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EL DIVINO BOMBARDEO DE BOVINOS

(EL MAL: UNA UÑA ENCARNADA EN EL PIE DE DIOS)

Christián Carman, Agustín Echavarría e Ignacio Garay

El mal no existe

Agustín: Me parece que el año pasado me embaucaste con el tema del mal. No sé que
argumentos rebuscados me pusiste pero el hecho es que hay mal y eso no puede
explicarse con un Dios bueno y todopoderoso. Si es bueno ¿por qué permite el mal? Si
es todopoderoso ¿por qué no lo evita?

Christián: A ver, dame un ejemplo.

Agustín: Bueno, el otro día vino el gato de mi vecino, entró por la ventana, se comió a mi
hámster y se volvió a escapar.

Christián: Pero eso es lo mismo que el clásico ejemplo del león que se come al ciervo.
¿qué tiene de malo?

Agustín: Que era mi hámster. Lo crié de chiquito y le enseñé a leer portugués.

Christián: ¿Cómo que leía portugués?

Agustín: Sí, lo que pasa es que leía pero no hablaba.

Christián: Bueno, será un mal para vos, pero evidentemente es un bien para el gato de tu
vecino, y para tu vecino. Y a su vez, probablemente, al gato de tu vecino se lo coma el
dogo de la otra cuadra y así todo contribuye al bien del universo.

Agustín: Bueno, pero no deja de ser un mal para mi hámster; y para mí.

Christián: Así como la música necesita silencios para lograr la armonía, así como la
pintura necesita tonos oscuros para resaltar más los claros, así el universo necesita
ciertos males relativos para resaltar el bien del todo.

Agustín: ¡Ah! ¿cómo al hombre que le cortan una pierna para evitar que la gangrena se
propague y termine acabando con todo el cuerpo?

Christián: Sí, exactamente.

Agustín: Bueno, pero a mí me tocó ser la pierna, no el resto del hombre. Yo no soy parte de
un todo, tengo individualidad, tengo conciencia, busco mis propios fines, no soy sólo un
engranaje de algo mayor.

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Christián: El problema es que vos planteás una falsa dialéctica (una falsa oposición) entre
tu bien y el del todo: el bien del todo es tu mayor bien.

Agustín: ¿A ver, un ejemplo?

Christián: Te doy dos: Primero: cuando en el mundial Bielsa sacó a Verón porque no
estaba rindiendo. En una mirada superficial puede parecer que es un mal para Verón,
pero él se hubiera beneficiado con el bien del equipo: si el equipo hubiese salido
campeón. Segundo: si para construir una autopista necesitan tirar abajo tu casa, en un
principio te puede parecer un mal, pero también vos te beneficiás porque podés llegar
más rápido.

Agustín: Primero: no salimos campeones, segundo ¿a dónde puedo ir más rápido si no


tengo casa? Y tercero: qué tienen que ver esos ejemplos con el de mi hamster. ¿en qué
me beneficia que se lo hayan comido?

Christián: Eso contribuye a la cadena alimenticia y gracias a esa cadena vos podés comer.
Si todos quisieran salvar a sus animales, no habría comida.

Agustín: Bueno, pero reconozcamos que no todos los males son así: donde pierdo algo para
ganar algo mejor: hay veces en las que pierdo algo muy importante y lo que gano es
ridículo: por ejemplo: Stephen Hawking: que quedó cuadripléjico y eso le permite tener
más tiempo para leer, pero evidentemente el mal es mucho mayor que el bien obtenido.
Y no me vengas con que eso contribuye con el comercio de las sillas de ruedas. Y hay
casos mucho peores en los que no se beneficia nadie, como por ejemplo con la muerte de
un niño inocente. Podrás decirme que con la muerte de un culpable se reestablece la
justicia universal, pero ¿a quién le sirve que un niñito de dos meses de vida en Bosnia,
desnutrido, sea descuartizado por los perros cuando todavía vive?. ¿Vale acaso la
armonía del universo el sufrimiento de un solo inocente...? Me parece que en todo caso
el precio es demasiado alto si esa armonía se construye sobre los cimientos del dolor y la
muerte. ¿Y además, quién puede obtener un bien, por ejemplo, de que se me caiga un
piano en la cabeza?

