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Lo holístico y la interculturalidad en educación

Noemi Roselia Olivier Pinto

El nuevo paradigma en la ciencia llamado holismo o integralismo es

un enfoque centrado en el todo y generalmente, en el modo de

comprender el mundo y al ser humano. Perspectiva que se inspira

en la psicología de la forma o Gestalt. La característica más

llamativa de este paradigma es la nueva manera de concebir las

estructuras, la organización, la interrelación de las partes en un

todo. Bajo tal perspectiva, la vida y el universo se nos presentan

como meta-estructuras interconectadas que pueden evolucionar.

Para ejemplificar esta característica; existe una historia relacionada

con unos ciegos que se hacían una idea de lo que era un elefante

de acuerdo con la parte que tocaban de él: uno lo comparaba con

una palmera; otro, con una cuerda; otro más, con un abanico, etc.;

según sus manos exploraban una pata, la cola, una oreja u otras

partes del animal. Esta historia nos permite ilustrar el florecimiento

en el espíritu de nuestro tiempo de una comprensión cada vez más

generalizada de que el todo es, efectivamente, algo más que la

suma de sus diversas partes. Tal perspectiva sobre el mundo es,

sin duda, reflejo de un proceso vivo: si en el ámbito intelectual

estamos en una época de holismo, en términos más generales


puede decirse que estamos en una era de visión global. No sólo nos

hemos vuelto más interdisciplinarios, más ecuménicos, más

interculturales, sino que cada vez más vamos sintiendo la

necesidad de tornarnos como personas completas en un mundo

unificado.

La educación holística, como el enfoque holístico de la realidad en

general, es parte de esa tendencia que está en marcha, misma que

se preocupa por atender lo cognitivo, lo conativo al igual que lo

afectivo. Fue Rousseau padre del romanticismo, el primero en

llamar la atención sobre la importancia de la educación de los

sentimientos. Luego otros, como Dewey, María Montessory y

Piaget pusieron el acento en el aprendizaje a través de la acción.

Por otra parte, Steiner y las escuelas Waldorf, nacidas de su obra,

insisten en el desarrollo de la intuición y en lo que ahora llamamos

educación transpersonal. En relación a la educación transpersonal,

hacia el final de su vida, Abraham Maslow, uno de los principales

precursores de la psicología humanista, llamó la atención sobre

posibilidades que iban más allá de la autorrealización y en las

cuales el individuo trasciende los límites habituales de la identidad y

la experiencia. A decir de Diesbach (2003), en 1968, Maslow

expresó:
Considero a la psicología humanista, esta tercera fuerza Psicológica,
como algo transitorio; como un allanamiento del camino hacia una Cuarta
Psicología, aún más “elevada”, una psicología transpersonal,
transhumana, centrada en el cosmos más que en las necesidades y el
bienestar del ser humano, una psicología que trascienda la naturaleza del
hombre, su identidad, su autorrealización, etcétera (1988, p. 68).

Según Diesbech (Ibíd.),

Los puntos centrales de la psicología humanista hacen énfasis en la


experiencia consciente, la creencia en el comportamiento y la totalidad de
la naturaleza humana. Su enfoque fue principalmente en la voluntad libre,
la espontaneidad, el poder creativo del individuo y el estudio de todo lo
relevante de la condición humana (pp. 57-59).

A pesar de que la psicología humanista no ha transformado a la

psicología como un todo, ha ayudado a adoptar métodos de terapia

que hacen énfasis en la autorrealización de las personas, en la

responsabilidad personal y libertad de elección así como en la

consideración de la persona en la totalidad de su contexto familiar,

profesional y social.

Más recientemente, el movimiento del potencial humano ha

inducido a experimentar en la educación del ámbito afectivo. La

educación holística propone reunir todas esas voces dispersas, en

un proyecto que pretendería abarcar la totalidad de la persona:

cuerpo, emociones, intelecto y espíritu.

Aparte de llamarse holística por el sentido de pretender educar a la

persona entera, considero que la educación debe denominarse

holística también por perseguir una integración de los

conocimientos, por su interés en la integración intercultural, por su


visión planetaria de las cosas, por su equilibrio entre teoría y

práctica, por colocar su atención tanto en el futuro como en el

pasado y en el presente; un asunto particularmente crítico ha de

ser, naturalmente, el equilibrio socio-afectivo devenido interacciones

“paternas”, “maternas”, “filiales” y con las demás personas.

Claudio Naranjo (2004), plantea que

…una educación orientada al individuo entero está de por sí orientada


hacia la totalidad mas vasta, es una educación para un mundo unificado.,
y también por lo saludable que puede resultar el acentuar
específicamente la finalidad metapersonal. Esta es una idea inspiradora:
si nos hacemos conscientes de lo mucho que necesitamos una educación
orientada hacia la paz y hacia la unidad mundial, tal vez esa conciencia
pueda suscitar la capacidad de contribución creativa correspondiente a
esa finalidad (pp.154).

Un individuo no puede verdaderamente considerarse completo si

carece de una visión incluyente del mundo, si no posee un

sentimiento de hermandad. Necesitamos una educación que lleve

al individuo hasta ese punto de madurez en el que, elevándose por

encima de la perspectiva aislada del propio yo y de la mentalidad

tribal, alcance un sentido comunitario plenamente desarrollado y

una perspectiva planetaria. Necesitamos una educación del yo

como parte de la humanidad, una educación del sentimiento de

humanidad. El despertar espiritual que forma parte de nuestro

destino potencial no supone solamente el nacimiento del “yo”, sino

también el alumbramiento del “tú”. El nacimiento del Ser supone el

nacimiento del “yo-tú”, el alumbramiento del sentido del “nosotros”.


El alumbramiento del “tú”, en este caso, implica el reconocimiento y

aceptación del otro, con su Ser, sus sentimientos, su cultura, etc. La

reciprocidad al respecto significa el advenimiento del “nosotros”,

cuyo proceso conlleva esta perspectiva de interculturalidad bajo una

visión holística que aquí sustento.

BIBLIOGRAFÍA

DIESBACH, Nicole. (2003). Psicología para el nuevo milenio. Hacia una


psicología humanista y transpersonal. México: Yug.

NARANJO, Claudio. (2004). Cambiar la educación para cambiar al


mundo. España: La llave.

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