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La existencia del diablo

Ahora bien, eso tiende a ser muy vergonzoso para el ateo. El filósofo ateo
Quentin Smith escribió,

La respuesta de los ateos y agnósticos a esa novedad ha sido


comparativamente débil, de hecho ha sido casi invisible. Un silencio incomodo
parece ser la regla cuando se plantea el problema entre los no creyentes […]
No es difícil de encontrar la razón para la vergüenza de parte de los no teístas.
Anthony Kenny la sugiere en su declaración: ‘Un proponente de la teoría del
[Big Bang], por lo menos si él es ateo, debe creer que la materia del universo
vino de nada y por nada’.

El cristiano teísta no confronta ninguna dificultad como esa, ya que la teoría del
big bag solamente confirma lo que él siempre creyó: que en el principio Dios
creó el universo. Ahora, yo les pregunto: ¿qué es más plausible: de que el
cristiano teísta tenga razón o de que el universo saltó a existir sin ser causado,
de la nada?

2. Dios proporciona la mejor explicación para el orden complejo que existe en


el universo. Durante los últimos 40 años, los científicos han descubierto que la
existencia de la vida inteligente depende del complejo y delicado equilibrio de
las condiciones iniciales que se dan en el propio big bang. Sabemos ahora que
universos que prohíban la vida son vastamente más probables que cualquier
universo que permita la vida, como el nuestro. ¿Qué tanto más probable?

La respuesta es que las probabilidades de que el universo sea uno que permita
la vida son tan infinitésimas hasta el punto de ser incomprensibles e
incalculables. Por ejemplo, un cambio en la fuerza de gravedad o de la fuerza
débil atómica por tan sólo una parte de 10100 hubiese impedido un universo
que permita vida. La constante cosmológica llamada “lambda”, la cual conduce
la inflación del universo y que es responsable por la aceleración que
recientemente se descubrió de la expansión del universo, está
inexplicablemente bien ajustada a más o menos una parte en 10120. El físico
de la Universidad de Oxford, Roger Penrose, calcula que la probabilidad de la
condición especial de baja entropía de nuestro universo, de la cual depende
nuestra vida, habiendo surgido simplemente al azar es por lo menos tan
pequeña como aproximadamente una parte de 1010 (123). Penrose comenta,
“ni siquiera me puedo recordar haber visto otra cosa en la física cuya precisión
se conozca acercarse, inclusive remotamente, a una figura como una parte en
1010(123)”. Hay constantes o cantidades múltiples que deben estar bien
ajustadas en esta manera si el universo ha de ser uno que permita vida. Y no
es sólo que cada cantidad debe estar exquisitamente bien ajustada, sus
proporciones una a la otra también deben estar bien ajustadas. De modo que la
improbabilidad es multiplicada por improbabilidad por improbabilidad hasta que
nuestras mentes se enredan en números incomprensibles.

No existe ninguna razón física del porqué esas constantes y cantidades deban
poseer los valores que poseen. El otrora físico agnóstico Paul Davies comenta,
“Mediante mi trabajo científico he venido a creer con más y más fuerza que el
universo está configurado con un ingenio tan asombroso que no puedo
aceptarlo meramente como un hecho bruto”. De igual manera, Fred Hoyle
observa, “Una interpretación de sentido común de los hechos sugiere que un
súper intelecto ha jugueteado con la física”. Robert Jastrow, el exdirector del
Instituto Goddard para los Estudios Espaciales de la NASA, le llamó a esta la
evidencia más poderosa a favor de la existencia de Dios aun viniendo de la
ciencia.

La visión que los teístas cristianos siempre han sostenido (de que hay un
diseñador inteligente del universo) parece tener mucho más sentido que la
visión atea de que el universo, cuando surgió a la existencia de la nada sin ser
causado, simplemente está bien afinado al azar a una precisión incompresible
para la existencia de la vida inteligente.

3. Los valores objetivos en el mundo. Si Dios no existe, los valores morales


objetivos no existen. Hay muchos teístas y ateos, por igual, que están de
acuerdo con ese punto. Por ejemplo, el filósofo de la ciencia Michael Ruse
explica,

La moralidad no es una adaptación biológica menos que [lo son] las manos, los
pies y los dientes. Considerada como un conjunto de afirmaciones
racionalmente justificables acerca de una cosa objetiva, la ética es ilusoria.
Aprecio que cuando alguien dice, ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo,’ esa
persona cree que se está refiriendo, sobre todo, a él mismo. Sin embargo, esa
referencia verdaderamente no tiene fundamento. La moralidad sólo es una
ayuda para la supervivencia y la reproducción, y cualquier significado más
profundo es ilusorio.

El gran ateo del siglo XIX, Friedrich Nietzche, quien proclamó la muerte de
Dios, entendía que la muerte de Dios significaba la destrucción de todo
significado y valor en la vida.

Creo que Friedrich Nietzsche tenía razón.

Pero aquí debemos tener mucho cuidado. La pregunta no es: “¿debemos creer
en Dios para vivir una vida moral?” No estoy afirmando que debemos.
Tampoco la pregunta es: “¿Podemos reconocer o admitir los valores morales
objetivos sin creer en Dios?” Pienso que sí podemos.

Más bien, la pregunta es: “Si Dios no existe, ¿existen los valores morales
objetivos?” Al igual que Ruse, no veo ninguna razón para pensar que a falta de
Dios, la moralidad de manada evolucionada por los homo sapiens sea objetiva.
Después de todo, si no hay Dios, ¿qué tienen de tan especial los seres
humanos? Son simplemente subproductos accidentales de la naturaleza que
han evolucionado relativamente hace poco tiempo en una infinitesimal mota de
polvo, perdidos en algún lugar en un universo hostil y sin sentido, y que están
condenados a perecer individual y colectivamente en un período de tiempo
relativamente corto. En la visión atea, alguna acción (por ejemplo, la violación)
no pudiera ser socialmente ventajosa y de esa manera en el transcurso del
desarrollo humano se ha convertido en un tabú. Sin embargo, eso no hace
absolutamente nada para probar que la violación sea algo realmente malo. En
la visión atea, no hay nada realmente malo con que uno viole a alguien. Por lo
tanto, sin Dios no hay un bien o mal absoluto que se imponga en nuestra
conciencia.

Pero el problema es que los valores morales objetivos sí existen y en lo


profundo todos lo sabemos. No hay más razón en negar la existencia objetiva
de valores morales que en negar la realidad objetiva del mundo físico. Acciones
como la violación, la tortura y el maltrato o abuso infantil no sólo son
socialmente inaceptables—[sino que] son abominaciones morales. Algunas
cosas son realmente malas.

Por lo tanto, de manera paradójica, el mal sirve para establecer la existencia de


Dios. Pues, si los valores objetivos no pueden existir sin Dios (como es
evidente por la realidad del mal), entonces inescapablemente se deduce que
Dios existe. Por lo tanto, a pesar de que en un sentido el mal pone en telas de
juicio la existencia de Dios, en otro sentido más fundamental el mal demuestra
la existencia de Dios, ya que el mal no puede existir sin Dios.

Estos son sólo partes de la evidencia de que Dios existe. El prominente filósofo
Alvin Plantinga expuso más o menos dos docenas de argumentos a favor de la
existencia de Dios. La fuerza cumulativa de esos argumentos hace que sea
probable la existencia de Dios.

En resumen, si mis tres tesis fuesen verdaderas, el mal no hace que la


existencia del Dios cristiano sea improbable. Por el contrario, considerando el
alcance pleno de las evidencias, la existencia de Dios es probable. Por lo tanto,
el problema intelectual del mal no logra arruinar la existencia de Dios.

Pero eso nos lleva al problema emocional del mal. Pienso que la mayoría de
las personas que rechazan a Dos por la existencia del mal en el mundo
realmente no lo hacen por dificultades intelectuales, sino que lo hacen por
problemas emocionales. A ellos simplemente no les gusta un Dios que permita
que ellos u otros sufran y, por lo tanto, no quieren nada que ver con Él. El
ateísmo de ellos simplemente es un ateísmo de rechazo. ¿Tiene la fe cristiana
algo que decirles a esas personas?

¡Claro que sí! Pues el cristianismo nos dice que Dios no es un Creador distante
ni un ser impersonal, sino que nos dice que Él es un Padre amoroso que
participa en nuestros sufrimientos y dolores con nosotros. El profesor Plantinga
escribió,

De la manera que el cristiano mira las cosas, Dios no se echa a un lado y no


hace nada, observando fríamente el sufrimiento de Sus criaturas. Él participa y
comparte en nuestro sufrimiento. Él soportó la angustia de ver su hijo, la
segunda persona de la Trinidad, enviado a la muerte amargamente cruel y
vergonzosa de la cruz. Cristo estaba preparado para soportar las agonías del
infierno mismo para vencer el pecado, la muerte y los males que afligen
nuestro mundo, y para otorgarnos una vida más gloriosa que podemos
imaginar. Él estaba preparado para sufrir por nosotros, para aceptar el
sufrimiento del cual no podemos formar ninguna concepción.

Pueden ver que Jesús soportó un sufrimiento que va más allá de toda
compresión: Él llevó el castigo por los pecados del mundo entero. Ninguno de
nosotros se puede imaginar ese sufrimiento. A pesar de que era inocente, Él
tomó sobre sí de manera voluntaria el castigo que merecíamos. ¿y por qué?
Porque Él nos ama. ¿Cómo podemos rechazar a Él, quien dejó todo por
nosotros?

Cuando comprendemos Su sacrificio y Su amor por nosotros, eso pone el


problema del mal en una perspectiva totalmente diferente. Pues ahora vemos
con claridad que el verdadero problema del mal es el problema de nuestro mal.
Llenos de pecados y culpables moralmente ante Dios, la pregunta que
confrontamos no es de cómo Dios puede justificarse ante nosotros, sino de
cómo podemos nosotros estar justificados ante Él.

De modo que, paradójicamente, a pesar de que el problema del mal es la


mayor objeción para la existencia de Dios, al final del día Dios es la única
solución para el problema del mal. Si Dios no existe, entonces estamos
perdidos sin ninguna esperanza en una vida llena de sufrimiento gratuito y no
redimido. Dios es la respuesta final para el problema del mal, ya que Él nos
redime de la maldad y nos lleva al gozo eterno de un bien inconmensurable, a
una comunión con Él.

Satanás en el antiguo testamento

La figura de un ser espiritual antagónico a Dios, no era parte de la cultura judía


antes de Cristo. Usted puede comprobarlo revisando en el Antiguo Testamento,
que Dios nunca advirtió a Israel sobre la existencia de un enemigo espiritual.
Los únicos casos en que el término Satanás aparece, deben ser analizados en
su contexto, ya que el término, no solo aparece en relación con un adversario
espiritual (aparentemente visible), sino también con la acción directa de Dios
para intervenir en los asuntos del hombre. Veamos algunos ejemplos:
El ángel de Jehová actúa como Satanás

Num. 22:22 Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová


se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su
asna, y con él dos criados suyos.
La palabra "adversario" en el original hebreo es "satán", del mismo vocablo
de donde se traduce el nombre Satanás[1]. ¿Podría usted imaginar que una
manifestación de Dios, como era Su ángel, tomara el lugar de Satanás para
intervenir en los planes del profeta? No ¿verdad? Aunque habrán quienes
opinen, que en este caso la palabra sí es un adjetivo y que nada tiene que ver
con el ángel caído conocido como el abominable Satanás. Pero, ¿por qué
podemos asegurar que en este caso sí se trataría de un adjetivo, y no así en
otros? Yo creo, que tal opinión solo puede atribuirse a la fuerte influencia que
esta figura tiene en nuestra teología, y que de no aceptarla tal como es, sería
poco menos que negar la fe misma. Veamos un segundo ejemplo:
¿Dios o Satanás provocó el censo de Israel en los días de David?
2Sam. 24:1 Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David
contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá.

