Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Abstract
CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN
Dos estudios muy completos llevados a cabo en los Estados Unidos sobre prácticas
presupuestarias han confirmado el uso extensivo de los presupuestos. Un estudio
hecho en 1958 por Sord y Welsch revelaron que aproximadamente el 90% de 424
firmas estudiadas tenían un presupuesto formal o un proceso de planeamiento
basado en las utilidades. Treinta años más tarde, Umapathy [1987] encontró que
aproximadamente el 97% de 402 tomadas de una muestra en once diferentes
sectores económicos tenían formalmente un presupuesto.
En mayor grado, el uso del presupuesto para propósitos de control está basado en el
supuesto que el rendimiento esperado puede ser planificado con un alto grado de
certeza y medido con razonable precisión [Bruns y Waterhouse, 1975; Ouchi, 1979].
Dermer y Lucas [1986, p. 475] han dicho que la efectividad de un sistema de control
(como la del presupuesto) varía en relación a las respuestas de las cuatro preguntas:
(1) ¿Pueden especificarse las expectativas?; (2) ¿Pueden medirse los resultados?; (3)
¿Es posible descomponer las desviaciones al presupuesto en sus partes
componentes e identificar sus causas?; y, (4) ¿Es posible intervenir gerencialmente
para alterar la naturaleza o la magnitud de las desviaciones? La situación ideal bajo el
enfoque anterior es una en el cual todas las respuestas a las cuatro preguntas
anteriores son “sí”. En el grado que las respuestas “no” prevalecen, tales como las
que resultan en ambientes o entornos inciertos, la habilidad para controlar y la
capacidad para influenciar el comportamiento se ven reducidas. Por consiguiente, el
nivel de incertidumbre tiene influencia directa en el grado poder para controlar
[Bacharach y Lawler, 1980; Pfeffer, 1981].
Este estudio de investigación fue motivado por cuatro hechos. Primero, en los últimos
años, los gerentes en Estados Unidos han sido desafiados por una creciente
competencia foránea en los mercados tanto domésticos como internacionales, así
como por un rápido cambio tecnológico [Lee, 1987; Jonson y Kaplan, 1987]. No hay
evidencia de que estas tendencias vayan a disminuir en un futuro cercano, ya que el
conjunto del conocimiento formal en sistemas gerenciales, financieros y de control
están diseñados principalmente para un ambiente relativamente estable, es necesario
incrementar nuestro conocimiento sobre la adaptabilidad gerencial a cambios en el
ambiente.
El resto del estudio está organizado de la siguiente manera. El Capítulo II revisa la literatura
relevante sobre incertidumbre ambiental, comportamiento gerencial en relación con el uso
de presupuestos, y Ubicación de Control, lo cual sustenta la hipótesis investigativa del
estudio. El Capítulo III describe la metodología de investigación utilizada, incluyendo la
definición de variables, la justificación de los instrumentos usados para medir las variables,
la definición de hipótesis, así como los modelos estadísticos empleados, y el proceso de
recolección de datos. El Capítulo IV describe la prueba de las hipótesis y de los resultados
de la investigación. La conclusión y las limitaciones del estudio están presentadas en el
Capítulo V.
8
CAPÍTULO II
REVISIÓN DE LA LITERATURA Y DESARROLLO DE LA TEORÍA
Las principales variables de este estudio, comportamiento gerencial relacionado con el uso
de presupuestos (CGRP) e incertidumbre ambiental percibida (IAP), están relacionadas a un
amplio cuerpo de estudios teóricos y empíricos en dos áreas muy importantes de
investigación, sistemas presupuestarios y ambientes organizacionales [Swieringa y Moncur,
1975; y Duncan, 1972, entre otros) que proveen la base para este estudio. Aunque
numerosos estudios empíricos se han hecho en estas áreas, solamente aquellas que tienen
implicaciones para esta investigación fue considerada.
INCERTIDUMBRE AMBIENTAL
AMBIENTE EXTERNO
Daft (1983, p. 42) provee la siguiente definición de ambiente organizacional: “... todos los
elementos que existen fuera de los límites de la organización y que tienen el potencial de
afectar toda o parte de la organización”.
