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Introducción
Durante los últimos años, se ha producido una evolución del entrenamiento, o, mejor
dicho, una evolución del conocimiento sobre cómo enseñar los deportes de equipo,
consecuencia lógica, desde nuestro punto de vista, de la tendencia existente en la
actualidad por desarrollar una teoría, un conocimiento específico de los deportes
colectivos o de colaboración-oposición.
Desde nuestra experiencia, esta evolución se produce a lo largo de los años 90,
especialmente en los últimos años, en los que se empieza a establecer una nueva
forma de enseñar. No creemos que se trate de que se utilicen cosas novedosas ni
últimas tecnologías, sino que, realmente, se están utilizando estrategias, métodos de
enseñanza que siempre han existido, que siempre desde la pedagogía o la didáctica
se proponían, pero que hasta ahora no se habían utilizado mucho y que, en la
actualidad, han adquirido más importancia, han ascendido en la escala jerárquica de
métodos utilizados.
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de práctica. Por eso, precisamente, la formación de los técnicos deportivos debe
dotarles de un andamiaje conceptual, de una teoría, que les permita intervenir según
criterios objetivos. Ahora bien, aunque no podamos dar recetas, sí podemos saber
cómo no debe ser el entrenamiento y cuáles pueden ser las líneas maestras en
función del ámbito de intervención y las necesidades. De principio, sabemos que el
entrenamiento será siempre una gran estrategia mixta: proponer siempre la misma
práctica, o el mismo tipo de actividades, no nos permitirá enseñar, mejorar, alcanzar el
nivel óptimo. Por lo tanto, todo entrenamiento, el entrenamiento del baloncesto, debe
ser diseñado en términos de mezcla de estrategias puras” (Martínez de Santos, 2001,
p. 126)
Hasta hace poco tiempo, de las tres fases principales en que podemos dividir cualquier
acción (percepción, toma de decisión y ejecución de los movimientos) solía prestarse
una atención especial a la ejecución. Posteriormente se ha valorado más la fase
de toma de decisiones, a través de ejercicios de entrenamiento más complejos y con
oposición. Pero es cierto que la toma de decisión no es demasiado complicada si el
jugador es bueno en el plano perceptivo. Es decir, igual que con un buen mapa el
camino a seguir es fácil, cuanta más información recoja el jugador antes de tomar la
decisión más posibilidades tendrá de hacer una elección correcta. En este sentido
debemos procurar estimular también el campo visual del jugador en cantidad y calidad.
Podemos decir que el papel que se le atribuye a la técnica a lo largo del tiempo se
expresa en dos corrientes claramente diferenciadas. Por un lado, existe una corriente
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que destaca que su relevancia está representada por su propio gesto, en cuanto
acción biomecánica definida, siendo el parámetro fundamental del desarrollo del juego.
Desde esta perspectiva, se considera a la técnica deportiva como un “modelo ideal” de
la acción de competición.
Por otro lado, existe otra corriente que considera que la importancia de la técnica, no
está tanto en cómo se realice el gesto, sino en la significación que pueda tener la
técnica en el juego. En este sentido, Hernández (1998, p.122) afirma que “la técnica
en los deportes de equipo, sólo tiene sentido cuando se considera dentro del contexto
de la acción de juego, y se hace partiendo de las delimitaciones reglamentarias y con
un sentido estratégico”. En este caso, la importancia no está en que el jugador haga
correctamente el gesto siguiendo un modelo ideal, sino que lo importante, está en que
el jugador sea capaz de alcanzar el objetivo (anotar, llevar el balón a una parte,
pasarlo a un compañero) a través de un gesto, gesto que debe ser capaz de adaptar el
jugador a las circunstancias del juego.
Ya no debemos hablar de técnica como modelo ideal. Debemos hablar más de estilo,
de adaptación de la técnica a la situación. Lo importante es la táctica individual.