1Cro.21:1 Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese
censo de Israel.
Si usted lee ambos pasajes, comprobará que se trata del mismo evento, sin
embargo, aquí nos encontramos frente a un tremendo problema: ¿Quién en
realidad fue el responsable de este censo? Por un lado dice que fue Dios, y por
el otro que fue Satanás. Los que dan favor a Satanás, dirán que en realidad fue
Dios quién estuvo detrás de todo esto, permitiendo a Satanás para que
actuara, ya que él nunca haría algo malo o perjudicial en contra de su pueblo.
Suena razonable, pero ¿qué diríamos ante este otro versículo? He aquí que yo
hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta
para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir (Isa. 54:16). "Yo he
creado al destruidor para destruir", no significa que Dios haya creado un
personaje con esta característica, sino que aun la maldad está bajo su
soberano dominio. El problema nuestro es que durante toda la vida hemos
procesado una información de carácter "dualista", es decir, hemos entendido
que existe un lugar llamado cielo y otro opuesto llamado infierno; que existe el
bien y existe el mal; el negro y el blanco; la luz y las tinieblas; Dios y Satanás.
Todo lo racionalizamos bajo este concepto, romper esta norma es casi
inconcebible.
¿Satanás en el huerto del Edén?

Por extraño que parezca, en el relato de la caída del hombre en el huerto,


en ningún momento dice que Satanás haya sido el responsable del pecado de
Adán, sino simplemente se describe a "una serpiente", enfatizando sí, que era
la más astuta de todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho, y
lo que es aun más sorprendente, pero a nadie parece importarle, es que ésta
hablaba. A mí en lo personal, siempre me llamó la atención que la serpiente del
huerto hubiese hablado con Eva, pero nunca cuestioné tal rareza, lo tomaba
como lo hace la mayoría; así tuvo que haber sido simplemente.
Muchos teólogos e intérpretes bíblicos, concuerdan en que los tres primeros
capítulos de Génesis fueron escrito metafóricamente, y en especial el relato del
huerto del Edén. Aceptar que la conversación entre Eva y la serpiente fue real,
sería aceptar que las serpientes pueden hablar. Porque de acuerdo con la
narración, el castigo que recibió la serpiente, sólo consistió en arrastrarse sobre
su pecho, nunca se le dijo que no volvería a hablar, por eso repito: aceptar el
relato como un hecho real, sería admitir que una serpiente puede hablar.
Concuerdo con usted que la frase inicial del capítulo da para creer que Génesis
tres está hablando de una serpiente real: "Pero la serpiente era astuta, más
que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho" (v.1). Sin
embargo, no podemos dejarnos confundir con lo que leemos, e ignorar
completamente el estilo literario empleado por el escritor en este relato. Aquí se
observa claramente una alegoría, lo cual es una forma simbólica de representar
una idea o verdad espiritual. En este caso en particular, la figura de la serpiente
es usada para ilustrar la mente de Eva. Esto tiene mucho sentido si lo
comparamos con lo que Pablo dice en 2Cor. 11:3
"Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros
sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo".

Aquí la palabra "sentidos" (gr.νόημα / nóema) significa pensamiento,


sentido, entendimiento. Entonces lo que el apóstol quiso decir realmente fue
algo así: "Pero temo que como Eva fue engañada astutamente por su propia
mente, vuestros pensamientos sean de alguna manera extraviados de la
sincera fidelidad a Cristo". No olvidemos que el relato de la caída de Adán se
escribió unos dos mil años después que éste tuvo lugar, por lo tanto, Moisés,
quien probablemente fue el que escribiera el libro de Génesis, recurrió al
lenguaje figurado para describir el fatídico momento de la transgresión. Por otro
lado, la serpiente es una figura muy usada en la literatura hebrea, y justamente
para ilustrar el letal (veneno) efecto que produce la mente humana, cuando su
perversa intención sale por la boca. Veamos algunos ejemplos:

Salmos 58:1-4

1Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia?


¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
2Antes en el corazón maquináis iniquidades;
Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
3Se apartaron los impíos desde la matriz;
Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.
4Veneno tienen como veneno de serpiente; Son como el áspid sordo que cierra
su oído,
Salmos 140:1-3

1Líbrame, oh Jehová, del hombre malo;


Guárdame de hombres violentos,
2Los cuales maquinan males en el corazón,
Cada día urden contiendas.
3Aguzaron su lengua como la serpiente;
Veneno de áspid hay debajo de sus labios. Selah

Como podemos apreciar, ambos pasajes relacionan la conducta humana, es


decir, lo que maquina su mente, con el veneno de la serpiente. Recordemos
que Jesús tildó a los religiosos de su tiempo de "víboras". Los trató como una
"generación de serpientes", precisamente por el veneno que salía de sus bocas
cuando hablaban.

Mt. 12:34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo


malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Lo mismo quiso decir en Mateo 15:19

Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los
adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios,las blasfemias.
El problema, según yo veo, radica principalmente en la forma de interpretar
el texto bíblico, atribuyéndole a pasajes escritos metafóricamente, un carácter
netamente literal. Además, se debe sumar la persuasiva influencia religiosa, la
que en un sentido actúa como un filtro controlador, a través del cual pasa todo
el criterio teológico con que debe analizarse o interpretarse el contenido de la
Biblia. Es más, creo que el término Satanás o diablo, fue introducido
intencionalmente en el texto, por quienes tradujeron las primeras versiones de
la Biblia, justamente para que se entendiera lo que ellos, de antemano, ya
habían definido como doctrina de la Iglesia.
Otro elemento que no va acorde con la idea de que un ser sobrenatural
diabólico estuviese detrás de todo esto, es la clase de sentencia o castigo que
la serpiente recibió de parte de Dios. "Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por
cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los
animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días
de tu vida" (v.14). ¿Ha visto usted alguna vez a una serpiente comer polvo?
¿Verdad que no? Las serpientes son carnívoras y se alimentan principalmente
de roedores, lo cual significa, que la narración es simbólica. Comer el polvo
implica un arduo y sacrificado trabajo: "con dolor comerás de ella todos los días
de tu vida" (v.17).
Satanás en el libro de Job
Éste es el libro favorito para usar en favor de la existencia de Satanás. Sin
embargo, nuevamente aquí se cae en el mismo error de interpretación de
siempre. Para todos los que han realizado estudios bíblicos, incluso aquellos
que tienen una mínima noción o base en las Escrituras, entienden que el libro
de Job, de muy dudosa autoría por lo demás, pertenece al grupo de los libros
"sapienciales" o poéticos de la Biblia. Esto quiere decir entonces que el estilo
literario usado en el libro, no puede interpretarse literalmente, aun cuando el
mensaje transmite la idea de un enemigo cercano a Job, quién habría sido, en
algún sentido, el instigador de todas las calamidades del personaje central de
la historia. Veamos algunos detalles importantes del libro.
Este es el único libro de la Biblia que nada dice sobre el pueblo judío, ni
sobre su ley, ni nada relacionado con Israel, lo cual significa que fue escrito
mucho antes que éstos existieran como nación. Al parecer éste sería el libro
más antiguo de toda la Biblia. (La tradición y el Talmud atribuyen su autoría a
Moisés).
El relato del capítulo uno dice: Un día vinieron a presentarse delante de
Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás (v.6). Primero,
no dice en dónde fue esa reunión, sin embargo, por la misma Palabra
entendemos que no pudo ser en el cielo, porque antes de Cristo, nadie había
subido al cielo (Jn.3:13). Segundo, los hijos de Dios no podían haber sido
ángeles, como algunos interpretes han sugerido, sino simplemente seres
humanos que conocían a Job, y quienes habrían venido a rendir culto a
Jehová: eso significa en la Biblia "venir o presentarse delante de Jehová"[2]
Es muy significativo descubrir que la preposición "entre", no solo significa
"en medio de", sino además, "interior", lo cual nos da una mejor comprensión
de la frase. En lugar de decir: entre los cuales vino también Satanás, se podría
decir: "dentro de los cuales vino también Satanás". No olvidemos que Job se
trata de un libro poético y, por lo tanto, su contenido está escrito
alegóricamente. La historia es posible que no haya existido literalmente, sin
embargo, la idea que pretende transmitir el autor con este lenguaje figurado, es
que aun los hombres más piadosos sostienen fuertes luchas internas, y que "el
satanás", que significa: adversario, engañador, acusador y enemigo, es su
propia naturaleza carnal que lo lleva a estar siempre en conflicto consigo
mismo y con Dios. La historia de Job, nos enseña que a pesar de la fuerte
lucha que un creyente pueda experimentar, ya sea en su propia mente o por la
gente que le rodea, será su fe, su confianza en Dios, lo que le dará finalmente
la victoria. No nos debe extrañar que Satanás, es decir, ese espíritu de
adversario y de acusador, haya venido dentro de los hijos de Dios. ¿Recuerda
cuando Jesús reprendió a Pedro diciéndole: "¡Quítate de delante de mí,
Satanás"!? No era que Pedro en ese momento estaba siendo utilizado por
Satanás, sino simplemente fue su actitud o reacción opositora a los planes
divinos que Jesús reprendió (Mt.16:23).
Por último, al parecer el termino Satán, representaría para los hebreos en el
Antiguo testamento, a un ángel que cumpliría la función de un fiscal acusador
delante de un tribunal, el cual sería Dios. Hay varios pasajes bíblicos que
avalan esta idea, pero bajo ningún aspecto se trataría de un ángel malo, sino
simplemente de un ángel ministro de Dios.
Satanás en el libro de Zacarías
Aparte del ángel acusador que vino con los hijos de Dios delante de Jehová
en la historia de Job, existe otro pasaje en donde este ángel cumple con esta
misma función de acusar, se trata de Zacarías 3:1: "Me mostró al sumo
sacerdote Josué, el cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba
a su mano derecha para acusarle". En este pasaje, como en el de Job, el
Satán, no está para castigar a nadie, solamente acusar. Si usted lee bien el
primer capítulo de Job, notará que nunca Satanás toma la iniciativa en la
conversación, sino Dios. Es Dios quien pregunta y toma las decisiones;
Satanás se ve totalmente atado e inhabilitado a la voluntad de Dios. Satanás
pide a Dios que extienda su mano contra Job (v.11), Dios autoriza a Satanás a
que le quite todo (v.12). Siendo Job tan creyente y piadoso como era, ¿no
sabría él de la existencia de un ser espiritual malo llamado Satanás, y de quien
él debería cuidarse? Claro que hubiera sabido, si es que este personaje
hubiese existido realmente. Sin embargo, encontramos en toda la historia de
Job, que él nunca atribuyó su mal a otro que no fuera Dios mismo, y no
culpándolo, sino reconociendo que Dios era soberano, y hacía lo que a él le
placía hacer.

Job 2:9, 10 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a


Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres
fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo
recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
En el pasaje de Zacarías vemos una situación similar. El satán, solo está
parado a la derecha del sumo sacerdote Josué sin emitir ningún juicio, y es
Dios mismo quien dice a Satanás: "Jehová te reprenda, oh Satanás" (Zac.3:2).
Debemos recordar que lo que Zacarías describe es una visión: "me mostró",
dice (v.1), y por lo tanto, debe entenderse como tal. Las vestiduras viles del
sumo sacerdote representaba su pecado, lo cual quiere decir que tales vestidos
eran simbólicos, al igual que la figura de Satanás a su diestra, nada más
prefiguraba la forma en que Josué se sentía delante de Dios; pero leemos que
el ángel de Jehová ordena que se le quiten esas vestiduras viles y le sean
repuestas sus vestimentas sumo sacerdotales para que ejerza nuevamente su
ministerio. En ambos casos (Job y Zacarías), el satán, no es un personaje
con personalidad y atributos propios, sino mas bien, un oficio; el oficio de un
agente fiscal al servicio de Dios, encargado de llevar adelante una acusación
en un procedimiento penal.
El último pasaje en donde aparece este satán acusador es Salmos 109:6
"Pon sobre él al impío, y Satanás esté a su diestra". Resulta muy interesante
cuando se puede leer el mismo versículo o pasaje en varias versiones de la
Biblia; lo que no ha quedado muy claro en una, se puede entender mejor en la
otra. El Satán del salmo 109 no es el diablo o Satanás, como pareciera, de
acuerdo con la traducción Reina-Valera, sino que simplemente, en el contexto
del pasaje, el salmista pide a Dios venganza de sus enemigos; de aquellos que
le acusan y le pagan mal por bien. A ellos él se refiere en el verso 4 en la
versión hebrea como "satanes", en el sentido que se habían convertido en sus
adversarios: "En pago de mi amor me han sido adversarios"; luego, cuando cita
nuevamente el término satán en el verso 6 lo hace para referirse al juicio que
deberían recibir esos impíos. Observe como dice en la NVI (Nueva Versión
Internacional de la Biblia) "Pon en su contra a un malvado; que a su derecha
esté su acusador". Lo que David pide, es que quienes han obrado mal en
contra suya, les sea pagado con la misma moneda, por eso pide que sea
acusado por un malvado como él, refiriéndose a su enemigo. La palabra
acusador en el verso 6 al igual que en verso 4 es satán en el original hebreo.
Nunca el Antiguo Testamento describe una imagen horrible de este satán,
cada vez que aparece, se menciona como un ángel al servicio de Dios, aunque
esta posición, según algunos eruditos, no sería legítimamente hebrea, sino
correspondería a tradiciones que los judíos abrían adoptado de los pueblos
circundantes a ellos.
Lucifer, el ángel caído