La mayor parte de los estudios pueden clasificarse en dos formas diferentes al describir el
ambiente organizacional. Por un lado, se han hecho esfuerzos para encontrar algunas
variables generales tales como estabilidad [Bruns y Stalker, 1961], complejidad [Duncan,
1972], o turbulencia [Terrebery, 1968].
La mayoría de estos estudios han hecho hincapié en una sola variable la cual es entonces
usada para tipificar todo el ambiente. Alternativamente, otros autores han tratado de
especificar algunos tipos ideales de ambientes, por ejemplo, Emery y Trist (1965), en un
ensayo muy conocido sobre los ambientes, utilizar tres dimensiones - estabilidad,
concentración y turbulencia, para describir cuatro tipos de ambientes, los cuales rotuló
“texturas causales”, como sigue:
DEFINICIÓN DE INCERTIDUMBRE
Milliken (1987) sugiere que hay por lo menos tres tipos de incertidumbre acerca del
ambiente que pueden ser experimentados por los gerentes. Ellos son:
Milliken (1987) también sugirió que una falla al diferenciar entre estos tres tipos de
incertidumbre ambiental podría explicar algunos de los resultados confusos de anteriores
investigaciones. Indicó que, aunque estos tres tipos de incertidumbre conceptualmente,
parecen muy diferentes ellos no han sido diferenciados uno del otro en estudios previos de
investigación. Es más, Milliken (1987, p. 138) afirmo que “el instrumento utilizado por
Duncan (1972) para medir la incertidumbre ambiental percibida, parece medir los tres tipos
de incertidumbre”.
Una cantidad significativa de los trabajos teórico y empíricos sobre la materia han sido
realizado para conceptuar y medir la incertidumbre. Ninguna medida de incertidumbre
ambiental ha ganado la aceptación universal.
Sin embargo, dos enfoques básicos son utilizados. Estos dos enfoques difieren en la manera
que el término “ambiente” es utilizado. El primer enfoque descansa considerablemente en
teorías de percepción y toma de decisiones, enfocando el ambiente como aquel percibido
por los miembros de la organización. Desde esta perspectiva, el ambiente es entonces una
fuente de información para ser utilizada directamente por los que toman las decisiones en la
organización. Una preocupación especial de los investigadores que adoptan esta
perspectiva, es el impacto de la incertidumbre en la habilidad de los miembros de la
organización a tomar decisiones, y en la subsecuente reestructuración organizacional
requerida para lidiar con la incertidumbre. Por consiguiente, la unidad de análisis en estos
estudios es el individuo, el gerente, que toma decisiones o la unidad de decisión gerencial
en la organización.
El segundo enfoque considera el ambiente como un flujo de recursos por los cuales las
organizaciones compiten, tales como la disponibilidad de recursos y los términos bajo los
14
cuales se pueden obtener. Los investigadores que abordan este enfoque, el flujo de
recursos, intentan medir la incertidumbre ambiental usando medidas “objetivas” por medio
de indicadores cuantitativos que tienen en común una validez previamente acordada. La
mayoría de los estudios que usan esta opción han dirigido sus investigaciones tomando la
organización como un todo, o como agregados de mayor nivel, como su unidad de análisis.
Jauch y Craft (1986), basados en los trabajos de Herbert y Deresky (1983), desarrollaron un
esquema que brevemente compara los puntos de vista de investigadores seleccionados
durante los últimos 25 años, sobre incertidumbre ambiental. Estos puntos de vista están
clasificados en tres grupos: clásicos, de transición y de procesos. El punto de vista clásico
incluye todos los trabajos que consideran el ambiente externo como una fuente de
incertidumbre. En estos estudios, la incertidumbre ha sido delineada como que emana de un
juego de características ambientales "objetivas", físicas (pero mayormente sin medir). En
general, estos trabajos consideran al ambiente influencia en las decisiones, en estructuras
organizacionales y en el desempeño gerencial [March y Simon, 1958; Burns y Stalker, 1961;
Chandler, 1962; Cyert y March, 1963; Emery y Trist, 1965; Aldrich, 1979).
Los puntos de vista de “transición” comenzaron a aparecer a finales de los años 60´s y a
comienzos de los 70´s. Las fuentes de incertidumbre fueron consideradas que eran tanto
internas como externas. Algunos investigadores sugirieron que los que toman decisiones
podrían tener reacciones diferentes a la incertidumbre en vez de un imperativo incierto.