Christián: Bueno, con eso nos beneficiaríamos todos. Hasta vos que te librarías de seguir
cargando con tu triste existencia.

Dios no existe

Agustín: No en serio: no puede tomarse a la ligera el tema del mal: el mal existe y es
terrible. ¿Cómo puede un Dios bueno y poderoso permitir que descuarticen a un
inocente, que violen a una monja, que se me encarne una uña? Evidentemente no puede
haber un Dios, Dios no existe. (recapitulemos: reconocemos que el mal es una realidad y
no podemos negar que Dios y el mal sean incompatibles: entonces Dios no existe.)

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Christián: Pero pará, estamos hablando del mal y todavía no sabemos que es, porque de
Dios ya sabemos que es omnibondadoso y omnipotente, pero todavía no definimos qué
es el mal. Analicemos un poquito esa idea.

Agustín: A ver, ¿Por qué es un mal que me falte una pierna?

Christián: Y, porque me falta algo que debería tener.

Agustín: O sea, ¿El mal está en la pierna o en la ausencia?

Christián: En la ausencia.

Agustín: Entonces el mal es la ausencia

Christián: No, porque yo no tengo alas, es una ausencia y no es un mal.

Agustín: Pero es distinto: el mal es la ausencia de algo que deberías tener, como dice San
Agustín. Pero vos no deberías tener alas y sí piernas. No tener alas puede ser malo para
una paloma.

Christián: Pero un tumor es algo que tengo, no que me falta (como la pierna), un cálculo en
un riñón, un balazo en el estómago, un hacha en la cabeza, un virus o una bacteria. El
mal no siempre es la ausencia de algo. Ahí el mal consiste en que tengo algo, no en que
me falta. El mal es algo real ¿qué diferencia hay entre un embarazo y un tumor? No que
en uno algo falta y en el otro está, en los doy hay algo, pero el niño es algo bueno y el
tumor es malo.

Agustín: Pero ¿por qué un hijo es bueno y un cálculo, un tumor, una bala, un hacha, virus,
una bacteria es malo? ¿Por qué es mala la bala? ¿O el hacha? ¿Es mala en sí?

Christián: No, es mala porque se te mete adentro, porque te quita la salud.

Agustín: Bueno, entonces, de nuevo: el mal es la ausencia de la salud, algo que debería
estar y no está. No la bala en sí.

Christián: Bueno, reconocemos que el mal es una privación de un bien que debería estar.
Pero para que haya un bien que debería estar, debe haber un orden que diga justamente
qué es lo que debería haber. Y el año pasado demostramos que si hay orden el mundo es
porque hay un Ordenador.

Agustín: Concedo.

Christián: Y además, es cierto que el mal es un problema difícil de resolver, pero si negás a
Dios, te quedás sin un principio explicativo mucho más fecundo que el mal. Dios te
explica la creación, el orden, el bien, la existencia, etc. El mal no puede explicarte nada
de eso. No es cuestión de sacar a Dios y poner al mal.

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Agustín: Pero, ahora que pienso un poco más, si decimos que el mal es ausencia, estamos
volviendo a lo de antes, que el mal no existe, le estamos quitando importancia, peso.

Christián: No. Que sea privación no quiere decir que no exista en el sentido de que no
tenga fuerza o no sea terrible: es terrible, pero por el bien que debería estar y no está. No
estamos banalizando el tema, no estamos diciendo que el mal no es algo terrible, es
terrible, pero es terrible justamente porque es ausencia de un bien que debería estar. Y
cuanto más importante es el bien que falta, más pavoroso es el mal: justamente porque
una pierna es más importante que el cabello, es peor perder una pierna que quedarte
pelado.