El nombre "Lucifer", posiblemente sea el término con menos fundamento


bíblico que exista para defender la posición de que éste fue el nombre que tuvo
Satanás en el cielo antes de revelarse contra Dios y, por lo que se identificó
posteriormente como el ángel caído. Fue la Iglesia Católica quien adoptó muy
temprano en sus doctrinas la idea de que Satanás o diablo, fue una vez un
ángel perfecto, creado por Dios, y acabado de hermosura, tomándose del
pasaje de Isaías 14 en donde se narra una profecía muy clara y directa sobre la
caída de uno de los reinos más poderoso e influyentes de la historia, el imperio
babilónico y su último rey Belsasar. Leamos como dice el texto.
Isaías 14:12-20

12¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por
tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13Tú que decías en tu corazón: Subiré
al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el
monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte;
14sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo.
15Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.
16Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste
aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos;
17que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus
presos nunca abrió la cárcel?
18Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en
su morada;
19pero tú echado eres de tu sepulcro como vástago abominable, como vestido
de muertos pasados a espada, que descendieron al fondo de la sepultura;
como cuerpo muerto hollado.
20No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra,
mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la descendencia de los
malignos.
Éste es el primero de una serie de oráculos o profecías que se pronuncian
en el libro de Isaías acerca del fin de las potencias mundiales de aquellos días
y de las naciones que circundaban a Israel. Isaías no es el único que pronuncia
esta clase de sentencias o juicios, también lo hace Jeremías y Josué, como
veremos más adelante. En realidad, la profecía sobre Babilonia comienza en el
capítulo 13 y concluye en el verso 23 del capítulo 14. Si uno lee con una mente
sana, me explico, con una mente no contaminada con la idea preconcebida de
un ángel caído, puede percibir muy claramente que la profecía en sí, en ningún
momento alude a un ser sobrenatural, sino que exclusivamente está referida al
rey de Babilonia (v.4). El interprete común tiende a impresionarse muy
fácilmente por el estilo literario del oráculo, llevándolo finalmente a confundirse
en su tarea de interpretarlo. Expresiones como las que leemos en el verso 12,
llenas de dramatismo y poesía, son muy propias del idioma hebreo, y las
encontramos por doquier en la Biblia: ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de
la mañana! Este es el único versículo, en toda la Biblia, en donde pareciera que
se estuviera hablando de un ángel que fue expulsado del cielo, y es justamente
de esta metafórica expresión que la Iglesia romana se tomó para sustentar su
doctrina sobre la preexistencia de Satanás como un ángel perfecto. Sin
embargo, al leer detenidamente los versículos 12 y 13 uno puede observar
como que hubiera una especie de contradicción entre las expresiones: "caíste
del cielo" y "subiré al cielo", lo cual hace inmediatamente absurdo suponer que
aquí se esté hablando de un ángel que fue arrojado del cielo, porque para "caer
del cielo", se necesita, primeramente, haber estado allí, pero el verso 13 dice:
"Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de
Dios, levantaré mi trono,..." ¿Por qué se cree que tal rebelión tuvo lugar en el
cielo, donde este "supuesto" ángel perfecto moraba, cuando acá dice tan claro,
que este lucero (Lucifer) decía en su corazón, o sea, maquinaba en su mente,
"subiré al cielo"? La verdad que aquí no existe ninguna "contradicción", lo que
pasa es sencillamente que la palabra "cielo", en este contexto, tiene una
connotación muy diferente a la que conocemos. La expresión: ¡Cómo caíste del
cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! está relacionada directamente con la caída
del rey de Babilonia, y que al parecer, se trataría de Belsasar, nieto de
Nabucodonosor, y quien gobernaba Babilonia en el momento que los medos y
persas invadieron la ciudad.
Caer del cielo implica caer de la posición más alta a la que un hombre
puede llegar, por eso la figura del cielo, pues, para nosotros significa el infinito,
lo máximo; no existe nada que esté por encima del cielo. En cuanto al término
"lucero", no tiene ningún significado espiritual, simplemente es para
complementar la figura del cielo. El lucero es la luz que más brilla en el cielo, el
más sobresaliente. Para Belsasar, el cielo era la figura de su poderío y
grandeza, él se sentía como el lucero del firmamento, el más grande y brillante
entre todas las estrellas; Sin embargo, de allí Dios lo bajó. También podría ser,
considerando que el capítulo 13 declara sentencia sobre la ciudad imperial, que
la profecía señale directamente la caída de Babilonia, y no la caída de un rey.
El libro de Daniel describe la majestuosidad que alcanzó Babilonia bajo el
reinado de Nabucodonosor, cuya gloria y grandeza fue figurada en visión como
un gran árbol cuya copa llegaba hasta el cielo (Dn.4:20 y 22). Es posible que la
expresión ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! esté referida a
esa grandeza alcanzada por Nabucodonosor y que fue traspasada
posteriormente a sus hijos y nietos, quienes continuaron con la dinastía real
hasta que Darío el medo y Ciro el cirio sitiaron Babilonia y la sometieron a
esclavitud.
Es increíble cómo teólogos y exegetas bíblicos (aunque no todos,
afortunadamente) no puedan conciliar el contenido de Isaías 13:1-22 y 14:1-11,
con el resto del oráculo que continúa desde el verso 12 hasta el 23 del capítulo
14. Aquí no hay ningún signo indicativo que señale que a partir del verso 12 la
profecía cambia abruptamente de contexto y da paso a uno nuevo, revelar el
origen de Satanás. Los defensores de esta posición, no pudiendo ignorar el
indiscutible destino y cumplimiento que tuvo la profecía, han tenido que recurrir
a su inventada ley de la doble referencia, para concluir, que aunque en verdad
la profecía fue dirigida originalmente al rey de Babilonia, no obstante, a partir
del verso 12 del capítulo 14 la profecía toma un doble significado, y comienza a
revelar el origen de Satanás, cuando aún era Lucifer (estrella de la mañana), y
cómo cayó de esa elevada posición en el cielo, considerando, además, las
propias palabras de Jesús en Lucas 10:18 cuando dijo:

"Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo".

El sentido de las palabras de Jesús ya las explicaré más adelante, pero lo


que me interesa aclarar ahora es que el pasaje de Isaías 14, específicamente a
partir del versículo 12, no tiene ninguna doble referencia, sino que es
simplemente la continuación de la misma profecía sobre el rey de Babilonia que
comenzó en el capítulo 13. Le invito a que lea cuidadosamente el capítulo 13
de Isaías, en él encontrará mucha luz para comprender mejor el pasaje del
capítulo 14. Los primeros versículos del capítulo 14 nos dan una leve, pero
reveladora imagen, de cómo era el rey de Babilonia:

"el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se
enseñoreaba de las naciones con ira, y las perseguía con crueldad" (v.6).

Luego, describe lo que producirá su caída entre los moradores de la tierra, e


incluso habría paz hasta en la naturaleza misma:

Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas Aun los cipreses
se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú
pereciste, no ha subido cortador contra nosotros. El Seol abajo se espantó de
ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus
sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. Todos
ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y
llegaste a ser como nosotros? (vv.7-10).
No puede haber ninguna duda que la descripción en estos versos aluden a
un hombre de carne y huesos, a un ser humano semejante a nosotros; aunque
con mucho poder y autoridad, pero finalmente un hombre, el rey de Babilonia.
"Cómo caíste del cielo", se refiere precisamente a la forma en que terminó su
imperio y poderío; aquel que debilitaba las naciones fue derribado hasta ser
reducido a nada (cortado fuiste por tierra).
El capítulo 13 revela el nombre de cuál sería el pueblo que usaría Dios
para derribar a este monarca: He aquí que yo despierto contra ellos a los
medos, que no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro (v.17). Daniel 5:30 y
31 dice sobre el fin del imperio babilónico: La misma noche fue muerto
Belsasar rey de los caldeos. Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta
y dos años.
Si volvemos a Isaías 13 leemos como quedó Babilonia después que los
medos la invadieron: "Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la
grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó
Dios" (v.19). Es muy evidente que la descripción de este pasaje corresponde
única y exclusivamente a Belsasar, último rey de Babilonia. Cortado fuiste por
tierra, significa su exterminio total, su muerte. El verso 11 dice: Descendió al
Seol (sepulcro) tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y
gusanos te cubrirán. Si este pasaje aludiera a Satanás, ¿Por qué dice la
profecía que su soberbia descendió al sepulcro? Sencillamente porque no está
hablando de un ser espiritual ni de un ángel caído. Los espíritus no pueden
morir, ni mucho menos pueden quedar encerrados en un sepulcro; aquí
simplemente se está hablando de una persona. Los versos 16 y 17 confirman
aun más esta tesis: Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán,
diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los
reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a
sus presos nunca abrió la cárcel?
Pretender ver en esta profecía de Isaías 14 una alusión a Satanás, me
parece que solo es posible cuando se tiene una mente totalmente impregnada
de una filosofía "dualista", que es la que lamentablemente posee el cristianismo
actual. El pasaje es muy claro y preciso en su descripción, obviamente,
entendiendo el estilo literario de la lengua hebrea de la época. Revisemos
nuevamente los versículos 16 y 17.

Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste


aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el
mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca
abrió la cárcel?
¿Le parece a usted que aquí se esté describiendo a un ser espiritual? No, la
verdad que no. El texto alude a aquel varón que hacía temblar la tierra y que
trastornaba los reinos. Describe a un tirano, a un poderoso monarca que Dios
redujo a polvo; es más, los versos 18 al 20 mencio-nan que ni siquiera hubo
sepulcro digno de rey para él; el rey de Babi-lonia, no sería sepultado en la
hora de su muerte como los demás reyes de la tierra, la razón, porque esa
noche la ciudad fue teñida de sangre y el cuerpo de Belsasar, seguramente
pudo confundirse fácilmente en medio de la gran mortandad que los invasores
sembraron sobre Babilonia.
El otro pa-saje favorito de los defensores de este postulado es Ezequiel
28:12 al 19, y que al igual que éste que acabamos de revisar, no trata del
origen de Satanás, sino que es una profecía específicamente sobre el rey de
Tiro.
Ezequiel 28:12-19

12Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho
Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y
acabado de hermosura.
13En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu
vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro,
carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron
preparados para ti en el día de tu creación.
14Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí
estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas.
15Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que
se halló en ti maldad.
16A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y
pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las
piedras del fuego, oh querubín protector.
17Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a
causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré
para que miren en ti.
18Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrata-ciones
profanaste tu santuario; yo, pues, saqué fuego de en medio de ti, el cual te
consumió, y te puse en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te
miran.
19Todos los que te conocieron de entre los pueblos se maravillarán so-bre ti;
espanto serás, y para siempre dejarás de ser.
Ezequiel 28 e Isaías 14, son los pasajes favoritos para quienes promueven
la falsa doctrina sobre el origen de Satanás, y digo falsa, porque
definitivamente ésta no tiene lugar en las Sagradas Escrituras, sino que
obedece a suposiciones fundadas sobre leyendas mitológicas, que describían
el origen de muchas de las deidades de los pueblos antiguos. Leyendas que la
religión consideró interesantes, como punto de referencia, para encontrar en la
Biblia algo que insinuara, como en la mitología, el origen del dios antagónico al
Ser supremo, es decir, cómo fue que nació Satanás.
¿Qué significa en realidad el pasaje que acabamos de leer? Si uno lee con
entendimiento, aplicando sentido común a la lectura y considerando
responsablemente la gramática en el texto, debe concluir que el oráculo de
Ezequiel 28 tiene un destinatario definido, el rey de Tiro: Hijo de hombre,
levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú
eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura
(v.12). No existe ninguna palabra o signo, en todo el pasaje, que insinué que la
profecía podría tener siquiera una doble referencia. Si usted observa bien, es a
partir de los primeros versículos de Ezequiel 28 que se está afirmando a quien
va dirigida la sentencia, y además, las razones por las qué Dios ha
determinado semejante castigo para este monarca: Hijo de hombre, di al
príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu
corazón, y dijiste: Yo soy un dios, en el trono de Dios estoy sentado en medio
de los mares (siendo tú hombre y no Dios), y has puesto tu corazón como
corazón de Dios (v.2). Si este versículo, como la totalidad del pasaje, estuviera
referido al origen de Satanás, ¿cómo podría explicarse el hecho de que se
haga tantas veces referencia a un ser humano como el que está recibiendo la
sentencia? Observe:

di al príncipe de Tiro (v.2) _ No dice: di a Lucifer, sino di al príncipe de Tiro.