[Thompson, 1967; Terrebery, 1968; Perrow, 1970; Child, 1972; Galbraith, 1973).
Una parte sustancial de los estudios más recientes, agrupados bajo el punto de vista de
“proceso”, tuvieron su origen en el trabajo seminal de Lawrence y Lorsch [1967]. Explicando
que las medidas objetivas del ambiente estaban cargadas de dificultades, su estudio, a la
larga, confiaba en percepciones del ambiente. Por lo tanto, estos trabajos tienden a ignorar
las propiedades objetivas del ambiente y consideran que las percepciones de los que toman
decisiones moderadas, afectan el enlace entre la incertidumbre y las características propias
del sistema organizacional [Lawrence y Lorsch, 1967; Duncan, 1972; Downey y Slocum,
1975; Van de Ven et al., 1976; Downey et al., 1977; Tung, 1979; Gordon y Narayanan,
1984). Básicamente, los dos enfoques, perceptivas o medidas objetivas, están basados en
15
diferentes suposiciones acerca de la autonomía de los actores y en diferencias acerca de la
unidad de investigación apropiada, individuos u organizaciones.
Lawrence y Lorsch [1967]. Un estudio hecho por Lawrence y Lorsch (1967) intentó medir la
incertidumbre ambiental. Su investigación examinó las percepciones que tenían los
tomadores de decisiones acerca del ambiente y las estructuras de organización en tres
diferentes industrias. El ambiente fue conceptualizado como conteniendo tres elementos
básicos; mercado, investigación y producción.
La información sobre el ambiente fue recolectada de altos ejecutivos en cada una de las
organizaciones por medio de cuestionarios y entrevistas. Basados en los resultados de su
estudio, Lawrence y Lorsch concluyeron que el ambiente sí influía en el grado de
diferenciación e integración apropiada para cada organización.
Duncan [1972]. Su enfoque fue similar al de Lawrence y Lorsch, ya que también se basó en
la percepción individual en vez de en medidas objetivas de incertidumbre Duncan focalizó en
el arreglo estructural de subunidades organizaciones en lugar de organizacionales
completas. En contraste con Lawrence y Lorsch (1967), el enfoque de Duncan (1972)
consistió de cinco componentes ambientales: cliente, suplidor, competidor, socio-político y
tecnológico.
La incertidumbre ambiental percibida fue medida a través de tres dimensiones, (1) la falta de
información sobre los factores ambientales asociados con una determinada situación de
toma de decisiones, (2) la falta de información sobre el posible resultado de una decisión
específica, en términos de cuánto perdería la organización si la decisión fuese incorrecta, y
(3) la inhabilidad de asignar probabilidades con cierto grado de confianza sobre cómo los
factores ambientales pudieren afectar el éxito o el fracaso de la unidad de decisión al llevar a
cabo su función.
Tosi, Aldag y Storey [1973]. Estos autores criticaron los instrumentos utilizados por
Lawrence y Lorsch (1967) para medir incertidumbre. Tosi, et al., argumentaron que esos
instrumentos eran metodológicamente inadecuados, indicando que Lawrence y Lorsch
fallaron en establecer la confiabilidad y la validez de sus instrumentos de medición. Es más
Tosi. et al, intentaron duplicar el estudio de Lawrence y Lorsch, administrando su
cuestionario o instrumento de investigación a un grupo de 102 gerentes de medio y alto nivel
que habían sido identificados como extremadamente conocedores de las condiciones de su
industria. Las percepciones de esos gerentes fueron correlacionadas con medidas
cuantitativas de volatilidad objetiva. Tosi et al., desarrollaron tres medidas objetivas de
volatilidad ambiental, como sigue:
1. Volatilidad de Mercado. El coeficiente de las variaciones de ventas durante los
últimos diez años fue utilizado como un sustituto para medir volatilidad de
mercado.
2. Cambios Tecnológico. Esta medida fue operacionalizada usando la tasa
promedio de la suma en gastos de investigación y desarrollo y de capital sobre
activos totales durante los últimos diez años.
