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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

(Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA) 

Facultad de Letras y Ciencias Humanas.

Escuela de Estudios Generales.  

INFORME

Análisis de Lectura de Enrique Dussell y su filosofía política de la liberación

AUTORES:   

● Egusquiza Portella, Angeles Andrea.

● Farfan Sillo, Johel Amador.

● Lozano Heredia, Ximena Julissa

● Martinez García, Fiorella

● Mondragón Alvarado, Luis Angel.

● Valdez Tello, Linda Elena.

DOCENTE: 

Gregory Pek Bardales

Lima - Perú
2022
INTRODUCCIÓN:

La filosofía de la liberación surge en el segundo Congreso Nacional de Filosofía


en Córdoba - Argentina en el año 1971 se basa en los esfuerzos intelectuales
desarrollados desde América latina, un cambio de enfoque para filosofar desde otra
perspectiva dejando al "yo cartesiano". Para 1973 se publica en forma palpable que
se debe filosofar en y desde quienes son oprimidos enfatizando la praxis de su
liberación, un nuevo modo para reflexionar la filosofía histórica, concreta e
inculturada enfocada en la acción. La ética de la liberación que presenta Enrique
Dussel invita a todo el mundo a filosofar, no sólo desde el hemisferio occidental,
sino desde una interpolación normativa que atice las bases del poder constitutivo y
constituyente de las repúblicas latinoamericanas. Dussel nos invita a pensar desde
la perspectiva del otro "Meta-ontología de la alteridad" mientras que la práctica de la
alteridad política se constituye a través de las relaciones sociales por ejercer el
poder en la comunidad (sociedad). La capacidad creativa y transformadora puesta al
servicio de los demás recibe el nombre de “Productividad de la alteridad''. La
propuesta que Dussel brinda es la desvinculación del pensamiento hegemónico
eurocéntrico pues no es nuestra realidad, la de América latina y nuestro deber es
aceptar el nuestro como legítimo pues solo visibilizando al otro se puede pensar
desde esa perspectiva los problemas deontológicos de nuestra sinergia institutiva.
En el análisis realizado se nos presentaron 20 tesis de política de las cuales
Dussel aborda precisamente lo político por medio del cariz filosófico- teórico. Toma
estos enfoques para establecer la trascendencia de la prerrogativa reformista a
través del desarraigo de la dominación, en una especie de “nomophilaquia” que
permita la integridad de regulación de ambos poderes. Por medio de las tesis se
plantean las bases de pensamiento que nos dictaminan establecernos en el
principio ético material, tomar diferentes supuestos de la modernidad y construir una
nueva concepción de "poder" obediencial. En tal sentido, el siguiente informe
pretende interpelar el ideario del filósofo respecto a los diversos mecanismos de
polución y hamartía que distorsionan las fuerzas de poder político, que propician
que la representación democrática se vulnere, y por lo tanto los derechos de
rebelión, re- insitucionalidad y transformación socio-estructural, sean la posibilidad
que preconice un equilibrado sistema de reciprocidad que potencie el desarrollo y la
plétora nacional.

2.-La importancia de la ética como principio gubernamental de un estado para


la responsabilidad de la sociedad en los ámbitos “potentia” y “potestas”:

El gobierno de Fujimori (1990-2000) estuvo marcado por notorios actos de


corrupción, junto a él, y desde la clandestinidad política, estuvo dirigiendo el país
Vladimiro Montesinos, quien tenía un pasado hirsuto, como abogado de
narcotraficantes, donde ejerció junto a Evaristo Porras, jefe del cartel de droga de
Medellín. Uno de los cargos que Montesinos ostentaba fue el de jefe del SIN, de
manera pragmática, más no nombrado de forma oficial. Además, debido a sus
inadecuadas prácticas, emuló un problema de institucionalización en la policía, así
como en las fuerzas armadas. En el gobierno se dieron manejos ilícitos del dinero
enviado para ONG como APENKAI y AKEN desde Japón. Por otra parte, el
entramado fujimontesinista entabló un artificio político de tráfico de influencias y
lavado de activos sobre los fondos de una importadora china Joy Way, así como los
subsidios al SIN. También la institución que se vio afectada fue la ONPE que
mediante un soborno falsificó firmas para la inscripción del partido político Perú
2000. Fujimori también había ganado poder político en el legislativo pues tenía 54
de los 120 congresistas. Estos operaban en torno al oficialismo de forma servil.

