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Muchas veces estamos tan absortos en nuestro propio mundo, en esos universos

mentales que todos nos construimos, que no dejamos que nos entre nada más. Está
bien, no, está muy bien ser consciente de los propios talentos y tenerlos en
cuenta, son una muy útil herramienta para andar por la vida, atributos con los que
desenvolverse en lo personal y en lo profesional. Pero de la misma forma de la que
somos autoconscientes de nuestras habilidades, también hemos de serla de las
habilidades de otros. No vivimos solos en el mundo, y todos no podemos hacerlo
todo. Hay talentos ajenos que maravillan no sólo por la utilidad práctica en sí
misma, sino también por la capacidad de crear belleza y enriquecer el entorno de
una forma que uno mismo no sabe.

No hablo de inmolar la totalidad del propio tiempo de cada uno para convertirse en
espectador permanente de las habilidades ajenas, contemplando siempre sin actuar ni
hacer nada propio. Me refiero más bien a saber valorar además de a uno mismo, a las
capacidades ajenas y la voluntad de emplearlas, sea cual sea el resultado final.
Por supuesto siempre se abre la posibilidad de unir fuerzas y combinar habilidades
para lograr objetivos comunes entre personas con inclinaciones afines o
complementarias como entre músicos y escritores. La colaboración es un ancestral
arte que el ser humano domina y no debe dejar de poner en práctica, ya que en la
carretera de la vida, es sano circular con compañeros de viaje que se dirijan a
metas similares. Un natural proceder, práctico y gratificante en todo sentido.

Hay que hacer hincapié en detenerse a valorar los talentos de los demás, a nivel
individual y colectivo, por que no siempre están exteriorizados ni señalados de
forma notoria, y ese es un problema que afecta incluso a empresas, que pasan por
alto a posibles empleados muy valiosos para su entidad, en beneficio que pueden
documentar cierta especialización pero que quizás no terminen de encajar en la idea
de la organización que los emplea. Es por ese motivo principal por el que desde
hace años algunas grandes compañías de estados unidos han comenzado a contratar por
aptitudes en lugar de por titulaciones. Han evaluado la situación y han descubierto
que realmente funciona y se obtienen resultados positivos de éste proceder.

En la vida hay muchos tipos de aprendizajes, gran parte de ellos sin final
designado. Descubrir los propios talentos es uno de ellos, y en un aprendizaje que
nunca finaliza, se descubre como hacerlos funcionar para uno mismo y para otros, a
afinarlos, profundizar en su calado y hacerlos evolucionar. Parte esencial del
aprendizaje vital es saber identificar los talentos de los demás y su alcance,
porque la vida no sólo depende de los propios, y existen habilidades e
inclinaciones naturales más marcadas y poderosas que los simples conocimientos
adquiridos certificados, que pueden ir en contra de los mismos. Valorar los
talentos externos es de una importancia capital, puesto que nuestra empresa,
nuestro empleo y nuestra misma vida puede verse afectada por ello. Desdeñarlo como
hasta ahora puede suponer a la vez un gran error y un riesgo de que desemboque en
un problema.

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