siendo tú hombre y no Dios (v.2) _ No es un espíritu, sino simplemente un
hombre.
Al sepulcro te harán descender (v.8) _ Si se hubiese tratado de un ángel, los
ángeles son espíritus, por lo tanto, no mueren, no pueden ser enterrados en
sepulcros.
Tú, hombre eres, y no Dios, en la mano de tu matador (v.9) _ No simplemente
es un hombre, sino además, alguien lo mataría
De muerte de incircuncisos morirás por mano de extranjeros (v.10) _
Nuevamente se menciona su condición humana, pero en un estado rebajado:
incircunciso, es decir, miserable para la mentalidad hebrea.
Por la abundancia de tu comercio, te llenaste de violencia, y pecaste (v.16 -
NVI) _ Se describe a un hombre muy hábil en sus transacciones comerciales
con los demás reyes, por lo que llegó a ser muy poderoso, económicamente
hablando, razón que los descolocó en sus sentimientos, llenándose de orgullo
y codicia.
Era tan singular tu belleza que te volviste muy orgulloso. ¡Tu orgullo y tu
hermosura te hicieron perder la cabeza! Por eso te arrojé al suelo y en
presencia de los reyes te hice quedar en ridículo (v.17 – TLA)
Ahora bien, lo que distrae al teólogo e intérprete bíblico, es el lenguaje
figurado empleado entre los versículos 13 y 17, lo cual hace que no se advierta
claramente el verdadero sentido de la profecía. La expresión: En Edén, en el
huerto de Dios estuviste, no significa que el personaje señalado haya estado en
el huerto del Edén literalmente, sino sencillamente se refiere a la posición
esplendorosa que éste disfrutó durante su vida. En primer lugar, pertenecía a
un linaje real, es decir, estuvo en la más alta posición en la que un ser humano
podría vivir. Huerto del Edén, en este contexto, es símbolo de abundancia y
gloria, como puede apreciarse también en el siguiente verso:

Ez. 36:35 Y dirán: Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del
Edén; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas, están
fortificadas y habitadas.
Ezequiel recurre al lenguaje figurado para describir características
importantes del rey de Tiro, algo muy usual en la profecía. Generalmente tales
características estaban relacionadas con la cultura, leyendas e, incluso, con la
geografía del lugar citado por el profeta.
Al igual que en la profecía de Isaías 14, en donde pudimos observar muy
claramente, la sentencia apunta en primer lugar a la ciudad y luego a su rey,
por lo tanto, podemos decir que la profecía de Ezequiel 28 comienza en el
capítulo 26 con la sentencia de la caída de Tiro a manos del rey de Babilonia
(v.7).
Es más que obvio que el oráculo va dirigido a un rey, quien era muy
conocido por los reyes del antiguo oriente, y además, por su estrecha relación
que mantuvo por años con el pueblo de Dios y sus más importantes
gobernantes como David y Salomón. Debe saber usted que fue el rey de Tiro
quien suministró gran parte de los materiales, como madera de cedro y ciprés,
además de mucho oro, para la construcción, tanto para la casa de David como
finalmente para el templo[3].
A continuación, me gustaría que leyera el pasaje de Ezequiel 28 en una
versión diferente: Traducción en Lenguaje Actualizado (TLA), y luego
compárelo con la versión tradicional Reina-Valera 60. Haciendo este ejercicio,
se puede concluir, más categóricamente, que la profecía de Ezequiel 28 no
tiene ninguna doble referencia, sino, únicamente, la que estuvo en la mente
del profeta en el momento de pronunciarla.

Lamento por el rey de Tiro (Versión TLA)

11Dios también me dijo:


12«Ezequiel, entona un canto fúnebre por el rey
de Tiro. Dile de mi parte lo siguiente:“Tú, rey de Tiro,
eras perfecto en todo; tu sabiduría y tu belleza no tenían comparación.
13Vivías en el jardín de Edén, y te adornabas con piedras preciosas.
Tus joyas y tus aretes estaban hechos de oro, y desde el día de tu nacimiento
estuvieron a tu disposición.
14Un ángel te protegía, mientras pisabas piedras de fuego
en el monte elegido por Dios.
15”Desde el día en que naciste te habías portado bien,
pero un día mostraste tu maldad.
16 En los muchos negocios que hacías, llegaste a ser muy violento.
Por eso te arrojé de mi montaña. ¡El ángel que te protegía
te alejó de las piedras de fuego!
17”Era tan singular tu belleza que te volviste muy orgulloso.
¡Tu orgullo y tu hermosura
te hicieron perder la cabeza!
Por eso te arrojé al suelo
y en presencia de los reyes
te hice quedar en ridículo.

Finalmente, como un último aporte para una mejor comprensión de este


pasaje, podría decir que el rey de Tiro se había enriquecido colosalmente a
causa de sus astutas negociaciones con los demás reyes de la tierra (v.16).
Además, el rey de Tiro, tenía grandes intereses en Israel, pues, poseía tierras
que Salomón le habría regalado en gratitud por todo los materiales y todo el oro
que el rey de Tiro, Hiram, donó para la construcción del templo y el palacio real
en Jerusalén (1Re.9:10 y 11). La expresión: Yo te eché del santo monte de
Dios (v.16), significa, te expulsé de la tierra de mi pueblo, quienes están
simbolizados en este pasaje por las piedras de fuego. La estrecha relación que
había entre Tiro e Israel se acabó para siempre. El rey de Tiro, dejó de ser el
querubín protector de los hebreos.

En la mitología cristiana, un ángel caído es un ángel que ha sido exiliado o


desterrado del cielo luego de desobedecer o rebelarse en contra de los
mandatos de Dios. Luego de la Primera Guerra en el Cielo, muchos ángeles
fueron expulsados, convirtiéndose así en ángeles caídos.
El ángel caído mas reconocido por la historia es Lucifer; aunque esta palabra
nunca es usada para referirse a un ángel caído dentro de la Biblia. De acuerdo
a la creencia cristiana, los ángeles caídos vagarán por la tierra hasta el día del
Juicio Final, luego de esto serán desterrados al infierno.

Razones para su caída

Hay varias hipótesis y mitos en relación a la caída de los ángeles; la mayoría


teniendo como tema principal el libre albedrío - lujuria o vanidad, o la falta de
entendimiento de los actos de Dios.

Los diferentes "lados" de Dios

Esta hipótesis indica que Dios tiene dos lados opuestos a sí mismo, debido en
parte a su omnipotencia. Siendo el primer lado uno divino y lleno de claridad, y
el segundo uno oscuro y lleno de sombras. Si algún mortal viera el lado claro
de Dios moriría debido al poder que irradia.

Según esta hipótesis, Dios usaba su lado oscuro para poder comunicarse con
los mortales. Al judaísmo evolucionar, también evolucionaron los dos lados de
Dios. La Sombra se convirtió en la Palabra de Dios, y luego en la Voz, y
finalmente se convirtió en un ser completamente solo, con su propio libre
albedrío. Ahora que el lado oscuro de Dios había sido separado por completo,
comenzó a recibir algunos aspectos familiares: destrucción, traición, tentación,
etc. Esto fue la causa para que el lado oscuro de Dios se convirtiera en lo que
muchos conocen como Satanás. La palabra "Satán" es una versión de la
palabra hebrea Ha-Satan, que significa "adversario".

La condenación eterna

La condenación al infierno en algunas formas de las creencias cristianas


occidentales, es el castigo de Dios para las personas con pecados irredimidos.
La condenación puede ser un motivador para la conversión a la cristiandad.

Una concepción es el sufrimiento y la negación eterna de la entrada al cielo, a


menudo simbolizados en la Biblia como quemados en fuego.

Otra concepción, derivado de la escritura acerca del Gehenna es simplemente


que las personas serán desechadas (quemadas), como indignas de la
salvación por parte de Dios.