A través de lo mencionado, podemos atañer a la acracia en la que ingirieron


los medios de comunicación, en específico, la prensa escrita, catalogada como
“diarios chichas”; respecto a ello, Dussel establece un sinatroísmo en torno a la
importancia de la construcción de la doxa pública como ejercicio democrático a
partir de la potencia meta comunicativa del plebiscito. Ello es parte de la perspectiva
normativa, que agudiza el intersticio de legitimidad; que, durante la dictadura
fujimorista, fue deliberadamente vulnerada y trastocada para el eclipsamiento de
diversos cohechos sistémicos. Por consiguiente, podemos establecer que es
evidente que la sociedad estuvo bajo un gobierno autocrático. Fujimori ejercía el
poder sobre el Estado y no un poder para. Esto trajo consigo al debilitamiento de las
instituciones en ese periodo. Lo instituyente y lo instituido fueron sobrepasados por
el autoritarismo ejercido desde el gobierno, causando de esa forma, la débil y
distrofica participación de la sociedad hacia sus representantes, puesto que la
violencia socio-contextual, acaecía en torno a la obstrucción del ejercicio ciudadano,
tal como el aparato histórico que manifiesta la perspectiva gramsciana, entabla
respecto al miedo como el enio que imposibilita la integridad recíproca entre los
poderes como “potentias y “potestas”. El poder de omisión, la paralipómena que
enraízaba el mecanismo coercitivo que cataliza este proceso de detrimento de las
instituciones, concierne a la injerencia de los medios telecomunicativos. Por otra
parte, en el ámbito de la potentia que es un espacio ideal donde configurar visiones
para la sociedad, debe estar en concordancia con actualización de los parámetros
conceptuados. Esto en el ámbito de las protestas.

El marco normativo por el cual debe regirse una institución y la actividad que
se desarrolla para el desenvolvimiento del Estado deben tener coherencia, pues es
necesario que se siga con la palingenesia metódica del origen del poder en la
potestad del “demos”. Para ello la ética es quien debe regir como principio
normativo, ya que, esta regula el comportamiento humano. De esa forma podemos
saber quién actúa acorde a lo establecido. Es decir, si se actúa legítimamente o se
incurre en ilegitimidad. El gobierno de Fujimori fue dictatorial, es por ello que las
instituciones no fueron de utilidad para las minorías; en dicho gobierno se impulsó
los jueces sin rostro, medida que afectó a personas inocentes. No se llevó a cabo el
debido proceso que respeta el derecho a presunción de inocencia; este derecho fue
totalmente vulnerado. Las instituciones son de suma trascendencia para la
organización administrativa de un Estado. En ese sentido se requiere de
participación ciudadana para el adecuado control del funcionamiento del Estado;
pues en caso contrario quien esté en estos puestos podría ejercer arbitrariamente el
poder acorde a sus intereses. Es necesario una sociedad interpelativa hacia sus
instituciones, crítica respecto a las medidas gubernamentales y comprometida con
el desenvolvimiento de la sociedad en un Estado de Derecho, pues de esa manera
se garantiza el desarrollo y progreso político de la ciudadanía.