Dios no es Todopoderoso, el mal es necesario

Agustín: Perfecto, entonces, necesitamos a Dios, para explicar el mal, porque el mal
implica que haya un bien debido y el bien debido que haya orden; y el orden supone a
Dios. pero no todo es orden porque hay bienes que faltan; por lo tanto Dios no lo puede
todo. Con la existencia de Dios explicamos el orden y con el límite de su poder
explicamos por qué hay mal: hay cosas que se le escapan. Por eso no nos queda otra que
asumir que Dios existe pero no es todopoderoso, no lo puede todo, concretamente no
puede evitar el mal.

Christián: Bueno, pero si no lo puede evitar, ¿el mal es necesario?

Agustín: Sí.

Christián: Pero si el mal es necesario, no es mal.

Agustín: ¿Por qué?

Christián: Y porque si el mal es necesario y es ausencia de un bien, ese bien


necesariamente tiene que estar ausente, pero si está necesariamente ausente no podemos
decir que “debería estar”, por lo tanto no es un bien debido, por lo tanto no hay
privación, por lo tanto no hay mal. Por ejemplo que el hombre no tenga tres piernas es
una ausencia necesaria, pero no es un mal, y que algunos hombres no tengan una pierna
es una privación, pero no es una ausencia necesaria. Además ¿qué quiere decir que Dios
no es todopoderoso?

Agustín: Y que hay cosas que no puede hacer.

Christián: ¿Por ejemplo?

Agustín: ¿Tiene Dios la capacidad de hacer un triángulo cuadrado? ¿Puede hacer un


pedazo de hielo no congelado? ¿Puede hacer que un hombre con dos pies tenga sólo
uno? ¿O que un pájaro que esté volando no esté volando? ¿Puede Dios crear un Dios
más poderoso que Él?

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Christián: No, evidentemente no puede hacer nada de esto pero porque estas cosas son
contradictorias es decir, son lógicamente imposibles. Dios puede hacer todo lo
lógicamente posible. Eso no quiere decir que no es omnipotente, no sería omnipotente si
no pudiera hacer cosas posibles. No puede hacer algo imposible, justamente porque es
imposible. No poder hacer algo imposible no es una limitación a su poder pues es,
justamente, imposible no porque a alguien le falten fuerzas para hacerlo (entonces sí
Dios no sería omnipotente) sino porque es contradictorio. Un triángulo por definición
tiene tres lados, si tiene cuatro no es un triángulo, un pedazo de hielo no congelado es
imposible, alguien no puede tener dos pies y sólo uno al mismo tiempo, un pájaro no
puede estar y no estar volando y un Dios creado también es contradictorio porque en la
misma noción de Dios está el no ser creado.

Agustín: De acuerdo, Dios puede hacer sólo aquello que es lógicamente posible, pero
¿Puede Dios crear una roca tan pesada que él mismo no pueda levantar? No parece
lógicamente imposible que alguien cree una piedra que él mismo no pueda levantar, yo
podría hacerlo y Dios no podría. Ahora, si yo puedo hacer algo que Dios no puede, no
me vengas con que Él es todopoderoso. Yo tengo más poder que él.

Christián: ¿Por qué Dios no podría crear una piedra tan pesada que él no pueda levantar?

Agustín: Hay dos posibilidades: si puede crearla (como yo) no puede levantarla, (como yo).
Pero si no puede levantarla no es todopoderoso. Y si no puede crearla tampoco es
todopoderoso.

Christián: Eso, aunque disfrazado también es una contradicción lógica porque le estamos
pidiendo a Dios que levante una piedra que él mismo hizo de tal manera que no pueda
levantar: implicaría una contradicción en Dios.

Agustín: A ver, te doy otro ejemplo. No es lógicamente imposible que alguien piense en
Dios sin pensar en sí mismo. ¿Verdad?

Christián: Sí, no es lógicamente imposible porque nosotros podemos hacerlo: a veces


cuando rezamos.

Agustín: Pero Dios no puede pensar en Dios sin pensar en sí mismo, por lo tanto hay algo
lógicamente posible que no puede hacer.

Christián: Pero estás haciendo trampa: es lógicamente imposible que Alguien piense en sí
mismo sin pensar en sí mismo: Dios no puede pensar en sí mismo sin pensar en sí
mismo y vos no podés pensar en vos sin pensar en vos.