En tradiciones cristianas Orientales (la Ortodoxia Oriental), así como algunas


tradiciones Occidentales, no es visto como un castigo legalista repartido por un
Dios enojado y vengativo como desprecio contra el trasgresor de las reglas
espirituales. En vez de eso, describe un estado de la separación de Dios, un
estado en que todos los humanos nacen pero contra el cuál Cristo es el
Mediador y "Gran Médico".
Un demonio es un ser espiritual de naturaleza angélica condenado
eternamente. No tiene cuerpo, no existe en su ser ningún tipo de materia sutil,
ni nada semejante a la materia. Sino que se trata de una existencia de carácter
íntegramente espiritual. Spiritus en latín significa soplo, hálito. Dado que no
tienen cuerpo, los demonios no sienten la más mínima inclinación a ningún
pecado que se cometa con el cuerpo. Por tanto la gula o la lujuria son
imposibles en ellos. Pueden tentar a los hombres a pecar en esas materias,
pero sólo comprenden esos pecados de un modo meramente intelectual, pues
no tienen sentidos corporales. Los pecados de los demonios, por tanto, son
exclusivamente espirituales.
Los demonios no fueron creados malos. A ellos al ser creados, se les ofreció
una prueba, era la prueba previa antes de la visión de la esencia de la
Divinidad. Antes de la prueba veían a Dios pero no veían su esencia. El mismo
verbo ver es aproximativo, pues la visión de los ángeles es una visión
intelectual. Como a muchos les resultará muy difícil entender cómo podían
ver/conocer a Dios, pero no ver/conocer su esencia habría que proponer como
comparación que sería como decir que ellos veían a Dios como una luz, que le
oían como una voz majestuosa y santa, pero que su rostro seguía sin
desvelarse. De todas maneras, aunque no penetraran su esencia, sabían que
era su Creador, y que era santo, el Santo entre los Santos.
Antes de penetrar en la visión beatífica de esa esencia divina Dios les puso una
prueba. En esa prueba unos obedecieron, otros desobedecieron. Los que
desobedecieron de forma irreversible se transformaron en demonios. Ellos
mismos se transformaron en lo que son. Nadie les hizo así.
Hubo unas fases en la psicología de los ángeles antes de transformarse en
demonios. Estas fases se dieron no en el tiempo material, sino el evo. (Que sea
el evo se explica más adelante en esta obra).
Al darse en el evo, estas fases a los humanos nos parecería que fueron casi
instantáneas. Pero lo que a nosotros nos parecería tan breve, para ellos fue
muy largo. Las fases de transformación de ángel a demonio fueron las
siguientes: Al comienzo les entró la duda. La duda de que quizá la
desobediencia a la Ley divina fuera lo mejor. En el momento en que
voluntariamente aceptaron la posibilidad de que la desobediencia a Dios fuera
una opción a considerar ya pecaron.
Al principio esa aceptación de la duda constituiría un pecado venial que poco a
poco fue evolucionando al pecado grave. Pero al principio, ninguno de ellos en
esta primera fase estaba dispuesto a alejarse irreversiblemente, ni siquiera el
Diablo. Fue posteriormente cuando se fue asentando en sus inteligencias lo
que su voluntad había escogido a pesar del dictamen de su inteligencia que les
recordaba que tal desobediencia era contra razón. Pero sus voluntades se
fueron alejando de Dios, y como consecuencia de ello sus inteligencias fueron
aceptando como verdadero el mal que su voluntad había escogido. Sus
inteligencias fueron consolidándose en el error.
La voluntad de desobedecer se fue afianzando, haciéndose esa determinación
cada vez más profunda. Y la inteligencia iba buscando más y más razones para
que eso le resultase cada vez más justificable. Finalmente ese proceso llevó al
pecado mortal que se dio en un momento concreto, a través de un acto de la
voluntad. Es decir, cada ángel llegó un momento en que no sólo quiso
desobedecer, sino que incluso optó ya por tener una existencia al margen de la
Ley divina. Ya no era un enfriamiento del amor a Dios, ya no era una
desobediencia menor a algo determinado que les resultase difícil de aceptar,
sino que en la voluntad de muchos de ellos apareció la idea de un destino
aparte de la Trinidad, un destino autónomo.
Los que perseveraron en este pensamiento y decisión comenzaron un proceso
de justificación de esta elección. Comenzaron un proceso en que se trataron de
auto convencer de que Dios no era Dios. De que Dios era un espíritu más. De
que podía ser su Creador, pero que en Él había errores, fallos. Comenzaban a
acariciar la posibilidad que había aparecido en sus inteligencias: la posibilidad
de una existencia aparte de Dios y de sus normas. La existencia aparte de Dios
aparecía como una existencia más libre.
Las normas de Dios, la obediencia a Él y a su voluntad, aparecían
progresivamente como algo opresor, pesado. Dios comenzaba a ser visto como
un tirano frente al que había que liberarse. En esta nueva fase de alejamiento,
ya no era simplemente que buscaran un destino fuera de Dios, sino que Dios
mismo les parecía que era un obstáculo para alcanzar esa libertad. Pensaban
que la belleza y felicidad del mundo angélico hubiera sido mucho más feliz y
libre sin un opresor.
¿Por qué había un Espíritu que se alzaba por encima de los demás espíritus?
¿Por qué su voluntad se debía imponer sobre la de los demás espíritus? ¿Por
qué una Voluntad debe imponerse sobre otras voluntades? No somos niños, no
somos esclavos, debieron pensar. Dios ya no era un elemento que habían
dejado atrás, sino que comenzaba a convertirse para ellos en el mal. Y así
comenzaron a odiarle. Las llamadas de Dios hacia estos ángeles para que
volvieran hacia Él eran vistas como una intrusión inaceptable. En esta fase, el
odio en unos creció más en otros espíritus menos.
Puede sorprender que un ángel llegue a odiar a Dios. Pero hay que entender
que Dios para ellos ya no era el bien, sino el obstáculo, la opresión, las
cadenas de los mandamientos, la falta de libertad. El odio nació con la energía
de sus voluntades resistiendo una y otra vez a las llamadas de Dios que como
un padre les buscaba. El odio nació como reacción lógica de una voluntad que
tiene que afianzarse en su decisión de abandonar la casa paterna, por decirlo
en términos que resulten inteligibles para nosotros. Es decir, alguien que se
marcha de casa al principio simplemente quiere marcharse, pero si el padre le
llama una y otra vez, el hijo acaba diciendo déjame en paz. Dios les llamaba
entonces, pues sabía que cuanto más tiempo, sus voluntades estuvieran
alejadas de El, mas se afianzarían en su alejamiento.
Por supuesto que muchos ángeles que se habían alejado en un primer
momento volvieron. Esta es la gran lucha en los cielos de la que se habla en
Apocalipsis 12:
Y se entabló un combate en el cielo: Miguel y sus ángeles luchando con el
Dragón. Y el Dragón luchó y sus ángeles, pero no tuvieron fuerza, no volvió a
encontrarse su sitio en el cielo. Fue expulsado el gran Dragón, la Serpiente
antigua que se llama Diabo y el Adversario, que engaña al orbe entero. Fue
expulsado a la tierra y sus ángeles fueron expulsados con él.
¿Cómo los ángeles pueden luchar entre sí? Si no tienen cuerpo, qué armas
pueden ser usadas. El ángel es espíritu, el único combate que
se puede entablar entre ellos es intelectual. Las únicas armas que pueden
blandir son los argumentos intelectuales. Esa lucha fue una lucha intelectual.
Dios enviaba la gracia a cada ángel para que volviera a la fidelidad o se
mantuviera en ella. Los ángeles daban argumentos a los rebeldes para que
volvieran a la obediencia. Los ángeles rebeldes daban sus razones para
fundamentar su postura y para introducir la rebelión entre los fieles. En esta
angelical conversación de miles de millones de ángeles hubo bajas por ambos
lados: ángeles rebeldes regresaron a la obediencia, ángeles fieles fueron
convencidos con la seducción de los razonamientos malignos.
La transformación en demonios fue progresiva. Con el transcurrir del tiempo —
el evo es un tipo de tiempo— unos odiaron más a Dios, otros menos. Unos se
hicieron más soberbios, otros no tanto. Cada ángel rebelde fue deformándose
más y más, cada uno en unos pecados específicos. Así como, por el contrario,
los ángeles fieles se fueron santificando progresivamente. Unos ángeles se
santificaron más en una virtud otros en otra. Cada ángel se fijó en un aspecto u
otro de la divinidad. Cada ángel amó con una medida de amor. Por eso en el
bando de los fieles comenzó a haber muchas distinciones, según la intensidad
de las virtudes que cada ángel practicó más.
Cada ángel tenía su propia naturaleza dada por Dios, pero cada uno se
santificó en una medida propia según la gracia de Dios y la correspondencia de
la propia voluntad. Esto es válido pero al revés, para los demonios. Cada uno
recibió de Dios una naturaleza, pero cada uno se deformó según sus propios
caminos extraviados.
Por eso la batalla acabó cuando ya cada uno quedó encasillado en su postura
de forma irreversible. Llegó un momento en que ya sólo había cambios
accidentales en cada ser espiritual. En los demonios, llegó un momento en que
ya cada uno se mantuvo firme en su imprudencia, en sus celos, en su odio, en
su envidia, en su soberbia, en su egolatría…
La batalla había acabado. Podían seguir discutiendo, hablando, disputando,
exhortándose, durante miles de años, por decirlo así en términos humanos,
pero ya sólo habría cambios accidentales. Fue entonces cuando los ángeles
fueron admitidos a la presencia divina, y a los demonios se les dejó que se
alejaran, se les abandonó a la situación de postración moral en que cada uno
se había situado.
Como se ve no es que los demonios sean enviados a un lugar cerrado de
llamas y aparatos de tortura, sino que se les deja como están, se les abandona
a su libertad, a su voluntad. No se les lleva a ninguna parte. Los demonios no
ocupan lugar, no hay donde llevarles. No hay aparatos de tortura, ni llamas que
les puedan atormentar, ni cadenas que les amarren sus miembros. Tampoco
los ángeles fieles entraron en ningún sitio. Simplemente recibieron la gracia de
la visión beatífica. Tanto el cielo de los ángeles, como el infierno de los
demonios, son estados. Cada ángel porta en su interior su propio cielo esté
donde esté. Cada demonio, esté donde esté, lleva dentro de su espíritu su
propio infierno.
El momento en que ya no hay marcha atrás es el momento en que un ángel ve
la esencia de Dios. Porque después de ver a Dios ya nada le podrá hacer
cambiar de opinión. Después de haber visto a Dios, jamás nadie podrá escoger
algo que le ofenda lo más mínimo. Pues la inteligencia comprendería que sería
escoger estiércol frente a un tesoro. El pecado después de ese momento es
imposible. El ángel antes de entrar al cielo, comprendía a Dios, comprendía lo
que era, lo que suponía su santidad, omnipotencia, sabiduría, amor… Después
de ser admitido a contemplar su esencia, uno no sólo la comprende, sino que
además la ve. Es decir, uno ve su santidad, su amor, su sabiduría, etc, etc. El
espíritu al ver aquello se llena de tal amor, de tal veneración, que jamás, bajo
ningún concepto, quiere separarse de ello. Por eso el pecado pasa a ser
imposible.
El demonio queda irremisiblemente ligado a lo que ha escogido, desde el
momento en que Dios decide no insistir más. Llega un momento en que Dios
decide no enviar más gracias de arrepentimiento. Pues cada gracia de
arrepentimiento sólo puede ser superada, sólo puede ser vencida, afirmándose
más en el odio. Llega un momento en que Dios ve que enviar más gracias sólo
sirve para que el demonio afiance más lo que ha escogido su voluntad. Llega
un momento en que Dios Amor da la espalda (1) y deja a su hijo que siga su
camino. Deja que el demonio siga su vida aparte.
Por un lado podríamos decir que no hay un momento único en que el ángel se
transforme en demonio, sino que se trata de un proceso lento, gradual,
evolutivo. Pero por otro lado por largo que haya sido ese proceso previo (y
posterior) sí que hay un momento preciso en el que el espíritu angélico tiene
que tomar la decisión de rechazar o no a su Creador.
Ya se ha dicho que en ese proceso cabe la marcha atrás, esa es la celestial
batalla angélica de la que habla Ap 12, 7-9. Pero llega un momento de esa
batalla, en que ya los demonios se alejan y se alejan. No tendría sentido seguir
insistiendo. El Creador respeta la libertad de cada uno.
El demonio aparece en las pinturas y esculturas deforme, es muy adecuado
ese modo de representarlo, pues es un espíritu angélico deformado. Sigue
siendo ángel, es sólo su inteligencia y su voluntad lo que se ha deformado,
nada más. En lo demás sigue siendo tan ángel como cuando fue creado. El
demonio en definitiva es un ángel que ha decidido tener su destino lejos de
Dios. Es un ángel que quiere vivir libre, sin ataduras. La soledad interior en que
se encontrará por los siglos de los siglos, los celos de comprender que los
fieles gozan de la visión de un Ser Infinito, le llevan a echarse a sí mismo en
cara su pecado una y otra vez. Se odia a sí mismo, odia a Dios, odia a los que
le dieron razones para alejarse.
Pero no todos sufren lo mismo. Unos ángeles en la batalla se deformaron más
y otros menos. Los que más se deformaron, los más deformes, sufren más. Los
menos deformes sufren menos. Pero una vez más hay que recordar que sólo
es deformidad de la inteligencia y la voluntad.
La inteligencia está deformada, oscurecida, por las propias razones con las que
uno justificó su marcha, su liberación. La voluntad impuso a la inteligencia su
decisión, y la inteligencia se vio impelida a justificar esa decisión. La
inteligencia funcionó como un mecanismo de justificación, de argumentación de
aquelb que la voluntad le fustigaba a aceptar. Como se ve, el proceso tiene una
extraordinaria similitud con el proceso de envilecimiento de los humanos. No
nos olvidemos que los humanos somos un espíritu en un cuerpo. Si
prescindimos de los pecados relativos al cuerpo, el proceso interno psicológico
que lleva a una persona buena a acabar en la mafia, o de guardia en un campo
de concentración o de terrorista, es en sustancia el mismo proceso. En
sustancia, el concepto de pecado, de tentación, de evolución de la propia
iniquidad es igual en el espíritu angélico que en el espíritu del hombre.
Pues los pecados del hombre son pecados del espíritu, aunque los cometa con
el cuerpo.
El niño tiene niñez, pero también el ángel al principio acaba de ser creado y no
tiene experiencia. La persona humana tiene tentaciones de otras personas,
también los ángeles de sus semejantes. El hombre puede pecar por estructuras
mentales tales como la patria, el honor de la familia, por el bienestar de un hijo.
El espíritu angélico también tenía detrás de sí grandes construcciones
intelectuales que, aunque distintas a las humanas, supondrían un complejo
correlato angélico de todo este mundo humano que conocemos.

El diablo en el nuevo testamento

En el Nuevo Testamento se explica el origen del Diablo como uno de los


ángeles de Yahvé que se hizo malvado (Juan 8:44). Se infiere que es una
criatura espiritual de la familia Angélica de Yahvé Dios (Job 1:6). Según
manuscritos antiguos (como la Biblia Vulgata Latina de San Jerónimo), el
nombre real de él en el cielo era Lucifer y se le cambió el nombre a Satán
(adversario) por estar en contra de Dios, a causa del deseo por la adoración
que todas las criaturas inteligentes rendían al Creador (Mateo 4:9).

Escogió el mal

1508 Si miras hacia el sol serás inmediatamente iluminado; si miras hacia la


sombra, necesariamente quedarás rodeado de tinieblas. El diablo es malo por
haber escogido la maldad libre y conscientemente, no porque su naturaleza
esté de por sí en oposición con el bien (SAN BASILIO, Sermon 15).

Su actuacion constante cerca del hombre

1509 Siempre está ojo avizor contra nosotros el enemigo antiguo; no nos
durmamos. Sugiere halagos, pone celadas, introduce malos pensamientos y,
para llevarnos a dolorosa ruina, pone delante lucros y amenaza con perjuicios.
Todos ahora y cada uno es probado, cada cual a su modo (SAN AGusTiN,
Sermon 6).

1510 Las cosas que proceden de la naturaleza y las que parten de nuestra
voluntad, son de poca importancia, comparadas con la guerra implacable que
nos tiene declarada el demonio (SAN JUAN CRISOSTOMO,en Catena
Aurea,vol I, p.374).