3. El ejercicio crítico de la democracia evidenciado en los movimientos


sociales organizados por los “dominados” del Sistema:
Dussel defiende el argumento basado en la situación constante que se vive en
el mundo de la política y que afecta de manera directa a un gran sector de la
población que se encuentra dominado bajo un sistema o Estado que funciona como
superlativo, en el cual, la desfiguración que instaura el poder se transforma en una
especie de “paracracia”,, lo que trae como consecuencia graves daños en los
ciudadanos, que al verse envueltos en una constante disconformidad con las
autoridades que los representan, se sienten desesperanzados y es allí donde el
autor propone la importancia de la unión de fuerzas de manera coordinada por parte
de este sector afectado que busca crear movimientos sociales, con el principio
teleológico de poder contradecir al sector dominante que no se ajusta a las
necesidades que ellos buscan, de este modo para el autor es que se crea un
ejemplo de ejercicio crítico de la democracia, en el cual un grupo de ciudadanos que
no se sienten representados busca cambiar la situación y a través de su unión nace
la posibilidad de que se creen eunomia institucionales. Al respecto, Dussel
preconiza la importancia de la acción política estratégica, a partir del ideario de la
lucha política como parte de un “pólemos” necesario para confrontar los
manierismos de la subordinación hegemónica que germine un “bloque” histórico que
permita visibilizar las demandas y orfandades de aquellas minorías que son los
principales actores sociales que se encuentran desmedrados por la polución del
poder.
El presente argumento se puede justificar con el ejemplo del Movimiento
Social Progresista, ya que se trata del primer movimiento social en el Perú creado
con la finalidad de poder generar un cambio social a través de planteamientos
socialistas basados en: potenciar las capacidades del ser humano, generar un
cambio en la estructura socioeconómica tradicional y un cambio estructural desde
un enfoque social, lo que se ajusta a la idea planteada por el autor, en donde se
observa de igual manera un esfuerzo por parte de un sector que se siente relegado
y busca alzar una voz de protesta con el fin de generar cambios en la coyuntura
actual de un país, a través de la conformación de miembros que buscan una misma
causa y que por consecuencia, trae reformas en la dimensión socio-política. El
poder articulado del pueblo puede permitir una deontología de la liberación, en el
que la disnomia se relegue y vuelva a posibilitarse un orden renovado, propio de la
eisangelia que involucra la volición de hacerse hiperpotentia.
Todo lo presentado nos permite conocer la dinámica que forma parte del mundo
político y que a su vez presenta una influencia filosófica basada en ideas propias de
grupos humanos que buscan generar un cambio a partir de un choque de ideas con
los organismos que los representan, y concordamos que es una realidad punzante,
ya que continuamente se presentan modelos políticos que no logran un
contentamiento en la población, propiciando así el levantamiento que agudice

4. El poder obdedencial y el populismo como herida socio-estructural en


contextos críticos de la realidad peruana:
Dussel plantea la perspectiva de un poder anuente, que denomina obediencial,
obsecuente de parte del instaurador del poder institucional denominado “potestas”,
lo cual atiza la el fragor popular para poder acrisolar un pundonor cooperativista
común, que propicie la volición del sentido de epiekeia y la responsabilidad cívica
hacia un bien o beatificación social mayúscula. Sin embargo, consideramos que
este intersticio político-filosófico posee un carácter parcialmente esencialista e
incluso nomenal ante la condición socio-estructural del poder político en un país
como el nuestro, que tiende a procrear una especie de homoiousian tribal que tiende
a una erística bastante fragmentaria. Un paradigma insular de esta condición de
tribalismo tendiente a la erística sucedió durante el contexto de la reforma de
Velasco Alvarado. Esta noción que Dussel manifiesta, enraíza la responsabilidad del
fronemos social en un determinado circuito estamental, y durante el gobierno
golpista de Velasco, se instauró un sentido de aparente eudemia multidimensional,
desde reforma socioeconómica hasta la impartición de una didascalia educativa que
procuraba acendrar la desinstitucionalización que las escuelas representaban ante
brechas etareas y etnográficas. El conflicto yace en la histona de la representación,
definitivamente, tal como lo manifiesta el filósofo, la amecania con la que una
perspectiva estatal como la velasquiata se instauró, a través de una hematosis
sulfurada por manierismos autarquicos, con un afpan de ultranacionalismo
cerrazónico y consignado hacia una erradicación de la adikia etno-agraria, poseía
una disbiosis intrínseca con respecto a la contradicción entre la democracia que se
pretende proteger y al mismo tiempo hacer inmanente al estípulo “kakistocrata”.
En cierta medida, el acaecimiento de este contexto en nuestro país, permitió
cierta clarividencia sobre la ourea de complejidad que nuestro país como sustrato
heterogéneo solivianta, puesto que el flagelo oligárquico pretendía silenciar la
psicofonía raizal de un hemisferio del “pueblo” que representa el mayor porcentaje
demográfico y al mismo tiempo el de mayor diatriba socio-conductual intrincó desde
la fundación de República. La reforma Agraria y educativa fueron artificios dolosos y
de gran repercusión que despertaron al endriago amainado de un sinecismo social
que necesitaba y merecía visibilización. Esto nos sitúa en el argumento gramsciano
que Dussel esboza, respecto a que el pueblo que fue la maniobra de una isomería
social, en realidad estribaba su valencia a partir de una investidura que resultó nada
pletórica para el desarrollo nacional. Ante ello, consideramos precisa la injerencia de
Hannah Arendt, en la que atañe a la imposibilidad de la predicción y el poder de la
“promesa” del determinado alcibiades que entroniza el pueblo a partir precio de la
reticencia hacia una libertad que no conoce con exactitud sus consecuencias, que
se hace larvaria, y que lejos de preconizar la isegoría saludable, la enferma. En ese
sentido, el punto de no retorno, yace en que la oclocracia es en realidad una
factocracia soslayada y disimulada, que posee un trasfondo tan hegemónico y
cruento como la inanición de la ignorancia.