Agustín: O.K. Dios no puede hacer lo lógicamente imposible, pero ahora tenés que
mostrarme que es un imposible lógico que exista un mundo sin mal: que un mundo sin
mal es como un círculo cuadrado.

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Christián: ¿Por qué? Porque si hay libertad hay mal. La libertad (finita) implica la
posibilidad de cumplir con la voluntad de Dios, pero también de no cumplirla. No
cumplirla es el mal. Ergo, en un mundo con libertad, el mal existe. Eso quiere decir que,
si Dios quería al hombre libre, tenía que permitir el mal. Que es lógicamente imposible
un mundo con hombres libres y sin mal.

Agustín: ¿Pero todo el mal depende de la libertad del hombre?

Christián: No, están también los males físicos pero esos sí son males relativos, como ya
vimos: que un león se coma a un ciervo.

Agustín: Pero a veces se comen a los hombres. Y eso es más difícil de explicar. O el
hambre en África, no parece fruto de la libertad del hombre, o una inundación, o un
terremoto, el cáncer, el sida, la diabetes, un paro cardíaco, la insuficiencia renal, la
impotencia ¿Qué tiene que ver todo eso con la libertad del hombre?

Christián: Si un león se lo come es porque el hombre fue descuidado. No hay leones


caminando por la calle. Y el león no es más inteligente que el hombre, siempre podría
haberlo evitado: si no lo hizo, no quiso hacerlo y ahí hay libertad; el hambre en el
mundo es culpa de la libertad de los que no distribuyen con justicia el dinero, una
inundación ocurre por hacer las casas al borde del río, o por no invertir lo suficiente en
obras de infraestructura. Un terremoto... si el hombre, en vez de invertir tanto en la
carrera armamentista, invirtiera en investigar los terremotos, ya podríamos controlarlos.
Y además, todo el mundo sabe que en California o en San Juan hay terremotos, si te vas
a vivir a San Juan es tu culpa, lo mismo pasa en Perú con los aludes de barro...

Agustín: Ya entiendo a que aludes.

Christián: ... Y lo mismo con las enfermedades...

Agustín: Conclusión: es cierto, en el fondo todo el mal es culpa del hombre. Y nosotros le
echamos la culpa a Dios. Y, si Dios evitara los males producidos por la libertad del
hombre, el hombre no sería libre, es como un círculo cuadrado el hombre libre y la no
existencia del mal. Las cosas son buenas, pero es el hombre el que las usa mal. Y no se
le puede echar la culpa a Dios, como no se le puede echar a un fabricante de autos si
alguien se mata por exceder la velocidad permitida. Entonces, el mal es permitido por
Dios, pero no querido.

[Agustín: No podés ni pasar diapositivas]

[Ignacio: y antes que hablar pavadas como ustedes dos, prefiero pasar diapositivas. Y lo
peor de todo no es que ustedes digan pavadas, lo peor es que haya gente que los venga a
escuchar.]

[Agustín: ¿Por qué decimos pavadas?]

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Dios no es bueno

Ignacio: Lo que ustedes dijeron está lleno de errores.

Primero: Dios podría respetar la libertad del hombre cuando elige hacer el mal, pero evitar
que ese mal se concrete. Por ejemplo Dios podría permitir que alguien quiera robar, pero
antes de que lograra hacerlo podría hacerlo tropezar y que se desnuque contra el piso. O
que si alguien me dispara, Dios desvíe las balas; podría Dios hacer que a los ricos
egoístas se les pierda plata y que la encuentren los pobres, desviar las inundaciones,
soplar los volcanes, etc…

En segundo lugar aún cuando la libertad justificara la presencia del mal, justificaría solo
una mínima presencia. Si vos fueras Dios, si pudieras hacer el mundo que quisieras, ¿No
habrías hecho uno mejor, sin tanto mal? Y si vos lo hubieras hecho, por qué no Dios.
¿Un mundo con leones vegetarianos, un mundo sin mosquitos? ¿Y el dolor? ¿Por qué
existe el dolor? Sí, podrán decirme que sirve para advertirme que algo me está dañando,
pero ¿No me lo podría advertir de una manera más amable? No sé, podría aparecerme un
cartelito en la panza, o que se me prenda una luz colorada en la nariz o un sonido de
campana en mi oído. Hay infinitas maneras de advertir, y de todas, el dolor es la peor.