1511 Nos dice también San Pedro: Vigilad constantemente, pues el demonio
esta rondando cerca de vosotros como león rugiente ,que busca a quien
devorar. Y el mismo Jesucristo nos dice: Orad sin cesar, para que no caigáis en
la tentación: es decir, que el demonio nos acecha en todas partes. De manera
que es preciso contar con que, en cualquier parte o en cualquier estado que
nos hallemos, nos acompañará la tentación (SANTO CURA DE ARS, Sermon
sobre las tentaciones).

1512 Nuestro enemigo el diablo nos rodea siempre, tratando de quitarnos la


semilla de la palabra que ha sido puesta en nosotros (SAN ATANASIO, en
Catena Aurea, vol. Vl, p. 396).

La tentación
1513 Como general competente que asedia un fortín, estudia el demonio los
puntos flacos del hombre a quien intenta derrotar, y lo tienta por su parte más
débil (SANTO TOMAS, Sobre el Padrenuestro, 1. c., p. 162).

l514 Sus armas son la astucia, el engaño y la torpeza espiritual y sus despojos
los hombres engañados por él (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 30).

1515 Dos pasos del diablo: primero engaña, y después de engañar intenta
retener en el pecado cometido (SANTO TOMAS, Sobre el Padrenuestro, 1. c. ,
p. 163).

1516 Las tentaciones de Nuestro Señor son también las tentaciones de sus
servidores de un modo individual. Pero su escala, naturalmente, es diferente: el
demonio no va a ofreceros a vosotros ni a mí todos los reinos del mundo.
Conoce el mercado y, como buen vendedor, ofrece exactamente lo que calcula
que el comprador tomará. Supongo que pensará, con bastante razón, que la
mayor parte de nosotros podemos ser comprados por cinco mil libras al año, y
una gran parte de nosotros por mucho menos. Tampoco nos ofrece sus
condiciones de modo tan abierto, sino que sus ofertas vienen envueltas en toda
especie de formas plausibles. Pero si ve la oportunidad, no tarda mucho en
señalarnos a vosotros y a mí cómo podemos conseguir aquello que queremos
si aceptamos ser infieles a nosotros mismos y, en muchas ocasiones, si
aceptamos ser infieles a nuestra lealtad catolica (R. A.KNOX, Sermones
pastorales, P. 79).

Trata siempre de sembrar la confusión

1517 El diablo no permite a aquellos que no velan, que vean el mal hasta que
lo han consumado (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p.
345).

1518 Suponed, por ejemplo, que sobre las calles de una populosa ciudad
cayera de repente la oscuridad; podéis imaginar, sin que yo os lo cuente, el
ruido y el clamor que se produciría. Transeúntes, carruajes, coches, caballos,
todos se hallarían mezclados. Asi es el estado del mundo. El espíritu maligno
que actúa sobre los hijos de la incredulidad, el dios de este mundo, como dice
S. Pablo, ha cegado los ojos de los que no creen, y he aquí que se hallan
forzados a reñir y discutir porque han perdido su camino; y disputan unos con
otros, diciendo uno esto y otro aquello, porque no ven (CARD.J. H. NEWMAN,
Sermon para el Domingo II de Cuaresma. Mundo y pecado).

1519 El lobo roba y dispersa las ovejas, porque a unos los arrastra a la
impureza, a otros inflama con la avaricia, a otros los hincha con la soberbia, a
otros los separa por medio de la ira, a este le estimula con la envidia, al otro le
incita con el engaño. De la misma manera que el lobo dispersa las ovejas de un
rebaño y las mata, así también hace el diablo con las almas de los fieles por
medio de las tentaciones (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 14 sobre los
Evang.).
1520 Siendo un ángel apostata, no alcanza su poder mas que a seducir y
apartar el espíritu humano para que viole los preceptos de Dios, oscureciendo
poco a poco el corazón de aquellos que tratarían de servirle, con el propósito
de que olviden al verdadero Dios, sirviéndole a el como si fuera Dios. Esto es lo
que descubre su obra desde el principio (SAN IRENEO, Trat. contra las
herejias, 5).

1521Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo


verdadero, para encubrir con apariencia de verdad el testimonio del engaño
(SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. IV, p. 76).

En la hora de la muerte

1522 Debemos procurar pensar con santo temor cuan furioso y terrible se
presentará el demonio en el día de nuestra muerte, buscando en nosotros sus
obras; cuando vemos que se presentó a Dios al morir en su carne, y buscó
alguna de sus obras en Aquel en quien nada pudo encontrar (SAN GREGORIO
MAGNO, Hom. 39 sobre los Evang.).

Trata de aprovechar cualquier circunstancia y estado de animo especialmente


la tristeza

1523 Alguien podría quizá preguntar: ¿como se explica que el diablo utilice las
citas de la Sagrada Escritura?

No tiene mas que abrir el Evangelio y leer. Encontrará escrito: Entonces el


diablo lo tomo—se trata del Señor, del Salvador—y lo puso sobre lo alto del
templo y le dijo: si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo; pues está escrito:
te he encomendado a los ángeles, los cuales te tomarán en sus manos para
que tu pie no tropiece con ninguna piedra (Mt 4, 5-6).

¿Que no hará a los pobres mortales el que tuvo la osadía de asaltar, con
testimonios de la Escritura, al mismo Señor de la majestad? (SAN VICENTE
DE LERINS, Conmonitorio, n. 26).

1524 Después (de cometido el mal) el diablo exageró de tal manera su tristeza
que llego a perder al desgraciado. Algo semejante pasó en Judas, pues
después que se arrepintió no supo contener su corazón, sino que se dejó llevar
por la tristeza inspirada por el diablo, la cual le perdió (ORIGENES, en Catena
Aurea, vol. III, p. 346).

El pecador queda, en cierto modo, bajo la potestad del demonio

1525 De la misma manera que la nave (una vez roto el timón) es llevada a
donde quiere la tempestad, así también el hombre, cuando pierde el auxilio de
la gracia divina por su pecado, ya no hace lo que quiere, sino lo que quiere el
demonio (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p.
1526 Cuando el demonio se aparta de alguno, acecha el instante oportuno, y
cuando le ha inducido a un segundo pecado, acecha la ocasión para el tercero
(ORIGENES, en Catena Aurea, vol. III, p. 346).

"No tiene tanto poder para vencernos como para tentarnos". Incluso tiene
limitado el poder de tentar

1527 El afirmar que estos enemigos se oponen a nuestro progreso, lo decimos


solamente en cuanto nos mueven al mal, no que creamos que nos determinen
efectivamente a él. Por lo demás, ningún hombre podría en absoluto evitar
cualquier pecado, si tuvieran tanto poder para vencernos como lo tienen para
tentarnos. Si por una parte es verdad que tienen el poder de incitarnos al mal,
por otra es también cierto que se nos ha dado a nosotros la fuerza de rechazar
sus sugestiones y la libertad de consentir en ellas. Pero si su poder y sus
ataques engendran en nosotros el temor, no perdamos de vista que contamos
con la protección y la ayuda del Señor. Su gracia combate a nuestro favor con
un poder incomparablemente superior al de toda esa multitud de adversarios
que nos acosan. Dios no se limita únicamente a inspirarnos el bien. Nos
secunda y nos empuja a cumplirlo. Y mas de una vez, sin percatarnos de ello y
a pesar nuestro, nos atrae a la salvación. Es, pues, un hecho cierto que el
demonio no puede seducir a nadie, si no es a aquel que libremente le presta el
consentimiento de su voluntad (CASIANO, Colaciones, 7).

1528 El diablo tiene un cierto poder; sin embargo, las más de las veces quiere
hacer daño y no puede porque este poder esta bajo otro poder [...], ya que
Quien da facultad al tentador, da también su misericordia al que es tentado. Ha
limitado al diablo los permisos de tentar (SAN AGUSTIN, Sobre el Sermon dde
la Montafla, 2).

1529 El diablo no puede dominar a los siervos de Dios que de todo corazón
confían en El. Puede, sí, combatirlos, pero no derrotarlos (PASTOR DE
HERMAS, Epilogo sobre los Mandamientos, 2).

No conoce directamente la naturaleza de nuestros pensamientos

1530 Los espíritus inmundos no pueden conocer la naturaleza de nuestros


pensamientos. Únicamente les es dado columbrarlos merced a indicios
sensibles o bien examinando nuestras disposiciones, nuestras palabras o las
cosas hacia las cuales advierten una propensión por nuestra parte. En cambio,
lo que no hemos exteriorizado y permanece oculto en nuestras almas les es
totalmente inaccesible.

Inclusive los mismos pensamientos que ellos nos sugieren, la acogida que les
damos, la reacción que causan en nosotros, todo esto no lo conocen por la
misma esencia del alma, antes bien, por los movimientos y manifestaciones del
hombre exterior (CASIANO, Colaciones, 7).

Es "como un gran perro encadenado, que solamente muerde a quienes se le


acercan demasiado"
1531 Nos dice San Agustín, para consolarnos, que el demonio es un gran perro
encadenado, que acosa, que mete mucho ruido, pero que solamente muerde a
quienes se le acercan demasiado (SANTO CURA DE ARS, Sermon sobre las
tentaciones).

Ayuda de los Sacramentos, de la oración, de la limosna y de los sacramentales


para vencer la tentación

1532 Me dices que por qué te recomiendo siempre, con tanto empeño, el uso
diario del agua bendita.—Muchas razones te podría dar. Te bastará, de seguro,
esta de la Santa de Ávila: "De ninguna cosa huyen mas los demonios, para no
tornar, que del agua bendita" (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 5t2).

1533 Dios nos envía amigos, ora sea un santo, ora un angel, para consolarnos
[...]; nos hace sentir con mayor fuerza la eficacia de sus gracias a fin de
fortalecernos y armarnos de valor. Mas, al recibir los sacramentos, no es un
santo o un ángel, es El mismo quien viene revestido de todo su poder para
aniquilar a nuestro enemigo. El demonio, al verle dentro de nuestro corazón, se
precipita a los abismos; aquí tenéis, pues, la razón o motivo por el cual el
demonio pone tanto empeño en apartarnos de ellos, o en procurar que los
profanemos. En cuanto una persona frecuenta los sacramentos, el demonio
pierde todo su poder sobre ella (SANTO CURA DE ARS, Sermon sobre la
perseverancia)

1534 (Mas libranos del mal). Nada queda ya que deba pedirse al Señor cuando
hemos pedido su protección contra todo lo malo; la cual, una vez obtenida, ya
podemos considerarnos seguros contra todas las cosas que el demonio y el
mundo pueden hacer. ¿Que miedo puede darnos el siglo, si en el tenemos a
Dios por defensor? (SAN CIPRIANO, en Catena Aurea, vol. II, pp. 371-372).

1535 Ningun poder humano puede ser comparado con el suyo y solo el poder
divino lo puede vencer y tan solo la luz divina puede desenmascarar sus
artimañas. El alma que hubiera de vencer la fuerza del demonio no lo podrá
conseguir sin oración ni podra entender sus engaños sin mortificación y sin
humildad (SAN JUAN DE LA CRUz, Cantico espiritual, 3, 9).

1536 Donde se da limosna no se atreve a penetrar el diablo (SAN JUAN


CRISOSTOMO, Hom. sobre la l.a Epistola a los Colosenses, 35).

La ayuda del Angel Custodio

1537 Acude a tu Custodio, a la hora de la prueba, y te amparará contra el


demonio y te traerá santas inspiraciones (J. ESCRIVA DE BALAGUER,
Camino, n. 567).

El humilde vence al demonio

1538 Refiérese en la vida de San Antonio que Dios le hizo ver el mundo
sembrado de lazos que el demonio tenía preparados para hacer caer a los
hombres en pecado. Quedó de ello tan sorprendido que su cuerpo temblaba
como la hoja de un árbol, y dirigiéndose a Dios le dijo: "Señor, ¿quien podrá
escapar de tantos lazos?" Y oyó una voz que le dijo: "Antonio, el que sea
humilde; pues Dios da a los humildes la gracia necesaria para que puedan
resistir a las tentaciones; mientras permite que el demonio se divierta con los
orgullosos, los cuales caerán en pecado en cuanto sobrevenga la ocasión. Mas
a las personas humildes el demonio no se atreve a atacarlas" (SANTO CURA
DE ARS, Sermon sobre la humildad).

La ayuda de la Virgen

1539 El príncipe de este mundo ignora la virginidad de María y su parto y la


muerte del Señor: tres misterios resonantes cumplidos en el silencio de Dios
(SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los Tralianos, 9, 1).

l540 ¿Que por momentos te faltan las fuerzas?—¿Por qué no se lo dices a tu


Madre: "consolatrix afflictorum, auxilium christianorum... spes postra, regina
apostolorum"? (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 515).