Durante el proceso de aprendizaje que el jugador realiza a través de una situación de
enseñanza, “el individuo debe organizar una forma particular de movimiento a fin de
resolver un problema motor que surge en su interacción con el entorno exterior. A
partir de ahí, no se puede comprender el proceso de adquisición sin referirse al
problema que intenta solucionar el que aprende” (Famose, 1992, p 44). Por tanto, para
que una situación de enseñanza requiera del jugador la organización de su
motricidad debe contener un objetivo que ha de conseguir en unas condiciones
determinadas (Jiménez, 2001, p. 88). Este enfoque contempla la técnica deportiva
como un medio para realizar las acciones tácticas, por lo que su enseñanza no se
comprende como un objetivo en sí mismo, sino como solución motriz a un problema
contextual.
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Y esto claramente modifica la orientación y organización del trabajo. Ahora la
propuesta es que el niño, la niña, debe alcanzar un objetivo, y para ello debe utilizar un
gesto, subordinado a alcanzar ese objetivo. Es decir, que ahora el gesto técnico tiene
sentido y está vinculado con la consecución de un objetivo.
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sin defensor realice todos estos movimientos con gran brillantez, el problema surge si
después de cada movimiento aprendido es usado en el momento oportuno, es decir, si
TÁCTICAMENTE el jugador saca partido a sus conocimientos.
Enseñar una habilidad motriz específica desvinculada del problema implica que tenga
poca o ninguna significación para el ejecutante. Veamos por ejemplo la finta de
recepción. Todos hemos visto y hemos trabajado la finta utilizando objetos estáticos
(conos, sillas). Pero, qué es una finta. Si entendemos que una finta es un engaño,
hemos de tener en cuenta que un objeto inanimado no es susceptible de ser
engañado. Si enseñamos a un jugador a hacer un desplazamiento hacia la derecha
para luego ir hacia la izquierda sin ningún oponente al que engañar, ¿qué sentido tiene
para el sujeto realizar dicha actividad?
Por lo tanto, hay que aprender a resolver problemas motores que se sustentan sobre
criterios lógicos y que van a dar lugar a una respuesta motriz. Sin embargo, aprender a
resolver problemas utilizando lo que se conoce como “situaciones distintas”, significa
que lo que el sujeto realmente aprende no son las acciones motrices en sí, sino las
estrategias mentales, los medios que le permiten enfrentarse a un problema lógico
(por ejemplo, se podría afirmar que sirven los mismos criterios lógicos para solucionar
un 2x1 en fútbol que en baloncesto; lo único que cambia es la forma de ejecución
motriz).
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Así pues, el aprendizaje a través de la táctica, es decir, de la capacidad para resolver
mentalmente problemas motores nos podría inclinar a utilizar, ante determinadas
situaciones, la concienciación táctica sobre el perfeccionamiento de la ejecución motriz
o técnica. Sin embargo, para poder llegar a ello, es necesaria una base motriz técnica
mínima que permita poder ejecutar decisiones tácticas que se organizan sobre las
habilidades motrices básicas.
2. Hay que buscar mecanismos de enseñanza en los que se pase por las tres
fases de cualquier acción motriz inteligente. Es necesario en función de lo
mencionado anteriormente, incorporar la oposición, adversarios, obstáculos,
para asimilar los medios técnicos en condiciones tácticas.
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4. Por último, y en base a esta idea de que la técnica está supeditada a la
situación, esto nos debe llevar a plantearnos nuestras programaciones,
especialmente en la iniciación. Es decir, si estamos diciendo que prima el
objetivo por encima del gesto técnico, deberemos programar, secuenciar los
contenidos en función de los objetivos. Por tanto, nuestra programación en la
iniciación no debe ser enseñar el bote de protección, el bote de velocidad, los
pases. Sino más bien, enseñar a que el niño sea capaz de llevar el balón de un
lado a otro del campo, que sean capaces de llevarlo entre varios.
Sin duda, para algunos, esto puede parecer lo mismo, pero cambiando el nombre.
Pero no es así, porque de esta forma estamos priorizando el objetivo y no el gesto. Lo
importante es que un jugador consiga llevar el balón hasta el otro campo y no que
haga bien el bote de velocidad o de protección.