Tercero, no hay duda de que hay catástrofes imprevisibles que dependen en alguna medida
de la libertad del hombre: ustedes recordarán aquel tragicómico episodio en el que, en
plena ciudad de Buenos Aires, una anciana descuidada dejó caer por el balcón a su
perro, el cual impactó sobre el cráneo de un transeúnte matándolo instantáneamente,
mientras por la calle un automovilista, por distraerse con tan extraño suceso, perdió la
vida al chocar contra un poste, y la anciana, al observar todo lo ocurrido falleció de un
paro cardíaco. Evidentemente todo podría haberse evitado si la mujer hubiera sido más
cuidadosa. Recordarán también aquel no menos extraño acontecimiento que tuvo lugar
en el pacífico sur, cuando un avión de carga ruso, ocasionalmente cargado de ganado, al
verse obligado a disminuir la carga por falta de combustible, decidió arrojar al vacío las
reses, una de las cuales, cual bomba bovina, perforó al caer el casco de una embarcación
china cuyos tripulantes afirmando en chino: “esta vaca me cayó como una bomba”,
entregaron su amarillo espíritu a Poseidón. Es cierto que en estos casos intervino la
libertad del hombre, pero hay otras catástrofes en las que la libertad del hombre no
interviene para nada. Ejemplos sobran: nadie prever que un rayo le parta la cabeza, o que
un árbol lo parta al medio.

Cuarto: Uds. dijeron que el mal era sólo el mal uso que hacía el hombre las cosas buenas
creadas por Dios. Pero en realidad también hay casos en los que claramente es Dios el
que usa mal su creación, o la usa para el mal, que es lo mismo: cuando manda un
terremoto, o un rayo o un asteroide. Por eso no es cierto tampoco que simplemente Dios
permite el mal. En algunos casos sí lo permite pero el que lo quiere es el hombre: pero
en otros es el mismo Dios el que lo quiere, porque no interviene otra libertad.

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Quinto: No es cierto que la libertad implica necesariamente la existencia del mal. Implica
la posibilidad del mal, pero no la existencia. Ser libre implica poder hacer el mal, pero
no necesariamente hacerlo. De hecho, el mundo antes del pecado de Adán, era un mundo
libre, pero sin mal. Es más: si la libertad implicara necesariamente hacer el mal, no sería
libertad porque estarías obligado a hacer el mal.

Agustín y Christián: ¿Y entonces? ¿Qué pasa con Dios y el mal?

Ignacio: No pasa nada, no hay ningún problema. El problema existiría entre un Dios bueno
y la presencia del mal. Pero ¿Quién dijo que Dios es bueno? Un Dios bueno es un
invento de ustedes, y por lo tanto el problema es de filosofía ficción. El Dios real, el
verdadero, es el del Antiguo Testamento que echa a Adán del Paraíso, manda un diluvio
infernal del que sobreviven unos pocos, quema Sodoma y Gomorra, le pide a Abraham
que mate a su hijo, le manda las plagas a Egipto, los tuvo a los Judíos muertos de
hambre durante cuarenta años en el desierto, a Moisés no lo dejó llegar a la tierra
prometida, a Job le arruinó la vida por orgullo, porque no quería perder la apuesta que
hizo con el diablo (es cierto que después le puso un libro en la Biblia...), mató a los
primogénitos de Egipto y muchas cosas más. Evidentemente el Dios verdadero no es
bueno, y así se soluciona el problema.

Agustín: No, pará. Una cosa es que Dios castigue y otra que sea malo. Dios castiga como
un padre. De hecho un padre que no castigara cuando debiera no sería un buen padre.

Christián: No me parece cierto, porque un padre que le tiene que pegar a un hijo, no es un
buen padre. Un padre perfecto, Dios, debería educar sin hacer el mal.