3. Medidas Compuestas. Esta medida fue operacionalizada como el coeficiente de
variación de las ganancias antes de impuestos e intereses durante los últimos diez
años. Este coeficiente fue tomado como una medida compuesta de mercado,
tecnología y otras fuentes volátiles.
17
Todos los índices arriba mencionados fueron cuantificados para cada firma y para cada
industria. Las correlaciones entre estas medidas y los puntajes obtenidos de los
instrumentos de Lawrence y Lorsch (1967) resultaron negativas o insignificantemente
relacionadas con las medidas objetivas de volatilidad para las firmas y para las industrias.
Downey, Hellriegel y Slocum [1975]. Este estudio revisó críticamente las investigaciones
tanto de Lawrence y Lorsch así como las de Duncan, haciendo notar explícitamente que la
incertidumbre ambiental percibida no debe de ser asumida necesariamente como
equivalente a la incertidumbre en el ambiente real, objetivo.
Utilizando una tecnología similar a la de Tosi, et al., ellos aplicaron los instrumentos de
Lawrence y Lorsch y los de Duncan a una muestra de cincuenta y un gerentes de división de
un conglomerado de empresas de Estados Unidos. Downey et al., también desarrollaron
criterios que incluían medidas objetivas y perceptivos de incertidumbre ambiental. Al igual
que en la duplicación de las medidas de Tosi et al., las subescalas de incertidumbre y las de
incertidumbre total de Lawrence y Lorsch, fallaron en obtener niveles aceptables de
confiabilidad, utilizando el coeficiente alfa de Nunnally como criterio de confiabilidad. Por
consiguiente sus escalas fueron reestructuradas como tópico-centradas en lugar de
ambiente-centradas, y unos niveles más aceptables de confiabilidad fueron conseguidos.
Dos de las tres subescalas de Duncan, así como su escala agregada satisficieron los
criterios de confiabilidad de Nunnally.
El análisis de los resultados del estudio de Downey, et al., demostró que las escalas de
incertidumbre no correlacionaron con ninguno de los cuatro criterios, excepto por las
versiones revisadas de la escala de incertidumbre total de Lawrence y Lorsch y la escala de
volatilidad percibida de las ventas. Los cuatro criterios fueron en sí mismos moderadamente
18
o nada correlacionados. Por lo tanto, hay una posibilidad de que estos criterios no son
apropiados para ser utilizados como sustitutos de los atributos ambientales percibidos. Más
aún, las escalas de incertidumbre revisadas de Lawrence y Lorsch y de Duncan, no se
correlacionaron significativamente entre sí.
(a) hace más para ajustar a la medida partes específicas del sistema a los
sub segmentos del ambiente, y
(b) compartimentaliza información.
Estas hipótesis son consistentes con el marco de referencia conceptual más amplio
propuesto por Jay Galbraith (1973), quien postuló que las variaciones observadas en las
organizaciones, representan capacidades alternas para procesar información y por
20
consiguiente, la mejor manera para diseñar la estructura de una organización es contingente
sobre la incertidumbre de las tareas a completarse.
Sin embargo, ni Gordon y Miller, ni Galbraith estudiaron el tema a nivel individual, es decir,
como los gerentes que toman las decisiones, lidian con la incertidumbre cuando el sistema
de información se torna inefectivo debido a los cambios en el ambiente.
Chenhall y Morris [1986]. Este estudio examinó los efectos directos de varias variables
contextuales, incluyendo la incertidumbre ambiental percibida, en el diseño de sistemas de
contabilidad gerencial. Además, en el estudio se examinó la interacción entre las variables
contextuales. La incertidumbre ambiental percibida fue medida utilizando el instrumento
diseñado por Duncan (1972) y revisado por Sathe (1974). Los resultados indicaron que la
incertidumbre ambiental percibida está asociada con información oportuna y de amplia
cobertura. Este hallazgo es consistente con los resultados de los estudios de Gordon y Miller
(1976) y Gordon y Narayanan (1984).
Church [1986]. Este estudio examinó la relación entre volatilidad ambiental y prácticas de
presupuestación de capital en las organizaciones. La volatilidad ambiental fue determinada
21
con medidas objetivas y sujetivas de incertidumbre. En contraste con Tosi, et al., esta
investigación incluía índices de volatilidad financiera para tomar en consideración
fluctuaciones en las tasas de interés y en los niveles de precios como fuentes de
incertidumbre en el ambiente, entorno, alrededor de las firmas y organizaciones.