Esta nueva orientación plantea o, mejor dicho, exige tener un conocimiento mucho
más profundo y exacto de los factores que influyen en los deportes de equipo. Es
evidente que, para poder llevar a cabo el proceso de formación deportiva, las
situaciones de enseñanza que propongamos deben contemplar correctamente la
naturaleza del deporte. Las variables fundamentales sobre las que debemos actuar
son:
Bayer (1986, p.77) propone que el modelo pedagógico de los juegos deportivos
colectivos “debe caracterizarse por un contenido donde aparecen conjuntamente los
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elementos específicos de la estructura global del juego, a saber, las relaciones
jugador-balón-adversario-compañero”.
Antón (1990, p.28), considera que “la evolución de las conductas para un mejor
aprendizaje obliga a la interacción continuada y progresiva de las diferentes variables
o elementos estructurales constantes que se dan en balonmano: balón, meta o
portería donde conseguir tantos; espacio o terreno a ocupar o proteger, compañeros
con quien cooperar, adversarios que dificulten la actividad y las diferentes reglas que
precisan y rigen su dinámica”.
Esta idea de contextualización, es recogida por Ruiz y Sánchez (1997, p. 135), cuando
enuncian el principio de la contextualización del entrenamiento: “el entrenador no
puede abusar de una práctica descontextualizada, desconectada de las situaciones
reales de juego y descargadas de significación. El introducir situaciones
contextualizadas permite construir al deportista escenarios reales de decisión y no
supuestos cerrados que difícilmente surgen durante la competición”.
Por ello, los métodos y medios de entrenamiento, así como los ejercicios y juegos,
deben estar dirigidos siempre hacia las exigencias complejas de la actividad
competitiva, introduciendo progresivamente al jugador en este tipo de situaciones,
alejándolo de las prácticas aisladas, cerradas, donde se adquieren automatismos que
no se asemejen a la realidad (Lasierra y Lavega, 1993; en Jiménez, 2001).
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el principio de la manipulación de la complejidad de las situaciones (es necesario
crear las situaciones de práctica en las que los elementos de complejidad sean
introducidos progresivamente) (Ruiz y Sánchez, 1997).
b. Comunicación por parte del profesor al alumno esa solución (Sánchez, 1989).
Son métodos basados en la lógica del pensamiento adulto que realiza un análisis de
los elementos técnicos y los fracciona para, progresivamente, asimilar las distintas
partes. Se caracterizan por un excesivo directivismo por parte del profesor y que basa
su comunicación con los alumnos en unas explicaciones detalladas y en una serie de
correcciones al respecto (Ruiz, García y Casimiro, 2001).
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para conseguir ese objetivo (recordar lo comentado anteriormente). “Creemos que en
la etapa de iniciación se pueden utilizar estilos como la resolución de problemas
cuando comenzamos a enseñar habilidades genéricas más relacionadas con nuestra
práctica deportiva, y el descubrimiento guiado cuando comenzamos a enseñar las
habilidades específicas más básicas y sencillas” (Giménez y Castillo, 2001, p. 4).
Estos métodos activos proponen situaciones reales de juego adaptadas al nivel de los
participantes, donde los gestos técnicos son deducidos a partir de la situación real de
juego de manera individual, sin establecer criterios generales de eficacia
estandarizados. Estos métodos proponen una técnica de enseñanza por indagación,
ya que el profesor plantea una tarea sin determinar la manera en que debe afrontarse.
El conocimiento del resultado no va enfocado a la corrección de la ejecución sino a
inducir a los alumnos a la reflexión (Ruiz, García y Casimiro, 2001).
“Una de las cualidades básicas del profesor eficaz recae en su capacidad para
seleccionar modificaciones apropiadas del juego deportivo, exagerando determinadas
conductas tácticas con el propósito de diseñar un juego más simple a nivel técnico y
de menor exigencia táctica” (Méndez, 1999b).
Como afirma Cárdenas (2001), una forma de utilizar esta técnica de enseñanza es a
través de los juegos con normas, entendiéndolos como aquellas “tareas motrices
donde los jugadores, en condiciones de superioridad, igualdad o inferioridad, tratan de
superar a los contrarios, y en las que se establecen unas reglas que favorecen la
aparición de ciertas conductas motrices específicas” (p. 20). Entre las ventajas de
utilizar esta técnica de enseñanza, Cárdenas (2001) y Brüggeman y Albrecht (1995; en
Morcillo y Moreno, 2000) señalan:
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c. Permite el desarrollo o mejora de varios contenidos de juego simultáneamente,
por lo que se produce un aprendizaje global y un ahorro de tiempo.