1541 ¡Que cosas nos dicen los santos de Maria! "¡Quién volvió a su casa sin
alegría ni gozo, despues de haber pedido a María, la Madre del Señor, lo que
deseaba? (SAN AMADEO, Homilías).

1542 Así como Eva fue seducida por un ángel para que se alejara de Dios,
desobedeciendo su palabra, así María fue notificada por otro ángel de que
llevaría a Dios en su seno, si obedecía su palabra. Y como aquella fue inducida
a no obedecer a Dios, así ésta fue persuadida a obedecerlo, y de esta manera
la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva (SAN IRENEO, Trat.
contra las herejias, 5).

1543 En todo peligro puedes alcanzar la salvación de esta Virgen gloriosa; por
eso se dice: Mil escudos—mil remedios contra los peligros—cuelgan de ella
(Cant 4, 4). Igualmente, para cualquier obra virtuosa puedes invocarla en tu
ayuda; por eso dice Ella misma: En mí esta toda esperanza de vida y de virtud
(Eclo 24, 25) (SANTO TOMAS, Sobre el Avemaria, 1. c., p. 182).

Demonio.- "Nadie conoce los lazos en que está preso, ni los que el demonio le
prepara: nosotros somos semejantes a las gentes entregadas al vino, que no
perciben los cordeles con que los van a atar, ni sienten cuando los atan. (s.
Efren., -de morb.ing.- sent. 9, Tric. T. 3, p.78.)"

"Dios clama por sus Profetas, por sus Apóstoles y Evangelistas, y pocos oyen
su voz; el diablo llama a los hombres por medio de los bailes, canciones y
músicas, y junta una infinidad de gentes. (S. Efren., -Cont. neg. resurrec.- sent.
16, Tric. T. 3, p. 80.)"

"Cuando los demonios se esfuerzan en abatir al alma con el temor y


desesperación, otro tanto la levanta la memoria de la misericordia divina con la
esperanza de los bienes eternos. Porque Aquel que nos dijo, que era necesario
perdonar, no sólo siete veces, sino setenta veces siete, perdonará con más
bondad a los que esperan de El su salud. (S. Efren., -de Humilit. compar.- sent.
22, Tric. T. 3, p. 80.)"

"El demonio no se introduce tan fácilmente con la tentación de la gloria humana


en los espíritus perezosos y tibios, o en los rudos y pesados, como en los que
son más fervorosos y más ricos de méritos y buenas obras: muchas veces
derriba con la elevación del orgullo a los que no ha podido mover en otros
puntos con los esfuerzos más violentos; pues juzga que cuanto más se han
elevado en santidad, más proporcionados los tendrá para caer en sus
emboscadas. (S. Ambrosio, -Epist. 84,- sent. 168, Tric. T. 4, p. 348.)"

"Veía yo a Satanás que caía del cielo como un rayo: no temamos, pues, a un
enemigo tan débil que tiene que caer. Le dio el Señor libertad para tentar; pero
no le concedió facultad para derribar, si el afecto, por no invocar el auxilio, no
se resbala con facilidad. (S. Ambrosio, lib. de Parad., c. 2, sent. 2, adic. Tric. T.
4, p. 393.)"

"Todo nuestro trabajo y toda la perfección de nuestra vida, consiste en la


vigilancia de nuestro corazón y en el desasimiento de nuestra propia voluntad,
por ser incapaces de ver sus tinieblas y de descubrir las emboscadas que
nuestro enemigo tiene ocultas, si nuestro espíritu no se desprende de] cuidado
de las cosas exteriores, y no entra con aplicación con el examen de sí mismo.
(S. Paulino, Ep. 24, ad Sever., sent. 3, Tric. T. 5, p. 330.)"

"En toda la figura de este mundo que pasa, y por medio de los ojos, da deleite
al corazón, tiene el demonio tendidas las redes; en su hermosura está el lazo y
la espada de la muerte. (S. Paulino, Ep. 2, ad Sever., sent. 3, adic. Tric. T. 5, p.
360.)"

"El demonio se esfuerza contra vosotros con mayor rabia cuando ve que
procuramos arreglar nuestra vida; y cuando advierte que hemos trabajado en
llenar el navío de nuestro corazón con más preciosos tesoros de gracias, hace
todo cuanto puede para cansamos un naufragio mortal. (S. Juan Crisóst., sent.
1, Homil. 1, ad popul. Antioch., Tric. T. 6, p. 300.)"

"Si el demonio no se atreve a entrar en ninguna casa en donde está el


Evangelio, mucho menos se atreverá a entrar o introducir el pecado en un alma
que continuamente se emplea en leerle. Santificad, pues, vuestra alma y
vuestro cuerpo teniendo siempre en vuestro cuerpo y en vuestra alma el Santo
Evangelio. (S. Juan Crisóst., Horni. 32, in c. 3, S. Joann., sent. 79, Tric. T. 6, p.
313.)"

"Entre tanto que el demonio nos combatiere sólo por fuera, seremos bastante
fuertes para resistirle; pero si le abrimos una vez la puerta de nuestra alma y
dejamos entrar este peligroso enemigo, sabed que ya no tendremos fuerzas
para defendernos. (S. Juan Crisóst., Sern. de pec. non evulg., n. 4, sent. 224,
Trie. T. 6, p. 345.)"

" ¡Qué astuto es el diablo! Como sabe que en la oración alcanzamos de Dios
grandes gracias, se esfuerza cuanto puede para apartar las almas imprudentes
de un ejercicio tan útil. (S. Juan Crisóst., Sen-n. de Canan., n. 10, sent. 247,
Tric. T. 6, p. 350.)"

"Dios prometió un Reino y los hombres le desprecian. El diablo les prepara un


infierno, y le honran y obedecen, siendo así, que el uno es Dios, y el otro no es
más que un demonio y la más vil de todas las criaturas, (S. Juan Crisóst.,
Homi. 6, c. 2, sent. 263, Tric. T. 6, p. 354.)"

"Aunque el demonio es el que nos inspira el amor carnal, con todo eso, de
nosotros mismos viene; porque proviene de las compañías, de las lisonjas y de
la ociosidad. A la verdad, que tiene tanta fuerza la costumbre, que impone
como una necesidad a la naturaleza.

Si la costumbre tiene eficacia para producir el amor malo, no tiene menos para
extinguirlo, y así hemos visto que muchos han dejado de amar, porque han
cesado de ver. (S. Juan Crisóst., Homi. 5, c. 5, ad Corinth., sent. 335, Tric. T. 6,
p. 373.)"

"Así como los que cantan los Salmos están llenos del Espíritu Santo, así los
que cantan canciones disolutas y diabólicas están llenos del espíritu inmundo.
(S. Juan Crisóst., Hom]. 19, sent. 346, Tric. T. 6, p. 376.)"

"El que siempre tiene el infierno delante, no caerá en él: como al contrario, no
le evitará el que le desprecia. (S. Juan Crisóst., Homl. 2, in e. 1, ad Tesal., sent.
365, Tric. T. 6, p. 379.)"

"Dios no permite que el demonio tiente a los fieles, sino en lo preciso para su
adelantamiento espiritual. (S. Agust., Saim. 63, sent. 98, Tric. T. 7, p. 4o3.)"

"El diablo sólo persigue a los buenos y no a los malos, porque estos son sus
amigos y hacen siempre su voluntad. (S. Cesáreo de Arnés, Serm. 10, sent. 2,
Tric. T. 9, p. 44.)"

"Acuérdate, infeliz, que vas caminando entre los lazos del demonio; los cuales,
pro todas partes nacen debajo de tus pies: despierta temiendo que tu sueño te
precipite en la sombra de una funesta muerte. Desengáñate de la ilusión de
una vida larga sobre la tierra, no sea que este error te mantenga en el estado
de la culpa y te tenga por más tiempo encerrado en los hábitos perniciosos.
Ruega sin cesar a Jesucristo, tu Salvador, que haga que todas las aficiones de
tu corazón lleven los frutos de una tierra excelente, y que toda tu vida sea como
una fecunda vid, cuyo fruto merezca ser ofrecido a Dios, y que la reciba su
Divina Majestad con complacencia. (S. Anselmo, Exhort., ad Contempt.
temporal., sent. 2, Tric. T. 9, p. 338.)"

"Más atrevido es el enemigo para envestir por la espalda, que para resistir cara
a cara. (S. Bern., Ep. 11, n. 12, sent. 36, Tric. T. 10, p. 324.)"

"No hay seguridad para el que duerme cerca de una serpiente. (S. Berna., Ep.
241, sent. 60, Trie. T. 10, p. 325.)"
"El que rehusa seguir los preceptos, favorece al tentador. (S. Bern., Serm. 77,
in Cant., sent. 133, Tric. T. 10, p. 330.)"

"Lo que principalmente persigue el demonio es la perseverancia, porque sabe


que a sólo ella se corona. (S. Bem., Ep. 24, sent. 147. Tric. T. 10, p. 330.)"

"Es cambio infeliz y de la mayor locura, por huir del trabajo humano, escoger
con el demonio los ardores eternos. (S. Bern., Tract.de Cont. mund., ad Cler.,
n. 27,ent. 167, tric. T. 10, p. 332.)"

"Nadie conoce los lazos en que está preso, ni los que el demonio le prepara:
nosotros somos semejantes a las gentes entregadas al vino, que no perciben
los cordeles con que los van a atar, ni sienten cuando los atan. (s. Efren., de
morb. ling.- sent. 9, Tric. T. 3, p. 78.)"

"Dios clama por sus Profetas, por sus Apóstoles y Evangelistas, y pocos oyen
su voz; el diablo llama a los hombres por medio de los bailes, canciones y
músicas, y junta una infinidad de gentes. (S. Efren., -Cont. neg. resurrec.- sent.
16, Tric. T. 3, p. 80.)"

"Cuando los demonios se esfuerzan en abatir al alma con el temor y


desesperación, otro tanto la levanta la memoria de la misericordia divina con la
esperanza de los bienes eternos. Porque Aquel que nos dijo, que era necesario
perdonar, no sólo siete veces, sino setenta veces siete, perdonará con más
bondad a los que esperan de El su salud. (S. Efren., -de Humilit. compar.- sent.
22, Tric. T. 3, p. 80.)"

"El demonio no se introduce tan fácilmente con la tentación de la gloria humana


en los espíritus perezosos y tibios, o en los rudos y pesados, como en los que
son más fervorosos y más ricos de méritos y buenas obras: muchas veces
derriba con la elevación del orgullo a los que no ha podido mover en otros
puntos con los esfuerzos más violentos; pues juzga que cuanto más se han
elevado en santidad, más proporcionados los tendrá para caer en sus
emboscadas. (S. Ambrosio, -Epist. 84,- sent. 168, Tric. T. 4, p. 348.)"

"Veía yo a Satanás que caía del cielo como un rayo: no temamos, pues, a un
enemigo tan débil que tiene que caer. Le dio el Señor libertad para tentar; pero
no le concedió facultad para derribar, si el afecto, por no invocar el auxilio, no
se resbala con facilidad. (S. Ambrosio, lib. de Parad., c. 2, sent. 2, adic. Tric. T.
4, p. 393.)"

"Todo nuestro trabajo y toda la perfección de nuestra vida, consiste en la


vigilancia de nuestro corazón y en el desasimiento de nuestra propia voluntad,
por ser incapaces de ver sus tinieblas y de descubrir las emboscadas que
nuestro enemigo tiene ocultas, si nuestro espíritu no se desprende del cuidado
de las cosas exteriores, y no entra con aplicación con el examen de sí mismo.
(S. Paulino, Ep. 24, ad Sever., sent. 3, Tric. T. 5, p. 330.)"

"En toda la figura de este mundo que pasa, y por medio de los ojos, da deleite
al corazón, tiene el demonio tendidas las redes; en su hermosura esta el lazo y
la espada de la muerte. (S. Paulino, Ep. 2, ad Sever., sent. 3, adic. Tric. T. 5, p.
360.)"

"El demonio se esfuerza contra vosotros con mayor rabia cuando ve que
procuramos arreglar nuestra vida; y cuando advierte que hemos trabajado en
llenar el navio de nuestro corazón con mas preciosos tesoros de gracias, hace
todo cuanto puede para cansarnos un naufragio mortal. (S. Juan Crisóst., sent.
1, Homil. 1, ad popul. Antioch., Tric. T. 6, p. 300.)"