Todas las pruebas estadísticas consideraron separadamente cada índice de volatilidad. Los
investigadores no intentaron computar una escala de volatilidad total para cada una de las
medidas ambientales ni tampoco la relación entre las medidas objetivas y sujetivas
utilizadas.
La literatura revisada ha revelado varias implicaciones para este estudio. Primero, a pesar
del gran volumen de investigación sobre el entorno organizacional y su importancia para el
diseño de sistemas de control gerencial, estudios empíricos se han hecho pocos en el área
de control gerencial.
Segundo, la mayoría de autores han clasificado los ambientes en uno de dos enfoques.
Algunos han intentado encontrar una variable, tal como estabilidad, para describir el
ambiente [Burns y Stalker, 1961]. Otros han tratado de ser más generales especificando
algunos tipos ideales de ambiente [Tung, 1979; Emery y Trist, 1965]. Estos dos enfoques
están basados sobre diferentes objetivos. El primero es específico, enfocando el ambiente
22
como un flujo de información, y es utilizado para investigar unidades individuales de
análisis. El segundo es general, y ha dominado el análisis organizacional, enfocando al
ambiente como un flujo de recursos. Este estudio se ocupa de la incertidumbre que es
percibida por el gerente individual; por lo tanto, el enfoque del ambiente como flujo de
información, es el más apropiado.
Tercero, al nivel de una definición conceptual, varios investigadores tales como Thompson
[1967] y Galbraith [1977], han argumentado que la incertidumbre es una consideración
primaria para el diseño organizacional y gerencial, sin embargo, como afirmó Galbraith
[1977, p. 36]. “... esto es desafortunado porque hay una gran cantidad de incertidumbre
acerca del concepto de incertidumbre. ...no hay dos estudios de investigación que hayan
definido, marcado y medido el concepto de la misma manera”. Por otro lado, al nivel
metodológico, no hay un consenso claro de si la incertidumbre a considerar es objetiva o
perceptiva.
Cuarto, al día de hoy a nivel instrumental, la escala desarrollada por Duncan [1972] aparenta
ser la herramienta más confiable para medir incertidumbre ambiental percibida.
Finalmente, la mayoría de los estudios no han encontrado una relación significativa entre las
medidas objetivas y perceptivas de incertidumbre ambiental. En resumen, los trabajos de
Tosi, et al., [1973], Downey et al., [1975], y Zinder y Glueck, [1987], sugieren que no está
claro cómo la incertidumbre ambiental percibida y la incertidumbre ambiental objetiva se
relacionan. Por consiguiente, ésta es un área que merece más esfuerzos de investigación.
23
COMPORTAMIENTO GERENCIAL RELACIONADO CON EL USO DE PRESUPUESTO
Searfoss y Monczka [1973]. Este estudio examinó: (1) la relación entre dos variables del
comportamiento relacionado con el presupuesto "participación percibida en la elaboración
del presupuesto" y "motivación para alcanzar las metas del presupuesto", (2) el efecto
moderador de dos variables de personalidad "autoritarismo" y "necesidad de
independencia", cada uno tomado por separado, y (3) la relación entre la participación
percibida en el proceso presupuestario y el nivel organizacional.
Los datos para el estudio fueron obtenidos de una muestra de 365 sujetos de diferentes
niveles, en las instalaciones de cinco organizaciones, que representaban tres industrias. El
cuestionario entero fue sometido a un proceso de análisis factorial. El estudio no indica el
criterio utilizado para determinar el número de factores extraídos, el método de rotación
usado para extraer los factores, el número total de factores extraídos y las varianza
explicadas por la solución factorial. Variables con una carga absoluta de .48 o mayor, fueron
seleccionadas como las variables finales en cada una de las dimensiones identificadas.
