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Las revoluciones, a nivel general, implican siempre un cambio de paradigma (Kuhn,

1962), esto significa, claramente, que las revoluciones significan un cambio en el prisma a

través del cual la sociedad ve el mundo. Este cambio, desde luego, puede estar impulsado

por una novedad tecnológica, política, económica, etcétera. En el libro planteado, Klaus

Schwab plantea la idea en la cual afirma que actualmente estamos afrontando la Cuarta

Revolución Industrial, esta revolución, como las anteriores, no sólo ha impactado las

formas de producción de la sociedad, sino que también se ha inmerso en las esferas

políticas, económicas, culturales, etcétera.

Parte del impacto tan grande que se ha generado a partir de esta Cuarta Revolución

Industrial, ha surgido del hecho que ha habido avances tecnológicos muy relevantes para

los modos productivos, entre ellos, el llamado IOT (Internet de las Cosas), que se puede

definir como “red colectiva de dispositivos conectados y a la tecnología que facilita la

comunicación entre los dispositivos y la nube, así como entre los propios dispositivos”

(Amazon, 2023), la nanotecnología, la impresión 3D, la robótica y la inteligencia artificial.

Por ejemplo, las relaciones económicas se están transformando de manera muy

rápida, esto como consecuencia de que factores como la digitalización, la automatización

de procesos productivos, etc., puedan llegar a reemplazar la mano de obra. Esto no implica,

por ejemplo, que necesariamente la automatización de mano de obra pueda llegar a

aumentar las cifras de desempleo (aunque es un tema que el autor menciona), sino que, al

alterar la naturaleza del empleo, se están creando nuevas y diferentes oportunidades en el

mercado laboral. Se menciona que la tecnología y la automatización pueden mejorar la

productividad y optimizar la reducción de costos (Schwab, 2016), lo que además puede

generar flexibilidad en las formas de trabajo que actualmente conocemos, algo que podría
reducir el estrés de los trabajadores. En resumidas cuentas, se presume que, si desaparecen

algunos puestos de trabajo, unas nuevas oportunidades se van a abrir, así como con la

aparición de los computadores se requirió de mano de obra calificada que los aprendiera a

utilizar, la Cuarta Revolución Industrial no será la excepción a la regla.

Un factor importantísimo en las Revoluciones es las implicaciones que estas tienen

sobre las formas de relacionamiento humano, y el autor no es ajeno a ello al hablar de la

Cuarta Revolución Industrial. Es inminente que, la tecnología está permitiendo y

fomentando nuevas formas de participación ciudadana, cada vemos políticos más

enfocados en hacer un trabajo fuerte en redes sociales para posicionarse, las personas se

informan mucho a través de estos canales y se está democratizando el acceso a la

información. Por supuesto que estos fenómenos y burbujas informativas tienen impacto

sobre la gobernanza y la política.

Se puede ver casos como el de Cambridge Analytica, donde hay una influencia

gigantesca de empresas tecnológicas sobre factores políticos, algo que puede ser juzgado

desde diferentes criterios éticos y morales. Lo que no se puede negar es que, como

consecuencia del alcance político y quizás manipulador de estas innovaciones, también se

debe regular y entender cómo evitar estas implicaciones negativas. Para ello, el autor

menciona la gran importancia de cuestiones como la seguridad cibernética y la privacidad;

ya que, no podemos negar que estos aumentos tecnológicos traen consigo el aumento de

riesgos de crímenes cibernéticos.

Como en todas las revoluciones, el autor destaca la gran importancia de que, a nivel

nacional, los gobiernos cooperen y permitan la prosperidad de todos los cambios que esta

Revolución implica. Menciona, puntualmente, que es esencial que el gobierno, las


empresas y la sociedad trabajen juntos para aprovechar las oportunidades y abordar los

desafíos que implica (Schwab, 2016). Una forma de abordar estos desafíos parte de la

capacitación de trabajadores para, valga la redundancia, trabajar estas tecnologías; esto

implica, por supuesto, inversión en educación a corto y largo plazo, promover la innovación

empresarial y fomentar políticas públicas que garanticen la universalización de los

beneficios que la tecnología conlleve.