Ignacio: y eso es lo de menos: ¿Qué le enseña Dios a un chico de dos meses matándolo de
hambre?. Él dijo que no hay que matar, y mata. El problema del mal no es que Dios
castiga a los que se portan mal sino que Dios se porta mal.

Agustín: Pero Dios no puede ser malo. Si el mal es la ausencia de un bien debido y lo que
se debe depende del orden creado por Dios. El mal es lo que se opone a lo que Dios
quiere, que es ese orden: por lo tanto Dios no puede querer el mal, no puede ser malo.

Ignacio: Pero entonces cómo resuelven las 5 objeciones que les puse:

Agustín: La primera es una pavada porque si Dios evitara la concreción de la acción mala,
entonces no respetaría la libertad. Si nunca pudiera concretarse un pecado sólo habría
pecados de intención. Parece un mundo un poco absurdo. No se respeta la libertad
porque no se logra hacer la acción que uno quiere. Además, en esta situación habría que
reconocer que lo normal es el milagro, que Dios ande cambiando las leyes naturales todo
el tiempo para que no pase nada malo y nadie sufra.

Ignacio: Si bien no es necesario que Dios evite todas las acciones malas, podría evitar las
más tremendas. De hecho así lo hacemos nosotros. Cuando alguien comete muchos
males, lo enviamos a la cárcel para evitar que los siga cometiendo, es decir: le quitamos

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la libertad. ¿Por qué Dios no hace algo semejante? ¿Por qué no evita las acciones más
tremendas?

Christián: ¿y quién dijo que no las evita? ¿Cómo podemos saber si las evita, si las evita?

Ignacio: Bueno, yo no puedo saber las que evita, pero sí las que debería haber evitado y no
evitó. Por ejemplo el atentado del 11 de septiembre, la bomba de Hiroshima, el
hundimiento del General Belgrano.

Agustín: y la muerte de mi hámster.

Christián: Sí, pero eso nos parece tremendo porque Dios evita males mucho mayores que
nosotros no podemos ni imaginar. ¿Cuántas guerras nucleares habrá evitado en estos
últimos 50 años?

Agustín: Además, no es mucho más tremendo la bomba de Hiroshima que el


descuartizamiento de un niño por los perros, porque no se trata sólo de una cuestión de
cantidad. Cuando sufre una persona es como si sufriera un universo entero. Ahora, saber
por qué Dios evita ciertos males y no otros, eso preguntáselo a Dios.

Christián: ¿y cuál era la segunda objeción?

Ignacio: que la libertad podría explicar un mínimo de mal, pero que hay de hecho una
superabundancia de mal que no puede explicarse. Cualquiera de nosotros hubiera hecho
un mundo mejor. ¿Cómo la contestan?

Christián: Si a vos se te ocurren tan fácil mundos mejores ¿crees que a Dios no se le
ocurrieron?

Ignacio: Y si se le ocurrió uno mejor, ¿por qué no lo hizo? Porque es malo, como yo digo.

Agustín: No, pará. Dios no puede ser malo, acordate que es absurdo. Lo único que sabemos
es que Dios permite ciertos males que podría evitar y no sabemos por qué los permite.
Pero decir que es malo es suponer que los permite porque es malo, pero en realidad no
sabemos por qué los permite. Puede ser por otra razón.[,]

Ignacio: ¿Y cuál es la razón?

Agustín: Esa es la pregunta.

Christián: Ahora bien, las objeciones tres y cuatro de Ignacio parecen tener algo de verdad
porque no es posible culpar a la libertad del hombre de ciertos males. ¿Cómo lo
resolvemos? Porque nuevamente la bondad de Dios está en Jaque.

Agustín: No, porque permitir ciertos males no va contra la bondad de Dios. Porque esos
males que quiere, los quiere porque de ellos obtiene bienes aún mayores: como la

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solidaridad de un pueblo luego de un terremoto, o la conversión de la madre por la
muerte de un hijo.

Ignacio: Si Dios mata a un hijo para convertir a la madre, más que un Dios bueno, es un
desgraciado: es una jugada muy baja: pegarle donde más le duele. Recuerden la historia
de Job: cómo sistemáticamente lo va golpeando y golpeando, y sólo para ganarle una
apuesta al demonio... no me digan que ese es un Dios bueno...