26
Los autores reportaron solamente los factores que reflejaban las variables a medir
"participación percibida en el proceso presupuestario" y "el esfuerzo desarrollado por los
superiores". Sin embargo, la solución factorial rindió dos dimensiones distintamente
diferentes de los esfuerzos de los superiores. Estas dimensiones fueron catalogadas como
“esfuerzo dirigido a conseguir las metas” y “esfuerzo evaluativo”. La primera dimensión
enfatizaba el esfuerzo de los superiores para guiar a sus subordinados hacia el
cumplimiento del presupuesto, y la segunda reflejaba el esfuerzo de los superiores para
utilizar el resultado del rendimiento alcanzado para cumplir con el presupuesto como un
instrumento evaluativo.
Estas dimensiones del presupuesto fueron correlacionadas con las medidas de dos
variables de personalidad y con la variable del nivel gerencial en la organización. Los
resultados evidencian una relación positiva entre la participación percibida y (1) la
motivación para conseguir el presupuesto, y (2) el nivel gerencial en la organización. Sin
embargo, los efectos moderadores de las dos variables de personalidad, aunque en la
dirección esperada, no fueron estadísticamente significativas.
Vale la pena destacar que todas las ocho variables incluidas en la variable “esfuerzo dirigido
para conseguir las metas” identificado por Searfoss y Monckza también tuvieron su más alto
impacto (carga) en la dimensión “comportamiento de participante activo” identificada por
Swieringa y Moncur [1972] y que cinco de los elementos comunes tenían una carga de entre
.56 y .75 en dicha dimensión.
El número total de variables consideradas fueron diecisiete, clasificadas como (1) variables
categóricas –la clasificación del uso que una compañía hace del presupuesto en términos
participativos; y el nivel gerencial, (2) variables demográficas –tiempo transcurrido en una
posición, tiempo en la compañía, tiempo transcurrido desde que dejó la escuela (secundaria)
y el tiempo invertido interactuando con el presupuesto, (3) variable de actitud
–índice de compañeros de trabajo menos preferidos, maquiavelismo y ubicación del control,
y (4) variables de personalidad –cautela, pensamiento original, relaciones personales, vigor,
ascendencia, responsabilidad, estabilidad emocional, y sociabilidad.
El cuestionario fue analizado por el método estadístico de análisis factorial resultando trece
dimensiones independientes y descriptivas del comportamiento gerencial relacionado al
presupuesto, que explicaron el 67.8% de la varianza común del conjunto de las 44 variables.
Solamente aquellos factores con raíces características (eigenvalores) mayores que uno
fueron considerados significativos. Los autores no explicaron explícitamente el criterio para
seleccionar los factores de carga que fueron considerados significativos para tomarse en
cuenta. Sin embargo, el bajo coeficiente de carga de las variables seleccionadas para
describir cada dimensión sugieren que usaron un valor absoluto de .40 o mayor para
determinar las variables finales en el dominio de cada factor.
28
Los trece factores descriptivos o dimensionales y sus respectivos porcentajes de la varianza
explicada, se presentan en la siguiente tabla:
TABLA 1
La variable predictiva más importante de cada dimensión descriptiva del presupuesto explica
entre el 3.1 y el 10.9 por ciento de la varianza total en cada dimensión. En promedio, esta
variable predictiva explica en 5.8% de la varianza en cada factor.
Estos resultados son bastante satisfactorios, especialmente aquellos que sugieren que el
uso que hace una compañía del presupuesto y el contexto organizativo dentro del cual es
utilizado pueden ser importantes determinantes de algunos aspectos del comportamiento
gerencial orientado al presupuesto. Asimismo, la variable compañía es también
esencialmente una variable que representa a ambo, el sistema presupuestario de una
compañía y el contexto organizativo dentro del cual opera (p. 129, énfasis agregado).
Los resultados obtenidos por Swieringa y Moncur, sugieren que la combinación de sistemas
presupuestarios así como las variables organizacionales, demográficas, y de personalidad,
explican una porción significativa de la varianza de cada dimensión del comportamiento
relacionado al presupuesto. Sin embargo, estos autores no consideraron explícitamente el
impacto de los atributos en el ambiente externo, como la incertidumbre, en el análisis de las
dimensiones del comportamiento relacionado al presupuesto.