Según Cárdenas y López (2000, en Cárdenas, 2001), las reglas pueden ser de varios
tipos:
3. Reglas que obligan a realizar determinado gesto técnico (Ej: 1x1 en todo el
campo, en el que el jugador con balón debe realizar 4 cambios de dirección
antes de tirar)
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5. Dotar la práctica deportiva de la máxima variabilidad de experiencias.
5. Variedad en la práctica
Una vez expuestos aquellos factores que, desde nuestro punto de vista, modifican el
proceso de enseñanza en un deporte como el baloncesto, presento ahora ideas o
normas sobre cómo manipular aquellos factores de los que hemos hablado
anteriormente para diseñar los ejercicios y establecer las lógicas progresiones de
enseñanza. De esta forma, y manejando estos factores, conseguiremos respetar el
principio de la variedad, diseñando entrenamientos más divertidos (tanto para el
jugador como para el entrenador) y específicos con ejercicios nuevos. Las diferentes
posibilidades metódicas nos permiten modificar el grado de dificultad de las distintas
tareas y, por tanto, nos permiten dirigirlas a jugadores de diferente nivel adaptando la
dificultad.
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Fradua (2001) nos propone el siguiente procedimiento para un diseño adecuado de
tareas:
A partir de aquí, el autor (Fradua, 2001) propone diseñar las tareas teniendo en cuenta
las tendencias actuales en la enseñanza y el entrenamiento, que de forma
esquemática las resume en los siguientes principios:
Partiendo de estas ideas, y teniendo en cuenta las variables que consideramos más
importantes para la enseñanza del baloncesto, proponemos algunas estrategias para
diseñar tareas específicas:
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los ejercicios que proponemos lo ignoramos, e incluso, enseñamos cosas contrarias al
reglamento. Muy clásico es un ejercicio de contraataque como el contraataque de 11
donde el jugador que coge el rebote vuelve a atacar. ¿Cómo es posible esto?, ¿ataca
dos veces?, y si hay canasta, ¿no saca de fondo? Esto no es más que un pequeño
ejemplo. Pero a nosotros nos parece algo fundamental y prioritario a la hora de diseñar
el ejercicio. Debemos respetar la dinámica establecida por el reglamento. No podemos
decir a un jugador que defienda dos veces seguidas, o que ataque dos veces
seguidas, no, el ciclo normal es que el que defiende ataca después y al revés.
Brüggeman y Albrecht (1996, en Morcillo y Moreno, 2000) nos proponen las reglas de
provocación, como aquellas que su cumplimiento favorece la realización de algún
elemento del juego, consiguiendo de esta manera la repetición necesaria para un
proceso de aprendizaje.
A las citadas reglas, Morcillo y Moreno (2000) añaden las reglas inespecíficas o no
habituales, refiriéndose a aquellas reglas que incluyen algún aspecto que no se da en
el juego, pero que puede favorecer la consecución del objetivo previsto (por ejemplo,
en una situación de 4x4, el jugador que tira a canasta debe tocar la línea de fondo
antes de bajar a defender, generándose una situación momentánea de 4x3 que
favorece la finalización del contraataque).
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Por lo tanto, no debemos considerar al reglamento como algo abstracto, lejano de los
entrenamientos y presente solo en la competición. Lejos de ser un marco de
restricciones, es un marco de actuación, con un gran significado estratégico/táctico.
Pero su aplicación no debe ir solo en el sentido de utilizar las reglas durante el diseño
de los ejercicios, sino también teniendo en cuenta lo que anteriormente denominamos
ciclo de juego. En el diseño de las situaciones también debemos tener presente este
hecho y plantear que siempre después de defender el jugador ataque y viceversa.
b) El espacio: Este es uno de los factores sobre el que solemos actuar más a la hora
de diseñar el ejercicio. Podemos modificarlo de las siguientes formas:
● Trabajar en todo el campo. Trabajar con mucho espacio facilita la acción del
ataque y dificulta la acción de los defensores
● Modificar la forma del espacio de juego (por ejemplo, las canastas pueden
estar en vez de enfrentadas, una perpendicular a la otra), de esta forma,
conseguimos mejorar la orientación y organización espacial, al mismo tiempo,
que se incrementan las demandas perceptivas y de los procesos de atención.