4. La heterogeneidad política del pueblo y su relación con la coyuntura de


protestas en nuestro país:

Dussel en su teoría, asume la acepción política de pueblo que Gramsci explica,


bajo un enfoque marxista, como el bloque relegado y oprimido de cierto sistema, el
cual puede aceptar contrariedades en su base y el mediante el cual, sería el núcleo
principal para la liberación de los individuos de un poder hegemónico que los
oprime, un buen ejemplo estriba en Althusser con su enfoque respecto de las
ideologías positivas y la lucha entre la ideología hegemónica, la de los grupos de
poder y la contrahegemonía que ha sido creada por el pueblo.
Comprendido finalmente el concepto de pueblo que se aplicará, es necesario
introducirnos en la situación actual de nuestro país. Las protestas se han convertido
en ese catafatismo cotidiano, debido a la destitución del expresidente Pedro
Castillo, que ha generado una gran inestabilidad política en nuestro país. Pero es
reconocible que ese descontento no es generalizado, pues muchos grupos
anteriormente buscaban la renuncia del ahora expresidente, mientras ahora otro
grupo busca principalmente el cierre del congreso, al cual tachan de antidemocrático
y consideran que solo velan por sus intereses particulares, algo que corresponde a
lo que Dussell explica como fetichización de las instituciones, pues no representan
al pueblo, dañan lo que el autor describe la “voluntad de vivir” de la población.
Esa disbiosis que se presenta en torno al desarraigo de la soberanía popular, la
cual busca ser representada a través de una figura como es el presidente, es
heterogénea y compleja, no se puede hablar de pueblo en general, pues existen en
la población múltiples intereses y factores que determinan su denuedo y sus
motivaciones idiosincrasia e ideológicas. Por ello, existe una población que protesta
por lo que consideran una vulneración a lo que involucra la kénosis de la
democracia, su soberanía, pero otro grupo considera que están siendo
representados de manera democrática. En tal medida, es propicio atañer al sistema
rawlsiano de justicia social, que envuelve a un sentido de isonomía que entable el
ejercicio de filoxenia moral que permita el desarrollo y procuración de bienestar
hacia las minorías más desventajadas,que, definitivamente, involucra un
desprendimiento noumenal, en el que tanto Dussel como Rawls, dentro del marco
de la “posibilidad”, revelan cierto parnasianismo teorético, que se pragmatiza a partir
de la heterodoxia social y los marcos funcionales del sistema constitutivo. Es cierto
que las posiciones en el caso de nuestro país pueden parecer incluso opuestas,
pues un grupo busca el cambio y otro se siente cómodo en este nuevo statu quo,
por ello es importante crear un consenso entre ambos grupos y las instituciones
representativas en búsqueda de instaurar la soberanía del pueblo de la manera más
homonóica posible, curiosamente, es a través de la potestad discursiva, el
fenómeno de la dianóia metacomunicativa que se ejerce y granjean los aitiones
democratizadores, por ello, consideramos que la democracia representativa debe
consultar a la población y actúe en torno a ella, pues el poder es producto de un
pacto que se crea para que se represente a la población, no es independiente del
pueblo, incluso si este tiene intereses heterogéneos.
Por ello el clima político en nuestro país sugiere una fetichización de las
instituciones públicas, pues existe una población que considera que sus intereses
no son manifestados en las instituciones gubernamentales. Citando un artículo
periodístico de la cadena británica BBC que entrevista a una joven de 27 años que
en sus propias palabras dice "Boluarte está desconectada de su propia tierra", ella
considera que la presidenta no considera las protestas como se deberían y que sus
intereses no están en la población, sino que es inferible en lo dicho, que tendría
intereses particulares. Por ello, en el Perú el clima de protestas parece atizar la
ablución de una población que no encuentra sosiego por el émbolo que significa la
oligarquización del regimen.

