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Tema:
Resumen:
Los humanos usamos en la comunicación más palabras con significado positivo que negativo y
los diccionarios también reflejan un mayor número de léxico positivo. Esta tendencia recibe el
nombre de “Principio de Pollyanna”, debido a la protagonista de una película de 1913 que
siempre empleaba la comunicación para mejorar la vida del resto. El principio se ha avalado
por una investigación de 2015 de la Universidad de Vermont (USA). El español resultó el
idioma que más reflejaba este dato en proporción. El motivo de esta actitud universal es que los
humanos, por nuestra naturaleza social, buscamos persuadir al resto desde la expresión del
sentimiento.
Con este mismo objetivo de informar y explicar con objetividad está presente la
argumentación. En concreto los argumentos de autoridad y datos (detalle de la investigación
de Vermont en el párrafo tercero), cuya misión es hacer admitir la conclusión o tesis del
Principio de Pollyanna: los seres humanos tienden a comunicarse con palabras con significado
positivo, debido a su naturaleza de seres sociales.
Análisis morfológico
Desinteresada.
Estructura morfológica:
Des- (pref.)
-interes- (lex.)
-a- (VT)
-d- (suf.adjetival)
Categoría gramatical:
La vida es una cuestión de actitud. Parece un eslogan publicitario, pero este sencillo enunciado
encierra, en mi opinión, varias lecturas muy útiles para afrontar tanto el presente como el
porvenir. Confiar en que todos los aspectos de nuestra vida, sean personales o de tipo social o
laboral, pueden ir a mejor, si pones de tu parte para que así sea, es siempre una estrategia que
redunda en tu propio beneficio.
A esta predisposición vital es a lo que me gusta llamar una buena actitud ante la vida.
No significa que estemos instalados en un optimismo ciego e iluso, ni que nos neguemos a ver
la realidad, cuando esta es adversa, sino que, aunque reconozcamos los problemas o escollos
que tenemos delante, busquemos la mejor forma para sortearlos, confiando en que esta
estrategia y el trabajo que aportemos van a tener como resultado que la situación, sea la que
sea, solo pueda mejorar.
Por el contrario, el pesimismo y una actitud derrotista que nos lleve a la inacción en
ningún caso nos acarreará algo positivo. Es cierto que para que esta actitud no se convierta en
una permanente búsqueda estéril de perfección, tenemos que ser capaces, en ocasiones, de
asumir que no siempre nuestros objetivos se van a ver satisfechos plenamente.
Desde mi punto de vista, no importa tanto si se consigue una meta en cuestión sino si
he puesto todo lo que está en mi mano para intentar alcanzarla. Ese camino, que solo puede
aportar el trabajo, es el que nos hace mejorar, aprender y vivir plenamente, relativizando,
incluso, los fracasos.
Decía Cicerón que el presente no existe, solo somos recuerdos y porvenir, el momento
presente es un fragmento tan fugaz que se nos escurre entre lo dedos. Sin embargo, creo, sin
quitar la razón al pensador romano, que es justo en ese punto, en ese sutil hilo del tiempo,
donde nos debemos concentrar, para que la vida sea siempre una cuestión de actitud.