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● Defender espacios determinados, bien debajo del aro, o bien a lo largo del
campo
c) El tiempo: Este es otro de los factores estructurales del baloncesto, pero rara
vez lo manipulamos a la hora de diseñar los ejercicios. Es el gran olvidado.
Creemos que, simplemente con introducir el factor tiempo en los entrenamientos
ya daremos un paso importante para que los jugadores tengan sentido del ritmo.
Pero, además, podemos modificarlo de las siguientes formas:
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los atacantes, favorece la aparición de ayudas o de situaciones de 2x1) o en
igualdad numérica
● Restringir las acciones de los atacantes, limitando sus acciones a nivel físico
(no se puede saltar, obligando a recibir el balón y soltarlo en el aire,...) o a nivel
técnico (botando un balón cada atacante o teniendo un balón cada uno en sus
manos, solo pudiendo utilizar una mano).
● Alternar el lado de juego con objeto de mejorar las ejecuciones del lado no
dominante.
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Las anotaciones: Según nuestro parecer, creemos que este es uno de los
factores que siempre debemos tener presente en los ejercicios que diseñemos.
Si no es en forma de canasta, que al menos sea en forma de objetivo o meta a
conseguir. Ya que el ataque tiene como objetivo conseguir meter canasta y la
defensa tiene como objetivo defender algo, la canasta, la línea de fondo.
Podemos modificar este factor de las siguientes formas:
● Tener varias canastas, de tal forma que solamente se defienda una y se ataque
en cualquiera de las otras, se defienda y se ataque en varias canastas a la vez
(1x1 en varias canastas). De esta forma mejoramos la orientación espacial, la
capacidad de percibir los espacios libres, aumenta la cooperación en los
grupos.
● Utilizar metas de diferentes dimensiones. Atacar una meta pequeña (un cono)
facilita la defensa en zona, mientras que una meta más grande (la línea de
fondo) estimula la defensa individual. (Torpe, bunker y Almond, 1986; en
Méndez, 1999b)
Por último, señalar que también podemos modificar los ejercicios actuando
sobre el balón de juego. Bien jugando con más de un balón simultáneamente
(lo cual incrementa las demandas perceptivas y coordinativas), bien cada
jugador transporta su balón (ya sean atacantes o defensores) y además existe
un balón de juego, bien modificando el balón de juego (más grande, más
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pequeño, con menos presión, utilizando otro tipo de balón, la forma del balón,
el peso del balón...).
Para finalizar, nos gustaría comentar que esta nueva orientación en el proceso
de enseñanza-aprendizaje no solo ha proporcionado cambios en los ejercicios
que diseñemos, sino que también debe suponer modificaciones en la actuación
del entrenador, del profesor, durante la sesión. En este sentido, queremos
comentar dos cuestiones.
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proporcionar al niño información. Si estamos proponiendo una metodología
participativa, donde el entrenador propone problemas para que sean resueltos,
las correcciones, las informaciones que demos a los jugadores no deben ser
directivas. También deberán ser correcciones mediante la búsqueda, que
hagan participar al jugador, reflexionar porque se debe hacer tal cosa o,
simplemente, reflexionar sobre lo que ha hecho.
Bibliografía
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● BAUR, J. (1993) Ricerca e promozione del talento nello sport, Rivista di Cultura
Sportiva, suplemento a SdS, 28-29, pp. 4-20.
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● HERNÁNDEZ, J. (2000) La iniciación a los deportes desde su estructura y
dinámica. Zaragoza, Inde.
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● MORCILLO, J.A. y MORENO, R. (2000) Fundamentos teórico-prácticos para la
creación de situaciones de enseñanza-entrenamiento en fútbol. Lecturas:
Educación Física y Deportes, Revista Digital, 21, (en línea).
http://www.efdeportes.com/efd21a/futbol.htm
<http://efdeportes.com/efd21a/futbol.htm>. (consulta: 5 diciembre 2001)
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