Sin embargo, el autor reconoce que estos avances tecnológicos trascienden también

de las fronteras geográficas y políticas, por lo que también se requiere soluciones y

estrategias globales que permitan entender esta Revolución como lo que es, un fenómeno

global. En ese orden de ideas, el autor destaca la importancia de la cooperación

internacional en posibles factores de impacto, tales como la seguridad cibernética, el

cambio climático, la regulación de la inteligencia artificial, etc. Además, como se mencionó

anteriormente, un objetivo clave de esta Revolución es universalizar los beneficios que se

obtengan, o, dicho de otro modo, hacer que todos los individuos puedan acceder a ella, para

ello se resalta la importancia de reducir la brecha digital y de proponer soluciones tanto

cooperativas como inclusivas.

El autor habla de que en todas las revoluciones se llega a algo llamado punto de

inflexión, un momento de relevancia que cambia el transcurso de la sociedad; cita, por

ejemplo, la invención de la imprenta en 1440, la Primera Revolución Industrial, etc. En el

punto de la historia en que nos encontramos, la Cuarta Revolución Industrial es, justamente,

un punto de inflexión del mundo como lo conocemos, de la forma en que utilizamos la

tecnología para impactar sobre nuestras vidas. Todos los avances que actualmente (en 2023,

el libro fue escrito en 2016) han empezado a dar frutos, tienen el potencial suficiente para
impactar directamente sobre las formas de vida. Para no ir muy lejos, instrumentos como

ChatGPT han demostrado la necesidad de un cambio en las formas de educación, para,

lógicamente, tomar lo mejor de estos avances tecnológicos y evitar que se conviertan en un

limitante del desarrollo de las capacidades del entendimiento humano.

Muchos de los desafíos que tiene el ser humano en la actualidad, como lo son la

pobreza, la desigualdad, etc., podrían ser corregidos con los avances tecnológicos.

Evidentemente, salen a la luz los posibles problemas como el desempleo; pero es aquí

donde, justamente, entra el rol tanto de los gobiernos como de las corporaciones para

convertir estas posibles amenazas o debilidades en oportunidades y fortalezas. Puede ser

que, si los gobiernos no hacen política pública redistributiva, se podrían ver aumentos en

las brechas de desigualdad como consecuencia del acaparamiento de estas tecnologías por

parte de una porción reducida de la población, y aquí está el punto, lograr que los

beneficios de estos avances se vean absorbidos por la totalidad de la población.

En conclusión, se puede evidenciar la fe que tiene el autor en la Cuarta Revolución

Industrial como una posibilidad de transformación de las formas de vida de los

trabajadores; algo para lo que es indispensable la cooperación entre actores privados y

públicos, en forma de empresas y gobiernos para aprovechar las oportunidades. Además, el

autor entiende la importancia de esta Revolución como un fenómeno de alcance global, lo

que, lógicamente, puede significar heterogeneidad en las maneras en que esta se propaga,

en función de las circunstancias locales de cada país; esto es un motivo más para alcanzar la

cooperación internacional, así evitar que algunos países se queden rezagados en términos

tecnológicos. Para lograr todo lo que se plantea, es importante darle un enfoque muy

humano a las posibilidades que permite la Revolución, es importante destacar la necesidad


de preparar a los trabajadores para los cambios tecnológicos que van a afrontar y promover

la innovación, el espíritu empresarial a lo largo y ancho del globo terráqueo

Bibliografía
Amazon. (2023). ¿Qué es IoT? Obtenido de Amazon: https://aws.amazon.com/es/what-is/iot/

Kuhn, T. (1962). La estructura de las revoluciones científicas.

Schwab, K. (2016). La Cuarta Revolución Industrial.

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