Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
MI PREGUNTA
¿Cómo se manifiesta la misericordia en la historia de la salvación? ¿Cuál es el rol de
María?
TÍTULO
La misericordia de Dios en la historia de la Salvación proclamada por María en el
Magnificat.
BIBLIOGRAFIA
1. “La misericordia divina y el misterio de María”. Una reflexión en torno al
Magnificat. Antonio Aranda Universidad de Navarra. Estudios Marianos 83
(2017) 155-183
PRIMERA FICHA
“La misericordia divina y el misterio de María” Una reflexión en torno al Magnificat.
Antonio Aranda. Universidad de Navarra. Estudios Marianos 83 (2017) 155-183.
“María, en efecto:
Por la elección que Dios ha hecho de Ella y por su libre asentimiento es, en primer lugar, Testigo
eminente de la misericordia divina.
En segundo lugar, (…) María, Madre de Cristo, es también misteriosamente, y así ha de ser llamada,
Madre de la misericordia (…)
En tercer lugar, por la función espiritual que el Hijo asigna a su Madre en el Calvario, ligada de modo
indefectible a su misión materna, María es también, de modo permanente, singular colaboradora en la
restau //ración de la vida sobrenatural de las almas, o también cabría decir Canal o conducto de la
misericordia divina”. (cf. 155-156)
Testigo – Madre – Canal. Tres características de María que la hacen partícipe activa en
la Historia de la salvación poniendo de relieve la misericordia, atributo del Padre.
Tras unas referencias preliminares al significado teológico de la plena revelación de Dios, en Cristo,
como Padre misericordioso, analizaremos la relación del misterio de María con la misericordia divina en
cada uno de los tres ámbitos mencionados4, y ofreceremos unas perspectivas de trabajo. (cf. 157)
Interesante en la nota: «Deseo acercarme al misterio de María dando tres pasos: en primer lugar, su
elección aparece como obra pura de la misericordia de Dios; después, el camino de la fe de María como
“escuela de misericordia” y, por último, su ser perfecta Madre de la Misericordia, a la que podemos
dirigirnos en todas nuestras necesidades».
Retomando el autor al que hago referencia para el trabajo, en la página 158 afirma:
“(…) la misericordia divina es el amor de Dios, que se vuelca sin medida en favor de la criatura amada en
cuanto herida por el pecado y desordenada respecto a su único fin sobrenatural, para el que ha sido
creada y elevada”.
María, la elegida y más amada no puede no gozar de la participación más elevada a los
atributos de Dios…
(…) le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados», Mt 1, 21). «El Dios que
es magnificado y en el que se alegra María no es sólo Kyrios y Theós, sino también Sotér, Salvador: más
aún “mi Salvador”. El Magnificat es un canto a Dios-Salvador; el tema de la salvación tiene en él una
importancia fundamental». La salvación, en efecto, además de estar en el centro de la obra de Lucas, es
el motivo fundamental del Magnificat, que celebra al Dios Salvador.
Reconociendo en sí misma la acción misericordiosa del Padre acepta el proyecto de
Dios y su colaboración en el proyecto de salvación desde una nueva perspectiva: la
misericordia. «Y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le
temen» (Lc 1, 50).
San Lucas ha situado, en efecto, el Magnificat, y los otros cánticos del evangelio de la infancia, en el
inicio de la salvación, pero contemplando todo desde la salvación ya realizada, esto es, desde una
perspectiva postpascual. (p. 165)
«María recapitula en el Magnificat la entera historia de la salvación, describiéndola como una historia
de la compasión divina. (…) Con la elección y vocación de María para ser la madre del Salvador, esta
historia entra en su fase determinante, en su fase definitiva» W. Kasper, La misericordia, cit., 202.
Aunque el Verbo encarnado no pueda ser llamado, hablando con propiedad, la misericordia divina
encarnada, sí es cierto que la revelación de su misterio es la plena manifestación del misterio del Padre y
de su amor misericordioso por el hombre. En ese sentido, el Verbo encarnado, muerto y resucitado es la
manifestación histórica plena de la divina misericordia, y desde esa perspectiva, María es Madre de la
misericordia realizada en la historia (Mater Misericordiae).
a) María es Madre de la misericordia por ser la Madre del Verbo encarnado, portador de la misericordia
divina; b) es Madre de la misericordia por ser la Madre del Redentor, en cuyo sacrificio se derrama sobre
nosotros la misericordia divina. (p. 170)
Cabe añadir que ella «es la que conoce más a fondo el misterio de la misericordia divina; sabe su precio
y sabe cuán alto es» (p. 170)
La Madre de Cristo ha podido comprender que la encarnación en ella del Verbo es la expresión de lo
más profundo que hay en Dios: la misericordia (…) (p. 171)
En los designios divinos, la encarnación es la manifestación más alta de lo que hay escondido en el
Corazón de Dios: la misericordia infinita.
Como señala Schönborn: «María no nació como “Madre de misericordia”, sino que se convirtió en ella.
“Avanzó en la peregrinación de la fe” (Lumen Gentium, 58). Su camino es modelo para nosotros, para
alcanzar misericordia y para apropiárnosla» (p. 171).
Madre, pues, de la misericordia, como Madre que es del Verbo encarnado. (p. 171)
¡Con que inimaginable hondura captaría ella que el Dios misericordioso, asociándola a la obra del
Salvador, la llamaba a ser Madre de la misericordia! (p.171)
María, por la función espiritual que el Hijo le asigna en el Calvario, ligada de modo indefectible a su
misión de Madre del Salvador, es para siempre colaboradora en la restauración de la vida sobrenatural
de las almas (…) p. 173)
Es para siempre colaboradora…
(…) es instrumento singular del desbordamiento de la misericordia paterna de Dios en favor nuestro.
“A ella la encontramos desde el principio movida a misericordia, en las bodas de Caná de Galilea, donde
suscita con su intercesión el comienzo de los milagros de Jesús; y la encontramos también atrayendo,
antes de Pentecostés, la misericordia divina al implorar con sus oraciones el don del Espíritu, que en la
Anunciación la había cubierto con su sombra”. (A. Aranda cita Lumen Gentium, n. 59)
La Madre del Verbo encarnado y redentor, Madre de misericordia, ha sido también constituida en canal
de la misericordia divina.
María, como Madre de Misericordia, es también Medianera de todas las gracias. Ella, que es la que ha
recibido, por encima de todos, la misericordia divina, es también la Madre que consigue la misericordia
para nosotros. Misericordia que tie // ne por objeto principal, ante todo, la victoria sobre el pecado, la
gracia de la conversión. (p. 176-177)
«María es, de todas las criaturas, la que corporeiza el evangelio de la misericordia divina de la forma
más pura y bella. (…) De este modo, justamente a la vista de las actuales circunstancias vitales, con
frecuencia deficientes, y de la a menudo tan plena comprensión de la vida, María puede ser tipo y
resplandeciente modelo de una nueva cultura de la misericordia. (p. 182).