Agustín: No sé, pero también es cierto que, si es todopoderoso, podría obtener los bienes
sin pasar por los males. ¿No puede hacer que la madre se convierta sin matarle un hijo, o
que la gente sea solidaria sin enterrar a la mitad de un pueblo bajo tierra? ¿O hacer
apuestas con el demonio acerca de otras cosas, como quién va a ganar el Apertura?

Ignacio: Y, además, si no pudiera, entonces esos bienes no valen la pena: si la única forma
de convertir a la madre es matando a un inocente, de que medio pueblo sea solidario sea
enterrando a la otra mitad, entonces esos bienes no valen la pena, son muy caros. El
sufrimiento de cualquier niño no vale una conversión. Aunque después se compense, ya
sufrió.

Agustín: O sea que lo que decís es que si pudiendo obtener los bienes por otro camino no lo
hace, es malo, y si no hay otro camino, esos bienes no valen la pena.

La existencia del mal es un misterio

Christián: Ese es el gran tema que plantea claramente la quinta objeción de Ignacio: el mal
no es necesario, y es realmente malo. ¿Por qué, entonces, pudiendo evitarlo Dios no lo
evita?

Agustín: Desde la filosofía no encontramos una respuesta. Pero además tenemos razones
para no encontrarla. Las preguntas: ¿Qué es el mal? ¿Qué es Dios? ¿La existencia de
Dios implica la no existencia del mal? ¿La existencia del mal implica la no existencia de
Dios? Son preguntas filosóficas que hemos respondido. Pero ¿Por qué Dios hace algo?
Eso no lo sabemos pero sabemos, desde la filosofía, por qué no lo sabemos. Porque sería
meterse en las profundidades de la voluntad de Dios. (si el no quiere decirnos por qué,
nunca podremos averiguarlo razonando). Pero desde la filosofía sabemos que las otras
posiciones son directamente imposibles. Sabemos que para que haya mal tiene que haber
Dios (Si Dios no es omnipotente y no es omnibondadoso, no es Dios. Y si Dios no es
Dios, no hay mal). En todos los otros casos la pregunta no tiene sentido porque no se
puede formular: porque, en esos casos o Dios no es Dios (por no ser omibondadoso u
omnipontente) o el mal no es tan malo y entonces no genera inconvenientes). En cambio
si aceptamos a Dios y al mal por lo menos la pregunta por su sentido puede formularse,
aunque las respuestas que se den no agoten el misterio. Ahora cuando nos preguntamos
por qué Dios hace las cosas, entramos en el misterio y sobre todo cuando nos
preguntamos por qué permite estos y no otros males.

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Ignacio: sin embargo me queda la sensación de que las objeciones son más contundentes
que esta respuesta, como que al final terminan diciendo que todo es misterio y se acabó.

Christián: La sensación está, pero si sacamos las últimas consecuencias de las objeciones
llegaremos a posiciones absurdas, como hemos demostrado. Y es más racional y más
filosófico aceptar el misterio que el absurdo.

Agustín: Es cierto: Por que si no aceptamos que existe un Dios bueno y todopoderoso y a la
vez el mal, y reconocemos como misterio por qué Dios lo permite, las posibilidades son:

El ateísmo: Que no haya Dios y haya mal. (pero es absurdo porque el mal es
privación e implica el orden, y el orden implica a Dios)

Que haya Dios pero que no sea bueno. (absurdo porque la bondad se define por la
voluntad de Dios: lo que Dios quiere es bueno)

Que haya Dios pero no sea todopoderoso (absurdo porque si es el Creador, tiene
dominio sobre toda su obra.)

Que haya Dios, pero el mal sea necesario y por lo tanto Dios no pueda evitarlo
(absurdo porque si el mal es necesario, no es malo).

Que haya Dios y no haya mal (pero el mal es un hecho incuestionable de la


experiencia humana).

Christián: Concluyendo: para la filosofía es un misterio por qué Dios permite el mal, pero,
por suerte, no solo a la filosofía podemos ir a buscar respuestas...

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