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Sábado 25 de marzo de 2023.

REFLEXION: SOCIEDAD ADOLESCENTES


TEMPLO: SILOE PUEBLA

PIZZA Y AMIGOS

ROMPE HIELOS
(Colocar papeles con su nombre en un recipiente) Al azar responderán las siguientes preguntas:

1. ¿Qué fue lo más gracioso que te pasó en esta semana?


2. Si tuvieras el poder de regresar al pasado ¿Qué cambiarias?
3. ¿Qué es lo que más te gusta hacer con tus papás o abuelos? ¿Por qué?
4. ¿A qué persona admiras?
5. ¿Qué es lo que más disfrutas hacer?

¿Les está gustando esta plática o ya nos metemos?


Bueno, pues hoy quise hacer esta dinámica para reflexionar sobre algo bien especial que estamos por conmemorar. Ustedes
ya han escuchado hablar o ayudar incluso de la “Cena del Señor”.

¿Saben que es? Platíquenme.

Bueno, para los que no saben les platico brevemente. La Cena del Señor es una conmemoración/celebración que la Iglesia
hacemos anualmente. El día va variando, de acuerdo al calendario hebreo es el 14 de Nissan (Marzo-abril).
En esta celebración recordamos aquel momento en que Jesús previo a la celebración de la pascua, llama a sus discípulos y
les pide organizar una cena. Esta celebración la hace Jesus previo a que sea aprehendido y crucificado. (Lucas 22:7-23)

En esta celebración, ustedes se darán cuenta que todos los miembros que son bautizados consumen un pan especial (pan
sin levadura) y jugo de uva. Estos alimentos son solamente para simbolizar la carne de Cristo (pan) y su sangre (jugo), tanto
su cuerpo y su sangre que fue ultrajado y derramado para el perdon de nuestras faltas. ¡Eso es lo que recordamos cada
año! Cada persona adulta que participamos de esto, le damos un valor muy importante, ya que es un recordatorio del
sacrificio que hizo Jesús por nosotros, pero también reafirmamos el compromiso que hicimos con Él en nuestro bautismo,
de vivir una vida guiada por Él. Este es uno de los propósitos de la conmemoración de la cena, pero no es el único. ¿Saben
cuál es el otro?

Se dieron cuenta que al principio, les empecé a hacer unas preguntas, y nos reímos, nos entristecimos, mostramos muchos
sentimientos ¿cierto? Incluso tuvimos de apoyo entre nosotros verdad.

Pues, así como Jesús organizó una cena con sus discípulos. Hoy quisimos organizar esta pequeña comida con ustedes. Para
compartir con cada uno el alimento, la bebida, pero también compartimos nuestra compañía, nuestro tiempo, nuestra
atención y sobre todo nuestro apoyo. Justo eso fue lo que hizo Jesús, Jesús les dijo a sus discípulos cuando les dio el pan:
“Coman, este es mi cuerpo”. “Tomen, esta es mi sangre”. Cuando Jesús dijo estas palabras, hizo algo trascendente: les
ofreció su vida, su amistad; su amor. Compartir la mesa con alguien en aquella época, era aceptarle, hacerlo como un igual.

Cuando tú te sientas a la mesa con tus amigos en la iglesia, con tu grupo de adolescentes, con tu iglesia o con tu familia,
los haces tus iguales. No importa si lo que hay delante de ustedes es una pizza, pollo con mole, unos tamales o un pedazo
de pan con jugo de uva; lo que importa es el amor que experimentes con las personas que te rodean.

Por eso, aunque no estés bautizado, aunque no comas del pan y el jugo, tú ya eres parte de la mesa de Jesús
(simbólicamente), Él ya te invitó y te hizo parte de su vida. Ahora te toca compartir esa misma vida con aquellos a quienes
amas, lo merezcan o no.

La Cena del Señor es un acto especial para la Iglesia, pero lo que hace que sea especial no es en sí mismo lo que el cuerpo
ingiere, sino el amor entre aquellos que la comparten. Esto es la comunión en la mesa del Señor. ¡Ven, la mesa te espera!

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