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Esperen, ¡qué gracioso! Jesús preparó una tina con agua para lavar pies
y Pedro dice que él no se va a dejar. Debe ser que no se ha bañado.
Jesús bromea también, pero nos está diciendo que de eso se trata ser
el más importante: de servir a los demás.
Jn 13:4-5 TLA
Jn 13:13-15 TLA
Jesús murió.
Mt 27:45-50 TLA
Imagínate, ver desde lejos como tu amigo, maestro y única esperanza muere
como cualquier ladrón de la época. Nuestro corazón estuvo aturdido, nuestro
dolor era tal que solo atinamos a ver desde lejos todo lo que pasaba, no pudimos
reaccionar y solos después nos retiramos para seguir llorando en casa.
Ya son más de 24 horas, parecería que la esperanza ha muerto. El Hijo de Dios
está en una tumba de mortales, no dejó muchas instrucciones y todos estamos
conmocionados.
Esto me recuerda que la vida es incierta, y quiero pensar que Dios no lo es.
Quizá este sábado es un día en el que Dios puede multiplicar nuestra fe, suplir
nuestra necesidad de tenerle y nos extiende su amor para seguirle nuevamente.
Recuerdo que el Maestro nos dijo que esperemos, que Él resucitaría. ¿Será que
en cuestión de horas pasaremos de la incertidumbre a la esperanza plena y a
tener la fuerza para salir sin miedo y seguir transformando el mundo?
Felicidades, hoy estás por finalizar una semana de pascua distinta, junto a
nosotros, los discípulos. Sí, estamos preocupados y a la vez esperando, orando
y buscando que nuestro Dios de promesas se manifieste.
Quizá este sábado sea el proceso para ver la luz del domingo de resurrección,
resucitar el amor por otros, la empatía, la humanidad, la fe, no lo sé. Bienvenido
a este sábado sin Jesús.
»Les doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en
este mundo. No se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a
pasar. Ustedes me oyeron decir que me voy, pero regresaré por
ustedes. Y si en verdad me amaran, deberían estar alegres de esto,
porque voy a regresar a donde está mi Padre, y él es mayor que yo.
»Les digo todo esto desde ahora para que, cuando suceda, confíen en
mí. Ya no puedo hablarles de otras cosas porque se está acercando el
diablo, que manda en este mundo. Él no tiene poder para vencerme,
pero yo tengo que obedecer a mi Padre, para que todos sepan que lo
amo. Y para terminar, Jesús les dijo: —Levántense; salgamos de aquí.
Jn 14:27-31 TLA
No sé si se enteraron, pero acá se armó un lío. Bueno, primero las noticias: hoy
las mujeres fueron a la tumba de Jesús para continuar con el embalsamiento del
cuerpo, y al llegar… ¡la piedra de la tumba estaba abierta!
María dice que se encontró con dos ángeles que le dijeron que recuerde lo que
el Maestro nos había dicho en Galilea, que iba a ser crucificado y al tercer día
resucitaría. Cuando llegó y nos contó, todos lo recordamos.
Yo digo “podría” porque la verdad no sé qué creer. Por una parte, algunos dicen
que nosotros robamos su cuerpo, pero yo no lo tengo, Santiago tampoco,
ninguno de nosotros ha salido, hemos estado juntos todos estos días. No creo
que otra persona estuviera interesada en robar un difunto, mucho menos ayer en
día de reposo, y peor aún por nuestra ley que prohíbe acercarnos a un
cadáver. ¡Tendríamos que estar locos para haber robado a Jesús!
Ahora, aparte de mis dudas, porque nunca he visto a alguien resucitar sin que
sea Jesús quien lo levante, estoy entusiasmado, de verdad. No logro imaginar
cómo sería volver a verlo. Todo lo que dijo de él sería cierto, que es el hijo de
Dios, que él es la vida, que es el camino al Padre.
No es que no les crea a las mujeres que nos dieron la noticia, es que no estoy
acostumbrado a que los muertos resuciten. Aunque pensándolo bien, junto a
Jesús vi a muchos muertos en vida recibir algo más. Incluso yo, qué sería de mí
si él no me hubiese tomado en cuenta.
Quién imaginaría que desde este jueves hasta hoy han transcurrido cuatro días
que cambiaron la historia.
https://bible.com/bible/176/luk.24.1-12.TLA