinación de un
derecho debatido entre partes adversas sobre la base de una lesión
actual.

“La forma más clara de definir el caso o causa siempre fue


contraponiéndola a la cuestión abstracta, como siempre dijo la Corte.
Es decir, cuando se pretendía que los jueces se pronunciaran sobre un
tema jurídico determinado, fuera de una controversia concreta donde se
persiguiera la determinación de un derecho frente a otro que lo
negara. A tal punto se quiso evitar que se cayera en ese tipo de
pronunciamientos que, junto con el control de constitucionalidad, la
jurisprudencia norteamericana elaboró los conceptos de ripeness
(madurez) y mootness (abstracto por pérdida de actualidad) para
rechazar acciones que todavía no habían causado perjuicio alguno o
que, al momento de resolver, se habían tornado abstractas, lo que fue
seguido en nuestro país, especialmente en materia de amparo”15.

De tal modo, no se ha acreditado hasta el momento en autos que


debido a la alegada inconstitucionalidad del artículo 289 CP se haya
impedido la presentación como candidato a Gobernador o Vicegobernador,
conforme el artículo 161 del mismo cuerpo, o que un partido político
no haya podido registrarlo como candidato, o que la candidatura
hubiese sido impugnada e invalidada, o que de cualquier otro modo se
haya negado tal posibilidad en concreto.

Lo referido evidencia que nos encontramos ante un planteo


14CSJN
18/9/1917 “Demetrio Briñas contra Provincial de Buenos Aires s/inconstitucionalidad de decreto”, Fallos,
130:157).
15Ibarlucía, Emilio; “La exigencia del „caso judicial" y un peligroso precedente”, La Ley 28/5/2020, 15.Cita Online:

AR/DOC/1436/2020.
anticipado que -en el estado actual de situación- resulta prematuro y
conjetural, razón por la cual, si el control de constitucionalidad
encomendado a la Justicia sobre la actividad legisferante (en este
caso de una Convención Constituyente) requiere inexorablemente del
requisito de la existencia de un “caso”, entonces se presenta un
obstáculo e impedimento para expedirse en forma general sobre la
constitucionalidad de las normas e inhabilita un pronunciamiento en
esta causa.

VI. PRUEBA

(a) Documental

a.1. Decreto de nombramiento y acta de toma de posesión del


cargo de Fiscal de Estado.

a.2. Copias certificadas de las actas de asunción y reasunción


del Cargo de Gobernador en 2007 y 2011, expedidas por la Escribanía
Mayor de Gobierno.

a.3. Copia certificadas de las actas de toma de juramento


realizadas en sendas Asambleas Legislativas del 11/12/2007 y
12/12/2011, expedidas por la Honorable Cámara de Senadores.

(b) Informativa e informativa en subsidio

* Se libre oficio a la Legislatura a fin que remitan las


discusiones y declaraciones de convencionales constituyentes en su
versión taquigráfica.

En subsidio, para el hipotético e improbable caso de que se


negara la autenticidad y el contenido de la documental "a.2." y "a.3."
(certificaciones expedidas por organismos públicos y fedatarios), de
todos modos y para mayor recaudo dejamos a salvo la potestad de librar
oficio a la Escribanía Mayor de Gobierno y a la Cámara de Senadores,
para que remita copia a V.E. y/o se expida sobre autenticidad y
veracidad de los instrumentos, como también la autoría y adjudicación
de las firmas allí insertas.

VII. DERECHO
Se funda el presente escrito en la Constitución Nacional y
Provincial, leyes provinciales número 9768 y/o toda normativa o
jurisprudencia que V.E. estime aplicable.

VIII. PETITORIO

Por lo expuesto, a V.E. se SOLICITA:

1. Se tenga por presentado a quien suscribe, en el carácter


invocado, domicilio real y electrónico denunciados y procesal
constituido, otorgándose la intervención que por derecho corresponde,
y por parte.

2.- Se tenga por contestada la demanda en tiempo y forma.

3.- En estado, dicten sentencia rechazando in totum la acción


de inconstitucionalidad, con costas a la contraria.

Proveer de conformidad será justicia.

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