5. La voz de desesperación de los peruanos, desde la perspectiva del Poder


Político de la Comunidad como Potentia:

La realidad que nos encontramos atravesando como país, deja relucir la


limerencia de disnomias que los diversos mitos ideológico-políticos han efectuado
en nuestra corteza social. A partir del cáustico y distópico mensaje que la virtual
presidenta Dina Boluarte, manifestó: “salir a matar o morir”, se puede acaecer ante
los principios políticos de la liberación, en el que se manifiesta la búsqueda de
transparencia y clarividencia, pero, que en principio están subsumidos en la
nihilidad, por la negación del conato de aquellos que se encuentran como víctimas
en la égida del poder despótico. En ese sentido, cabe instar el principio crítico de
Dussel respecto a esa taxonomía que linda ese sentido de “epékeina”, de la
vocación política en la que muchos diligentes que se encuentran en las marchas,
revelan ante el sentido de koinónia, la fruición empática que manifiestan ante el
sufrimiento de su pueblo. Este sentido katortomático de la vocación política, enraíza
los filamentos ético-morales que rigen el palimpsesto de principios políticos que
reaccionan ante la sésil insuficiencia procedimental que se pueda ejercer ante las
demandas sociales de los grupos más desfavorecidos.
En esa escala, las marchas que se realizaron ante la dispatía social que
provocó la anomia del poder legislativo a través de Merino, en la que jóvenes
reaccionarios que fueron los telamones del deimos social de la demagogia, como lo
fueron Inti Sotelo y Brayan Pintado, atizan la escara nacional que que lejos de
establecer el armisticio de intersubjetividades que permitan la eugenesia
institucional a través del axioma volente que preconiza la vida de la comunidad, se
estercolen por el suplicio mefítico que determina que existen vidas que no merecen
ser ajusticiadas.. A pesar de ello, los peruanos se siguen uniendo, creando así más
fuerzas para hacer cumplir sus derechos. Maquiavelo (2007) en su libro El príncipe
dice que cuando se fortalece a los débiles y se debilita a los fuertes, se logra que las
confrontaciones se vuelvan un campo de negociación con el fin de crear lo
necesario para la convivencia armónica y sin duda alguna, ese es el propósito de
cada protestante que brega por un sentido de eudemia sociopolítica que avale la
integridad de la comunidad.
Las manifestaciones que se encuentran remeciendo el fulgor de nuestro país, a
escala regional, involucra una catalización clarificadora, que tal como Dussel
manifestó, legitimen los principios normativos de la axiología política, y así las
instituciones que son las causantes del detrimento estructural, se vean obligadas a
redimir de alguna manera el perjuicio instaurado por los alotrios de su perniciosidad
política. Maquiavelo tenía razón al decir que el poder es ejercido por la fuerza y
como dominación; y en este suceso, el Perú lo confirma ya que durante años
algunos crepúsculos de la sociedad con el afán de obtener beneficios individuales
se han unido a las elites traicionando al país, convirtiéndose así en testaferros de
una lucha intestina y parte de la corrupción. A partir de los principios crítico-
democráticos, es que la conformación de una eutimia consensuada entre los
afectados, se podrá ejercer a través de de los sujetos que Dussel confiere como
eucratas de la transformación institucional, pero ello requiere de la participación de
los ya mencionados “políticos por vocación”, que a través del poder obediencial, de
la legislación integral de una suerte de “hekousious”, un voluntarismo perspicuo que
en torno a los movimientos sociopolíticos permitan la factibilidad de una reformación
humanística que se desprenda de la procuración de cármides humanísticas que
permitan cimentar el rendimiento representativo con solidez y ekklesía.