Las respuestas a las preguntas fueron procesadas mediante análisis factorial, resultando
trece dimensiones independientes y descriptivas del comportamiento de los gerentes
relacionado al presupuesto, las cuales explicaron el 62.4% de las varianza común del
conjunto de 44 variables. Solamente aquellos factores que tenían un vector raíz
característica ó (eigenvalores) mayor que uno fueron considerados significativos. Las
variables con una carga absoluta de .40 o más fueron seleccionadas como las variables
finales en cada uno de los trece factores independientes del comportamiento relacionado al
presupuesto que fueron identificados.
TABLA 2
Estos seis factores o elementos fueron utilizados como las variables primarias del
comportamiento gerencial relacionado al presupuesto. Los nombres asignados a los factores
y el porcentaje de varianza explicada por cada uno son listados en la siguiente tabla.
TABLA 3
La variable de actitud “utilidad sentida del presupuesto” también fue medida usando cuatro
preguntas del cuestionario de comportamiento relacionado al presupuesto. Este instrumento
es una versión ligeramente modificada del factor actitudinal utilizado por Kenis [1979], que
fue identificado en los estudios de Swieringa y Moncur [1975], y Bruns y Waterhouse [1975].
Esta escala de cinco elementos preguntaba a los gerentes que juzgaran si el presupuesto
les permitía: (1) ser mejores gerentes, (2) ser más flexibles, (3) ser más innovativos, (4)
mantenerse al tanto de su éxito como gerentes; y, (5) mejorar los métodos de producción
(nueva variable).
Seiler y Bartlett [1982]. Este estudio examinó la relación entre variables selectas de
personalidad y (1) la percepción individual del clima organizacional, y las actitudes hacia el
sistema presupuestario; y, (2) medidas de los autores sobre la rigidez y participación en el
sistema presupuestario.
Merchant [1985]. Este estudio examinó los efectos de tres variables relacionadas al
presupuesto –la importancia de ajustarse al presupuesto, participación y la habilidad del
superior para detectar holgura- en la propensión del gerente de crear holguras (colchones)
en el presupuesto. La propensión para crear holguras y la habilidad para detectarla fueron
medidas utilizando dos escalas derivadas de análisis factorial hechos por Onsi [1973]. La
importancia de ajustarse al presupuesto fue medida con tres escalas relacionadas, dos de
ellas derivadas de un análisis factorial descrito en Merchant [1981]. El grado de participación
fue medida usando dos escalas que también fueron desarrolladas por Merchant [1981].
Los resultados del estudio sugieren que la propensión de los gerentes a crear holgura varía
según el escenario y según cómo es implementado el sistema presupuestario. Muchos
autores han hecho notar que la holgura en los presupuestos puede ser utilizada para
absorber incertidumbre [Cyert y March, 1963; Thompson, 1967; Schiff y Lewin, 1970;
Galbraith, 1973, 1977; Onsi, 1973]. Por lo tanto, la incertidumbre ambiental, puede ser un
predictor importante de la propensión del gerente a crear holgura en el presupuesto.
Govindarajan [1986]. Este estudio es uno de los raros trabajos de investigación que incluye
explícitamente, en el diseño investigativo, las variables de incertidumbre ambiental y las
dimensiones del comportamiento gerencial relacionado al presupuesto, tales como la
participación en el proceso presupuestario y la utilidad del presupuesto.
La solución factorial consistió de seis dimensiones, que explicaban el 86 por ciento de las
varianza común del conjunto de las 44 variables. El criterio que se usó para identificar el
número de factores extraídos no fue indicado. De los seis factores o dimensiones
identificadas con el comportamiento relacionado al presupuesto, las dimensiones 2 y 3
fueron reconocidas como midiendo la participación gerencial en el proceso presupuestario, y
solamente estas dos dimensiones están reportadas en este estudio.
La dimensión número dos fue identificada como “atención personal al presupuesto”, lo cual
explicaba el 15.3 por ciento del total de la varianza. La dimensión tres fue identificada como
“participación en el proceso presupuestario”, que explicaba 7.6 por ciento de la varianza en
el cuestionario. Es interesante notar que las variables incluidas en la dimensión “atención
38
personal al presupuesto” están incluidas en la dimensión identificada por Merchant [1981]
como “involucramiento personal en el presupuesto”.
La utilidad del presupuesto fue medida directamente usando el factor “utilidad del
presupuesto” descubierto por Swieringa y Moncur [1975], que también fue utilizado por
Merchant [1981] y Kenis [1989].