"Si el demonio no se atreve a entrar en ninguna casa en donde está el


Evangelio, mucho menos se atreverá a entrar o introducir el pecado en un alma
que continuamente se emplea en leerle. Santificad, pues, vuestra alma y
vuestro cuerpo teniendo siempre en vuestro cuerpo y en vuestra alma el Santo
Evangelio. (S. Juan Crisóst., Homl. 32, in c. 3, S. Joann., sent. 79, Tric. T. 6, p.
313.)"

"Entre tanto que el demonio nos combatiere sólo por fuera, seremos bastante
fuertes para resistirle; pero si le abrimos una vez. la puerta de nuestra alma y
dejamos entrar este peligroso enemigo, sabed que ya no tendremos fuerzas
para defendernos. (S. Juan Crisóst., Sern. de pec. non evulg., n. 4, sent. 224,
Tric. T. 6, p. 345.)"

"¡Qué astuto es el diablo! Como sabe que en la oración alcanzamos de Dios


grandes gracias, se esfuerza cuanto puede para apartar las almas imprudentes
de un ejercicio tan útil. (S. Juan Crisóst., Serm. de Cañan., n. 10, sent. 247,
Tric. T. 6, p. 350.)"
"Dios prometió un Reino y los hombres le desprecian. El diablo les prepara un
infierno, y le honran y obedecen, siendo así, que el uno es Dios, y el otro no es
más que un demonio y la más vil de todas las criaturas. (S. Juan Crisóst.,
Homl. 6, c. 2, sent. 263, Tric. T. 6, p. 354.)"

"Aunque el demonio es el que nos inspira el amor carnal, con todo eso, de
nosotros mismos viene; porque proviene de las compañías, de las lisonjas y de
la ociosidad. A la verdad, que tiene tanta fuerza la costumbre, que impone
como una necesidad a la naturaleza. Si la costumbre tiene eficacia para
producir el amor malo, no tiene menos para extinguirlo, y así hemos visto que
muchos han dejado de amar, porque han cesado de ver. (S. Juan Crisóst.,
Homl. 5, c. 5, ad Corinth., sent. 335, Tric. T. 6, p. 373.)"

"Así como los que cantan los Salmos están llenos del Espíritu Santo, así los
que cantan canciones disolutas y diabólicas están llenos del espíritu inmundo.
(S. Juan Crisóst., Homl. 19, sent. 346, Tric. T. 6, p. 376.)"

"El que siempre tiene el infierno delante, no caerá en él: como al contrario, no
le evitará el que le desprecia. (S. Juan Crisóst., Homl. 2, in c. 1, ad Tesal., sent.
365, Tric. T. 6, p. 379.)"

"Dios no permite que el demonio tiente a los fieles, sino en lo preciso para su
adelantamiento espiritual. (S. Agust., Salm. 63, sent. 98, Tric. T. 7, p. 463.)"

"El diablo sólo persigue a los buenos y no a los malos, porque estos son sus
amigos y hacen siempre su voluntad. (S. Cesáreo de Arnés, Scrm. 10, sent. 2,
Tric. T. 9, p. 44.)"

"Acuérdate, infeliz, que vas caminando entre los lazos del demonio; los cuales,
pro todas partes nacen debajo de tus pies: despierta temiendo que tu sueño te
precipite en la sombra de una funesta muerte. Desengáñate de la ilusión de
una vida larga sobre la tierra, no sea que este error le mantenga en el estado
de la culpa y le tenga por más tiempo encerrado en los hábitos perniciosos.
Ruega sin cesar a Jesucristo, tu Salvador, que haga que todas las aficiones de
tu corazón lleven los frutos de una tierra excelente, y que toda tu vida sea como
una fecunda vid, cuyo fruto merezca ser ofrecido a Dios, y que la reciba su
Divina Majestad con complacencia. (S. Anselmo, Exhort., ad Contempt.
temporal., sent. 2, Tric. T. 9, p. 338.)"

"Más atrevido es el enemigo para envestir por la espalda, que para resistir cara
a cara. (S. Bern., Ep. 11, n. 12, sent. 36, Tric. T. 10, p. 324.)"

"No hay seguridad para el que duerme cerca de una serpiente. (S. Berna., Ep.
241, sent. 60, Tric. T. 10, p. 325.)"

"El que rehúsa seguir los preceptos, favorece al tentador. (S. Bern., Serm. 77,
in Cant., sent. 133, Tric. T. 10, p. 330.)"

Lo que principalmente persigue el demonio es la perseverancia, porque sabe


que a sólo ella se corona (S. Bern., Ep. 24, sent. 147. Tric. T. 10, p. 330)

Es cambio infeliz y de la mayor locura, por huir del trabajo humano, escoger
con el demonio los ardores eternos. (S. Bern., Tract. de Cont. mund., ad Cler.,
n. 27, sent. 167, Tric. T. 10, p. 332.)"

Jerarquias demoníacas

Se clasifican en:

PRIMERA JERARQUÍA
Los más poderosos de los ángeles caídos son los Serafines, Están a las
órdenes de Belcebú, que tienta a los hombres con el orgullo; Leviatán, que es
el líder de los herejes y lleva a los hombres a pecados que repugnan a su fe, y
Asmodeo, príncipe del desenfreno, que arde con el deseo de tentar a los
hombres con el pecado de la lujuria. Por debajo de los Serafines están los
Querubines, encabezados por Balberoth, que agita la sangre para el asesinato
y la blasfemia. Después están los Poderes, al mando de Astaroth, que
promueve la pereza y la ociosidad; Verine, que provoca la impaciencia que
lleva al pecado; Grassil, que quiere ahogar a la humanidad en la inmundicia, y
Sonneillon, que tienta a los hombres al odio contra sus enemigos.
Estos Duques y Archiduques del Infierno apenas tienen algún aspecto humano,
apareciendo en su lugar como perversas mezclas de criaturas: grandes bestias
o dragones, o amenazadoras sombras. Les resulta casi imposible alcanzar la
Tierra, y ejercen su influencia mediante sueños y visiones. Los Satanistas se
ponen en contacto con ellos en busca de su conocimiento y consejo, pero
temen mirar a demonios tan poderosos y por ello lo hacen en la oscurida.

SEGUNDA JERARQUÍA
Estos señores del Infierno son las Dominaciones, encabezadas por Oeillet, que
tienta a la gente para que rompa sus votos, y Rosier, Reina de los Súcubos,
que abre el camino al placer pecaminoso y el amor impuro. Su obra cuenta con
el apoyo de Verrier, Principe de las Soberanías, que susurran palabras de
rebelión contra la autoridad e incita a la gente a rechazar a sus señores. El
último nivel de esta jerarquía es el de las Potestades, al mando de Carreau,
que endurece los corazones de los hombres ante el amor y la fe; y Carnivean,
que hace que la gente ame la obscenidad.
La Segunda Jerarquía es muy activa en la Tierra. Sus príncipes son capaces
en ocasiones de romper sus cadenas y aparecer entre sus siervos. Suelen
asumir formas humanas de gran belleza (en especial Rosier, que aparece
como una hermosa mujer o un hombre muy apuesto). Estos señores del
Infierno son demasiado orgullosos para enzarzarse en vulgares combates y
otros enfrentamientos de poder, y volverán a sus dominios si se les desafia,
lanzando grandes maldiciones contra quien haya osado oponérseles.

TERCERA JERARQUÍA
Las Virtudes están gobernadas por Belias, que lleva a la humanidad a la
arrogancia y los placeres mundanos, distrayendo a los mortales de la virtud con
modas vulgares y enseñando a los niños a ser libertinos y descreidos. Olivier
de los Arcángeles, es el señor de la crueldad, y disfruta abusando de los
pobres y débiles. Por último, los Ángeles Infernales, al mando de Iuvart, son
meros sirvientes y vasallos de los demás señores del Infierno.
La verdadera hueste infernal está compuesta por incontables demonios. Son
los seres convocados al mundo por los satanistas, y los más propensos a
interesarse por los asuntos de la humanidad. Muchos de ellos se muestran
serviles con sus amos del Infierno, pero hay algunos que parecen un tanto
independientes. De acuerdos con los eruditos medievales, hay seis tipos de
demonios con acceso al mundo.

El diablo en la antiguedad

Desde la Antigüedad, la figura del Demonio es temida, pero a su vez admirada.

Para los griegos antiguos y para los judíos contemporáneos de Jesús, el


demonio (daimonera, en griego) era una fuerza o energía interior, nunca un ser
corporal o una persona, como si se tratara de algo bueno o malo. Así, el poeta
Homero poseía un “demonio bueno” que le inspiraba para componer sus
poemas. Las musas no eran personas, sino energías positivas que estaban al
frente de los saberes literarios y estéticos, como la historia, la literatura, la
música, etc. Algo parecido sucedía con los demonios. Los enfermos psíquicos,
como los esquizofrénicos, los psicópatas, etc., se encontraban dominados por
una energía o fuerza negativa, y se decía que poseían un demonio.

En cambio, para el Cristianismo, en los Evangelios el Diablo era el Espíritu


maligno; según algunos, era la personificación del mal, que para existir debía
salir de su abstracción filosófica y convertirse en una persona concreta.

Según los Evangelios, Dios creó el mundo en seis días: la luz, los mares, los
bosques y todos los animales; por último, creó al hombre a su imagen y
semejanza. Como todo el mundo sabe, el séptimo día, descansó.

En principio, los ángeles fueron creados para servir y ayudar a Dios durante la
creación del mundo. Sin embargo, Lucifer, el ángel más poderoso de todos, se
sintió celoso de los hombres, puesto que estos eran los predilectos de Dios, y
ellos unos simples ayudantes. Éste se dio cuenta de que cuando alcanzaran la
perfección, serían incluso los herederos del mundo, y serían incluso más
poderosos que los ángeles. Su envidia y odio hacia los hombres fue creciendo
de tal manera que poco a poco fue separándose de Dios.

Se dice que Lucifer se enamoró de Eva, e incluso que su primer hijo, Caín, fue
fecundado por él, pero esto no deja de ser una leyenda.

Eva desatendió los consejos de Dios y comió el fruto prohibido; Dios los
expulsó del paraíso y desterró a Lucifer y a todos los ángeles caídos al infierno.
Lucifer se convirtió en Satán, el señor del infierno. Desde entonces, los
demonios intentan extinguir a los hombres, y los ángeles se oponen a ellos e
impiden la destrucción del mundo.

Satanismo

El satanismo consta de un número de creencias relacionadas y fenómenos


sociales. Comparten las características de simbolismo, veneración y
admiración por Satán (o figuras similares). Se cree que Satán apareció por
primera vez en la Biblia Hebrea, donde era un ángel que desafiaba la fe de los
humanos y la religión. En el Libro de Job se le denominaba «el Satán (que
significa «el acusador» o "contra de, enemigo de") y actuaba como el delator en
el tribunal de Dios. Un personaje denominado «Satán» fue descrito dentro de
los muchos evangelios de los primeros cristianos como el enemigo cósmico del
hombre y el tentador de Jesús. Se desarrolló mucho más en amplitud y poder
que el portador de Armagedón y Apocalipsis según está caracterizado dentro
del Libro de la Revelación. Las religiones inspiradas por estos textos (judíos,
cristianos y musulmanes) consideran a Satán tradicionalmente como un
adversario o un enemigo; viendo su presencia e influencia en cada aspecto del
papel acusatorio remontándose a la Creación y a la Caída del Hombre. La
figura de Satán fue tratada de manera diversa, especialmente por los cristianos
y musulmanes, como un competidor rebelde o celoso de los seres humanos, y
caracterizado como un ángel caído o demonio dominando el infierno
penitencial, Jesús lo arrojó hacia la Tierra por que en el cielo estaba
extraviando a los ángeles, los seres humanos, vagando por el planeta
compitiendo por almas o proporcionando el ímpetu para todas las parodias
mundanas. Particularmente después de la Ilustración Europea, algunas obras,
tales como El paraíso perdido, fueron tomadas por los románticos y descritas
como la presentación del Satán Bíblico, una alegoría que representa la crisis de
fe, el individualismo, el libre albedrío, la sabiduría y el progresismo. Son pocas
en número aquellas obras que en realidad mostraron a Satán como un
personaje heroico pero sí que existen: George Bernard Shaw y Mark Twain son
dos autores cuyas obras incluyen este precedente en el escrito que fue tomado
por los religiosos satánicos

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