Por las razones anteriores, se puede concluir que miles de ciudadanos que por
medio de las protestas, levantan sus voces en torno a un hálito que aune la
búsqueda de un dikaión mediador ante esa noosfera de contrariedad que significan
los representantes congresales. Por consiguiente, es factible escrutar que a los
altos mandos no les importa usar el diálogo para que la sociedad adquiera poder, en
donde a través de la comunidad como potentia pueda hacer reunir a las voluntades
del pueblo para que así puedan crear arquetipos y propósitos para que la misma
puedan acendrar y establecer orgánicamente hacia las prerrogativas de liberación
colectiva.

6. Conclusión y alternativa de solución:

Dentro del análisis, podemos dilucidar la conducción de la disidencia con el


pensamiento hegemónico-eurocéntrico, en el que Dussel manifiesta la injerencia de
una democracia activa y no únicamente representativa, que procree las necesidades
de una regresión casi apocatástica al poder de ese “oikos” que incinere la
inmanencia demagogica, y atice la resistencia de un compromiso cívico-patriótico.
De este modo, se ha podido establecer la relación con lo vivido durante el gobierno
de Fujimori (1990-2000), en el cual podemos observar actos de corrupción y de un
paisaje político anonimato, dónde los medios significaban un gran agente partidario
de la emisión de información muchas veces descaminada; todo esto
desfavoreciendo a la sociedad, es por ello que se entabló esta comparativa con la
importancia de una ética como principio gubernamental, y la responsabilidad de la
sociedad desde el punto de la potentia y las potestas,. Asimismo, Dussel exterioriza
la presencia de la política sobre la población, porque es a través de esta que se
podrá procurar la auto-gestación dialéctica, la reformulación interpelativa que
permite la reformación del poder como “potestas”.

En ese sentido, podemos plantear como alternativa de solución hacia los


diversos ejes del conflicto de la ilegitimidad constitutiva e institutiva, la ejecución de
una praxis transformativa, tal como Dussel lo arraiga, a través de la impugnación de
ciertos tegumentos de totalidad institucional, en tal punto, es posible enraizarlo con
cierta esfera del reconocimiento hegeliano que Honneth supo propugnar a través del
vínculo de planificación reformativa, no precisamente revolucionaria en el abstruso y
entrópico sentido de la acepción, sino que a través de un criterio de razonabilidad,
tal como lo pudo manifestar el constructivismo rawlsiano, se entretejan a partir del
mecanismo isotímico de la heterogeneidad que involucra la heraclítea conversión
institucional. Nuestro tegumento nacional se encuentra arraigado por maniqueísmos
absorbentes, pero consideramos que la reconfiguración política puede convertirse
en una posibilidad fáctica si empezamos a acrisolar el halo de visibilización, y por lo
tanto de una concientización que parta de lo más hondo del osteoblasto
sociocultural.

Bibliografía:

Movimiento Social Progresista (2021). Nina az


https://www.wiki.es-es.nina.az/Movimiento_Social_Progresista.html

Retamozo, M. (2007). Enrique Dussel: Hacia una Filosofía política de la Libración.

Notas en torno a “20 tesis de política”. Centro de Investigaciones


sociohistóricas.

Quiroz, A. (2013). Historia de la corrupción en el Perú. Instituto de estudios

peruanos.

Maquiavelo, Nicolas. (2007). El Principe. Trotta editores. Barcelona, España

Althusser, Louis. (1993). La Revolución Teórica de Marx. Universidad Nacional

Autónoma de Mexico.

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