Varias implicaciones derivadas de las investigaciones anteriores son relevantes para este
estudio. En primer lugar resulta evidente en la literatura revisada, que las dimensiones
gerenciales relacionadas al presupuesto son variables importantes tanto para efectos de
aplicación práctica y como para la investigación.
Tercero, los estudios analizados muestran que dimensiones del comportamiento gerencial
relacionado al presupuesto han sido utilizadas en investigación tanto como variables
independientes así como variables dependientes. Por lo tanto, podemos examinar la relación
entre esas dimensiones de comportamiento gerencial relacionado al presupuesto. Por
ejemplo, podemos examinar la relación entre una variable exógena y aquellas dimensiones
incluidas en la categoría de “comportamiento de respuesta táctica”, o podemos examinar la
relación entre las dimensiones en las categorías de “comportamiento en la obtención de
información” y “actitudes hacia el presupuesto”. Cuarto, a nivel metodológico, el modelo
estadístico más ampliamente utilizado para identificar las dimensiones de comportamiento
gerencial relacionado con el presupuesto ha sido un análisis factorial. Finalmente, el
cuestionario originalmente desarrollado por Fortakis [1967], modificado por Swieringa y
41
Moncur [1972, 1975] y utilizado por diversos autores en trabajos importantes y destacados
de investigación, ha probado ser un instrumento confiable y válido para identificar las
dimensiones gerenciales relacionadas al presupuesto.
Ubicación de Control, la forma general en que la gente mira la motivación en sus vidas, es
una variable importante para la explicación del comportamiento humano en las
organizaciones [Spector, 1982]. Por consiguiente, esta variable, es investigada en forma
asilada o en combinación con la variable de incertidumbre ambiental así como con variables
culturales y demográficas en el presente estudio. Tres estudios sobre Ubicación de Control
han sido revisados –Brownell [1981 y 1982]; y Licata, et al., 1986].
Brownell [1981, 1982 b]. Los hallazgos de estos estudios revelaron que la relación entre la
participación presupuestaria y los rendimientos son moldeados por las variables de
personalidad y Ubicación de Control, interno - externo. Los sujetos internos ven su
comportamiento y resultados como controlados “internamente”, y así creen estar en control
de sus vidas. En contraste, los sujetos externos sienten que su comportamiento y resultados
están controlados “externamente”, por diversas circunstancias en vez de por sus propios
esfuerzos.
El instrumento de medición desarrollado por Rotter [1966] fue utilizado para medir Ubicación
de Control en ambos estudios. De acuerdo con Joseph y Cook [1981] y Spector [1982], la
escala Rotter es el instrumento más usado para medir Ubicación de Control.
Ya que muy pocos estudios en control gerencial han incluido el concepto de Ubicación de
Control, y muchos, si no todos, han examinado su relación con las dimensiones de
comportamiento gerencial relacionadas al presupuesto, tomadas como variables
dependientes o independientes, produciendo resultados significativos, los resultados
sugieren que esta variable debe de ser incluida en investigaciones futuras sobre
comportamiento gerencial. Aún más, un volumen considerable de investigación en el área
organizativa sugiere que el instrumento sobre Ubicación de Control, interno-externo,
43
desarrollado por Rotter [1966], es el instrumento más usado para medir la Ubicación de
Control [Jennings y Zeithami, 1983; Spector, 1982; Joseph y Cook, 1981; y Robinson y
Shaver, 1973].
RESUMEN
La unidad de análisis de este estudio es al nivel individual gerencial. Por consiguiente, como
lo sugieren los estudios discutidos, la incertidumbre ambiental percibida es la variable
independiente clave que debe de ser examinada como un sustituto para el ambiente
externo.
Más aún, la variable de personalidad, Ubicación de Control, ha sido identificada como una
importante variable en la explicación del comportamiento humano en organizaciones
[Spector, 1986]. Por lo tanto, puede también ser un predictor importante del comportamiento
gerencial relacionado al presupuesto. Pocos estudios de investigación han examinado el
impacto de esta variable de personalidad en los sistemas de control gerencial, y la mayoría
de ellos se han concentrado solamente en la relación participación-rendimiento.