Los derechos y sus garantías hoy día en las sociedades contemporáneas,
han desarrollado un gran interés, aunque no siempre ha sido así. Donde se destaca la lucha por el respeto de los derechos y libertades fundamentales del hombre y su confusión con la historia de la humanidad; el gran esfuerzo por limitar el poder de los gobernantes y el tan anhelado reconocimiento de las exigencias derivadas de la dignidad, la libertad y la igualdad; y, su ejercicio dentro de una base jurídica donde destaca la tutela como elemento inherente a las bases constitucionales del Estado social y democrático de derechos, lo que es especialmente importante en el constitucionalismo actual, y más concretamente en el modelo constitucional democrático de los estados latinoamericanos.
Cabe recordar que, la figura de la institución jurídica de amparo recibe
carta de ciudadanía universal en la Constitución de 1857 de los Estados Unidos Mexicanos. Y es de destacar, que el Amparo mexicano ha influido desde el siglo XIX en la creación de distintas modalidades de Amparo Constitucional en el resto de Latinoamérica, como por ejemplo en: Argentina, Colombia, El Salvador, Paraguay, Perú, Chile, Venezuela, entre otros e incluso algunos Estados han adoptado figuras equivalentes con otra denominación, tal es el caso de Brasil con su “Mandato de Seguranca”, en Chile “Recurso de Protección”, en Colombia “Acción de Tutela” y en Ecuador “La Acción de Protección”.
En armonía a este desarrollo, en el derecho interno se cuenta con la acción
de Amparo Constitucional, el derecho internacional consagra de modo complementario el denominado “Amparo Internacional” como uno de los mecanismos de protección de los derechos humanos los cuales encontramos en los instrumentos jurídicos internacionales:
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre de
Bogotá-Colombia 1948 acoge la necesidad de que por un procedimiento sencillo y breve, el individuo reciba el amparo de la justicia contra actos que violen en perjuicio de las personas, algunos de los derechos fundamentales consagrados constitucionalmente.
La Declaración Universal de Derechos Humanos de París de 1948, en su
Art. 8 establece que: “toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los Tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución o por la ley”
La Convención Europea de Derechos Humanos de 1950, texto coordinado
con las enmiendas del Protocolo Nº 11 de 1994, en su Art. 13, establece: “Toda persona cuyos derechos y libertades reconocidos en el presente Convenio hayan sido violados tiene derecho a la concesión de un recurso efectivo ante una instancia nacional, incluso cuando la violación haya sido cometida por personas que actúen en el ejercicio de sus funciones oficiales”
La Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José de
Costa Rica de 1969, consagra en su Art. 25 inc. 1, que: “Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales”.
En la Carta Africana sobre los Derechos Humanos y los Pueblos, Carta de
Banjul 1981, si bien no está expresamente previsto la acción de Amparo, el mismo podría inferirse con una interpretación amplia y por analogía de su Art. 7 inc. a, que expresa: “todo individuo tiene derecho de apelación a órganos nacionales competentes contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos y garantizados por los convenios, leyes, ordenanzas y costumbres vigentes”.
De esta manera es posible tener siempre presente el Amparo Internacional
en los sistemas de protección de derechos humanos tanto mundial como regionales: universal, en el que los reclamos se efectúan ante la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas;
– Europeo, donde las reclamaciones individuales se realizan ante el
Tribunal Europeo;
– Interamericano, que cuenta con la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos y,
– Africano, donde toma intervención la Comisión Africana.
Así se puede apreciar, que el derecho internacional tutela los derechos
humanos a través de mecanismos de Amparo Internacional. Y, si bien, nos encontramos en un proceso de evolución respecto de esta figura jurídica y siendo que cada vez más, se va dando una apertura por parte de los estados nacionales al derecho internacional. Es necesaria una mayor difusión del Amparo Internacional, pero sobre todo una toma de conciencia y un entrenamiento adecuado sobre el uso y manejo de esta figura por parte de los distintos operadores judiciales, a fin de garantizar y hacer efectiva la protección de los derechos humanos.
En nuestro sistema constitucional; nos encontramos de conformidad con
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, promulgada el 20 de diciembre de 1999, cuyo Título III se refiere a los Derechos y deberes Humanos y Garantías, la protección de la Constitución, es decir la garantía de la constitucionalidad, corresponde a la Función Judicial, ya que todos los jueces o juezas de la República, en el ámbito de su competencia y conforme a lo previsto en la Constitución y la ley, están en la obligación de asegurar la integridad de la Constitución, pero la jurisdicción constitucional, corresponde exclusivamente a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Es esta Sala la que tiene la facultad de revisar las sentencias de Amparo Constitucional y de control de inconstitucionalidad de leyes o normas jurídicas dictadas por los Tribunales de la República, en los términos establecidos por la Ley Orgánica respectiva.
En su configuración constitucional, el sentido que se quiere dar al amparo
es el establecimiento de una vía jurisdiccional sumaria para restablecer la situación de las personas lesionadas por la violación de los derechos y garantías que la Constitución vigente, y aún de aquellas no consagradas específicamente”.
De acuerdo con el artículo 244 de la Constitución “La Corte Constitucional
comunicará al Presidente de la República o al Presidente del Congreso, según el caso, la iniciación de cualquier proceso que tenga por objeto el examen de constitucionalidad de normas dictadas por ellos. Esta comunicación no dilatará los términos del proceso”.
“El Tribunal Supremo de Justicia garantizará la supremacía y efectividad
de las normas y principios constitucionales; será el máximo y último intérprete de la Constitución y velará por su uniforme interpretación y aplicación. Las interpretaciones que establezca la Sala Constitucional sobre el contenido o alcance de las normas y principios constitucionales son vinculantes para las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás tribunales de la República”.
Así mismo el artículo 336 de la Constitución señala: “Son atribuciones de
la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia:
1. Declarar la nulidad total o parcial de las leyes nacionales y demás actos
con rango de ley de los cuerpos legislativos nacionales que colindan con esta Constitución.
2. Declarar la nulidad total o parcial de las Constituciones y leyes
estatales, de las ordenanzas municipales y demás actos de los cuerpos deliberantes de los Estados y Municipios dictados en ejecución directa e inmediata de la Constitución y que colinda con ésta.
3. Declarar la nulidad total o parcial de los actos con rango de ley dictados por el Ejecutivo Nacional que colinda con esta Constitución.
4. Declarar la nulidad total o parcial de los actos en ejecución directa e
inmediata de la Constitución, dictados por cualquier otro órgano estatal en ejercicio del Poder Público.
5. Verificar, a solicitud del Presidente o Presidenta de la República o de la
Asamblea Nacional, la conformidad de la Constitución con los Tratados Internacionales suscritos por la República antes de su ratificación.
Ninguna autoridad podrá reproducir el contenido material del acto jurídico
declarado inexequible por razones de fondo, mientras subsistan en la Carta las disposiciones que sirvieron para hacer la confrontación entre la norma ordinaria y la Constitución”.
El Objeto y Finalidad del Amparo Constitucional venezolano es
finalístico, como institución persigue una finalidad y apunta a un sólo objetivo, cual es el goce y ejercicio de los derechos y garantías, dentro la ley, supone la estructuración del medio jurisdiccional para que la garantía se haga efectiva.
La Ley Orgánica de Amparo a la Libertad y Seguridad Personal de fecha 22
de Septiembre de 2021. RELEVANCIA O NO EN LA EVOLUCIÓN DE LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES?